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Durante las últimas cuatro décadas, se han identificado más de 500 sitios de ventilación
hidrotermal en el lecho marino en una variedad de entornos tectónicos. Estas fisuras representan
la manifestación en el lecho marino de la convección hidrotermal del agua de mar a través del
sótano oceánico permeable, impulsada por una fuente de calor subterránea. La circulación
hidrotermal tiene efectos fundamentales en la transferencia de calor y masa desde la litosfera a la
hidrosfera, la composición del agua de mar, las propiedades físicas y químicas del sótano oceánico
y los ecosistemas de las fisuras en y por debajo del lecho marino. En esta revisión, comparamos y
contrastamos la química de los fluidos de las fisuras hidrotermales en una variedad de entornos
tectónicos para evaluar los roles relativos de equilibrios entre los fluidos y minerales, separación de
fases, aportes magmáticos, arrastre de agua de mar y cobertura sedimentaria en la producción de
la gama observada de composiciones de los fluidos. Nos centramos especialmente en la actividad
hidrotermal en aquellos entornos tectónicos (por ejemplo, fallas de desprendimiento de dorsales
oceánicas, cuencas de arcos traseros y volcanes de arco insular) donde se ha logrado un progreso
significativo en la última década al documentar las variaciones en la composición de los fluidos de
las fisuras.
Introducción
Uno de los descubrimientos más profundos en la ciencia marina del siglo XX fue la existencia de las
fuentes hidrotermales en el fondo marino y las comunidades biológicas asociadas. Estas fuentes
representan la manifestación en el lecho marino de la convección hidrotermal del agua de mar a
través del sólido lecho oceánico permeable, impulsada por una fuente de calor subsuperficial
(magma o roca caliente). Desde las primeras observaciones de las emisiones hidrotermales en el
Centro de Dispersión de Galápagos en el Pacífico ecuatorial oriental en 1977 (Edmond et al. 1979),
se han identificado más de 500 sitios de emisión hidrotermal en el lecho marino (Beaulieu et al.
2013) (Figura 1). Estos sitios se encuentran en entornos tectónicos que van desde las dorsales
oceánicas (65% de los sitios de emisión conocidos) y los centros de dispersión de arcos traseros
(22%) hasta volcanes de arco insular sumergidos (12%) y volcanes intraplaca relacionados con
puntos calientes (1%) (Baker y German 2004; Hannington et al. 2004, 2005).
Las reacciones entre el agua y las rocas resultan en transferencias de masa química que son
fundamentales para regular la química del agua de mar y determinar los flujos de entrada en las
zonas de subducción (por ejemplo, Alt 1995, Jarrard 2003, Kodolanyi et al. 2012). Aunque las tasas
y direcciones de intercambio químico varían, la circulación hidrotermal ha demostrado ser un
sumidero importante de Mg, SO4 y P, y una fuente de otros elementos, como Fe, Mn, Li, Rb y Cs.
Además, las reacciones entre el fluido y la roca y la desgasificación del magma liberan volátiles,
como H2, CO2 y CH4, que pueden servir como fuentes de energía para ecosistemas microbianos en
y bajo el lecho marino.
En esta revisión, examinamos las composiciones de los fluidos hidrotermales de sitios de emisión
seleccionados que son representativos de diferentes entornos tectónicos y relacionamos las
variaciones observadas con los procesos subsuperficiales dentro del sistema de circulación
hidrotermal. Nuestra revisión enfatiza la actividad hidrotermal en entornos tectónicos donde se ha
logrado un progreso significativo en la última década en la comprensión de los controles sobre la
composición de los fluidos de las emisiones. Nos centramos principalmente en las composiciones
químicas de los fluidos de alta temperatura que se emiten desde las emisiones de alta temperatura
(Figura 3a–c) porque representan el fluido más evolucionado en el sistema hidrotermal. Otras
revisiones que proporcionan información complementaria examinan el registro de rocas de las
reacciones hidrotermales (Alt 1995), la química de los fluidos y su relación con la mineralización en
el lecho marino (Hannington et al. 2005, Tivey 2007), y los procesos hidrotermales en general,
incluyendo las plumas hidrotermales (German & Seyfried 2014).
En esta sección, resumimos brevemente la química de los fluidos y las reacciones entre el agua y
las rocas en sistemas basálticos no sedimentados para los cuales tenemos una comprensión más
profunda; una revisión más detallada ha sido publicada por Alt (1995). Esta discusión proporciona
la base para la comparación de los controles sobre la química de los fluidos de las emisiones en
otros entornos y los procesos subsuperficiales responsables de estas diferencias. Utilizamos el
modelo conceptual de Alt (1995) para dividir el sistema hidrotermal del lecho marino en tres
zonas: la zona de recarga, la zona de raíz y la zona de descarga (Figura 2). La zona de recarga
denota la región extendida donde el agua de mar entra en la corteza y penetra hacia abajo
mientras reacciona con la roca. La zona de raíz denota la base del sistema, donde los fluidos
hidrotermales alcanzan su temperatura más alta y a menudo se asume que adquieren sus
características químicas finales antes de ascender rápidamente hacia el lecho marino; esta
terminología es preferible a la frecuentemente utilizada "zona de reacción" porque evita las
inferencias de una condición de presión-temperatura-composición invariable en un lugar específico
en el sistema hidrotermal (Butterfield et al. 2003). Finalmente, la zona de descarga se refiere a la
región enfocada a través de la cual los fluidos ascienden rápidamente hacia el lecho marino, con
una interacción limitada entre el fluido y la roca circundante.
Los primeros análisis de los fluidos de las emisiones hidrotermales en sistemas basálticos (por
ejemplo, Edmond et al. 1979, 1982), experimentos de laboratorio (por ejemplo, Bischoff y Seyfried
1978, Mottl y Holland 1978, Bischoff y Rosenbauer 1983, Janecky y Seyfried 1984, Seyfried 1987) y
estudios de modelado (por ejemplo, Bowers et al. 1985) apuntaron a los equilibrios entre los
fluidos y los minerales durante las reacciones entre el agua de mar y la roca como determinantes
de las características químicas generales de los fluidos de las emisiones. Aunque cada fluido de
emisión exhibe características químicas únicas, La composición única de cada fluido de emisión se
documentó aún más a través de estudios geoquímicos de rocas hidrotermalmente alteradas
recolectadas del lecho marino (por ejemplo, Humphris y Thompson 1978a, b; Hart y Staudigel
1982; Thompson 1983; Gillis et al. 1993). Desde entonces, numerosos estudios han examinado
cómo varía la alteración de basalto en las diferentes zonas del sistema hidrotermal y cómo el agua
de mar evoluciona hacia un fluido ligeramente ácido de alta temperatura, empobrecido en Mg y
SO4 y enriquecido en Ca, K, Si, metales (como Fe, Mn, Cu y Zn), H2S y H2 en comparación con el
agua de mar (Tabla 1). Además, se ha estudiado el registro de las reacciones entre el basalto y el
agua de mar en varias secciones de la corteza oceánica superior formada a velocidades de
propagación intermedias y rápidas, en ventanas tectónicas donde las fallas exponen la corteza
oceánica alterada en el lecho marino, y a través de perforaciones directamente en el lecho marino
(por ejemplo, Alt et al. 1986, 2010; Gillis et al. 2001; Heft et al. 2008).
Las principales reacciones químicas en la porción superior de la sección volcánica son la oxidación
y la fijación de alcalinos en la corteza a altas relaciones agua/roca. Los oxihidróxidos de hierro y
otros minerales secundarios reemplazan el vidrio basáltico, la olivina y los minerales sulfuros
primarios, y la celadonita (mica férrica) y la nontronita (esmectita) reemplazan la olivina y llenan
los poros y venas (Alt 1995 y referencias en él). Además, el CO2 se añade a la corteza en forma de
carbonatos, pero su formación se limita a los pocos cientos de metros superiores de la zona de
recarga (por ejemplo, Staudigel et al. 1996). Los efectos químicos de todas estas reacciones son
que O2, metales alcalinos (K, Rb y Cs), B, U, CO2 y H2O son removidos del agua de mar, mientras
que Si, S y en algunos casos Mg se pierden de los minerales hacia el fluido.
A medida que el agua de mar penetra más profundamente y se calienta a temperaturas por
encima de aproximadamente 150°C, ocurren dos reacciones con consecuencias químicas
significativas. La fijación del Mg del agua de mar se produce a través de la reacción de Mg2+ y OH-
con olivina y plagioclasa para formar esmectita rica en Mg a temperaturas por debajo de 200°C o
clorita a temperaturas por encima de 200°C (Alt et al. 1986, Alt 1995). Estas reacciones pueden
representarse mediante la siguiente reacción que muestra la formación de clorita (Tivey 2007):
4(NaSi)0.5(CaAl)0.5AlSi2O8+15Mg2++24H2O
Plagioclase
→ 3Mg 5 Al 2 Si 3 O 10 (OH)8 + SiO 2 + 2Na+ + 2Ca2+ + 24H+.Chlorite
Mientras estas reacciones de fijación de Mg disminuyen el pH del fluido, los H+ son consumidos
por reacciones de hidrólisis de silicatos. Además, la anhidrita (CaSO4) precipita del agua de mar a
temperaturas por encima de aproximadamente 150°C debido a su solubilidad retrógrada (Bischoff
y Seyfried 1978). Esto elimina prácticamente todo el Ca y aproximadamente un tercio del sulfato
del agua de mar. A estas temperaturas, también se pierden alcalinos de la roca (por ejemplo,
Humphris y Thompson 1978a, b; Seyfried y Bischoff 1979; Seyfried 1987). El fluido hidrotermal
gana H2S a través de la reducción del sulfato derivado del agua de mar por H2, que se forma
durante la oxidación de minerales ricos en Fe2+ (por ejemplo, olivina y piroxeno). El resultado neto
de las reacciones es que el agua de mar modificada que entra en la zona de raíz es ligeramente
ácida, reductora, rica en alcalinos pero pobre en Mg.
Las reacciones entre el fluido y la roca a tales temperaturas resultan en la alteración y equilibrio de
la composición del fluido de emisión con un ensamblaje mineral de facies esquistos verdes
superior (clorita, anfibol, albita y epidota), que, en dorsales de propagación rápida e intermedia, se
observa en el complejo de diques en láminas (por ejemplo, Mottl 1983, Alt 1995, Gillis 1995, Alt et
al. 2010, Bach et al. 2013). Dentro de la zona de raíz, los fluidos reaccionan con minerales sulfuros
magmáticos, lixiviando azufre y metales de la roca y aumentando sus concentraciones en los
fluidos en varios órdenes de magnitud (por ejemplo, Von Damm 1995).
Por lo tanto, aunque la mayoría de los fluidos de emisión muestreados se encuentran por debajo o
cerca de la curva de ebullición del agua de mar, las condiciones de separación de fases se alcanzan
en subsuperficie (Figura 4). Las grandes diferencias en las concentraciones de cloruro afectan el
contenido de metales en los fluidos hidrotermales debido a la cloro-complejación. Si las dos fases
se separan físicamente, la salmuera puede aumentar significativamente la solubilidad de los
metales en la zona de raíz (Hannington et al. 2005).
Bach et al. (2013) describieron los tipos de alteración que pueden ocurrir en las zonas de descarga
enfocadas. En las partes más profundas de los sistemas hidrotermales preservados en ofiolitas, se
observan epidositas (epidota con cuarzo menor y con o sin clorita). Reflejan lo que queda del
basalto expuesto repetidamente a los fluidos hidrotermales ascendentes en condiciones cercanas
al punto crítico del agua de mar. Las epidositas superponen ensamblajes minerales anteriores de
facies de esquistos verdes mediante la reacción con un fluido hidrotermal altamente ácido y rico
en Ca, a temperaturas de aproximadamente 400°C y relaciones fluido/roca muy altas, lo que
resulta en un enriquecimiento en Ca, Sr, H2O y Fe3+ y un empobrecimiento en alcalinos, Mg, K, Cu
y Zn en comparación con la roca fresca (Seyfried et al. 1988). Sin embargo, aunque son comunes
en las zonas de descarga en ofiolitas, las epidositas son raras en las rocas recuperadas del lecho
marino. Las explicaciones para la falta de epidositas en las Dorsales Mesoatlánticas incluyen (a)
que nunca se ha muestreado la base de un sistema de fumadores negros; (b) a altas temperaturas,
la disminución de la acidez del CO2 (como el único volátil magmático relevante en los sistemas
hidrotermales de las Dorsales Mesoatlánticas) no puede impulsar la epidotización (Bach et al.
2013); y (c) en el océano moderno con alta relación Mg/Ca, se forman clorita y cuarzo en lugar de
epidota y cuarzo (Cann et al. 2015).
Los ensamblajes de alteración en las partes más superficiales de las zonas de descarga hidrotermal
están dominados por clorita, mica (sericita), cuarzo y sulfuro (Bach et al. 2013). En el núcleo de la
zona de descarga, donde los fluidos hidrotermales ascienden sin mezclarse con agua de mar,
domina la sericitización (alteración de feldespato plagioclasa a sericita) y la silicificación. A medida
que los fluidos hidrotermales ascienden, se enfrían debido a la descompresión adiabática y al
enfriamiento conductivo, y tanto los sulfuros como el cuarzo precipitan. Esto, junto con la
disociación de ácidos minerales, hace que el fluido sea más ácido, lo que mejora la lixiviación de
Mg y Ca de las rocas. En las partes periféricas de la zona de descarga, la incorporación de agua de
mar proporciona una fuente de Mg en el fluido hidrotermal ascendente y da como resultado una
alteración de clorita-cuarzo (por ejemplo, Humphris y Thompson 1978a, Humphris
Las reacciones entre los fluidos hidrotermales ascendentes y los sedimentos sobresalen las
reacciones anteriores con basalto y afectan aspectos de la química de los fluidos. Los tipos de
reacciones que tienen lugar están determinados por factores como el grosor y la composición de
los sedimentos, en particular con respecto a la abundancia y el tipo de materia orgánica, la
presencia y ubicación de estructuras submareales (por ejemplo, sills y capas de sedimento
impermeable que pueden afectar las vías de flujo de los fluidos) y las temperaturas de reacción.
Las altas abundancias de especies acuosas derivadas de la materia orgánica sedimentaria, como
CH4, hidrocarburos C2+ y amoníaco, son comunes (Butterfield et al. 1994, Cruse & Seewald 2006).
Por otro lado, las proporciones de isótopos de 87Sr/86Sr y Pb basálticos y las altas concentraciones
de 3He indican que los fluidos hidrotermales se equilibraron con el basalto antes de reaccionar con
los sedimentos (Goodfellow & Zierenberg 1999, Hannington et al. 2005).
Los fluidos hidrotermales en las crestas con sedimentos son de naturaleza reductora debido a
reacciones con carbono orgánico y oxidación de CH4 producido por bacterias en el sedimento
(Hannington et al. 2005, Biddle et al. 2012). Además, los fluidos calientes que difunden a través de
los sedimentos pueden provocar la degradación térmica de la materia orgánica y la liberación de
hidrocarburos y otros compuestos orgánicos. Por ejemplo, en la Cuenca de Guaymas, el flujo difuso
de fluidos hidrotermales a través de los sedimentos a temperaturas de hasta 200°C libera
hidrocarburos del petróleo, ácidos orgánicos de cadena corta y amoníaco a través de la pirólisis del
material orgánico (Von Damm et al. 1985, Bazylinski et al. 1988, Martens 1990). Las altas
concentraciones de CH4 (12-16 mmol/kg) y las composiciones isotópicas de carbono relativamente
bajas del metano (δ13C de -51 a -43) en los fluidos de los respiraderos son consistentes con un
origen termogénico en lugar de biogénico (Welhan 1988) y difieren de los sistemas hidrotermales
alojados en roca desnuda en los que el CH4 se origina en otros procesos.
Otra consecuencia de los fluidos hidrotermales que fluyen a través de los sedimentos es que
algunos o todos los sulfuros metálicos pueden precipitarse en el subsuelo en lugar de descargar en
el lecho marino (por ejemplo, Koski et al. 1985, Peter & Scott 1988). Como consecuencia de esto y
de las altas concentraciones de SiO2 en los fluidos, las chimeneas hidrotermales están compuestas
por mezclas de carbonatos, sulfatos, sílice amorfa, esmectitas, sulfuros metálicos y óxidos de
hierro, lo que las distingue de los depósitos y chimeneas dominadas por sulfuros metálicos en las
crestas sin sedimentos. La precipitación de sulfuros metálicos en el subsuelo también conduce a un
enriquecimiento de los fluidos en Mn en relación con el Fe, una característica distintiva de los
fluidos de la Cuenca de Guaymas (Von Damm et al. 1985).
Aproximadamente el 60% de la longitud total del sistema MOR se clasifica como de expansión
lenta o ultra-lenta (Hannington et al. 2005). La baja aportación de magma en las dorsales de
expansión lenta y ultra-lenta da como resultado un proceso de acreción crustal fundamentalmente
diferente Los sistemas de expansión lenta y ultra-lenta se caracterizan por una exhumación
asimétrica a lo largo de grandes fallas normales (fallas de desprendimiento) y la formación de
complejos nucleares oceánicos que exponen rocas de la corteza inferior y el manto superior (por
ejemplo, Cann et al. 1997, Cannat et al. 2006, Smith et al. 2006, MacLeod et al. 2009). Se estima
que este proceso es responsable de la acreción crustal a lo largo de hasta un 50% de la dorsal del
Atlántico Medio septentrional (Escartín et al. 2008), donde las fallas de desprendimiento albergan
la mayoría de los sitios hidrotermales activos descubiertos, a pesar del bajo suministro de magma.
Algunos de estos sistemas están alojados en basalto (como el campo hidrotermal TAG en 26°08'N),
mientras que otros son predominantemente alojados en ultramáficas (como Rainbow en 36°14'N,
Lost City en 30°07'N, Logatchev en 14°45'N, Semonov en 13°31'N y Ashadze en 13°00'N).
La exposición de las rocas del manto al agua de mar da como resultado una serie de reacciones de
reducción-oxidación y disolución-precipitación que forman conjuntos minerales secundarios de
serpentina, ya sea brucita o talco, y generalmente magnetita y las fases accesorias clorita,
tremolita y carbonatos, además de trazas de sulfuros secundarios, aleaciones y granate. Aunque
las vías y productos de las reacciones de serpentinización son complejos y dependen de la
composición del protolito, la presión, la temperatura, el flujo de fluidos y el equilibrio fluido-
mineral, el proceso resulta en la generación de H2 y condiciones lo suficientemente reductoras
como para que los metales nativos y las aleaciones sean estables y el CO2 pueda ser reducido (por
ejemplo, Horita & Berndt 1999, McCollom & Seewald 2001, Foustoukos & Seyfried 2004, Klein &
Bach 2009, Klein et al. 2015). Las condiciones altamente reductoras se generan a partir de la
oxidación (mediante reacción con agua de mar) de Fe2+ en minerales (por ejemplo, olivino y
ortopiroxeno) a Fe3+ en minerales secundarios. Esto se puede representar como:
Esto ilustra cómo la serpentinización produce hidrógeno molecular (H2) y condiciones fuertemente
reductoras a partir de la oxidación del Fe2+ en minerales en respuesta a la interacción con el agua
de mar.
2FeO + H 2 O → Fe2 O 3 + H 2(aq).
OlivineSerpentine
+ x (Mg, Fe) (OH) 2 + yFe3 O 4 + zH 2.
Brucite Magnetite
Los fluidos que emanan de las ventilaciones de Rainbow comparten similitudes con los fluidos que
se emiten desde sistemas hidrotermales de alta temperatura alojados en basalto, ya que son
ligeramente ácidos, se separan en fases y están empobrecidos en magnesio disuelto y sulfato pero
enriquecidos en calcio (Tabla 1). Sin embargo, son químicamente distintos en varios aspectos. Los
fluidos de Rainbow tienen concentraciones muy altas de H2, CH4 y otras especies orgánicas
disueltas (Charlou et al. 2002, Konn et al. 2009) y contienen las concentraciones más altas de
hierro disuelto de cualquier fluido de ventilación MOR estudiado hasta la fecha (German &
Seyfried 2014). Por el contrario, las concentraciones de SiO2(aq) son significativamente más bajas
que las de los sistemas hidrotermales alojados en basalto.
Algunas características de los fluidos de Rainbow, como las altas concentraciones de volátiles
reducidos, se atribuyen a la serpentinización de peridotita. La separación de fase supercrítica
también afecta a las composiciones de las rocas y los fluidos en el sótano de Rainbow (Charlou et
al. 2010). Los altos contenidos de cloruro en la salmuera, junto con las altas temperaturas y la
acidez de los fluidos, aumentan la solubilidad de los metales de transición y los elementos de
tierras raras lixiviados de la roca madre predominantemente de peridotita (Douville et al. 2002).
Sin embargo, otros aspectos de la química de los fluidos en Rainbow se explican mejor por
reacciones con intrusiones gabbrónicas a profundidad, y Canales et al. (2017) han obtenido
imágenes sísmicas de sillares magmáticos debajo del campo hidrotermal de Rainbow. Seyfried et
al. (2011) propusieron que el equilibrio de los fluidos con un ensamblaje de alteración que
contiene clorita podría explicar el control de pH y redox en los fluidos de ventilación de Rainbow
cuando el hierro férrico se conserva como magnetita. Además, especularon que las
concentraciones observadas de SiO2(aq) en los fluidos de ventilación resultan de la alteración
hidrotermal de plagioclasa y olivino en intrusiones gabbrónicas subsuperficiales hacia un
ensamblaje de clorita + magnetita + talco ± tremolita. Más recientemente, German & Seyfried
(2014) sugirieron que el ensamblaje de tremolita y serpentina ± talco controla el pH y las
concentraciones de SiO2(aq) y Ca del fluido hidrotermal que se descarga en Rainbow. Este
ensamblaje mineral es común en peridotitas abisales (por ejemplo, Boschi et al. 2008, Andreani et
al. 2014) y puede formarse tanto durante la alteración de alta temperatura de peridotita que
contiene clinopiroxeno por agua de mar calentada (por ejemplo, Allen & Seyfried 2003, Klein et al.
2013) como mediante transferencia de masa (metasomatismo) entre litologías máficas (o incluso
félsicas) y ultramáficas ( J ̈ons et al. 2010, Bach et al. 2013). Sin embargo, el proceso de alteración
dominante en el Macizo Rainbow es la serpentinización pervasiva de peridotita a temperaturas
más bajas (160–260°C), que se atribuye a fluidos químicamente similares a los que emanan del
sitio de ventilación de Rainbow (Andreani et al. 2014).
El campo de ventilación Lost City a aproximadamente 30°N, ubicado cerca de la cima del Macizo
Atlantis a unos 15 km al oeste de la Dorsal Mesoatlántica, representa un tipo diferente de actividad
hidrotermal, dominado por la alteración de peridotita de manto a temperaturas de fluido
moderadamente bajas (por ejemplo, Kelley et al. 2001, 2005). Las rocas expuestas en el escarpe
sur consisten en >70% de peridotita y <30% de gabro que tienen Los peridotitas han
experimentado una intensa interacción con fluidos hidrotermales a temperaturas más altas que los
fluidos que actualmente se están descargando, probablemente durante el levantamiento y el
enfriamiento (Boschi et al. 2006, Denny et al. 2015). Las peridotitas están altamente
serpentinizadas (70-100%), con olivino y ortopiroxeno primarios reemplazados por serpentina y
magnetita, con una pequeña cantidad de clorita, anfíbol y talco, y los cuerpos gabbrónicos
muestran múltiples etapas de alteración y deformación (Boschi et al. 2008).
La fuente de calor necesaria para impulsar la circulación hidrotermal en Lost City probablemente
proviene del enfriamiento de las rocas que componen el macizo, con contribuciones menores de
reacciones de serpentinización exotérmica (Früh-Green et al. 2003, Kelley et al. 2005). De hecho, la
composición isotópica de los fluidos que se emiten en este lugar es consistente con su formación a
partir de reacciones de serpentinización exotérmica a temperaturas de 110-150°C. Sin embargo,
modelos de balance de calor combinados con cálculos teóricos para reproducir la composición
química de los fluidos sugieren que las reacciones exotérmicas generan calor insuficiente y que es
más probable que la fuente dominante de energía térmica sea el transporte advectivo de fluidos
que interactúan con roca de basamento caliente (Allen & Seyfried 2004).
Las temperaturas medidas de los fluidos de ventilación oscilan entre 28°C y 116°C (Kelley et al.
2001, 2005; Seyfried et al. 2015). Los fluidos muestran un pH muy alto, altas concentraciones de
calcio en comparación con el agua de mar y bajos contenidos de metales disueltos y sulfuro de
hidrógeno (Früh-Green et al. 2003, Seyfried et al. 2015) (Tabla 1). El alto pH y las concentraciones
de calcio a estas bajas temperaturas generalmente están controlados por el equilibrio diopsidio-
brucita-serpentina:
CaMgSi2 O 6 + 2Mg(OH) 2 + 2H+ = Mg3 Si 2 O 5 (OH) 4 + H 2 O
Sin embargo, las concentraciones medidas de SiO 2(aq) son algo mayores de lo esperado si
estuvieran controladas por este equilibrio, que representa un conjunto de alteración que a
menudo se observa en las serpentinitas (por ejemplo, Frost & Beard 2007; Seyfried et al. 2007;
Klein et al. 2009, 2014). Seyfried et al. (2015) sugirieron que el pH medido y los contenidos de SiO
2(aq) están en mejor acuerdo con el equilibrio serpentina-clinopiroxeno-tremolita a ∼180°C.
Plantearon la hipótesis de que la alteración del componente de plagioclasa de los cuerpos
gabbrónicos intruidos podría liberar SiO 2(aq), haciendo que la brucita sea inestable y favoreciendo
la formación de tremolita. Esto también amortiguaría el pH a los valores medidos (Seyfried et al.
2015). Sin embargo, incluso en sistemas de serpentinización sin plagioclasa, las actividades de sílice
pueden superar la del equilibrio serpentina-brucita, al menos temporalmente, lo que sugiere que
los factores cinéticos pueden explicar las desviaciones del equilibrio (por ejemplo, Klein et al. 2015,
Grozeva et al. 2017).
Los fluidos de Lost City también están muy enriquecidos en CH 4 y H 2 , similares a los fluidos de
alta temperatura de Rainbow, pero son diferentes en el sentido de que están empobrecidos en CO
2 (Kelley et al. 2001, Proskurowski et al. 2006). Como se describió anteriormente, los altos
contenidos de H 2 resultan de la hidrólisis del olivino, con la regulación proporcionada por la
serpentina rica en Fe y la magnetita (por ejemplo, Frost & Beard 2007; Seyfried et al. 2007, 2015;
Klein et al. 2009, 2013). Las altas concentraciones de CH 4 muestran evidencia de un origen
abiogénico en el subsuelo profundo (Proskurowski et al. 2008). Además, los fluidos tienen
concentraciones elevadas de hidrocarburos de bajo peso molecular en comparación con el agua de
mar que, según los análisis isotópicos, se forman de manera abiogénica por reducción del CO2 del
manto a hidrocarburos (Proskurowski et al. 2008; Lang et al. 2010, 2012). Sin embargo, las escalas
de tiempo y las condiciones ambientales requeridas para La promoción de la formación de CH4 y
otros hidrocarburos de bajo peso molecular a partir de la reducción del CO2 del manto sigue
siendo enigmática (consulte Proskurowski et al. 2008, McDermott et al. 2015).
La mezcla de los fluidos hidrotermales de alto pH y ricos en calcio que se desprenden con agua de
mar resulta en la precipitación de mezclas de aragonito y brucita para formar torres de carbonato
altas (de hasta 60 metros) (Kelley et al. 2001) (Figura 3e), que son bastante distintas de las
chimeneas ricas en sulfuros metálicos que se forman a temperaturas más elevadas.
La longitud total de los centros de expansión de arco posterior es solo aproximadamente el 20% de
la longitud total de las DORS, y nuestro conocimiento sobre la distribución y abundancia de
sistemas hidrotermales a lo largo de ellos es extremadamente limitado. Aproximadamente la mitad
de los arcos volcánicos submarinos activos tienen centros de expansión de arco posterior, que
pueden estar tan cerca como 20 km del frente del arco en la Cuenca de Lau del sur y tan lejos
como 500 km en la Cuenca de Fiyi del Norte (Hannington et al. 2005). La mayoría de los sistemas
de ventilación de alta temperatura conocidos en entornos de arco posterior se encuentran en el
Pacífico occidental (por ejemplo, Cuenca de Lau, Cuenca de Manus, Cuenca de Fiyi del Norte, Surco
de las Marianas y Surco de Okinawa), pero también se ha observado actividad de ventilación activa
en el Monte Scotia Ridge (James et al. 2014), y se han detectado plumas por encima de la cresta de
expansión del arco posterior del Estrecho de Bransfield (Klinkhammer et al. 2001).
Aunque la actividad hidrotermal en los centros de expansión de arco posterior está menos
estudiada que en las DORS, parece que los principales controles en la composición de los fluidos
de ventilación en entornos de arco posterior son los mismos que en las DORS. Sin embargo, la
proximidad a una losa subductiva, la diversidad de composiciones de rocas y la mayor importancia
de los volátiles magmáticos que suministran componentes, incluidos metales, a los fluidos
hidrotermales producen una amplia gama de composiciones de fluidos de ventilación. Los fluidos
hidrotermales de alta temperatura en estos sistemas suelen mostrar concentraciones
relativamente altas de K y B, así como relaciones 87 Sr/ 86 Sr altas, lo que refleja la entrada de
material reciclado de la losa y la composición de las rocas volcánicas más félsicas (James et al.
2014). Además, la menor abundancia de minerales ricos en Fe hace que los fluidos sean más
oxidantes. Vale la pena destacar, y en contraste con los sistemas hidrotermales de las DORS donde
el CO2 es el volátil dominante, es que la exsolución de grandes cantidades de H 2 O y CO 2 de los
magmas más silícicos está acompañada de especies volátiles ácidas como SO 2 , HCl y HF (Reeves
et al. 2011). La entrada de estos volátiles reduce considerablemente el pH del fluido hidrotermal
circulante (1–3 a 25°C) y causa una intensa alteración de las rocas volcánicas y un transporte más
eficiente de metales disueltos (por ejemplo, Gena et al. 2001, Yang & Scott 2006). Además de la
lixiviación intensa de metales de las rocas volcánicas, los metales pueden contribuir directamente
desde el magma (Simmons & Brown 2006, Yang & Scott 2006 y referencias incluidas). Esto se
respalda por observaciones de altas concentraciones de cloruros y sulfuros de Cu, Fe y Zn en
inclusiones ricas en CO 2 en andesita de la Cuenca de Manus (Kamenetsky et al. 2001, Yang & Scott
2006).
En la última década, dos estudios sistemáticos de la química de los fluidos hidrotermales a lo largo
de los centros de expansión de arco posterior han resaltado la compleja interacción de los
parámetros geológicos y geofísicos en la determinación de las composiciones de los fluidos. Mottl
et al. (2011) documentaron las composiciones de los fluidos de ventilación en seis campos
hidrotermales a lo largo del Centro de Expansión del Este de Lau. Hay un aumento sistemático en
la influencia del arco y la losa subducida de norte a sur, con sistemas hidrotermales alojados en
basalto en el norte y sistemas hidrotermales alojados en andesita basáltica y rocas más félsicas
hacia el sur. Las composiciones químicas de los fluidos hidrotermales son altamente variables
dentro y entre los campos (Figura 6, Tabla 2). Las químicas de los fluidos de ventilación de los
cuatro campos de ventilación del norte son bastante similares a las de los sistemas hidrotermales
alojados en basalto, y su pH se encuentra en la los rangos típicos de los sistemas de chimeneas
hidrotermales, lo que sugiere un tamponamiento por equilibrios de fluido-mineral en profundidad
(Figura 6a). Las concentraciones de cloruro (Cl) en todos los campos varían de 528 a 656 mmol/kg,
con las variaciones probablemente relacionadas con la separación de fases y las concentraciones
de Cl en la roca huésped. Las concentraciones de potasio (K) (Figura 6b), rubidio (Rb), cesio (Cs) y
boro (B) aumentan hacia el sur, reflejando la mayor influencia del arco y la losa subducida que
produce una corteza más félsica. Sin embargo, los campos de ventilación Mariner (Figura 3b) y Vai
Lili hacia el sur tienen químicas de fluidos distintas de los campos del norte. Exhiben (o han
exhibido en el pasado, en el caso de Vai Lili, que en 2005 parecía estar disminuyendo) un pH
extremadamente bajo debido a la entrada de volátiles magmáticos, lo que resulta en altas
concentraciones de H 2 S (en Mariner), CO 2 y flúor (F), así como concentraciones muy altas de
metales en los fluidos (Mottl et al. 2011) (Figura 6c,d).
Otra cuenca de arco trasero donde se han investigado ampliamente los fluidos hidrotermales es la
Cuenca de Manus, Papúa Nueva Guinea, donde se muestrearon fluidos de alta temperatura del
campo hidrotermal Vienna Woods alojado en basalto en el Centro de Expansión de Manus y de los
campos hidrotermales PACMANUS (Papúa Nueva Guinea–Australia–Canadá–Manus) y noreste de
Pual alojados en rocas félsicas en la Cresta de Pual, más cerca del arco volcánico de Nueva Bretaña
(Craddock & Bach 2010, Reeves et al. 2011). Los fluidos de Vienna Woods son composicionalmente
similares a los de las MOR sistemas hidrotermales, con temperaturas de extremo (273-285°C) y
composiciones de elementos principales relativamente uniformes, bajas concentraciones de CO 2
disuelto (4.4 mmol/kg) y alto pH medido (4.2-4.9 a 25°C) (Reeves et al. 2011) (Tabla 2). Al igual que
en el Centro de Expansión Lau Oriental, las concentraciones más altas y las diferentes proporciones
de los elementos alcalinos en los fluidos de la Cresta Pual reflejan reacciones con la corteza más
félsica influenciada por el arco. Además, los fluidos de la Cresta Pual muestran una fuerte
evidencia (por ejemplo, bajo pH de 2.3-3 a 25°C, altas concentraciones de H 2 S, CO 2 y flúor (F), así
como valores δD H2O negativos) de entrada de fluidos magmáticos ricos en volátiles a gran
profundidad (Reeves et al. 2011) (Tabla 2). Sin embargo, a diferencia del Centro de Expansión Lau
Oriental, las químicas de los fluidos de la Cresta Pual también se ven afectadas por la incorporación
de agua de mar en el subsuelo y la deposición de anhidrita, como lo indican las concentraciones de
Mg medidas no nulas, el comportamiento no conservativo del SO4 y la disminución de las
relaciones Ca/Cl y Sr/Cl en el punto final con el aumento del Mg (Reeves et al. 2011). Esta
interpretación está respaldada por los conjuntos de alteración recuperados en núcleos de
perforación en PACMANUS que sugieren la entrada variable de volátiles magmáticos y la mezcla
subsuperficial de fluidos hidrotermales con agua de mar (por ejemplo, Bach et al. 2003, Roberts et
al. 2003, Lackschewitz et al. 2004, Binns et al. 2007). Por lo tanto, las composiciones de los fluidos
de ventilación de la Cresta Pual resultan de los efectos integrados de las reacciones agua-roca con
rocas más félsicas, separación de fases, entrada de fluidos magmáticos ricos en volátiles y
incorporación de agua de mar en la zona de ascenso superficial del sistema hidrotermal.
El Canal de Okinawa es una fractura de arco trasero sedimentada en la corteza continental ubicada
entre el sistema de arco-fosa de Ryukyu y el continente asiático (por ejemplo, Letouzey & Kimura
1986). Se han documentado seis campos hidrotermales activos y están alojados en una sección
gruesa (de varios cientos de metros a varios kilómetros) de sedimentos ricos en materia orgánica
de origen continental (por ejemplo, Kawagucci et al. 2011, Kawagucci 2015). Los fluidos de
ventilación del Canal de Okinawa exhiben una química distintiva que se ha relacionado con
reacciones con la corteza oceánica dacítica-rilita y con los sedimentos superiores (Tabla 2), lo que
resulta en depósitos de sulfuros que tienen altas concentraciones de Pb, As, Hg, Ag y Ba (Halbach
et al. 1993). Las profundidades relativamente poco profundas de los sistemas hidrotermales
restringen la temperatura máxima del fluido y resultan en una separación de fases subcrítica y
posterior segregación de fases. El pH a 25°C de los fluidos del Canal de Okinawa (4.65-5.7)
generalmente es comparable al de muchos sistemas hidrotermales de MOR sedimentados (4.5-
5.9), pero es más alto que el de los fluidos de sistemas hidrotermales alojados en basalto
(Kawagucci 2015). El pH moderadamente ácido de los fluidos del Canal de Okinawa probablemente
se deba al tamponamiento del pH por las altas concentraciones de NH 4+ y el equilibrio amoníaco-
amonio, como se observa en sistemas hidrotermales de MOR sedimentados (Tivey et al. 1999).
Aparte de las altas concentraciones de NH 4+, los fluidos hidrotermales exhiben altos contenidos
de CO 2, interpretados como de origen magmático en función de las razones de isótopos de
carbono (Sakai et al. 1990, Kawagucci et al. 2011). Estos fluidos precipitan carbonatos (calcita,
dolomita y carbonatos ricos en Mn) en algunos sitios de ventilación, similares a los de la Cuenca de
Guaymas (Hannington et al. 2005). Las altas concentraciones de CH 4 probablemente provienen de
la materia orgánica sedimentaria y/o se producen por actividad microbiana en los sedimentos
(Kawagucci 2015).
Los arcos volcánicos son la expresión superficial de sistemas magmáticos que resultan de la
subducción de litosfera principalmente oceánica en los límites de placas convergentes. Los arcos
con un componente submarino incluyen arcos intraoceánicos y arcos de islas que se extienden casi
22,000 km en la superficie de la Tierra, con la gran mayoría ubicada en la región del Pacífico (de
Ronde et al. 2003). Las encuestas de ventilación hidrotermal a lo largo de los arcos de Kermadec,
Mariana, Tofua y el Izu-Bonin han cubierto el 74% de los arcos intraoceánicos del mundo, pero el
muestreo de fluidos de alta temperatura en estos entornos ha sido muy limitado hasta ahora
limitados (por ejemplo, Ishibashi et al. 1994, Tsunogai et al. 1994, de Ronde et al. 2011, Leybourne
et al. 2012). Todos los arcos intraoceánicos combinados pueden contribuir a emisiones
hidrotermales equivalentes al 10% de las de las dorsales oceánicas (Baker et al. 2008).
Los sistemas hidrotermales de arco submarino muestran similitudes con los entornos de arco
trasero: las composiciones de las rocas huéspedes son félsicas y hay una entrada de volátiles y
metales magmáticos en los fluidos hidrotermales circulantes. Las firmas magmático-hidrotermales,
que incluyen altas concentraciones de S, gases de especies de carbono y Fe, junto con las
profundidades poco profundas de ventilación (∼1,800-120 m), que resultan en una amplia
separación de fase subcrítica, influyen fuertemente en la química de los fluidos que se descargan y
en los minerales que precipitan a partir de estos fluidos. Estas condiciones pueden producir
contenidos elevados de Au, Ag y Cu, como se evidencia por contenidos de Au de 10-20 ppm en
chimeneas de fumadores negros del monte Suiyo en el arco Izu-Bonin y en el volcán Brothers en el
arco de Kermadec (Hannington et al. 2005, de Ronde et al. 2011).
El sistema hidrotermal de volcán de arco mejor estudiado se encuentra en la caldera del volcán
Brothers y alberga dos tipos de actividad hidrotermal. A lo largo de las paredes oeste y noroeste de
la caldera, los fluidos de alta temperatura (hasta 302°C), moderadamente ácidos (pH ≤ 2.8),
relativamente pobres en gases, se descargan desde chimeneas sulfurosas ricas en Cu-Au (de Ronde
et al. 2011) (Figura 3c). Por el contrario, en el cono dacítico en el suelo de la caldera, los fluidos
más difusos y de menor temperatura (≤120°C), que tienen un pH muy bajo (hasta 1.9) y son ricos
en volátiles, salen a través de montículos de chimeneas, compuestos predominantemente de S
nativo (de Ronde et al. 2005, 2011) (Figura 3d). Valores de SO 4 y Mg en estos fluidos que son más
altos que en el agua de mar (Tabla 2) indican que estos iones se agregan al fluido hidrotermal y no
se agotan mediante interacciones agua-roca, como suele ser el caso en los sistemas hidrotermales
de MOR. Las costras de oxihidróxido de Fe cubren la cima principal del cono y parecen haberse
formado a partir de salmueras ricas en Fe. La evidencia de contribuciones magmáticas al sistema
hidrotermal en Brothers incluye altas concentraciones de CO 2 disuelto (por ejemplo, 206 mmol/kg
en el sitio del cono), altos valores de CO 2 / 3 He y valores negativos de δD (hasta -2.4) en los
fluidos de ventilación, así como asociaciones minerales comunes a sistemas de alta sulfuración (de
Ronde et al. 2011).
DECLARACIÓN DE DIVULGACIÓN