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Pasos para llevar a cabo una intervención psicológica:

1. Los pasos involucrados en una Intervención Psicológica constituyen un proceso


fundamental que guía el trabajo del psicólogo en su esfuerzo por comprender y
abordar las dificultades emocionales y psicológicas de una persona o grupo. Cada
etapa es esencial para lograr un cambio positivo y duradero en el individuo
atendido.

2. Evaluación Inicial de la Situación: El punto de partida de este proceso implica el


primer contacto entre el profesional de la psicología y la persona o grupo que busca
ayuda. En las primeras sesiones, se realiza un esfuerzo por sumergirse en el motivo
de la consulta, el problema que se pretende abordar o la necesidad que se busca
satisfacer. Además, se exploran en detalle las expectativas que la persona tiene
respecto a la terapia, así como el contexto general en el que se desenvuelve su vida.
El propósito principal de esta fase es obtener una visión completa de la situación,
identificar las áreas problemáticas específicas y determinar las fortalezas y recursos
disponibles que puedan ser relevantes para guiar la intervención psicológica.

3. Planteamiento de Hipótesis: Tras recopilar y analizar la información inicial, el


psicólogo se embarca en la tarea de desarrollar hipótesis sobre lo que podría estar
ocurriendo en la mente y la vida de la persona o grupo. Estas hipótesis no se limitan
al problema en sí, sino que también abarcan el enfoque terapéutico que podría ser
más efectivo y las técnicas específicas que podrían ayudar a superar el problema o
desarrollar las competencias deseadas. Estas hipótesis desempeñan un papel crucial
al servir como puntos de referencia sólidos desde los cuales se establecerán los
objetivos precisos que dirigirán todo el proceso de intervención psicológica.

4. Definición de Objetivos y Planificación Temporal: Durante esta etapa, el psicólogo


resume sus observaciones y colabora activamente con la persona o grupo para
definir metas terapéuticas concretas y alcanzables. Además de esto, se llega a un
acuerdo sobre la dirección que tomará la intervención, y se establece un cronograma
de trabajo que incluye detalles como la frecuencia y duración de las sesiones. La
planificación temporal no solo organiza el proceso terapéutico, sino que también
fomenta un compromiso sólido por parte de la persona o grupo.

5. Diseño y Aplicación de un Plan de Intervención Personalizado: Basándose en los


objetivos establecidos y el problema identificado, el psicólogo crea un plan de
tratamiento altamente personalizado que tiene en cuenta las características
individuales o específicas del grupo. Este plan es flexible por naturaleza,
permitiendo adaptaciones a lo largo del camino en respuesta al progreso observado
y a las necesidades cambiantes del cliente.
6. Seguimiento de la Evolución: A medida que se desarrollan las sesiones terapéuticas,
el psicólogo realiza un seguimiento constante de los avances de la persona o grupo.
Esto implica verificar de manera regular si se están alcanzando los objetivos
terapéuticos establecidos y si, de hecho, se está produciendo una transformación
positiva. En caso de que surjan retrocesos, bloqueos emocionales o crisis, el
psicólogo se compromete a replantear la estrategia terapéutica para abordar estos
obstáculos de manera efectiva y continuar avanzando hacia la recuperación y el
bienestar.

7. Conclusión o Cierre: Cuando se logran los objetivos terapéuticos y se observa una


mejora sustancial en el funcionamiento y el bienestar de la persona o grupo, el
psicólogo comienza a considerar el proceso de finalización de la terapia.
Generalmente, este cierre se realiza de manera gradual, con sesiones menos
frecuentes, y se trabaja en consolidar el cambio positivo para que el cliente pueda
aplicar lo aprendido en su vida diaria de manera autónoma. Además, se evalúa si es
necesario implementar un proceso de seguimiento a largo plazo para prevenir
posibles recaídas y garantizar una transición exitosa hacia un funcionamiento
adaptativo y autónomo a largo plazo.

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