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Gabriel Garcia Marquez entrevista a Akira Kurosawa

(Fragmento donde hablan sobre los problemas que pasaron y pasan


con la bomba de Nagasaki) G=Gabriel y A=Akira

A. No. Se trata simplemente de una anciana de Nagasaki, que sobrevivió a la


bomba atómica, y cuyos nietos fueron a visitarla en el verano pasado. No he
filmado escenas tremendistas, que resultarían insoportables y que, sin embargo,
no explicarían por sí mismas el horror del drama. Lo que quisiera transmitir es
el tipo de heridas que dejó la bomba atómica en el corazón de nuestra gente, y
cómo se fueron cicatrizando. Yo recuerdo bien el día de la explosión, y todavía
hoy no puedo creer que aquello haya ocurrido en la realidad de ese mundo. Pero
lo más terrible es que los japoneses ya lo echaron al olvido.

G. Para el futuro del Japón, para la identidad de los japoneses, ¿qué significa esa
amnesia histórica?

A. Los japoneses no lo hablan en forma explícita. En especial nuestros políticos


callan por temor a los Estados Unidos. Tal vez se conformen con la explicación
de Truman de que apeló a la bomba atómica sólo por apresurar el fin de la
guerra mundial. Sin embargo, para nosotros la guerra continúa. Oficialmente se
publicó que el número total de muertos en Hiroshima y Nagasaki fue de
230.000. Pero en realidad hubo más de medio millón. Y todavía en este
momento hay 2.700 personas en el hospital de la Bomba Atómica esperando
morir por las secuelas de la radiación después de 45 años de agonía. Es decir, la
bomba atómica sigue matando japoneses.
Ciudad civil

G. La explicación que parece más racional es que los Estados Unidos


apresuraron el final con la bomba por el temor de que los soviéticos se tomaran
al Japón primero que ellos.

A. Sí. Pero ¿por qué lo hicieron en una ciudad donde sólo había civiles que no
tenían nada que ver con la guerra? Había concentraciones militares que
realmente la estaban haciendo.

G. Tampoco la tiraron en el palacio Imperial, que debía ser un espacio muy


vulnerable en el corazón de Tokio. Y me parece que todo eso se explica porque
querían dejar intactos al poder político y al poder militar para hacer una
negociación rápida sin tener que repartir el botín con sus aliados. Es una
experiencia que ningún otro país tuvo en toda la historia de la humanidad.
Ahora bien: si Japón se hubiera rendido sin la bomba atómica, ¿sería hoy el
mismo Japón que es?
A. Es difícil saberlo. Las personas que sobrevivieron en Nagasaki no quieren
recordar su experiencia porque la mayoría de ellos, para sobrevivir, tuvieron que
abandonar a sus padres, a sus hijos, a sus hermanos. Todavía no pueden dejar de
sentirse culpables. Luego, las fuerzas-estadounidenses que ocuparon el país
durante seis años influyeron por muchos medios para acelerar el olvido, y el
Gobierno japonés colaboró con ellos. Yo estaría dispuesto, inclusive, a entender
todo eso como parte de la inevitable tragedia generada por la guerra. Pero creo
que, por lo menos, el país que tiró la bomba debe presentar disculpas al pueblo
japonés. Mientras eso no suceda, este drama no habrá terminado.

G. ¿Hasta qué punto? ¿No se podría compensar la desgracia con una larga era
de felicidad?

A. La bomba atómica constituyó el punto de partida de la guerra fría y de la


carrera armamentista, y marcó el principio del proceso de creación y utilización
de la energía nuclear. La felicidad no será nunca posible con ese origen. (Según
Akira)

G. Ya veo: la energía nuclear nació como una fuerza maldita, y una fuerza que
nace maldita es un tema perfecto para Kurosawa. Pero a mí lo que me preocupa
es que usted no está condenando a la energía nuclear por sí misma, sino por el
mal uso que se le dio desde el principio. La electricidad sigue siendo buena, a
pesar de la silla eléctrica.

A. No es lo mismo. Yo pienso que la energía nuclear está fuera de las


posibilidades de control que puede establecer el ser humano. En el caso de que
se cometiera un error en el manejo de la energía nuclear, el desastre inmediato
sería in menso, y la radiactividad permanecería por cientos de generaciones. En
cambio, cuando está hirviendo el agua, basta con dejarla enfriar y ya no será
peligrosa. Dejemos de usar elementos que siguen hirviendo por centenares de
miles de años.
G. La fe que le tengo al ser humano se la debo en gran parte a las películas de
Kurosawa. Pero también comprendo su posición por la terrible injusticia de que
hayan usado la bomba atómica solamente contra los civiles, y porque
norteamericanos y japoneses se hayan confabulado para que el Japón la olvide.
Pero me parece igualmente injusto que la energía nuclear se considere maldita
para siempre sin pensar que puede prestar un gran servicio civil a la humanidad.
Hay en eso una confusión de sentimientos que se debe a la irritación que usted
tiene porque sabe que el Japón ha olvidado, y porque los culpables, que son los
Estados Unidos, no han terminado por reconocer su culpa y por darle al pueblo
japonés las excusas debidas.
A. El ser humano será más humano cuando tenga conciencia de que hay
aspectos de la realidad que no puede manejar. Creo que no tenemos derecho de
generar niños sin ano ni caballos con ocho patas, como está ocurriendo en
Chernobil. Pero ahora me parece que esta conversación se ha vuelto demasiado
sería, y no era esa mi intención.

G. Hemos hecho bien. Cuando los temas son tan serios como éste no hay más
remedio que tratarlos en serio. ¿La película que está terminando arroja luces
sobre su pensamiento en este asunto?

A. No en forma directa. Yo era un joven periodista cuando tiraron la bomba, y


quería escribir artículos sobre lo que ocurrió, pero estuvo totalmente prohibido
hasta que terminó la ocupación. Ahora, para hacer esta película, me puse a
investigar y estudiar el tema, y sé mucho más que entonces. Pero si hubiera
expresado mi pensamiento directamente en la película, no habría podido
exhibirse en el Japón actual, ni en ninguna parte.

G. ¿Usted cree que sería posible publicar la transcripción de este diálogo?

A. No tengo inconveniente. Al contrario. Es un tema sobre el que muchas


personas en el mundo deben opinar sin restricciones de ninguna clase.

G. Muchas gracias. Al fin de cuentas, creo que si yo fuera japonés sería tan
intransigente como usted en este tema. Y de todos modos lo comprendo.
Ninguna guerra es buena para nadie.
A. Así es. Pero lo malo es que cuando empiezan los tiros, hasta Cristo y los
ángeles se convierten en jefes del Estado Mayor.(Estado mayor = cuerpo de oficiales
encargados en los ejércitos de informa tecnicamente asuntos de defensa)

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