Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Erán las dos, en esa vida no sobraban más trajes largos ni había terco recalco de
normas, cuando estaba fumando el peor de mis cigarros. Miré mi techo por un largo rato. Si
preguntara qué estaba haciendo girando mi silla, sin leer, no hubiera podido verle cara.
Estaba asomado en la ventana con ojos verdes clavados en los de mi, como si hubiera
estado mirándome desde que empeze a fumar o cuando apenas llegué. Más aún, me
dejaba muy enternecido, y algo sospechoso, como si fuera por rareza, no tuve algún miedo
a esos ojos perdidos, ni al redondel de sus ojeras, quizás, un poco ofendido de que no me
haya saludado antes de espiarme. Ni en el momento que hice el ademán con la cabeza
decidio saltar a la formalidad, solo sabía que quería entrar. Era algo bello, aunque no podría
decir lo mismo de las circunstancias: un departamento de interior blanco que abandono su
pureza, ventanas rotas, una silla de mueble y almohada. Abrí la puerta. Tal véz fue muy
rapido de mi parte, abrir de esa manera y volver a sentarme, ella seguia mirandome por la
ventana, alegre ahora, pero sin querer entrar.