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Título

Mecanismos celulares y moleculares de Brucella canis en la función


reproductiva en perras.

Objetivo

El objetivo del presente trabajo será comprender los mecanismos celulares y


moleculares mediante los cuales Brucella canis afecta la función reproductiva
en perras.

Introducción

La brucelosis canina causada por Brucella canis es una enfermedad infecciosa


y contagiosa que afecta a los perros; la Brucella canis es un cocobacilo
intracelular gram-negativo no esporulado y es considerado como la
principal causa de fallas reproductivas en perros, provocando abortos
tardíos y reabsorción fetal en hembras preñadas, en machos
orquiepididimitis y prostatitis, y discospondilitis en ambos, lo que da como
resultado a la infertilidad (Pujol et al, 2017).
La carga bacteriana de B. canis es alta en secreciones vaginales de la perra
durante el celo y el parto, tambien en los tejidos fetales y placentarios de los
abortos. En los machos infectados las bacterias son excretadas en el semen.
La infección puede ocurrir vía vertical u horizontal, a través de secreciones
vaginales o seminales , y a través del contacto con la mucosa genital,
oronasal o conjuntival. (Wanke M, 2004).
En perras preñadas y en placentas caninas abortadas el objetivo principal de
la infección por B. canis son los trofoblastos (Wanke M, 2004). Sin embargo
el mecanismo fisiopatologico exacto que conduce al aborto por B. canis no se
ha descrito. Estudios histologicos revelan infiltrados de neutrofilos y celulas
mononucleares en las placentas abortadas lo que sugiere que una
inflamación local puede desencadenar el aborto (Fernández et al., 2017).

Apartados

● Incidencia y prevalencia
● Transmisión
● Signos clínicos reproductivos
● Mecanismo de acción
● Prevención
Norma oficial mexicana

Para controlar la Brucella canis en nuestro país, está vigente una campaña
nacional la cual es regida por la Norma: NOM-041-ZOO-1995; publicada en
el diario oficial desde el 20 de agosto de 1996, la cual está vigente hasta la
fecha (SENASICA, 2022).

Distribución

Su distribución en nuestro país es considerada endémica y muy pocas


regiones del país están libres de esta enfermedad o se encuentra en fase de
erradicación; de acuerdo con datos oficiales el estado de Baja California sur
está reconocido como libre de Brucelosis y Sonora se encuentra libre de
brucelosis causada por especies lisas. El 29.16% del territorio nacional está
reconocido en fase de Erradicación (los cuales son estados de Campeche,
Colima, Guerrero, Nayarit, Quintana Roo y Yucatán, así como las regiones A
de Aguascalientes, Baja California, Chiapas, Guanajuato, Hidalgo, Estado de
México, Puebla, Oaxaca y Querétaro) (SENASICA, 2022).
Manifestación clínica

La mayoría de los perros infectados con B. canis no desarrollan ningún signo


clínico aparte inflamación localizada en linfonodos.

Se han informado fallas reproductivas y patrones de parto interrumpido en


asociación con la infección por B. canis (Santos et al 2021) Puede haber
abortos repetidos y consecutivos o abortos alternados y partos normales, lo
que afecta a las hembras infectadas que por lo demás están sanas, la
mayoría de los abortos ocurren comúnmente entre los 45 y 55 días de
gestación, aunque en algunos casos ocurren en la fase inicial de gestación
(entre 10 y 35 días), confundiendose fácilmente con fracaso en la concepción
(Santos et al. 2021). La duración de la gestación canina, considerado el
intervalo desde el alza preovulatoria de hormona luteinizante (LH) hasta el
parto, se ha estimado en 65 ± 1 día (Concannon et al., 1983). Sin embargo, el
rango del lapso gestacional de la perra para gestaciones a término se
describe entre los 57 y 72 días (Lopate, 2008). La amplitud de este rango se
puede atribuir a diversos factores, tales como el momento de la monta, el
prolongado tiempo de sobrevida espermática en el tracto genital de la
hembra y el largo periodo de receptividad sexual de la perra, respecto del
momento de fecundidad (Johnston et al., 2001). La duración de la gestación
no es reflejo de una irregularidad fisiológica, sino más bien es el producto de
las variaciones que pueden ocurrir en el intervalo entre el servicio fértil y el
alza preovulatoria de LH, la ovulación, la maduración de los ovocitos, la
fertilización y el ingreso de los blastocistos al útero (England y Concannon,
2001). La clave para estimar con mayor precisión el tiempo de la gestación
canina, no es ni la fecha de inseminación, ni el inicio del estro; sino el alza
preovulatoria de LH y el concomitante aumento de las concentraciones
séricas de progesterona (P4) (Concannon et al., 1983; Meyers-Wallen,
1995).

Existen diversas técnicas de laboratorio para determinar P4 canina, sérica o


plasmática; entre ellas, el enzimoinmunoensayo (ELISA), el
radioinmunoanálisis (RIA) y el inmunoensayo quimioluminiscente (CLIA),
además de kits comerciales, basados en un procedimiento semicuantitativo
que aplica la técnica de ELISA en membrana (Eilts et al., 2005). El alza de LH
se asocia con un incremento en la concentración de P4 sérica, la que alcanza
valores de entre 1.5 y 2.2 ng/ml (Kutzler et al., 2003; Volkmann, 2006) o
superiores a 2 ng/ml el día del alza de LH o al día siguiente (England y
Concannon, 2001). Sin embargo, existe alguna discordancia sobre los
valores de P4 que mejor representan el momento de la ovulación de la perra.
Algunos autores, indican que estos valores al inicio de la ovulación serían
entre 3.4 y 6.6 ng/ml (Bouchard et al., 1991), mientras que otros describen
valores entre 5 y 7 ng/ml (Marseloo et al., 2004) o bien entre 4 y 10 ng/ml
(Johnston et al., 2001).

Desarrollo Embrionario

El transporte embrionario por el oviducto en la perra es el más prolongado


entre las hembras de especies domésticas (Thibault et al., 1993). Los
embriones ingresan al útero 10 a 12 días después de la fecundación, en
estado de mórula o blastocisto temprano (Tsutsui, 1989). Blastocistos más
avanzados sólo se describen en los cuernos uterinos (Renton et al., 1991).

Los blastocistos preimplantacionales pueden flotar en la cavidad uterina


entre los días 12 a 16 y experimentar un proceso de migración transuterina,
postulándose que de este modo se equilibrará el número de fetos dispuestos
en cada cuerno en caso de existir diferencias sustanciales en el número de
cuerpos lúteos entre ambos ovarios (Tsutsui, 1989). La implantación se
completa entre 18 y 21 días después de la ovulación (Reynaud et al., 2006).
Los embriones caninos preimplantacionales expresan enzimas y citoquinas,
que se reconocen como reguladoras del crecimiento del trofoblasto y se ha
observado además que algunos cambios endometriales son dependientes de
la presencia de embriones (Schäfer-Somi et al., 2008). A diferencia de las
especies de mamíferos de granja, en las cuales la ciclicidad depende de la
producción y secreción periódica de prostaglandina F2α(PGF2α) por el
endometrio, la función luteal en perras no gestantes es independiente de
luteolisinas uterinas. Esto ha sido demostrado en hembras
histerectomizadas donde la regresión luteal ocurrió sin necesidad de la
secreción de PGF2α uterina (Hoffmann et al., 1992).

El tiempo de gestación requerido para el desarrollo completo de un óvulo


fertilizado hasta el nacimiento de un cachorro es de 61 días (Phemister et al.,
1973).
Para el estudio de la mortalidad durante el período embrionario se debe
considerar los tiempos de desarrollo del embrión dividiendo la etapa
prenatal en tres períodos:

1. Período del óvulo (días 2-7)


2. Período embrionario (días 19-36)
3. Período fetal (día 36 hasta el nacimiento)
El período embrionario inicia con la implantación del blastocisto y finaliza
cuando la organogénesis se ha completado. El tipo de placentación en perras
es de tipo endoteliocorial en la cual el endotelio de los vasos uterinos se
encuentran adyacentes al corion fetal de tal manera que la circulación
materno-fetal se encuentra dividida por cuatro capas (endotelio de vasos
sanguíneos maternos, corion, mesénquima fetal y endotelio fetal). La
placenta es zonal envolviendo en su totalidad a cada feto de
aproximadamente 2.5 a 7.5 cm de ancho y adherida en toda la circunferencia
del lumen uterino (Miglino et al., 2006).
Macroscópicamente se pueden apreciar las zonas de reabsorción y sus
características varían de acuerdo al tiempo de gestación que haya
transcurrido. Se pueden reconocer dos tipos de marcas, la primera
observada en gestaciones a medio término como estructuras redondeadas y
engrosadas en el endometrio y la presencia de remanentes placentarios. El
segundo tipo se observa en gestaciones a término como zonas transversales
cubiertas con un material viscoso y de color verdoso. En los estudios
histopatológicos de estas zonas se observa la presencia de material granular
eosinofílico con áreas de necrosis y algunas células con núcleos grandes y
abundantes vacuolas citoplasmáticas. Se observan también células
trofoblásticas sincitiales invadiendo el miometrio, confirmando una previa
placentación (Ortega-Pacheco et al., 2006). Cuando el embrión muere se
puede apreciar una falta de irrigación a la placenta y un embrión degenerado
y/o con retraso en su crecimiento. Entre los agentes bacterianos, Brucella
canis puede causar muerte embrionaria de todos los productos cuando la
infección es al inicio de la gestación y a su vez, puede causar abortos si la
infección se da hacia el final de la gestación (Hollett, 2006).

La muerte embrionaria es un evento que normalmente ocurre en las perras


antes de la formación de los fetos alrededor de los 35 días después del pico
ovulatorio de LH. Las descargas vaginales son comunes después del aborto,
con duración variable (de 1 a 6 semanas), cantidad y apariencia del exudado,
que suele ser serosanguinolento, pero puede ser viscoso y de color verde
grisáceo (Holst et al 2012).

La muerte fetal o el nacimiento de cachorros débiles y la muerte neonatal


también se asocian a menudo con la infección por B. canis, pero en la misma
camada pueden estar presentes cachorros infectados y aparentemente sanos
(De Souza et al, 2018). En algunos casos, todavía se observan ganglios
linfáticos agrandados en cachorros infectados de 2 meses (Santos et al,
2021) y la bacteriemia persiste hasta al menos los 5 meses de edad
(Gyuranecz et al. 2011). Los cachorros sobrevivientes que portan la bacteria
representan una fuente potencial de infección para las personas que están
en contacto cercano con ellos y podrían desempeñar un papel en el
mantenimiento de la bacteria en la población canina (Santos et al, 2021)

Si bien la bacteremia puede persistir varios meses, la fiebre no es una


característica clínica típica en los perros infectados. La infección por B. canis
pasa desapercibida cuando el perro no tiene actividad reproductiva Los
hallazgos frecuentes durante exploración física incluye la inflamación de los
linfonodos submandibulares y retrofaríngeos. El epidídimo puede o no
presentar inflamación junto con dermatitis escrotal y atrofia testicular, la
inflamación testicular es infrecuente y generalmente no detectable, se
puede notar dolor a la palpación (Makloski C. 2011).

Se ha informado de la pérdida del libido e infertilidad en los machos


infectados, así como lesiones oculares asociadas con la infección por con B.
Canis (Ledbetter et al, 2009).

Los cachorros con infección congénita que sobreviven pueden presentar


artritis, enfermedad ocular, discoespondilitis, retención urinaria y
osteomielitis (Santos et al, 2021).

Control y prevención

Actualmente no existe ninguna vacuna comercialmente disponible para la


prevención de brucelosis canina. Por tanto las medidas de control incluyen
(1) pruebas de detección para perros sospechosos de tener brucelosis, (2)
tratamiento farmacologico o eutanasia de perros infectados y (3)
eliminación de la bacteria del medio ambiente (Maloski C, 2011).

Es importante destacar que, dado que la brucelosis canina es una zoonosis


de alto riesgo laboral, los propietarios y/o empleados del criadero deben
estar debidamente educados y protegidos, principalmente para evitar el
contacto con perros infectados y secreciones, especialmente durante el
parto o aborto. El personal debe ser consciente de la infección por B. canis en
la perrera y someterse a pruebas de diagnóstico o tratamiento si es
necesario (Makloski C, 2011)

La eliminación de B. canis del medio ambiente es otro procedimiento de


control muy importante. B. canis no sobrevive durante períodos prolongados
en condiciones ambientales. La mayoría de los desinfectantes lo eliminan
rápidamente, incluido el hipoclorito de sodio al 1 %, el etanol al 70 %, las
soluciones de etanol/yodo, el glutaraldehído y el formaldehído (Santos et al,
2021).

En el caso de perros domésticos infectados con Brucella, los propietarios


deben ser informados sobre los riesgos zoonóticos antes de elegir el
tratamiento o la eutanasia. Se debe considerar la orquiectomía o la
ovario-histerectomía para eliminar el sitio primario de infección y
disminuir el riesgo de transmisión. Además, los perros infectados deben ser
tratados ya que el patógeno permanece en los tejidos de los perros castrados
a pesar de un menor riesgo de transmisión (Santos et al, 2021).

Las buenas prácticas para el control de enfermedades zoonóticas en general


juegan un papel importante en el control de la brucelosis canina. Por lo
tanto, los métodos anticonceptivos, preferiblemente la esterilización
quirúrgica, para las poblaciones de perros callejeros son importantes en este
contexto (Santos et al 2021).
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