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EL ALUMBRAMIENTO DEL ESPÍRITU

Durante largos milenios en que las edades galoparon en la Tierra,
durante evos innumerables y distantes, el Oriente fue preparando
los instrumentos de su expresión, afinando su cuerpo y su alma
con los materiales más acendrados, más dúctiles,como si se tratara
de una celeste arpa eólica, presta a traducir las armonías más
sutiles de las otras esferas (Este párrafo describe la evolución cultural y
espiritual del Oriente a lo largo de milenios. Sugiere que el Oriente ha estado
refinando sus formas de expresión, tanto físicas (el cuerpo) como espirituales (el
alma), durante un largo período de tiempo. Estos instrumentos de expresión se
describen como si fueran una “arpa eólica celeste”, una imagen que evoca la idea de
música celestial o divina. En resumen, el párrafo está elogiando la rica historia y la
profunda espiritualidad del Oriente.
De ciclo en ciclo, la tarea fue
perfeccionándose, entre angustias y sobrecogimientos
desgarrados, ascendiendo, paso a paso, la espiral simbólica, la
fúlgida «escala de Jacob» que dice la Biblia como sabemos La
escala de Jacob es una estructura mencionada en la Biblia (Génesis) por la que los ángeles
Tras de evoluciones e involuciones
ascendían al cielo y descendían a la tierra.
sucesivas, resurgía del Caos hacia la Vida y tornaba de la Vida
hacia el Caos, llevando siempre latente todas sus adquisiciones
anteriores y todas sus posibilidades y potencias futuras. Así
construyó el Oriente el instrumento más flexible y rico que haya
tenido hasta ahora la humana progenie(La humana progenie es el
conjunto de descendientes o hijos de una persona o de un grupo de personas. es
decir la progenie es una forma de establecer vínculos de parentesco y grupos
sociales, como las familias o los clanes.
Durante los primeros milenios la lucha contra la animalidad
primordial, que acababa de surgir potente de los senos del
Cosmos, ocupó toda la energía legendaria de la criatura humana.
El hombre trabajó incansablemente; primero, en su plasma físico,
adaptándolo a todas las modalidades de temperatura y clima,
haciéndolo resistente a todas las vibraciones telúricas, aguzando
sus sentidos para las percepciones más sutiles, construyendo un
sistema nervioso capaz de traducir el registro íntegro de su
estructura. Después perfeccionó su alma que estaba destinada a
ser un instrumento superior de expresión, pero, en íntima
concordancia, en ligamen correlativo y profundo con su cuerpo
físico. Esta segunda tarea fue más larga, más onerosa y más difícil
porque el elemento que manipulaba era frágil, quebradizo,
evanescente, impalpable. Pero, la concordancia del alma con el
cuerpo en el oriental aspira a una síntesis superior y más profunda
de la vida. En el negro fue una síntesis de primer plano, una
síntesis plástica, inmediata y tangible. Para el negro, el mundo
principia y acaba en la Belleza, es decir, en la forma;el negro es el color
que simboliza la belleza, porque es el que mejor resalta las formas y los contrastes.
para el asiático, el mundo principia y acaba en la Verdad, es decir,
trasciende de la forma. Y así como el negro tuvo a través de su
cuerpo y de su alma la experiencia estética, el oriental hizo de su
cuerpo y de su alma instrumentos experimentales capaces de darle
la certeza de la Verdad y del Espíritu. Por eso es que el yogi aspira
al dominio absoluto de su cuerpo físico y de su estructura
emocional, pasional y sensitiva, no para aniquilarlos, sino para
convertirlos en vehículos directos y flexibles de su más íntima y
recóndita realidad espiritual. El párrafo nos quiere decir que el yogi busca
controlar su cuerpo y sus emociones, no para destruirlos, sino para usarlos como
instrumentos de su realidad espiritual más profunda. El yogi practica el yoga, que es
Esa es
una disciplina física y mental que tiene como objetivo la unión con lo divino
la experiencia mística de que nos hablan los iluminados de todas
las confesiones religiosas. Sólo cuando los instrumentos corporal y
anímico hubieron alcanzado un determinado nivel de perfección.
surge, entonces, lo que se ha llamado la conciencia de vigilia, la
conciencia absolutamente despierta, y el hombre alcanza una
nueva dimensión del conocimiento y de la vida. Este hecho inaudito
ocurre, por primera vez, a lo que alcanza nuestra información
histórica, en las tierras milenarias del Asia, que estaban destinadas
a dar el primer paso en esta empresa decisiva.
174 LA CONQUISTA DE LA VERDAD
Si para el negro africano el mundo es la Belleza porque su ser
logra una plena encarnación formal, para el asiático el mundo es la
Verdad porque la forma es ilusoria, es maya, es un simple vehículo,
una mera revelación, un reflejo empañado de ella. Esto significa que
primeramente se están comparando las diferentes formas en que las culturas
africanas y asiáticas perciben el mundo. Según el parrafo , para el “negro africano”, el
mundo es la Belleza, lo que podría interpretarse como una apreciación de la estética
y la forma física. En contraste, para el “asiático”, el mundo es la Verdad, lo que podría
interpretarse como una búsqueda de significado más allá de la apariencia física, ya
que consideran que la forma es ilusoria. Asimismo recordar que tanto África como
Asia son continentes muy diversos con una amplia gama de culturas y filosofías.
- También se dice que el centro vital del Oriente reside
íntegramente en la sabiduría. Para su ser es una necesidad
vital alcanzar el sentido último, la fuente primigenia(adjetivo que
se aplica sobre aquel o aquello que es nativo u originario) no sólo de la
existencia humana, sino de la existencia total del Cosmos.
- Tiene hambre y sed de conocimiento directo porque el
hombre en su esencia es un Pensador, un conocedor de la
Sabiduría; porque, según el oriental, el Verbo creó el mundo y
el Universo es hijo del Logos, porque el hombre mismo es una
emanación del Logos, que preside las evoluciones y las
involuciones de los mundos, a través de los Kalpas(se
refieren a los largos periodos de tiempo), a través de todas las
edades y ciclos de evolución. En resumen, este párrafo parece estar
discutiendo la búsqueda del hombre por el conocimiento y la comprensión, la
creencia en un principio divino ordenador (el Logos), y la naturaleza
experiencial del Espíritu en la filosofía oriental.