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SEPULCRO DE
LOS GIGANTES
Darwin y los mamíferos fósiles
de América del Sur
Sergio F Vizcaíno Teresa Manera Juan C Fernicola
Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Departamento de Geología, Museo Argentino de Ciencias
Universidad Nacional de La Plata Universidad Nacional del Sur Naturales Bernardino Rivadavia
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ARTÍCULO
P
ocos cultores de la paleontología de vertebrados son mapas actuales y suele confundirse con el balneario Monte
conscientes del aporte que hizo Charles Darwin a Hermoso, también
también ubicado a la entrada de la bahía Blanca,
esa disciplina con sus hallazgos de mamíferos fósiles unos 30km más al este. Darwin realizó una detallada des-
en Sudamérica. Recíprocamente, poco se ha reconocido la cripción geológica del lugar y encontró algunos fósiles, en
influencia que tuvieron esos hallazgos sobre el concepto su mayoría de roedores, y algunos huesos de los miembros
darwiniano de la evolución. Cuando Darwin los realizó de grandes cuadrúpedos megateroideos (luego se descubrió que eran
era un joven de veintitrés años, cuya formación académica principalmente de otros perezosos terrestres). En agosto del
como naturalista se había centrado sobre
s obre todo en geología, año siguiente volvió y trabajó en el área de Punta Alta.Alta.
botánica y entomología, aunque, con toda probabilidad, Como ocurrió a lo largo de todo su viaje, Darwin en-
también tenía conocimientos de anatomía, adquiridos vió los fósiles a su mentor John Henslow (ver recuadro ‘El
como estudiante de medicina en Edimburgo, antes de pa- hombre con quien caminó Darwin’) y este los depositó
sar al Christ College de la Universidad de Cambridge. en el Real Colegio de Cirujanos de Londres. Allí fueron
En 1796, en la primera de sus muchas publicaciones
sobre animales fósiles, Georges Cuvier (1769-1632), del
Museo Nacional de Historia Natural de París, considerado Gliptodonte. Si bien antes del viaje del Beagle se conocían en Europa algunos fósiles de este
el fundador de la paleontología de vertebrados, describió animal, se los había clasificado como megaterios. Los hallazgos de Darwin llevaron a la
unos restos provenientes de Luján y reconoció correcta- identificación correcta. Lámina de Germán Burmeister, ‘Monografía de los glyptodontes en el
Museo Público de Buenos Aires’, Anales del Museo Público de Buenos Aires, 1874.
mente su relación con los perezosos actuales. Pertenecían a
un animal luego denominado megaterio ( Megatherium ame-
ricanum). En su obra sobre esqueletos fósiles de cuadrúpe-
dos (Recherches sur les ossemens fossiles de quadrupèdes, París, 1812)
reprodujo una carta del presbítero y naturalista oriental
Dámaso Antonio Larrañaga (1771-1848), en la que este
describía
mal fósil,desde Montevideo
seguramente restos de la coraza
un gliptodonte, de un
antecesor deani-
los
actuales armadillos del género Dasypus (conocidos en la Ar-
gentina como tatús, peludos o mulitas). El autor de la carta
atribuyó erróneamente los restos a un megaterio, por lo
que Cuvier aceptó que este podía tener una coraza.
Cuvier también estudió restos de proboscídeos extin-
tos, vinculados con los actuales elefantes de África y Asia,
hallados por Alexander von Humboldt (1769-1859) y Barrancas de Las Rocas o Farola de Monte Hermoso, sobrevoladas por una bandada de
loros barranqueros.
otros exploradores en varias localidades de Chile, Perú,
Ecuador y Colombia. Reconoció tres especies, que llamó
Mastodon angustidens, Mastodon andium y Mastodon humboldti.
Así, los únicos fósiles de mamíferos americanos re-
conocidos antes del viaje de Darwin eran megaterios y
mastodontes, aunque, como se vio, también se habían
encontrado restos de gliptodonte. Antes de Cuvier los
huesos de todos esos grandes mamíferos eran por lo co-
mún considerados relictos de una raza de gigantes huma-
nos, destruida por decisión divina.
Darwin estaba al tanto de la obra de Cuvier, que le pro-
porcionó la única información científica sobre mamíferos
fósiles sudamericanos que había obtenido cuando partió en
su viaje. Descubrió los primeros de tales fósiles en el sur
de la actual provincia de Buenos Aires. Como parte de sus
viajes de exploración hidrográfica, el 2 de octubre de 1832
el Beagle ancló frente a Monte Hermoso, un lugar situado en
la entrada de la bahía Blanca que hoy se conoce localmente
como Las Rocas y que se cita en la bibliografía científica
como Farola Monte Hermoso. Allí se levanta un acantila-
do de unos doce metros, con una extensión de tres kiló-
metros, coronado por médanos que se ven desde lejos. El
accidente geográfico no está indicado en la mayoría de los
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estudiados a partir de 1836 por Richard Owen, quien asignó al-
gunos de esos ejemplares al género Megatherium , mientras que con
otros estableció dos nuevos géneros de perezosos: Scelidotherium y
Mylodon (ver recuadro ‘Richard
‘Richard Owen, 1804-1892’).
1804-1892’).
Darwin también encontró en su viaje restos de caparazones y,
debido a la publicación realizada por Cuvier de la comunicación
de Larrañaga, que las asignaba a un megaterio, las atribuyó inicial-
mente a ese perezoso, aunque luego estableció que pertenecían a
otro animal, relacionado con los armadillos. Owen confirmó su
observación y clasificó los restos en el género Hoplophorus, de la
familia de los gliptodontes, descripto en 1839 sobre la base de
material encontrado en el Brasil por un seguidor de Cuvier, el pa-
leontólogo danés Peter Wilhelm Lund (1801-1880).
Darwin coleccionó, además, una mandíbula y dientes que le
parecieron de un roedor gigantesco, con los cuales, más materiales
de otras localidades, Owen describió el género Toxodon y discutió
sus afinidades con roedores, paquidermos y cetáceos. Actualmente
se considera que ese género es uno los más evolucionados de un
Mastodonte. Lámina de Geschichte der Schöpfung, Otto Wigand, Leipzig, 1851. linaje de ungulados (mamíferos con pezuñas) nativos de Améri-
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Después de publicar sus informes de viaje, Darwin no
volvió a interesarse por los mamíferos fósiles de Sudamé-
rica. Mas aún, en El origen de las especies apenas los mencionó
en términos muy generales, pues supuso que los reunidos
con tanto celo en sus correrías sudamericanas eran formas
terminales. Por ello no le permitían comprender la variabi- var iabi-
lidad y el origen de nuevas especies, algo que lo ocupaba
en esa instancia de su progreso intelectual. De todos mo-
dos escribió: Esta maravillosa relación entre lo muerto y lo vivo en un
mismo contin
continente
ente arroj
arrojará,
ará, de aquí
aquí en adelant
adelante,
e, más luz
luz sobre la aparició
apariciónn y
desaparición de los seres orgánicos sobre la tierra que cualquier otro hecho.
Cráneo en vista ventral de un toxodonte (Toxodon platensis).
platensis). El ejemplar fue La mayoría de las apreciaciones sobre la formación del
recolectado en 1833 por Darwin en el arroyo Sarandí, en el actual Uruguay, y pensamiento de Darwin han considerado que las tortugas
descripto por Richard Owen. Dibujo publicado en The Zoology of the Voyage y los pinzones de las islas Galápagos fueron el principal
of HMS Beagle, Londres, 1838. factor que modeló su visión de la inestabilidad de las es-
pecies. Sin embargo, ello solo se concretó mucho después
tió sus dudas a Henslow: En el río Carcarañá conseguí un diente que de su regreso a Inglaterra, cuando acertó a imaginar un
pone a prueba
prueba mis
mis conje
conjetur
turas.
as. Pa
Parece
rece un enorme
enorme dien
diente
te masticador.
masticador proceso que explicara cómo ocurría la evolución. Recu-
A principios de 1834 recolectó su último mamífero rrió para ello a Thomas Robert Malthus (1775-1834) y a
fósil en los alrededores de San Julián (hoy provincia de innumerables
innumerab les ejemplos de variedades domésticas.
Santa Cruz). En su relato a Henslow lo atribuyó a un mas- En sus notas de viaje, Darwin especuló sobre las se-
todonte. Sobre la base de ese fósil, Owen describió el gé- mejanzas entre formas fósiles y actuales de una misma
nero Macrauchenia , que refirió a los paquidermos pero con región, y sostuvo que debían explicarse recurriendo a un
afinidades
lidos. Hoy con
se lorumiantes,
considera particularmente
un representantecon los camé-
avanzado de antepasado común.
pecies en gran escalaPensó
no eraque la modificación
lineal, de las es-
como había propuesto
otro linaje de ungulados nativos, el orden Litopterna. Jean-Baptiste Lamarck (1744-1829), sino que tomaba la
riCHard
riC Hard owen (18
(1804-
04-189
1892)
2)
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forma de un árbol con ramas asimétricas. Para cuando el El viaje del conocimiento nunca termina, siempre
Beagle abandonó las costas del continente sudamericano y plantea nuevos desafíos. El actual es renovar el interés por
puso proa hacia las Galápagos, la idea de la evolución ya la recuperación metódica de más de esas bestias que fas-
estaba en la mente del joven Darwin. cinaron a Darwin y a sus sucesores, multiplicar el número
La influencia de Darwin sobre la paleontología del conti- de ejemplares hallados de cada forma conocida y estudiar-
nente provino no tanto de su labor como paleontólogo sino los para redefinir los límites de las especies fósiles consi-
de la obra de naturalistas locales que siguieron sus ideas, en derando sus variaciones de forma. El viaje al sepulcro de
particular Florentino Ameghino (1854-1911), cuyo empuje gigantes es una jornada al descubrimiento, de la cual los
causó que el darwinismo se insertara tempranamente en esta nuevos jóvenes viajeros regresarán con los morrales carga-
sociedad tan remota de los centros intelectuales del norte. nor te. Los dos de nuevo conocimiento.CH
pocos naturalistas sudamericanos de la segunda mitad del si-
glo XIX actuaron bajo la influencia intelectual de Darwin, lo
que explica su interés por explorar, descubrir, coleccionar y
clasificar fósiles, e interpretar la evolución de sus linajes. LECTURAS SUGERIDAS
Poco después de la muerte de Darwin, Ameghino Ameghino dio DE IULIIS G, VIZCAÍNO SF, FARIÑA RA y BARGO MS , 2005, ‘El legado del
en el Instituto Geográfico Argentino una conferencia ti- megaterio’, Museo
Museo,, Revista de la Fundación Museo de La Plata, 3, 19:31-36.
tulada ‘Un
‘Un recuerdo a la memoria de Darwin. El transfor-
ELDREDGE N, 2009, ‘What Darwin learned in medical school’, The Lancet,
mismo considerado como ciencia exacta’. Entre tras cosas
373, 9662:454-455.
dijo: Aún no ha concluido
concluido el hilo telegráfico
telegráfico de transmitirnos los últimos
últimos
ecos fúnebres de los honores póstumos que se le tributan en todas partes de FERNICOLA JC, VIZCAÍNO
VIZCAÍNO SF y DE IULIIS G, 2009, ‘The fossil mammals collected
Europa […] ¿Cómo podría pasar sin detenerme delante de ese poderoso by Charles Darwin in South America during his travels on board the HMS Beagle’,
Beagle’,
adoptaron las ideas del insigne maestro… Fundación Museo de La Plata, 3, 22:29-36.
Aunque el concepto de especie defendido por Darwin –, FARIÑA RA y FERNICOLA JC, 2009, ‘Young
‘Young Darwin and the ecology and
continúa siendo controvertido, El origen de las especies contie- extinction of Pleistocene South American fossil mammals’, Revista de la
ne una concepción biológica semejante a la actual, que Asociación Geológica Argentina,
Argentina, 64, 1:160-169.
considera a las especies como poblaciones de individuos
que pueden cruzarse entre ellos y están reproductivamen-
te aislados de grupos
grup os afines. Sin embargo, Darwin también
advirtió en su libro: No discutiré aquí las diferentes definiciones que
se han dado al término especie. Ninguna definición satisface aún a todos Sergio F Vizcaíno
los naturalistas; pero aun así todos saben vagamente lo que quieren decir
Doctor en ciencias naturales, UNLP.
cuando hablan de una especie.
Profesor titular, Facultad de Ciencias Naturales y Museo, UNLP.
Ameghino clasificaba en una nueva especie a todo fósil
Investigador independiente del Conicet.
diferente, incluso aquellos que otros naturalistas solo hubie-
vizcaino@fcnym.unlp.edu.ar
sen considerado una variedad de la especie. La consecuencia
de su nomenclatura es que el número de nombres de espe-
cies fósiles es muy superior al que sería en una clasificación
realizada en virtud de criterios biológicos modernos.
La manera ameghiniana de aportar al darwinismo,
mediante el reconocimiento de formas intermedias con Teresa Manera
nombres propios, dejó una profunda huella en las siguien- Doctora en geología, Universidad Nacional del Sur.
tes generaciones de paleontólogos sudamericanos. En las Jefe de trabajos prácticos, UNS.
últimas décadas se ha pasado de la búsqueda de formas in- tmanera@criba.edu.ar
termedias a la interpretación de las relaciones entre las es-
pecies y entre los grupos
grup os de nivel jerárquico mayor que las
agrupan. Asimismo, la irrupción de la paleobiología, una
amplia disciplina relativamente nueva y en crecimiento
que aplica a los fósiles los métodos y descubrimientos de Juan Carlos Fernicola
la biología de organismos vivientes, como la morfometría Doctor en ciencias biológicas, Universidad de la República,
y el desarrollo, ha orientado a muchos paleontólogos a
revisar su concepción de las especies y a estudiar el rango Uruguay.
Profesor adjunto, Universidad Nacional de Luján.
de variaciones morfológicas entre individuos y a lo largo jctano@macn.gov.ar
de la vida de un mismo individuo.
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