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Odessa hywell say you love me

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Odessa hywell say you love me

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Odessa hywell say you love me

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Odessa hywell say you love me

Nota del staff


Esta traducción está hecha sin fines de lucro. Es un trabajo realizado de
lectoras a lectorxs a quienes les apasiona de igual manera la lectura
MM.
Con esto no queremos desprestigiar a los autores que invierten su
tiempo creando estas obras que tanto amamos. Nuestro único fin es
que la lectura llegue a más personas.
Recuerden siempre apoyar a los autores comprando su material legal y
dejando reseñas en las plataformas como incentivo y demostrar lo
mucho que los amamos.

~4~
Odessa hywell say you love me

Fantasy Romance está en contra de la


distribución irresponsable en TikTok. Por tal
motivo, cuenta en donde se vea una descarada
afirmación de una traducción ILEGAL,
realizada por Fantasy, cuenta que será
REPORTADA.
Si te molesta esto, hace funcionar tus dos
neuronas y no distribuyas libros ilegales con
tanta caradurez.
Atentamente,
El Staff de Fantasy Romance
~5~
Odessa hywell say you love me

Contenido
Sinopsis
Capítulo Uno
Capítulo Dos
Capítulo Tres
Sobre Odessa

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Odessa hywell say you love me

Sinopsis
Forest y River Marshall llevaban tres años sin verse, desde la noche en
que River se metió en la cama de Forest y le hizo la mejor mamada de
su vida. Cuando los hermanos se reencuentran, saltan chispas y nada
volverá a ser lo mismo.

Say You Love Me es un relato erótico corto de 7.000 páginas con una
trama ligera pero con mucha obscenidad. Presenta a un cariñoso
hermano mayor, un necesitado hermano menor y sexo anal por
primera vez.

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Odessa hywell say you love me

Uno

Forest Marshall
Hay momentos -horas, minutos, incluso segundos- que te definen,
que definen toda tu vida. Casi puedes sentir cómo la tierra se mueve bajo
tus pies cuando todo cambia, se desplaza a tu alrededor para adaptarse
a tu nueva realidad.
En resumen: a veces la vida es una mierda.
Pero es mucho más complicada que eso.
Apoyo la cabeza en el reposacabezas y cierro los ojos. El aire
acondicionado está al máximo, soplando aire felizmente gélido por el
interior sobrecalentado del coche, haciendo retroceder el sofocante calor
del verano. No es la temperatura exterior lo que me acalora. En su lugar,
son mis recuerdos, las cosas que he intentado olvidar y que no he
conseguido del todo, las que me incineran.

—Forest.
—¿Sí?
—No puedo dormir. ¿Puedo...?
—Vamos, Puddle.

Me aprieto las palmas de las manos contra los ojos, intentando


tragar saliva ante los recuerdos de la última vez que estuve aquí, la última
noche que pasé en casa, durmiendo en mi cama, envuelto a salvo en la

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misma manta que llevaba usando desde que era pequeño, en


Mayweather, Maine. Tengo la garganta seca, más seca que el desierto de
Atacama.

—Oh, Dios… River. Justo así.


—¿Estoy haciendo un buen trabajo?
—Perfecto. Eres jodidamente perfecto.
—¿Quieres... . . ¿Quieres correrte en mi boca?

Han pasado tres años desde la última vez que estuve aquí, en esta
entrada, estacionado en este mismo lugar. Me fui sabiendo que volvería
algún día, cuando fuera el momento adecuado.
¿Es ese momento ahora? Aún no estoy seguro. Pero hace tantos
años, tomé mi decisión, aunque fuera equivocada, aunque nadie lo
entendiera. Puede que al final ni siquiera sea yo quien decidiera, no sólo
yo.
Algunas cosas simplemente están fuera de nuestro control. No
podemos elegir lo que ocurre ni cuándo ocurre. La única elección real, al
fin y al cabo, es cómo reaccionamos ante la vida que nos rodea.
La vida sucedió.
Elegí irme, porque era lo correcto.

—Lo siento, River.


—Por favor, no te vayas. Por favor, Forest.
—No puedo quedarme, Puddle.
—Me portaré bien. Te lo prometo. Podemos hacer como si no
hubiera pasado. Sólo no me dejes.
—Te amo. Te amo. Te amo.

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Elegí volver para reclamar lo que es mío, lo que siempre ha sido


mío.
Abro la puerta de un empujón y miro mi teléfono. Deslizo el dedo
por la pantalla y lo abro. Navego hasta la aplicación correspondiente y
leo y releo el último puñado de mensajes que recibí hace casi un año.

Di algo.
Por favor, cualquier cosa.
¿Forest? Me estoy muriendo.
Por favor. Te extraño.
Lo lamento. Lo siento mucho.
Ven a casa. Por favor
Te amo, Forest.

River Marshall: mi hermanito.


Tenía seis años cuando nació, estaba tan emocionado por tener un
hermano, por ser hermano mayor. Lo creía: era lo mejor que podía
pasarme o que me pasaría. Y no me equivocaba. Lo fue todo para mí
desde el momento en que lo vi acunado en los brazos de nuestra madre,
envuelto en una suave manta blanca de hospital.
La primera vez que lo vi tenía los ojos cerrados. Descansaba
mientras nuestra madre le tarareaba una nana familiar, una que me
había tarareado innumerables veces mientras me arropaba.
Me asomé al borde de la cama con los ojos muy abiertos y llenos
de asombro. Abrió el brazo y me metió en la cama con ella cuando él sólo
tenía unas horas y me lo puso en el regazo antes de darme un beso en la
sien.
—Te presento a River—, susurró, su voz como una cálida brisa de
verano al soplar sobre mi oído y, en ese preciso instante, mi destino

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quedó sellado. Me poseía en cuerpo y alma. Por desgracia, el pequeño


bastardo no tardó mucho en saberlo también.
Sin embargo, era un dios benévolo, que nunca ejercía su poder
sobre mí de forma que me convirtiera en un súbdito involuntario. Con
él, siempre fui un siervo leal, listo y dispuesto a cumplir sus órdenes. Sólo
tenía que pedir para recibir. Nada era demasiado grande ni estaba fuera
de su alcance. Incluso ahora, pondría el mundo a sus pies. Y tengo toda
la intención de hacerlo. Por eso he vuelto.
Me meto el teléfono en el bolsillo y subo los escalones.
La puerta principal se abre de golpe antes de que pueda sacar las
llaves para abrirla.
—¡Forest!— En segundos, tengo los brazos llenos. Tropiezo y me
agarro a mí mismo y al peso de mi hermano pequeño contra la barandilla
del porche para no acabar en el duro suelo. Se sube a mí como si fuera
un árbol y me rodea con los brazos alrededor del cuello y las piernas
alrededor de la cintura. —¡Has vuelto!
Desde que me fui, River ha crecido. Ya no es el chico de dieciocho
años que yo recordaba, perezoso y descoordinado, con el pelo
despeinado y la ropa combinada. Ahora sigue siendo alto y delgado, pero
lleva el pelo peinado, vaqueros negros ajustados y un jersey verde
oscuro. Tiene buen aspecto.
Y es mío, lo sepa o no.
—River—. Exhalo y enrosco los brazos alrededor de su cuerpo,
abrazándolo con fuerza mientras un agradable zumbido me agita la
sangre. Ha pasado tanto tiempo, demasiado desde que lo tuve en mis
brazos. Lo he echado de menos con cada latido de mi corazón. Desde el
último día que estuve con él, he sentido que me ahogaba, incapaz de
respirar decentemente. Ahora, de repente, con él en mis brazos, envuelto
alrededor de mi cuerpo, es como si finalmente hubiera salido a la
superficie, capaz de llenar mis pulmones con aire dulce por primera vez
en años.
—Te he echado de menos. Te he echado tanto de menos—, susurra,
apretando su boca contra la mía una, dos y una tercera vez antes de que

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su rostro pierda el color. Se aparta, sus ojos de un color tan parecido al


de la mente1 se encuentran con los míos antes de tragar saliva. —Forest...
Lo agarro por la nuca y lo atraigo hacia mí antes de meter la lengua
entre sus labios para saborearlos rápidamente. Tiembla entre mis
brazos, persiguiendo mi boca mientras me retiro, aunque es lo último
que quiero hacer.
Quiero devorarlo aquí y ahora. Pero no puedo.
—Feliz cumpleaños, River—, susurro mientras paso la mano por su
esbelta espalda.
—Forest—. Su voz se quiebra al pronunciar mi nombre antes de
que sus brazos me rodeen el cuello. —Este es el mejor regalo de mi vida.
—Puede que aún te sorprenda—, respondo antes de dejarlo en el
suelo y sujetarlo por la cintura hasta que se estabiliza sobre sus pies.
—Vamos. —Sonríe y me agarra de la mano. Entrelazo los dedos y
disfruto del calor de su palma contra la mía mientras me empuja hacia
la puerta. Me siento bien sosteniéndolo de la mano otra vez. Es
jodidamente perfecto. Estoy donde debo estar: con River. —La fiesta ya
está en marcha.
River me arrastra hacia el interior de la casa y yo lo sigo, agarrado
a él.
Que lo vean sus amigos, que se queden mirando, preguntándose y
susurrando.
Muy pronto River no estará aquí para oír los cotilleos y yo
tampoco. Dejaremos este pueblecito de nada en el retrovisor,
buscaremos un lugar donde nadie nos conozca y nos daremos un
capricho. Las opiniones de esta gente que nunca me ha caído bien, en la
que no he pensado ni una sola vez desde que me fui, no significan nada
para mí.

1
El azul es el color de la mente y es esencialmente calmante; nos afecta mentalmente, en lugar de la reacción
física que tenemos al rojo. Los azules fuertes estimularán el pensamiento claro y los azules más claros y suaves
calmarán la mente y ayudarán a la concentración.

~ 12 ~
Odessa hywell say you love me

—¡Miren a quién encontré!— grita River, llamando la atención de


todos los reunidos.
—¡Forest!— exclama mamá, con una sonrisa tan brillante como un
fuego artificial, mientras corre hacia mí y me abraza. Aunque me aprieta,
no suelto la mano de River.
Quiero a mi madre. Siempre la he querido y siempre la querré.
Pero ella no es River. No hay persona, lugar o cosa en este mundo que
signifique más para mí que mi hermano pequeño. Lo quiero más que a
nadie, incluso que a mí mismo.
—Me alegro de verte—, dice mamá cuando se retira y me agarra la
cara entre las manos. Tiene los ojos enrojecidos y sigue sonriendo.
Aunque hemos hablado por teléfono de vez en cuando, es la primera vez
que estamos en la misma habitación desde que me fui.
—Tú también—. Le doy otro abrazo. —Te he echado de menos.
Y lo hice. Claro que la eché de menos. No más de lo que extrañaba
a River, pero aún así...
—¿Cuánto tiempo te quedas, Forest?—. Pregunta River, rebotando
sobre los dedos de los pies. El pelo le cae alrededor de las orejas. Incluso
ahora me recuerda a un cachorro demasiado grande y excitado. —¿Es
esa mi otra sorpresa?
—No exactamente—, le digo. Su otra sorpresa es algo para nosotros
solos, algo que compartiremos cuando estemos solos con toda la noche
por delante. —Pero de momento me quedo.
—¡Sí!— Su cuerpo vuelve a chocar con el mío y lo envuelvo en mis
brazos, soportando su peso con la misma facilidad que cuando era niño.
Me siento bien al tenerlo de nuevo a mi alcance. Es como si, de repente,
todo el puto mundo tuviera sentido.
—No lo mimes tanto, Forest—, dice nuestro abuelo.
—Es mío para mimarlo—, respondo, diciendo lo mismo que le he
dicho siempre al viejo mientras respiro River, recordándome lo bien que
huele. Como si alguna vez pudiera olvidarlo.

~ 13 ~
Odessa hywell say you love me

—Acabo de recuperarlo, así que déjanos en paz, abuelo—, dice


River, acurrucándose contra mi pecho. El calor de su cuerpo se filtra a
través de nuestras gruesas capas.
Ansío su calor como una flor la luz del sol.
—¿Qué te parecería si acabáramos antes de tiempo con tu fiesta de
cumpleaños?—. Le susurro al oído. Se estremece contra mí y me aprieta
la espalda con los dedos. —Podemos ir a Portland. Te invitaré una pizza,
te patearé el culo en el air hockey y celebraremos como es debido que
cumplas veintiuno.
—Te refieres a que te pateen el culo en el air hockey—, replica
sonriendo; la alegría de su cara es casi afrodisíaca. —Pero vamos. De
todas formas, estos no están aquí por mí.
Y lo están. Al fin y al cabo, es su cumpleaños. Pero ninguno de ellos
importa. Son sólo extras de fondo en lo que a mí respecta.
Miro a nuestra madre. Sus labios esbozan una sonrisa cariñosa
mientras niega con la cabeza. —Vamos. Vayan.
Si supiera la verdad, no me dejaría estar solo en la misma
habitación que su hijo, y mucho menos llevármelo tres horas a la ciudad.
—Ve a empacar para pasar la noche—, le digo a River, soltándolo
para que pueda hacerlo.
—Ven a ayudarme—, me insta, pero niego con la cabeza. Si me voy
con él, si tengo un solo segundo sin compañía, no podré controlarme.
—Estaré aquí esperándote. Vete. Pero date prisa—, le digo.
Gira sobre sus talones y desaparece escaleras arriba. Sólo tarda
diez minutos en hacer la maleta y cuando vuelve, tal como le prometí, lo
estoy esperando.

~ 14 ~
Odessa hywell say you love me

Dos

River Marshall
Mientras Forest conduce, lo miro. Soy feliz, más feliz de lo que he
sido en años.
—Pensé que tal vez después de lo que hice me odiabas—. Me giro y
miro por la ventanilla, incapaz de mirarlo. Probablemente me odie por
lo que hice.
Era joven, tonto y estaba ciegamente enamorado de mi hermano
mayor. Nada ha cambiado porque sigo siendo joven, tonto y enamorado
ciegamente de Forest. Pero, hace tres años, las hormonas sacaron lo
mejor de mí y nos destruí.
Forest enhebra sus dedos entre los míos. —Nunca, River
Le echo un vistazo. —Yo tampoco estoy enfadado.
Cuando me di cuenta de que no iba a volver a casa, envié muchos
mensajes enojado. Me llevó tiempo, pero al final entendí por qué se fue
como lo hizo. Sólo intentaba protegerme, como cualquier buen hermano
mayor. Las cosas entre nosotros serían mucho más sencillas si no fuera
mi hermano.
—Comprendo por qué estabas enfadado—, me dice Forest
mientras me roza los nudillos con el pulgar. —No pasa nada. Todo va a
salir bien.
Cierro los ojos y le aprieto la mano, recordando cómo me metió la
lengua en la boca en el porche. Esa no es la forma en que los hermanos
se saludan, así que ¿por qué lo haría él a menos que...? ¿Trago saliva

~ 15 ~
Odessa hywell say you love me

pasando el nudo que se me hace en la garganta mientras aprieto mi mano


en torno a la suya?
¿Y si ha venido hasta aquí para decirme que somos hermanos, que
sólo podemos serlo una vez, y que los hermanos no pueden hacer lo que
hicimos? ¿Cómo sobreviviré a eso? No sobreviviré.
—Nadie más lo entenderá, River—. Forest sacude la cabeza y me
mira. —Si nosotros... Nadie más podrá saberlo jamás. ¿Puedes vivir con
un secreto así?
Si mentirles a todos es la única forma de tenerlo... —Podríamos
mudarnos, irnos a otro sitio. Me teñiré el pelo. Si alguien pregunta...
podemos decir que estamos casados. Ya lo hicimos la última vez—. Se me
quiebra la voz y me froto los ojos con la mano libre. No puedo perderlo,
no otra vez. Le necesito en mi vida. —Te amo.
—Yo también te amo, Puddle—, dice Forest, llevándose la mano a
la boca y besándome los nudillos.
Me hundo en el asiento y el corazón me da un vuelco. —¿Nos
iremos juntos?
—Juntos—, dice Forest.
Empiezo a sonreír -nos vamos juntos- antes de fruncir el ceño. —
¿Y mamá?
¿Qué le diremos? ¿Podemos decírselo? ¿Qué pensará si le
contamos lo nuestro?
—No puede saberlo nunca. Recuerda: nadie, River—, dice Forest.
Nadie.
Ni la familia. Ni los amigos.
Nadie.
—De acuerdo—, acepto. Nadie lo entenderá de todos modos. Dirán
que es raro, que está mal. Puede que incluso intenten separarnos. —
¿Podemos darnos prisa y llegar ya a Portland?
Forest se ríe, el sonido tan brillante y bullicioso como lo recuerdo.
—¿Tantas ganas tienes de perder al air hockey?

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Odessa hywell say you love me

—Quiero besarte.
Y no puedo hacerlo cuando él está conduciendo.
Forest lleva el coche al arcén en menos de un minuto. Empuja el
asiento hacia atrás todo lo que puede antes de cruzar la consola y
desabrocharme el cinturón. No dudo en subirme a su regazo, a
horcajadas sobre sus muslos. Sus manos, grandes y cálidas, me aprietan
la cintura.
—Lo que tú quieras, Puddle, siempre.
Lo que yo quiera, siempre.
Ahora mismo lo quiero a él, así que me inclino hacia delante y
acerco mi boca a la suya. Nuestros labios se separan al mismo tiempo y
él desliza su lengua en mi boca. Se traga mi gemido de necesidad con un
sonido similar de placer, y yo apretó en un puño la parte delantera del
jersey.
Su polla está dura y me aprieta el culo. Mi polla se tensa
dolorosamente contra la cremallera.
¿Qué posibilidades hay de que lleguemos a Portland? Lo necesito
tanto que no creo que pueda esperar. Hace tres años que no me toca de
la forma en que más quiero que me toque.
—Sólo un poco más, lo prometo—, susurra Forest, besándome la
mandíbula mientras jadeo contra su sien. Sus cálidas manos exploran mi
espalda. —¿Puedes esperar un poco?
¿Quiero esperar? No.
¿Puedo hacerlo si es necesario? Sí.
—Un poco más—. Va a ser una tortura pero he esperado tres años
por Forest. Puedo esperar tres horas más. ¿Tal vez?
—¿Alguien te ha tenido como yo?— me pregunta Forest mientras
sus manos se deslizan por mi culo.
Me arden las mejillas y desvío la mirada. —No.

~ 17 ~
Odessa hywell say you love me

Algunos chicos han querido más, pero nunca he sido capaz de


hacer más que un beso incómodo con los labios apretados. Siempre ha
sido Forest para mí: mente, cuerpo y alma. Nadie más lo hará.
—Bien. Eres mío.
Suyo. Yo soy suyo. ¿Él es mío?
—¿Con cuántos has estado?— Le pregunto.
No era virgen aquella noche, pero ¿ha habido más chicos desde
entonces?
Forest niega con la cabeza. —No muchos: sólo tres en total, dos
desde aquella noche contigo.
—De acuerdo. —Rozo su boca con la mía y me detengo un
momento antes de retirarme. —Gracias por ser sincero.
Forest asiente antes de ayudarme a sentarme. —Abróchate el
cinturón, Puddle. Tengo planes para nosotros y no se van a hacer
realidad aquí, en la carretera.
—Ahora estoy duro—, gimoteo, sobre todo porque sigo siendo su
hermano pequeño y, como tal, mi trabajo sigue siendo molestarlo cada
vez que puedo.
—Pues tócate—, dice Forest mientras vuelve a la carretera. Me
duele la polla mientras lo miro. ¿Lo dice en serio? ¿Ahora quiere que me
toque? —Mira en la guantera.
Lo hago y encuentro un nuevo bote de lubricante.
—Pervertido—, me burlo mientras me desabrocho los pantalones y
me bajo el material demasiado ajustado, junto con los bóxers, por los
muslos hasta que me rodean los tobillos. Los fríos asientos de cuero se
sienten pegajosos contra mi piel acalorada, pero no me importa, no con
mi polla goteando como una tubería rota.
—Pon los pies en el salpicadero—. Es peligroso, pero Forest es un
conductor cuidadoso y confío en él, así que hago lo que me dice. —Bien,
River. Ahora, mójate los dedos para mí.

~ 18 ~
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El corazón me golpea la caja torácica y me tiemblan las manos


cuando me unto lubricante en los dedos, los froto para calentar el líquido
y espero su siguiente instrucción.
—Tócate el agujero. Pero no te metas los dedos... todavía—, dice
ronco. El sonido de su voz me aprieta las pelotas contra el cuerpo.
Trago saliva y meto la mano entre las piernas, pasando por alto mi
pene y las pelotas antes de frotarme el agujero con los dedos. Las
terminaciones nerviosas cobran vida bajo mis dedos y gimo suavemente.
Forest me dirige una mirada antes de volver a centrarse en la
carretera. —¿Alguna vez has tenido algo dentro de ti?
—Mis dedos—, admito. Sabe que ya me he metido los dedos antes.
Le envié una foto de la primera vez que conseguí meterme los dedos en
el cuerpo, poco después de que me dejara, cuando aún estaba dolido y
enfadado.
—Mete uno ahora, despacio. —Su voz es áspera como el papel de
lija. Su trago es audible en el interior. Introduzco lentamente un dedo en
mi agujero. El ardor y el estiramiento son mínimos. Un dedo no es nada.
Puedo aguantar mucho más, tanto como él necesite que aguante.
—Buen chico, River—. Forest me acaricia el muslo y yo gimo al
sentir su cálido tacto. Sus dedos se acercan peligrosamente a mi polla y
a mis pelotas mientras empujo mi dedo más adentro, buscando ese
botón mágico dentro de mí. No siempre lo encuentro, pero esta vez estoy
decidido. Cuando lo hago, un placer líquido se agolpa en mis entrañas.
—¿Se sienten bien tus dedos?
—Forest—, jadeo. Claro que se siente bien.
—Añade un segundo dedo, River—, me ordena Forest.
No dudo en hacerle caso y añado otro dedo junto al primero. No
duele, apenas quema. ¿Qué sentiría si él me estuviera metiendo los
dedos? Sus manos son más grandes que las mías, los dedos más largos y
gruesos. Una gota de presemen me recorre el pene y siento la tentación
de acariciármelo, pero no me ha dado permiso.

~ 19 ~
Odessa hywell say you love me

—Forest—, susurro mientras muevo el dedo, retorciéndolo dentro


de mí, rozándome la próstata con cada pasada. El placer me aprieta el
abdomen.
—¿Sabes lo que he planeado para nosotros esta noche? —Sacudo
la cabeza, incapaz de hablar. Por suerte, no parece esperar que responda
verbalmente. —Voy a follarte. Voy a separarte y a destrozarte poco a poco
hasta que todos tus pensamientos giren únicamente en torno a mí, al
placer que puedo darte.
Jadeo y me hundo aún más, buscando un ángulo mejor para llegar
al punto justo. Mi polla se retuerce contra mi estómago mientras los
dedos de mis pies se enroscan en el salpicadero... —Ya sólo pienso en ti.
—Dime—, exige Forest.
—Pienso en aquella noche, en lo duro que estabas, en lo bien que
sabías—, consigo atragantarme mientras cierro los ojos con fuerza. —
Pienso en mis arcadas y en lo mucho que te gustó que lo hiciera.
El sudor me resbala por la sien y ya no puedo más. Saco los dedos
de mi agujero y agarro su mano, tirando de ella entre mis piernas. Forest,
con una mano en el volante y los ojos fijos en la carretera, me acaricia el
agujero húmedo.
—Pienso en los sonidos que hacías, en cómo sentías tus manos en
mi pelo mientras me animabas—. Forest me mete dos dedos y yo gimo
sin poder contenerme. —Forest. Mierda, mierda. Me gusta.
—Tan apretado y caliente, River—. Forest bombea lentamente sus
dedos dentro de mí. Jadeo mientras cierro los ojos. Me tiemblan los
muslos y me araño con las uñas los asientos de cuero. —También pienso
en aquella noche: tu boca tan caliente y húmeda alrededor de mi polla,
las lágrimas en tus ojos mientras te esforzabas tanto por ser bueno para
mí.
Gimo mientras hunde más sus dedos, abriéndome para más tarde,
cuando planee follarme. —Todavía puedo saborearte.
Me saca los dedos y gimo.
—Tranquilo. Agarra el lubricante. Mójame los dedos.

~ 20 ~
Odessa hywell say you love me

Agarro el lubricante y exprimo un poco en sus dedos. Vuelve a


meter la mano entre mis piernas y esta vez me mete tres dedos. —Forest.
Oh, Dios.
—Estás cerca, ¿verdad, River?—, pregunta con la voz entrecortada
por la pregunta. Aprieto la puerta, mis dedos se clavan en el plástico duro
y en su brazo mientras asiento con la cabeza. Mi polla está húmeda y
gotea contra mi abdomen mientras meneo las caderas, persiguiendo sus
dedos. No tardará mucho, no con sus dedos dentro de mí. —Quiero que
esperes, que esperes hasta que pueda correrme contigo. ¿Puedes
hacerlo?
Niego con la cabeza. No puedo esperar, no con sus dedos
moviéndose dentro de mí.
—Para. Por favor, Forest. Necesito...— Me acerco a su polla dura
por delante de los vaqueros. Retira los dedos de mi cuerpo y se aparta de
la carretera. Me levanto del asiento en segundos y me inclino sobre la
consola que nos separa.
A estas horas del día, en pleno clima frío, esta parte de la autopista
está vacía. No me preocupan los transeúntes mientras desabrocho los
vaqueros de Forest y le saco la polla. Es más grande que yo, más larga y
gruesa, y gotea pre semen, que lamo con la lengua. Gruñe, separo los
labios y me la trago hasta el fondo de la garganta.
—Mierda, River. Así de bien—. Me pasa la mano por la espalda y
entre mis pliegues. Gimo alrededor de su polla cuando vuelve a
introducir tres dedos en mi agujero. Mi polla se sacude contra mi vientre
y me agacho para agarrarme. No voy a aguantar, no ahora, no después
de probarlo por primera vez en años.
—Córrete, por favor—, le ruego mientras empujo sus dedos hacia
atrás antes de volver a metérmelo en la boca. Sus dedos me penetran más
profundamente, más de lo que jamás había conseguido con los míos.
Gimo, con todos los músculos tensos, mientras me acaricia la próstata.
—Forest—, jadeo mientras me aparto de su polla y respiro
entrecortadamente. Me arden los muslos mientras acaricio más deprisa
mi polla chorreante, usando mi espeso liquido preseminal para lubricar
el tronco. —No puedo...

~ 21 ~
Odessa hywell say you love me

Dios mío. No puedo contenerme.


—Casi, River—. Entierra los dedos en mi pelo y acerca mi boca a su
polla. Aprieto los ojos, sujeto la base resbaladiza de su polla y chupo la
cabeza como él disfrutaba tanto hace tres años.
—Estoy tan cerca. Sólo un poco más—. Meto la lengua en la raja,
lamiendo su pre semen antes de volver a tomarlo con la garganta. Gruñe
y me aprieta el pelo con los dedos, casi dolorosamente. Es perfecto. —
Mierda. Vente, River. Ahora.
Gimo alrededor de su polla, la tensión de mi cuerpo se rompe como
una goma elástica. Forest inunda mi boca, llena mis mejillas con su
semen, y yo trago mientras me sacudo en mi propio orgasmo.
Pasan varios minutos antes de que retire sus dedos de mi cuerpo y
yo lamo las últimas gotas de semen de su polla antes de retirarme.
Jadeamos, el sonido es fuerte en el silencio antes de que Forest se
ría. Levanto la vista y me agarra la mandíbula con su cálida palma. —
¿Alguna vez podré negarte algo?
—Espero que no—, admito antes de besarle la boca y volver a
sentarme. El cuero frío me sienta muy bien en el culo caliente mientras
me acomodo.
Forest niega con la cabeza al salir de nuevo a la autopista. —Hay
toallitas húmedas debajo del asiento.

~ 22 ~
Odessa hywell say you love me

Tres

Forest Marshall
El viaje es largo, pero lo hacemos.
River y yo decidimos cenar en nuestra pizzería favorita, a la que
solía llevarle cuando era más pequeño, después de sacar el carné de
conducir. No ha cambiado nada, salvo los precios. Pedimos pizza -de los
amantes de la carne, porque es su favorita- y luego jugamos al air hockey.
Él gana. Siempre gana. Después de todo, ¿qué clase de hermano
sería si no lo dejara?
Cuando nos sentamos, una vez entregada la pizza, está eufórico,
con una sonrisa de mil vatios y rebotando en su asiento.
Hablamos de todo y de nada.
Lo pongo al día de mi vida, le cuento las cosas que antes no podía
contarle y que nuestra propia madre no sabe. Me escucha y me hace
preguntas, mira fotos, piensa en los lugares a los que le gustaría ir algún
día. Yo le pregunto por su vida, qué ha estado haciendo que yo no sepa
siguiendo sus redes sociales o pidiéndole a nuestra madre que me ponga
al día.
Al final se nos acaba la pizza.
—¿Estás listo para salir de aquí?— pregunto.
Después de todo, tenemos otros planes.

~ 23 ~
Odessa hywell say you love me

—Sí—, responde River. Nos levantamos de la mesa y le tiendo la


mano. Nuestros dedos se entrelazan. Salimos del restaurante así,
tomados de la mano.
Es un corto trayecto en coche hasta el hotel en el que reservé antes
de llegar a Mayweather. Agarro las maletas y nos registramos en
recepción antes de dirigirnos a la habitación.
—River—. Le sujeto la mano al otro lado de la puerta, deteniendo
su avance. —Una vez que hagamos esto, no hay vuelta atrás.
Al otro lado de la puerta nos espera un momento que lo cambiará
todo entre nosotros. Después, nada volverá a ser igual.
Se balancea hacia mí y me da un puñetazo en la parte delantera de
la camisa. —Deja de andarte con rodeos y... abre y tócame poco a poco.
Introduzco la tarjeta en la puerta. Parpadea en verde y entramos
en la habitación. La puerta se cierra tras nosotros, sellando nuestro
destino.
River se acerca a mí y yo a él.
Nuestras bocas chocan en una batalla hambrienta. A diferencia del
beso fuera de la casa de nuestra madre, o del que nos dimos al borde de
la carretera, éste no tiene fin. No tenemos que parar, retroceder,
negarnos a nosotros mismos ni un segundo más.
Introduzco mi lengua en su boca y me pierdo en su sabor. River
gime y su pecho vibra contra el mío mientras le rodeo la cintura con el
brazo y lo levanto. Es un montón de deseo sin huesos mientras lo llevo a
la cama.
Nos subimos al colchón y lo arrastro hacia el cabecero. Entierra los
dedos en mi pelo y me agarra con fuerza mientras nos balanceamos
juntos. Su polla está tan dura como la mía.
Hay demasiada tela entre nosotros. Lo necesito desnudo, debajo
de mí, listo y dispuesto.
—Yo también te deseo, Forest—, dice River mientras sus dedos se
tensan en mi pelo.

~ 24 ~
Odessa hywell say you love me

—Será más fácil si estás de rodillas, pero te quiero así—, le digo


mientras tiro de él hacia arriba, le saco la camiseta por la cabeza y la tiro
lejos antes de empujarlo de nuevo hacia abajo.
—Me gusta así. Quiero verte por primera vez—. Me baja las manos
por el pecho antes de tirar del dobladillo de la camisa. Me siento y me la
quito de un tirón antes de tirarla.
Nos separamos rápidamente, desechando los pantalones, los
calzoncillos, todas las prendas que llevamos puestas, hasta que nos
quedamos desnudos el uno para el otro.
Los dedos de River rozan los tatuajes que me he hecho a lo largo
de los años.
—¿Te gustan?— Le pregunto mientras le separo las rodillas.
—Son bonitos—, dice, trazando la tinta que recorre mi costado,
decorando mi caja torácica. Se me pone la piel de gallina tras su suave
contacto. —Sólo recuerdo que tenías uno antes de irte.
—Puedes explorarlos más tarde—, le prometo mientras enrosco los
dedos alrededor de su dura polla.
Una gota de presemen corre por su costado y la atrapo con el
pulgar.
—Forest—, gime River, empujando mi puño. La polla me palpita,
casi dolorosamente. A pesar de que sólo han pasado unas horas desde la
última vez que eyacule, sé que no aguantaré, al menos no tanto como
quisiera. Pero tenemos toda la noche. River estará aquí conmigo hasta el
amanecer y me lo follaré tantas veces como pueda, hasta que el sol pinte
el cielo de rosa, naranja y azul.
Me siento y agarro los paquetes que tiré en la cama antes de
quitarme los pantalones. —Soy negativo, pero puedo usar condón si
quieres.
—No—. Niega con la cabeza. —Quiero sentirte dentro de mí.
Desechando el condón, guardo el lubricante.
—Levanta las rodillas. Quiero verte.

~ 25 ~
Odessa hywell say you love me

Sus mejillas adquieren un suave color rosado, pero levanta las


rodillas, dejando al descubierto su agujero. Antes, le había metido tres
dedos, lo había estirado lo suficiente como para que entrara mi polla y él
había gemido, disfrutando cada segundo. No me cabe duda de que él
también disfrutará, tanto como yo.
—Me pone un poco nervioso que me duela—, admite.
Le paso la mano por el pecho mientras niego con la cabeza. —
Puede que duela un poco. Pararé en cualquier momento, sólo tienes que
decirlo. Podemos ir tan despacio como necesites, Puddle.
No hay prisa por enterrarme en él. Tengo toda la noche para
trabajar hasta el momento en que mi polla sea ordeñada por su apretado
agujero.
—De acuerdo. —Respira lentamente. —Te deseo.
Me inclino y rozo su boca con la mía. —Eres un buen chico, River.
Abro el paquete y unto mis dedos con lubricante antes de
deslizarlos entre sus muslos.
River gime. Tiene los ojos brillantes y vidriosos de lujuria. —
Alábame más, Forest.
—Lo que quieras—, prometo, rodeando su agujero con el dedo
índice, sintiendo cómo se agita bajo mi contacto. —Estoy muy orgulloso
de ti. Lo estás haciendo muy bien—. Hundo el índice en su cuerpo y él
gime, levantando las caderas, llevándome hasta el primer nudillo y luego
hasta el segundo sin esfuerzo.
—Yo… Quiero hacer un buen trabajo para ti.
—Sé que quieres, Puddle. Lo harás. Eres perfecto así, tan caliente
y apretado alrededor de mi dedo. Hermoso. Te vas a sentir tan bien
apretando mi verga—. Deslizo el dedo dentro y fuera de él, girándolo
para aflojarlo.
—Quiero sentirte dentro de mí. —Suelta las rodillas y me agarro a
uno de sus muslos, manteniéndolo abierto mientras aprieta la manta
bajo él y empieza a mover las caderas.

~ 26 ~
Odessa hywell say you love me

—Lo harás. Voy a enterrar cada centímetro dentro de ti—, digo


antes de añadir un segundo junto al primero que ya está dentro de él.
—Forest—. Su espalda se arquea mientras su cuerpo se traga los
dedos.
—Eso es. Mírate. Estás tan lindo así, River, tan sexy tumbado
desnudo debajo de mí, gimiendo así mi nombre—. Rozo mis labios con
los suyos mientras extiendo mis dedos dentro de él, abriéndolos y
cerrándolos una y otra vez para que no sienta ninguna incomodidad
cuando finalmente me deslice dentro de su apretado cuerpecito.
—Sólo quiero que tú me veas así.
Nadie más lo verá así. Eso se lo puedo asegurar. Es mío y sólo mío.
—Sólo yo—, digo mientras encuentro el suave manojo de nervios
dentro de él y lo acaricio.
—¡Forest!— Jadea mientras sus ojos, grandes y vidriosos por la
lujuria, se encuentran con los míos. Su boca está resbaladiza e hinchada.
—Harás que me corra.
—¿Estás listo para más?— Le echo el pelo hacia atrás con la mano
libre mientras busco su rostro. Se gira y presiona la palma de su mano
contra la mía. —¿Quieres mi polla?
—S-sí. —Su voz se quiebra al pronunciar la palabra y mueve las
caderas, follándose a sí mismo con mis dedos. —La quiero.
—Esta vez, cara a cara—, le digo antes de separar los dedos de su
cuerpo. Asiente y se acerca a mí mientras yo le agarro por detrás de los
muslos y le empujo las rodillas hacia el pecho. Tiene el agujero abierto,
que se abre y se cierra a la espera de que se lo llene. Me aprietan las
pelotas y gimo. Es exquisito. Tengo tantas cosas que enseñarle.
—He esperado tanto para que fueras mi primero—, susurra River.
—¿Estás orgulloso de mí?
—Sé que sí, Puddle. Estoy tan feliz de que me hayas esperado. Voy
a ser muy bueno contigo esta noche... todas las noches—, prometo
mientras alineo mi polla con su resbaladizo agujero.

~ 27 ~
Odessa hywell say you love me

River empuja los dedos en mi pelo. Sus uñas me rozan el cuero


cabelludo mientras me empuja hacia abajo hasta que quedamos
apretados mejilla contra mejilla. Su aliento me calienta el cuello. —Te
amo, Forest.
—Mierda. Yo también te amo, River—. No tiene ni idea de lo mucho
que lo amo, en todas las formas en que un ser humano puede amar a
otro, mientras aprieto contra el apretado anillo de músculos que intenta
impedirme el paso.
River no se negará y yo tampoco, así que presiono y atravieso el
primer anillo de músculo antes de hundirme en él centímetro a
centímetro. Se estremece, y le doy un momento antes de girar mis
caderas en el ángulo justo.
—¡Forest!— Me araña los hombros y me muerde la carne con las
uñas lo bastante fuerte como para que le salga sangre cuando encuentro
el sensible manojo de nervios que lleva dentro. —Por favor. Por favor—.
River me rodea el cuello con los brazos y gira las caderas.
—Tranquilo—. Apoyo mi peso en los codos y enhebro los dedos en
su pelo.
Se contonea debajo de mí, ya resbaladizo de sudor y jadeando. —
Qué bien te sientes.
—Esta vez no duraré mucho—, le digo mientras muevo lentamente
las caderas, disfrutando más allá de toda razón de estar encerrado en su
cálido agujero.
—Yo tampoco. —Una gota de sudor rueda por su sien. Noto su polla
dura y húmeda entre nosotros mientras se empuja contra mi abdomen
antes de volver a hundirse en mi polla.
—Puedes correrte cuando estés preparado. Córrete para mí,
River—. Le beso la mandíbula mientras encuentro un ritmo lento y
suave. Está tan caliente y apretado... se siente como en casa.
Nadie más entenderá esto que hay entre nosotros. Es mi hermano
pequeño. Pero River es mucho más. Lo es todo. Lo necesito, siempre lo
he necesitado. Él también me necesita.

~ 28 ~
Odessa hywell say you love me

—Forest—. Su voz se quiebra alrededor de mi nombre mientras su


mirada se encuentra con la mía. Me introduzco en su cuerpo y rechino
contra su culo. Mis pelotas se estrechan contra mi cuerpo. Aguanto lo
suficiente para que River se corra, pero ni un segundo más. —Estoy...
Oh, mierda. Forest.
Quiero que disfrute de esto, que disfrute de cada momento que
pasamos juntos dentro y fuera de la cama. Si el quiebre en su voz y el
temblor en su cuerpo son una indicación, está disfrutando ser follado.
—¿Vas a correrte por mí, River?
Su cabeza se balancea sobre la almohada mientras me agarra por
los costados y mueve las caderas, encontrándose conmigo empujón a
empujón. Estamos empapados de sudor. La habitación se llena de ruidos
con el sonido de nuestros cuerpos al unirse. Su polla deja un rastro
húmedo en mi abdomen.
¿Se correrá sin tocarme?
Sólo hay una forma de averiguarlo.
Me apoyo en las rodillas y le agarro las piernas, abriéndoselas de
par en par mientras muevo las caderas y lo follo cada vez más fuerte y
más deprisa. River echa la cabeza hacia atrás y aprieta la manta.
—Forest. Yo… No puedo, no puedo. Por favor—. Suelta un sollozo
mientras su agujero se contrae y sufre espasmos a mi alrededor. Me
retiro hasta que sólo queda la punta de mi polla dentro de él y vuelvo a
clavármela hasta la empuñadura. Jadea y se agarra a mí mientras abre
la boca en un grito silencioso.
La polla de River se sacude al correrse, cubriéndole el estómago y
el pecho, golpeándole la parte inferior de la barbilla mientras me
entierro en su cuerpo. —F-Forest.
—River—, gimo, tirando de él hacia mis brazos. Está deshuesado,
pero consigue rodearme el cuello con los brazos y aguantar mientras me
recorre el placer. Su agujero aprieta y suelta, extrayendo cada gota de
semen de mi verga hasta que me derrumbo con él en brazos, jadeando y
completamente agotado.
—Siento tu semen dentro de mí—, me susurra al oído.
~ 29 ~
Odessa hywell say you love me

—¿Te gusta?— susurré en el suyo, peinando mis dedos a través de


su pelo resbaladizo.
—Creo que ya soy adicto—. Me roza la mandíbula con un suspiro
de felicidad.
—Tengo una provisión infinita sólo para ti—, bromeo mientras le
mordisqueo la barbilla.
—La leche hace bien al cuerpo—, dice cuando me retiro y sonríe.
Una pequeña carcajada me sacude el pecho, pero crece y crece y
crece. Pronto, el sonido sale de mí en cascada y River se une. Nos reímos
juntos, nos reímos de verdad por primera vez en tres largos años. Es
perfecto. Es perfecto.
—Te amo, Puddle—, le digo mientras lo aprieto contra mi pecho,
arropándolo contra mi corazón, que es donde debe estar.
Se acurruca con un suspiro de felicidad. —Yo también te amo,
Forest.

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Odessa hywell say you love me

Sobre Odessa
En 2021, Odessa Hywell, una autora de novelas románticas MM,
decidió que, dado que está casada con un gemelo, era mejor NO
publicar sus libros de incesto entre gemelos y otros temas cuestionables
bajo su nombre de casada, ya que su marido no lo aprobaría.
-Él se lo pierde, sinceramente.-
Si sabes quién es Odessa Hywell, no seas soplón. Como dijo Benjamin
Franklin: "Tres pueden guardar un secreto, si dos de ellos están
muertos".

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