Está en la página 1de 6

EL IMPERIO PERSA

El Imperio Persa estaba gobernado por el que sería uno de sus gobernantes más
eficientes, el rey Darío I. Sin embargo, sus primeros años de reinado fueron
difíciles. Cuando aparentemente tenía las riendas del poder en su mano estalló
una peligrosa rebelión en Babilonia. Un hombre de impresionante apariencia y fácil
elocuencia dijo ser hijo de Nabónido y se proclamó rey con el nombre
de Nabucodonosor III. Levantó defensas a lo largo del Tigris y se dispuso a
impedir que Darío I las atravesara cuando llegara de Media. Darío I no quiso un
enfrentamiento directo, sino que hizo que sus hombres cruzaran el río en grupos
reducidos y en puntos muy alejados unos de otros, y luego ordenó que se
reunieran en la retaguardia enemiga, con lo que pillaron por sorpresa a los
hombres de Nabucodonosor III, Darío I no destacó tanto por sus hazañas militares
como por la eficiencia con la que organizó el imperio. Lo dividió en veinte
provincias independientes llamadas satrapías, al frente de cada una de las cuales
puso a un virrey o sátrapa (protector del reino). No obstante, extendió ligeramente
la frontera del imperio hacia el este. En 518 creó las satrapías de Gandhara y el
Sind, en el valle del Indo. Hizo construir buenos caminos y creó un sistema de
mensajeros a caballo de valor incalculable a la hora de mantener unidos sus
territorios. Reorganizó las finanzas, estimuló el comercio, acuñó moneda y
estandarizó los pesos y medidas.
Aunque Darío I era maderista, su actitud para con las demás religiones fue
extremadamente tolerante, concedió a los babilonios el derecho a adorar a sus
dioses, y lo mismo hizo en Egipto, quienes lo consideraron como un buen rey pese
a ser extranjero. Los reyes persas fueron incluidos en la XXVII dinastía de reyes
egipcios. Los judíos aprovecharon la situación para solicitar de Darío I el permiso
para reconstruir el templo, que les había sido denegado bajo el reinado de Ciro II.
Darío I no puso inconveniente, y en 516 el llamado segundo templo estuvo
acabado.
Darío I había establecido la capital de su imperio en Susa, la antigua capital de
Elam, pero ordenó construir una nueva ciudad a unos 40 Km al sur de
Pasargadas, destinada a ser la nueva capital, si bien nunca llegó a ser ocupada
como tal. En la práctica nunca pasó de ser una residencia real. Se la conoce como
Persépolis. Una obra de Darío I que iba a resultar valiosísima para los
historiadores fue una gigantesca efigie suya que mandó esculpir en un lugar
elevado, casi inaccesible, donde inscribió la historia sobre el falso Smerdis tal y
como la conocemos. La inscripción estaba en persa antiguo, en elamita, en acadio
y en arameo. Gracias a ella en 1833 pudo descifrarse el acadio y, más tarde, a su
vez, a partir de él se descifró el sumerio. ató y marchó sobre Babilonia en el año
519.
LA DINASTIA CHINA
Considerada como una de las civilizaciones más antiguas, China ha podido ser
conocida cronológicamente gracias a la continuidad de dinastías chinas que han
perdurado hasta el siglo XX.
Primeras dinastías chinas, edad de bronce y edad de hierro
Existen datos de hace más de 3.500 años de los escritos originales de las
primeras dinastías chinas, que nos han permitido un conocimiento exacto de todas
y cada una de sus hazañas. Para comprender mejor las dinastías reales, es
necesario saber que China vivió el periodo de los Tres Augustos y Cinco
Emperadores o también denominado como la edad de bronce, que data del año
2070 a.C hasta el 1600 a.C, durante el cual se solaparon diferentes dinastías
chinas que vienen a continuación.
Dinastía Xia
Considerada como la primera dinastía de la historia de China, de desarrolló
entre el 2700 a.C y el 1600 a.C. De esta época se conocen muy pocos datos,
únicamente que contó con 17 reyes y que la dinastía terminó por desaparecer por
la mala gestión del rey Jié. Hoy en día, muchos historiadores coinciden en que no
es seguro que su existencia sea cierta, ya que los datos existentes sobre ellos son
considerados para muchos como mitológicos y legendarios.
Dinastía Shang
Otra de las dinastías chinas más destacables es la Shang, siendo la primera
dinastía de China que es segura su existencia, ya que hay cantidad de fuentes
históricas que demuestran sus hechos. Muy evolucionada, esta civilización
dominaba una compleja escritura, tenía dominio del bronce y la terracota y un
sistema de clases sociales similar al de los países europeos. Esta dinastía estaba
formada por diferentes tribus unidas por la figura suprema del rey que abarcaba
tanto política como religión.
Dinastía Zhou occidentales
Esta dinastía se desarrolló entre el año 1045 y el 771 a.C cuya capital Zhouzong
estaba ubicada en la región del río Wei. Se estableció esta dinastía cuando los
ejércitos del pueblo Zhou invadieron la llanura central y el fue derrotado el
último rey Shang en la batalla Muye. Finalmente, fue el Duque de Zhou que
impuso esta dinastía tras el fallecimiento de estos reyes.
Dinastía Zhu orientales
Data de entre los años 771 y 221 a.C cuya capital Zhengzhou estaba ubicada
cerca de Luoyang, una de las ciudades más importantes de China, ya que fue
capital de 13 dinastías.
LA EXPANSIÓN DE LOS MONGOLES DEL SIGLO IV Y XV
Durante el siglo XIII los mongoles crearon el más grande de todos los imperios
euroasiáticos, que en su momento culminante se extendía desde las fronteras de
Polonia hasta el Mar del Este/Mar del Japón y desde los bosques de Siberia hasta
el Golfo Pérsico. Como tantos otros imperios de las estepas, se originó en los
pastos de Mongolia y el oeste de Manchuria. Los mongoles inicialmente siguieron
el esquema de las anteriores confederaciones nómadas como la de los xiongnu,
que se habían dedicado a los intercambios de beneficio mutuo con sus vecinos
sedentarios, los Han, y controlaban el comercio de las rutas de la seda. A
diferencia de los xiongnu, sin embargo, los mongoles conquistarían gran parte de
los principales centros sedentarios que producían los bienes con los que se
comerciaba de una lado a otro de Eurasia. El resultado tuvo sus pros y contras.
Algunas áreas nunca se recuperaron del golpe de la invasión, mientras otras
florecieron. Se reclutaron artesanos en masa, conduciendo a la decadencia
económica a sus antiguos hogares pero desarrollando los lugares donde fueron
forzados a reasentarse. Como el viaje de algunos europeos como Marco Polo a
través de Asia atestigua, durante un tiempo se puede hablar de Pax Mongolica en
las rutas comerciales, aunque sus beneficios fueron lejos de uniformes.
LAS INVACIONES BARBABARAS Y LOS REINOS ROMANOS GERMANICOS
Y BIZANTINO
Se conoce con el nombre de invasiones bárbaras a los movimientos de
población que se produjeron en la cuenca del mar Mediterráneo entre los siglos
III y VI d. C. Si bien sus causas no están esclarecidas, muchos historiadores
consideran que se debieron a cambios climáticos y demográficos que obligaron a
varios pueblos asiáticos a desplazarse hacia Europa.
La llegada de estos invasores a la cuenca del Danubio provocó el desplazamiento
de los pueblos germánicos, que presionaron las fronteras del Imperio romano.
Algunos lograron instalarse pacíficamente en calidad de aliados, pero otros
irrumpieron violentamente, saqueando todo lo que encontraban a su paso.
Los romanos denominaron bárbaras a estas invasiones porque llamaban bárbaros
a todos los pueblos que eran ajenos a su civilización.
Estas migraciones marcaron el fin del Imperio romano de Occidente y la transición
entre la Edad Antigua y la Edad Media, que los historiadores llaman Antigüedad
tardía.
EL SACRO, IMPERIO GERMANICO ROMANO
El Sacro Imperio Romano Germánico oficialmente existió desde el 962 hasta
1806. Era uno de los estados medievales y modernos más grandes de Europa,
pero su base de poder fue inestable y constantemente cambiante. El Sacro
Imperio Romano Germánico no fue un estado unitario, sino una confederación de
pequeñas y medianas entidades políticas.
Cuando lograban hablar bajo una sola voz, el Emperador del Sacro Imperio era
uno de los soberanos más poderosos de Europa. Sin embargo, la mayoría de
veces, los "estados miembros" del Sacro Imperio tenían intereses distintos y
entraban en conflicto entre sí. Otras potencias europeas explotaron estas
divisiones de manera regular y despiadada. Como consecuencia, los emperadores
débiles eran completamente ignorados por los líderes de los estados menores del
Sacro Imperio. Los emperadores fuertes, por el otro lado, tuvieron más éxito al
subyugarlos a su voluntad, pero siempre tuvieron que luchar con uñas y dientes
para proyectar y proteger su poder.
Para empeorar las cosas para la Casa Imperial, el emperador del Sacro Imperio
era elegido por un Colegio Imperial. Cada nueva elección traía consigo el riesgo
de perder la corona imperial a manos de otra ambiciosa familia. Para prevenir
esto, la dinastía reinante usualmente debía ofrecer concesiones a miembros del
colegio para conseguir sus votos. Con el tiempo esto drenaba el poder de la
familia imperial hasta que, tarde o temprano, entraban en elecciones sin mucho
que ofrecer. Estos eran a menudo los momentos en que una dinastía imperial era
remplazada por otra nueva, solo para empezar el ciclo nuevamente.
Por lo tanto, a pesar de su impresionante tamaño, el Sacro Imperio Romano
Germánico solo se convirtió en un monstruo imperial bajo los más fuertes
emperadores. Los más débiles estaban en el extremo contrario de la maquinaria
política de esta monarquía electiva confederal, gobernando de facto no mucho
más que las tierras hereditarias de su familia.
INVESTIGACIÓN

ENTREGADO POR:
MILDIER YAIR PEREA LEZCANO

PRESENTADO A:
ELIZABETH MOSQUERA

GRADO
705

INTITUCION EDUCATIVA MIA ROGELIO VELASQUE

ASIGNATURA:
SOCIALES
QUIBDÓ-CHOCÓ 27 DE AGOSTO DEL 2023

También podría gustarte