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2023
Ciencia:
INTRODUCCIÓN
Podemos establecer una distinción muy clara entre la ciencia como descriptiva o como
normativa. Para los filósofos de la ciencia de corte empirista, esos términos no se mezclan.
La descripción es decir algo acerca de la ciencia: una buena descripción tiene que hablar
sobre lo que es una teoría, las leyes, y términos (tanto teóricos como observacionales) y
conceptos. Todo ello tiene que ver con proposiciones sencilla. Una descripción de la ciencia es
una exposición de las teorías científicas y de sus componentes fundamentales.
Hoy en día se le añade algo más a la descripción, esto es, las prácticas científicas, que se
han convertido en el objeto fundamental de descripción. Pasamos del análisis enunciativo al
uso de determinadas herramientas para resolver problemas. La unidad de análisis no es ya el
enunciado, sino la solución a un problema y en ocasiones también el modelo que nos permite
alcanzar dicha solución.
La descripción debería ser neutral, pero puede ser la base de la normatividad o estar
influida por los patrones normativos. Ejemplos de esta segunda postura de estar influida son
Reichenbach (empirismo lógico) y Carl Hempel, un ejemplo del primero es Experience and
Prediction. Hay una distinción entre el tipo de descripciones acerca del pensamiento científico
que realiza un psicólogo o un sociólogo y un filósofo. Hay que distinguir entre las relaciones
internas entre enunciados que solo comunican el contenido del conocimiento y las relaciones
externas con otros campos.
El sociólogo trata de establecer las causas sociales que impulsan el desarrollo del
conocimiento científico y no rechaza ninguna clase de relación, ya sea externa o interna. Un
ejemplo es cómo la filosofía del neoplatonismo influyó en el trabajo de Kepler. La sociología se
queda al margen porque no discrimina, pero esto no es una crítica, es simplemente una
clasificación.
Esta distinción entre contextos está relacionado con lo que Popper considera que es un
gran problema, esto es, la demarcación: ¿cómo establecer barreras que permitan decir lo que
sí es ciencia y lo que no? Hay dos trabajos sobre la demarcación, “The Demise of the
Demarcation Problem” y “The Demarcation Problem: A Response…”. El mayor problema es ver
cuál es la diferencia entre ciencias establecidas (como la biología molecular), ciencias “soft”
(como la economía o la psicología) y cuasi-ciencias (como la física de supercuerdas) y no tanto
ver su opuesto (pseudociencias como la astrología).
Social:
11.09.2023
Weber ofrece seis características que amplia y modifica un poco la anterior en su Historia
económica general. Lo primero que dice es que el capitalismo es una actividad económica que
llevan a cabo empresas: es la empresa el agente económico, no el individuo solo. Lo más
importante es la racionalidad, en relación al cálculo de costes y beneficios de su actividad. El
capitalismo moderno es industrializado, y la técnica es muy importante también. Se añade
también un sistema de derecho racional previsible o calculable.
Aparece asimismo el trabajo libre, del que Weber hace una descripción precisa: es una
capa social que está obligada a vender su fuerza de trabajo. Solo se pueden calcular los costes
de antemano (los salarios) cuando hay una masa de obreros acuciados por el hambre.
En cuanto a la organización racional del trabajo, Weber tiene en cuenta tres características
principales, a saber, división del trabajo, centralización del proceso productivo, jerarquía y
disciplina.
El primero tiene mucho que ver con la tecnificación de los procesos productivos. La
división del trabajo es la fragmentación de un proceso productivo en tareas simples que pueden
llevar a cabo sujetos intercambiables. Esta idea ya estaba operando antes de Weber, por
ejemplo, en Durkheim o en Marx, también lo vemos en economistas clásicos como Adam Smith.
Leemos el primer capítulo de La riqueza de las naciones de Adam Smith y el ejemplo de la
fábrica de alfileres. Son las máquinas las que permiten descualificar un trabajo y dividir las
diferentes tareas a realizar, por eso decimos que la división del trabajo está ligada a la
mecanización o industrialización.
Weber no niega los efectos alienantes del trabajo capitalista racional, pero presenta una
diferencia respecto a Marx: la división del trabajo está relacionada con la tecnificación de los
procesos productivos, y no tiene tanto que ver con la cuestión de los medios de producción. La
alienación es inseparable de la tecnificación, lo que implicaría que la alienación vinculada a la
producción no puede ser resuelta por ningún tipo de revolución. En cualquier caso, la división
de trabajo afecta a todo tipo de trabajo moderno, y no solamente se relaciona con la actividad
de las fábricas.
Weber habla de concentración del proceso de producción en las manos del jefe, aunque
quizá el centro de la cuestión radica en que el proceso es colectivo y no individual. Por ejemplo,
un artesano preindustrial como lo es un zapatero, idealmente propietario de sus herramientas,
controla la totalidad del proceso de producción y es el propietario de su producto. Por contra, el
trabajador moderno no es el propietario ni de las máquinas ni del producto: el trabajador ni
siquiera tiene control sobre su actividad productiva, ya que se encuentra siempre en medio
procesos y máquinas complejas. Los individuos se convierten ellos mismos en piezas del
proceso: el trabajador queda al servicio de una máquina.
Las sociedades crecientemente racionalizadas están cada vez más disciplinadas (como
diría Foucault): el paradigma del ejército se extiende a todo ámbito de la sociedad moderna,
por ejemplo, a hospitales o universidades. Un cirujano, por ejemplo, no tiene la propiedad de
los instrumentos que utiliza y aporta la institución: el cirujano no podría desarrollar su trabajo si
no fuera él mismo una pieza de la maquinaria institucional.
Hay, por tanto, una influencia recíproca entre capitalismo y Estado de derecho. Esto,
según Weber, es una constatación histórica. Lo que señala este autor es que una vez que existe
una sociedad de masas industrializada necesitada de una administración funcional, la
burocracia se vuelve imprescindible.
TEXTOS XIX:
Condorcet y la idea de progreso (texto de la última década del siglo XVIII). Intelectual
matemático, empieza a formar parte de la política y participa de forma activa en la
Revolución Francesa. Escribe el texto que vamos a leer escondido porque los revolucionarios
que lo acompañan lo persiguen (al ser más moderado). Al poco tiempo muere, al parecer por
un suicidio para evitar una ejecución pública.
Comienzo del texto. Las facultades humanas son iguales para todo el mundo, esto es,
las facultades de percibir, distinguir, etc. Podemos relacionar esto con Locke, quien
fundamenta las facultades humanas compartidas. Dichas facultades se desarrollan a partir de
la acción de los objetos exteriores (sensaciones) y a partir de la comunicación con los demás
por medios artificiales (por ejemplo, mapas conceptuales o esquemas). Llegamos entonces a
la posibilidad de formar y combinar ideas, de donde surgen relaciones de interés y de deber.
Tenemos, pues, el fundamento del texto.
Se presenta después el objetivo del texto. En primer lugar, Condorcet apunta que
llamamos metafísica a la fundamentación y el estudio de las facultades humanas (comunes).
El autor se plantea establecer en un cuadro histórico temporal los avances humanos, esto es,
el progreso (individual o comunitario). Hecho este ejercicio, se habrá conseguido ver una ley
de la historia para predecir lo que pasará. Condorcet separa la historia en diez etapas, y
veremos la última.
Como se ha visto en la primera página, si bien todos tenemos las mismas facultades
humanas, cada etapa recibe una comunicación anterior diferente, es decir, cuanto más
tiempo pasa, más conocimiento recibe de los anteriores. Lo que antes hemos llamado los
“objetos exteriores” es ahora la herencia epistemológica de cada etapa. Asimismo,
Condorcet establece que el progreso puede ser variable (a veces se avanza más despacio y a
veces más rápido), pero siempre funciona de forma ascendente (es decir, nunca
retrocedemos en términos de progreso).
El cuadro de las diez etapas se divide en tres partes. En la primera, el hombre está
aislado o está en una asociación necesaria de supervivencia con los demás; se supera con el
paso del mito al lógos. En la segunda parte es donde hay leyes fijas, comercio que une a las
naciones, escritura alfabética, ciencias y artes, etc.; se supera mediante un proceso de
secularización. La tercera parte es el presente y el futuro (solo hay un mundo posible, el de la
Ilustración extendida que se amplia por el globo). La tarea es, en definitiva, ordenar la
Historia de lo simple a lo complejo, para poder establecer unas leyes que nos permitan
predecir el futuro, extensión de la Ilustración.
Quedaría por demostrar la tercera etapa, la del cosmopolitismo y la amistad universal
(en un estilo kantiano, la Paz perpetua es del mismo año, esto es, 1795). Y lo único que falta
es que hay errores generales en el espíritu humano (prejuicios), y hay que demostrar que
forman parte del proceso (un proceso de lucha, según Condorcet), un tema central de la
obra. En cualquier caso, la revolución liberal promete la felicidad.
Leemos ahora la décima época (saltamos del inicio del libro al final). Retoma la idea de
que, al igual que las leyes en ciencias naturales, también hay leyes en la historia. El ejercicio
de predicción es científico no por probabilidad, sino por ley.