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Apuntes 11.09.

2023

Ciencia:

INTRODUCCIÓN

Podemos establecer una distinción muy clara entre la ciencia como descriptiva o como
normativa. Para los filósofos de la ciencia de corte empirista, esos términos no se mezclan.

La descripción es decir algo acerca de la ciencia: una buena descripción tiene que hablar
sobre lo que es una teoría, las leyes, y términos (tanto teóricos como observacionales) y
conceptos. Todo ello tiene que ver con proposiciones sencilla. Una descripción de la ciencia es
una exposición de las teorías científicas y de sus componentes fundamentales.

Hoy en día se le añade algo más a la descripción, esto es, las prácticas científicas, que se
han convertido en el objeto fundamental de descripción. Pasamos del análisis enunciativo al
uso de determinadas herramientas para resolver problemas. La unidad de análisis no es ya el
enunciado, sino la solución a un problema y en ocasiones también el modelo que nos permite
alcanzar dicha solución.

La descripción debería ser neutral, pero puede ser la base de la normatividad o estar
influida por los patrones normativos. Ejemplos de esta segunda postura de estar influida son
Reichenbach (empirismo lógico) y Carl Hempel, un ejemplo del primero es Experience and
Prediction. Hay una distinción entre el tipo de descripciones acerca del pensamiento científico
que realiza un psicólogo o un sociólogo y un filósofo. Hay que distinguir entre las relaciones
internas entre enunciados que solo comunican el contenido del conocimiento y las relaciones
externas con otros campos.

El sociólogo trata de establecer las causas sociales que impulsan el desarrollo del
conocimiento científico y no rechaza ninguna clase de relación, ya sea externa o interna. Un
ejemplo es cómo la filosofía del neoplatonismo influyó en el trabajo de Kepler. La sociología se
queda al margen porque no discrimina, pero esto no es una crítica, es simplemente una
clasificación.

La psicología tampoco rechaza ninguna clase de relación, y se centra más en procesos de


pensamiento que no siempre podemos convertir en lenguaje lógico. Por ejemplo, Kekulé
desarrolló la estructura básica del anillo de benceno, que lo visualizó con tres serpientes y con
una intención subjetiva. Sin embargo, estos procesos no siempre siguen un patrón lógico. Ni la
sociología ni la psicología se ciñen exclusivamente al contenido del conocimiento.

El que se centra en el contenido (cognitivo) específico es el epistemólogo. La tarea


descriptiva del epistemólogo necesita del estudio de procesos de pensamiento tal y como se
ajustarían a un patrón idealizado, marcado por la lógica y por contenidos exclusivamente
científicos. El epistemólogo es el único que se centra exclusivamente en el patrón idealizado de
razonamiento; busca las líneas de pensamiento lógico y de la razón. Epistemólogo, pese a todo,
realiza una descripción (según Reichenbach). Lo que hace el epistemólogo es una
reconstrucción racional.

La reconstrucción racional facilita la crítica, que es la tarea normativa de la filosofía de la


ciencia. El proceso de pensamiento, una vez reconstruido, deja a la vista puntos de flaqueza
epistemológica de una teoría. La crítica se hace posible syss hay previamente una
reconstrucción racional.
Para Reichenbach, el trabajo del epistemólogo (descripción y crítica) pertenece a un
contexto investigativo solo centrado en los procesos de justificación de nuestras pretensiones
de conocimiento. Es un contexto de justificación, es buscar que la conclusión se sigue de las
premisas. El contexto del psicólogo o el sociólogo es el contexto de descubrimiento. Vemos,
pues, que hay una distinción de contextos.

Hempel ofrece una perspectiva parecida, también pertenecía a la Escuela de Filosofía


Empírica de Berlín. Vemos en clase un fragmento de “The Irrelevance of the Concept of Truth
for the Critical Appraisal of Scientific Theories” en Selected Philosophical Essays de R. Jeffrey.
Sobre la manera de investigar científicamente, cfr. Peter Medawar, también los Archivos para la
Historia de la Física Cuántica.

Hempel habla de aceptación de una teoría T y de la elección racional de la teoría entre T


y T’, que depende de las decisiones racionales que se toman en función de los factores
implicados en el contexto de justificación. En cualquier caso, la descripción es la reconstrucción
racional.

Esta distinción entre contextos está relacionado con lo que Popper considera que es un
gran problema, esto es, la demarcación: ¿cómo establecer barreras que permitan decir lo que
sí es ciencia y lo que no? Hay dos trabajos sobre la demarcación, “The Demise of the
Demarcation Problem” y “The Demarcation Problem: A Response…”. El mayor problema es ver
cuál es la diferencia entre ciencias establecidas (como la biología molecular), ciencias “soft”
(como la economía o la psicología) y cuasi-ciencias (como la física de supercuerdas) y no tanto
ver su opuesto (pseudociencias como la astrología).

Social:

11.09.2023

¿Cómo entiende Weber el capitalismo? Podemos entenderlo en contraposición al punto


de vista marxista (Marx es antes que Weber).

Desde una perspectiva marxista podemos caracterizar el modo de producción por la


propiedad privada de los mismos y la existencia de trabajo libre asalariado. Podríamos añadir
otros rasgos: producción para el mercado, predominio del dinero como medio de intercambio,
competencia, control del proceso productivo, etc.

Weber ofrece seis características que amplia y modifica un poco la anterior en su Historia
económica general. Lo primero que dice es que el capitalismo es una actividad económica que
llevan a cabo empresas: es la empresa el agente económico, no el individuo solo. Lo más
importante es la racionalidad, en relación al cálculo de costes y beneficios de su actividad. El
capitalismo moderno es industrializado, y la técnica es muy importante también. Se añade
también un sistema de derecho racional previsible o calculable.
Aparece asimismo el trabajo libre, del que Weber hace una descripción precisa: es una
capa social que está obligada a vender su fuerza de trabajo. Solo se pueden calcular los costes
de antemano (los salarios) cuando hay una masa de obreros acuciados por el hambre.

La descripción, como vemos, no es muy distinta, pero Weber se fija más en la


racionalidad. Podemos hablar de racionalidad cuando la actividad económica está basada en la
contabilidad y en la organización del trabajo en la producción. Si se dan estas condiciones, una
empresa capitalista es eficaz en la persecución de sus logros: racionalidad con arreglo a fines.

En cuanto a la organización racional del trabajo, Weber tiene en cuenta tres características
principales, a saber, división del trabajo, centralización del proceso productivo, jerarquía y
disciplina.

El primero tiene mucho que ver con la tecnificación de los procesos productivos. La
división del trabajo es la fragmentación de un proceso productivo en tareas simples que pueden
llevar a cabo sujetos intercambiables. Esta idea ya estaba operando antes de Weber, por
ejemplo, en Durkheim o en Marx, también lo vemos en economistas clásicos como Adam Smith.
Leemos el primer capítulo de La riqueza de las naciones de Adam Smith y el ejemplo de la
fábrica de alfileres. Son las máquinas las que permiten descualificar un trabajo y dividir las
diferentes tareas a realizar, por eso decimos que la división del trabajo está ligada a la
mecanización o industrialización.

En la época de Weber, la industrialización ya está más asentada, especialmente si tenemos


en cuenta el taylorismo o trabajo en cadena. A la división del trabajo, se le suma un estricto
control del tiempo del proceso productivo para asegurar de forma científica la máxima
eficiencia. La ventaja es el incremento de la productividad, pero el inconveniente es la
deshumanización del proceso productivo, o más bien de los trabajadores. A todo eso, que
tendremos que precisar, lo llama Marx alienación.

Weber no niega los efectos alienantes del trabajo capitalista racional, pero presenta una
diferencia respecto a Marx: la división del trabajo está relacionada con la tecnificación de los
procesos productivos, y no tiene tanto que ver con la cuestión de los medios de producción. La
alienación es inseparable de la tecnificación, lo que implicaría que la alienación vinculada a la
producción no puede ser resuelta por ningún tipo de revolución. En cualquier caso, la división
de trabajo afecta a todo tipo de trabajo moderno, y no solamente se relaciona con la actividad
de las fábricas.

Weber habla de concentración del proceso de producción en las manos del jefe, aunque
quizá el centro de la cuestión radica en que el proceso es colectivo y no individual. Por ejemplo,
un artesano preindustrial como lo es un zapatero, idealmente propietario de sus herramientas,
controla la totalidad del proceso de producción y es el propietario de su producto. Por contra, el
trabajador moderno no es el propietario ni de las máquinas ni del producto: el trabajador ni
siquiera tiene control sobre su actividad productiva, ya que se encuentra siempre en medio
procesos y máquinas complejas. Los individuos se convierten ellos mismos en piezas del
proceso: el trabajador queda al servicio de una máquina.

La jerarquía y la disciplina es la única forma de coordinar la actividad de muchos


individuos, especialmente si hay división de trabajo. Cuanto más disciplinado y jerárquico, más
racional resulta la organización de la producción. La organización sigue el modelo de los
ejércitos. Leemos al respecto las páginas 888-889 de Economía y sociedad. La disciplina ya
existía en la actividad económica en la Antigüedad, pero la diferencia radica en que se calcula el
rendimiento máximo del trabajador como si de cualquier otro medio de producción se tratara.

Las sociedades crecientemente racionalizadas están cada vez más disciplinadas (como
diría Foucault): el paradigma del ejército se extiende a todo ámbito de la sociedad moderna,
por ejemplo, a hospitales o universidades. Un cirujano, por ejemplo, no tiene la propiedad de
los instrumentos que utiliza y aporta la institución: el cirujano no podría desarrollar su trabajo si
no fuera él mismo una pieza de la maquinaria institucional.

Habiéndonos ocupado del capitalismo, veremos ahora la burocratización. La burocracia es


el trabajo administrativo sujeto a normas impersonales, tecnocrático y sometido a la división del
trabajo. Hay tres ideas básicas en Weber: la burocratización no solo caracteriza al Estado, es el
modo de administración técnicamente más eficaz y la burocracia moderna se relaciona
históricamente con el capitalismo, pero no se limita al mismo. Leemos las pp.730-731 de
Economía y sociedad. Una burocracia es a la administración lo que una máquina es al proceso
productivo. Para entenderlo, como suele hacer Weber, se puede contraponer la burocracia
moderna a una administración patrimonial premoderna (por ejemplo, en el absolutismo del
siglo XVII), cfr. la tabla comparativa en la página 10 de la presentación.
La burocracia fue la condición de posibilidad del capitalismo: tiene que existir primero una
administración previsible, es decir, un Estado de derecho, antes que el sistema económico
mismo, un Estado que se impone a la sociedad y al tipo de administración del Antiguo Régimen.
El Estado de derecho implica una burocracia moderna. Históricamente, del otro lado, el Estado
de derecho necesita de un sistema capitalista. El Estado se financia a través de impuestos, lo
que implica que necesitamos muchos ingresos, y la forma más eficiente de obtenerlos es
mediante el capitalismo. El capitalismo genera una riqueza extraordinaria que permite financiar
un Estado burocrático moderno.

Hay, por tanto, una influencia recíproca entre capitalismo y Estado de derecho. Esto,
según Weber, es una constatación histórica. Lo que señala este autor es que una vez que existe
una sociedad de masas industrializada necesitada de una administración funcional, la
burocracia se vuelve imprescindible.

La primera consecuencia de esto es que el programa político del comunismo marxista es


irrealizable por razones sociológicas si entendemos que la abolición de la propiedad privada va
de la mano de la abolición del Estado. Para Weber, no habrá un socialismo sin Estado y sin
burocracia. Una segunda consecuencia política es que es imposible una democracia radical en el
sentido de Rousseau: en el mundo moderno no hay sociedades sin Estado.

TEXTOS XIX:

Condorcet y la idea de progreso (texto de la última década del siglo XVIII). Intelectual
matemático, empieza a formar parte de la política y participa de forma activa en la
Revolución Francesa. Escribe el texto que vamos a leer escondido porque los revolucionarios
que lo acompañan lo persiguen (al ser más moderado). Al poco tiempo muere, al parecer por
un suicidio para evitar una ejecución pública.

Comienzo del texto. Las facultades humanas son iguales para todo el mundo, esto es,
las facultades de percibir, distinguir, etc. Podemos relacionar esto con Locke, quien
fundamenta las facultades humanas compartidas. Dichas facultades se desarrollan a partir de
la acción de los objetos exteriores (sensaciones) y a partir de la comunicación con los demás
por medios artificiales (por ejemplo, mapas conceptuales o esquemas). Llegamos entonces a
la posibilidad de formar y combinar ideas, de donde surgen relaciones de interés y de deber.
Tenemos, pues, el fundamento del texto.

Se presenta después el objetivo del texto. En primer lugar, Condorcet apunta que
llamamos metafísica a la fundamentación y el estudio de las facultades humanas (comunes).
El autor se plantea establecer en un cuadro histórico temporal los avances humanos, esto es,
el progreso (individual o comunitario). Hecho este ejercicio, se habrá conseguido ver una ley
de la historia para predecir lo que pasará. Condorcet separa la historia en diez etapas, y
veremos la última.

Como se ha visto en la primera página, si bien todos tenemos las mismas facultades
humanas, cada etapa recibe una comunicación anterior diferente, es decir, cuanto más
tiempo pasa, más conocimiento recibe de los anteriores. Lo que antes hemos llamado los
“objetos exteriores” es ahora la herencia epistemológica de cada etapa. Asimismo,
Condorcet establece que el progreso puede ser variable (a veces se avanza más despacio y a
veces más rápido), pero siempre funciona de forma ascendente (es decir, nunca
retrocedemos en términos de progreso).

El primer estado se establece como una sociedad de cazadores-recolectores, y el


progreso no puede ir muy rápido ya que hay que estar cazando y pescando. Si toda la
sociedad está ocupada en proveerse la mínima subsistencia, no hay tiempo para pensar o
hacer otras cosas. Condorcet introduce aquí, como vemos, la estructura económico-política.
Hay también reglas de conducta común (proto-moral, previa a las leyes) y una comunicación
lingüística de tipo oral. Hay máximo azar con respecto a las contingencias: no sé si tengo
comida para sobrevivir esta semana, y solo de ello debo preocuparme.

Posteriormente, cuando unos se ocupan de la supervivencia para otros, esos otros


pueden ocuparse del conocimiento, de las ciencias y de las artes. Ahí es donde el hombre se
separa de los demás animales, por cuanto no se ve limitado a un perfeccionamiento
puramente individual.

En cuanto a la escritura y el lenguaje, Condorcet se enmarca también en la estela


filosófica de imaginar un lenguaje filosófico-universal que todos entenderían y que
permitirían mayor precisión (y que se desarrolla en el siglo XIX mediante el lenguaje lógico-
analítico). Es algo que ya John Wilkins intentó hacer en el siglo XVII (y que recoge Borges en
un cuento suyo). En cualquier caso, es la escritura (que el autor sitúa en Grecia) la
“revolución singular” que inicia la Historia; la imprenta también será importante para
difundir todo el conocimiento preexistente.

El cuadro de las diez etapas se divide en tres partes. En la primera, el hombre está
aislado o está en una asociación necesaria de supervivencia con los demás; se supera con el
paso del mito al lógos. En la segunda parte es donde hay leyes fijas, comercio que une a las
naciones, escritura alfabética, ciencias y artes, etc.; se supera mediante un proceso de
secularización. La tercera parte es el presente y el futuro (solo hay un mundo posible, el de la
Ilustración extendida que se amplia por el globo). La tarea es, en definitiva, ordenar la
Historia de lo simple a lo complejo, para poder establecer unas leyes que nos permitan
predecir el futuro, extensión de la Ilustración.
Quedaría por demostrar la tercera etapa, la del cosmopolitismo y la amistad universal
(en un estilo kantiano, la Paz perpetua es del mismo año, esto es, 1795). Y lo único que falta
es que hay errores generales en el espíritu humano (prejuicios), y hay que demostrar que
forman parte del proceso (un proceso de lucha, según Condorcet), un tema central de la
obra. En cualquier caso, la revolución liberal promete la felicidad.

Leemos ahora la décima época (saltamos del inicio del libro al final). Retoma la idea de
que, al igual que las leyes en ciencias naturales, también hay leyes en la historia. El ejercicio
de predicción es científico no por probabilidad, sino por ley.

Condorcet establece el librecambismo (libre mercado) y el colonialismo (de tiranos


corruptos, pasará a haber buenos hombres que organicen bien las colonias y las ilustren
sobre sus propios intereses). Se extiende, en todo caso, una libertad y una igualdad en todo
el mundo. A pesar de la idea colonial de que los pueblos más avanzados son los
angloamericanos y el francés, Condorcet piensa que se llegará a la igualdad entre todos.

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