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Enrique de la Garza Toledo

El método del concreto­


abstracio-concreto

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Introducción

Un conjunto entero de normas, de reglas, re­


·quisilos J modelos de la conduela racional se
encuentra sometido a revisión. Se trata de la
crisis de una racionalidad que se manifiesta
en lo cultural y lo cient1Jico, asl como en la
propia experiencia social, se cuestiona la ra­
cionalidad c/áslca J ésta se muestra incapaz
de permitir el crecimiento de nuestro horizon­
te intelectual.

Aldo Garagani

La racionalidad cl ásica se ha presentado durante


cientos de años como si fuese una estructura natu­
ral , necesaria y a priori. Esta racio nalidad era con­
siderada co mo un sistema cerrado de no rmas que
debería con templar todas las posibil idades cog­
nosci tivas y lógicas. Todo lo específico era degra­
dado respecto a la estructura racional invariante ,
dentro d e l a cual cabían todas l as posibili dades de
las cosas, l a naturaleza o nuestro propio pensa­
m iento. Pero la racionalidad clásica no sólo se
co nci bió como abso luta, sino también como razón
y reali dad material , co mo epistemología y como
ontología, como estructura o bj etiva del mundo y
como leyes naturales del pen samiento.
El modelo de la racionalidad clásica fue puesto
en crisis a principios de este s iglo po r la teoría de
la relatividad.1

1 Aldo Garagani, Crisi della ragione, Einaudi, Roma,


1979 . "La teon'ade la relatividad ha fijado una nueva raciona-

7
El debate sobre la crisis de la ciencia que se ini­
cia con Ja teoría de la relatividad, en el fondo no
es sino la crisis de una concepción del quehacer
científico y del conocimiento en general, según la
cual las teorías están destinadas a explicar median­
te esquemas de naturaleza lógica necesaria, de
conformidad con leyes naturales del pensamiento.
Como expresa Garagani, recientemente han
aparecido posiciones críticas a la concepción clási­
ca de racionalidad: "Lo común a las críticas ac­
tuales, a la racionalidad clásica es la introducción
del recurso de la acción en la reconstrucción con­
ceptual de la realidad, el tratar de unir lo que nun­
ca debió tratar de separarse: saber y actividad de
los hombres"2, lo cual puede conducir a una nue­
va forma de racionalidad. La larga crisis de la ra­
cionalidad clásica es la crisis de lo estático, de lo
predetenninado: la concepción del p;esente como
simple consecuencia del pasado, la concepción que
excluye las posibilidades alternativas a lo real.
El gran reto para la nueva racionalidad es el vie­
jo problema del movimiento de lo real, de su
transformación y de cómo captar racionalmente al
objeto en transformación. Específicamente, el
pro blcma del movimiento de lo real como articula­
ción entre objetivo y subjetivo que excluya todo
determinismo y que a Ja noción de casualidad clá­
sica Ja pueda sustituir la definición de espacios de
posibilidades para la acción de los sujetos.
Desde el punto de vista metodológico, Ja crisis
de la racionalidad clásica se manifiesta como la Ju-

lidad, definiendo cada norma dentro de una determinada red


de r elaciones físicas y no sobre la base de una metanorma lógica
independiente de las determinaciones de las funciones físicas."
2 !bid.
cha entre dos estrategias en el conocer. Por un la­
do la estrategia verificacionista, que tiene su máxi­
ma expresión en el método hipotético-deductivo,
en donde la línea que conduce al conocer y a la ex­
plicación es la de verificación de las hipótesis, de­
ducidas éstas de la teoría y previamente operacio­
nalizadas antes de su verificación. Esta estrategia
niega la posibilidad de una metodología de la
construcción de teoría, o bien la reduce a la lógica
de las proposiciones. 3
En el otro extremo de la polémica se encuentran
las estrategias constructivistas, en donde la línea
básica del conocer es la formulación de nueva teo­
ría para el objeto .. Lo cual no significa que esta es­
trategia no "verifique", sin embargo, la explica­
ción no lleva la línea de la contrastación de las hi­
pótesis, sino de la ger.eración de nueva teoría.
Pensamos que e! mé�odo mandsta pudiera in­
cluirse dentro de esta segunda línea y que,, en ''es­
tado práctico'', pudiera estar presente en él una
propuesta diversa a la de la racionalidad clásica en
cuanto C1J uso y acumulación de la teoría, el papel
de la hipótesis, la operacionalización y la verifica­
ción, que pudiese constituir una alternativa ante la
crisis de la ciencia social en su incapacidad de cap­
tar el movimiento y en la que jugaría un papel pre­
ponderante la inclusión de lo subjetivo en la teori­
zación.
Las preocupaciones expuestas han s.ido Jos a.ci­
cates de este trabajo que pretende ser una refle­
xión acerca del método de Marx, en tanto posible
superación de la crisis de la racionalidad clásica.

3 Por ejemplo, Bunge, Mario, La investigación cient1jica,


A riel,Buenos Aires, 1975; Popper, Karl, La lógica de la inves­
tigación cient1Jica, Tecnós, Madrid, 1973.

9
El plan del mismo abarca inicialmente la discusión
sobre la estrategia del concrcto.abstracto­
concreto, entendiendo a ésta como una alternativa
metodológica superadora de otras propuestas. Po­
nemos aquí especial acento en la polémica acerca
del dialéctico materialista, pues consideramos que
en su funcionamiento podría estar implícita toda
la potencialidad marxista de captación del movi­
miento.
En un segundo capítulo se confronta el carácter
de las abstracciones marxistas -abstracciones his­
tóricamente determinadas-, con las de dos gran­
de. s rivales de Marx: Weber y Durkheim. Tratare­
mos de destacar lo específico de la abstracción
marxista dentro de su intento constructivista de
teoría cuya intencionalidad es la captaciór. del mo­
vimiento del objeto.
En el capítulo tercero se analiza el papel de lo
estructural en el conocer marxista, introduciendo
el problema de lo histórico como articulación en­
tre objetivo y subjetivo. El análisis se hace a partir
de tres obras marxistas que implican intervencio­
nes diversas de lo subjetivo: El capital, El die­
ciocho Brumario y Dos tácticas de la social demo­
cracia en la re voluci6n dem ocrática.
En el capítulo cuarto se analiza con detalle el
método en el primer capítulo de El capital y en El
desarrollo del capitalismo en Rusia. El propósito
es confrontar aspectos metodológicos de un obje­
to estructural con el estudio de una formación so­
cial concreta, en donde la intervención de lo empí­
rico, la pertinencia de la operacionalización y del
uso de indicadores aparecen palpables.
Finalmcnt�. en el capítulo sexto, se añaden al­
gunas reflexiones acerca de la pertinencia del uso
de indicadores en el marxismo en relación con los

10
pro blemas de l a verificación y el papel de lo empí­
rico en el método de Marx.
Los capítulos que forman el presente libro fue-
ron concebidos originalmente como artículos. Se
buscó al máximo evi tar repeticiones en dichos ca­
pítulos sin co nseguirlo totalmente pues to que hu­
biese afectado la estructura de la exposición .
Quiero agradecer al profe sor Nelson Minello y
a M iguel González M adrid sus agudas observacio­
nes, las cuales sirvieron para mejorar el presente
texto. Este trabajo debe l as ideas importantes que
pudiera con tener al profesor Hugo Zemelman .

11
l. Problemas de una met o dología
1narx.ista

EJ circuito co ncreto-abstracto-concreto

Uno de los problemas propios a Ja pertinencia de


una metodología marxista es el de la sustantividad
de su método con relación a lo que llamaremos Ja
metodología tradicional.
En la Introducción del 57 Marx plantea algunos
lincami·entos centrales de lo que considera el méto­
do de la economía política: "Parece justo empezar
por la población que es 12 base y el sujeto del acto
social y de la producción en su conjunto. Pero esto
se revela falso, la población es una abstracción si
se dejan de lado las clases. Si empezamos por la
población tendríamos una visión caótica del con­
junto: de lo concreto representado se llegaría a
abstracciones cada vez más simples. Llegando a
este punto habría que retornar";1 Marx concluye
diciendo que el correcto método científico es el
que va cW lo simple a lo concreto en el pensamien­
to, aunque lo concreto sea el verdadero punto de
partida.
La síntesis metódica establecida por :\1arx en la
Introducción del 57 ha dado origen a diversas in­
terpretaciones siendo las de Della Volpc, Althus­
ser y Luporini las más conocidas.

1 Karl Marx. Elementos fundamentales para la cn'lica de la


economía polftica, t. 1, Siglo· XXI,
México, 1976 .

13
Para Della Volpe el método de Marx se puede
esquematizar en el circuito concreto-abstracto­
concreto. Al respecto dice: "El método correcto
puede ser representado como un movimiento cir­
cular de lo concreto o real a lo abstracto o ideal y
de éste a aquél: o sea que con precisión lógica con­
siste en un continuo e inevitable ajuste histórico de
las abstracciones o categorías. Ese ajustar históri­
camente las categorías o abstracciones es el méto­
do del concreto-abstracto-concreto.' '2
Althusser al entender por práctica todo proceso
de transformación de una materia prima determi­
nada en un producto determinado, transforma­
ción efectuada por un trabajo humano utilizando
medios de producción determinados, considera a
la "práctica teórica" como una de las prácticas
po:.;ibles. En la pi·áctica teórica se trataría e.Je efec­
tuar una "ruptura epistemológica'' entre el cono­
cimiento ideológico previo y la nueva teoría gene­
rada en la práctica teórica. Recuérdese, que al
hablar este autor del proceso de Ja práctica
teórica, se está refiriendo al proceso del conoci­
miento científico.3
Siguiendo a Bachelard, Althusser considera la
ruptura epistemológica en dos sentidos: como rup­
tura histórica que permite delimitar entre prehisto­
ria de una ciencia y su historia propiamente dicha;
y como ruptura entre ideología y ciencia en la in­
vestigación concreta.
La práctica teórica, como toda práctica, impli­
ca la actividad humana transformadora de una

2 Galvano Della Volpe, Rousseau y Marx, Martíncz Roca,


México, 1972.
3 Louis Althusscr, La revolución Jeórica de Marx, Siglo
xx1, México, 1972 .

14
materia prima (generalidad 1) con determinados
medios de producción (generalidad 11). La genera­
lidad 11 estaría constituida por la teoría de la cien­
cia del momento, así como por todas las técnicas
que pueden auxiliar en la transformación de la ge­
neralidad 1 (ideológica o de menor cientificidad
que la generalidad m), en una generalidad m
(científica). La diferencia entre generalidad 1 y 11
no sería en cuanto a su diferente naturaleza; am­
bas serían ideas, sin embargo, la generalidad 1
sería ideológica o científica en proceso de perfec­
cionamiento, en tanto que la generalidad 11 con­
sistirá en la teoría del momento, no específicamen­
te objeto de perfeccionamiento (a pesar de que se­
ría impensable la creación de la generalidad m sin
la tiansformación de la generalidad 11). Como re­
sultado de la práctica teórica se �endría una nueva
teoría sob1e ti cbjC;tO (gcnera!idad 111) de mayor
cientificidad que el punto de partida. A esta teoría
específica del objeto específico, Althusser la llama
"concreto del pensamiento", para diferenciarla
de la realidad concreta.
Hay que reconocer que, en Para leer El capi­
tal, 4 el autor especifica más su esquema de inves­
tigación rescatando la importancia de la confron­
tación con el concreto real, evitando caer en un es­
quema puramente especulativo. Esta intervención
del concreto real en el proceso del conocer, ade­
más de las consideraciones acerca del concreto del
pensamiento, permite formular el esquema de la
práctica teórica como un abstracto-concreto real­
concrcto pensado.
Luporini por su parte, considera que el método

4 Louis Althuser, Para leer El capital, Siglo xx1, México,


1976.

15
marxista es aquél que parte de lo concreto repre­
sentado y va a lo concreto pensado. Un con�reto
que tanto en el punto de partida como en el de lle­
gada, es siempre un concreto sólo en la mente. Es­
te autor añade que el círculo dellavolpiano del
concreto-abstracto-concreto "describe el procedi­
miento de la ciencia burguesa (clásica) de la
economía, ni más ni menos y cJlo en un sentido en­
teramente preciso, que Marx explica muy clara­
mente: la primera vía es la representada por los
economistas del siglo xvn, la segunda vía (que in­
tegra a la primera y la corrige), la representada por
los economistas del siglo xvm y posteriores, hasta
Marx excluido".5 Así para Luporini, el método
marxista de l a economía podría definirse como
una espiral que ida de lo abstracto a lo abstracto;6
d punto de partida serían categorías elaboradas
previamente y se arribaría al ".racde!o 2.bs�racto
de la sociedad burguesa capitalista".
La distinción entre las diferentes interpretacio­
nes metodológicas del marxismo estriba funda­
mentalmente en la concepción sobre los puntos
nodales del método: el concreto real (o verdadero
punto de partida), el abstracto y el concreto pensa­
do. Kosik,7 refiriéndose al concreto real, nos dice
que en el proceso del conocimiento se trata de
romper por medio de Ja abstracción con la
"seudo-concreción", conformada por el mundo
de los fenómenos externos; el mundo de las praxis

5 C. Luporini, G. Della Volpe, La dialé ctica revoluciona­


ria, Universidad Autónoma de Puebla, México, 1977.
6 Esta posición la hace suya M. Del Pra., en La dialéctica
en Marx, Martínez Roca, Barcelona, 1971.
7 Karel Kosik, Eialéctica de lo concreto, Grijalbo, México,
1967.

16
fctichizadas ; el m undo de las represen taciones co­
munes; el mu ndo de los objetos fetichizados.
El problema que se presenta con respecto al ver­
dadero punto de partida, no es sino el de la rela­
ción entre sujeto y objeto. Eviden temente M arx
no plantea un sensualismo de partida en el conoci­
miento , ni tampoco hace "tab ula rasa" del cono­
cimiento anterior sobre el objeto. Lo sensorial pu­
ro no existe en el hombre sino como scnsación­
concepto . M arx dice al respecto: " transformar in­
tu iciones y representaciones en conceptos". Pero
la incidencia del objeto sobre el s ujeto n unca es
considerada por M arx como co ntemplación (ni
mucho menos como aplicación de la teoría al obje­
to), sino fundamentalmente como praxis. Praxis
q ue es concebida en un sen tido his tórico y social ,
y no individual y abstracto .
Es de la praAis de donde surgen intu¡cionr.s y re­
presentacio nes q u e tendrán q ue ser volcadas en
conceptos. Pero Ja praxis no es concebible sin el
conocimie nto, sin la conceptual ización , no obs­
tan te q ue es te conocimiento sea en primera in stan­
cia un conocimiento " seudo-concreto " . Es decir,
desde nuestro punto de vista, el verdadero punto
de partida es el concreto real, el objeto en relación
de praxis-conoci mien to con el sujeto . Este concre­
to real no sería sino Ja unidad dialéctica , no identi­
fi cable, en tre objeto y sujeto en relación prácti ca.
Tan to l a concepción del concreto real co mo ab­
so l u tamen te aislado del sujeto , como la del punto
de partida como generalidad 1, nos parecen unila­
tcral izaciones del problema. 8 No o bstante que la
teo ría en el marxismo no tiene esencialmente una

8 Véase, por ejemplo, la critica de Georg Lukacs a Federico


Engcls en Historia y conciencia de clase, Grijalbo, México, 1969.

17
función deductiva (como en el pos iti vismo) , ello
no significa que se parte sólo de las impresiones
fhicas del obj eto sobre el sujeto . Si éstas intervie­
nen , es sólo po rque el conocimiento del sujeto
puede co nvertirlas en in tu iciones y representacio­
nes que imp licaJ1 ya cierto nivel de abstracción. La
concepción del punto de partida como un punto
de partida teórico l leva a una función contemplati­
va y ded uctivrst a del conocimiento , al mismo tiem­
po que no considera la cuestión en su d i mensión
social .
Para Marx se parti ría de ese concreto real y se
avanzaría en una primera fase del p roceso del co­
noci miento hacia lo abstracto Oa abstracción más
simple). A esta primera fase le ilama/ase de la in­
vestigación. Al respecto dice Marx que "el método
de exposición debe distinguirse fo rmal:nente del
mctodo de investigació n . La investigación ha de
ten der a asi mil ar en detalle la materia investigada,
a anal izar sus diversas formas de des arrollo y a
descu brir sus nexos inte rnos. Só lo después de co­
ro nada esta labor puede el investigador proceder a
exponer adecuadamente el movimiento real" .9

La abstracción históricamente determinada

Entre e l co ncreto real y el concreto µensado se ex­


t ienden las do s fases del proceso del co nocimiento
-la d( investigación y la de exposición- delimi­
t adas por el p u n to de partida de la expo sición , que
en el método de la econo m ía política para M arx es
la catego ría más simple. Pero ese camino de lo

9 Posfacio a la segunda edición de E l capital, Fondo de


Cultura Económica, México, 1974, p.23.

IS
con creto real a lo pens ado no se d(:sarrolla en uno
o dos pasos, sino en múl tiples etapas intermedias
defin idas por el arribo a conceptos o abstraccio­
nes.
Dice Marx que "el todo , tal como aparece en la
mente, corno tod o del pensamiento , es un produc­
to de la men te que piensa. y que se apropia del
m un do del único modo posible; de lo que se trata
es de trans formar a través del trabaj o de elabora­
ción , las intuiciones y representaciones en conccp-
tos" .10
La abstracción no es sino l a "ciescomposición
del todo" (del concreto real), en nue�tro pensa­
m iento, po r medio de conceptos . Dich a abstrac­
ción es forzosamente producto del pensamiento .
Desde es te punto de vista, la abstracción es un pa­
so inevitable en el proceso del conocimiento, inde­
pendientemente d e la forma que adquiera y de los
presupuestos epistemológicos que subyacen a di­
cha abstracción.
Al decir de Len in "el hombre no puede captar,
reflej ar la naturaleza como un todo en su integri­
dad; en su to talidad inmediata; sólo puede acer­
carse etern amente a ella, creando abstracciones ,
conceptos , leyes , etc . , resulta i mposible tener la
mera noción de ninguna cosa si no se forma un
concepto". 11
Respecto a la abstracción hay dos posturas epis­
temológicas fundamen tales. Por un lado aquella
en qu� la imagen abstracta no se con trapone abso­
l u tamen te a lo con creto; esta posición establece

10 K. Marx, op. cit.


11 V.I. Lcnin, Cuadernos filosóficos, Estudios, Buenos Ai­

res, 1974.

19
que el concepto puede ser a la vez concreto, es de­
cir, que puede expresar una realidad concreta. En
el otro polo de la controversia epistemológica
acerca de la relación abstracto-concreto se encon­
traría la posición en la que la imagen abstracta
desprovista de todo contenido concreto se trans­
forma en un esquema inerte; para ésta, Ja abstrac­
ción es sólo un cadáver, como plantearía la lógica
metafísica formal, por exclusión incesante de ras­
gos del objeto. A dicho resultado llega la
"abstracción generalizadora" de la gnoseología
neokantiana de Rickert, que lo llevó a establecer
que "la esencia del concepto no contiene nada re­
al" y a contraponer absolutamente el mundo con­
ceptual al real. 1 2 El positivismo lógico cae en po­
siciones semejantes al declarar como lo h2.ce
Cárnap, que la ciencia formal carece por completo
de objeto, se restringe a ser un si!>tema de oracio­
nes auxiliares desligadas de todo objeto y de todo
contenido.13
Marx muestra cómo, tanto el trabajo concreto
como el abstracto, existen en la realidad material
y que la reducción del trabajo concreto al abstrac­
to se presenta como una abstracción que tiene lu­
gar diariamente en el proceso social de la produc­
ción. En esta medida lo abstracto puede ser a la
vez concreto. En esta corriente el pensamiento es
en general abstracto, en el sentido de no concreto
empíricamente; pero en su esencia p11c:dc ser con­
creto al expresar lo real en sus múlliplcs propieda­
des y conexiones.

1 2 G. Kursanov, El materialismo dialéctico y el concepto,

Grij albo, México, 1966.


1 3 !bid.

20
Como expresa Lenin, dentro de la corriente se­
J1al ad a no se trata sólo " de un universal abstracto ,
sino de un universal que abarca en sí la riqueza del
particular= abs tracción+ totalidad'' .1.i
El método que va de lo abstracto a lo concreto ,
en el que " las abstracciones conducen a la repro­
d u cción de lo concreto por la vía del pensamien­
to " , es definido por Marx como "el método cien­
tífico correcto". Es un método específico que
"sólo es para el pensamiento la manera de apro­
piarse del concreto , de reproducirlo bajo la forma
de pensamiento concreto ".
Para Marx , cada abstracción es el producto de
la reproducción de lo concreto en l a realidad , a su
expresión sintetizada y abstracta en la conciencia.
"Red ucir" la p lenitud concreta de lo real a su ex­
presión ab:;trací.a e:i1 la conciencia es l a condición
sine qua non de to da i nvestigación . Aquí el aspec­
to contradictorio del proceso de la formación del
concepto se descubre en la u nidad de su aspecto
analítico y sintético: mas no se trata sólo del análi­
sis y la síntesis empírico-sensorial , sino que preten­
de ir a lo esen cial , y en esa medida no se equipara
abstracción a generalización . La aproximación del
espíritu a un objeto particular, al sacar " una copia
de él" (un concepto) , no es un acto simple, inme­
diato , u n reflej o muerto en un espejo, sino un acto
complejo dividido en dos , que incl uye en sí l a posi­
b i lidad del vuelo de la fantasía fuera de la vida y
la transforma ción del concepto abstracto en fic­
ción. La posibilidad del idealismo se presenta des­
de l a primera abs tracción . P ara Kant la "cosa en
sí" es una abstracción vacía, en cambio para He-

1 4 V. l. Leni n , op. cit.


gel las abstracciones deben responder a su esencia:
" El con cepto objetivo de las co,sas constituye su
esencia misma." 1 s
En Marx , el pensamiento avanza de lo concreto
a lo abstracto, lo cual no significa un alejamiento
del objeto, sino un acercamiento al mismo. En esa
medida,, l as abstracciones científicas " reflejan la
naturaJ:eza de la sociedad en forma más profunda,
completa y veraz. De la percepción vivida al pen­
samiento abstracto y de és te a la práctica: tal es el
camino d ialéctico del cono cimiento de la reali­
dad.'" l6
La importancia que Marx da a la abstracción
queda establecida explícitamente en el prólogo a la
primera edición de El capital: "Cuando analiza­
mos las formas eco nómicas no podemos servirnos
del m icroscopio n i de reactivos químicos, la fa:ul­
t:id d� abstraer Jebe haoer las veces c:lel uno y dd
otro . " 1 7 No estaría de más agregar que n i al quí­
m ico le es posible renunciar a l a abstracción.
H abiendo establecido lo anterior, cabe ahora
preguntar por el carácter de l as abstracciones pro­
puestas por Marx que pudieran diferenciarlo de
otros autores .
En la Miseria de la filosofía, al hacer l a crítica
metodológica a Proudhon y a Hegel plantea:
"Desde el momento que no se persigue el movi­
m iento histórico de las relaciones de producción,
cuyas expresiones teóricas son l as categorías . Des­
de el momento en que únicamente se quiere ver en

15 G. W. llcgc\, Ciencia de !a lógica, So\cr/Hachctte, Ar­


gentina, 1968.
16 V. I. Len i n , op. cit.
17 K. Marx, op. cit.

22
estas categorías, ideas, pensamientos espontáneos ,
independien tes de las relaciones reales , no queda
m ás remedio que asignar como origen a estos pen­
samien tos el movimiento de Ja razón pura" .1s Es
decir, las abstracciones científicas están sujetas en
Marx a dos restricciones: 1) corresponder a rela­
cio nes reales; y 2) estar históricamente determina­
das.
De esta forma Marx co ntrapone las abstraccio­
nes reales, históricamente determinadas , a las que
pro duciría el método absol uto hegeliano : "A fuer­
za de abs traer", co n el método absoluto , "de
cualquier o bjeto todos Jos pretendidos accidentes,
animados o inanimados, hombres o cosas, tene­
mos razón al decir que en ú l tima abstracción se l le­
gan a tener como substancia las categorías lógicas
y si se encuentra en Jas catego rías !ógicas Ja subs­
tancia c!c to das las cosas, puede creerse qu� \!n Ja
for ma lógica está el origen de] movimiento de Ja
cosa. " 1 9
Decíamos que las abstracciones marxistas no
son simples separaciones o aislamientos de rasgos ,
sino que son abstracciones que se encuentran en
las formas sociales analizadas, existentes en la vida
real , que dependen tanto de Ja ciencia de l a que se
trate, como del estado de desarrollo de la realidad
i nvestigada: "La posibilidad de aprehe nder Ja
abstracción de Ja categoría trabajo se da cuando
en la producción no predomina una forma deter­
minad a , limitada, restringida y singular de traba­
j o . La indiferencia hacia un trabajo particular co-

18 K. Marx, Miseria de la filosofla, Nacional, México,


1972, p. 32 .
19 !bid.

23
rrespondc a una forma de sociedad en la que los
individuos pueden pasar fácilmente de un trabajo
a otro y cm Ja que el género determinado de traba­
jo es para ellos fortui to y, por tanto,. indiferente.
El trabajo se ha convertido entonces, no sólo en
tanto categoría, sino también en Ja realidad, en el
medio para crear l a riqueza en general y, como de­
terminación, ha dej ado de adherirse al individuo
como una particularidad suya. "20
La abstracción históricamente determinada no
implica el historicismo y sí el descubrir la estructu­
ra interna del objeto "separándolo " , "purificán­
dolo " de las formas complej as, para captar el fe­
nómeno en "su simple forma elemental" , sin mo­
mentos perturbadores y oscurecedorcs.
La abstracción históricamente determinada no
es una abst.raccién lockeana, que se limita a aislar
todo lo general, todo elementc com ún a ana serie
de objetos mediante una comparación o cotejo en­
tre ellos, sino que es una generalización que se lle­
va a cabo sacando a l a luz el elemento material, el·
facto r individualizante y discriminante : lo general
csencial .21 Tampoco prescinde de l a identidad es­
pecífica de la especie.
Sin embargo , es necesario precisar los límites
entre lo históricamente determinado y lo abstracto
indeterminado . Dilucidar si habría, pues, objetos
históricamente determinados y objetos indetermi­
nados históricamente .
El problema de las abstracciones históricamen­
te determinadas y sus límites con respecto a lo

20 K. Ma rx, Introducción a la cdtica de la economía po/(ti·

ca, Pasado y Presente, Córdob a , 1974, p. 62.


21 Lucio Collettí, Ideo/og(a y sociedad, Fontanella, Ma­
c.lri d, 1972.

2-t
abstracto indeterminado, dentro de la línea de la
totalidad concreta, 22 en contraposición a la l ínea
del "sistema teórico ", a nuestro entender, estaría
sol ucionado una vez resucito el problema del obje­
to. Es decir, si el objeto está históricamente deter­
minado y su explicación no se intenta como una
deducción a partir de un sistema teórico , sino por
reconstrucción de su totalidad, en esta explicación
podrán intervenir categorías de grados diversos de
abstracción (de determinaciones históricas diver­
sas). Las categorías pertinentes y su nivel de
abstracción dependerán del objeto .
E l pro blcma del significado y carácter de la
abstracción históricamente determinada se en­
cuentra en la base de la polémica acerca de la dia­
léctica. 23 Una interpretación crítica de la dialécti­
ca engclsiana la acusa de positivismo al tratar de
plantear leyes universaJes (las leye� de la dialécti­
ca) que contradicen el carácter de la abstracción
históricamente determinada. Para esta crítica, di­
cha abstracción significaría la perennidad de l a va­
lidez de los conceptos o lo que es Jo mismo , su va­
lidez estaría circunscrita a ciertos parámetros de
tiempo .
Sin embargo el pro blcma no es sencillo , Marx
en la Introducción del 57 habla de la función expli­
cativa de las categorías generales, como l'a de pro­
ducción . En El capital evidentemente intervienen
categorías de muy diversos rangos de temporali-

22 K. Kosik, op. cit..

23 Como t extos básicos en la polé m ic a véase: F . Engcls,


AntiDühring, Grij albo, México, 1972, Dialéctica de la natura­
leza, Brumario, B uenos Aíres, 1969; G. Lukacs, op. cit.; G. De­
lla Volpe, Dialec/lica come science positiva, Riuniti, Roma,
1969; L. Collctti, El marxismo y Hegel, G rijalbo, México, 1977.

25
d ad -por ejemplo, intervienen conceptos como
m ercancía (de una determinación histórica supe­
rior al ámbito capital ista), y producción en general
(válida para tod a forma conocida de producción)
es decir, que un o bjeto históricamente determina­
do, exi stente den tro de ciertos parámetros de tiem­
po, no sólo IJega a ser explicado por Marx median­
te categorías de u na validez restringida a esos mar­
cos temporales; a l a vez, resulta claro que sin las
categorías específicas a esos marcos, la explicación
no puede alcanzarse .
Por lo anterior, el planteamiento de ColJetti de
buscar u n a ab stracción de tipo nuevo que no caiga
en Ja "sociedad en general"24 resulta, a su vez,
" abstracto indeterminado" y sólo tendría sentido
en un marxismo que tendiera al sistema teórico de
expli cación y no en aquél que pone el énfasis en lo
cspecífi::o .
Es evidente que l as abstracciones de Marx en El
capital acerca de l a producción e n general caerían
en lo que Col letti l lama " abstracciones sobre la
sociedad en general " , pero en Marx " l as leyes dcl
m o vimiento de la sociedad capitalista" no se tra­
tan de deduci r de ninguna ley de la sociedad en ge­
nera l , sino principalmen te a partir de lo específico
a ella, aunque no únicamente.
En esta medida, el enfoque de Ja totalidad con­
creta logra reso l ver la co ntradicción entre lo histó­
ricamente determinado y Jo abstracto: una
abstracción será h istóricamente determinada si lo­
gra expresar relacio nes reales, pertinentes a la ex­
plicación del o bjeto ; de otra manera, una abstrac­
ción por poco generalizan te e históricamente limi-

24 L. Ccl lc t t i , Júid.

26
tada que sea, podrá ser indeterminada si no es
pertinente al obj eto .
Las abstracciones que pretendan una validez
mayo r que el obj eto , como la mercancía con res­
pecto del capi talismo, tendrán que probar su perti­
nenci a para cada obj eto concreto, lo contrario
presupondría una acumulación teórica que apun­
tara h acia el sistema, hacia el a priori y la
deducción (en el marxismo intervienen tanto la
inducción como la deducción , pero la construc­
ción de la total idad no puede reducirse ni a una ni
a la otra ni a ambas).
En la fase de la investigación el papel de l as ca­
tegorías no podría situarse dentro de la discusión
de lo históricamente determinado o no, puesto que
éstas aparecen en primera instancia como concep­
tos ordenadores relativamente vacíos, cuyo conte­
nido sólo se _precisará pos�edormente. En la fase
expositiva l as categorías aparecerán con el conte­
nido pertinente al objeto y en esa medida serán
históricamente determinadas: el punto de vista de
la totalidad concreta resuelve la contradicción en­
tre abstracción y concreción.

La exposición

El problema del pu nto de partida de l a exposición


Marx lo pone en íntima relación con el grado de
desarrollo de la ciencia de que se trata. Además,
dice Engels: " . . . en este método partimos de la re­
lación primera y m ás simple que encontramos his­
tóricamente . '�25 Pero no sólo es la simplici dad y

25 F. Engcls, "La contribución a la crítica de la economía


poütica de K . Marx ", en Obras escogidas de Marx y Enge/s en
dos to mos, Progreso, Moscú, t. 2, 1 955.

7
la antigüedad lo que determina cuál será la célula
originaria en la exposición, sino que en aquélla
aparezcan en potencia las contradicciones y pro­
piedades de las otras categorías y de todo el con­
creto pensado..
El método de exposición (en la fase expositiva)
es considerado por Marx como el aspecto científi­
co del método en el sentido de ser capaz de una sis­
tematización m ayor. Esta fase expositiva en el mé­
todo de la economía política iría de lo abstracto al
concreto pensado; concebido éste como síntesis de
múltiples determinacfones, reconstrucción teórica
del objeto y explicación del mismo .
La exposición debe considerarse como síntesis y
encadenamiento progresivo y dialéctico de los
múltiples aspectos de la realidad abstraída. Proce­
:;o er.iincntemente lógico , pero que St!fre la con­
frontación periódica con lo real durante el propio
proceso reconstructivo del objeto en el pensamien­
to.
En El capital el proceso de reconstrucción
teórica implica arribar a categorías cada vez más
complej as a partir de otras que se subsumen en
ellas: mercancía-pl usvalía-capital , etcétera. En las
etapas de la reconstrucción, como las señaladas ,
aparecen a su vez categorías i ntermedias . De l a ca­
tegoría más simple -la mercancía- se avanza a
la siguiente categoría en u n proceso de génesis es­
tructural y en algunos casos de génesis histórica.
En este proceso de reconstrucción (en cuanto a la
génesis de las c ategorías), adquiere relevancia la
relación dialéctica entre lo lógico y lo histórico .
En la Introducción del 57 Marx se pregunta si
las categorías más simples tienen una existencia
histórica anterior a las categorías complej as , de las
cuales son síntesis , y responde de la siguiente ma-

28
nera: 1 ) las categorías más simples pueden expre­
sar las relaciones dominantes de un todo no desa­
rrollado, o bien las relaciones subordinadas de un
todo más desarrollado . En este caso, el camino de
Jo simple a lo complejo corresponde al proceso
histórico real; 2) sin embargo , aunque Ja categoría
más simple haya podido existir históricamente an­
tes que la más concreta, en su pleno desarrollo,
puede pertenecer a una forma social compleja. Lo
más complejo condiciona lo más simple. Como en
la totalidad más desarroJJada Jo simple expresa to­
das sus determinaciones , la totalidad más desarro­
JJada permite entender a las meno s desarrolladas,
así, Ja anatomía del hombre fue Ja clave para en­
tender la del mono.
Por tanto, concluye Marx que , sería impráctico
y erróneo alinear las categorías en el orden en que
histódcamente fueron determinantes. Su orden de
sucesión se encuentra en cambio, determinado por
las relaciones existentes entre ellas en la sociedad
burguesa moderna. Se trata de encontrar su arti­
culación en el i nterior de Ja sociedad, de descubrir
Ja lógica interna del desarrollo de ésta.
Engels agrega que, dado que la historia suele
desarrollarse a s altos y zig-zags, pretender seguir
las categorías estrictamente en su génesis histórica
conlleva el riesgo de recoger mucho s materiales de
escasa importancia y por Jo tanto el peligro de
romper la hilación lógica. Es por esto que plantea
que el método correcto es el método lógico en lu­
gar del histórico. Luego entonces , en el método de
El capital, la génesis lógica tiene preeminencia so­
bre la génesis histórica como hilo conductor del
proceso de reconstrucción del concreto pensado.
No obstante, el método de la economía política de
Marx no e s sólo un método estructural, sino que

29
se mueve simultáneamente en dos planos: en el
plano del desarroilo lógico y en el del movimiento
histórico real. Lo teórico toca cons tanlcmente lo
factual, sobre todo en cuatro momentos: J) como
ejemplos q ue ilustran el desarrollo teórico; 2) co­
mo hechos histó ricos que aparecen como presu­
puestos empíricamente comprobables y no como
ilustraciones del desarrollo teórico ; 3) como expli­
caciones genético-h istóricas de las categorías; 4)
como verificación interna de hipó tesis subsi diari as
a la reconstrucci ón.26
Lo lógico y lo histórico no se excluyen en el mé­
todo de la economía política, aunque lo estru ctu­
ral tenga el mayor peso y la línea genética de las
categorías se dé en este sentido . 27 El tratamiento
estructural pres upone la introducción de aquellas
relaciones que ccndicionan la génesis, el desarro­
l lo y la destrucción de la estructura.

El concreto pensado

Dice Lukacs q ue en el conocimiento marxista se


" parte de las determinacion es naturales, inmedia­
tas , pu ras , simples, recién caracterizadas, para
avanzar desde el las hasta el conocimiento de la to­
talidad concreta como reproducción intelectual de

26 Acerca del punto 4) véase el último capítulo de este libro.


27 Cabe hacer la aclaración de que las apreciaciones meto­
dológicas de Ma rx y Engds, acerca de lo lógico y lo histórico,
se refieren a la fase e x posi t i va. En cuanto a la fase irwestigati­
va, é sta sigue una trayectoria sinuosa entre lo com:rcro real y
lo abstracto, entre lo histórico y lo lógic o : "Ja Íll\'Cs1igación ha
de tend e r a así mi lar en detalle la materia inv.:�rig;1da", e¡ ue
puede prCSUpOIJCf llll énfaSÍS l11:!YOr en Jo hÍStÓrÍ<.:0 ()lle L'Il ];_¡ ra­
se expositiva.

30
J a real idad". 28 Es d e cir, totalidad concreta y con­
creto pensado son eq u ivalentes; co n cre to pe nsado
hace re fe re ncia a la teoría e s pe cí fica que exp l ica el
m ovimiento del objeto . Aquí espe cífi co no puede
significar sólo lo s i n g u lar , sino más bien la articu­
la c ió n entre lo general y lo particular. En tal senti­
do, la exp li c ació n se conseguirá cuando se haya
obte nido esa teoría espe c í fica, ese concreto pensa­
do.
Explicar equivale a decir construcción de Ja to­
talidad concreta, o sea construcción de teoría es­
p e cí fica so b re el o bj e to . Sólo así p uede ser
congr uent e la me todología con el supuesto episte­
mológico del mo vi mie nto : si movimiento s igni fica
transfo rmación del objeto , i ncluso de sus leyes de
fun cionamiento y cambio , sólo la creación teórica
puede asegurar la no ! m p osició n al obj e to de mo­
d e lo s que p u d ie se n resul tar obsoletos.
La total idad concreta no es el todo, es arti c u la­
ción en tre as pectos de lo real que expresan articu­
laciones en tre p roceso s ,29 articulaci ones j e rarq u i ­
zadas en donde intervienen las categorías de
d e t e rm inació n y p e rti n enci a . La pri mera hace re­
ferencia a q ue Jos aspectos de Jo real no son igual­
mente determi nantes y la seg u nd a, a q11e la e x p l i­
cación no i mplica la inclusión de todos los
aspectos del obj eto . La total idad concreta, desde
el punto de vista metodológico , no es 1111 modelo
teó rico sino un conj u n to de criterios epistemo lógi­
cos acerca de la e x p l i c ac i ó n en la perspectiva mar­
xista. La to tal i d ad concreta no es el objeto real s i­
no un enfoque sobre la rea l i dad .
Por lo an terior pensamos , que las cons ideracio-

:s G. Lukacs, 0¡1. cit.


2') /{)id.

31
nes de Marx en el Método de la economía potaica
podrían resumirse en la espiral concreto real­
abstracto-concrcto pensado , a reserva de conside­
rar el concreto real como Ja relación social de
praxis-conoci miento entre sujeto y objeto.
En el campo del marxismo es comúnmente
aceptada la presencia de una cara lógica y o tra his­
tórica en el método; a partir del comen tario de En­
gels al primer tomo de El capital se desprende la
preeminencia de lo estructural sobre lo histórico ,
en el método de la economía política. Sin embar­
go, nos parece pertinente el pl anteo de dos p roble­
mas: 1) si la preeminencia de lo lógico sobre lo his­
tó rico , en el método de la economía política,
puede ser consi derada o no como un elemento pa­
radigmático del "método marxista" y consecuen­
temente, si cabe hablar de un método marxista
contenido en El capital, lugar por excelencia don­
de se encontraría en "estado práctico " ; 2) en
cuanto al segundo problema, es sabido que en el
marxismo se debaten dos posiciones. U na, de ori­
gen engelsiano en el sentido de dicotomi zar el mar­
xismo en un material is mo dialéctico y ot ro históri­
co, con sus respectivas conexiones y <1 u tonomías
relati vas. El materialismo dialéctico consti tuiría la
ontología , la gnoseología y la metodología marxis­
tas. A nuestro entender, en esta primera posición
se encuadraría la formulación de Engcls acerca de
la dialéctica de la naturaleza, al concebir la di aléc­
tica como la ciencia general de desarrollo de la ma­
teria y de la conciencia y a las leyes de la dialéctica
como su núcleo central .
La otra posi ción dentro del marxismo trata de
deslindar taj antemente con el positivismo, evitan­
do hablar de un método general para toda ciencia .
En este sentido se desaprobaría Ja ex istenci a de

32
una " lógica de la investigación científica" -en el
sentido en que lo entiende el pos itivismo·- y se rei­
vindicaría en lo metodológico sus co mponentes
h istó ricos y concretos. Es decir, sólo h a b ría crite­
rios metodológicos indisol ublemen te un idos a una
concepción de la historia, del co11ocin1 i(.;11 lo y al
o bjeto , sin l legar a con formar una metódica gene­
ral en el sen tido tradicion al de ella. Dependiendo
del o bjeto , el " método marxista" ado p t aría u na u
otra fo rma, y el con tenido de esos cri lc rios meto­
dológicos sería diverso.
Pensamos que Marx vincula su método a la ma­
teria investigada , al grado de desarrollo de la cien­
cia y al grado de desarrollo del propio o bjeto eslu­
diado . Así , el método especí fico del método de la
economía pol ítica desarrollado por Marx en El ca­
pital, debe verse relacionado c0n dos cues t iones :
1 ) con el m6todo como método especí fico de Ja
economía política y 2) con el problema de su rela­
ción co n lo que hemos llamado criterios metodoló­
gicos abiertos.
Sobre el segundo aspecto pensamos que Marx
fun d a un nuevo tipo lógi co de pensamien to cien t í­
fico (d i feren te a una lógica de investigación cien lí­
fica) por su co ncepción de Ja explicación , ele Ja
prueba, por la función de la teo ría y su relación
con lo empírico , por la determ inación social e h i s­
tó rica del conocim iento , etcétera .
Es posible individu alizar algunos aspcclos esen­
ciales que separan en el pl ano metodológico al
m arxismo de lo que llamaremo s "me lodología
tradicional" .30 El aspecto que nos parece cen tral

JO No pasa mos l'ºr aleo qur e n esa mewdo lo�ia r rad i c i u n; i l


h a y d i fe r e n c i a s . Si n e m b a rgo, só l o nos rdc r i rL· 1 1w � :1 l;1 corrien ­
te d o m i n a n c c d e m : 1 1 r i z positi vi s c a .

l �
. j
es el que denominaremos "estrategia del conoci­
m iento ' ' , consistente en Ja línea general que con­
d u ce a la aprehensión cognoscitiva del objeto . En
la metodología tradicional és.ta es una estrategia
verificacionista, que tiende a Ja contrastación de
una hipótesis operativa (la cual puede tomar muy
di versas fo rmas : proposición uni vari able , m ulti­
variable, modelo , sistema con o sin retroalimenta­
ció n , cte. ) que se confronta con la realidad
empírica. En esta estrategia Ja teoría tiene u n pa­
pel fu ndamen talmente deductivo , es decir, debe
tener Ja capacidad de generar hipótesis teóricas ,
modelos, cte. Las h ipótesis deben ser opcracion a­
l izablcs y operacionalizadas a manera de poder
traducirlas en términos de indicadores e índices,
los cuales deben ser u llenados" con d atos (hay d i­
versas propuestas de cómo opcracional izar: una
de la� r.1ás socorri das es la de.: Lazerfcid , otra la de
B lalock). En esta perspectiva la investigación cul­
mina con la veri ficación de las hipótesis, las cualcs
son aceptadas o rechazadas . En este últi mo caso se
puede volver sobre Ja teoría e intentar su modi fica­
ción , sin q u e se proporcionen criterios un ívocos
ace rca de cómo crear teoría. 31 En la es t rategi a ve­
ri ficacionista la noción de causali dad resu l ta cen­
tral ; en ú ltima i nstancia se trataría de aislar un
e fecto y ponerlo en fu nción de determ i n adas ca u­
sas q ue deberá n ser trad u cidas en variables . Y así
como cen t ral es la causal idad, también lo es la hi­
pó tesi s : la propuesta a priori de la explicación que
sólo al final s u frirá la prueba pr ácti ca.

J I J\ l gunos a u t or <.: s d a n u n l i st a d o ll e o pcrac· i o nc· s :cigicas


q ue p u<.:ucn i n t erveni r en l a c re a c i ó n lle l a t <.: o ri;1 . pao tod o s ,
e n ú l t i m a i ns t a n c i a , coi nci d i ría n con P o p p e r c11 cuanto a que
e:-. t c pa so n o es , i , r c m a t i za b l e .
L a estrategia marxista, en cambio, pensamos
que es u na de l as estrategi as reconstruc Livas de Jo
co ncreto en el pensamiento, entendida como crea­
ción de teoría para cada objeto (sin que con ello
niegue la existencia de categorías genera les) . Su es­
trategia del conocer se deri va de una concepción
de la realidad diversa al posi tivismo : como reali­
dad en movi miento y en reestructu ración perma­
nente, de manera tal que impide el a rri bo a Ja
teo ría general explicati va de toda situac ión . En es­
ta perspectiva la línea básica de la exp li cación no
sería Ja verifi cativa sino la constructora de teoría,
que debe entenderse en dos aspectos: 1 ) en térmi­
nos de una apertura de contenido de la teoría pree­
xis tente a manera de permitir su rede fi n ició n en
cad a investigación; 2) l a co nstrucción de teoría co­
mo p roceso aco tado por etapas sucesi vas e i n<livi­
dua!izables que van marcando un encad enamiento
de categorías , donde u n a presupone a las otras . La
relación entre categorías , por tanto , no es presu­
puesta y verificada, como en la p rimera es trategia,
sino descu bierta en un proceso lógico o teórico y,
a la vez, en con frontación co n lo real . A diferencia
de l a estrategia verificativa, esa con fron tación con
l o real no se da al fi nal del proceso , sino como
prueba h istórica totalizan te y es durante el proceso
reco n stru cti vo donde sufre una "primera veri fica­
ción " . De esta manera, el punto culmi nante no es
Ja verificación s i no la reconstrucción del co ncreto
pensado. Es decir, se arriba a una teoría y no a
una veri fi cación (ciertamente el circuito concreto­
abs tracto-concreto no termina históricamente en
este ú l timo , s i no en la praxis, que no es simple ve­
ri ficación pues i mpl ica el fu ncionamiento de lo
concreto en s u to talidad). En esta perspectiva, ni
los aspectos relevantes de lo real , n i s u s jerarq u ías,
pueden ser presupuestos (en esa medida no se arri­
ba a un modelo), sino que ambos deben ser descu­
biertos. La expl icación se alcanza cuando se ha lo­
grado generar la teoría específica del objeto
e specífico . Al mismo tiempo , a d i ferencia de la es­
trategi a positi vista, la delimitación del obj e to no
se logra sino en el momento mismo de la explica­
ción . Arribar al concreto pensado es , en esta medi­
da, lo mismo que recons truir la to talidad, la cual
no se i denti fi ca con el todo, sino que implica el
dcscu brir los aspectos determinantes del proceso y
sus articulaciones . Así, la noción de totalidad sub­
sume y no niega a la causalidad; ésta no sería sino
un aspecto p arcial de aquélla, no prcsuponiblc a
priori, sino articulada en la reconstrucción .
Resumiendo , podemos decir que l a apertura de
la estrategia m arxista i mplica la ape rtura también
del método , el cual debe ser vacjado de coatenido
y red ucido sólo a cri terios generales epistemo­
metodo lógico s . En · o tros trabajos hemos analiza­
do esta problemática con dctalle, 32 aquí nos con­
cretamos a decir que si comparamos el método de
El capital co n el de El dieciocho Brumaría y Dos
tácticas de la socialdemocracia en la re volución
democrática, encon traremos las diferencias que se
o bservan en el cu3dro sigu iente:
La d i ferencia entre los objetos de l as tres o bras
salta a la vis ta : en el primero se trata de descubrir
la " ley" de movi miento del modo de producción
capitalista ; en la segunda explicar el golpe de Esta­
do del 2 de d i ciembre de 1 8 5 1 por Luis Napoléon;
en la tercera, trazar la táctica del partido obrero en
la revolución rusa de 1 905. N i vel del modo de pro-

32 Cf , capítulos 11 y 1 1 1
Criterio m et odológico El Capital El 18 Brumario !Jos t<Ícticas

1 . P u n t o de pa r t i d a Ca tegorb t e ó r i ca m á s Un h echo h i s t ó r i co . Un n tí c l e o t (·,) ri 1.·n .


s i m pl e (b m ercancía).

2. R el a ción en t r e l a lín ea P redo m i n :-1 la t eórica . P red o m i n a b P redom ina 1:1


t e ó r i ca y la h is t ó r i c a . h i s t ó ric:-i . tC:l> J' Í C:l .

�. E t a pa s reco n s t r u c t i va s E t :-tpas de c o n s t rucci ó n Periodos h is t ó ri cos . E t :1 p :1 s co n c c p ­


d e co n ce p t o s . t u :1 k s .

-1 . J e rn r q u ía s en t r e Va ria b l e , con pred o m i - V a rbble, con predo- V:ni a b l e , con p r�,lo -


n i veles. n io ele l o eco n ó m i co . m i nio de lo pol í t i co 111 in i ,) d e 1 po 1 í 1 i ,.,) .

5 . E:-; r l i c:-t c i ó n . 1 .a l ey d e l m ovi mientc1 La ca tegoría d e 1 .:-t C:l l \.' <!lH Í;1 di.' .
del m o do d e p ro- n on a p :-t r t i s m o . G o b i .:> rn ,) P 1 .i 1 i ­
d u cci ó n ca p i t a l i st :-i . s i o n :1' R c 1 · o l u ,· i , 1 -
n :1 1 i o .

G . To t a l i d a d A r t i cu l a c i ó n a b i e rt a d e A rt i cub c i ó n y j e ra r - A r t i c u l :\ c i ,'1 1 1 y j ,'.


n i v e l es y j e ra rq u ía s . q u ía s a b i ertas en t r e rarq u í:-i s :-1 b i ,· rt ; 1�
n i veles. e n t r e n i \'eks .
w
......¡
d ucción en u n a , de coyun tura po lítica en otra, y de
previsión dialéctica en la ú ltima.
Como se desprende del esquema anterior, que
no hemos entrado a detal lar, Ja diversi dad de o bj e­
tos ha determ i nado metodologías distintas; lo úni­
co q ue ha permanecido son ciertos cri terios genéri­
cos básicos a biertos: 1 ) El criterio del conocer
científico co mo proceso de reconstrucción mu ltie­
tápico ; 2) El cri terio de Ja totalidad como cri terio
de reconstru cción y de arribo a una explicación
teó rica como articulación de niveles cuya pertinen­
cia � j erarquía deben ser descubiertos para cada
caso; 3) La i n tervención en cada paso reconstructi­
vo de lo lógi co y Jo histórico con j erarquías abier­
tas.
T0do Jo an t�rior nos ha conducido a negar la
posibilidad de Ja formal '.zación dcl r.iétodo m ar­
xista a Ja manera del método hipo té tico­
deducti vo , así como a reco nocer lo erró1 1eo del i n­
ten to de ex t r aer de El capital una ·m etodología
" buena para toda ocas ión " . M ás que u n método
en el sentido pos itivista del m ismo, tendemos a i n­
clin arnos por l a defin ición de cri terios metodoló­
gicos abierto s , cuyo contenido será un problema
q ue la investigación sustantiva debe resol ver en ca­
da caso .
De los cri t er i o s metodológ icos enunci ados nos
parece cen tral el de totalidad, el cual i m plica Ja re­
c o n s t r u cci ó n , l a artic ulación de niveles y su redefi­
n i c i ó n , la aper t u ra de la teo ría, el proceso re­
constructivo , la i n tervención abierta de l o teó rico
y lo h i s t ó r i co , y la e x p l i c a c i ó n como co ncreto pen­
sado (e n te n d i d a ésta co mo teoría, como síntesis de
m ú l t i p l e s d e te r m i n a c i o n e s ) .

38
11 . La abstracción en J a sociología ciásica

El todo, tal como aparece en la mente como


todo del pensamiento, es un producto de la
mente que piensa y que se apropia de/' mundo
del único modo posible . es decir, de lo ma­
..

terial. De lo que se /tala es de transformar, a


tra vés del trabajo de elaboración, las intuicio­
nes y representaciones en conceptos.
Karl Marx

La abstracción como producto del pensamiento


no es sino la escisión del mundo, del concreto real
a través dcJ pensamiento. De esta forma al cono­
cer !e es inherente l a abstracción , independiente­
mente de la postura epistemológica o dt la corrien­
te teórica de adherencia: "De u n modo lógico e
inevitab le el hombre abstrae en el proceso del co­
nocimiento una serie de facetas , propiedades y
rasgos de l a diversidad de los fenómenos. " 1
Al decir de Len in, "el hombre no puede captar,
re flej ar, reflectar la naturaleza como un todo, en
su i ntegridad;, en su totalidad i nmediata; sólo pue­
de ace rcarse eternamente a ello , crean do abstrac­
ciones, conceptos, leyes , etc. Resulta imposible te­
ner la mera noción de ninguna cosa si no se forma
un con cepto " . 2
El proceso de abstracción es u n proceso contra­
d icto r i o ; presu pone un paso negati vo al eliminar

1 G. Kur sanov, El maleriahrnw dialfrtico ) ' e l ,·nnceplo,


G rij a lbo, ;'\·1éxico, 1 966.
1 V. l . Lcni n , Cuadernos fi/osríjicos, Est u d i os , Ll l l L'nos J\ i -
rcs, 1 97 4 .

39
rasgos y propiedades sin importancia , y o tro posi­
tivo co nsis te nte en la síntesis (generalización y re­
flejo en el concepto de determinadas propiedades
y rasgos de los objetos) .
Con res pe cto a la abstracción habría dos postu­
ras epi ste mol ó g i cas fundamentales. 3 En primer
térmi no, aquell a en la que l a imagen abs tracta se
contrapone abso l utamente a lo concreto. En esta,
la imagen abstracta aparece desprovista de todo
co n tenido concreto y se transforma en un esquema
inerte . La abstracción es sólo cadáver, plantearía
l a lógica me tafísica formal , como resul tado de la
exclusión incesante de rasgos del obj eto. A d icho
resultado llega la " abstracción generalizadora" de
la gnoseología neokantiana de Rickert, q ue lo lle­
va a establecer q ue "la esencia del concepto no
contiene nada r�al " 'J a contraponer absol utamen­
te el mundo co nceptual al rea!.
El empirismo , al identificar realidad con percep­
ciones , también contrapone radicalmente el con­
cepto , la abstracción , con la realidad. Otro tanto
h ace el positivismo lógico al redu cir el problema
de la ciencia y s u relación con la real i d ad a un pro­
blema del lenguaje. Pero e mpiria y realidad no
pueden ser identificadas ; entre sensación y concep­
to media un proceso , como d ice Piaget, de capta­
ción de " totalidades inmediatas " , de tal forma q ue
el concepto no es simple síntesis de sensaciones.
En el o tro polo de la polémica acerca de la rel a­
ción entre conocimiento y realidad está la posición

3 Cabe mencion a r la posi c i ó n e m p i ri sr a , en l a c u a l l o li n i co


a p rehensiblc es la rcali dad i n m ed i a t a ; en s u s m a ni k�tacioncs
ext er n a s . Dice A l t h ussc r que la abst racción e m p i ri �r a pret ende
ext raer del objeto rea l s u esen cia . L o real sería es..:oria con gra ­
nos d e o r o .

40
enu nciada por Marx. Para éste, el pensamiento
que utiliza la abstracción para conocer, p uede ser
a la vez concreto , es decir, puede expresar lo real
en sus m ú ltiples determinaciones y conexiones .
Como veremos más adelante, Marx muestra en El
capital, q ue tanto el trabajo concreto como el tra­
baj o abstracto existen en la realidad material , y
que l a reducción del trab aj o concreto al trabajo
abstracto es u n a reducció n que tiene lugar diaria­
mente en el proceso social de la producción. En es­
ta medida lo abstracto p uede ser a la vez concreto .
E n esta corrien te no p uede ser identificado con­
creto real con concreto del pensamiento, ni empi­
ria con realidad; en el concreto pensado intervie­
nen tanto lo empírico como lo conceptual , y e n
última i nstancia, lo empírico e s captado también
en función de lo c0ncept11al y no t;On una existencia
en sí, como pensaron los sensualistas y em;Jj¡istas .
Den tro de este espacio epistemo lógico , con sus
dos soluciones polares, pero con infinidad de mo­
dalidades in termedias encuadramos el presente
trabaj o ; es decir, se trata de explorar acerca del ca­
rácter de las abstracciones en M arx, Weber y Dur­
k heim .

La a bs tracción en Marx

Las abstracciones históricamente determinadas

El método que se eleva de lo abstracto a lo concre­


to , donde " l as determinaciones abstractas condu­
cen a la reprod ucción de lo concreto por la vía del
pe nsamiento " , es defi n ido po r M a rx como "el
método cien tí fico correcto " . Es un método especí­
fico q ue " sólo es para el pensamiento la manera

41
de apropiarse lo concreto , de reproducirlo bajo la
forma de pens a mien to concreto " .
Para M arx , con la abstracción s e trataría d e ex­
presar al con creto en la conciencia en forma sinte­
tizada. Además, esta reducción del concreto en la
abstracción sería una condici ó n cognosci tiva sin la
cual ninguna aprehensión de lo real sería posible.
Al mismo tiempo no habría que reservar la noción
de abstracción sólo para el campo de lo científico
o de lo sistemático , sino que h ab ría que emplearla
en s u conno taci6 n más amplia de expresión especí­
fica de l a con ciencia cognoscitiva.
En la abstracción en sentido amplio están impli­
cados el análisis y l a síntes is , desde el momento
que abstracción es descomposi ción del todo y a la
vez m an u tenci ó n de l os l azos fundamen tales con
ese todo. Además no h abría q ue identificar
abstracción con gcncra!ízació n , puesto .:iuc:- ah;tra­
cr es p retender ir a lo esencial .
Como decía en el capitulo anterior: l a aproxi­
mación del espíri tu a un objeto p ar ticular, al sacar
"una copia de él " (un concepto) , no es un acto
s imple , inmedi ato , un reflej o muerto en u n espej o ,
sino u n acto co mplejo d ivid ido en dos , que incluye
en sí la posib i l i d ad del vuelo de la fantasía fuera
de la vida y la transformación del co ncepto
abstracto en u n a fantasía. La posibilidad del idea­
lismo se p resenta desde la pri mera abstracción . 4
En Marx , el pensamiento que avanza de lo con­
creto a lo abstracto no signi fica un alejamiento del
objeto , sino un acercamiento a él. En esa medida,

4 Dice r-.fa rx q U<.: " la rea l i d a d y e l conccpco d e u ; 1 :t c o s a son


paralelo s , como d o s asín totas q ue se acercan s i l l �-�·s:1 r , sin c n ­
c o n t ra rsc jamás " , c i r ad o po r !\ Ir h u s s c r en !'ara l('N El Capital,
S i gl o XXI, \kx i co , 1 9 7 2 .

4 2.
las abstracciones científicas "reflejan la naturaleza
de la sociedad en forma más profunda, completa y
veraz. De la percepción viva al pensamiento
abstracto y de éste a la práctica: tal es el camino dia­
léctico del conocimiento de la realidad objetiva". s
Marx, en el prólogo a la primera edición de El
capital, considera a la abs tracción como l a herra­
m ienta equivalente al microscopio o a los reactivos
del químico ; sin embargo , el químico , como cual­
quier científico natu ral, no puede tampoco pres­
cind i r de la abstracción n i s ubstituirla por medio
de ins trumentos de experimentación, aunque hay
q u e reconocer que en las ciencias natu rales mu­
chas veces el instrumento de medició n determina ·

el carácter de las abstracciones descubiertas.


Pensamos que la diferencia entre l a perspectiva
marxista y otras perspectivas en cuanto a la natu­
raleza de la abstracc!ón y su relación con la reali­
dad , tiene consecuencias metodológicas respecto a
la construcción de los conceptos en u n a " ri ca tota­
,
lidad , . Desde l a Miseria de la filosofía, Marx se
había desli ndado de las abstracciones hegelianas ,
q u e pretendían ver en las abstracciones sólo ideas
sin relación con el movimiento h istórico de las rela­
ciones reales cuya expresión teórica son las catego­
rías . En ese momento Marx impone dos condicio­
nes a sus abstracciones: 1 ) estar históricamente de­
termi nadas y, 2) corresponder a relaciones reales.6
La condición de historicidad en la abstracción
marxista pone coto al pensamiento y a la generali­
zació n ; en esta forma Marx opone también su
método de construcción de abstracciones al

5 V . l. Lcni n , op. cit.


6 K. M a rx , Miseria de la filosofla , Na1:ic> n<J I , i\ l éxi1:0,
1 9 7 2 , p. 3 2 .
las abstracciones, científicas " reflejan la naturaleza
de la sociedad en forma más profunda, completa y
veraz. De la percepción viva al pensamiento
abstracto y de éste a la práctica: tal es el camino dia­
léctico del conocimiento de la realidad objetiva". 5
Marx, en el prólogo a la primera edición de El
capital, considera a la abstracción como la herra­
m ienta equivalente al microscopio o a los reactivos
del q uímico ; sin embargo , el químico , como cual­
q uier científico natural, no puede tampoco pres­
cindir de la abstracción ni substi tuirla por medio
de instrumentos de experimentación , aunque hay
q ue reconocer que en las ciencias natu rales mu­
chas veces el instrumento de medición determina ·

el carácter de las abstracciones descubiertas.


Pens amos que la diferencia entre la perspectiva
m arxista y o tras perspectivas en cuanto a la n atu­
raleza de la abstracc!ón y su rel ación con la reali­
dad, tiene consecuencias metodológicas respecto a
l a construcción de los conceptos en u n a "rica tota­
lidad " . Desde la Miseria de la filosofía, Marx se
había deslindado de las abstracciones hegelianas ,
que pretendían ver e n las abstracciones sólo ideas
sin relación con el movimiento histórico de l as rela­
ciones reales cuya expresión teó rica son las catego­
rías . En ese momen to Marx impone dos condicio­
nes a sus abstracciones : 1 ) estar históricamente de­
terminadas y, 2) corresponder a relaciones reales. 6
L a co ndición de historicidad en la abstracción
m arxista pone coto al pensam iento y a la generali­
zació n ; en esta forma Marx opone también su
método de construcción de abs tracciones al

5 V. I. Le ni n , op. cit.
6 K. r..1 a r x ,
Misl!ria de la fi/osof/a , Nacio na l , ;\ l éx i co ,
1 97 2 , p . 3 2 .
método absol u to de Hegel, que h ace abstracción
de toda particularidad y realiza con ello la famosa
inversi ón entre m undo y abstracción; ya no es la
realidad l a que determina a la abstracción sino la
abstracción la que determina la realidad. Las con­
diciones de historicidad y " reali dad''' en las
abstracciones marxistas impide , po r un lado , par­
tir de lo co ncreto y terminar como Hegel en la ló­
gica y, por el otro , el que la separación de rasgos
se haga en forma antojadiza y arbitraria, puesto
que las abstracciones estarían determinadas por la
historicidad del o bjeto , determinado temporal y
espacialmente en tanto realidad, que al transfor­
marse cambia las abstracciones que lo sintetizan.
El planteo de la abstracción existente no debe
introducir la co n fusión entre concreto real y con­
creto pensadq. Si bien el concreto pen.�ado es un
producto del pensamiento, éste expresa relaciones
reales que no agotan al concreto real.
El problema de la abstracción existente remite
a la viej a polémica entre conceptualistas y nomi­
nalistas, sin embargo en el análisis de Marx de la
sociedad capital ista se relaciona con una peculiari­
dad intrínseca de ésta: el fetichismo. En el trata­
miento marxista del fetich ismo se pl antea que las
relaciones capi tali stas aparecen invertidas, fetichi­
zad as ; los productos humanos aparecen como si
estuviesen dotados de propiedades sociales natura­
l es y las relaciones entre los hombres se muestran
cosificad a s . Los p roductos llegan a domin ar a su
c reador, a ad q u i ri r vida propia que escapa a la vo­
l u ntad de s u s pro ge n i tores . El hombre es domina­
do por abstraccio nes q u e se materi al izan , que lle­
gan a vol v e rse ex i s ten te s As í el co n ce p to adq u i ere
.

material i d a d , p resencia real. La abstracción exis­


tente es también un pro d ucto histórico: "La posibi-
lidad de aprehender la abstracción de ia categoría
trabajo se da cuando en la producción no predo mi­
na una forma determinada, limi tada, restringida y
singular de trabajo. La indiferencia haci a un traba­
jo particul ar corresponde a una forma de sociedad
en l a que los individuos pueden pasar fácilmente de
u n trabaj o a otro y en la que el género determinado
de trabajo es para ellos fortui to y, por lo tanto , in­
diferente. El trabajo se ha convertido entonces , no
sólo en tanto categoría, sino también en la realidad ,
en el medio para crear l a riqueza en general, y, co­
mo determinación, ha dejado de adherirse al indivi­
duo como una particularidad suya. "7
Entre el historicismo y el positivismo , la abstrac­
ción históricamente determinada toma distancia.
La abs tracción en Marx no niega la pertinenci a de
la legali dad en la realidad, pero, a la vez, se anicul<!
con una concepción de realidad en movimien to ;
movimiento q'ue puede hacer cambiar las expresio­
nes teóricas de las nuevas legalidades. Marx ex pre­
saba en una famosa carta al director del Memorial
de la Patria que él nunca pretendió crear un sistema
filosófico de la marcha general de la humanidad;
en esa medida es coherente es tablecer la negación
de Ja legalidad universal desde su perspectiva. En la
abstracción his tóricamente determinada la explica­
ció n no es l a reducción de ésta a lo con tingente, a
lo irrepetible , sino Ja articulación entre lo particular
y Jo general, entre lo especí fico y lo genérico. A la
vez implica purificación de elementos irrelevan tes y
oscurecedorcs .
La abstracción históricamente determinada no
se equipara con generalización (aisl amiento de ras-

7 K. M a rx , !nlrorlucció11 general a la cu'ticu 1/i· lc1 l'C<11101 111ú


pol(tica, Pasado y Prese n t e , C<'i r d o b a , 1 9 7 4. I' . (, 2 .
gos comunes a un conj unto de objetos), sino a ge­
neralización de aspectos esenciales. Además, en la
medida en que pone coto al proceso de abstracción
y niega las abstracciones universales, no prescinde
de la identidad de la especie analizada. Si bien la
abstracción históricamente determinada toma dis­
tancia entre lo contingente y lo abstracto indetermi­
nado, entre estos dos polos hay todo un gran espa­
cio de posibilidades de abstracción.
Creemos que la definición del nivel de abstrac­
ción en el cual debe situarse un concepto histórica­
mente determinado no sólo se define por su rango
de temporalidad (el cual puede ser muy variable en­
tre los dos polos señalados); ese nivel dependerá del
objeto , pero mediado por un proceso de construc­
ción del concepto acorde con tres principios funda­
mentales: el del movimiento (que pone coto a la ge­
neralización abstracfr1a); el c!e la totalidad (que im­
plica el no prescindir del elemento específico al
obj eto); y el de l a reconstrucción (la concepción no
deductiva de la explicación, sino mediada por todo
un proceso reco nstructivo de lo real en el pensa­
miento, que pretende captar especificidad y movi­
micn to) .
Es decir que no basta, como en Colleti, exi­
gir una ciencia social q ue escape a pretensiones
de universalidad , puesto que entre universalidad
y contingencia hay infinitas posibilidades de abs­
tracción y generalidad. El problema del nivel de
abstracción de un concepto históricamente deter­
minado , en o tras palabras , no puede responderse
a priori, ni su respuesta es de carácter estrictamen­
te teó rico , sino epistemológico y metodológico ; si
el co ncepto no trata simplemente de ded ucirse a
partir de un si stema teórico sino que presupone to­
do un proceso de cons trucción y reco nstrucción
conceptual , el nivel de lo históricamente determi­
nado será el que resulte de la reconstrucción , inde­
pendientemente del nivel de generalidad del con­
cepto construido.

Las abstracciones en El dieciocho Brumario

En El dieciocho Brumario, Marx convierte un he­


cho empíri co, el golpe de Estado de Luis Bonapar­
te, en un acontecimiento , por medio de una des­
cripción que lo lleva a la especificación y explica­
ción de un objeto. Aquí el objeto es construido
desde d i ferentes perspectivas: se le sitúa dentro de
un periodo histórico determinado caracterizado
por el descenso de la ola revolucionaria en Euro­
pa; al tratar de ubicar el golpe dentro de un con­
texto de terminado que permita la reconstrucción
del mismo , �e trabaj a con procesos articulados pe­
ro de din ámicas diferentes.
El dinamismo interno de esa articulación se
capta por el anál isis de sus contradicciones, sin ca­
er en el reduccionismo económico, pero sin olvi­
dar tampo co lo infraestructura]. Así, el ánalisis de
Marx no es ni economicista ni " superestructuralis­
ta" , por el contrario , en él siempre los diversos
procesos-niveles están constantemen te rearticulán­
dose y redefiniendo su jerarquía. A cada núcleo
explicativo se le da un papel diferenciado en la ex­
pl icación , dependiendo de la coyuntura la riqueza
del análisis implica el moverse simultáneamente en
varios planos.
Ahora bien , al reconocerse la presencia simultá­
nea de pro cesos de d i ferentes temporalidades, sus
articulaciones dan origen a coyunturas que produ­
cen cambios en las correlaciones de las fuerzas en
p ugna (recuérdese que clase es el concepto cen tral
ordenador) y esos cambios en las correlaciones de
fuerzas implican , también, cambios en la direc­
ción de los pro cesos; en esta medida, la resultante ·

histórica no es concebida determinísticamente, s i­


no como Ja síntesis de coyunturas donde la direc­
ción del proceso puede alterarse en cada una de
ellas, dentro de determinado campo de posibi lida­
des obj eti vas. Cada coyuntura abre un nuevo cam­
po de posibles soluciones reales.

De los hechos a los acontecimientos

Una herramien ta metodológica muy importante


en El dieciocho Brumario es la periodización y la
subperiodización. En el primer aspecto , el periodo
analizado por Marx va de la caída de la monarquía
el 24 de feb;ero de 1 8 4 8 , al golpe de Estado de
Luis Bonapar.te el 2 de d!ciembre de 1 85 1 . E:i el se­
gundo sentido el periodo se subdivide en tres sub­
periodos: el periodo de febrero (del 24 de febrero
de 1 84 8 , al 24 de mayo de ese año); el de la funda­
ción de la repú blica (de Ja última fcch<1 señalada,
al 28 de mayo d e 1 849) ; y el de la repúbl ica consti­
tucional (h asta el golpe de Estado). A su vez,
Marx di vide cada subperiodo en otros más cortos.
La pertinencia de iniciar el periodo con el
análisis de la caída de Luis Felipe el 24 de febrero
de 1 848, y no antes o después, es resultado de que
tal suceso con tenía , en germen , las contradiccio­
nes que se m anifestaron durante el periodo: 1 )
contempla J a participación d e las prin cipales fuer­
zas sociales que luego se mani festarían con intens i­
dades di versas : de un lado Ja aristocracia financie­
ra, del otro -aunque por motivos diversos- , las
demás fracciones de l a burguesía, Ja pequeño bur­
guesía , el campesinado y el proletariado , así como

48
el ejército que con su pasividad contribuyó a la
caída de la monarquía; 2) la participación del pro­
letario en dicho derrocamiento , como fuerza prin­
cipal . Esto último daba un co nteni d o d i ferente a
la revol ución con respecto de las revoluciones pa­
sadas; indicaba, de hecho , el inicio de las revolu­
ciones proletarias, cuando aún las burguesas no
habían cumplido sus tareas democráticas . Asimis­
mo, el afto de 1 848 , marca el descenso de la ola re­
volucionaria democrática burguesa, por la emer­
gen cia de una n ueva fuerza social que hace los pri­
mero s intentos por ingresar a la escena hi stórica.
La inmadurez del pro!etariado para tomar el poder
queda p atentizada en la descripción de M arx , sin
embargo, su presencia permea to do e l peri odo , y
en cierta medida determina la impoten cia revolu­
r.ionari a de la burguesía.
El periodo an a lizado por Marx , así como lo!: di­
versos cortes en el interior del mismo , se encuentra
delimitado por acontecimientos históricos res ulta­
do de la transformación de hechos em píricos cro­
nológicamente identi ficables y distinguibles en
acontecimientos; es decir, de la in finitud de h e­
chos empíricos que se suceden en el peri odo , Marx
sólo uti liza aquéllos en los que a) se sintetizan las
contradicciones del corte precedente, y en los q u e
se da un b ) cambio en las correlaciones de fuerzas
que implique un e) cambio en la d i re cci ó n del pro­
ceso .
En febrero de 1 848 es el proletariado el que enca­
beza la lucha contra la m o n arquía al iado a o tras
c l ase s y fracciones, pero a partir del 4 de m ayo de
1 848 ese proletariado se e n frenta a to das las demás
clases. Su consiguie nte d erro ta lo impo s i bi l i tó , du­
rante todo el perio do, a ser l a fuerza dirigente,
dándose así un vi raj e en la m archa de la revolu-

49
ció n , l a cual fue descansando so bre destacamentos
cada vez menos revolucionarios. Después del 28 de
mayo de 1 849, el prole t a ri ado y Ja pequeño burgue­
sía vulven a ser aliados. El 1 3 de j unio de 1 849 es
derrotada l a pequeña burguesía y la contradicción
pri ncipal pasa a establecerse entre el partido del
orden y el Ej ecutivo En l as elceciones del 1 0 de
.

marro de 1 850, al ganar terreno la socialdemocra­


cia, se da una reconciliación entre el partido del
orden y el p residente. El 3 1 de mayo de 1 850 l as
fuerzas se alinean de l a siguiente manera: Bona­
parte , el l umpen y el ej é r cito en contra de la Asam­
blea. El 1 1 de abrH de 1 85 1 , al revisarse la Consti­
t ució n , la co ntradicción principal se establece en­
tre el presidente y los republicanos puros. 8
D e esta manera, l o s hechos empíricos, tales co­
mo camb ios de gabinetes , promulgación de leyes,
insurrecciones . e t c . , pasan de ser simples hechos
empíricos a constituirse en acontecimientos, en h i­
tos del proceso explicativo; estos acontecimientos,
a pesar de s u componente empíri co, son el res ulta­
do de s u abstracció n del caos en q ue se presentan
j unto a otros hechos empíricos.
De esta manera, la abstracción adq u iere en
Marx una n ueva con notació n ; en El diecioch o
Brumaría, ésta no es sólo la generalización de lo
esencial a di versos fenómenos (como veremos más
adelante) sino que, co n respecto a u n sólo o bjeto ,
es la discri m i nación entre infi n idad de hechos em­
píricos de aquellos que permiten dar cuenta del
pro ceso de reco nstrucción de la totalidad , de
aq uellos que marcan hitos en los cambios de l as
correlaciones de fuerzas , en la naturaleza de la

8 L o a n t e r i o r sólo sfrvc pa ra i l ustrar Jo e x p u e sto , si n q ue


const ituyan codos los cortes hechos por l\f a rx.

50
contradicción princip a 1 ,9 en J a dirección de los
procesos.
Es decir, en Marx abstraer es también indi vi­
dual izar, "aislar" hechos . Pero esa individualiza­
ción-concreción no es resultado de la arbitrarie­
dad, sino de la presenci a de instrumentos como los
conceptos ordenadores , q u e no tienen , un conteni­
do preciso antes de la reconstrucción (como el de
la cl ase social y sus correlaciones de fuerzas ) ; co­
mo el de so bredeterminación (en el sentido de
j erarquía variable en procesos, conceptos o leyes,
en cuanto a su importancia explicati va) , que reco­
noce capacidad explicativa a la superestructura; y
el de i n determ i n ación de Jos procesos supcrcstruc­
turales , en el sentido de admitir sol uciones diver­
sas , no sólo en función de con d iciones objetivas,
sino también de la volun tad de los actores. Lo real
como lo dado-dánd'Jse como espacio de> posibili­
dades resultado de la arti cu lación entre lo objetivo
y Jo subjetivo , como la negación del determinismo
del signo que fuere.

Las categorfas teórico-generales

Si bien , el proceso de recon strucción de El die­


ciocho Brumario está enmarcado por aconteci­
mientos que se ordenan cronológicamente, en ca­
da corte , al analizar sus contradicciones, la expl i­
cació n de J a coyuntu ra y su solución se dan en
planos diversos ; por un l ado el plano del acon teci­
miento, en el sentido explicado en el punto ante­
rior y, por el otro , el plano teórico general en su
papel no deductivo sino expl icativo a posteriori: se
encuentra lo general en lo p articular, lo abstracto

9 En el sent ido d e Mao .

51
en lo concreto, y no se deduce lo particular de lo
general , ni lo concreto de lo abstracto.
·
Estas categorías teórico generales , además de su
papel ordenador en la investigación, en l a expos i­
ción se cargan de contenido y pueden aparecer o
en "estado práctico " 1 0 o explicitadas. Algunas de
las categorías de índole político más relevantes que
allí aparecen son: Estado , dominación , legitima­
ción, orden, estructuras institucionales, formas
sucesivas de la dominación burguesa, clase y re­
presentación po lítica, sociedad política y civil,
alianzas de clases y bonapartismo.
Durante la exposición, estas categorías irrum­
pen en diversos momentos en el proceso descripti­
vo que culmina con la constru cción de la totali­
dad. En este proceso, a la vez q ue los hechos empí­
ricos se convierten en aco ntecimientos y sirven de
núcleos explicativos a acontecimientos subsecuen­
tes , la explicación se remonta a un nivel de
abstracción que supera al mismo acontecimiento ,
echando mano de categorías como las señaladas.
Pero la irrupción de una categoría teórico general
en el proceso explicativo no es simplemente , como
en el método hipotético-ded uctivo , para probar su
vali dez en la parti cularidad de un fenó m eno ; aq uí
el papel pri ncipal del concepto en la fase de inves­
tigación es la de servir para ordenar el materi al
empírico ; en la expo sición su co ntenido puede
coincidir o no co n la signi ficación de la categoría
previa a la inves tigación . De esta forma, el co n­
cepto teórico no perm anece congelado ni es im­
puesto a la real i dad .
La irrupción de las categorías teórico generales
en la ex plicación , con las sal vedades ex p uestas, no

1 0 E n e l sen t i d o de A l t h u sse r .

52
se da sólo con la idea de superar toda posi ble de­
formación historicista, sino , también , por el reco­
nocimiento de l a presencia simultánea de pro cesos
de d i ferentes tem poralidades. Es por e�! o q u e , una
categoría particular para el capitalismc, , como la
de burguesía o de proletariado , se vucl vr general
para la explicació n en El dieciocho Hmm ario . Lo
general o lo particular de la categoría no só lo de­
pende del ámbito de lo real a que haga re ferencia,
sino también de su nivel de abstracción .
Por ej emplo , la región económica no sólo ad­
mite l a tem poralidad del modo de prod u cció n , si­
no también la de la coyuntura y , en esa medida, lo
general o lo particular de la categoría depende ,
tamb ién , del nivel de abstracción del ámbito en
cuestión .
E s decir, e n Marx no sólo se presen t a l a articu­
laci6n de p rocesos correspo ndien í.cs a á rri bito� di­
versos de lo real con sus diferentes temporal ida­
des, sino que también en el i n terior de un ámbito
se admite n n iveles d iversos de abstracción . Esto
repercute en las categorías utilizadas en la explica­
ción ; n o sólo se manej an categorías de ám bitos di­
feren tes sino q ue den tro de un m ismo ámbi to las
categorías pueden tener diversos n i veles de
abstracció n . El elemen to económico en El die­
ciocho Brumario es sólo uno de los m u chos u tili­
zados por M arx en la expli cación .
Lo anterior queda ilustrado con claridad al in­
troducir el ámb i to económ ico como co nj u nto de
núcleos expl icati vos en d icha o bra . Lo económico
aparece , en primer término, como lo económico
coyuntural , represen tado por un periodo de auge
comercial o industrial hasta abri l de 1 8 5 1 y otro de
crisis hasta octu bre de 1 85 1 . Su importancia expli­
cativa, j u nto a otros muchos elemen tos , se ad vicr-
te , cuando M arx refiriéndo se a la primera fase de
auge económico en relación con la impotencia re­
volucionaria del proletariado nos d ice que éste,
ante la prosperidad comercial e in dustrial , se dejó
guiar por los demócratas , " o l vidando su interés de
clase ante el interés momentáneo " . En esa fase "el
comercio prospera, las man ufacturas trabajan, los
precios del trigo están bajos, los víveres abundan ,
el proletariado tiene empico" .
Por o tro l ado, Marx hace in tervenir lo
económ i co al ex pl icar los conflictos en tre las cla­
ses. Obviamente , lo económi co no basta para defi­
nir la clase, pero en el caso de las pugnas entre
orleani stas y legitimistas, al decir de Marx , "lo
que separaba a los legitim istas de los o rleanistas
no eran l as pugnas ideológicas sino esencialmente
la co ntradicci ó n entre la renta de la tierra y el capi­
tal " . La contra d i cción entre renta de la tierra y ca­
pital no sólo es tá haciendo referencia a un ámbito
de lo rea l , sino también a categorías de un ni vel de
abstracción que supera al periodo analizado junto
con su coyuntura económ ica .
De las d iversas coyunturas anal izadas por Marx
en la obra en m ención se puede i n feri r , q u e si bien
la con trad icci ó n entre las cl ases a n i ve l i n fracstruc­
tural se encue n t ra siempre presente (pc.r ejemplo
renta-capi tal , capital-trabaj o) y dichas con tradic­
ciones de algu n a manera se mani fies t a n en las l u­
chas y a l ianzas e n tre las clases, no bas t a n para ex­
pl icarlas , sino q ue i ntervienen di versos elementos
su peres tructuralcs mu chas veces so brcdctcrmi n an­
tes . Dichos e leme ntos supcrestructuralcs no son el
simple reflejo de lo infraestructura! en la co ncien­
cia de los hombres y sus luchas. Es este el caso de
l a i deología cam pes ina l igada al recuerdo n apoleó­
nico q u e no co rresponde a las co n d icio nes mate-
rialcs de Ja nueva parcela en 1 848 , en Fr a nci a .

La u tilización que hace M a rx en El <lieciocho


Brumario de categorías de grados. m u y d i ve rsos de
abstracción com prueba Jo q ue ex prcs�1 bamos en el
apartado b) del presente capítulo, en el sen t i do de
que a Ja abstracción históricamente determi nada
no se Je pueden fij ar lími tes tem porales a priori;
que éstos p ueden ser muy diversos , depend iendo
del o bj eto de estudio; que Ja abstracción será h is­
tóricamente determi nada si resulta pcn i ncntc a la
construcción de Ja totalidad concreta y q u e no to­
das l as categorías explicativas tienen los l ímites
temporales del objeto.

La a bstracción e n We ber

P ara Weber d mundo se presenta i n f i :1 i to y c aóti­


co sin estructura ni jerarquías internas. En esa me­
dida Weber niega Ia posibilidad de un a teoría y de
una conceptualización de ese m undo en su to tali­
dad. Sólo será posible J a teorización d e as pectos
parciales de Ja realidad , los cuales reconocen m 1'd­
tiplcs causas .
Weber niega Ja existenci a o posi bili dad de en­
contrar principios generales a partir de los cuales
hacer ded ucciones y sólo reconoce , por su p arte,
Ja o bj eti vidad del método. 1 1 De esta m a nera, el
carácter de un fenómeno no es algo i n t ríscco a é l ,
sino que está cond icion ado p o r J a o r i e n t ac i ó n de
nuestro interés cognosci ti vo: " De a h í q ue l as co­
nexiones entre con ceptos y no en tre hech o s sea lo
que se encuentra . La estructura lógica d e l sis tema

1 1 M. \V cbc r, L a o bjetividad cognoscit iva rle /11 ci1•11cia so­

cial y d e la poli'tica social, /\ rn o r ro rt u , I3 ucnos ,\ i rl· � . 1 97 2 .

55
conceptual y su relación con la realidad son dis tin­
tas . "
La "validez objetiva" e s considerada por We­
ber como l a ordenació n de l a realidad según cate­
gorías subje tivas , es decir, una validez sólo de
acuerdo a cierto marco valorati vo , que niega que
haya algo esencial a los fenómenos 1 2 y que haya
factores de m ayor peso que o tros. 1 3
Con base en lo an terior podemos decir q ue las
abstracciones weberianas no son planteadas por
este autor como abstracciones "existentes " en la
realidad ,14 sino que estarán determinadas por los
valores del investigador que condicionan el aisla­
m iento del o bjeto, la discrim i n ación de lo acceso­
rio de lo fundamental y la di rección de la relación
de causali d ad que se quiere i nves tigar y , por la no
existenci a de relaC:ones necesarias ni de u n a jerar­
quía en�re ellas.
La concepción weberiana de la real i dad y del
conoci mien to se reflej a, en tre o tras , en dos cues­
tiones fund amen tales : la causali dad y el tipo ideal .
Para Weber la sociología tiene por objetivo el
e ntender la acción social y explicarla causalmen te
e n su desarrollo y efectos.15 Pero la acción social
o rien tada por un sentido (entendida como conduc­
t ::i human a , siempre que el suj eto le atribuya un
sentido) , sólo existe como con du cta de una o va­
rias person as i ndividuales .

1 2 M . Weber, " Est udios críticos sobre l a lógka d e las cien­


cias de la cu l t u ra " , en Ensayos sobre la metodologia sociológi­
ca, A m orrort u , Ducnos Ai res, 1 972.
IJ /bid.
1 4 l l ay que recordar la i n fl uencia de R i c k crr y D i l t hey en
Weber.
15 M. Weber, Economía y sociedad, FCE, l\ k.xico, 1967.

56
Ese sentido subj etivo y mentado de los suj etos,
en Weber puede tener dos connotaciones: como
existente de hecho , con dos modal idades: a) casos
históri cos individuales y b) como promedio de una
m asa de casos; y de un tipo i deal .
Cuando se ha al canzado 'la captación explicati­
va del sentido mentado, se dice que se tiene la
comprensión explicativa del mismo. Y a diferencia
de las ciencias n aturales en las que se trataría de
establecer leyes causales, la comprensión uniría
significados por medio de tipos ideales.
P ara alcanzar la comprensión explicativa exis­
ten obstáculos importantes: 1 ) los motivos encu­
bren , aún para el actor, la conexión real de la tra­
ma de la acción; 2) mani festaciones externas " i­
guales " pueden encubrir conexiones de sentido
diverso ; y 3) en los motivos se presenta l a pugna
en tre impulsos contrzrios.
En esa comprensión explicativa se trataría de
establecer l a " causación adecu ada' ' , definida por
Weber como: "una sucesión de hechos es causal­
mente adecuada si, con b ase en la experiencia exis­
te alta probabilidad de que siempre transcurra de
la misma manera . Explicación causal adecuada es
que a un determinado proceso o bservado siga otro
proceso determin ado , de acuerdo a una regl a de
prob ab ilid ad " .
E n Weber, la causa adecuada l o e s del proceso
singular (como u n a entre muchas), y su presencia
en otros procesos sólo implicaría cierta probabili­
dad de que los procesos desemboq uen en las mis­
m as consecuencias que el caso estudiado .
En Weber el problema de la causalidad no con­
siste simplemente en l a sustitución de l a univoci­
dad causal por l a multivocidad causal (ambas cae­
rían dentro del determinismo). No sería l a sus titu-
ción de una caus alidad del tipo x -Y , po r otra
de la forma x •. X2 xn --- Y . Sino que imp!ica
• . . .,

una causalidad probabi lística derivada de 101 infi­


nito y caótico de la realidad y del carácter d el mé­
todo que implica la imputación de sentido y causa­
lidad , en donde ambos aspectos sólo se relacionan
con cierta probabilidad de que las imputaciones
sean ade cuadas.

L os tipos ideales

Weber establece que los tipos ideales son concep­


tos vacíos no existentes . El .tipo ideal no es un ex­
ponente medio de las formas diversas de la reali­
dad empírica; ése se obtiene mediante la promo­
ción unilateral de uno o varios puntos de vista y Ja
uni ficación de una cantidad éc fenómenos que
exi sten µor sepa;:-ado. En sa pu:eza abstracta, esta
forma men tal no puede encontrarse empíricamen­
te en la realidad : "es una utopía " .
Weber agrega, para ilu strar l o anterior, que "la
economía nos proporciona un cuadro de los
fenómenos que existen en el mercado cuando una
sociedad está o rganizada sobre la economía de
cambio , la libre concurrencia y el comercio fuerte­
mente racional i zado. Por su contenido , esta
cons trucción tiene el carácter de una utopía que se
ob tiene llevando al primer plano determinados
ciernen tos de la realidad " . Asimismo sostiene que
los co n ceptos y categorías de la econo m ía pol ítica
marxista no son más que tipos ideales . 1 6
Resulta evi dente q u e el tipo ideal, como toda

1 6 Ci t. por l . S. K o n , El idealis1110 filosófico y la crisis del


pensamiento h istórico, E d i c i o nes de Cultura P o p u la r , � l éxico ,
1 97 7 .

58
categoría, resu lta de u n proceso de abst racción y
que dicho tipo idear, como lo dice Weber, debe ser
mej orado tanto durante la investigación particu lar
como en el proceso general del conocimiento .
El tipo ideal t iene, ciertamente, cierto grado de
subjetividad, pero no es totalmente subjetivo. En
su s ubj etividad entran los valores del i n vestigador,
el cu al al definir el objeto , los términos de la rela­
ción causal y el sentido de ésta, fij a los marcos de
los tipos ideales a utilizar: lo restringe a ciertos
rasgos y no a o tros . Y a la vez, si se p retende que
el méto do sea neu tro , siendo que la co nstrucción
de los t i pos ideales es una de sus pa rtes fu ndamen­
tales , se requ iere que durante esa con s t r u cción se
de un proceso de verificación con la real idad , lo
cual imprime al tipo ideal cierta objeti vidad den­
tro de su subj etividad . Por eso dice Weber, que
u r1a v�z definidas las inten ciones del i n ves tigador
"hasta un ch ino podría veri ficar el descubrimien­
to " . De la misma forma, los tipos ideales no po­
drían ser mejorados sin la veri ficación referida. Es
decir , aunque Weber lo niegue explíci tamente, es
necesario que haya cierta adecu ación entre tipo
ideal y real idad.
Veamos el anterio r problema a part i r de La éti­
ca protestante. Tomaremos el caso de l a construc­
ción del tipo ideal de calvinista.
En cierto momento de La ética . . . , \Veber se
pregunta si el dogma característico del ca l vin i s mo
es la pre desti nación; la pregunta se rea l i za para
tratar de hacer u n a impu tación h i s tó rica , la cu al
debe ser veri ficada med ian te sus " e fectos h istóri­
co-cul turales " . 1 7 Algunos de esos efectos h is tóri -

1 7 M . Webe r, La ética proteswnle y el esp1í·i111 del capilo­

lisla, Península, M a d ri d , 1 972, p . 1 1 6 .

)
co-culturales esgrimidos por Weber son : 1 ) la lu­
cha por la cultura de OldenbareveJdt se estrelló en
ese dogma; 2) las discrepancias· en la Igl.csia angli­
cana fueron insuperables, desde el momento en el
que la corona y el puritanismo mantuvieron dife­
rencias dogmáticas en torno a esto ; 3) fue conside­
rado como el elemento antiestatal de Calvino, et­
cétera.
A continuación se analiza cómo nació la teoría
y cómo se integró en determinados complejos
i deológicos de la teoría calvinista: 1) racionalmen­
te, en todos los espíritus religiosos apasionados, el
fenómeno rel igioso va u n ido al tener q ue agrade­
cerlo todo a D ios ; 2) la soledad interior del hom­
bre , al cual nadie podría ayudar (ni tan siquiera el
pastClr). Sólo el elegido era capaz de comprender
a Dios. Weber anota que esta consecuencia
teológico-psicológica o b;;erva su permanencia aun
donde el dogma h abía perdido su vigen cia.
Luego Weber trata de encontrar cuáles fueron
las consecuencias inesperadas de esa ideología y
práctica rel igiosa. Por u n lado, se da un argumen­
to teológico : D ios quiere q ue los cristianos hagan
obra social y lo social se adapte a e llo ; y por el
otro, del dogma se deduce un comportamiento lai­
co (comparándolo con otras sectas p rotestantes
como el lutera n ismo , y , con el catol icismo) y se
concl uye que, Ja "esencia del calvi nismo es la cris­
tianización de la existencia' ' , que trajo como con­
secuencia inesperada una forma superior de orga­
nización social .
Por otra parte, al referirse Weber en Economía
y sociedad al p roblema de la veri ficación, señala
q ue ésta podrá lograrse: comparando el mayor nú­
mero de hechos de la vida h istórica; por el experi­
mento idea l ; es tadísticamente; y en los casos d i fí-

60
ciles no q u ed a sino la evidencia racional in terpre­
tativa.
D i ce Webe r en cuanto a este punto: "si l a
prueba d e q u e el desarro l lo ideal m en te co nstruido
de los modos de conducta encarnan en alguna me­
d i d a , tamb ién , en la re alida d , una ley semej an te
h u b i era si do una cons trucción sin valor alguno pa­
ra el conocimiento de la acción real " . 1 s
Con respecto a los tipos i deales se presenta u n
pro b lema adicional. E n Econ omía y sociedad,
Weber p arte de una catego ría abstracta (válida pa­
ra cualqu ier sociedad y tie mpo): la acción so cial;
de ésta pasa a la de relación social , des pués a las
relacio n a d as con las formas co mo se regulan las
relaciones sociales (introduce con ceptos tales co­
mo los de or den , legitimidad , co m u n i dad , socie­
d a d , po der, domi nación , asociación de domina­
ción y Es tarlo) . Luego , en el c3pít 1 1 l o w , entra a
analizar l as fo rmas de dom in aci ó n . Es de obser­
varse q u e en este desarrollo conceptual las catego­
rías no corresponden a algún periodo histó rico
particul ar y si se recurre a la his toria es p ara ilus­
trar el co ncepto , o bien , para en tresa car rasgos de
d i ferentes periodos .
Pero los co nceptos weberianos no son arbitra­
rio s , s ino qu e son derivados lógicamen te unos de
los otro s , buscando a la vez, su con t rastación con
si tuaciones h istó ricas . Weber nunca dice que sus
tipologías sean ex hausti vas , pero tampoco están
restri ngidas al i n terés de una rel ación singu lar ; es­
tos tipos i deales en Economía y sociedad tienen
claramente una ex tensión mu cho mayor a los uti l i­
zad os en La ética protestante . En aquella obra , los
tipos fuero n construidos para u n problema tan ge-

is Econo1111a y sociedad, op. cit . , p . 1 0 .


nérico co mo el de la domi nación .
El én fasis puesto por Weber e n cuanto a l a sin­
gularidad de lo h i stóri co "no se d i l u i ría al darse a
la tarea de crear tipos tan genéricos co mo los de
Econ om/a y sociedad' ' . l 9
De lo an terior se pod ría despren der que, a pesar
de que en Weber las abs tracciones no son un pro­
du cto sólo de lo subj e tivo, sino q ue sus tipos. idea­
les y sus relaciones causales implican no sólo al ex­
perimento ideal sino a derta eviden cia empírica, al
no con siderar ni esencias, ni estructuras , ni jerar­
quías, los rasgos de las abstracciones y las rel acio­
nes causales ad q uieren una conno tación muy dife­
re nte a las de Marx. D i feren te en cuanto a que esas
abstraccio nes no s o n históricamente dctermina­
das 20 y en cuan to a q ue las relaciones entre ellas
ne se en cuentran s uhsumidas en la totalidad , �i no
que valen por sí mismas (de acuerdo a valo!'es).

La abst racción en D u rkheim

Para Dur k heim el o bj eto de estudio de la sociolo­


gía es el hecho social , 21 enten dido como creen-

1 9 Esto no quiere deci r que Weber pret e n d a abordar todo


p ro b lema a i n vest i ga r a part i r sólo d e estos t i po s i d eales t a n ge­
nérico s , ni t ampo c o que las t i po l o gías m a n ejad a s sc:1 n ex h a u s ­
t i va s .
2o Co mo veía mos, lo históricamente d e t e rmi nado no s e re­
s ue l ve si m plemente c uando se rec urre a l eje m pl o hi stórico, sino
q ue i m p li c a u na c o n cepción de la t o t a li d ad y de l a posi b i lidad
d e logra r s u reco n st rucción .
21 N o sign i fica q ue se ni egue en D u rk h ci m el ca r;'1..:t c r si m ­
b ól i co d el c o noci m i c m o y po r t a n t o l a c o n s t r t 1 ..:L· i<i 1 1 d e l hec ho
soc i a l : l a soc i o l ogí;1 ..: o mo ciencia de las reprcscn r a ciones si m ­
bólicas.

ú2
cías, sentimientos o representaciones colectivas,
comu nes al promedio de la población. Para este
autor, esos hechos sociales poseen una existencia
objetiva, es decir, no dependen ni del sujeto que
conoce ni de ningún hombre individualmente con­
siderado .
P o r otro lado, l o social e s enten dido como es­
tructurado e integrado, cumpliendo cada p arte
u n a función determinada. Cada nivel de l a reali­
dad tcn"!lría su propia legalidad, y esas leyes (rela­
tivamente -estables y generales) serian susceptibles
de ser descubiertas. Es decir, en D urkheim se plan­
tea u n a homo logía entre ciencia soci al y n atural en
cuanto a Ja existencia de leyes u niversales, en
cuanto a Ja concepción de la causalidad en un sen­
tido determinístico , en cuanto a la neutralidad va­
l orativa de ambas ciencias y en cuanto a Ja meto­
dología.
En el primer aspecto, aunque D urkheim recurre
a Jo empírico si tuado en diverso s tiempos cronoló­
gicos y periodos históricos, Jo h ace sólo para apo­
yar a la existencia de Jcyes universales (de ahí
tamb ién su desprecio por el método histórico). Pa­
ra Durkhcim lo histórico no sería sino el sustrato
en el que se manifestarían las leyes sociales univer­
sales. Efectivamente, considera camb ios evoluti­
vos en la socied ad (por ejemplo , de un tipo de soli­
daridad a otro), pero la distinción entre sociedades
sería sólo de grado. En cuanto a la causal idad, al
consi derar los hechos sociales con una existencia
obj etiva, estos, más que sujetos de la historia serí­
an instrumentos de aquélla; en vez de considerar
a las coyunturas con su espacio de soluciones posi­
bles , su solución estaría de termin ada por las con­
diciones preexistentes. Aunque sus esquemas cau­
sales no se red uzcan al tipo A - B, sino que se
complej izan tomando las formas de:
y

x - y - z, ó X -l z
Estos esquemas, sin embargo , siguen cayendo
dentro del determinismo.
En lo que se refiere a la neutralid ad valorativa,
el autor nos habla de la necesidad de despojarse de
las prenociones y de independizar la sociología de
la fi losofía (cosa que, po r supuesto , no logra).
P ara D urkheim los hechos soci'ales , como los
naturales, se pueden medir y comparar en magn i­
tudes a la manera de las uentidadcs físicas' � y pro­
pone como· método sociológico por excelencia uno
que es tomado de las ciencias natu rales: el de las
d i ferencias concomitantes, el cual , no o bstante las
so f isticacion� que le introduce, sigue conservan­
do los presupuestos de d ichas cien ci as . Lo anterior
lo lleva a enunciar su forma categorial y el cómo
llegar a. construirla. En El suicidio se refiere a lo
que él llama el " tipo colectivo " , para diferen­
ciarlo del tipo medio (resultante de un simple pro­
medio). En la definición del tipo colectivo juegan
algunos de los elementos enunciados anteriormen­
te . Es un tipo b ásicamente ahistórico (a pesar de
la importancia de lo empíri co en su cons trucción)
que se determina, no por su génesis his tó rica, sino
por sus causas; no es el simple promedio de los ti­
pos individuales y además es un tipo neutro.
Ciertamente Durkheim utiliza un abundan te
material empírico en sus investigaciones, pero en
él lo empírico resulta a su vez ahistórico al tomar
datos no sólo del presente y de un tipo de socie­
dad , sino tamb ién del pasado , para construir una
categoría universal .

64
Por o tro lado , el tipo colectivo no es considera­
do como un tipo medio, dada Ja concepción de
Du rkheim de la objetividad de los hechos sociales
y de la independencia relativa en tre hecho social e
individuo. En El suicidio nos d ice que "es un error
fundamental el confundir el tipo colccc i vo de una
sociedad con el tipo medio de los indivi d uos . . . el
medio de calcular un elemento cualquiera del tipo
colectivo , no es el de medir la magnitud que ten­
gan l as conciencias individuales y sacar el prome­
dio de todas esas medidas " , 22 el hecho coJcctivo
es más una síntesis que un pro medio.
Dada la existencia de leyes universales, lo histó­
rico para D urkheim no es sino el campo de lo con­
tingente que sirve de s ustrato a la manifestación de
esas leyes universalcs, 23 de tal forma q ue "el mé­
�odo histórico debe ser rechazado " ; la génesis h is­
tó!"ica 1 1 0 puec!c explicar un efecto pue5to que S lJ s
causas trascienden lo histórico . En esa medida, y
puesto que a un efecto corresponde una causa, lo
válido es el método etiológico que i n vestiga las
causas y no el morfo lógico el cual podría aislar
rasgos contaminados por lo con tingen te. Sólo
cuando se han descu bierto las causas del tipo co­
lectivo sus rasgos po drán ser completados por el
método morfo lógico .
Además, Durk heim parece e rigi r e l dato e n su­
premo j uez, considerándolo como neu tral y no co­
mo consti tuido de acuerdo a determi n ados presu­
puesto s . Sólo consi deran do la neutral idad del dato
se puede pensar en en contrar abstracciones un iver­
sales neutrales.

22 El suicidio , t.;;>:,\ M , �vléx ico, 1 9 7 5 .

2J En cambio ni e n Weber n i en .\.l a rx h a y la ¡ 1 r c r c n s i ó n d e


desc u b ri r leyes ui:i versa lcs .

65
Es claro que las abstracciones durk hcimnianas,
no históricamente determinadas , construidas por
sus causas, neutrales, etc. , son el resul tado de una
concepción de la realidad y de objetos cons truidos
no para un periodo histórico determinado (obvia­
mente sus tipos de suicidio no so n sólo válidos pa­
ra la Europa del siglo x1x) y cuya decantaci ón se
realiza mediante un proceso de elimi n ación de hi­
pótesis altern ativas ; procedimiento q ue lleva a la
conformación de un objeto al que las ligas ·con el
todo , algunas de las cuales pudieran tener
significación explicativa, se van co rtando. Cu ando
Durkheim , tal vez percatándose que a su construc­
ción pudieran faltarle algunas de las ligas cortadas
previamen te , trata de restituir las articulaciones
co n el to do, lo hace en dos formas principalmente :
deduciendo de las causas la morfología de cada ti­
pc y buscan dc la rel ación del tipo co n otros h e:.
chos sociales . Con esto úl timo no se logra sino
yuxtaponer categorías y la del imit ación del o bjeto
y sus nú cleos explicativos no sufre modificaciones
apreciables .

66
111 . Lo estructural e n el méto d o marxista

M arx es tablece en el Posfacio a la segunda edición


de El capital que las leyes generales de la vida so­
cial no son siempre las mismas; en otras palabras ,
que no hay leyes abstractas, sino que por el con­
trario cada época histórica tiene sus propi as leyes.
M arx propone, por tanto , historizar las abstrac­
ciones , planteo que Io conduce a la noción de
abstracción históricamente determinada.
La historicidad de las categorías marxistas no
signi fica que éstas :eflcjcn '.Ínicamentc lo f�no:n6-
nico de los p ro cesos ni tampoco que dichas catego­
rías sean las células de un modelo o los tipos idea­
les resultado de la "exageración" de rasgos . Las
categorías marxistas pretenden aprehender rela­
ciones reales , existentes. Es a partir de esta consi­
deración que la distancia en tre el marxismo y otras
corrientes filosó ficas y sociológicas cobra plena
nitidez -en los planos de la concepción de la reali­
dad y la relación sujeto-objeto en el conocimiento .
P ara el marxismo lo esencial puede ser aprehendi­
do por el pensamiento (aunque dicha aprehensión
sea un p roceso infinito de aproximaciones al o bje­
to ), para lo cual el objeto tiene que ser penetrado
por el pensamiento .
Dice Zeleny que al caracterizar la forma lógica
marxiana de conocimiento conceptuante u tiliza­
mos el término "estructura" haciéndolo en un
sentido generalizante y específico que enlaza con

67
Hegel . 1 Para d i cho autor en Marx se eq uipara
metodo lógicamente lo estructural a lo teórico lógi­
co. 2 En este contexto cobra sentido el viejo pro­
blema de la relación entre lo lógico y lo histórico .
En el campo del marxismo es comúnmente
aceptada Ja presencia de estas dos caras en el mé­
todo y a partir del comen tario de Engcls al primer
tomo de El capital,3 se desprende J a preeminencia
de lo estructu ral (lo lógico) sobre Jo h istórico , en
el método de la economía política. Sin embargo,
creemos válido pl antear los sigu ientes problemas :
1 ) Si l a preeminencia d e l o lógico sobre lo
histórico en el método de la economía política
puede ser considerada co mo un elemen to paradig­
máti co general del " método m arxista" y, conse­
cuentemente, 2) s i Jos diversos objetos de estudio
i mponen peculiaridades mctociológkas y a qué n i­
vel ; 3) si es posi ble hablar de: un método m arxista
formalizable a partir de El capital, en donde se en­
contraría en "es tado práctico " .
Al pri mer pro blema trataremos de d ar respues­
ta específica a lo l argo del presente trabaj o , anali­
zando el papel de Jo estructural en tres momentos
culminantes de la "aplicación " del método mar-

1 La estruct ura ló gica de El capital d e Marx, G r i j a l b o , Mé­


xico, 1974.
2 Creemos conve n i ente disti ngui r e n t re lo lcíg.i co y l o teóri ­
c o . En El cap ital lo l ó gi co i m pl i c a lo lógico fo r m ; i l , l o d ia léct i ­
c o y l o est rict arnent..: teórico, e n c u a n t o a l a géne�i s d e l a s cate­
goría s . E st o úl c i mo relaci onad o co n la posi b i l i d ad de
recuperación d e teoría acumulada en U n se n t i d o í0.:0.:0 J)St rlH:ti \'O
y no d ed uctivo.
3 Contrib ucirin a l a cdt ica d e l a eco 1101111ú IJnlt'tica , en
Obras escog ía� de Marx y Engels de dos t o rn m , E d i ..: i o n e s \:I1

Lenguas Ex t r: m j c ra � • .\fosc ú , t . 1 , 1 95 5 .

68
xista: El capital, El díeciocho Brumaría y Dos tác­
ticas de la socíal democracía en la revolución
democrática. La pertinencia de haber seleccionado
esos trabajos proviene de las siguientes con sidera­
ciones: El capital constituye indiscu tiblemente la
obra más importante de la literatura marxista en
cuanto al análisis del modo de producción capita­
l ista; El dieciocho Brumaría es el estudio de una
coyuntura política específica, 4 4 aprovechado" por
Marx p ara "aplicar" la nueva co ncepción mate­
rialista de la historia; y Dos tácticas es un trabajo
de Len i n referente a la revolución rusa de 1 905 , el
cual co nstituye una brillante exploración marxista
sobre los problemas de la previsión de los resulta­
dos de los procesos so ciales (la táctica pertinente de
acuerdo a los posibles desenlaces de la revolución).
E n cuanto al problem a de si el método ma:-xista
es equi valen te al método de la eco r.omía pol ítica ,
pensamos que la solución del papel d e l o estructu­
ral para objetos diversos dará algunas luces sobre
el mismo . Es sabido que en el marxismo se deba­
ten dos posicio nes con respecto a dicho problema .
Una de ellas con reminiscencias engelsianas en el
sentido de dicotomizar al marxismo en u n mate­
rialismo dialéctico y otro histórico , con sus respec­
tivas co nexio nes y autonomías rel ativas (el mate­
rialismo dialéctico constituiría la ontología, la
gnoseología y la metodología marxista; y el mate­
riali smo histórico la teoría de la sociedad). 4

4 La fo rmulación de E ngc l s acerca de la d i a k\: 1 i ..: a de la n a ­


t u ral e z a , considera n d o a l a d i al éct i ca c o m o la c i ..: n c i a gene ra l
d el d esarrollo de la materia y a las leyes d e la d i a l écc i ca c o mo
su n úcleo c e n t ra l , s..: encuentra d e n t ro de es c a l i nea . L a s i d ea s
de E n gel s s o b re e l t e ma n o es posi ble v i s u a l i zarl u s sólo a pa n i r
d e l a s fo rm ulaciones c o n t e n i d a s e n Dialéct ica de lc1 1111 1 11ra/eza ,
La o tra posición es la que trata de deslin darse
taj an temente del positivismo, evitando referirse a
un método general para. toda ciencia. En esta pers­
pectiva se desaprobaría la ex.istencia de una lógica
marxista de la investigaci ón en el sentido que lo
entiende el po.sitivismo y se reivindicaría. en lo me­
todológico sus componentes históricos y concre­
tos. Es decir, sólo existirían criterios metodológi­
cos .indisolublemente uni dos a una concepción de
la historia, sin llegar a conformar una metodolo­
gía general en el sentido tradicional de el la. De­
pendiendo del objeto de estudio el "método mar­
xista" adoptaría una u otra forma y sus criterios
metodológicos adquirirían énfasis di versos.
A nuestro entender, un punto básico que marca
la diferencia e ntre marxismo y positi vi smo , es la
no autonomía en aquél , de la " lógica de la investi­
gación científica" oon respecto al objeto de estu­
dio (como un corolario necesario de u n a concep­
ción del objeto en devenir). La abstracción del mé­
todo de un estado práctico deberá por lo tanto ,
considerar el tipo de objeto.
Dentro de los objetos sociales es posible distin­
guir tipos diversos: el nivel del modo de produc­
ción5 y el de la coyuntura; el nivel del exposfacto
y el de la previsión a corto plazo, 6 etcétera.

las que, por muy t ajantes y claras q u e parezcan, no reflejan i m ­


port antes matices que pudieran desme t a fisicar l a ontol ogi za­
ción de la dialéctica . Si n emba rgo , i d eas como las señaladas le
han valido a Engcls fuertes críticas de la corricnt\! m a rxista ita­
liana especi almente d e Coll"tti . Véase L . Collet t i , El marxismo
y Hegel, Grija lbo, México, 1977.
5 Por modo d e p roducción no entendemos sólo lo eco nó-
mico .
6 Con respecto a este último n i vel se p re se nt a n algunas pe­
culiaridades i nt eresa ntes en el m a rxi smo , puesto q u e la sol u -

70
Lo histórico y lo estructural en Et capital

El verdadero punto de partida para Marx es l o real


y lo concreto , el su puesto efectivo de que habla en
l a Introducción del 57. Pero ese supuesto efectivo
no sería más que una palabra vacía si se descono­
ciesen los elementos que lo co nstituyen. La forma
de conocer estos componentes es la abstracción;
una vez que se ha llegado a l as determinaciones
más s i mples se emprende el "viaje de retorno" en
la reco ns trucción de la to talidad co ncreta. 7
Aclarando más el proceso de reconstrucción de
lo concreto en el pensamiento , Marx afirma en el
Posfacio a l a seg unda edición de El capital, que
"el método de exposición se distingue formalmen­
te del m é todo de investigac.:ión . La investigación
ha de tender a asimilar en de talle la materia inves­
tigada, a analizar sus diversas formas de des arro­
l lo y a descubrir s u s nexos i nternos. Sólo después
de coro nada esta l abor puede el investigador pro­
ceder a exponer adecuadamente el movimiento re­
al" . M arx concibe en el método de la economía
política dos grandes fases: la fase de la inves tiga­
ción y la fase de la exposició n ; el camino re­
cons tru ctivo de lo abstracto a lo concreto corres-

ción de las contradicci ones no es sólo el rl· s u l t ad o d e l


movi m i e n t o d e lo i n fraest ructura ! y lo supe re st ru c tu ra ! objet i ­
v o , sin o que la conciencia organizada (como sujl'to hi stórico)
t ien e un pape l i m po r t a nte , luego l a so lución a la � cont radicci o ­
nes no ad mi te el détcrminismo; sólo s e puede a s p i ra r a d e fi n i r
un espa d o de sol uciones, un espac i o objetivo p a r a la acci ó n de
los sujet o s . Esto es lo que hace Len i n en Dos tóc1icas: d e fi n i r
e l espacio obje t i vo para l a acción de s u pa rt ido .
7 M a rx , Elementos fundamentales para la cn'1ica de la eco ­
no1111a poli'tica, Siglo xx1 , México, 1 9 7 6 .
pendería a la segunda fase, en tanto que la primera
seguiría la vía de lo concreto a lo abstracto . 8
El punto de partida de la exposición es, por tan­
to , esa categoría más simple que contiene en ger­
men las potenci al idades del concreto a reco nstruir
en el pensamien to . Así, en El capital es la mercan­
cía la categoría m ás simple, porque "en este
método partimos de l a relación primera y más sim­
ple que encontramos históricamente, fácticamen­
te . . . , , . Pero no es únicamente su simplicidad y su
antigüedad lo q ue da a la mercancía el carácter de
célula originaria , sino q ue se puede establecer una
l ínea histórica-genética q ue va de la mercancía
hasta el capital , así como el encontrarse po tencia­
dos en ella los gérmenes de las contradicciones del
capitalismo .
En la invest ig:ición de El capital -dice Marx­
lo <.:oncreto es el verdadero ¡:: u nto c!e partida de in­
tuiciones y representaciones que hay que traduci r
en conceptos. Este punto d e partida n o debe ser
entendi do en el sentido individual sensorial de la
experiencia , ni mucho menos en el sentido con­
templativo sino dentro de una concepción históri­
co-colectiva y práctica. 9 El punto de partida de lo
real tampoco puede presuponer el hacer tabla rasa
de las concepciones anteriores sobre el problema,

8 La co ntrad icci ón ent re método d e i nvest iga.:: i ón y de


exposición es di aléct ica, uno no excluye al otro, a unque en c a ­
da fase predomine una d e l a s caras. La i n vest i ga�· i ó n ta1 nbién
implica exposición y la exposición i n vestigación (i nvest igaci ó n ­
exposi t i va y exposici ón-i nvestigat iva) .
9 La relación de praxis-conocimiento ent re sujeto-objeto
no debe ser entend i da como la práctica i nd i vid ual del sujeto
q ue conoce, sino como e l resultad o histórico de las relaciones
entre los hombres y de éstos con la nat u raleza.

72
sino q ue presupone su asimilación crítica.10
Veamos cómo se da ese proceso doblemente
genético en el primer capítulo del libro 1 de El
capital. En e ste capítulo se parte de la mercancía,
sintetizando de entrada el concreto real pot el cual
la riqueza de las naciones aparece como un inmen­
so arsenal de mercancías, se pasa a continuación
a desplegar la mercancía en dos d i mensiones: por
un lado , la mercancía aparece como una cosa para
la satisfacción de necesidades human as , por el
o tro , posee la "capacidad " de i ntercambiarse por
o tras mercancías. De la p rimera d i mensión de la
mercancía Marx abstrae la categoría de valor de
uso , resultado del trabaj o co ncreto. Luego, referi­
do a la segun d a dimensión se hablará de la capaci­
dad de in tercambiarse valores de uso d i versos, los
caalcs para q ue sean conmensu rables deben ser re­
ducidos a u n comúil denoml naGor: la ca!1 tic!ad de
trabajo abstracto . Así pues, la cantidad de trabajo
abstracto será el valor de l a mercancía.
M arx ha arribado a la categoría de valor a par­
tir de la de mercancía en un proceso de lo abstrac­
to a lo co ncreto ; en una primera in stancia con base
en un proceso lógico (génesis lógica) , por el cual se
prescinde del carácter concreto de la actividad
pro ductora q uedan do únicamen te el trabajo

1 0 Vé ase el capítulo pri mero. Cabe hacer la aclaració n que


las apreciaciones metodológicas de Marx y Engels acerca de lo
lógico y lo histórico se refieren a la fase expositiva . En cuanto
a la fase i n vestigativa , sigue u na trayectori a sinuosa entre lo
concreto real y lo abstracto, entre lo histórico y lo lógico, "la
investigación ha de tender a asimi lar e n d etalle la materia inves­
tigad a " , con múltiples vaivenes entre niveles de abstracci ó n .
Asimilar e n detalle l a materi a i nvestigada presupone u n énfasi s
mayor e n lo lústórico que e n la fase exposi t i va .

73
abstracto como gasto de " fuer.za humana de tra­
bajo ' ' . Pero, al mismo tiempo, se hecha mano de
la génesis histórica de la mercancía y del valor. Só­
lo cuando los intercambios se generalizan aparece
en Ja realidad Ja categoría de trabajo abstracto y
de valor .
H asta este punto de Ja reconstrucción de El
capital, la mercancía ha Uegado a desplegarse en
sus dos caras: el valor de uso y el valor. Las cuales
son aspectos co ntradictorios de la misma categoría
y, al decir de Engels, cada uno de estos lados se es­
tudia separadamente. Su contradicción es resuelta
posteriormente en una nueva categoría, solución
que se plantea también en la práctica, y si en la
práctica han encontrado solució n veremos que ha
creado u na nu eva relación cuyos elementos con­
t radictorios es necesario desarrollar ahora.
Así, l<t co11 tradicción entre valor de uso y ·1alor
se supera lógica e históricamente con el desarro1lo
del proceso de cambio y la aparición del trabajo
abstracto y el valor; en una etapa posterior
aparecerá el dinero tanto lógica como histórica­
mente e n la reconstrucción.
La primera forma del valor es la forma simple
de éste , aquella en la que el intercambio es un in­
tercambio esporád ico , no generalizado, sólo entre
dos mercancías co ncretas . Esta fo rma simple del
valor es deplcgada en la reconstrucción en dos di­
mensiones co ntradictorias : la forma relativa y la
forma equivalenci al del valor . La forma relativa es
la que hace el papel activo , la que va a reflej ar el
valor en la otra . La forma equivalencia] es la re­
flectora del valor de la primera y j uega un papel
pasivo. Es tas dos formas se condicionan mutua­
mente, son antagónicas y extremos opuestos de
una misma categoría; la contradi cción en tre ellas

74
surge desde el momento en el que la mercancía que
toma la forma equivalencia} hace abstracción de
valor de uso del trabajo concreto y del carácter
privado del trabaj o , para luego i ntercamb iar pa­
peles c o n la que toma la forma relativa.
La co ntradicción entre la fo rma relativa y la
equ ivalencia} se trata de resolver lógicamente al re­
ducirse ambas a trabajo abstracto , e históricamen­
te cu an d o el intercambio dej a de ser eventual . La
s uperación de la contradicción se da en la forma
desarrollada del valor. El desarrollo de la
pro d ucción mercantil lleva a una diversidad cada
vez mayor de productos en el mercado; cada mer­
cancía b usca su equivalente individual y sin em­
bargo , cada una de el las en cuentra una infinidad
de equ ivalentes . Entre mayor es el universal de
equivalentP.s se estrecha aún más su posib!lidad
particu l ar de in tercambio. La forma desarrollada
del valor no hace sino generalizar la limitación de
la forma simple. Aquella despliega, a su vez, las
dimensiones relativas y equivalencial , y sus con­
tradiccio nes aparecen desde el momento en que la
ecuación de equivalen cia es siempre incompleta;
aparece u n a multiplicidad de expresiones del valor
dispares y distintas, las expresiones de Ja forma re­
lativa del valor de cada mercancía son infinitas y
distin tas a las de las otras mercan cías .
Las co ntradicciones de la fo rma desarrollada
del valor encuentran lógica e his tóricamente su
superación en Ja forma general del valor, en Ja
cual todas las mercancías expresan sus valores en
otra que sirve de equ ivalente general .
La fo rma general del valor expresa Ja necesidad
de abstraer de Ja divers idad de equi valentes parti­
cul ares Jo común a todos ellos, es decir, Ja necesi­
dad de Ja aparición de un equivalente general .

75
ductor que lleva de lo simple a lo complej o , de lo
abstracto a. lo concreto , un camino que impl i ca la
génesis lógica e histórica (en este caso) de las
categorías , con el predominio de lo primero , así
como la presencia y solución de las contradiccio­
nes al nivel de las mismas categorías.

El método marxista en El dieciocho Brumario

El objetivo de la investigación d e Marx en El die­


ciocho Brumario es tratar de explicar el golpe de
Estado de Luis Bonaparte el 2 de diciembre de 185 1
a partir de l a historia de un periodo determinado
( 1 848- 1 85 1 ). Se trata de hacer un estudio del perio­
do que permita explicar dicho golpe, dentro de la
concepción (la cual Marx plantea al inicio del tra­
bajo y ve confirmada al final del mismo) de que los
hombres hacen la historia, pero , bajo circunstan­
cias que no escogieron y que el pasado les hereda.
A pesar de que a lo largo del trabajo aparecen
numerosas categorías teóricas , las cuales se ven
enriquecidas a raíz del estudio de Marx , no se trata
de un estudio teórico acerca de la categoría de bo­
naparti smo , sino del estud io particular del proceso
que desemboca en el golpe del 2 de diciembre . Al
calor del estudio del peri odo señalado aparece la
categoría bonapartismo -así como otras muchas-,

76
la cual presenta rasgos que trascienden al estudio
particular de El dieciocho Brumario.
En cuanto a los elementos fundamen tales del
método de El dieciocho Brumaría , en compara­
ción con el método de la economía pol ítica, cabría
hacer las siguientes consideraciones:
1 ) En El dieciocho Brumario el punto de parti­
da lo constituye el evento histórico más simple que
contiene en germen las contradicciones que se ma­
nifestaron en el periodo ; no se trataría como en El
capital de la categoría teórica más simple (la mer­
cancía) .
2) Si en el método de la economía política hay
un proceso que va de lo abstracto a lo concreto
pensado , y en ese camino son las categorías teóri­
cas las que constituyen los pasos hacia una mayor
concreción . en El dieciocho Brumario, a pesar de
la aparición de éstas en forma numerosa, no es su
emergencia lo que marca el hilo conductor y los d i­
ferentes estadios en la reconstrucción de la totali­
dad, sino diversos eventos históricos establecidos
de acuerdo a u na periodiiación que implica cam­
bios cuali tativos en la correlación de las fuerzas en
pugna y de direcciones en el proceso .
3) S i en el método de la economía política pre­
domina y da sentido al proceso de lo abstracto a
lo concreto el carácter contradictorio estructural
de las categorías , en El diecioch o Brumaría son
principal mente las contradicciones en tre las fuer­
zas soci ales .
4) En el método de la economía pol ítica Engels
plantea la preeminencia de lo lógico con respecto
a lo histó rico; en El dieciocho Brumaría el mayor
énfasis corresponde a lo histórico en cuan to a la lí­
nea de reconstrucción , aunque siguen siendo cate-

7
gorías teóricas l a clave o rdenadora de lo fenomé­
nico.

El punto de partida

En El dieciocho Brumario Marx p arte de la caída


de Luis Fel ipe en Febrero de 1 848. Este evento, co­
mo se muestra en el transcurso de la obra (de la
misma manera que la mercancía en El capital) ,
contenía los gérmenes de las contradicciones que
se desarrollarían du rante el periodo: contempla la
partici p ación de las pri ncipales fuerzas sociales.
De un lado la aristocracia financiera, del otro, las
otras fracciones de la b urguesía, la pequeña bur­
guesía, el campesinado y el proletariado .
La participación en dicho derrocamiento del
;>roletariado wmo fuerza principal indicaba un
contenido nuevo a la revobción y ei inicio <le l&s
re voluciones proletarias ; así como constituía la
b ase de las contradi cciones del periodo: l a imbri­
cación de la revolución burguesa con la proletaria,
el inici o de las revoluciones proletarias cuando to­
d a vía n o cul minaba el ciclo de las revoluciones
democrático burguesas. Pero el proletariado era
i n capaz todavía de tomar el poder: " l as revolucio­
nes proletarias tienen avances y retrocesos h asta
q ue se crea una si tuación que no permite volver
at rás ' ' . Un orden social no es susti tuido por otro
h asta q ue no ha agotado sus posibilidades.
Lo anterio r contestaría a la pregunta de por
q ué Marx inicia el periodo con la caíd a de Luis
Felipe . 1 1

1 1 En este mismo sen t i d o Marx critica a la car egoría de ce­


sari s m o , a la que ca l i fica de superficial analogía h i st ó ri ca, rot­
q u e en R o m a la lucha d e clases cenia ot r o carü ct c r : " Las d i fe -

78
Lo materialista dialéctico

La expl icación emprendida por Marx del golpe de


Estado de Luis Bonaparte, la realiza fund amental­
mente a partir del análisis de las correlaciones de
fuerzas en la lucha de clases . Sin embargo , su ex­
plicación no es solamente a nivel superestructural
(a pesar de que este nivel aparece con mayor fre­
cuencia) , sino que los eventos se dan en la síntesis
entre base y superestructura, mediados por la pra­
xis de las clases y l as categorías sociales.
As í Marx hace aparecer lo económico de dos
maneras principales: 1) como lo económico co­
yuntural , rep resentado por un periodo de auge co­
I!lercial e industrial hasta abril de 1 85 1 y o tra de
crisis hasta octubre de 1 8 5 1 . Pero estos movimien­
tos cíclicos de la economía no permiten explicar
por el los solos el golpe de Estadi:>; par� alcanzar la
exp licación Marx hace intervenir al Estado y su
autonomía relativa, a la relación entre clases y re­
presentación política, al ej ército, a lo ideológico
que no siempre corresponde al des arrollo mate­
rial , etc. , 1 2 en cuanto a la inserción de l as clases

rencias e n la s condiciones materiales económicas tk la lucha de


clases antigua y moderna es tan radical q ue sus car c.:gorías no
pueden ser sino muy d i ferentes . "
1 2 E n abril de 1 85 1 se desata la crisis conK rci al gc.: n c ral, el

campo languidecía , la desocupaci ó n a u mentaba, paraban las


fábrica s , la b urguesía clamaba por un gobierno fu L'r!e e11 esas
condici ones. Esto aunado a las contradicciones acunwladas de1
periodo anterior (tales como las cont raindicacio nL'S e n t re clases
y represe ntaciones políticas) , provocaron e l m u lti fracciona­
miento del partido del orden. La b u rguesía clamaba p o r q ue ce­
saran las p u gnas con el presidente, pero e l partido del orden se­
guía e n frascado en dicha pugna .

79
sociales dentro de determinadas relaciones econó­
micas que las potencia a ser al iadas o enemigas.
Sin que ésto baste, tampoco, para explicar el com­
portamiento coyuntu ral de las clases.
Como plantea Engels e n el Prólogo , todas las
luchas h istóricas son expresión de Ja lucha de cla­
ses y están cond icionadas por el grado de desarro­
llo de la situación económica. No obstan te , el ele­
mento fundamental de la explicación son las clases
sociales y las categorías en lucha. La acción de es­
tas clases no se sustenta en el aire (a pesar de inter­
venir múltiples factores políticos e ideológicos) si­
no que Marx explica cuáles son las condiciones ma­
teriales , no sólo económicas, de existencia de las
clases y categorías sociales que permiten entender
sus comportamientos más allá de lo coyunturaJ . 1 3
Lo que separaba esencialmente a los legitimistas
de los orleanistas , no ernr. sólo pugnas ideológicas ,
sino la contradicción entre la renta de la tierra y el
capital; asimismo, los intereses generales de orlea­
nistas y legitimistas los hacía monárquicos, temero­
sos del socavamiento que significaba l a república
en cuanto a su base social , al tener que enfrentarse
sin Ja mediación de la corona con los dominados .
Los campesinos. Oase inviable que requiere de
ser representada: " Los campesinos parcelarios for­
man una masa inmensa cuyos individuos viven en
idéntica situación, pero sin que entre ellos existan
muchas relaciones. Su modo de producción los
aísla unos de otros, en vez de establecer relaciones
mutuas entre ellos . . . En la medida en que millones
de familias viven bajo condiciones económicas de

13 Cf. K. M a rx y F . Engc ls, " Las l uchas d e d a scs e n Fra n ­


cia" en Obras escog idas en dos lo111os, t . 1 . , Ed i i: i o n e s en Len­
guas Ext ranjeras, M o sc ú , 1 95 6 .

80
existencia que las distinguen por su modo de vivir,
sus intereses y su cultura de otras clases y las opo­
nen a éstas de un modo hostil, aquéllas forman una
clase . Por cuanto existe entre los campesinos parce­
larios una articulación puramente local y la identi­
dad de sus intereses no engendra entre ellos ningu­
na comunidad, ninguna unidad nacional, ninguna
organización política, no forman una clase. ' '
L a burocracia. Marx la considera una de l 'as ba­
ses de la autonomía relativa del Estado con su nu­
merosa burocracia sometida al Ejecutivo. El Esta­
do vigil a y regula a la sociedad civil y ha generado
una gran centralización; además su entrelazamien­
to con el interés material y político de la burguesía
lo impele a aumentar la represión que conlleva al
aumento de sus recursos y poder.
El proletariado . Éste se dejó guiar por la peque­
ña burguesía olvidando sus inteceses de clase ante
el interés momentáneo (además, la derrota de junio
lo imposibilitaría a tomar la iniciativa por muchos
años).
La pequeña burguesía. Los pequeños burgueses
vieron en peligro sus intereses materiales después de
las jornadas de junio y puestas en tela de juicio las
garantías democráticas que habían de asegurarle la
posibilidad de hacer valer aquellos intereses. Pero
el demócrata, como representante de la pequeña
burguesía, es decir, de una clase en transición en la
que confluyen los intereses de dos clases, cree estar
por encima de los antagonismos de clase en gene­
ral . Ella cree que las condiciones especiales de su
emancipación, son las condiciones generales fuera
de las cuales no puede ser salvada la sociedad mo­
derna y evitarse la lucha de clases.
De las diversas coyunturas analizadas por Marx
en El dieciocho Brum ario se infiere que, si bien la
contradicción de las clases a nivel estructural se en­
cuentra permanentemente presente (por ej emplo
capital-trabaj o , capital-renta de la tierra) y de· algu­
na manera se manifiesta en las luchas y alianzas en­
tre las clases, no basta para explicar aquell as, sino
que diversos factores superestructuralcs que inter­
vienen pueden volverse sobredetenninantcs. Ade­
más, estos factores superestru cturales no son tan
sólo un reflej o mecánico de la situación material ,
como es el caso de la ideología campesi na ligada al
recuerdo napoleónico , la cual ya no correspondía a
las condiciones materiales de la nueva parcela, pero
sí a las de la viej a .
L a definición de las alianzas de ciases e n las di­
versas fases de periodo se convierte en El diecioch o
Brumario en el elemento fundamental para enten­
der los car.lbios en l� corrdacio;1es de fuerzas. De
esta manera Marx de:;cribe cómo e:il fcbrern de
1 848, el proletariado dirige la rebelión en contra de
Ja mon arquía aliado a la pequeña burguesía; pero
a rartir del 4 de mayo de 1 848, el proletariado se
tiene que enfrentar a todas l as otras clases de l a so­
ciedad francesa. Después del 28 de mayo de 1 849,
el proletariado y la pequeña burguesía vuelven a ser
ali ados . Cuan do la pequeña burguesía es derrotada
Ja contradicción principal se establece entre el parti­
do del orden y el Ej ecutivo , pero cuando la social­
democracia gana terreno en las elecciones de m arro
de 1 8 50 se reco ncilian el partido del orden y el pre­
sid ente . P ara mayo de 1 850, se enfrentan Bonapar­
t e , el lumpen y el ejército con la Asamblea. El 1 1
de abril de 1 8 5 1 , al revisarse la constitución para
perm itir la reelección de Bonaparte se e n frentan el
presidente y los republicanos puros , en tanto que el
partido del orden se mantiene en el cen tro de la dis­
puta.

82
La periodización histórica

Señalábamos al principio de este apartado, que las


etapas de la reconstrucción del golpe de Estado ,
más que delimitadas por las categorías construidas,
lo están por eventos históricos que sintetizan el pe­
riodo precedente. Aquí los eventos aparecen en or­
den cronológico y no como en El capital, donde las
categorías aparecen no necesariamente en el orden
de su génesis histórica.
El análisis de El dieciocho Brumario finaliza con
un evento histórico que sintetiza todo el periodo es­
tudiado. Asimismo , cada una de las fases de la pe­
riodización corresponde a un cambio en la correla­
ción de las fuerzas en pugna, a virajes en la direc­
ción de los procesos: por ejemplo, una fase termina
el 4 c!e mayo de 1 848 (con la reunión cie la Asam­
blea Ccnsfüuyentt). En la fase anterior el proleta­
riado , en alianza con las otras clases (excepto la
aristocracia financiera) derroca a la monarquía,
mientras, a partir del 4 de mayo , el proletariado se
enfrenta solo a todas las demás clases.
La síntesis de una fase en el análisis de M arx es
la síntesis de las más diversas contradicciones, la
aparición de nuevas, o bien el paso de contradiccio­
nes secundarias a un papel principal. Algunos de
los tipos de contradicciones analizados por Marx
son : contradicciones entre clases; entre fracciones
de clase; entre clases y categorías ; entre catego­
rías ; 1 4 contradicciones ideológicas ; j urídicas; eco­
nómicas ; entre Estado y sociedad civil; etcétera.
El golpe de Estado del 2 de diciembre sintetiza
no sólo el periodo anterior, sino la historia de

1 4 En el se n t i d o de agrupamientos no c l a s i st a s c o m e' e l
ejércit o , e l clero , Ja b u rocraci a , c t cercra .

83
Francia y en esa medida está inserto en una rica to­
talidad: " Un hecho histórico es resul tado de .la to­
talidad concreta. ' '
Sin embargo , paralelamente al desarrollo histó­
rico que culmina el 2 de d iciembre de 1 85 1 , Marx
desarolla categorías teóricas cuya validez rebasa a
la coyuntura estu diada. Pero estas categorías no
guardan entre sí en El dieciocho Brumario la se­
cuencia lógica que un estudio teórico de las mis­
mas hubiera presentado . No obstante, a pesar de
lo anterior , con dicha categorización Marx sienta
l as bases de algunos de los elementos fundamenta­
les de lo que podría ser una teoría política del capi­
talismo . Algunas de esas categorías son el concep­
to de Estado , do minación, legitimación y orden
político , estructuras institucionales , formas suce­
sivas de la domi n ación burguesa , clase y represen­
tación política, soci<.:dad política y sociedad civil,
alianza de clases , bonapartismo.

Lo histórico y lo lógico

Como veíamos anteriormente, las fases de la re­


construcción del golpe de Estado están enmarca­
das por eventos históricos y no por categorías teó­
ricas ; en esta m isma medida, también la línea de
l a explicación (reconstrucción de la totalidad) des­
cansa más en lo histórico que en lo teórico (aun­
que la discrimin ación de lo relevante en lo históri­
co sea normado por la teoría) .
Para empezar , Marx enfoca el p roceso revolu­
cionario de 1 848- 1 8 5 1 no sólo como la imbrica­
ción de dos revo l u ciones , la burguesa y la proleta­
ria, sino tamb ién en términos de ciclos
revol ucionarios : primero un ciclo ascendente de
1 7 8 9 a 1 848 , y o tro descendente de 1 848 en adelan-

84
te. De tal forma que el golpe de Estado se ubica
dentro de un ciclo descendente ..
Decíamos q ue cada fase del perio do culmina
con algún evento histórico que sin tetiza l as contra­
dicciones de la fase precedente, pero a ese evento
también se arri ba lógicamente, aunque el peso
principal de la explicación recae en lo primero.
Por ejemplo , cuando Marx trata de explicar el
advenimiento de la república burguesa, a ésta se
arriba como consecuencia de 1a síntesis de las con­
tradicciones entre las clases que se oponían a Luis
Felipe y la que lo apoyaba (históricamente se cons­
tituye el 4 de mayo de 1 848) . Pero también lógica­
mente a la monarquía burguesa sólo pod ía suce­
derle Ja república burguesa; esa sín tesi s q ue
constituye Ja república burguesa presenta nu�vas
contradicciones: las armas antifeudales de la bur­
guesía se v uelven contra ella en Uil periodo en que
el proletariado entra en la escena de la lucha de
clases con demandas propias.
Aunque Ja l ínea de Ja génesis reconstructiva es
acotada por eventos históricos, de cualquier for­
ma son l as categorías teóricas, específicamente el
concepto de clase social , Jos elementos ordenado­
res de lo fenoménico . Al grado que se alcanza la
explicación con Ja construcción de u na n ueva cate­
goría teórica, la de bonapartismo , construcción
q ue culmina al mismo tiempo con el 2 de diciem­
bre.
Podemos concluir hasta aquí que el peso de lo
estructural en la expli cación de una coyuntura co­
mo Ja de El dieciocho Brumario, a pesar de ser
central , disminuye con respecto al que tenía e n El
capital. Fundamen tal mente , el cam ino de lo
a bstracto a lo concreto en El dieciocho Brumario

85
se encuentra gu i ad o en su línea genética por lo his­
tórico en vez de lo estructural.

As pectos metoc.lol 6gicos en Dos tácticas . . .

El trabajo d e Lenin q ue ahora nos ocupa presen ta


algunas particul aridades q ue es necesario señalar:
a) Se trata de un análisis de coyuntura (para la
situación revolucio naria de Rusia en 1 905 ) , aun­
q ue los elementos estructu rales están siempre pre­
sen tes y por tanto , aspectos de la táctica desarro­
llados en este trabajo rebasan su marco coyuntu­
ral .
b) M ás q ue referirse. Lcn i n al estudio de un
concreto real con cierto grado de desarrollo , se
trata de un problema de predicción acerca de la
m archa del mismo , en la que el papel activo del
elemento subjetivo j uega un papel m uy importan­
te en cuanto a las posibilidades de su realización.
En este análisis no se trata de llegar a la re­
construcción teó rica de un concreto real que re fle­
j e la lógica especí fica de dicho concreto , sino que
esa recon strucción teórica corresponde a la táctica
concreta q ue el partido pro letario d eberá de apli­
car para poder con tribu ir con su acción a la
construcción del concreto real .
E n este trabaj o Lenin parte de los resultados de
sus investigaciones anteriores acerca de la realidad
rusa, con concl u siones como la del predominio de
las relacio nes capitalistas de producció n en el im­
perio zarista (an álisis desarrollado por Lenin en su
polémica con los populistas, principal mente en
¿ Quiénes son los am igos del pueblo y cómo luchan
contra los socia/demócratas ?, La cdtica del popu-

86
lismo en el libro del señor Struve y El desarrollo
del capitalismo en R usia) .
Así como en El capital la reco n s tru c ción im pli­
ca estudios teóricos en cuanto arriba a categorías
cada vez más concretas, y en El dieciocho Bruma­
río a hechos h istóricos que m arcan v i rajes en el
rumbo de la revol ució n , en Dos tdcticas . . Lenin
.

manej a diversos núcleos explicativos articulados,


en los que avanza de uno a otro p ara culminar con
la defi nición de un espacio de acción para la vo­
luntad política organizada.
Algunos de dichos núcleos son los sigu ien tes:

Las contradicciones en la base económica

"La marcha obj etiva del desarrollo social " en Ru­


sia, anal izada por Lcnin desde c;us obras rlc j u ven­
tud, muestra el predominio de las rel aciones capi­
talistas de producción en el imperio zarista. Sin
embargo , la contradicción capital-trabajo no ha
alcanzado todavía u n grado de desarrollo que
ponga a la orden del día la aplicación del progra­
ma máx imo del proletariado. Di.ce Lcnin que ' 4las
transfo rmaciones socioeconómicas que se han
convertido en una neccs.idad para Rusia lejos de
implicar el socavamicnto del capital ismo desbro­
zarán el terreno para el desarrollo vasto y rápido
de éste " .
E n o tras palabras, l a contradicción capital­
trabaj o no puede cumplir, en las condiciones de
Rusia de 1 905 , el papel del núcleo explicativo ori­
ginario, pero contribuye a fij ar los límites de la ac­
ción trans formadora del proletariado al visu alizar
a partir de el la, el carácter de la co n t rad icción
principal en el futuro posterior a la revol11ción de-

87
mocrática. El par tido no puede, por un l ado , p l an­
tearse tareas que no pueda cumplir, ni por el otro
hipotecar en aras de la táctica i nmed iata el fu turo
de la revolución socialista.

Las contradicciones entre la base y la


superestructura

De l as explicaciones de Lenin puede i n fcrirse que


el desarrollo de la base económica en R u sia se veía
frenado po r una superestructura atrasada, como
importan tes restos feudales. Que la co n tradicción
entre base y superestructura habfa llega do a ni ve­
les tales de tensión que las transformaciones que se
avecinaban "nadie las puede detener' ' .
A esta con tradicción (núcleo explicativo origi­
nario) le corresponden dos soluciones posibles
( " toda la infinita gama de sol uciones intermedhs
se puede r:ed' uci r a éstas do s"): conti n u ación de l a
autocraci a con una transacción entre l a b u rgues ía
y el zarismo ; o bien , la victoria sobre el zarismo .
A esta concl usión arriba Lenin del análisis de
l as fuerzas sociales en pugna: 1 ) lógicamente, aun­
que la b urguesía se encuentra interesada en la re­
volución la cual desbrozará el camino del capita­
lismo de trabas fe u dal es , sin emb argo , su temo r al
proletariado la vuelve inconsecuente con l as tareas
de la revolución democrática. La b u r guesía re­
quiere de "cierta dosi s " de zarismo p ara con.ti­
nuar imponiendo su dominació n . Por lo an tc-rio r,
l a burguesía buscará l a transacción con e l zari smo ;
2) hi stóricamen te , en ocasiones semej a n tes a la ru­
sa, la burguesía ha traicionado l a revo l u ción de­
mocrática, por ej emplo en Alema nia en 1 848 . En
este úl timo punto cabe hacer una ano tación im­
portan te, el p apel de la génesis histórica en la re-

88
mocrática. El par tido no puede, por un l ado , plan­
tearse tareas q ue no pueda cumplir, ni por el otro
hipotecar en aras de la táctica inmed iata el futuro
de la revolución socialista.

Las contradicciones entre la base y la


superestructura

De l as explicaciones de Lenin puede i n ferirse que


el desarrollo de la base económica en Rusia se veía
frenado por una superestructura atrasada, como
importantes restos feudales. Que la contradicción
entre base y superestructura habfa llegado a nive­
les tales de tensión que las transformaciones que se
avecinaban "nadie l as puede detener" .
A esta contradicción (núcleo explica ti vo o rigi­
nario) le corresponden dos soluciones posibles
("toda la infinita gama de sol u ciones intermedi :ls
se puede reducir a éstas cios " ) : continu ación de la
autocracia con u n a transacción entre la burguesía
y el zarismo ; o bien, la victoria sobre el zarismo .
A esta conclu sión arriba Lenin del análisis d e
las fuerzas sociales en pugna: 1 ) lógicamente, aun­
que la burguesía se encuentra interesad a en la re­
vol ución la cual desbrozará el camino del capita­
lismo de trabas feu dales , sin embargo , su temor al
proletariado la vuelve inconsecuente con las tareas
de la revolución democrática. La bu rguesía re­
q uiere de "cierta dosis " de zarismo para conti­
nuar imponiendo su dominació n . Por lo an terior,
la burguesía buscará la transacción con el zarismo ;
2) históricamen te, en ocasio nes semej a n tes a la ru­
sa, la burguesía h a traicio nado la revo l ución de­
mocrática , por ej em plo en Alemania e n 1 848 . En
este último punto cabe hacer una anotación im­
portante , el papel de la génesis h istórica en la re-
construcción del concreto en el pensamiento en es­
te trabajo de Lenin lo ocupa, en cierta medida, la
comparación histórica.
Por otra parte , aunque Lenin subordina los al­
cances de la revolución democrática a los marcos
burgueses de l a misma, concede una gran impor­
tancia al elemento subjetivo en cuanto al desenlace
específico de los acontecimientos . En la di aléctica
de la necesidad de la revol ución burguesa hay para
Lenin las dos posibles sol uciones que se anotan
más arriba: "El desenlace de los acon teci mientos
dependerá del papel que j u egue el proletariado en
cuanto a dirigir o no el proceso . " En esta d ialécti­
ca de la necesidad y la posibilidad el partido prole­
tario j uega un importante papel: " . . . la cuestión es
si s abremos enseftar algo a la revolución , si sabre­
mos :mprimirle un sel!o proletario. . . El conse­
guirlo depende, por una parte, del acierlo con que
valoremos la situación política, de que sean j ustas
n ues tras consignas tácticas, y por otro lado que di­
chas consignas estén respaldadas por las fuerzas
combativas reales de las masas obreras " . En este
sentido Lenin recalca l a necesidad de las consignas
concretas que mueven a la acción y cri tica lo
abstracto de las consignas menchcviq ues que con­
ducen a la co ntemplació n pas iva: " Esto di vide a la
social democracia ahora en una ala racionalizado­
ra y otra combativa. "
Al escoger el partido pro letario la vía de la vic­
toria sobre el zarismo , no significa que dicha vía
sea la más probable, sino que siendo ella posible
- ' 'puesto que l as tenden ci as para Ja victoria exis­
ten " - , es la más directa hacia la revol ución socia­
lista, la menos dolorosa y donde el proletariado
más apre nde. Por esto , el cami n o de l a victori a so-

9
bre el zarismo debe ser el centro de la educación
y Ja o rganización del proletariado.

La insurrección

La solución p roletaria de la contradicción princi­


pal req uiere del derrocamiento del zarismo por
medio de la i n surrección, porque: 1 ) ló gi camente ,
todas las cues tiones impo rtantes del poder político
se resuelven por la fuerza puesto que las clases do­
minantes no se dejan arrebatar el poder pacífica­
mente ; 2) his tóricamente no se puede esperar que
el zarismo sea neutral y es de esperarse una fuerte
oposición por parte de éste .

Las fuerzas motrices y las alianzas

Las fuerzas sociales que; pueden partici par en el


derrocamien to del zarismo son: 1 ) el proletari ado ,
porque lógi camente éste se verá beneficiado en sus
capacidades o rganizati vas por la l ibertad política
que se establezca y porque el proletariado , desde
el punto tje vista de los principios , busca la libertad
total ; adem ás , porque la revol ución democrática
será el primer escalón de la revolución socialista;
2) los campesinos , interesados sinceramente en
que se elimi ne la gran propiedad territorial y los
que, por otra parte,. se verán bene ficiados por la
democracia por ser la mayoría de la población; 3)
Ja burguesía, a la que le conviene la revolución de­
mocrática, aunque de una manera i nco nsecuente .
Sin e mbargo , es de esperarse que en su m ayoría se
pase al zarismo , por lo q ue las fuerzas motrices
quedan reduci das al " pueblo " : obreros y cam pesi­
nos .

90
La fuerza contraria estará constituid a por la
burocraciá, la corte, la policía, los funcionarios, el
ejército y la aristocracia.
Las posibles alianzas presentan las siguientes
contradicciones pues pretender que no se presen­
ten tales contradicciones sería propio del pensa­
miento metafísico : 1 ) la revolución democrática
no o bstante ser una revolución burguesa servirá al
pro letariado; 2) la marcha del proletariado al lado
de l a burguesía no signi fica eliminar las contradic­
ciones entre la burguesía y proletariado : la futura
revolución socialista impone la independencia des­
de ahora del partido p:olctario con respecto de la
burguesía; 3) contradicción entre las fuerzas socia­
les interesadas en la revolución y el zarismo; 4)
contradicciones entre la b u rguesía republicana y
lo� obreros y campesinos ; S} contradicciones entre
los o br�ros y los campesinos .

La dirección de la revolución: la hegemonía


proletaria

No obstante ser una revolución burguesa, la direc­


ción de la misma no corresponde necesariamente
a la burguesía. Por la inconsecuencia de esta
burguesía, sólo bajo dirección proletaria la
revo lución burguesa será llevada hasta s us úl timas
consecuencias: ' 'Los diversos elementos de las re­
vol uciones se superponen muchas veces , la revol u­
ción socialista tendrá que resolver también tareas
democráticas " .

El g o b ierno pro visional revolucionario

Con s ti tuye la sol ución proletaria a la contradic­


ción princi pal .

91
Lenin arriba lógicamente a l a necesidad del go­
bierno p rovisio n al como paso sigu iente al triunfo
de la insurrecció n , puesto que se requiere de un
poder que preserve l as conqu istas de l a revolución ,
aplastando los i ntentos contrarrevolucionarios, y
que favo rezca los intereses de' los obreros y campe­
sinos. Lógi camen .1e la forma que debe adoptar ese
gobierno provisional debe ser la de la dictadura
( " toda estructura p rovisional de Estado después
de una revolución exige una dictadura' '). En este
gobierno provisional se presentan también aspec­
tos con tradictorios: por una parte servirá a l a bur­
guesía al eliminar las trabas feudales, pero a l a vez
servirá al proletariado al i mplan tar la libertad po­
l ítica, que facili tará l a propaganda y organización
del mismo; elimi n ará l as trabas feudales, reparti rá
la tierra y elevará el nivel de vida; será una "dicta­
dura drmocrática " .
El proletariado deberá participar e n ese gobier­
no porque 1 ) lógicamente sólo con su participa­
ción, por ser l a única clase consecuentemente re­
volucionaria, se podrán preservar l as conquistas
de la revolución ; 2) h istóricamente, desde la derro­
ta de la Comuna de P arís la socialdemocracia se
ha acostumbrado a la defensa y no al ataque. Al
cambiar las con d iciones es posible la acción desde
arriba del gob ierno (p. 1 4) . H istóricamente la so­
cialdemocraci a i n ternacio nal se ha plan teado ser el
partido de la o posición extrema, pero al variar l as
condiciones esa t áctica general dej a de ser válida
y resulta legítimo el plan tearse actuar desde arri­
ba. Segui r siendo el partido de la oposición ex tre­
ma es una fórmula general correcta, pero buena
para las cond iciones de la democracia burguesa y
la lucha defensiva: en periodos revolucionarios los
contrarios se convierten en su an títesis.

92
La táctica de luchar por un gobierno provisio­
nal revolucionario sintetiza todas las otras deter­
minaciones y hace las veces, del concreto pensado
("esta consigna del gobierno provisional revolu­
cionario define las alianzas, el carácter de l a dicta­
dura y el método de construir").

La nueva contradicción principal: transformación


de la re volución democrática en socialista

La constitución del gobierno provisional revolu­


cionario dejará aflorar a plenitud la contradicción
burguesía-proletariado, la cual sólo será sol ucio­
nada con la revolución socialista. El escaso desa­
rrollo del objeto revolución socialista impide que
se puedan precisar las condiciones de dicha revolu­
ción . 1 5
Por tra�arse en Dos tácticas de la rcc.onstruc­
ción de u n objeto virtual, sería imposible pensar
en la génesis h istórica estricta del mismo . De tal
forma q ue el papel de lo histórico se ve disminuido
y reducido a dos dimensiones principales: 1 ) lo his­
tórico como analogía histórica de procesos que se
dieron en condiciones semej antes y 2) lo histórico
como las potencialidades históricas del objeto in­
suficientemente desarrollado , pero que en su pasa­
do contiene aspectos que abren espacios a las solu­
ciones objetivas .
Por otro l ado, como en los estudios anteriores ,
en Dos lácticas se da la reconstrucción en un avan­
ce marcado por estadios en dicha reconstrucción.
Aqu í los estadios están delimitados por categorías

1 5 V. l . Lcnin, Dos lácticas . . . " Resu lta superfluo especular


acerca de las rareas cuando se llegue al sociali smo puesto que
d e esto no se p ueden decir sino generalid ades . "

93
teóricas y Jo que hemos llamado núclc-0s explicati­
vos co mo , por ejemplo, I� contradicciones base­
superestructura; etcétera. De cualquier forma la
táctica llega a definirse cuando se arriba a la con­
signa de gobierno provisional revolncionario , la
cual sintetiza toda la construcción.
Creemos haber demostrado que en objetos de
estudios diversos , como fueron los de El capital
(' 'las leyes de movimiento del modo de produc­
ción capitalistaº), El dieciocho Brumario ("el
pro ceso que culmina en el golpe de Estado del 2 de
di ciembre . ") y Dos tácticas de la socialdemocracia
("la táctica partidaria en l a revolu ción de 1 905"),
lo estructural (lo lógico o teórico) ocupa un l ugar
importante e imprescindible en el método marxis­
ta.
Sin embargo , a pesar de haberse arribadc en los
tres estudios a la construcción de una categoría
(clase social, bonapartismo y gobierno provisional
revolucionario , respectivamente) el peso de lo es­
tructural y de lo histórico es diverso dependiendo
del objeto de estudio .
En el primero y tercer casos , el peso de lo teóri­
co fue mucho mayor que en el segundo. En el pri­
mero , por tratarse de un estudio al nivel de abstrac­
ción del modo de producción capitalista que,
aunque incluye a la superestructura, pone el énfa­
sis en los elementos más constantes de dicho modo
de producción; en el tercero, por tratarse de un es­
tudio de p revisión histórica donde el obj eto estaba
por construirse en la realidad. En el segundo caso
era de esperarse ese énfasis mayor en lo histórico
dadas las características de un estu dio de corto
tiempo co n acento especial en la superestru ctura.
La d i ferencia en peso de lo estructural en las re­
construcciones s igue dos líneas principales:
1 ) El paso de lo abstracto a lo concreto , que en
el método de la. economía política implica estadios
reconstructivos estructurales, en los otros casos se
ve modificado radicalmente. En el segundo, los es­
tadios son hechos histó ricos y, en el tercero, no se
puede hablar de estadios categoriales como en El
capital, sino de núcleos explicativos generales .
2) En cuanto al peso de lo histórico o de lo es­
tructural en el establecimiento de diche>s estadios.
En el caso de El capital es evidente la preferencia
por la génesis estructural . En El dieciocho
Brumario ese peso disminuye notablemente. Aun­
que las categorías teóricas siguen cumpliendo el
papel general ordenador, ya no es con base en ellas
como se establece el hilo conductor para ir arri­
bando de un p�riodo a otro en la reconstrucción.
En el tercer caso , como habíamos anotadc, lo hjs­
tórico, por las particularidades del objeto , se ve
disminuido al máximo , al grado de no poder ha­
blar propiamente de la génesis históri ca de catego­
rías virtu ales , sino sólo de su probable existencia
objetiva a partir de desarrollos anteriores. De
cualquier forma resulta notable el hecho de que
por caminos diversos siempre se arriba a una cate­
goría, síntesis de múltiples determinaciones, con
cuya reconstrucció n se alcanza la explicación o la
predicción . Lo anterior nos lleva a plante ar la con­
jetura de que el elemento metodológico central y
constante en el marxismo es la noción de Totali­
dad. Asimismo a que explicar en el marxismo (o
predecir) es reconstruir (o construir) la totalidad
como síntesis de múltiples determinaciones, y que,
en dicha reconstrucción -dependiendo del
obj eto- lo estructural o lo histórico tendrán pe­
sos diverso s ; pero de cualquier forma, explicar es

95
descubrir la lógica específica del objeto específico
y no la su bsunción del caso particular en alguna
ley general .
Pensamos que las ideas anteriores nos obligan
también a ser cautelosos al hablar de un método
marxista en general con posibilidades de formali­
zarse a la manera del método hipotético­
deductivo ; así como a considerar erróneo el tratar
de extraer de El capital un método general ya listo
para aplicarse en cualquier situación. Posiblemen­
te más que un método, en el sentido que el positi­
vismo lo entiende, debería de hablarse de criterios
metodológicos de grados diversos de generalidad ;
entre los más generales probablemente se encon­
trarían el de la totalidad y el de la estadización (en­
tendido como el establecimiento de estadios en la
reconstrucción q ue marcan avances e!1 la coni::r cti­
zación), ya como periodos históricos , ya como
etapas reconstructivas teóricas .
IV . La d ialéctica en el primer capítulo de
El capital. Notas metod ológicas*

Resumen de la polémica sobre la dialéctica


en el método marxista

Uno de los problemas metodológicos principales


del capítulo 1 de El capital, es el de la pertinencia
de la dial éctica en la reconstrucción teórica. Según
Colleti el problema lógico de la dialéctica puede
quedar enunci ado así: "el problema fundamental
de la dialéctica es el de l a con tradicción di aléctica
entendida como i a negación del principio de iden­
tid ad , como la contradicción-inclusión . En la con­
tradicción dialéctica los opuestos se presuponen ,
definen al obj eto, no pueden existir por separado.
Los opuestos se repudian " . 1
L as posiciones dentro del marxismo con respec­
to a este problema son tres:
1 ) La que postula que la contradicción y la dia­
léctica ne, ocupan n ingún papel en la reconstru c­
ció n , a pesar de reconocer que Marx util iza un len­
guaj e dialéctico en El capital; para Raúl Olmedo,
por ej emplo, las derivaciones del primer capítulo
son ded ucciones formales y la dialéctica se encuen­
tra yuxtapuesta a la deri vación formal . Sin pro-

• Las citas d e El capital corresponden a la edición del FCE.


1 L . Collet t i , La cuestión de Stalin, Anagrama, Barcelona ,
1 97 8 .

7
fun d izar sobre el tema, Olmedo estable ce 5i mple­
men te q ue Marx q uería " constatar" la dial éctica
en El capital. 2
2) La q ue plan tea q u e la d ialéctica sí cumP lc un
papel en el d iscurso marxista y, po r tan to , e 11 la re­
construcció n . Esta posición se divide a su 'lez en
dos : a) la q ue establece q ue la dialéctica cu m p le u n
papel en l a reconstrucción por ser u n a pro p iedad
de lo real . Tal es la posición de Rosdols ky, e l cual
plantea, en una polémica con Poulan tzas y otros
autores, q ue "El capital es dialéctica de pri flC ipio
a fin " . 3 La misma postura, e n un contexto local,
sería la d� Bolívar Echeverría : "en la form <t mer­
cantil de las cosas hay una con tradicció n en tr e va­
lor y valor de uso. La mercancía debe ex isti r so­
cialme nte en dos modos simultáneos y q 1J<� sin
embargo , se excluyen o repclr.n mutuame n �c . L a
l ucha �r.t!"e capacid:ides-nece�id:ic:!cs socialc5 Y la
competencia entre productores-consu m ido res se­
ría la base de la co ntradicción en la mercan c ía " · 4
3) La q ue propone q ue la di aléctica tiene u n pa­
pel en el discurso no por ser p ropiedad de lo re al ,
sino porq ue el capitalismo ha fctich izad o , i n �er � i­
do las re laciones so ciales. Al respecto Collcttl d i s ­
tingue en tre oposición real (contrari eda d de
opuestos i ncompati bles: q ue no viola el pri n cipio
de identidad, compatible con la lógica fo r m a l ) Y
oposición dialéctica o contrad icción . En la con tra -

2 R . O l m e d o , El antimétodo , Joaq uín M o rtiz, México ,


1 98 0 .
3 R. Rosdobk y , Génesis y estructura rle El ca r i i al d e
Marx, Siglo X X I , M éxico, 1 9 7 8 .
4 ílol ivar Eche v e r r ía , " Comentarios sobre e l p u n t o Je par ­
o t
t i d a d e El capital" en El Cap ital, Teona, Estructura y M:f od ,
LU', \1 é x i c o , 1 97 9 .
dicción real cada opuesto existe por sí mismo y no
necesita referirse a s u opuesto . Sin embargo , dice
Colletti, las o posiciones del capitalismo no son
oposiciones objetivas sin contradicció n , sino
" con tr adicciones dialécticas en el sentido pleno de
la p alabra" . s
Para apoyar esta posición Col lctti analiza un
pasaje de Marx acerca de la crisis, conteni do en las
Teorías sobre la plusvalfa. En dicho pasaj e apare­
ce el co ncepto de posibilidad abstracta de la crisis;
posiblidad que su rge , según Marx , en la simple
distinción entre mercancía y dinero . Con el di nero
la compra y la venta puede separarse en el tiempo
y en el es pacio; quien ha comprado no está obliga­
do a ven der de inmediato . La escición M-D-M' da la
pos ibili dad abstracta de la crisis (Colletti agrega
que dinero y mercancía son entes realc!>) : si bien
din.:: r o y mercanda son " exteriormente in depen­
dientes" , " intern amente no son in dependientes
porque se integran recíprocamente " , tanto es así
que cuando su in dependencia rebasa ciertos lími­
tes "la un idad se impone violentamente a través de
Ja crisi s " .
Col letti añade que los términos d e las relaci ones
cap italistas son dialécticas en cu anto son " irrea­
l es " , só lo el fetichismo trata de separar lo in sepa­
rable , de dar reali dad a lo irrealizable , en esa me­
dida la crisis sobreviene cuando lo inseparable
trata de ser sep arado .
El capitalismo sería cont radictorio por ser una
reali dad invertida y la contradi cción es el rasgo es­
pecí fico del capi tal ismo .
Para Schmi d t , den tro de la misma línea , "la

5 L . Co llct t i , op. cir.

l)l)
pertinencia de categorías dialécticas la impone el
propio funcionamiento de la sociedad capitalista,
los individuos d o minados por abstracciones ' ' .
Naget por s u parte concluye diciendo que no
hay tal coqueteo de Marx con Hegel en El capital
sino dialéctica efectiva.
4) La última posición hablaría de un papel de la
dialéctica en la reconstrucción teórica concebida
como forma de razonamiento y no como propie­
dad de lo real. En esta perspectiva la lógica del co­
nocimiento no tendría por qué coincidir con la ló­
gica de la realidad , y la dialéctica sería la forma de
descubrir la lógica específica del objeto específico.
En esta medida la dialectización del conocer
apuntará hacia una nueva racionalidad científica,
hacia la superación de la antigua forma de har.er
ciencia. El campo específico de la dialéctica sería
ei de la captación del movimiento y específicamcn·
te el de la integración del movimiento de lo objeti­
vo y lo subjetivo , de determinación e indetermina­
ción de proceso y proyecto. 6
La posición explícita de Marx acerca de su
"método dialéctico " ha quedado plasmada en pa­
sajes como los siguientes: a) en el Posfacio a la se­
gunda edición de El capital dice Marx. que "el mé­
todo dialéctico [que utiliza] estriba en el
esclarecimiento de las leyes especiales que presiden
en el nacimiento , la existencia, el desarrollo y la
muerte de un determinado organismo social y la
sustitución por otro " . En esta frase queda sinteti­
zada la concepción de que el método marxista con­
duce a la captación de la "lógica específica del ob­
jeto específico" , es decir, no a la constitución de

6 1 1 . Zemelrnan , " Proyecto de índícadores para el desarro­


l l o " , El Colegio d e Méxíco, mímeo, 1 982.

1 00
la teoría general sobre la marcha de la humanidad,
sino a l as leyes de un determinado organismo so­
cial . No s parece capital la concepción de Marx
contenida en esta definición de su método, el cual
busca captar al objeto en movimiento, no estático ,
que s ignifica captar su funcionamiento actual y
además contemplar en las propias leyes del orga­
nismo social l as potencialidades de su dcsarroJlo
futuro. La posibilidad abstracta de que habla Co­
lletti . como la posibilidad de que el organismo so­
cial sólo reconozca, de acuerdo a su propia lógica,
determinados desarrollos y no otros, será abstrac­
ta en tanto no l a especifiquen otras determinacio­
nes. La p roblemática resumida por Marx en el pa­
saje anterior no es sin o la de Ja captación del
presente y del pasado para definir el campo futuro
µara Ja acción de los sujetos sociales, captación
qu� no se identifica co n extrapolación , sino con
potenci alidad; no con determinismo sino con es­
pacios para la acción de Ja voluntad ; b) en el mis­
mo texto, Marx se refiere explícitamente a su mé­
todo dialéctico : "Mi método dialéctico no sólo es
fundamentalmente distinto del método de Hegel,
sino que es, en todo y por todo , l a antítesis de él".
¿En q ué consiste la diferencia entre el método dia­
léctico de Marx y el de Hegel? ¿Se ubica sólo en
la articulación entre método y concepción ontoló­
gica? Al deci r de Engels la diferencia estribaría en
la inversión mistificante que hace Hegel entre ma­
teria y conciencia, pero ¿la forma lógica del méto­
do hegeliano se mantiene íntegra en el método
marxista? Al parecer los análisis de Althusser
apuntan en sentido contrario , al menos habría ca­
tegor ías en l a dialéctica materialista no contenidas
en el discu rso hegeliano ; e) sin embargo agrega
Marx que : " Hasta llegué a coquetear de vez en
cuando, por ·ej e mplo en el capítulo consagrado a
la teoría del valor, con e l lenguaj e pecul iar (de He­
gel) . El hecho d e que la dialéctica sufra en manos
de H egel una m is.tificad6n , no o bsta para que este
fi lóso fo fuese el primero que supo exponer de un
modo amplio y consisten te sus formas g,cncralcs
de movimiento " ; el) Grundrisse: " ' Más tarde será
necesario . . . cor regir el estilo idealista de la exposi­
ción , q ue da la i mp resión de q ue se· trata solamen­
te de determinaciones conceptuales y de una dia­
léctica de estos conceptos , , . "En este punto se
muestra claramen te q ue Ja forma dialéctica de la
exposició n sólo es correcta cuando se es con scien te
de sus l ímites. ' '
No es posible concluir grandes cosas acerca de
la dialéctica material ista a: partir de las notas explí­
citas ae Marx sobre el caso excepto que: 1 ) M arx
reconoce ia espccifidad ae su métocio con re5pecto
a otros; 2) que la pretensión de este método m ar­
xista es l a captación del objeto en movimiento; 3)
que su método no es el de Hegel; 4) que en este mé­
todo no se trata de la d ialéctica de los conceptos
como sucede en Hege l ; y 5) se reconoce en Hegel
el intento de captació n del movimiento.
La obscuri dad metodológi ca ex plícita en la
obra de M arx nos ha hecho i!l ten tar d i l u cidar al­
gunos aspectos rel acion ados con su método a par­
tir de su "estado p ráctico " en El capital, específi­
camente el prob lema de la dialéctica.

El método de e x p osición de Marx en el p rimer


cap ítul o de El capital

Dice Marx en las Glosas marginales al tratado de


econom/a po/i'tica de Wagner, q ue él nunca arran-
ca de con ceptos ni por tanto del concepto de valor;
parte de la " forma social más simple en que toma
cuerpo el p rodu cto del tra baj o en la sociedad ac­
tual, que es la mercancía" . La mercancía como lo
más abstracto y, a la vez , lo más con creto .
En el texto de El capital Marx agregará q ue la
riq ueza de las naciones en que impera el régimen
capitalista de producción se nos aparece como u n
" in menso arsenal d e mercancías " , y la mercancía
como su forma elemen tal. Al h ablar de la riqueza
de las n aciones capi tal istas está sintet izando así su
concreto real y determ inánd olo hi stóricamente.
No se refiere a la riq ueza general de la H u man idad
sino espe cíficam ente a la de l a socied ad ca pi talis­
ta.
Lo q u e confiere a l a mercancía, al decir de Marx ,
el carácter cie "pu nto de partida" , es el ser la for­
m� elemental de la riqueza capi talista, l a fo rma
social más simple. Evidenteme nte Marx ha descu­
bierto lo an terior en la fase de i n vestig ación y su
co nstrucción , aparentemente a priori, tiene detrás
toda u n a fase previa de i n vestigación .
Sin embargo , s igue plantean do el problema de
q u é hace a la mercancía la categoría más elemental
o forma más simple de la riq ueza capitalista.
P ara Engels, se partió en El capital de " la rela­
ción primera y más simple que encon tramos histó­
ricamen te , fácticamente " . Pero no exi ste ninguna
necesidad en cuanto a la coincidencia entre lo lógi­
co y lo histó rico. Marx nu nca se refiere al "p unto
de parti d a " como el correspondien te a la categoría
más antig u a . En la Introducción del 57 nos dice
co n clari dad q u e " aunque la categoría más simple
haya podido existir históricame nte an tes de la m ás
concreta en su pleno desarrol l o , ella só lo puede
pertenecer a u n a forma social más co mplej a. Lo
más complejo condiciona lo más simple. Como en
Ja totalidad más desarrollada lo simple expresa to­
das sus determinaciones , la totalidad más desarro­
J Jada permite. entender a la menos desarrollada . . . ' '
Para Zeleny n o se trataría sólo de la antigüedad
o simplicidad de la mercancía sino que, por un la­
do , habría una l ínea genético-histórica de la mer­
cancía al capitalismo y, por el otro, la mercancía
contendría los gérmenes del conjunto de las con­
tradicciones del capitalismo .
No e s necesaria la coincidencia entre génesis ló­
gica e histórica (aunque sea en línea depurada),
como tampoco es necesario que la categoría más
simple sea la más antigua. El segundo aspecto se­
ñalado por Zeleny, apuntaría hacia lo que Colletti
llamaría "posib ilidad abs tracta" (concretizable
sólo al calor ce o tras determinaciones) de todas las
c0ntradjcciones cap! talisti:lS .
A nuestro parecer la mercancía es el punto de
partida, porque constituye el presupuesto lógico y
no necesariamente histórico de las restantes
categorías del capitalismo. Es una categoría fun­
damento que no requeriría, a su vez, de ser funda­
da. Esto es , la mercancía es la base de lo que po­
dríamos llamar la articulación originaria actual
respecto del resto de las categorías del capitalismo .
Ahondemos más sobre el carácter "no funda­
do" de la mercancía. Es claro que del análisis de
Marx surge el valor de uso y el de cambio; luego
el trabajo concreto y el abstracto ; el tiempo de tra­
bajo socialmente necesario, etcétera, hasta arribar
a Ja categorfa de dinero. Posiblemente, como dice
Bolívar Echeverría, no se trata propiamente de un
punto de partida, sino de toda una " figura" , la fi­
gura de Ja mercancía que implica los conceptos se­
�alados anteriormente antes del dinero .
A nuestro parecer este primer capítulo de El
capital (an tes del apartado sobre el fetichismo)
comprende dos estadios conceptuales básicos: el
de la mercancía y el del dinero . Considerar el de
la mercan cía como figura y no como punto es in­
volucrar o tros conceptos, vaivenes en lo s niveles
de abstracción U uego de lo lógico y lo histórico),
hasta quedar esclarecida la esencia de la mercancía.

Formas del valor

simple general ·

Dinero
total

Diagrama 1. Etapas reconstructivas del concepto de dinero.

Pero el paso al dinero no se da violentamente


sino por la mediación de lo que Marx llama la gé­
nesis de l a forma dinero , la cual implica, a s u vez,
tres subetapas mediadoras : la simple (concreta o
fortu ita) ; Ja forma total o desarro llada; y la forma
general , para arribar finalmente a la forma dine­
ro .
Veamos ahora en detalle cada uno de esos pasos
en los aspectos centrales del método: la abstrac­
ción (el uso de niveles diversos de abstracción y el
paoel de lo analítico y lo sintético) : la llamada gé­
nesis lógica y el papel de lo h istórico (incluyendo
en el problema anterior el papel de la inducción y
la deducción), y el problema de la dialéctica (prin­
cipalmente de l a contradicción dialéctica y de la
síntesis dialéctica) .

1 05
M arx sintetiza su concreto real en ese "inmenso
arsenal de mercancías capitalistas" y pasa inme­
diatamente a postular l as dos caras de la
mercancía. Elevándose a un nivel superior de
abstracción , analiza la mercancía. Las operacio­
nes lógi cas básicas del análisis son :

Análisis: como descomposición


del todo , aislamiento
relativo de partes .
I nducció11: como generalización
Lógica d e la de rasgos.
Mercancía Abst racción : análisis-inducción q ue
n o se queda en lo
superficial y que no
separa ni generaliza
cualqu;er aspecto.

Lógicame nte la mercan cía es separada en su as­


pecto cualitativo y cuanti tativo, aspectos indisolu­
blemente u n i dos q ue en ésta no pueden presentar­
se uno sin el otro . "Se desp liega l a categoría en
aspectos co n trad ictorios -di ría Engels- y se ana­
l i za cada u n o por separado . "
"Todo obj eto útil puede considerarse desde dos
pu ntos de vista: aten diendo a su calidad o a su
canti da d " (p . 3) . Pero esta aserción lógi ca no dej a
de ser h istórica: "El descubrimiento de esto s d i­
versos aspe ctos y , por tanto , de l as di ferentes mo­
dalidades de uso de las cosas, constituye un hecho
h i stórico . . . Otro tanto acon tece con la i nven ción
de las med i d as soci ales para expresar la cantidad
de los obj etos " (p. 3 ).
Al primer rasgo abstraído , i igado a l a cuali dad ,
M a rx le pone una etiqueta: valor de u so. Lu ego
c ambia de n i vel de abs tracción y vuel ve al concre-
!o real : el valor de uso como la "m aterial idad de
la mercancía misma" (p . 4). A continuación rela­
ciona lógicamente esa m aterialidad del valor de
uso con una calidad a la que se encuentra siempre
l igad o . Nuevamente a Ja relación cuanti.tativa se le
etiqueta como valor de cambio; el valor de cambio
en lo fcnoménico aparece como relación cuantita­
tiva.

¿Cómo se llega al valor? :


a) La i nducción.
x betún = y seda = z oro, cte. = 1 quartcr de
trigo .
Luego los térmi nos de las ecu aciones tienen 4 o.1c
ser permutables .
b) Abstracción .
- Todos !os términos d e l as mercancías inter­
cambiadas deben expresar algo igu al , común,
de magnitud igual .
- El valor de cambio debe ser sólo de expre­
sión , la " fo rma de man i festarse " de ese algo .
c) N uevamente Ja i nducción.
2 mercancías: trigo y h ierro se i n tercambian en
proporciones definidas.
I q u artcr de trigo = x quintales de h ierro .
d) Di aléctica lógica como auxiliar de la abstrac­
ción :
"Ambas cosas son, por tan to , iguales a una
tercera, que no �s de suyo ni la una ni la otra " .
(p . 5 ) .
e ) Símil geométrico : para comparar áreas d e polí­
gonos se red ucen (analogía) a triángulos.
f) Continúa Ja abstracción .
Ese "algo " n o puede ser algo físico puesto que
ello sólo interesa como valor de uso y los valo-

l7
res de cambio hacen abstracción de los valores
de uso (deducción).
Lo común a las mercancías es ser productos del
trabajo (se prescinde de los elementos materia­
les y de las formas que lo convierten en valor de
uso).
Pero con el carácter útil de los productos del
trabajo desaparecerá el carácter útil de los tra­
baj os que representan y las diversas formas
concretas de esos trabajos: esto origina el con­
cepto de trabaj o humano abstracto.
g) Lo que queda con base en un proceso de abstrac­
ción es " coágulo de trabajo humano indistin­
to " . Luego , como cristalización de ese trabajo
humano abstracto , los objetos son valores. Es
decir, deduciendo del concepto de trabajo
abstracto se llega al concepto de valor,
TrabaJO A bstracto
Productos del

Trabajos
Concretos

Valor de cambio

Diagrama 2. Niveles de abstracción del valor de cambio al tra­


bajo abstracto.

Ahora Marx di ce que dejará por lo pronto el


valor de cambio y se centrará en el valor.
En seguida trata de sintetizar sus resultados an­
terior es :

1 08
a) Un valor de uso encierra u n valor por ser mate­
rialización del trabajo humano abstracto (p. 6).
¿Cómo se mide l uego la magnitud del valor? De­
ducción: por la cantidad de trabajo abstracto que
encierra .. ¿Cómo se mide esa cantidad? Generali­
zación : por el tiempo de trabajo.
b) Sin embargo, la realidad es diversa (baj a de ni­
vel de abstracción). ¿Córrio determinar ese tiempo?
El trabajo individual es sólo parte del trabajo so­
cial ; por una indu cción-teorización llega al con­
cepto de tiempo de trabajo socialmente necesario .
Ilustración histórica: l a introducción en Ingla­
terra del telar de vapor y su influencia en Jos pre­
cios de Jos productos . No se trata de verificar es­
trictamente las determinaciones del valor, puesto
que hay o tras determinaciones , sino de constatar
cierta tendenci a.
c) Cau�alidad (o bien , determinación): lo que de­
termina la magnitud del valor de un objeto no es
más que la cantidad de trabajo socialmente nece­
sario (cr) .
Pero el tiempo de trabajo socialmente necesario
cambia al cambiar l a capacidad productiva del tra­
bajo (CPT).

Valor = f ( __!._)
CT

CPT
Lo anterior trata de basarlo históricamente por
medio de: 1 ) un ejemplo hipotético , 2) cál culos de
Eschwege en 1 823 entre costos de producción de
diamantes y los del azúcar y el café.
d) No se p uede ser valor sin ser valor de uso . Para
ser valor se debe producir para o tros . El carácter
social de l a mercancía es lo que le da su determina-
ción h is tórica: uso de conceptos de diversa genera­
lidad (valor y valo r de u so).
El valor de uso no es concepto universal en el
tratamiento de Marx , sino q ue el valor de uso "co­
mo valor de uso de la mercancía adq u iere por sí
mismo un carácter h istórico específico " . El valor
de uso en m i o bra desempeña u n papel muy im­
portante . . . si bien sólo se plantea a11í donde se
arranca del anál isis de un régimen económico da­
do y no de especulaciones abstractas acerca de los
conceptos y de las locuciones 'valor de uso' " (p.
720).

Fenómeno Forma más Valor de


simple actual cambio
(forma)

/ .,. "'
Valor
(contenido)
� �� / v or

uso

Diagrama 3. Reco n st rucción de la figura de mercancía .

Las d o s ca ras de la mercancía y su dialéctica

Marx da al descu bri miento de la dialéctica de la


mercancía un carácter esencial : a) la cara del tra­
baj o ú til o valor de uso es indispens able , puesto
que se trata de un valor de uso para el intercam­
bio , b) la cara del valo r, en la q ue "no hay un áto­
mo de materia natural. . . su material idad como va­
lo res es puramente social " .

1 10
valo r- trabajo -aspecto -- existencia- resultado
abstracto cuantitativo no de la
natural di visión
social del
------ M ERCANCÍA trabajo

valo r -trabajo--aspecto -- existencia - resultado


de concreto cualitativo natural del
uso productor
privado
Diagrama 4. Dialéctica de la mercancía.

En ese �arácter pri vado-social de l a mercancía


se encuen tra la base de su con trad icción . Son as­
pectos ins eparables de la merca nc ía que se p resen­
tan su bya c iendo en todas las categorías de El capi­
tal. Su byace en la posi bilidad do: la crisis; suby ace
en l a po sibi l ! dad de l a explot(!ciÓ11 ; subyace en la
con trad icción en tre clases. Dice M arx en El capi­
tal: " l a a ntítesis i n te r n a de valor de uso y valor
que se albe rga en la mercancía toma cuerpo en una
antítesis e x tern a , es deci r, en la rel ación en tre dos
mercancías , de las cu ales la u n a , aqu e l l a cu yo va­
lor tr ata de expresarse , sólo i n teresa co mo valor de
uso , m ien t ras que la o t r a , aqu e l l a en l a q ue se ex­
presa el v al o r, in teresa sólo d i recta men te como va­
lor de cambio" (p. 27).

Valor de cambio V� · : de uso Al co m prador le


oe int eresa el valor
o.�º,;\ce."
· ()<;'\
. ..;,�\ de uso :
s\V <'l>t.> al' vendedor el de
<->º
y \'
c,O<;'\
____ ,... \7> ..., _____ ca mbio.
V a l o r de uso Valor de cambio

Diagrama 5 . L a posibilidad abstracta de la cont radicción exter­


na m e rcant i l .
Desde el punto de vista de Colletti, la dialéctica
de la mercancía y del trabajo que la engendra pro­
vendría de las escisiones que el capitalismo provo­
ca.
Según Marx, la posibilidad de abstraer catego­
rías como trabaj o abstracto " se da cuando en la
producci6n no predomina u n a forma determina­
da, limitada, restringida y singular de trabajo. La
indiferencia hacia u n trabajo particular corres­
ponde a. una forma de sociedad en la que los indi­
viduos pueden pasar fácilmente de un trabajo a
otro y en la que el género determinado de trabaj o
e s para ellos for tuito y , por l o tanto, ir1diferente.
El trabajo se ha converti do entonces, no sólo en
tanto categoría sino también en la realidad , en el
medio de crear la riqueza en general y, como de­
terrrjnació11, h a dejado de adherirse al individuo
c.:>mo -:.ina particular�dad suya " .
Es decir, las abstracciones en el capitalismo ad­
quieren realidad y existencia dominante. El capita­
lismo escinde lo que permanecía unido . Lo social
era social o lo privado privado. Ahora lo privado
es social y lo social es privado. La contradicción
real es di aléctica en la medida en la que la escisión
continúa.
Por último , Marx pone el surgimiento de su teo­
ría en relación con el desarrollo del objeto y de la
teoría sobre el mismo.

Génesis lógica del dinero

Al decir de Engcls, en el método marxista cada ca­


tegoría se despliega en sus aspectos contradicto­
rios, cada uno se estudia separadamente y sus con­
tradicciones se resuelven posteriormente en una
nueva categoría; si en la práctica se ha encontrado

1 12
l a sol ución se ha creado una nueva relación .
Es claro que esta presentación de Engcls , ade­
más de estar asignada por la reminiscencia hegelia­
na (dialéctica de los conceptos) , resulta demasiado
mecánica. ¿Cuál sería ese despl iegue para la cate­
goría valor, o valor de uso? Es evidente que el pro­
ceso que l leva de la mercancía al dinero es mucho
más complej o que la sín tesis, entre valor de uso y
valor, en el dinero ; en el cual ciertamente habría
una identificación entre valor y valor de uso. En
el dinero el valor de u so coincidiría con la manifes­
tación del valor: el valor de cambio .
E n e l tratamiento d e Marx d e la "génesis del di­
nero " se aprecia una gran concordancia entre gé­
nesis lógica e histórica. Aquí lo histórico j uega
principalmente el papel de génesis y no de il ustra­
ción u otra funci0n. Además se parte nuevamente
de t a expres!ón del ·valor mis simple , que l\ 1 arx lla­
ma la forma simple Oa cual coincide históricamen­
te en su simplici dad) . La primera forma del valor
es la forma simple de éste, aquélla en la q ue el in­
tercam bio es u n intercambio esporádico no gene­
ralizado , únicamente entre dos mercancías concre­
tas . Esta forma simple del valor es desplegada en
l a reconstrucción en dos dimensiones contrad icto­
rias: la forma rel ativa y la forma equivalencia) del
valor.
Aq uel la es la que hace el papel activo , la que va
a re flej ar valor en l a otra; la forma equivalencia)
es la reflectora del valor de la primera y hace un
papel pasivo . Estas dos formas se condicionan
mutu amente, son extremos opuestos y antagóni­
cos de una misma categoría; la contradicción entre
ellas surge desde el momen to en el que la mercan­
cía que tom a la forma equivalencia) hace abs trac­
ción del valor de uso , del trabaj o concreto y del

113
carácter privado del trabajo (p. 25) para luego in­
tercambiar papeles con la que toma la forma rela­
tiva. (Cada rasgo de la mercancía se convierte en
su antítesis.)
La contradkéión entre la forma relativa y la
equivalenéia.l se trata de resolver lógicamente al re­
ducirse ambas a trabajo abstracto , e históricamen­
te cuando eJ intercambio dej a de ser eventual . La
sol ución a la contradicción se trata de encontrar
en la forma desarrollada del valor. El desarrollo
de la producción mercantil lleva a una diversidad
cad a vez mayor de productos en el mercado bus­
cando su equjvaJente individual que , sin embargo ,
encuentra una i nfinidad de equivalentes. Entre
mayor es el uni versal de equivalentes se estrecha
aún más su posibilidad particular de intercambio.
La forma desarrol lada del va�or no hace sino gene­
raHzar la limitación de la forma simpJe . La formz.
desarroJiada despliega, a su vez, las dimensiones
relativa y equivalencia], y sus contradicciones apa­
recen desde el momento en que: 1 ) la ecuación de
equivalencia es siempre incompleta; 2) aparece
una multiplicidad de expresiones del valor dispa­
res y distintas , y 3) las .expresiones de la forma re­
l ativa del valor d e cada mercancía son infinitas y
distintas a las de las otras mercancías .
Las contradi cciones de la forma desarrollada
del valor encuentran lógica e históricamente su so­
lución en la forma general del valor, por la cual to­
das las mercan cías expresan sus valores en otra
que sirva de equivalente general .
La forma general de) valor expresa la necesidad
de abstraer de la diversidad de equivalentes parti­
culares lo común a todos elios, es decir, la necesi­
d ad de la aparició n de un equivalente general .
La transición de la forma general del valor a la

1 14
forma dinero sólo está medida por la: costumbre
social e� históricamente, por la producción de oro.
El oro, d ice Marx , como dinero se enfrenta a to­
das las mercancías porque ya anteriormente se les
enfrenta como mercancía.
Mercancía-dinero : forma simple-forma dcsa­
rrollada-fonna general-dinero . He ahí el hilo con­
ductor que lleva de lo simple a lo complej o , de lo
abstracto a lo concreto, un camino que impl ica la
génesis lógica e histórica (en este caso) de las
categorías . con el predominio de lo primero , así
como la presencia y solución de las contradiccio­
nes al nivel de las mismas categorías.
En la génesis del d inero lo histórico tiene un pa­
pel más importante que en los pasajes precedentes:
1 ) Forma simple. El producto del trabajo es ob­
j eto útil en todas las :;ociedades; sólo en una época
históri camente determinada s� convi�rte en mer­
cancía. La forma simple del valor es la forma sim­
ple de la mercancía y por lo tanto , el desarrollo de
la forma de la mercancía coincide con el desarrollo
de la forma del valor.
2) Forma general . "Evi dentemente, esta forma
sólo se presentaba con un carácter práctico en
tiempos primitivos , cuando los productos del tra­
baj o se transformaban en mercancías por medio
de actos de cambio eventuales y episódicos . . . La
forma desarroll ada del valor empieza a presentar­
se en la realidad a partir del momento en que un
producto del trabaj o , el ganado , por ej emplo, se
cambia, pero no como algo extraordinario, sino
habitualmente , por o tras diversas mercancías . "
3) Forma dinero. E l oro por la fuerza d e l a cos­
tumbre conquista su papel de equivalente general .
Las categorías más .simples tienen la posibilidad
abstracta de las más complej as: el germen de la

1 15
forma dinero se encierra en Ja forma simple. La
forma rv es reducible a Ja forma 1 (ver diagrama
7). ¿Por qué ese camino de génesis histórica? Se
trata de una génesis depurada, a la manera de En­
gels y Zcleny.

Dialéctica y movimiento

Evidentemente el lenguaje dialéctico está presente


en el primer capítu lo de El capital. ¿Esto implica
como algunos han planteado una reminiscencia
hegeliana en el lenguaje de Marx? ¿Pudo este pri­
mer capítulo ser escrito de una fo rma distinta , co­
mo establece Olmedo? Pensamos que sigue vigen­
te el problema de cómo en este primer capítulo de
El capital, el movimiento logra ser captado y el
nroblema c!e si es indi ferente para esta captación
la contradicción dialéctica.
El problema epistemológico de la captación del
movimiento del objeto , de la descongelación del
análisis, lo vemos íntim amente relacionado , desde
un punto de vista metodológico, a lo que hemos
l lamado la "posibilidad abstracta" . La posibili­
dad abstracta es la definición de la posibilidad de
qué situaciones más concretas se originen a parti r
de las propias determinaciones de la categoría ana­
l izada, es abstracta porque su concreción depende
de más determ inaciones . La posibilidad abstracta
se especifica en un campo de posibilidades
abstractas , es decir, un espacio dentro del cual l as
determinaciones del concepto (reflej o de aspectos
de lo real) se puede " mover " . Además para la
captación del movimiento no bastaría el especi fi­
car espacios, sino que los l ímites de estos tendrían
que estar defin idos por aspectos del concepto que
i mplicasen el predominio de uno de estos aspectos .

1 1 (¡
/fo rma rel a t i va
rela tiva

Forma se cond i cionan mutcamente


TRABAJO
Fo rma /

simple son ext r emos opuestos y ------- Desa rrollada
(1) a n ta gó n i co s (J I)


A B STRA CTO
eq uival e n c i a !
a equi valencia!

forma
------ general D i n ero
(m) h i s tó r i cam en t e (I V)

h i s tórica men t e cuando el i n t er cambio


deja de ser eventua l .

Diagrama 7 . L a génesis del dinero .


Creemos que, como forma de pensar l a realidad
que engarza con una concepción del mundo -más
que con u na teoría sobre la realidad sujeta a verifi­
cación en sentido restringido-, lo que da la posi­
bilidad de captar espacios abstractos de posibilida­
des (espacios que estarían definidos precisamente
por límites proporcionados por los términos de la
contradicción) es lo dialéctico . Por ejemplo, en la
contradicción implícita de la mercancía, el espacio
de posibilidades abstractas está definido por el
predominio del valor de uso o del valor, espacio
que comprendería todas las infinitas combinacio­
nes comprendidas entre estas dos situaciones
límite .
En el camino de lo abstracto a lo concreto los
conce ptos más abstractos delimitan espacios de
posibilidades abstractas , y en el avance hacia lo
concreto en el pensamiento los espacios definidos
por las categorías se articulan, y, también lo hacen
sus propias contradicciones , definiendo así espa­
cios concretos de posibilidades, espacios que siem­
pre dej an campos a la acción de los sujetos.
En el p rimer capítulo de El capital se articulan
operaciones lógicas diversas, como se ha visto en
la exposición del propio capítulo, algunas de las
cuales no corresponden a la lógica formal .
Pero el problema de l a dialéctica no aparece
fun d amentalmente como problema lógico (He­
gel) , sino como problema sustantivo . Es decir, el
pro blcma de la contradicción dialéctica en El
capital no es principalmente la negación del princi­
pio de no contradicción , sino su contrario sustan­
tivo ; el valor de uso , no las categorías (reflejos de
lo real en el pensamiento) en términos sustantivos.
De esta manera el valor de uso se contrapone al
valor , pero no es simplemente su contrario lógico

1 18
abstracto, sino además su contrario sustantivo: el
valor de uso no es el " 'no valor de cambion y, asi­
mismo , el valor no es el "no valor de uso" lógico.
Ambos contrarios se presuponen en l a mercancía
y, dependiendo de las condiciones, puede predomi­
nar la cara del valor de u so o la cara del valor. De
esta forma, los aspectos contradictorios no pue­
den deducirse de l a lógica, sino de la propia reali­
dad.
A la pregunta ¿qué es la mercancía? , l a contra­
dicción p uramente lógica dialéctica sólo podría
contestar con la incertidumbre; la mercancía sería
algo y "no algo" , y nunca se podría saber si nos
encontramos ante una mercancía. En cambio en la
contradicción sustantiva, o materialista, la incerti­
dumbre desaparece, la mercancía es valor y valor
de uso, no puede �xistir sin el uno y sin el otro, y
ambos en tanto aspectos contradkto:dos �ustanti­
vos pueden estudiarse relativamente aislados uno
del otro .
Es posible un análisis del valor de u so y su arti­
culación posterior con el valor; asimismo , el valor
en el tratamiento de Marx no siempre se l iga explí­
citamente al valor de uso en el análisis , aunq ue és­
te sea siempre un presupuesto latente. De esta for­
ma es posible medir el valor sin confu ndirlo con el
valor de uso, y es posible captar la calidad "valor
de uso " , sin que interfiera en el análisis el "va­
lor " .
Así, l o acientífico d e l a dialéctica d e q ue h abla
Colletti , al negar el principio de no contradicción ,
es un falso problema para la dialéctica materialis­
ta. Desde el punto de vista de la lógica del princi­
pio de no contradicción , es evidente que no puede
afirmarse nada de un objeto q ue aho ra es y no es
(principio lógico del movimiento). La incertidum-

1 19
brc del conocimiento permanece mientras nos mo­
vamos en un plano puramente lógico . Sin embar­
go si cambiamo s de plano , a uno más concreto ,
podemos decir que si el principio del movimiento
implica la transformación del objeto, también im­
plica la permanencia de rasgos que permiten ha­
blar de regularidades y de leyes , por lo cual no se
desemboca en l o puramente contingente. Este
principio de lo regular, que no hay que identificar
necesariamente con lo universal , permite que las
mutaciones del o bjeto se produzcan en el espacio
de lo posible enmarcado por las determinaciones
más abstractas , salvo q ue el cambio sea de tal cali­
dad que trastoque las determinaciones más sim­
ples del objeto . Pero , en ú ltima instancia, la des­
trucción de la estructura también tendría que estar
contenida �n el propio espacio abstracto y concre­
to de posibilidac.les. De esta for;na el otjeto real se
transforma y l a imagen conceptual del mismo de­
be cambiar; pero en la lógica del concreto­
abstracto-concreto la mutación conceptual puede
implicar m utaci ó n en las determinaciones a niveles
di versos de abstracción y, en cambio , continuar la
vigencia de categorías abstractas y sus consiguien­
tes espacios de posibilidades de transformación
del obj eto , dentro de los cuales estarán compren­
didos los cambios más concretos .
Pensamos que l a dialéctica e n e l primer capítulo
de El capital presenta una fun ción adicional que
especifica la captación del movimiento : la de ser­
vir de hilo conductor a l as etapas reconstructivas;
hilo que está íntimamente relacionado con los es­
pacios articulados que se van definiendo en el
avance del abstracto hacia el concreto .
Adicionalmente al problema de la dialéctica se
c o n s t a t a en El capital q ue la recons trucción teóri-

1 20
ca procede por etapas delimi tadas por conceptos.
Además, lo histó rico aparece como i l ustración del
desarrollo lógico , como ejemplo h i potético y co­
mo génesis histórica. A pesar de lo anterior lo h is­
tóri co se vuel ve " d i fuso " en este capítulo , lo cual
no n iega su pertinencia.

Fórmulas de las formas del valor

}
Forma I: x
de A = y d e B
Forma de A = y de B = z de e = w de
II: X D= ...

Fo rmam: x d e A
y de B
= a de F
z de e
w de O
Forma I V : = 2 onzas de oro

1 21
V . No tas metod ológicas acerca del
d esarrollo del capitalism o en Rusia

El desarrollo del capitalismo en Rusia fue escrito


por Lenin en los albores de la Revolu ción rus a de
1 905 . La particularidad de la obra déntro del mar­
xismo estriba en que trata de hacer el análisis del
régimen económico-social de un país y de su es­
tructura de clases , con base en u n a investigación
económica concreta y en el examen de abu ndante
materi al empírico obtenido princi palmente de
fuentes cen s ales .
En este libro Len in se p ropone examinar " todo
el proceso del desarrollo del capitalismo en Rusia
en su conj unto " , sin embargo , ante l a enorme ta­
rea que signi ficaría incluir to dos los niveles de lo
social a la vez , se conforma co n exponer en primer
lu gar el "de sarrollo del cap italismo en Rusia ex­
clusi vamente desde el punto de vista del mercado
interno , dejando aparte la cuestión del mercado
exterior y los datos relativos al comercio exterior.
En segundo l ugar, nos li mitaremos a la épo ca pos­
terior a l a reform a. En tercer lugar, tomamos lo
fun d amen tal y de modo casi exclusivo los datos
que se refieren a las provincias in teriores pura­
mente rusas. En cuarto lugar, n os limi taremos ex­
clusi vamente al aspecto económico del proceso " . 1

1 V . I . Lenin , El desarrollo del capitalismo en Rusia, Edi­


ciones Estudio, Buenos Aires, 1973 , p. 12.

1 23
Al parecer desde el in icio de la obra Lcnin deli­
mita su objeto de est udio en los términos indica­
dos anteriormente haciendo un corte "pragmáti­
co " de la realidad, para dej ar pendiente un
análisis más completo del problema del mercado
interno . Este recorte " arbitrario" o pragmático de
la realidad , como paso anterior a la reconstruc­
ción , presentará, como veremos más adelante,
consecuencias importantes en cuanto a las conclu­
siones teóricas de Lenin en esta obra.
En el plan de l a obra, expuesto por Lenin en el
prólogo a la primera e dición, parece seguir un ca­
mino de Jo abstracto a lo concreto. En el capítulo
primero se analizan las teorías sobre el mercado
interno ; en el segundo la diferenciación dentro del
campesinado; en el tercero el proceso de forma­
ción de la agricul tu ra comercial y capitalista; en el
quir.to la pequeña industria campesir.a; la manu­
factu ra y el trabaj o a domicilio en el sexto; la gran
industria en el séptimo ; y el octavo es una sín tesis
de toda la investigación. De esto s o cho capítulos ,
los cuatro primeros podrían ser consi derados co­
mo la reconstrucción de la evolución del capitalis­
mo agrícola en Rusia.
A ellos dedicaremos las observaciones que si­
guen .

El marco teórico

Lenin inicia su exposición haciendo el pl antea­


miento de lo que sería la teoría marxista del mer­
cado, y con ello resume· l as principales considera­
ciones de Marx en El capital. En una exposición de
lo general a lo p articular considera a l a división so­
cial del trabajo como l a base de la economía mer-
can ti l ; las indus trias se dividen por ramas en ese
proceso de división soci al del trabajo y cada rama
lo h ace en cl ases y s ubclases (de acuerdo con la no­
menclatura censal).. Con esta división del trabaj o ,
l a agri c u l tu ra tiende a co nvertirse en industria y a
operar en ella la especi al ización. Una consecuen­
cia de lo anterior seria: que la población no estric­
t a mente agrícola crece más que la propiamente
agríco la. Por o tro lad o . el paso de la producción
mercan til simple a la capitalista, que implica la ex­
propiación del produ ctor directo de los medios de
producción, crea el mercado in terno. En este sen­
t id o , la reali zación del producto en el cap i t alismo
no puede explicarse sin precisar que ese prod ucto
se descompone en capital constante, capital va­
riable y pl usvalía, y no sólo en capi tal vari able y
pl usvalía, como cons!dera A. Smith ; por tanto, la
prod ucción cabe di vidirla en prvd ucdón de me ­
dios de prod ucción y de consumo. El desarrollo
capitalista i mplica la demanda de ambos medios y ,
p o r t anto , l a cuestión del crecimiento d e l mercado
i n terno es correlativa al desarrollo del capi talis­
mo: "el grado de des arrol lo del mercado i n terno
es el grado de d�sarrollo del capi tali smo en el país .
Es erróneo p lantear l a cuestión de los l í m i tes del
m ercado i n terno separad amente del grado de de­
sar rollo del capitalismo (como hacen los econo­
m i s tas po p u lis tas) " . 2
En las apreciaciones teóri cas del primer capítu­
lo de El desarrollo del capitalismo en R usia, Lenin
res u m e lo q ue podría ser l a teoría del mercado de
M arx , sintetizando las consi deracio nes de ésta
acerca de la ci rculación de las mercancías conteni-

2 Idem .
das en el primer tomo de El capital. Lenin busca
también en este m arco· rebatir las tesis de los eco­
nomistas populistas, según las cuales , la ruina del
campesino como resultado del desarrollo capitalis­
ta contraería el mercado interno e impulsaría a la
burguesía zarista a realizar sus productos en el ex­
tranjero. Lenin trata de· probar la tesis contraria, a
saber, que la ruina del campesino por el capitalis­
mo expande el mercado interno. Esta idea es pro­
bablemente la que· sintetiza las hipótesis de Lenin
en esta obra, misma que es deducida teóricamente
en el capítulo primero de El desarrollo del capita­
lismo . . .
Las hipótesis derivadas de l a tesis central
podrían ser las siguientes: el desarrollo de.1 c:apita­
iismo provoca 1 ) diferenciación social en el cam­
pesinado; 2) proletarización de una parte d� los
campesinos; 3) descampenización . Todas estas hi­
pótesis son, a su vez, deducidas por Lenin a partir
de la teoría marxista y buscará en los capítulos
subsiguientes verificarlas .

Análisis empíric.o e histórico

Al inicio del segundo capítulo Lenin expone los


propósitos del mismo : estudiar el proceso de dife­
renciación social en el campo ruso. Para ello parte
de las consideraciones teóricas enunciadas en el
marco teórico del capítulo primero, específica­
mente considera que ' 'la base de la formación del
mercado interno en la producción capitalista es el
proceso k disgregación de los pequeños agriculto­
res en patrones y obreros agrícolas . . . Por consi­
guiente nuestra tarea estriba en estudiar los rasgos

1 26
fundamentales de ese fenómeno y en determinar
su importancia" 3 .

Es decir, Lenin parte de una hipótesis que ha


deducido de la teoría de Marx , sistematizada en el
capítulo primero del Desarrollo del capitalismo . ; . .

trata ahora de verificar la ley de Ja difercnciación


social (proletarización y aburguesamiento) ade­
más de analizar sus formas particulares y el nivel
de desarrollo de dicha diferenciación social.
Veamos ahora cómo procede Lenin en este
capítulo en su análisis empírico de la diferencia­
ción social en el campo ruso a partir de datos de
Jos censos "por haciendas y por zemstvos" . 4
Estudia inicialmente Lenin la estratificación de
las haciendas por la magnitud de la siembra (su­
perficie cultivada), como aparece en el cuadro l .
Las condusiones empíricas inmediatas del
cuadro 1 son las siguientes :
1 ) Dos quintas partes del total de haciendas
(co n cerca de tres décimas de la población) tienen
en sus manos cerca de un octavo de toda la super­
ficie cultivada. A este estrato Lenin lo considera
constituido por campesinos pobres porque "siem­
bran poco y no pueden cubrir sus necesidades con
el ingreso de su agricultura" .

3 Ibídem. , p. 48.
4 Zemst vo : "administración autónoma" local encabezada
por la nobleza en las provincias centrales de la Rusia Zarista .
Sus atribuciones se circunscribían a asuntos económicos pura­
:nente locales. Lenin utilizó como fuentes de información un
gran número de obras sobre la comunidad rural y la hacienda
campesina dado que los funcionarios de los zemstvos encarga­
d os de recopilar la i nformación para los censos comunmente
falseaban la i n formación, teniendo que hacer un análisis de los
datos para p roceder a su reagrupamiento.

. 27
N Cuadro l . Concen tración de la tierra por estratos de su perficie cultivada
CX)

A rea media % del total


Estrato de superficie o/o del total Personas Trabajadores cultivada de sup.
cultivada/ de hdas2 por hda3 por hda3 por hda I cultívada3

Pobres
I: no si embra n 1 .5 4.6 1 .0
II: 5 1A 1 1 .7 4.9 1.1 3.5 2.4
III: 5-10 21 . 5.4 1 .2 8 .0 4.7
Medios
IV: 1 0-25 39.2 6.3 1 .4 1 6.4 37.6
Rico s
V: 25-50 1 6. 9 8.2 1 .9 34.5 34.3
VI: 50 3 .7 1 0. 1 2 .3 75 . 0 1 6 .0

Fuent e : Cuadro de l a página 67.


1 Superficie en desiatinas 2 Datos para tres distritos 3 Datos para un dist rito
2) Los campesinos medios abarcan casi las dos
quintas partes de todas las h aciendas y cubren sus
gastos con los ingreso.s de la tierra. s
3 ) El tercer estrato es el de l os campesinos aco­
modados (alrededor de un quinto de las haciendas
y tres décimos de la población), quienes concen­
tran m ás de l a mitad de las siembras.
Los estratos estadísticos considerados por Le­
nin p ar a clasificar a los campesinos en tres fraccio­
nes -los pobres , los medios y los ricos-, se rela­
cionan con el tamaño de la hacienda cultivada, pe-
ro só lo en función de o tros dos elementos básicos: �
la p roducción para el mercado y el empleo de tra-
baj o asalariado .
En relación con el primer aspecto Lenin aporta
datos complementarios de la proporción de la su­
perficie cultivada dedicada al autoconsumo , al ali­
mento del ganado y al mercado. A partir de e.>ta
información concluye que los campesinos acomo­
dados practican una agricultura comercial , en tan­
to que los pobres no pueden subsistir sólo del cul­
tivo de su parcela.
El empleo de trabajo asalariado y la mercantili­
zació n de la producción agrícola consti tuyen para
Lenin condiciones suficientes de una relación capi­
talista de producción ; así, señala que los campesi­
nos acomodados poseen tal superficie cultivada
que supera las posibilidades de cultivo familiar, lo
que los obliga a emplear trabajo asalariado. Lo ló­
gico de la deducción de Lenin acerca del empleo de
trabaj o asalariado por los campesinos ricos o aco-

s Para saber cuándo u na hacienda puede cubrir los gastos


del campesino, Lenin toma el umbral de 16 a 18 d esiatinas de
tierra c u ltivada; estimación ésta tomada de otro estudioso del
campo ruso .

1 29
modados es apoyada con cifras acerca de la canti­
dad de obreros empleados en cada estrato .
Asimismo , los datos indican cómo los campesi­
nos pobres para sobrevivir se emplean como obre­
ros , dado sus ingresos insuficientes como campesi­
nos .
Lenin concluye en este punto que su hipótesis
inicial es pertinente: el mercado interno crece por
dos circunstancias, la mercuntiliZJJci6n de la pro­
ducción agrícola y la trans/ormación de la fuerza
de trabajo en mercancía. .Para precisar aún más la
verificación emprendida y analizar en detalle la
for mación del mercado interno , procede a conti­
nuación a analizar cada estrato del campesinado
por separado.
Con respecto a los campesinos acomodados nos
pres�nta los d atos del cuadro 2.

Cuadro 2 . Origen y utilización de la tierra

Estrato Nadie/ 2 Comprada A rrendada Total

I 6.4 0.9 0. 1 7.4


11 5.5 0.04 0.6 6. 1
111 8.7 0.05 1 .6 1 0. 3
IV 1 2.5 0.6 5.8 1 8. 9
V 1 6. 6 2.3 17.4 36.3
VI 1 7 .4 30.0 44 .0 91.4

Fuente: Cuadro de la página 68.


1 Di st rito de Dnieprovsk, provincia de Taurida; datos en de­
siati nas de tierra de labor por hacienda.
2 Tierra comunal.

1 30
De este cuadro infiere que los campesinos aco­
mo d ados , a pesar de q ue poseen más tierra que na­
die por hacienda, concentran una gran proporción
de las tierras compradas y arrendadas; con base en
lo cual se van convirtiendo en pequeños terrate­
nitntes y " farmers " . Además , el arriendo y la
compra de tierra implica que ésta se transforme en
mercancía.
Después de concluir que se produce la concen­
tración de la tierra por "vías mercantiles " , sobre
todo por los campesinos ricos, analiza lo aconteci­
do con otros medios de producción; primero con­
sidera al ganado y los aperos de l abranza , como se
puede ver en el cuadro 3 .

Cuadro 3 . Concentración de ganado y 11peros


por es trato

Cabezas de ganado Aperos de labor


Estrato de labor pÓr hdal por hda2

1 0.3
II 1 .0
III 1 .9 0.5
IV 3 .2 1 .0
V 5.8 1 .5
VI 10.5 2.4

Fuent e : Cuadro d e la página 69.


1 Para los tres di stritos de Taurida
2 En el distrito de Dni eprovsk .

Del cuadro 3 s e concluye l a cons iderable con­


centración del ganado de l ab o r y de los aperos de
lab ranza por los campesinos acomodados.

131
Además , considerando otros instrumentos de
trabajo, señala que 92. 8 0Jo de las ,segadoras de ce­
real y heno se encuentran concentradas en el sector
de los campesinos acomodados. Resulta lógico
-expresa Lenin-, que estos campesinos acomo­
dados apliquen una técnica agrícola superior al
término medio dada la mayor cantidad de recursos
disponibles. Lo anterior se traduce en mayor efi­
ciencia de los campesinos ricos y en que sus costos
de producción sean menores (al respecto cita una
fuente en donde se comparan los costos de pro­
ducción por tamafto de hacienda y concluye que
las haciendas grandes son las más eficientes).
Los campesinos ricos son campesi nos aburgue­
sados no sólo por los recursos que concentran y su
relación creciente con el mercado , sino también
por el empleo de trabajo asea.lariado .
Del cuadro 4 puede observarse cómo lo!: campe­
sinos ricos son los que más emplean trabajo asala­
ri ado y cómo la mayoría de las haciendas de este
estrato compran fuerza de trabajo.

Cuadro 4. Compra d e fuerza d e trabaj o por


estrato (provincia de Taurida)

% de haciendas
Estrato con braseros

1 3 .8
II 2.5
111 2.6
IV 8 .7
V 34.7
VI 64 . 1

Fuence: Cuadro d e la página 72.

1 32
Una vez analizado el campesinado ri co y con­
cluido su carácter burgués, Lenin estudiará a los
campesinos pobres. Estos campesinos están cons­
tituidos por aquellos que n o siembran o lo hacen
poco y venden su fuerza de trabajo. Estudiada la
comp ra-venta de la fuerza de trabaj o se completa­
rá la panorámica de l a fracción campesina pobre
dinamizando su situación de vendedor de fuerza
de trabajo y cultivador: los ingresos de los campe­
sinos pobres provienen de esa venta de su fuerza
de trabajo y también del arriendo del nadiel , como
se m uestra en el cuadro 5.

Cu adro 5. Arriendo de la tierra de Nadiel por


estrato (Distrito de Dniep rovsk)

% de campesinos que % de tierra de


Estrato rentan su nadie/ nadie/ arrendada

1 80 97. 1
11 30 38 . 4
111 23 17.2
IV 16 8.1
V 7 2.9
VI 7 1 3. 8

Fuente: Cuadro de la página 74.

Por úl timo , en relación con los camJ)esinos me­


dios in fiere de los cuadros anteriores que su situa­
ción es transitoria, cualitativamente intermedia
entre los campesinos pobres y ricos .
El au tor reafirma en esta p rimera parte del ca­
p ít u lo sus hipótesis: que en el campo ruso se ha
pro ducido la diferenciación total del campesi nado

1 33
en tres fracciones : pobre , medio y acomodado;
que se ha dado el predominio de l as relaciones ca­
pi talistas de producción y la consiguiente concen­
tración de los medios de pro ducción en la fracción
acomodada al parej o de la expropiación de los
campesinos pobres; que lo anterior ha originado la
mercantilización de l a producción agrícola y la
conversión de l a fuerza de trabajo e n mercancía.
A nues tro entender la reconstrucción metodoló­
gica del an.álisis de Lenin hasta este punto es el si­
guiente : se trata de veri ficar que las relaciones ca­
pitalistas de producción predo minan en el campo
rus o ; para ello se dimensiona/iza el con cepto de re­
lación capitalista de producción en tres niveles:
concentración y expropiación de los medios de
producción; incremento de la producción para el
mercado; y compra- venta de la fuerza de trabajo
(co mpra por los campesinos aburguesados y venta
por los campesinos pobres).
Es decir , es probable que haya un proceso de
o peracion al izaci ón por parte de Le nin del concep­
to de " relación capitali sta de producción" ; sin
e mbargo , como no se trata sólo de constatarla s i­
no de cap tarla en su di námica, a cada dimensión
del concepto le debe correspon der su contradi­
mensión . Si la relación capitalista se desarrolla im­
plica concentración-expropiación de medios de
producció n , me rcantilizació n-decadencia de la
pro ducción de los campesinos pobres y compra­
ven ta de fuerza de trabajo. Hasta este punto del
análisis to davía es difícil hablar de captación del
pro ceso , sin embargo la in troducción de la contra­
dicción en los ind icadores avisora lo que podría
ser el inicio de la captaci ón del espacio de posibi li­
dades en el análisi s . De los datos es tadísticos anali­
za dos hasta este momen to , no es posible concluir

1 .< -1
toda vía acerca de la t�ndcncia del proceso capita­
lista en el campo, debido a .que dichos datos sólo
representan un punto en el tiempo; pero la articu­
lación entre lo teórico y lo empírico abre la posibi­
lidad de que el proceso sea en el sentido propuesto
por el au tor.
La operacionalización realizada por Lenin
podría haber transcurrido de acuerdo con el si­
guiente esquema:
Conceptos Dimensiones
Categorla específicos básicas

Relación capita­ M edios de pro­


lista de pro­ ducción
ducción M ercantiii zación
de la produc­
ción
Fucr7..a de
trabajo
Di ferenciación Aburguesam i en t o Concentración de
social del medios de pro-
campesi nado ducción
M erca n t i li7.ación
de la produc­
ción
Com pra de fuer-
1.a de trabajo
Proletarización Despojo de me­
dios de pro­
du cción
Decadencia de la
producción
cam pes ina
pobre
Venta de fuerza
de trabajo

1 35
Los indicadores u ti lizados por Lenin serían los si­
gu ien tes :

Dimensiones Indicadores
1 . Medios de pro- - porcentaje de haci endas por
ducción estrato
- personas por hacienda
- área cultivada por hacienda
- porcentaje por estrato de la
superficie total cultivada
- porcentaje de tierra comprada
y arrendada por estrato
- porcentaje de la ti erra de
nadiel arrendada
- porcentaje de los campesinos
que rentan su nadiel por
estrato
- porcc11 táj: de gaaadv y apero�
de labor por estrato
- maquinaria agrícola por
estrato
- técnica utilizada por estrato
(indicador: costos de
producción)
2. Mercantiliza­ - porcentaje de lo producido
ción de la por estrato , dedicado al
producci ó n mercado
3 . Fuerza de - porcentaj e de haciendas con
trabajo braceros por estrato

El autor añade algunas o tras observaciones que


deben ser ano tad as:
1 ) Aunque la estratifi cación de las haciendas
cam pesinas in icial mente es real izada co n base en
la cantidad de tierra de labor (princi pal medio de
pro ducción), posteriormente se hará otra estrati fi-

1 36
cació n basada en la posesión de ganado de labor
(segundo medio de producción en importancia) .
Esta segunda estratificación l e sirve para destruir
asociaciones erróneas entre "ariablcs, como las in­
feridas por los populistas al considerar ci fras me­
dias q ue enmascaran la diferenciación social en el
campo . 6
Al estrati ficar por ganado de labor y mostrar lo
i lusorio de la inferencia hecha por los populistas
no hace sino utilizar la técnica de la variable de
control : la variable posesión de ganado de l abor se
asocia a la variable posesió.n de medios de produc­
ció n , mostrándose una correl'ación positiva entre
ellas; correlación que no es posible captar con la
utilización de simples promedios.7

6 La ci fra promedio de 1 5 .9 desiatinas sembradas por ha­


cienda enmascara que los estratos altos concentran la mayor
parte de la tierra y que los bajos no pueden subsistir del cultivo
de sus parcelas .
La critica de Leni n al uso de las medias resulta de gran ac­
t ualidad. La mediana resulta más adecuada para medir la ten ­
den cia central de universos con distribuciones asimétricas.
7 Los análi sis empíricos de Leni n po sib ilitan la ut ilización
de herramientas estadísticas que permiten inferencias más fi ­
nas. Técnicas tales como: 1 ) la crítica al u so de las medias po ­
dría haberse completado con el cálculo de la desviación están­
dard y de la mediana, 2) se podría haber hecho un análisis dis­
criminatorio para formar estratos, 3) es posible utilizar en los
cuadros de Lenin medidas de asociación como el coeficiente
"c2" para tablas de "r" renglones y " c " columnas:

-l s c 2 = X2 s ¡
n [ min[(r- 1 ), (c- l l )J ]
r = renglones n = número de datos
c = columna s x = valor de la variable estandarizada

137
2) La d i ferencia entre estratos no es sólo cuanti­
tativa, sino que cual itativamente se diferencian
por el " modo de producir ' ' , por el proceso de tra­
bajo y las relaciones de p roducción implicadas. En
cuanto al proceso de trabajo porque los estratos
q ue empican maquinaria o aperos perfeccionados,
o bien los que tienen más caballos, están obligados
a aplicar técnicas diferentes que los estratos atra­
sados y pobres.

3) El estrato más pobre de los campesinos, para


Lenin, ·forma parte del proletariado , a pesar de
poseer algunos medios de p roducción, porque vive
esencialmente de la venta de su fuerza de trabajo.
S i n embargo , esta conclusión resulta un poco
apresurada ya q ue no considera los aspectos supe­
rest;ucturnles que ron tribuyen también a la defini­
ció n c!e clase social y tom a a :;rio.ri, como determi­
nan te en la defi nición de proletariado , su situación
de vendedor de fuerza de trabaj o . En las conclu­
siones de este capítulo tendremos oportu nidad de
pro fundizar un poco m ás este problema.
Después de estudiar los datos de otras pro vi n­
cias rusas y llegar a conclus iones semej antes a las
anotadas m ás arriba, pasa a an alizar los presu­
puestos campesinos. Considera tres aspectos:
a) los datos generales del vol umen de los gastos e
i n greso s campesinos como aparecen en el cuadro
·6 ; b) los datos de nivel de vida; y e) los rasgos dis­
t i n tivos de la hacienda agrícola.
Del cuadro 6 se desprende la enorme diferencia
e ntre montos de los presupuestos por estratos. A
co ntinuación se desglosa la distribució n de los gas­
tos en otro cuadro (no incluido aq uí) y se observa
q u e los gastos en alimentación son cada vez meno­
res en los estratos más acomodados y , en cambio,

1 38
Cuadro 6. Gastos e ingrt!sos por hacien da (rublos)

A trasos
Ingresos Gastos Cuántos en el
Número de personas Ingresos Gastos Ganacia en en ru blos pago de
por fam ilia totales totales liquida metálico metálico Balance debe impuestos

a) 4 . 08 1 18.10 1 09.08 9.02 64 . 57 62.29 + 2 . 28 5.83 1 6 . 58


b) 4 . 94 1 78 . 1 2 1 74 .26 3 . 85 73 . 75 80.99 - 7 . 24 1 1 .16 8 . 97
e) 8 . 24 429 .72 379. 1 7 50.5.'.i 1 96 . 72 1 65 . 22 + 3 1 .50 1 3 .7 3 5 . 93
d) 1 3 .00 753 . 1 9 632 . 1 9 1 20 . 8 3 3 1 8 . 85 262 .23 + 5 6 . 65 1 3 .67 2 . 22
e) 1 4 . 20 97 8 . 66 937 . 3 0 4 1 .36 3 98 . 48 439.86 - 4 1 . 38 42 .00
f) 1 6 .00 1 766.79 1 593 .77 1 7 3 .02 1 047 .26 459.20 + 88.06 210 000 6

8 . 27 4 9 1 .44 44 3 .00 4 8 . 44 23 5 . 53 2 1 7 .70 + 1 7 .83 28 . 60 7 . 74

Fuente: Cuadro de la página 1 S6, Le nin, op. cil.


w
\O
la tendencia se invierte al considerar lo gastado en
la hacienda. El autor concluye que la información
anterior refuerza su tesis acerca de la. existencia de
proletarios y burgueses.
Al comparar el origen del ingreso para cada es­
trato, saca en conclusión que lo'S pobres obtienen
sus ingresos de la venta de su fuerza de trabajo y
del arriendo del nadiel , y que se trata de obreros
agrícolas con nadiel.
A continuación, en el cuadro 7 se analiza el in­
greso y gastos en metálico por estrato campesino :

Cuadro 7. Porcentaje del gasto y del ingreso en


metálico con respecto al gasto y al ingreso total
por estrato

Esi'rato Gasto % Ingreso %

I 57. 1 0 54.6
II 46 .47 4 1 .4
III 43 .57 45 . 7
IV 4 1 .47 42.3
V 46.93 40. 8
VI 60 . 1 8 59.2

Fuente: Cuadro d e la página 160.

En el cuadro anterior se observa que los gastos


e ingresos en metálico aumentan en los estratos
más pobres y en los más ricos; lo cual -para
Lenin- muestra el carácter mercantil de estos es­
tratos: en los pobres por depender del comercio de
su fuerza de trabajo y en los ricos de la venta de
sus productos. Lo cual no significa que los estra­
tos medios no se hayan convertido también en
mercantiles . La distribución de los gastos de la ha-

1 40
ciencia indican lo miserable de la hacienda campe­
sina sin caballo y también de la que posee sólo un
ani mal de trabajo. La información empírica seña­
la que los campesinos sin caballo o con sólo uno
tienen una alimentación insuficiente y de mala ca­
lidad. Al estudiar los gastos en metálico dedicados
a la alimentación puede verse que los campesinos
pobres gastan porcentualmente más que los cam­
pesinos medios y ricos, lo que significa que su pro­
lctarización los obliga también a depender del
mercado interno para subsistir. Es decir, "la
transformación de los campesinos en proletariado
rural crea mercado, en especial , para artículos de
consumo " . 8
Así, Lenin muestra cómo la proletarización
crea mercado interno , en contraposición a las tesis
populistas que plantl!aban que la r!.lina campesina
0biigaría a los capitalistas a realizar sus merca.'1 cías
en el mercado externo.
Algunas de las más importantes conclusiones de
Lenin en este capítulo son : 1 ) en el campo ruso
predomina ya la economía mercantil; 2) lo "co­
munal" ruso (nadiel y mir) no es sino lo pequeño­
burgués con una cobertura de instituciones que
traban su desarrollo . El campesino no es antagóni-

co al capitalismo sino su base más sólida; 3) se
pro duce en el campo ruso un proceso de descam­
penización consistente en la destrucción radical
del viejo régimen patriarcal campesino y la dife­
renci ación social de éste ; 4) la diferenciación pro-
ducida en el campo ruso ha dado origen a tres ti-
pos de población rural , el campesino pobre -un
pro letario con nadiel- , el medio y el acomodado;
5) la diferenciación social en el campo crea merca-

8 V . I . Lenin, op. cit. , p. 1 7 3 .


do (aunque no hay datos para captar la rapidez de
dicho p roceso), pero a ésta se oponen la servidum­
bre , el carácter estamental de la sociedad y el uso
de técnicas productivas atrasadas.
Como los datos de los censos estudiados por
Lenin en el capítulo u no permiten formar series
en el tiempo y captar la dinámica de transforma­
ción, dicho capítulo se reduce a un análisis
empírico-estructural que completará en los si­
guientes capítulos de l a obra.
En el capítulo m se estudia la transición de los
terratenientes a la economía capi talista. En este
capítulo son cinco apartados fundamentales que
conforman los aspectos más relevan tes a conside­
rar en la transición : los rasgos de la economía ba­
sada en la prestación personal ; el efecto de la abo­
lición de la servidumbre en !a transición; lo exten­
so del régim�n cap i�alista y del sistema de
prestación personal ; la decadencia del sistema de
pago en trabaj o ; y el empleo de máquinas y de tra­
baj o asalariado en la agricultura. Se trata aquí de
un análisis histórico-estructural tendiente a captar
el dinamismo y las tendencias de la estructura.
En cuanto a los rasgos de la economía basada
en la prestación personal el autor indica que antes
de la reforma9 la tierra se dividía en señ.orial y
campesina. La tierra era entregada en n adiel a los
campesinos, quienes la cultivaban con su trabajo
y aperos, laborando a cambio en las tierras del se­
ñor. Aquf, a diferencia de la producció n capitalis­
ta, el plustrabajo campesino se diferenciaba en
cu anto a espacio y tiempo del trabaj o necesario . A
este sistema se le llamó de prestación personal de

9 Se refiere a la reforma campesina de 1 86 1 que abolió la


servi d u mb re en Rusia.

1 42
trabajo y sus rasgos disti ntivos eran : 1 ) imperio de
l a economía n atural; 2) los campesinos estaban
suj etos a J a tierra y dispon ían de medios de pro­
ducción ; 3) el campesino era dependiente del te­
rrateniente y se requería de coacción extraeconó­
mica para mantener sujeta Ja mano de obra a la
tie rra, abarcando desde l a servidumbre hasta el
carácter estamental de Ja sociedad; y 4) Ja utiliza­
ción de técnicas productivas atrasadas.
En el capítulo tercero de la obra considerada,
Leni n emprende el análisis histórico de l a transi­
ción a la economía capi talista en el campo ruso . Al
respecto , l a reforma agraria de 1 861 en Rusia ha­
bría tenido importantes efectos transformadores
sobre el régi men de trabajo l l amado de prestación
person al . Con la reforma, la hacienda campesina
se separó de la t�rratenie:ite y obligó a ésta a em­
pezar a producir en forma capital ista.
Pero el cap i talismo no surgió de golpe en el
campo ruso , a ello se opusieron: 1 ) la falta de ma­
quinaria y obreros que presuponían el paso a otra
fo rma productiva; 2) la prestación personal que
no fue desterrada de cuajo con Ja refo rma, puesto
que partes importantes del n ad iel co nt i n u aro n en
manos de los terratenientes; 3) l a co acción ex trae­
conómica asociada a los restos d{' la servidumbre
y el patri arcal ismo. Así pues, se impuso un si stem a
de tr ansición entre la prestación personal y el régi­
men capi talista: un régimen que re unió rasgos de
los otros dos . Ahora bien , la exten sión de uno y
o tro régimen de pro ducción Len in lo analiza a
partir de datos como los del cuadro 8 .
E l a u tor concluye del cuadro anterior e l predo­
minio de la economía capitalista en la Rusia euro­
pe a. Aunque todavía se trata de un régimen de
transición en el que el pago en trabaj o ya sin pre-
Cuadro 8 . Tipo de economía por número
de pro vincias (Rusia europea)

Zonas fuera
Economía Zonas de tierra de las tierras
prevaleciente negra negras Total

Capitalista 9 10 19
Mixta 3 4 7
Pago en trabajo 12 5 17

Fuente: Cuadro d e la página 205.

dominar, no deja de ser importante. El pago en tra­


baj o ha adquirido dos formas: 1 ) trabajo que pro­
porciona el campesinado propietario con ganado y
aperos, y 2) d del proietariado r ural carente de
medios de prod ucción ; esta última forma constitu­
ye el pasaje directo al capitalismo y tiende a predo­
minar.
Del e mpleo de máquinas en la agri cu ltura nues­
tro autor hab l a de aos periodos en s u in tro du cción
al campo ruso: uno de auge anterior a 1 8 63 que no
logró consolidarse, y otro que se produjo hacia
1 8 8 3 , coinci d i endo con el desarrollo acelerado de
la construcción de máquinas agrícolas y apun taló
la evol u ción de l as relaciones capitalistas en el
campo . De la misma forma constata, a partir de
i n formación empírica, que progresa el empleo de
trabajo asalari ado .
En el capít ulo 1v Lenin co mpletará su análisis
histórico-estru ctu ral del capítu lo m estudiando la
evolución de l a agricultura comercial . A partir de
datos empírico s para varios años, verifica el creci­
m iento de la agricultu ra comercial , el de la agroin-

1 4 .:t
du stria y la relación entre diferenciación social y el
desarrollo de la agri cultu ra capitalista.
Así, termina la primera parte de esta obra con
l as co nclusiones siguientes: 1) se está produciendo
en el campo ruso una diferenciación soci al rápida
que conduce hacia la descampenización, correl ati­
va con el cambio del régi men de pago en trabaj o
a l capitalista; 2) l a agricultura comercial s e está
desarrollando y al mismo tiempo se está creando
un mercado interno capitalista al crecer la oferta
y la demanda de mercan cías ; 3) como resultado de
la d i ferenciación social se agudizan las contradic­
ciones entre las n uevas clases sociales; 4) el cami­
no del capitalismo en la agricultura es diferente al
de la industria. La penetración del capitalismo
puede adoptar fo rmas diversas de acuerdo a las
condi ciones agrarias, j urídicas , a las costumbres,
e t: . La inc!ust:ia agríc0l a , por otra parte, a cife­
rencia de otros sectores de la econom ía, no se divi­
de por ramas totalmente separadas; se especial i za
en la producción de uno u otro producto para el
mercado , su bordinando los restantes aspectos de
l a agricultura a ese producto principal ; en tanto
que "las formas de la agricul tura comercial se dis­
tinguen po r una gigantesca diversidad y varían no
sólo en las distin tas zonas , sino también en las dis­
tin tas haciendas " . 10

Ob servaciones metodol óg icas

Al parecer el esquema meto dológico de Lenin en


El desarrollo del capitalismo en R usia po dría for­
mularse de acuerdo al Diagrama l .

10 V . 1 . Lcnin, El desarrollo . . . op. cit. p . 325 .


Diagrama l . Esquema metodológico de Lenin
en El desarrollo del capitalismo en Rusia

Objeto del estudio Marco Teórico

Mercado interno: Rusia;


época posterior a la - Teoría del mercado de
reforma; aspecto Marx
económico, etc. H i pótesi s

L.__
H i stórico- Histórico- Empírico-
estructural estructural estructural

D iferenciación
Evolución de - Transición a la f--.. del campesinado
la agricultura economía y creación del
comercial capitalista mercado interno
-- - --

.__--- ..jcoNC LUSIONES I· r

Final mente qms1eramos agregar las siguientes


observaciones críticas al trabajo de Lenin, desde la
ópti ca que hemos desarrollado del concreto­
ª bstracto-concreto .
1 ) Recupera una de las categorías centrales de
Marx -la de la crítica-, en su debate con los po­
pulistas . El desarrollo del capitalismo en Rusia es,
en parte , la críti ca a la concepción populista sobre
el campo ruso . Sin embargo , la categoría de la crí­
tica en Marx va más allá de la crítica a las teorías
antagónicas al m arxismo e implica , necesariamen­
te , la crítica de la propia teoría m arxista ("aplicar­
le el marxismo a la teoría marxista ' ' d iría E .
Bloch); desde este punto d e vista la función d e la
crítica en esta obra se queda a medi o camino desde

1 46
el momento en que se toman las consideraciones
abstractas de Marx sobre el mercado como marco
�córico , a partir de éste se deducen hipótesis que
posteriormente se operacionalizarán y verificarán.
Lo anterior tiene implicaciones importantes para
ei método de Lenin en esta obra: más que un in­
tento de reconstrucción teórica de la realidad se
trata de la aplicación del método hipotético deduc­
tfvo, lo cual significa que se hace un uso deductivo
de la teoría11 y que la línea básica de la investiga­
ción haya sido la de verificación de las hipótesis.
En este sentido, a pesar de la introducción de lo
histórico en los capítulos m y 1v, la explicación
ctel proceso de diferenciación social en el campo
ruso es resultado de la verificación de las máximas
generales . En el prefacio a la segunda edición de
ia obra critica a Jos mencheviques su " método in­
verso de razonar" , que consiste en "hallar respues­
tas a l as cuestiones concretas en el simple desarro­
l lo lógico de la máxima general " , 1 2 lo cual en
esencia no se diferencia del método que utilizó en
El desarrollo del capitalismo en Rusia. 13 Aunque
no se trate sólo de deducir la explicación sino tam­
bién de veri ficarla, la lógica es la misma: el uso de-

1 1 H ay que reconocer que algunas d e las conclusiones se­

cun darias de Lenin no tienen un carácter ded uctivo en esta


obra, sin embargo las más importantes conclusiones ya están
enunciadas en el capítulo 1 .
12 La crítica d e Lenin a los mencheviques se refiere a la ca­

racterización (deducción) que hacían de la próxi ma revolución :


por ser burguesa d ebería dirigir la burguesía.
1 3 Es necesario aclarar que en otras obras Lenin está más
::erca del esquema concreto-abstracto-concreto desde el punto
de vista metodológico , como es el caso de El imperialismo fase
superior del capitalismo .
intervenir lo genérico y lo específico al mi'smo, en
donde lo específico puede llegar a modificar inclu­
so a las propias leyes de tendencia en un curso y
un periodo determinados. En esta medida, la cap­
tación de lo específico sin hipótesis previas presu­
pone la no delimitación definitiva. al inicio de la
investigación, de las esferas de lo real a conside­
rar. En esta investigación, la no eliminación de lo
superestructura} y su utilización en un sentido re­
constructivo y n o deductivo es posible que hubiese
conducido a con clusiones diferentes acerca del fu­
turo inmediato de la diferenciación sociaJ en el
campo , a una u bicación clasista diferente y poste­
riormente a una matización más realista del pro­
blema de las alianzas de clases.
3) Utiliza la operacionalización y los indicado­
res para probar sus hipótesis, asimismo sus análi­
s¡s son susc�ptibles de .aceptar 12s :éi::n ica� tradicio­
nales de recolección y análisis de información .
Algunas d e las que él utiliza son: los censos , las en­
cuestas, entrevistas a informantes clave , uso de
documentos e informes., etc . En este estudio se uti­
liza la descripción , la cuantifi cación, los estudios
de caso , los datos cualitativos, la variable de con­
trol y el análisis de los datos aceptan las técnicas
estadísti cas tradicionales.
No negamos que todos los aspectos metodoló­
gicos señalados pudiesen tener pertinencia en un
estudio marxista, previa ubicación, reformulación
y jerarquización en una concepción diferente de
aprehensión de lo real, a la de la ciencia tradicio­
nal; sin embargo, el trabajo de Lenin que aquí se
analizó no se presta a inferir conclusiones al res­
pecto porque, básicamente, no se enmarca dentro
de la perspectiva del concreto-abstracto-concreto.

I SO
VI . Indicadores y reconstrucción
de la realidad

Marx define el verdadero método científi co como


el que va de lo abstracto a lo concreto pensado
(síntesis de múltiples determinaciones). En el mé­
todo de la economía política la génesis lógica de
l as categorías , como línea conductora del proceso
reco nstructivo , tiene preeminencia sobre lo histó­
nco .
Engels propone también el problema de la rela­
ción e!ltre lo lógico y lo histórico. El pla:iteamiei1-
to marxista no es el de l:i pura lógica ni tampoco
el del hi storicismo . La unil ateralidad metódica en
cualquiera de los dos aspectos (lógico o histórico),
conlleva el peligro de que el pensamiento se retroa­
limente sólo de sí mismo , o bien de que la ciencia
pierda todo sen tido al no poder cap tar la lógica es­
pe cífica , no sólo en su particularidad, sino tam­
b ién en su generalidad.
A pesar de haber quedado definidas las jerar­
quías entre lo lógico y lo h istórico por Marx y En­
gel s , en el método de la economía política, a favor
de lo primero , hay aspectos de sus conexiones no
suficientemente clarificado s . Para Zelcny lo hi stó­
rico en El capital j uega un triple papel : como ilus­
tración de lo lógico , como génesis de las categorías
y como supuestos his tóricos no reconstrui dos lógi­
camente (la acumulación primiti va, por ej emplo) .
S i n embargo , sin desconocer las tres funciones se­
ñaladas p o r Zel cny, sobre todo la importan cia de
la úl tima, y a que permite un punto de partida d i fe­
ren te al o rigen del hombre, creemos que la necesa­
ria articulación e ntre lo histórico y lo lógico reco­
noce en El capital u na i mportancia mayor y una
indispensabilidad mayor a la establecida por Ze­
lcny. Pensamos que Jo histórico desempeña un pa­
pel ind ispensable a la propia reconstru cció n .
M u y conectados con l a cuestión d e l o histórico
se nos presentan en el marxismo los problemas del
u so de i ndicado res y el papel del propio dato . L a
metodología tradicional , a l poner énfasis e n el
proceso verificat i vo y no en el de con strucción de
teoría, es la q ue mejor ha desarrollado u n a serie de
pl anteamientos e incluso técni cas a cerca del uso de
indicadores.
Sólo así se comprende que l a operacio naliza­
ción y veri fi cación de hipótesis sear.. lus ej es cen­
traks del método 11i po tético-ded uctivo . A pesar de
que las estrategias de investigación sean diversas
en el marxismo y en la sociología tradicional (veri­
ficación versus reconstrucción) , y puesto que l a re­
construcción teó rica propuesta por el marxismo
como estrategia no es una recon strucción pura­
mente lógica, sino que lo histórico j uega un papel
muy importante , cabe entonces la pregu nta acerca
de si en el marxis mo el problema de encontrar in­
di cadores es perti nente , y de ser así si su papel es
di verso al de la metodología tradicional.
Los problem a s anteriores están relacio nados
con otros de co rte m ás bien epis temológico : el
pro blema de la prueba , el de la objetividad del
pensamiento y e l de los d atos y su p apel en la re­
construcción teórica. Las tesis sobre Feuerbach
hablan de la p r ax i s como cri terio de la verdad, pe­
ro esto debe enten derse en un sentido ampl i o , no
como praxis ind i vi dual , ni sólo como praxis po ste-
rior a la investigación. El papel del dato está rela­
cionado con lo anterior: es siempre construido, al
con trario del empirismo, de acuerdo a concepcio­
nes explícitas o implícitas que subyacen al propio
lenguaje; no existe como " dato puro " en la reali­
dad , es un concreto pensado , a pesar de que su
construcción sea m uchas veces no sistemática e in­
tuitiva.
Pero ento.nces , ¿cuál es el papel del dato en el
conocimiento reconstructivo como parte de lo his­
tórico? ¿Qué relación se establece entre conceptos
y datos? ¿El dato en el marxismo se deriva de una
operacionalización del concepto y , por tanto , veri­
fica al concepto o a su relación con otro?
Trataremos de discutir lo anterior, primero a
partir de la metodologfa tradicional y luego a par­
t.ir del marxismo .

Los indic adores en l a metodología tradicional

El problema de los indicadores en la metodología


tradicional está íntimamente ligado al de la
hipótesis y al de la causalidad. Desde el momento
en que se plan tea como viable y plausible el seccio­
namiento de lo real y su reducción a causas finitas
o factores , es posible el establecimiento d:: hipóte­
sis cau sales de la forma Y = f (x 1 , x2, x11); es
• • •

decir , es posible proponer que el movi mien to de


una variable Y, variable dependiente, es función
de un número de causas (x p x2' . . . x11), que pue­
den o no interactuar entre sí, tener efectos de feed­
back , etc. En estos modelos causales la relación
entre las variables se plan tea como más o menos
inmedi ata , como algo que la veri ficación final
mostrará pertinente o no y nunca como el arribo
fi nal a una reconstrucción explicativa.
\\____ En esta perspectiva el objeto prácticamente se
construye previamente a la verificación y la expli­
cación se alcanza cuando se verifica (en el sentido
de confrontación con lo empírico , con los datos) .
El "verdadero método científico" para esta pers­
pectiva sería la verificación, en donde un proble­
ma i mportante es encontrar el peso explicativo de
los factores, en tanto que su pertinencia se deduce
de la teoría o se deja a operaciones no sistematiza­
bles, co mo la i n tuición .
En el método h ipotético-deductivo, dominante
en la metodología tradicional , la causalidad y la
operacionalización adquieren plena vigencia por­
que:
1 . En dicho método se debe contar con u n siste­
ma teórico del cual deducir hipótesis teóricas (en
cambio en el marxismo r a teoría no puede ser con­
cebida cerno sistema y el contenido d� los concep­
tos y sus relaciones siempre tendrán un contenido
provisorio).
2. En el hipotético-deductivo las hipótesis teóri­
cas deben ser susceptibles de operacionalización ,
es decir: transfo rmación de las hipótesis teóricas
en empíricas. Aquí vuelve por sus fueros la viej a
barrera neopositivista - a pesar d e las críticas de
Popper a Carnap- en el sentido de la exigencia a
los con ceptos científicos de poseer referentes
empírico s , so pena de quedar reducidos a concep­
tos metafísicos.
En el marxismo , la problemática de la rtlación
indicador-concepto no puede ser exactamente
igu al a la del método hipotético-deductivo , desde
el momento en q ue " causalidad" se encuentra su­
bordinada a «totalidad» (sin que cada paso re­
constructivo equivalga a una cadena de causalida­
des) ; en esta misma medida, h ipótesis y operacio-

1 54
nalización no pueden tener ni el mismo papel ni la
misma importancia en las dos perspectivas.
En el método hipotético-deductivo el paso de
las hipótesis teóricas a las empíricas (operacionali­
zación) ha tratado de ser formalizado , entre otros,
por L azarfcid, 1 y puede ser esquematizado de la
siguiente manera:

H ipótesis teórica: y-xi. f'2·- - - - - �n-

1 1 1
1
1
1
! 1 1
H ipótesis empírica: y - x i , x2.- - - - - - - Xn

Para cada variable de la hipótesis teórica se


plantea un proceso de operacionalización del tipo :

Y: Concepto teórico
a¡: Dimensiones
b¡j." Indicadores
y: Ind ice

1 R. I3 oudon y P. Lazarfeld , Metodo/ogla de las ciencias


sociales, Laia, España., 1 974.

1 55
P ara Lazarfcld las dimensiones son los aspectos
del concep to que pueden ser deducidos analítica­
mente de éste o empíricamente a partir de la es­
tructura de sus interrelaciones .
En cambio el indicador es definido como una
operación que comprende, tanto a la observación
como al instrumento de medición, enfocado a en­
contrar una cantidad q ue represente una dimen­
sión y el indicador sólo queda definido en térmi­
nos de probabilidad ; para Lazarfeld es necesario
utilizar un gran número de indicadores . En cam­
bio para otros como D ubin , a cada dimensión de­
be corresponer un indicador.
El índice es definido como una medi da única de
los indicadores de una variable teórica.
La operacionalización propuesta por Lazarfeld
presenta problemas en cuanto a s us tres pasos:
concepto-dimensiones , dimer.siones-indicadores ,
indicadores-índices . En particular para el segundo
paso, dice Lazarfeld q ue no existe ninguna teoría
formal para realizarlo.

Lo empírico en El capital: " La l ucha entre


el obrero y la máquina " 2

Ante la ausencia de literatura marxista acerca del


pro blcma de los indicadores hemos escogido el ca­
mino de analizar un pasaje de El capital de Marx.
Marx inicia el pasaje intitulado "La lucha entre el
obrero y l a máqu ina" estableciendo que l a lucha
entre el c apitalista y el obrero asalariado comenzó

2 K. Marx, El cap ital, FCE, México, 1 972, t . 1 , p. 354. He­


mos seleccionado este pasaje por encontrarse en él con meridia­
na claridad la intervención de lo empírico.

156
con el inicio mi smo del capitalismo; que esta lucha
se desarrolla a lo largo de todo el periodo manu­
facturero , pero que el obrero no lucha contra el
instrumen to de trabaj o ("contra la modalidad ma­
terial de la existencia del capital ") hasta la intro­
ducción de la máquina. Agrega que pasó tiempo
para que el obrero pud iese distinguir la máquina
de su empleo capitalista y que la lucha por el sala­
rio en la manufactura presupone a ésta y no va, ni
mucho menos, en contra de ella; el combate en
contra de la creación de manufacturas parte más
bien de los m aestros gremiales y de las ciudades
pri vilcgiadas. 3
Estas posiciones son apoyadas por Marx tanto
desde el punto de vista teórico como histórico :
1 ) "La prod ucción capitalista descansa en el
hecho de que el obrero vende su fuer.za de trabajo
corno mercancía. ' '
"La d ivisión del trabaj o reduce a es a fuerza de
trabajo a la pericia puramente detallista del obrero
en el manej o de una herramienta parcial . " "Al
pasar del manejo de la herramienta a cargo de la
máquin a, la fuerza de trabajo pierde su valor de
uso y con él su valor de cambio . "
Por otro lado, en el maquinismo "el obrero que
no encuentra salida en el mercado queda privado
del valor " ; " los desocupados siguen dos caminos:
uno es la lucha desigual con la manufactura desde
una condición de trabaj ador manual y, dos , aba­
rro tando el mercado de trabajo y contribuyen do a
disminuif el valor de la fuerza de trabajo". Es de­
cir, hay una base obj etiva para el enfrentam iento
del obrero con la máquina (esto se relaciona con

J K. M arx , lbid . , p. 3 5 5 .

1 57
el problema de la enajenación y de la subsunción
real del trabajo al capital).
2) Marx cita numerosas fuentes históricas que
apoyan sus proposiciones, en particular aporta da­
tos sobre los algodoneros ingle.ses y los indios
orientales .
Marx con cluye que es en la era de la máquina
cuando estallan las revueltas contra los instrumen­
tos de trabaj o : "donde esta contradicción adquie­
r:e su carácter más palmario, es ahí donde las nue­
vas aplicaciones de la maquinaria compiten con la
industria manual o la manufactura"; pero "tam­
bién en la gran industria la automatización produ­
ce efectos aná1ogo.sn. Esto es apoyado teórica­
mente y analizando empíricamente el funciona­
miento de las fábricas de Manchesttr.
A continu ación Marx establece u na proposición
de mayor grado de concreción (la proposición más
abstracta parece ser aquella de que en el capitalis­
mo la maquinaria se enfrenta al obrero de manera
inmediata) : "el aumento del capital por medio de
la máquina se halla en razón directa al número de
obreros cuyas condiciones de vida anula ésta' ' . 4
Luego analiza, a partir de información empírica,
cómo , a mayor intensificación de la producción,
menor el número de obreros empleados por la in­
dustria.
La variable intensifi cación de la producción es
analizada a partir de tres indicadores: número de
fábricas , nú mero de telares a vapor y número de
husos para la in dustria textil.
Marx veri fica que para diferentes países y diver­
sos años decrece el n úmero de fábricas , telares a

4 K . Marx, /b id . , p . 356.

1 58
vapor y husos, a pesar de incrementarse la produ c­
ción . Lo anterior lo resume en un cu adro como el
sigu iente:

Husos de telares a vapor


y de fábricas para tres Obreros empleados en la
países y tres af'i.os industria textil

Afio 1 11 III Afio 1 II 111

País A País A

País B País B

País C País C

De los d atos del c u adro anterior concluye que


en el lapso estudiado se ha intensificado la produc­
ción textil en los países A , B y c .
A continu ación fo rma un cu adro en donde ob­
serva que el nú mero de obreros empleados en la
ind u stria textil en los mismos p aíses que el c uadro
A se va red u ciendo con los años.
Conclu ye de los cuadros A y a que a una inten­
s i fi cación de la pro d u cción ha correspondido un
empleo menor de trabajo vivo y desocupación de
obreros textiles en los países y años seleccionados .
El proceso puede esquematizarse de la siguiente
manera:

1) proposición teórica En el cap i talismo la


general : máquina se enfrenta
al obrero

1 59
1 1) proposición teórica A mayor intensifi cación
de segundo ni vel : de la producción menor
número de obreros
empleados

{
lll) Operacionalización:
Variable: Intensificación de
la producción.
a) número de telares
a vapor
Indicadores: b) número de
industrias
e) número de husos
Variable: Número de obreros
empleados

¿Cómo .se articula este tratamiento con el pro­


ceso de reconstrucción de El capital, de tal forma
que el método de la economía política no pueda
considerarse igual al hipotético deductivo? El pa­
saj e analizado , "La lucha entre el obrero y la má­
quina" , se articula con el tratamiento de la plusva­
lía relativa. Previamente al pasaje analizado, Marx
ha establecido que el mecanismo de la plusvalía
relativa acorta el tiempo de trabajo necesario y su­
bordina el obrero a la máquina. Marx analiza aho­
ra el paso de la cooperación simple a la manufac­
tura y a la gran industria, en relación al predomi­
nio de la plusvalía relativa sobre la absoluta.
La gran industria lleva a su máxima expresión
la división del trabaj o , la plusvalía relativa y la
subsunción del trabajo al capital.
En esta medida el establecimiento de la gran in­
dustria tiene consecuencias inmediatas para el
obrero :

l GO
1 ) Permite incorporar mujeres y niños al traba­
jo productivo, ya que hace superflua la fuerza del
músculo , depreciando con ello !a fuerza de traba­
jo.
2) Permite la intensi ficación del trabaj o .
3) Acentúa l a lucha entre el obrero y l a máquina .
4) Mueve la destrucción de las manufacturas ,
de los oficios manuales y del trabajo doméstico .
El pasaj e analizado se inscribe en el interior de
esta problemática como uno de sus eslabones .
Después de esta parte Marx pasará a estu diar las
relaciones entre plusvalía absoluta y rel ativa.
Del análisis de ese pasaj e es posible concluir lo
siguiente:
l . Que la verificación en el sentido del método
hipotético deductivo aparece con un contenido y
ur.a función diversa a aquél . La " verificadón" se
encuentra subordirn1da a la reconst!"ucción teóri­
ca. Por otro lado, no hay mecanismo en la bús­
queda de la veri ficación de cada aserto teórico .
2. Del proceso reconstructivo se derivan "hipó­
tesis subsidiari as" , derivadas lógicamente del mis­
mo , sin que haya homología entre cada paso re­
construido y las hipótesis empíricas manej adas.
3 . La verificación de tales hipótesis subsidiarias
es una de las formas de asentar el concreto pensa­
do -en pro ceso de reconstrucción- a la realidad;
es uno de los papeles de lo h istórico y de la praxis,
las que globalmente consi deradas probarán la re­
construcción. En esta medida, el proceso recons­
tructivo no concluye con la verificación de hipóte­
sis sino con la reconstrucción teórica del objeto .
En el método del concreto-abstracto-concreto el
punto culminante del mismo es la construcción del
concreto pensado ; en ese momento se alcanza Ja
explicación y ésta coincide con la construcción del

1 6�
objeto , puesto que en una concepción abierta de la
teoría, éste no puede ser construido al inicio de la
investigación , sino que tiene que ser especificado
al calor de la propia reconstrucción teórica.
4. No existe una hipótesis o conj unto de hipóte­
sis a ser verificadas previamente a la reconstru c­
ción. Las hipótesis como ' ' hipótesis subsidiarias "
se generan en el propio proceso y en él se operacio­
nalizan y veri fican. En esta medida adquiere pre­
sencia operativa la subordinación de la causalidad
a la totalidad.
5. Este papel de lo histórico como empírico
constata Ja o bservación de Colletti de que la teoría
en el m arxismo sufre una doble verificación , 5 una
como empírico y otra como proceso histórico glo­
bal . Es decir, lo histórico, en su cara empírica,
acepta en el m arxismo un tratamiento veri ficacio­
nista con sus implicaci�:mes de operacionalización
y uso de indicadores , a condición de quedar subsu­
mido en el proceso reconstructivo .

Los in d icadores en el m a rxis m o .

Habiendo reconocido l a presencia de indicadores


en el proceso expositivo veamos algunos proble­
mas adicionales que estos indicadores presentan
en el m arxismo.

� Probablemente en el marxismo, tendríamos que hablar de


u na co nnotación d iversa de la categoría d e verificación a la del
positi vismo , una connotación si n tanta rigurosidad formal (ri­
gurosidad formal que en el positivismo no elimina la incerti­
d u mbre lógica d e la prueba concl uyente), pero con una visión
de la unidad del t od o social en la historia y del juicio último
de ést a .
Los indi cadores a su vez son conceptos de un
grado de abstracción menor al de las categorías
bási cas en la reconstrucción (más " cercano s . , a lo
fenoménico): síntesis de más determinaciones que
el concepto que pretenden captar. Por tanto la re­
lación concepto-indicador no puede ser en el mar­
xismo de tipo deductivo (su deducción a partir del
concepto), sino también el resultado de una re­
con strucci6n del indicador. Reconstrucción que
implica forzosamente más determi naciones de las
co ntenidas en el concepto que pretende expresar.
Por ej emplo , el paso de la plusvalía a la ganancia
implica diversas medi aciones reconstruibles que
van i n troduciendo nuevas determinaciones, de tal
forma que el movimiento de la ganancia no sólo
dependerá del movimiento de la plusvalía.
Para mostrar la pertinencia de un i ndicador con
re�pecto a tm conc.:pto es necesario plan tear ia "e­
cuación de transformación" del concepto al indi­
cador (reconstrucción que muestre la in tervención
de otras determinaci ones , y que haga posible el
análisis de la jerarquía entre ellas.
E11 esta medi da, distinguiremos dos grandes ti­
pos de indicadores de acuerdo a su forma de
construcción : aquellos que ll amaremos " i n tui ti­
vos ' ' en el sentido de no ser el resultado de un sis­
temático trabajo de reco nstrucción . Estos indica­
dores son utilizados comú nmente , llevan el riesgo
de to do aquello que depende de o tras determina­
ciones y que en su movimiento puede no expresar,
en determinadas circunstanci as , el movimiento del
concepto.
Sin emb argo en el proceso del conocimien to ,
como proceso infinito , como proceso en profundi­
zación permanen te, no es de esperarse con tar siem­
pre con indicadores si stemáticamente constru idos

1 63
y el uso de los intuitivos forma parte del compo­
nente de incertidumbre de todo conocimiento . Por
ejemplo , si se busca como i ndicador del valor a1
precio, el movimiento de los precios no siempre
significa movimiento en los valores puesto que el
precio depende de más determinaciones que el va­
lor. Expresado matemáticamente tendríamos las
siguientes relaciones entre precios y valores:

p = f (V, g, distribución del capital en los ramos ,


oferta y demanda, monopolización, inflación)

Si sólo consideráramos la transformación de


valores en precios de producción tendríamos que:

y como

el peso de cada determinación sobre el precio, en


este caso , puede ser encontrado como la derivada
parcial con respecto a cada determinación.

dP
= 1 + g
dv

dP
= V - Pu
dg

1 64
dP
= l + g

g = tasa media de ganancia


e, = capital constante
e;. = capital variable
Pu = plusvalía
v = valor
p = precio

Pesos que tendrán valores diversos en cada oca­


sión; sin embargo factibles de determinar a fin de
ver si en una circunstancia específica el movimien­
to del precio de producción fue resultado condi­
cionado por el de los valores o no.
Sin negar lo anterior, podemos agregar que
cuando Marx habla de los precios como expresio­
r.es fe!loménicas de los valores está co:-i ello i.1tro­
duciendo una categoría teórico-metodológica fun­
damental : la determinación. Con Ja categoría de
determinación no se n iega que el precio sea expre­
sión de más deternúnaciones diferentes de los va­
lores sino que i mplica, por un lado , la noción de
que puede haber una jerarquía entre las determi­
naciones y, por el otro , que en general la determi­
nación de los precios está dada por los valores .
Sin embargo , para un momento específico , ha­
blando estrictamente, esa determinación debe ser
"probada" teórica y prácticamente. Estos proble­
mas se engarzan con el de la posibilidad del uso de
indicadores construidos con base en una concepción
teórico-metodológica en creación de conocimiento
fundado en un paradigma diferente . Aquí el pro­
blema es el de la recapitul ación en cuanto a las de­
termi naciones que el indicador i mplica y su con­
frontación con lo s requerimientos de un indicador

s
sistemático . Evidentemente siempre será mej o r un
indicador sistemático cons truido estrictamente
con base en el paradigma utilizado que otro prove­
niente de otro paradigma; sin embargo, lo dicho
para los indi cadores intuitivos es válido para el pa­
so de indicadores de un paradigma a otro : bien
porque la teoría sistemática no sea capaz todavía
de permitir la reconstrucción de un indicador, o
bien por cuestiones de economía en términos de
poder generar la i n formación deseable . El uso de
indicadores de un paradigma a otro no p uede ser
descartado , a condición de ser mediado por la re­
flexión acerca de sus determinaciones y aquellas
deseables para el concepto que se qu iere reflejar.
Recapitul ando n uestras consi deraciones sobre
los ind icado res en el marxi smo , podemos decir
que la operacionalización y el uso de i ndicadores
no e s , en s<:: n tido estricto , para veri ficar d i recta­
mente la reco nstrucción sino que sólo constata que
los pasos lógi cos tienen consecuenci as fe no méni­
cas verificables . En el camino de lo abstracto a lo
concreto , en el pensamiento se h acen simplificacio­
nes que reducen inicialmente la reali dad a su "m e­
dida ideal " ; a estos supuestos simpli ficado res Go­
delier les llama hipótesis (designación equi vocada
según nuestro criterio). Si la vía de lo abstracto a
lo con creto tiene su paralelismo con aquella q u e va
de lo simple a lo complej o , n o es de esperarse la
"verificación " en sentido positivista de lo abstrac­
to pu esto q u e del co ncepto abstr acto al indicador
empírico resta to do un camino reconstructivo y
nuevas determin aciones , diversas a l as co nten i d as
en el con cepto abs tracto .
El p roblema de l a verificación en el método h i­
potético deductivo tampoco es una cuestión senci­
l l a , au nque aparente serl o , p o r lo menos en cu anto

1 66
a sus implicaciones epistemológicas . En este cam­
po habría dos posiciones fundamentales:
1 ) La verificacionista propiamente dicha, es­
quema tizable en las siguientes fórmulas:
A B
a b

A B es más veraz (sin que nunca se pruebe


necesidad).
Esta asociación entre A y B puede romperse por
la introducción de una variable interviniente que
conlleva a establecer otra asociación y negar la pri­
mera. Ello tampoco implicará probar porque la
posibilidad de continuar probando con otras va­
ri ables intervinientes es en principio infinita.
2) Loli faisacionistas (con Popper a la cabeza)
plantean que no es posible verificar por que el caso
sus tantivo verificado (a b) no puede asegu­
rar que no haya otro caso que lo niegue. Luego ,
lo único que queda no es verificar sino falsear: se
prueba q ue la proposición es falsa y se aventura
una nueva hipótesis que buscará nuevamente ser
falseada.
En cuanto a la "verificación interna" , en el
marxismo , cabe distinguir ent!"c el paso lógico de
una categoría a otras :

C1 C2
(aquí la flecha no significa causa sino secuencia
generativa o génesis lógica); e hipótesis sustanti­
vas subsidiarias de la forma hipotético deductiva:

teórico c1 c2
empírico c 1 c2
1 67
Esto porq ue en la recon strucción, al pasar de la
categoría c1 a la categoría c2 l a relación que entre
ellas se establece no es de causalidad sino de géne­
sis teórica (también histórica) . El esquema entre
pasos lógicos e hi pótesis subsidi arias sería más
bien de la forma:

Es deci r , no se trataría de una verificación es­


tricta del paso lógi co (ni tendría sentido plantearla
como tal ) . Sin embargo , la intervención de lo fac­
tual en la reco n strucción teórica le es indispensa­
ble para impe dir que el pensamiento se retroali­
mente de sí rr.ism� y '!Scape de 1o real .
En el m arxi smo lo lógico y lo " veri ficativo in­
terno " , a d i ferencia del h ipotético-ded u ctivo, no
transcurren como fases separadas sino que se arti­
c ulan en un mismo proceso . 6

6 1 lay que señalar que las consideraciones en este capítulo


corresponden a la fase exposiciva del método, dond e la función
" vcri ficativa" de los indicadores pudiera ser mayor que en la
fase de investigación. En la investigación la función del indica­
dor sería más en la reconstrucción de teoría, contribuyendo a
modi ficar concepto s y a establecer relaciones entre ellos .

1 68
A nexo :
Las antinom ias de Lucio Colletti

En palabras de Engels , en el sistema hegeliano


habría un aspecto revolu cionario y otro conserva­
dor; el aspecto revolucionario sería su método dia­
léctico , mientras el conservador derivaría de l a in­
versión causal entre conciencia y ser. Co lleti , en su
obra fundamental, El marxismo y Hegel, trata de
probar que ese método hegeliano -la dialéctica
hegeliana- es profundamente conservador.
En el análisis de Colletti acerca de la dialéctica
en Hegel se analiza, en primer término, la relación
entre le i!1finito (la idea) y lo finito (lo concrei.o) .
En Hegel se desconoce la realidad de lo finito y se
lo reduce, negándolo, a lo infinito. La verdadera
naturaleza de lo finito es su "no ser" . Es decir lo
infinito no es algo separado de lo fin ito, sino su
verdadera esencia, su núcleo reside en lo infin ito.
A esto llama Hegel la " al teridad " . Así, si lo finito
es d ialéctico , no significa sino su autodestrucción
y devenir infinito .
E n e l sistema d e Hegel no s e reconoce e l ser sen­
sible como tal , sino que su naturaleza se encontra­
ría en la razón. De ahí , d ice Colletti , "el carácter
metafísico de esta concepción según la cu al el co­
nocer no se presen ta ya como análisis de Ja expe­
riencia, sino como abstr acción de ella, como acto
que prescinde del mundo " .
Desde e l punto d e vista me todológico esta nega­
ción de lo fi nito por Hegel tiene consecuencias im­
portantes. El método hegeliano habría de dejar de

69
lado lo particu lar específico , lo finito, para consi­
derarlo i n mediatamente como infinito. Lo
abstracto se construye negando no algún aspecto
de lo concre to , sino todo lo concreto . Asimismo ,
la vuelta a lo múltiple se concibe como deducción
a partir de lo abstracto , mani festación t ambién
abstracta de lo infinito. La dialéctica de lo finito
en Hegel no es sino la anulación del mundo y su
reducción a la idea.
P ara Collctti, mostrado el carácter idealista de
la dialéctica hegeliana esta dialéctica no puede si­
no descmpciiar, como desempeñó en Hegel, un
papel mistificador; l uego, no procede retomar la
dialéctica hegcUana en un contexto material ista,
porque su " n úcleo racional " es idealista. A nues­
tro entender el problema no es tan simple, éste se
puede traducir a otros términos : ¿Es posib!c la in­
corporación de categorías que en un sis tema tienen
un papel mistificador a otro sis tema en donde de­
sempeñan el papel opuesto? Al pasar una catego­
ría de un sistema a otro (v. gr. el con cepto de valor
en R icardo y en Marx) tiene que sufrir una rees­
tructuración total y una ubicación adecuada a la
nueva articulación. Es decir , la dialéctica hegelia­
na no puede ser trasladada simplemente con el
agregado del reconocimiento de Ja objetividad de
Jo fi n i to.
El probl ema puede ser compl icado aún más.
Parece claro , aun en Engels , que la dialéctica no
es de igual n aturaleza que las leyes de las ciencias
parti culares , que esta di aléctica es concebida como
concepción científica del mundo , que su "cientifi­
cidad " no implica su " verificació n " directa, a la
manera de las leyes cientí ficas . Toda racionalidad
tiene detrás determinados presupuestos , no veri fi­
cables en el sentido convencional del término , pe-
ro operantes en las prácticas científicas , influyen­
do en dichas prácticas y sus resultados. Pudiera
ser que la dialéctica, más que ciencia de la ciencia,
fuese un conjunto de enunciados sobre Ja realidad,
de carácter no teórico y que como tales no estuvie­
sen sujetos a contrastación .
Por otro lado, Colletti trata de criticar al mate­
rialismo dialéctico con base en la crítica a Hegel.
Para Hegel la filosofía debe constituirse en ciencia
de las ciencias . El desprecio hacia lo concreto es
extendido al desprecio hacia las ciencias particula­
res; así como lo concreto debe ser negado, los re­
sultados de las ciencias deben ser trascendidos en
la filosofía y específicamente en la lógica. De esta
manera, la ciencia de la naturaleza se convierte en
filosofía de la naturaleza, la cienci a social en filo­
sofía sociaJ .
L a lógica del movimiento social y natural será
l a misma porque lo concreto , lo específico, debe
ser negado por irreal, por no poseer su ser en sí
mismo sino en otro. Como dice Marx, a fuerza de
abstraer de todo sujeto los pretendidos accidentes,
animados o inanimado s, ho mbres o cos as , tene­
mos razón al decir que -en Hegel - en la última
abstracción se llega a tener como sustancia las ca­
tegorías lógicas.
"Al ser reducida toda cosa a una categoría lógi­
ca, y todo movimiento , to do acto de producción
al método , se deduce natural mente que todo con­
j unto de productos y de producción, de objetos y
movimientos, se reduce a una metafísica aplica­
da. " 1

1 A l d eci r de Marx, si se deja d e lado lo específico e n las le­


yes científicas y se desemboca en leyes generales o filosó ficas ,
se está n egando con ello toda vinculació n del pensamiento con

171
Collctti, extendjendo la crítica de Hegel al ma­
terialismo dialéctico (habiendo probado el
carácter .idealista de la dialéctica hegeliana), agrega
que Engels .se equivoca al tratar de aplicar la dia­
léctica de Hegel a las cosas, que en cambio se tra­
taría de ver cómo la materia, las cosas, contribu­
yen concretamente a estructurar la nueva dialécti­
ca.
Agrega que Hegel llegó a las leyes de la
dialéctica con un método y una concepción idealis­
ta del m undo ; por tanto, estas mismas leyes están
preñadas de idealismo y no basta con adj udicarlas
como propiedades de la realidad y no sólo del pen­
samiento.
Para el m aterialismo , dice .Colletti , plantear le­
yes genéricas a la manera de Engels, independien­
temente de su o rigen, implica de por sí el haber lle­
gado al método absoluto . a abstraccioPes fan
genéricas que son i ndepend ientes del obj eto , a una
lógica hegeliana. Específicamente, dice Colletti
criti cando a las leyes de la dialéctica: A) "la ley se
confirma en todos los casos, porque confirmación
de ella no hay en ningún cas o " ; B) "que una ley
que no explica ningún proceso particular no expli­
ca nada, y por tanto no es una ley " , y C) "que la
omisión por la ley de todos los movimientos con­
cretos , impl ica una ley idealista " .
Para Colletti, las leyes de la dialéctica, al hacer
abstracción de los . movimientos concretos, omi­
tiendo las particularidades, se con vierten en leyes
idealistas.2 La relación dialéctica entre lo general

el objeto . La contraposición a Jos conceptos abstractos de He.­


gel serían los conceptos históricamen.e d eterminados.
2 L . Colletti, El marxismo y Hegel, Grijalbo, México, p .
1 52 .

1 72
y lo p articular la reduce Collctti a la relación entre
materialismo e idealismo . Para éste, si se toma en
cuenta sólo lo particular, los movimientos particu­
lares , tendremos una posición materialista, en
cambio si se trata de abstraer proposiciones gene­
rales se caerá en el idealismo. Olvida que Marx, en
la introducción del 57, nos habla del papel que en
el conocimiento tienen las proposiciones comple­
tamente generales (aquéllas que son válidas para
todos los periodos históricos). Es edvidente que
sólo a partir de esas categorías generales es imposi­
ble explicar los procesos particulares , pero son ca­
tegorías que claramente tienen un papel en la for­
ma de conocer marxista (el que sean categorías ge­
nerales no implica que adquieran el carácter de
absolutas; son generales en tanto "se cumplen en
todos los casos particulares"). Al cri ticar Colletti
el que Er.gel:; abstraiga leye:; "dcrr.asicido genera­
les ", no puede establecer a priori los límites entre
lo que él llama los movimientos particulares y el
movimiento "idealista sin contenido ". Los movi­
mientos particulares que las ciencias posi tivas es­
tudian y a partir de los cuales se han abstraído le­
yes , son a su vez abstracción de singularidades,
abstracciones de otros movimientos "más" parti­
culares.
Col/etti extiende su crítica al materialismo
dialéctico a partir de la argumentación anterior di­
ciendo que las leyes de la dialéctica no son leyes,
puesto que no explican ningún proceso particular.
Al respecto diría Engels : " Y a es una falta de
comprensión total de la naturaleza de la d ialéctica
el que el Sr. Dühring3 la tome como un instru-

3 Nosotros en lugar de Sr. D ü h ring diríamos Sr. Collctti.

1 73
mento de mera prueba, al modo como puede con­
cebirse, por ejemplo, limitadamente·, la lógica for­
mal o la matemática elemental , incluso la lógica
formal es ante todo método para el hallazgo de
nuevos resultados, para progresar de lo conocido
a lo desconocido y eso mismo es la dialéctica" . 4
Finalmente , Colletti impugna l a afirmación de
Engels de que estaría en proceso de conformación
una nueva ciencia dialéctica contrapuesta a la
ciencia metafísica. Tal ciencia, expresa, no existe.
En cuanto a Ja dialéctica de Ja naturaleza en su
versión engelsiana, la. crítica de Colletti procede a
mostrar el carácter idealista c!e la dialéctica de la
naturaleza de Hegel .
En Hegel la dialéctica de la naturaleza se puede
resumir en l a siguiente fórmula: la naturaleza, co­
r.lo fü�itc , es i nfinita, lo real es racional . Lo finito
es infiníto, una ces.a "es" y " no es" y esta contra­
dicción da origen al movimiento . Colletti concluye
de su análisis de Hegel que el primer dialéctico de
la naturaleza es el filóso fo clásico alemán.
A pesar de la declaración de materialismo de la
di aléctica engelsiana, dice Colletti que su concep­
ción es la misma que la de Hegel porque: A) todas
las proposiciones fundamentales de la " dialéctica
de la materia' ' fueron formuladas originalmente

4 F. Engels, A ntiDühring, G rijalbo, p. 1 25. E fectiva meme,


a una idea de las leyes de la dialéctica como leyes semejantes
a las de las ciencias particula res puede aplicárselc la crítica de
M a rx en el sentido de que éste nunca p ensó demost ra r el t rán5i­
to del capitalismo al socialismo con la ley de la negación de la
negación , sino que su d emostración es histórica y determi nada .
En cuanto a lo a n terior, Engels añade que sólo a posteriori se
confirma la negación de la negación, confirmación que, según
Colletti, no ten d ría sentido alguno después de la demostración .

1 74
por Hegel ; B) el materialismo dialéctico se ha limi­
tado a transcribirlas a partir de los textos de He­
gel , incluso los ejemplos de Engels en la Dialéctica
de la naturaleza son los mismos esgrimidos por
H egel en su Ciencia de la lógica.
Coincidimos con Colletti en cuanto a que la
dialéctica hegeliana no es parcialmente materialis­
ta sino profundamente idealista. Sin embargo, si­
gue sin resolver el problema de si la expresión má­
xima del idealismo puede servir de fundamento (al
menos no teórico) a la expresión máxima del mate­
rialismo. Si por tanto , el idealismo de Hegel puede
superarse en un materialismo dialéctico que impli­
que u na concepción del mundo que de alguna ma­
nera influya al proceso del conocimiento y a las
praxis concretas.
Colletti en uno de sus últimos trabajos, "Mar­
xismo y dialéctica", s replantea sus críticas a Ja dia­
léctica a partir de algunas anotaciones de Marx
contenidas en La crítica de la filosofía del Estado
de Hegel; Marx afirma en esta obra juvenil: "los
extremos reales no pueden medirse entre elJos ,
precisamente por ser extremos reales . Pero tampo­
co precisan de mediación alguna, pues son de na­
turaleza opuesta. No tienen nada en común el uno
con el otro , no se requieren ni se integran " . De es­
to concluye Colletti q ue es tiempo perdido hablar
de "dialéctica de las cosas" . M ás adelante trata de
reafirmar esta tesis apoyándose en Kant: "La opo­
sición es o bien lógica por contradicción o bien re­
al , esto es sin contradicción " . Así pues , en la
oposición real hay también negación , anulación ;

5 L. Colletti, La cuestión de Stalin , Anagrama, M adrid ,


1 97 8 .

1 75
pero es negación de un tipo completamente dis tin­
to del de la contradicción.
En resumen, Colletti distingue entre "contra­
riedad• ' (oposición real) y contradicción (oposi­
ción ,lógica, racional). En otras palabras, la reali­
dad no sería intrínsecamente dialéctica sino que la
dialéctica sólo sería inherente a cierto tipo de pen­
samiento. Colletti, consciente de la "contradic­
ción" (para usar su terminología) en que caería si
planteara simplemente la existencia de una razón
dialéctica y una realidad no dialéctica sin sus debi­
das mediaciones , trata de conciliar los términos de
la contradicción. A sabiendas de que para Marx
las categorías sociales son dialécticas y de que és­
tas expresan relaciones reales (lo cual es conse­
cuente con la ' ' abstracción determinada" de Marx
y de Colletti), este último plantea qt1e si el marxis­
mo ve las relacion�s sociales capitalistas cosifica­
das, luego las, categorías que lo expresan son dia­
lécticas; lo cual no significa que la realidad social
lo sea. Una conclusión que se puede sacar de Co­
lletti es que la dialéctica sólo opera en lo social y
en el capitalismo. Pero Colletti olvida que al mar­
xismo no le interesa sólo expresar las relaciones
"invertidas " , cosificadas, sino ponerlas sobre sus
pies . No basta, por ejemplo , refiriéndonos al feti­
chismo del capital de préstamo , señalar que el di­
nero a préstamo aparece como "dinero que pare
dinero", sino que, profundizando en las relacio­
nes reales y expresándolas en categorías , el marxis­
mo trata de desentrañar el origen de la ganancia
del capital de préstamo . Pensamo s que Colk.tti no
logra establecer la medi ación entre categorías dia­
lécticas y realidad social no dialéctica.
El problema fundamental con respecto al ma­
terialismo dialéctico y a la di aléctica de la natura-

1 76
leza podría plantearse en los siguientes términos:
1) ¿son las leyes de la dialéctica y la concepción
di aléctica un conocimiento a la manera de las leyes
sustantivas? y 2) ¿la dialéctica como concepción
del mundo abre la posibilidad del cuestionamiento
de la racionalidad legitimada como científica has­
ta ahora y su superación?
En cuanto a la primera cuestión coincidimos
con Colletti en que las llamadas leyes de la dialéc­
tica no tendrían, por un lado , la función deductiva
de las leyes científicas en cuanto a derivar de ellas
hipótesis a ser verificadas; por otro lado, tampoco
jugarían el papel de teoría en una reconstrucción
particular de la totalidad. Es decir, de acuerdo con
los criterios de cientificidad prevalecientes hasta
ahora, las leyes de la dialéctica no podrían ser con­
sideradas como tales. Asimismo, el presupuesto de
una legali do.d dialéctica al m argen de los obj etos
recuerda a Hegel y en el mejor de los casos al posi­
tivismo.
Sin embargo , como hemos expresado anterior­
mente , es distinto hablar de ciencia que de concep­
ción del mundo y los problemas que se abre, por
tanto , son: 1 ) si las concepciones del mundo tienen
un papel en el conocer científico y, 2) si la dialécti­
ca en l ugar de ciencia debe ser considerada simple­
mente como concepción del mundo . Con respecto
a lo primero , pensamos que detrás de toda racio­
nalidad hay implícita o explíci ta una concepción
del mundo. Por ejemplo, en el cri terio de los filó­
sofos de la ciencia de matriz positivista, la concep­
ción del mundo que implica la homogeneidad de
éste en cuanto a no distinción entre ciencias mnemo­
téticas e ideográficas. Esto, que no es demostrado
en el sentido de la verificación sustantiva, es racio­
nalmente apoyado pero imposi ble de constituirse

1 77
en una ley científica en el sentido estricto del
término.
En cu anto al segundo problema, l as numerosas
consideraciones acerca del papel de la dialéctica en
Marx es posible que apoyen la idea de Engels de
la d ialéctica como concepción del mundo . Con­
cepción del mundo que por su carácter de "no
ciencia" no estaría suj eta a verificación en un sen­
tido tradicional pero sí a verse apoyada en los re­
sultados de las ciencias particulares . Concepción
del mundo en donde se articulan ciencia e ideolo­
gía, idealismo y materialismo, objetividad y teleo­
logía. Concepción del mundo no sólo en cuanto a
valores para la acción sino también en cuanto a
consideraciones sobre lo real que no adquieren por
esto la calidad de leyes científicas: guía para la ac­
ción y el conocimiento , y no conodmiento científi­
co .
Detrás del problema de la dialéctica se encuen­
tra la cuestión de cómo aprehender el objeto en
movimiento . De acuerdo a la concepción marxista
del movimiento, és te puede implicar cambios no
sólo en forma sino también de con tenido en el ob­
jeto; un cambio de con tenido en el obj eto puede
significar la reformulación de sus leyes de funcio­
namiento y transformación. En este contexto , la
gran limitación lógica del principio de no contra­
dicción es su incapacidad de captación de las transi­
ciones en los con tenidos del objeto en movimiento .
La incapacidad del principio de no contradicción
para captar el movimiento en su máxima expresión
es Ja misma que la del uso de Ja hipótesis en la in­
vestigación científica .
S i n embargo , e l movimiento permanente del
objeto no implica la negación de la legalidad , de
lo regular , y en esta medida se abre Ja posi bilidad

1 78
de la teorización, pero de una teorización capaz de
entrever los desarrollos potenciales del objeto.
La dialéctica y en particular la contradicción
dialéctica pudiera ser una forma de solución epis­
temológica a la captación cognoscitiva del movi­
miento y a la inclusión en la teoría de Ja " posibi li­
dad abstracta" , como posibilidad de cambio y
como límite a la conti nuidad de lo permanente.
Pero la contradicción puramente lógica no es ca­
paz de resolver el p roblema del movimiento puesto
que entra en oposición con la necesidad científica
de la verificación. 6
Sin embargo, caben dos posibles concepciones
alternativas a la de la contradicción dialéctica co­
mo lógica: 1 ) la de la oposición real en el sentido
manej ado por Colletti sin i mplicar esto la inclusi­
vidad de los contrarios y 2) Ja de la contradicción
diaiéctica sustantiva, es decir Ja inclusividad de los
contrarios pero contrarios no lógicos sino sustan­
tivos ; contrarios que habría que descubrir y no de­
d ucir. Así, en la contradicción inherente a la mer­
cancía entre valor de uso y valor, los elementos de
esta contradicción tendrían que ser descubiertos y
al descubrir uno de los polos de la contradicción
el otro no queda lógicamente definido . El valor no
es simplemente el no valor de u w sino específica­
mente cantidad de trabaj o incorporada en deter­
minadas condiciones históricas de Ja producción.
AJ definir el valor de uso es imposible i n ferir el
contenido del valor por la negación lógica del va-

6 La verifie:lción i mpli ca el reconocimiento unívoco del ob ­


jeto, u n objeto que es y no es al mísmo tíempo no puede ser
veri ficado. En este sentido cobra pertinencia la crítica de Co­
llet t i a la contradicción dialéct i ca como negación del principio
de identidad .

1 79
Jor de uso. En esta me dida la mercancía es valor
y valor de uso y no simplemente valor y no valor.
Así, los polos de la contradicción sustantiva pue­
den ser verificados separadamente y el principio
de no contradicción utilizado en la verificación
parcial sin negar por ello la contradicción entre va­
lor y valor de uso. La contradicción sustantiva im­
plica al principio de no contradicción subordinán­
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