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Seminario Mayor Nuestra Señora Del Camino

Diócesis Sololá-Chimaltenango
Cátedra: Introducción a la Teología
Catedrático: Santiago Ajú
Nombre: Francisco José Carías Marroquín

DONUM VERITATIS

El hombre siempre tiene sed y está en la búsqueda de la verdad y si se pude


aducir está en busca de su verdad también, por eso lo insaciable o el sin sentido
del hombre en la actualidad, porque no se encuentra con la verdad y si la escucha
no la conoce, solo aquel que se interesa por la verdad logra comprenderla y7
encontrar el sentida del por qué esta en la existencia de este mundo y el por qué
darse cuenta que no es una eternidad de este mundo, sino que posee una
trascendencia mayor u mejor.
La verdad es Cristo y el hombre no le podrá conocer en su totalidad, pero
mediante tenga ese acercamiento, le ira conociendo y teniendo respuestas de su
mismo ser y de quien es su creador y del por qué lo ha creado, solo conociendo
esa verdad el hombre es libre, porque se da cuenta que sui ser no es
condicionado a lo de este mundo, sino que su ser viene de lo más alto, introduce
al hombre a su misterio de salvación y lo hace partícipe de ello.
La verdad, don de Dios, hace al hombre darse cuenta que tiene un Dios cercano
y no es el Dios lejano como muchas veces otras ideas no religiosas quieren dar a
conocer, el Cristo que se acerca al hombre, es un Cristo creador de todo y
cercano al hombre que por su infinita misericordia y amor nos hace uno con Él y
se entrega por todos para la redención y salvación de todos los que quieran
acogerlo.
Dios nos llama y depende de ña respuesta de cada hombre para acoger esa
llamada salvadora que hace a todos los hombres para que seamos conocedores
de su palabra y de su verdad, que el hombre descubra su verdadera vocación en
este mundo y se dé cuenta que posee más que de lo que piensa, la salvación es
ofrecida a todos y su Espíritu Santo es la fuente por la cual nutre y hace participes
por medio del bautismo.
El teólogo posee una vocación importante que es la de facilitar el mensaje de
Cristo mediante un estudio profundo de las Sagradas Escrituras, esto con la
aprobación el acompañamiento del Magisterio de la Iglesia, esto facilita la
comprensión de las Escrituras de modos que no se enseñen errores y se predique
una verdad sólida y concisa, ahora bien el teólogo no se aparta de la razón ya que
es parte fundamental para comprender, pero no es posible conocerle en su
totalidad si se aparta de la fe, por ello el equilibrio inmediato y solido entre la razón
y fe para tener una comprensión verídica y real del misterio cristológico.
La teología es parte fundamental de la fe y la razón hace que esta teología tenga
base fundamental, es importante prescindir de la inteligencia para comprender lo
mejor posible lo que Cristo en realidad desea transmitir al hombre, de tal manera
que lo que se transmita sea la plena verdad y no palabras ambiguas que puedan
generar confusión al hombre, de tal manera que se conozca la verdad.
El teólogo debe ser capaz de responder a las exigencias científicas que hoy en día
se generan, por ello es imprescindible el discernimiento eficaz y significativo, ya
que el avance de la teología ha permitido cada vez conocer más a Cristo y tener
un acercamiento más ameno, el teólogo debe tener una recta intención, no
saliéndose de lo que la iglesia manda ya que la Iglesia le confía el trabajo de
escudriñar las Escrituras y que sean de manera clara ara darlas a conocer.
La teología no se aparta de las ciencias del hombre, ya que es necesario del
conocimiento filosófico para comprender lo que Cristo anuncio, ante diversas
teorías existentes es necesario indagar y en medio de todo dar verdades concisas
que no confundan al hombre, por ello se la razón y la fe para tener una base sólida
de lo que en medio del mundo existe y comprenderlo de manera correcta y
coherente, la historia también es parte del estudio teológico, es decir lo que el
mundo abarca desde su historia hasta hoy tiene importancia para comprender el
por qué Cristo se revela y cuál es el verdadero sentido de todo.
El teólogo no debe olvidarse que es parte del pueblo, que pertenece a un origen y
cultura y su manera de trabajar debe ser desinteresada, es decir no actuar a favor
de lo que muchos quisiera que se hablara, sino dar a conocer la verdad sin interés
alguno, esta forma de dar a conocer la verdad debe ser madurada y también
corregir errores que en su momento puedan darse y que cada vez la teología
realiza nuevos descubrimientos mediante el estudio profundo y debe irse
actualizando con caudaleza el mensaje de Cristo.
Luego de que el misterio de Cristo sea escudriñado, es tarea de los pastores de
la Iglesia darlo a conocer con autoridad y veracidad, afirmar lo escudriñado y que
todo hombre conozca la verdad revelada, el magisterio no está sobre las Sagradas
escrituras, sino que está al servicio de ella, busca dar una verdad y que la fe de
cada hombre sea alimentada de manera correcta alimentando la fe del cristiano.
El magisterio aparte de discernir y escudriñar, debe dar la verdad y así ejemplificar
con claridad lo que Cristo en realidad transmite, dando fe de lo estudiado y
aprobando lo que ya se ha escudriñado sin apartarse de los valores específicos
que el mismo Cristo ha puesto, deben responder a las exigencias de la actualidad
y ante conceptos anti cristianos que el mundo ofrece hoy a los hombres por ello
deben dar con claridad el misterio de Cristo para que no se generen ideas vagas o
un evangelio mediocre sin la explicación de la sana doctrina.
Por ello Cristo dejo la sucesión apostólica confiando en la buena enseñanza y
sana comprensión de lo que Él en realidad quiere dar a conocer al hombre, por
ello el Magisterio debe ser caudaloso y coherente, porque se le confía toda la
enseñanza salvadora de Cristo al hombre, por otro lado, la Curia Romana debe
orientar al sumo Pontífice en conjunto con la Congregación para la doctrina de la
fe y de a moral para tener un conocimiento eficaz, por ende, el sumo pontífice
debe custodiar la enseñanza universal, ,mientas que los obispos deben custodiar
las enseñanzas de Cristo en su localidad, de tal manera que estas enseñanzas
sean dadas con claridad y no se tornen herejías o cosas que puedan confundir al
hombre.
El magisterio y la teología deben ir de la mano para dar a conocer una verdad
plena al pueblo de Dios, el teólogo debe ser consiente si en realidad puede con
esta tarea, de lo contrario sino se cree apto debe retirarse para no cometer errores
que puedan confundir, también debe recurrir a las fuentes de la iglesia y a no
fuentes que puedan confundirle y llevar a medias verdades que aleje de la realidad
su enseñanza.
Si se sale de la normativa del Magisterio iría en contra corriente, no buscando la
verdad sino lo que le conviene o lo que cree que es la verdad, es por ello que
Cristo deja en claro que la verdad queda en custodio de la sucesión apostólica que
Él mismo ha instituido, por ende, el teólogo tiene la misión específica de
profundizar en los conocimientos de la fe, y a su vez compartirlos con los demás
miembros de la propia comunidad eclesial, no ha de olvidar que su labor ha de ser
guiada por el Magisterio de la Iglesia (sobre el cual versa el tercer capítulo), el
cual, tiene el oficio de guardar, exponer y difundir la Palabra de Dios.
Bajo la asistencia del Espíritu Santo el Magisterio puede cumplir su oficio de
enseñar el Evangelio e interpretar auténticamente la revelación, por ello, se afirma
la infalibilidad en materias de fe y de costumbres, incluso ha de afirmarse que, en
materia de disciplina, aunque no estén garantizadas por el carisma de la
infalibilidad, se reconoce que están provistas de la asistencia divina y, por tanto,
requieren la adhesión de los fieles.
Una vez que se ha expuesto el carisma de la vocación del teólogo de profundizar
en el conocimiento de la fe, y que se ha afirmado la necesidad del Magisterio para
guardar íntegramente el depósito de la fe, surge la necesidad de explicar cómo ha
de ser la relación entre ambos, para esto la instrucción Donum Veritatis nos
propone analizarla desde dos perspectivas
Magisterio y teología, con funciones diversas, buscan el mismo fin que es
conservar al pueblo de Dios en la verdad que hace libres y hacer de él la luz de las
naciones. La Teología ha de someterse, creer y aceptar aquello que el Magisterio
propone para ser creído, puesto que sólo así queda salvado la integridad del
contenido de la fe, sin embargo, en caso de haber objeciones, ha de darse una
relación de dialogo fraterno entre ambos, de tal manera que pueda entonces
contribuir a un verdadero progreso, estimulando al Magisterio a proponer la
enseñanza de la Iglesia de modo más profundo y mejor argumentado.
Bajo el problema del disenso, puede suceder que el teólogo crea que sólo está
obligado a adherirse al Magisterio en la enseñanza infalible, mientras que en las
doctrinas propuestas sin este carisma podría elegir en libertad de adherirse o no,
de tal manera que podría entenderse como un magisterio paralelo el de los
teólogos en oposición al Magisterio auténtico.
Sin embargo, hay que mencionar que el pluralismo teológico sólo es legítimo
cuando se salvaguarda la unidad de la fe en su significado objetivo; por tanto, el
teólogo ha de someterse a la doctrina del Magisterio, pues sólo de esta manera en
la fidelidaAd puede participar de una libertad más profunda que sólo puede llegar
por la unidad en la verdad. Con todo esto, se sostiene que no se puede legitimar el
disenso, puesto que aquel teólogo que vaya en contra del sentir de la Iglesia, está
en contradicción al compromiso que libre y conscientemente ha asumido de
enseñar en nombre de la Iglesia.
En resumen, aunque teología y Magisterio son de naturaleza diversa y tienen
diferentes misiones, se trata de dos funciones vitales en la Iglesia que deben
compenetrarse y enriquecerse recíprocamente para el servicio del pueblo de Dios.

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