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UNIVERSIDAD YACAMBÚ

FACULTAD DE HUMANIDADES
CARRERA: INGENIERÍA INDUSTRIAL
CÀTEDRA INTRODUCCIÓN A LA INVESTIGACIÓN

ENSAYO

Autor: Andrea Cordero


Docente: Germán Orta
Mes y Año: Junio, 2023
La figura del investigador en el ámbito profesional específico desempeña un papel crucial en el
avance y desarrollo de cualquier disciplina. Su labor implica la búsqueda de conocimientos, el
análisis de datos y la generación de nuevas ideas que contribuyan al progreso en su campo de
estudio. Sin embargo, esta labor no puede desligarse de consideraciones éticas, valores y un rol
responsable en la sociedad. En este ensayo crítico, examinaremos la importancia de la ética, los
valores y el rol del investigador en el ámbito profesional específico, y analizaremos los desafíos
que enfrenta en la actualidad.

Babbie (2000) establece lineamientos generales para la conducta ética en la investigación


científica académica. Según estos lineamientos, los científicos deben evitar realizar
investigaciones que puedan poner en riesgo a las personas. Algunos ejemplos de acciones que se
deben evitar incluyen violar las normas del consentimiento informado, utilizar recursos públicos
para beneficio privado, causar daño al medio ambiente y realizar investigaciones sesgadas. Estas
pautas buscan asegurar que la investigación científica se lleve a cabo de manera ética y
responsable.

En conclusión, la ética en la investigación es fundamental para garantizar la integridad del


proceso y la confiabilidad de los resultados. Un investigador debe seguir principios éticos
sólidos, como el respeto por la autonomía y dignidad de los participantes, la transparencia en la
divulgación de resultados y la honestidad en la presentación de los hallazgos. Además, debe
considerar el impacto potencial de su trabajo en la sociedad y tener en cuenta posibles conflictos
de interés. La falta de ética en la investigación puede socavar la confianza pública y
comprometer el avance científico. En mi opinión, la integridad científica es crucial para
mantener la confianza en la comunidad científica y para garantizar que los resultados de la
investigación sean fiables.

Además, los valores también desempeñan un papel importante en la investigación. La


honestidad, la imparcialidad, la apertura a nuevas ideas y la curiosidad intelectual son valores
fundamentales que deben guiar la labor investigativa. Asimismo, la responsabilidad social y el
compromiso con el bienestar de la comunidad en la que se desenvuelve son valores que deben
estar presentes en el investigador. Estos valores le permiten tomar decisiones éticas y contribuir
de manera positiva a su campo de estudio.

El rol del investigador también implica la responsabilidad de comunicar claramente los métodos,
resultados y conclusiones de la investigación, ya que pueden tener un impacto significativo en
diversas áreas, como la medicina, la tecnología o las ciencias sociales. Su labor no se limita
únicamente a la producción de conocimiento, sino que también implica la difusión de sus
hallazgos, la colaboración con otros investigadores y la formación de nuevas generaciones de
profesionales. Además, el investigador tiene la responsabilidad de fomentar la ética y los valores
en su disciplina, promoviendo estándares de calidad y conducta ética entre sus pares.

En la actualidad, los investigadores enfrentan desafíos éticos y sociales complejos. El avance de


la tecnología plantea cuestionamientos sobre la privacidad y el uso responsable de los datos
recopilados. Así como también, la presión por obtener resultados rápidos y la competencia
académica pueden generar incentivos perversos que comprometan la integridad de la
investigación. Además, la creciente complejidad de los problemas que enfrenta la sociedad
requiere una mayor interdisciplinariedad y colaboración entre investigadores, lo que demanda un
cambio en la forma de trabajar y comunicarse.

Cuando hablamos sobre habilidades críticas y creativas del pensamiento, debemos destacar la
importancia de desarrollar habilidades de pensamiento que vayan más allá de la simple
memorización de información. Estas habilidades son esenciales para enfrentar los desafíos
complejos de la sociedad actual, fomentar la innovación y promover un pensamiento reflexivo y
analítico.

Lippman (1990) describe tres características clave del pensamiento crítico:


1. Autocorrección: El pensamiento crítico es capaz de reconocer y corregir errores o fallas
en su propio proceso, buscando mejorar constantemente.
2. Sensibilidad al contexto: El pensamiento crítico considera las condiciones, circunstancias
y personas involucradas, y es capaz de manifestarse de manera constructiva en el
momento y la forma adecuados.
3. Referencia a un marco: El pensamiento crítico identifica claramente el contexto en el cual
se realiza una afirmación para que pueda ser considerada válida.

Además, el pensamiento crítico tiene dos componentes: uno destructivo o negativo, en el cual se
cuestiona e incluso se rechaza lo que se considera verdadero, y otro constructivo o positivo, en el
cual se busca, se intuye o se genera una respuesta o proposición que se considera verdadera.
Algunas personas se refieren a ser críticas y propositivas en este sentido.

Un claro ejemplo del pensamiento crítico negativo serían los titulares que hoy en día se hacen
“virales” y la mayoría de las veces no tienen coherencia ni relación con el artículo publicado.

Podemos mencionar varias habilidades críticas y creativas del pensamiento, como el


pensamiento crítico, la resolución de problemas, la toma de decisiones, la comunicación efectiva,
la creatividad, la curiosidad intelectual y la colaboración. Estas habilidades se complementan
entre sí y se pueden aplicar en diferentes contextos y disciplinas.

El pensamiento crítico implica analizar y evaluar de manera objetiva la información, las ideas y
los argumentos, identificando supuestos, evidencias y conclusiones. Es fundamental para tomar
decisiones informadas y fundamentadas, así como para detectar y evitar el pensamiento sesgado
o la manipulación de la información.

La resolución de problemas es otra habilidad esencial, ya que implica identificar y analizar los
problemas, proponer soluciones creativas y evaluar sus posibles consecuencias. La capacidad de
pensar de manera flexible y encontrar nuevas perspectivas es fundamental para abordar los
desafíos complejos de la sociedad.

La comunicación efectiva es una habilidad crucial para transmitir ideas y conocimientos de


manera clara y persuasiva. Esto implica la capacidad de organizar y estructurar la información de
manera coherente, adaptarse al público objetivo y utilizar diferentes formas de comunicación,
como la escritura, la presentación oral o los medios visuales.
La creatividad y la curiosidad intelectual son habilidades que fomentan la exploración, la
generación de ideas nuevas y la apertura a diferentes enfoques. Estas habilidades son
fundamentales para la innovación y para abordar los problemas desde perspectivas originales.
Por último, la colaboración es una habilidad cada vez más importante en un mundo
interconectado. Trabajar en equipo y colaborar con personas de diferentes disciplinas y
antecedentes culturales permite aprovechar la diversidad de ideas y experiencias, y promueve un
enfoque multidisciplinario para abordar los desafíos complejos.
En conclusión, el desarrollo de habilidades críticas y creativas del pensamiento es esencial para
enfrentar los desafíos actuales y futuros. Estas habilidades promueven el pensamiento reflexivo,
analítico y original, así como la colaboración y la comunicación efectiva.

Es cierto que la palabra "competencia" tiene múltiples significados y puede ser interpretada de
diferentes maneras en distintos contextos. En el ámbito institucional, la competencia puede
referirse a las facultades o capacidades que una organización posee para desempeñar ciertas
tareas o funciones. Por otro lado, en relación a las personas, la competencia se refiere a la
habilidad, destreza o capacidad que tienen para llevar a cabo determinadas actividades de manera
eficiente y efectiva. Cabe destacar que cada una de las palabras mencionadas (capacidad,
atributo, habilidad, destreza) puede tener matices y connotaciones específicas dependiendo del
contexto en el que se utilicen. Es importante considerar el contexto y la claridad en el uso de
estos términos para evitar confusiones o malentendidos (Rivas, 2011, p.35).

Las 9 competencias de un investigador son una serie de habilidades y conocimientos


fundamentales para llevar a cabo una investigación exitosa y de calidad. Estas competencias
abarcan desde aspectos metodológicos hasta habilidades de comunicación y gestión de
proyectos.

1. Conocimiento disciplinario: Un investigador debe tener un sólido conocimiento en su


campo de estudio, lo cual implica comprender los fundamentos teóricos y conceptuales,
así como las metodologías y técnicas específicas de su disciplina.
2. Capacidad para identificar problemas de investigación: Un investigador debe tener la
capacidad de identificar preguntas de investigación relevantes y significativas dentro de
su área de estudio, así como plantear hipótesis y objetivos claros.
3. Habilidades metodológicas: Un investigador debe dominar las habilidades metodológicas
necesarias para llevar a cabo investigaciones de manera rigurosa y confiable. Esto
implica el diseño de estudios, la recolección y análisis de datos, así como la
interpretación de resultados.
4. Pensamiento crítico: El pensamiento crítico es esencial para evaluar y analizar de manera
objetiva la información y los resultados de la investigación. Esto implica cuestionar
supuestos, identificar sesgos y evaluar la validez y la confiabilidad de los resultados.
5. Capacidad para trabajar en equipo: La colaboración y el trabajo en equipo son
habilidades fundamentales para un investigador. La capacidad de colaborar con otros
investigadores, compartir ideas y conocimientos, y trabajar de manera efectiva en equipo
promueve un enfoque multidisciplinario y enriquece la calidad de la investigación.
6. Habilidades de comunicación: Un investigador debe ser capaz de comunicar de manera
efectiva los resultados de su investigación a diferentes audiencias, tanto en forma escrita
como oral. Esto implica la capacidad de redactar informes y artículos científicos claros y
concisos, así como de presentar y discutir los resultados de manera comprensible.
7. Ética y responsabilidad: La integridad ética es esencial en la investigación. Un
investigador debe cumplir con los principios éticos establecidos, garantizar el
consentimiento informado y la confidencialidad de los participantes, y evitar cualquier
forma de fraude o mala conducta científica.
8. Gestión de proyectos: La capacidad de gestionar eficientemente el tiempo, los recursos y
los plazos es fundamental para llevar a cabo una investigación exitosa. Un investigador
debe tener habilidades de planificación, organización y gestión de proyectos.
9. Actualización y desarrollo profesional: La investigación es un campo en constante
evolución, por lo tanto, un investigador debe estar actualizado con los avances y
novedades en su área de estudio. Esto implica la participación en conferencias, la lectura
de publicaciones científicas y la búsqueda continua de aprendizaje y desarrollo
profesional.
En conjunto, estas competencias definen el perfil de un investigador competente y comprometido
con la generación de conocimiento riguroso y ético. El dominio de estas competencias
contribuye a la excelencia en la investigación y al avance de la ciencia y la sociedad.

Personalmente, podría concluir qué el investigador en el área profesional específica desempeña


un papel crucial en el avance de la sociedad, pero su labor debe estar guiada por principios éticos
sólidos y valores personales que promuevan la honestidad, la integridad y la responsabilidad
social. La ética y los valores no son meros adornos, sino fundamentos esenciales para el ejercicio
responsable de la investigación. Los investigadores deben enfrentar los desafíos actuales con un
enfoque ético y buscar soluciones que beneficien a la sociedad en su conjunto. Solo así podrán
generar conocimientos confiables y contribuir de manera significativa al progreso en su campo
de estudio y al bienestar de la humanidad.
Referencias bibliográficas:

Guevara, G. & Sánchez, L. (Comp.), Habilidades de Pensamiento Crítico y Creativo (pp. 56-
57), Xalapa, Veracruz, México: Colección Hiper-COL, Universidad Veracruzana.

Babbie, E. (2000). Fundamentos de la investigación social. Editorial Thomson S.A,


España.

Ladriére, J. (2000). El impacto de la ciencia y la tecnología en la ética. Editorial Nova.


Buenos Aires.

Academy, E. (17 de enero de 2020). Enago Academy. Recuperado el 28 de mayo de 2020, de


https://www.enago.com/es/academy/importance-of-research-ethics/#disqus_thread

Altuve, S., & Rivas, A. (1998). Metodología de la Investigación. Módulo Instruccional lll.
Caracas: Universidad Experimental Simón Rodríguez.

Flores, E., Loaiza, A., & Rojas de Ricardo, G. (2020). Rol del docente investigador desde su
práctica
social. Revista Scientific, 5(15), 106-128, e-ISSN: 2542-2987. Recuperado de:
https://doi.org/10.29394/Scientific.issn.2542-2987.2020.5.15.5.106-128

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