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En una pequeña aldea, vivían dos jóvenes enamorados, Amelia y William. Sus
familias habían sido separadas hace muchos años debido a una antigua rivalidad,
pero su amor floreció a pesar de esta disputa. No podían verse debido a la
enemistad entre sus padres, así que idearon un ritual para demostrarse su amor a
través de mensajes.
Cada noche, Amelia encendía una lámpara en la ventana de su casa, una luz que
iluminaba su habitación y que William podía ver desde la distancia. Como respuesta,
William dejaba una piedra cerca de la ventana de Amelia. Cada piedra tenía una
forma especial y única, tallada con esmero por William para expresar sus
sentimientos.
Los meses pasaron, y su amor creció con cada luz encendida y cada piedra dejada.
Pero una noche fría de invierno, la señal de Amelia no apareció. William esperó
afuera de la ventana de su amada, pero el tiempo pasó y la lámpara permaneció
apagada. El frío penetró en sus huesos, y finalmente, el joven cazatrolls murió de
hipotermia bajo el manto de la noche estrellada.
Años después, en una hermosa tarde de San Valentín, Amelia se paró junto a la
ventana, mirando la lámpara encendida con ojos melancólicos. Recordaba a su
amado William, pero el tiempo había empañado los detalles de su rostro y la pasión
de su amor. A lo lejos, un espíritu se materializó en la oscuridad. Era William, pero
su imagen era borrosa y difusa.
Amelia miró al espectro con asombro y tristeza, pero no lo reconoció. El espíritu dejó
una piedra, como lo había hecho en vida, y luego se desvaneció en la noche. Amelia
recogió la piedra y la sostuvo en sus manos con cariño, sin comprender
completamente quién la había dejado allí.
Los años pasaron, y la aldea creció y cambió. La historia de los amantes separados
se convirtió en un cuento de fantasía, y la leyenda de William persistió, aunque su
verdadera identidad se desvaneció en la bruma del tiempo. Amelia, a medida que
envejecía, se olvidó del joven cazatrolls que había amado con pasión.
La piedra que William le dejó en aquella fría noche de San Valentín se convirtió en
su posesión más preciada. La llevaba consigo a todas partes, incluso cuando salía
al bosque a recolectar hierbas medicinales. La piedra era un recordatorio constante
de su amor perdido y del sacrificio que él hizo por ella.
A medida que pasaban los años, la aldea enfrentaba nuevos desafíos. Los trolls se
volvieron aún más peligrosos, atacando con mayor frecuencia. Los cazatroles se
vieron obligados a unirse en una lucha desesperada para proteger a sus seres
queridos. La rivalidad entre las familias se desvaneció en la urgencia de la
supervivencia.
Amelia continuó cuidando de los trolls heridos siempre que podía, desafiando las
creencias arraigadas de su aldea. La historia de su compasión se difundió, y
gradualmente, los humanos comenzaron a ver a los trolls no solo como monstruos,
sino como criaturas que también buscaban sobrevivir en un mundo hostil.
Con el tiempo, la aldea alcanzó un frágil equilibrio con los trolls, y los cazatrolls se
convirtieron en protectores en lugar de simples cazadores. La lámpara de Amelia ya
no era solo un símbolo de amor perdido, sino un faro de unidad y comprensión en
un mundo que había cambiado profundamente.
Y así, la piedra tallada con amor, un simple gesto de un joven cazatrolls enamorado,
se convirtió en el símbolo perdurable de un cambio profundo en la aldea y en el
corazón de su gente. Una prueba de que, incluso en un mundo lleno de desafíos y
adversidad, el amor y la valentía podían ser las fuerzas más poderosas de todas
Asunto que narra: Pareja separada por una rivalidad entre
sus padres
Incidental: Su familia
Ausente: No hay
Psicológico: No hay
Historia: No especifica
2. ¿Por qué consideras que es de ese género? Porque el narrador es ajeno a los
hechos pero sabe la historia detalladamente.
4. ¿Se siguen utilizando estas formas de dar a conocer el mensaje? Si , ¿Por qué?
Porque la forma en la que estaba esculpida cada piedra demostraba su amor.