Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
UNIDAD V
LA ÉTICA EN LOS ÁMBITOS DE
APLICACIÓN DEL DERECHO.
1
INDICE
5.1 LA ÉTICA EN EL ÁMBITO LEGISLATIVO...............................................................3
5.2 LA ÉTICA EN LA PRÁCTICA JUDICIAL..................................................................5
5.3 NORMAS ÉTICAS QUE REGULAN LA ACTUACIÓN DEL LITIGANTE.................6
5.4 LA ÉTICA EN LA CONSULTORÍA JURÍDICA........................................................10
5.5 ÉTICA EN LA FUNCIÓN NOTARIAL......................................................................14
I. ACTUAR CON JUSTICIA....................................................................................15
ACTUAR CON HONESTIDAD...................................................................................15
III. ACTUAR CON VERACIDAD............................................................................16
ACTUAR CON IMPARCIALIDAD..............................................................................16
ACTUAR CON INDEPENDENCIA.............................................................................16
ACTUAR CON DIGNIDAD.........................................................................................16
ACTUAR PERSONALMENTE Y CON ATINGENCIA................................................17
ACTUAR CON CALIDAD PROFESIONAL................................................................17
ACTUAR CON DISCRECIÓN, RESERVA Y SECRETO...........................................17
BIBLIOGRAFIAS:..........................................................................................................18
2
5.1 LA ÉTICA EN EL ÁMBITO LEGISLATIVO.
La ética parlamentaria es definida por Ramírez Altamirano en Gómez 2012, como "el
conjunto de normas de conducta elaboradas para el ejercicio de la función
parlamentaria, es decir, el conjunto de reglas éticas que rigen la actividad de los
diputados o representantes a las asambleas, congresos o parlamentos".
Como advierte Rodríguez Arana, las normas escritas permiten conocer con mayor
objetividad los criterios de actuación de los funcionarios; proporcionan un importante
mecanismo para la resolución de controversias; impiden o dificultan la corrupción en
cualquiera de sus diferentes modalidades; pueden servir al funcionario para rechazar
formalmente determinadas propuestas; permite exigir responsabilidades a los
servidores públicos por sus actos; y hacen que aumente la confianza de los ciudadanos
hacia aquellos que realizan estas medidas.
Actualmente en México, existe una gran desconfianza en las instituciones, así como en
los servidores y funcionarios políticos en general. Incluso encuestas recientes muestran
la percepción que la ciudadanía tiene de los actores políticos y estos muestran una
gran desconfianza hacia los diputados. Instituciones como Latinobarometro,
Governance Matter, Transparencia Internacional muestran los bajos índices de
aceptación de los legisladores entre los ciudadanos, un ejemplo de ello es el dato de
Instituto Mexicano para la Competitividad, la cual señala que 7 de cada 10 electores no
se siente representado por sus legisladores y más del 80% considera al Congreso
como una institución corrupta.
La ética orientada al legislador tiene como eje dotarle de cualidades a fin de formarlo
en el espíritu de lo público para comprender así la misión encomendada: servir a la
sociedad a la que se representa mirando siempre por el beneficio del Estado. De esta
manera todas las tareas y actividades que realizan los legisladores han de estar
orientadas a la satisfacción de la pluralidad de intereses de los miembros de la
comunidad política.
3
La potencializarían de valores en los servidores del Poder Legislativo es un poderoso
mecanismo de control de las arbitrariedades y vicios practicados en el uso del poder
público. De igual manera, cuando estos valores son interiorizados por los
representantes públicos y se logra actuar con responsabilidad, se convierten entonces
en un factor esencial para la recuperación y el mantenimiento de la confianza en las
instituciones, a la vez que instrumento clave para elevar la calidad en las decisiones
políticas gracias a la conducta honesta, eficiente e integra de los de liberadores
públicos. La excelencia de los asuntos en el ámbito legislativo sólo se alcanzará y
mantendrá si se cuenta con legisladores con sólidos criterios de conducta ética.
Una relectura de la teoría política sobre el origen y razón de ser de la política conduce
al uso de la disciplina ética como instrumento esencial al realizar una doble función: por
un lado, sirve de freno a comportamientos negativos o desviados que son nocivos en el
servicio público, y por otro, refuerza los valores y comportamientos positivos
contribuyendo así a la calidad moral de las personas y de las instituciones. El fomento
de los valores éticos en los legisladores permite concienciar en responsabilidad y
compromiso generando así una mayor excelencia en la calidad y gestión de los
intereses colectivos. De ahí que el comportamiento íntegro de los representantes
públicos sea una condición sine qua non para que exista una eficiente legislatura que a
su vez marque las guías adecuadas por las que debe avanzar el país.
El Poder Legislativo será legítimo y digno si defiende y aplica una verdadera ética
pública en sus integrantes en virtud de que ésta conlleva responsabilidad, espíritu de
servicio, así como atención, equidad y justicia para el ciudadano. Para ello se requiere
contar con individuos, además de capaces, buenos. Es aquí donde hace su aparición la
ética al formar y mejorar a las personas. Sin embargo, esto, por sencillo que parezca,
es difícil de alcanzar, como lo demuestran las numerosas conductas indebidas que se
practican a diario. La pérdida de la confianza en los legisladores y en las instituciones
en las que operan es asunto grave porque sin ella sociedad y gobierno se dividen
generando una fractura en el Estado. La confianza se ve cuestionada, entre otras
causas, por los malos resultados en las decisiones y por los constantes casos de
antivalores encontrados en la conducta de políticos tales como: abuso de autoridad,
4
tráfico de influencias, mentira, prevaricación, transfuguismo, desenfreno o uso indebido
del patrimonio público. Estas situaciones se repiten con frecuencia, más aún, tienden a
incrementarse.
Mediante la ética del Juzgador, se busca llegar a una identidad entre las normas
morales y las normas jurídicas, de tal forma que el legislador vuelve normas jurídicas a
las morales, formando un Código de Ética, cuyas características idóneas son
alcanzadas a través del cultivo de las virtudes Judiciales. Para ello las características
idóneas del Servidor Público del Poder Judicial en forma general incluyen la Aptitud o
capacidad técnica, la Honestidad entendida como la verticalidad Moral del individuo, la
Diligencia entendida como la capacidad de trabajo, la Justicia como condición previa a
la verticalidad Moral, y específicamente la ética especial de la judicatura, envuelve
cuestiones como la Idea de Pertenencia, el Orgullo de formar Parte, así como la
Vocación (Mística) para tal desempeño.
La ética es una disciplina filosófica eminentemente práctica que no puede ser relegada
a las buenas intenciones de normas abstractas; las virtudes no pueden concebirse si
no se realizan en la vida de relación. El objetivo primario de la Ética Judicial consiste en
que el servicio de administración de Justicia sea cumplido por los Juzgadores,
5
cualquiera que sea su rango, salvaguardando la dignidad de las personas,
especialmente de los sectores vulnerables. La Ética judicial persigue la excelencia
judicial, para lo cual habrá de tomarse en cuenta entre diversas cuestiones que
implican poner la Justicia en manos de Jueces de clara idoneidad técnica profesional e
integridad ética, ya que de ello depende en última instancia, la buena calidad de la
Justicia. Si bien la de mérito se traduce en un comportamiento humano que se
caracteriza en ser unilateral, inherente a la conciencia del sujeto y solo imperativo para
él, resulta vital para la sana convivencia dentro de una colectividad, y particularmente
en la función judicial por la trascendencia social que adquiere, pues en este quehacer
debe imperar en el Juzgador un sentido ético que equilibre el poder que el Estado
deposita en su persona, para que al conocer de los procedimientos emita sus
resoluciones conforme a la técnica jurídica y los principios éticos, procurando la Justicia
desde el Derecho.
6
en el ejercicio de su profesión, sino también en su vida privada: llamado a apreciar, a
veces a juzgar los actos de otros, ejerce un ministerio que no puede desempeñar con
autoridad sino a condición de ser él mismo respetable. En suma, su conducta
profesional o privada, no debe jamás infringir las normas del honor de la delicadeza
que caracterizan la del hombre de bien.
7
NOMBRAMIENTOS DE OFICIO, DEFENSA DE POBRES, SUPLENCIA DE
LOS MAGISTRADOS: Son deberes ineludibles de los abogados la aceptación
de los nombramientos de oficio y defensa de pobres, así como la suplencia de
magistrados y juris de enjuiciamiento. Estas obligaciones son de tal modo de la
esencia de la profesión, que debe computarse su incumplimiento como falta
grave cuando no mediaron causas verdaderas y suficientes de excusa.
ESTILO: En sus expresiones verbales o escritas el abogado debe usar de la
moderación y energía adecuadas, tratando de decir todo lo necesario y nada
más que lo necesario al patrocinio. En la crítica del fallo o de los actos de un
magistrado, debe cuidarse de proceder con el máximo de respeto a la persona
del mismo, absteniéndose de toda expresión violenta o sarcástica. En cuanto al
colega adversario, toda personalización constituye falta contra la solidaridad
profesional y es, además, grave error de técnica del patrocinio. Finalmente, aún
la parte contraria debe ser objeto de consideraciones, pues si puede tratarla con
adecuada severidad cuando lo impongan las exigencias de la defensa, el
abogado sólo se ajustará a su verdadero rol evitando toda vejación inútil, toda
violencia impropia.
FORMACION DE LA CLIENTELA: El abogado debe evitar escrupulosamente
la solicitación directa o indirecta de la clientela, absteniéndose de toda publicidad
sospechosa o excesiva. Al sólo efecto de dar noticia de su dirección y teléfono,
horas de consulta o especialidad, puede publicar avisos en los periódicos: en tal
caso no debe hacerlo de un modo demasiado llamativo o en formato de gran
tamaño, limitándose a emplear el tipo general o corriente de texto y superficie,
tanto mejores cuanto más discreto aquél y más reducida ésta
SOCIEDADES DE ABOGADOS: Los abogados pueden asociarse entre sí y aún
es recomendable que lo hagan para asegurar una mejor atención de los
asuntos. Sin prohibirlo en absoluto, no es aconsejable que se asocien con
procuradores, ya que la diferencia del rol profesional puede dar lugar a
situaciones poco compatibles con la independencia del abogado.
NCOMPATIBILIDADES: El abogado debe respetar escrupulosamente las
disposiciones legales que establecen las incompatibilidades de la profesión,
8
absteniéndose en absoluto de ejercerla cuando se encuentre en algunos de los
casos previstos. Debe evitar, en lo posible, su acumulación con cargos o tareas
susceptibles de comprometer su independencia, tomarle demasiado tiempo o
resultar inconciliable con el espíritu de la profesión.
EJERCICIO DE LA PROCURACION: No sólo está permitido el ejercicio
simultáneo de la abogacía y la procuración, sino que es en muchos casos
plausible que tal acumulación se produzca porque determinará una más eficaz y
menos costosa defensa del litigante.
ABUSOS DE PROCEDIMIENTO, OBSTACULIZACION DEL TRAMITE: El
abuso del procedimiento es una de las manifestaciones más resaltantes de la
falta de conciencia profesional, oculta tras la observancia aparentemente
meticulosa de las reglas legales. El abogado debe abstenerse en absoluto de la
realización de todo trámite innecesario, y en especial de toda articulación
puramente dilatoria, cuidándose de no entorpecer el normal desarrollo del juicio.
RESPONSABILIDAD DEL ABOGADO: El abogado debe adelantarse a
reconocer su responsabilidad en los casos en que ella resultare comprometida
por su negligencia, error inexcusable o dolo, hallándose a indemnizar los daños
y perjuicios ocasionados al cliente.
EJERCICIO NO JUDICIAL DE LA PROFESION: El abogado puede prestar sus
servicios profesionales ante cuerpos legislativos, poderes ejecutivos o
administrativos y diversas reparticiones públicas. Pero debe hacerlo ajustándose
a las mismas reglas éticas que gobiernan su actuación ante los Tribunales,
procediendo ostensiblemente y sin ocultaciones y cuidándose de no emplear
otros medios que los de la persuasión y el razonamiento.
SECRETO PROFESIONAL: El secreto profesional constituye a la vez un deber
y un derecho del abogado. Es hacia los clientes un deber de cuyo cumplimiento
ni ellos mismos pueden eximirle: es un derecho del abogado hacia los jueces,
pues no podría escuchar expresiones confidenciales si supiese que podía ser
obligado a revelarlas. Llamado a declarar como testigo, debe el letrado concurrir
a la citación; pero en la audiencia y procediendo con absoluta independencia de
9
criterio negarse a contestar aquellas preguntas cuya respuesta sea susceptible a
su juicio de violar el secreto profesional.
LEALTAD HACIA EL CLIENTE: Después de aceptado un asunto y aunque no
haya sido aún iniciado el juicio, el abogado no puede revocar su determinación
para sumir la defensa del adversario de su cliente
NO ASEGURAR EL ÉXITO DEL ASUNTO: El abogado no debe nunca asegurar
al cliente el éxito del pleito. Debe limitarse a significarle si su derecho está o no
amparado por la ley y cuáles son, en su caso, las probabilidades de éxito
judicial; pero no debe darle una certeza que él mismo no puede tener.
10
La finalidad de la Profesión. La profesión de Consultor no debe convertirse en un
medio de lucro, El Consultor debe capacitarse constantemente en función de un
mejor rendimiento dentro de las actividades especializadas para el beneficio de
la sociedad.
La utilidad de la profesión: y no su beneficio personal. La mayoría de las
profesiones entrañan determinados sacrificios que al final producen una
satisfacción en el profesional.
La capacidad profesional. Un profesional debe ofrecer una preparación especial
dirigida a fortalecer su capacidad intelectual y su capacidad moral.
La capacidad intelectual es en el conjunto de conocimientos que dentro de su
profesión, hacen al Consultor apto para desarrollar trabajos especializados.
Estos conocimientos se adquieren básicamente durante los estudios
universitarios, pero se deben actualizar mediante la superación sistemática del
profesional.
La capacidad moral es el valor del consultor como persona, lo cual proporciona
integridad, seriedad y nobleza a su trabajo. Comprende no sólo la honestidad en
el trato y en los negocios en el sentido de responsabilidad en el cumplimiento de
lo pactado, sino además la capacidad para abarcar y traspasar su propia esfera
profesional en un horizonte mucho más amplio.
El secreto profesional que le impide divulgar información que le fue confiada
para poder llevar a cabo su labor. Revelar confidencias ajenas es una obvia
violación ética. Si alguien le pide al consultor que guarde información privada y
él acepta, pero no lo hace, su comportamiento no es ético.
La solidaridad como uno de los medios más eficaces para incrementar la calidad
del nivel intelectual y moral de los especialistas.
11
muestre incertidumbre o duda en lo que hace nunca podrá ganarse el crédito de su
Cliente y perderá credibilidad, prestigio y mercado.
12
- La objetividad: El Consultor debe ser imparcial en sus análisis, debe actuar con
desinterés y ser justo en sus apreciaciones sin dejarse llevar por apreciaciones o
influencias subjetivas. Debe fundar sus opiniones y decisiones en evidencias y hechos
objetivos.
1. La Modestia.
2. La organización y disciplina.
4. La confidencialidad.
13
8. Incidir positivamente con sus soluciones en la economía nacional y no solamente
en el cliente tomando en cuenta los efectos sociales y ambientales que de ellas se
deriven.
El notario ejerce su función con independencia del poder público y los particulares. Es
así como recibe, interpreta, redacta y da forma legal a la voluntad de los
comparecientes al plasmarla en un instrumento público y auténtico, redactado bajo su
responsabilidad y que puede ser una escritura pública, si se trata de dar fe de un acto
jurídico; por ejemplo, un contrato; o bien un acta notarial, si se certifica un hecho
jurídico o material, por ejemplo, una notificación o una fe de hechos.
El Código de ética del Notariado del Distrito Federal, elaborado por el Decanato del
Notariado del Distrito Federal en el año de 2006, establece como deberes generales de
los Notarios, en desarrollo del deber de amar, proteger y conservar a la función notarial
que desempeñan, actuar siempre con (art. 2o. del “Código”):
14
1) Justicia;
2) Honestidad;
3) Veracidad;
4) Imparcialidad;
5) Independencia;
6) Lealtad;
7) Dignidad;
9) Preparación;
11) Discreción;
12) Reserva; y
13) Secreto.
15
Probidad, de la voz probitas, que significa bondad, rectitud de ánimo, hombría de bien,
integridad y honradez en el obrar, sinónimo de honorabilidad, que la “Ley” regula
ampliamente y castiga su falta en nosotros, los Notarios, con la sanción más grave
que contempla, esto es, la revocación de la patente (art. 229-III de la “Ley”), pues el
Estado, al concedernos el privilegio de la fe pública, pone en nuestras manos,
encomienda a nuestra capacidad y protege con la rectitud de nuestra conciencia, las
piedras angulares en que descansa el edificio social y que son:
1) El respeto a la ley;
2) La garantía de la propiedad;
3) La seguridad de la familia; y
16
ACTUAR CON DIGNIDAD
El Notario debe actuar con respeto y estima a sí mismo, a su labor y hacia los demás
que, igualmente, deben respetar y estimar, en su justa dimensión, la labor de aquel
que, conforme a la “Ley”, es una garantía institucional que significa que toda persona
tiene derecho al servicio profesional del Notario (art. 12) que se traduce en un
instrumento que goza del reconocimiento público y social con el fin de proteger la
seguridad jurídica de los otorgantes y solicitantes de sus servicios.
17
extiende a los empleados del Notario y tan apreciada por la “Ley” que la violación a
este deber se sanciona con suspensión del ejercicio de la función notarial hasta por un
año (art. 128-II).
El secreto profesional tiene dos aspectos, por un lado la necesidad que tiene el cliente
de hacer confidencias al Notario para resolver sus problemas jurídicos y, por otro, la
certeza de que el Notario, como profesional discreto y consciente de sus deberes, no
va a revelar los secretos escuchados.
BIBLIOGRAFIAS:
https://www.hcnl.gob.mx/glpan/2016/09/etica-legislativa.php
https://contraloriadelpoderlegislativo.gob.mx/librosetica/Cuaderno_Etica_7_2011.pdf
http://www.poderjudicial-gto.gob.mx/pdfs/618.pdf
https://www.colabro.org.ar/contenidos/2015/08/20/Editorial_3135.php
18