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LA RUTA DE SAMARCANDA

Santa Sofía – Estambul

Mezquita Azul - Estambul

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Selam aleik. El otoño asiático 2017 me ofreció la dicha de conocer Persia, pernoctando
en varias provincias, pueblos y ruinas que todavía existen en el territorio de Irán. Ese
legendario imperio ocupó otras regiones al norte y es ahora donde la elección y destino
ponen las cosas a mi favor. La partida viene muy postergada, traumática a causa de la
pandemia mundialmente conocida; a eso se suman otras tensiones como la guerra
actual. Súbitamente la circulación aérea, marítima, y terrestre del planeta quedó
suspendida. Con protocolos, vacunaciones, controles en fronteras, pagos arancelarios de
acceso y otros efectos aleatorios, las puertas se abren temporalmente. Desde Estambul,
luego de mi segunda recorrida en territorio turco, que esta vez no comentaré, enfilo en
dirección de Asia Central. El objeto es conocer Uzbekistán, una joven república
presidencialista, declarada independiente en diciembre de 1991, después, de apartarse
de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas; siglos antes era la Gran Bukaria. Previo
al comienzo de la era cristiana ya servía de punto meridiano para reposo de los
intrépidos viajeros mercantes de caravanas que transitaban la antigua Ruta de la Seda.
El territorio estuvo ocupado y dominado por Genghis Khan, sus hijos y la temible Horda
de Oro, y antes, por Alejandro Magno. Más atrás, hubo persas aqueménides. Durante la
Conquista Musulmana de Transoxiana en los siglos VII y VIII d. C, ocurrió un estallido
invasor de ejércitos conquistadores árabes, introduciendo cambios culturales, sociales,
religiosos y arquitectónicos que más adelante fueron llevados a la India. Dejo atrás el
Mar Negro cuyos puertos de frontera norte están en disputa entre rusos y ucranianos;
continúo en dirección del Mar Caspio y al este de la Cordillera de Pamir. El viaje insume
algunas horas de vuelo nocturno hasta alcanzar al aeropuerto de Taskent, su capital. De
ésta vía comercial antigua y sus arterias secundarias; conozco rutas, caminos, ciudades,
pueblos e isbas en Siberia al norte, otro tanto en estepas del sur; Irán, India, Malasia,
Nepal, Mongolia y China; Turquía, Jordania, Israel, Egipto, Emiratos Árabes en Asia
Menor; Grecia, y un poco de Italia en Europa. Con particular interés visitaré Samarcanda,
la antigua Afrasiab del paleolítico superior o Sogdiana Maracanda, en tiempo de los
Zoroastros Avesta iraníes. Por estar a mitad de camino entre China, África y Europa,
acogía a esos jóvenes mercaderes andariegos, temerarios, aventureros por naturaleza
que recorrían ciudades, pueblos y comarcas. Iban fuertemente custodiados por sus
criados y esclavos, preparados todos, para enfrentarse con los saqueadores de
caravanas apostados en desfiladeros estratégicos. Transportaban de todo: Esclavas,
canela de la India, rosas de Persia, perlas del Mar Rojo, seda y porcelana China, finas
alfombras, tapices, especias, perfumes, medicamentos, cueros, joyas, billetes y monedas
de otras comarcas, cosa que mantenía despierta la codicia de los bandoleros. También
llevaban libros escritos en cueros, novedades tecnológicas y culturales de esos tiempos;
un interesante caudal para adquirir y probar. Su objetivo en cualquier rumbo era alcanzar
cuanto antes Samarcanda, hospedarse en algún Jan y negociar en los zocos atestados
de muchedumbres pertenecientes a diversas etnias, culturas, creencias, idiomas y
dialectos; donde cabe ser sagaz, dominar bien los números y operaciones en monedas
distintas, ser astuto, tener artimañas y habilidades efectivas para ofrecer las mercancías
propias o regatear precios en la compraventa de otras. Todavía maravilla ver a los
contemporáneos de aquellos marchantes o agás, sentados sobre alfombras, tomando té

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o fumando del narguile, discutiendo con otros individuos de igual o parecido talante, el
precio justo y ecuánime, antes de desprenderse de lo suyo o hacer canjes equilibrados
de traspaso mercantil. De ese modo aflojaban sus tensiones acumuladas en el
sacrificado viaje, raramente completo, por las considerables distancias que separan los
puntos continentales, usando lentos medios de transporte. A veces se afincaban meses
enteros en Samarcanda para recuperarse de enfermedades y daños sufridos en la
travesía. Pero llegaba el momento de reanudar su objetivo en el derrotero. Si todo iba
bien, más adelante dejaban definitivamente ésa vida nómade, echando raíces en algún
lugar, con la premisa de vivir dichosos hasta la ancianidad, ser hombres notables, de
grandes conocimientos, emprendedores autosuficientes para montar cualquier negocio y
fundar familias. Pero muchas historias de estos comerciantes tiene punto de partida en el
zoco y allí tropieza más de un viajero con el encuentro que ha de decidir su destino,
porque en esos ricos bazares puede hallarse de todo y entre ello, lo que todo lo vale, o
sea el amor. Los mercaderes árabes, son hombres que no parecen tener otro negocio
que el negocio del amor; sus tiendas y trastiendas son escenarios de galantes citas y
trampas disimuladas, donde teje su telaraña del amor; los ricos tejidos de Cachemira, o
de Mosul, las joyas salidas de manos de los orfebres persas, las perlas prodigiosas que
acaso han costado una vida de buzo, son solo un pretexto, un anzuelo para atraer el
amor, y cuando este llega en figura de una linda tapada, que por debajo del velillo les
deja ver uno de sus ojos de almendra y les sonríe, ponen a sus pies graciosamente todo
cuanto poseen, y luego que ella se aleja, dan por terminado aquel día sus negocios,
cierran la tienda y se van a seguir la línea del destino, bueno o malo, que les marcan las
huellas. La Sharia, (la ley islámica), disimula la poligamia y el Corán (la ley religiosa para
los sunitas y los chiitas) requiere básicamente que todas las esposas reciban buen trato
por igual. En consecuencia, un árabe rico, mientras cumpla la Sharia, puede tener hasta
cuatro esposas simultáneamente, aun, cuando las leyes del país musulmán que habite
indique otro guarismo menor. Por encima de ese número de esposas, se prevé el
“adulterio”, con penalidades. Actualmente la “dote” está abolida; no obstante, por usos y
costumbres, los casamientos siguen siendo arreglados y los padres del hijo varón exigen
a los de la hija mujer, esa entrega en dinero y/o bienes, como se hacía antes. Claro es
también que en la medida que cada mujer joven alcanza una formación de estudios
terciarios o universitarios, las prácticas y costumbres religiosas comienzan a ser
desobedecidas y discutidas. En Kashan (Irán), visité la casa museo Tabatabaiha, o
residencia de Jafar Natanzi, un afamado comerciante itinerante de tapices y alfombras de
seda y oro. El ambiente hogareño, produce la sensación de estar dentro de uno de los
magníficos palacios de cuentos árabes versados por Schahrasad. Ahora piso tierra del
legendario Tamerlán, corazón de la mítica ruta comercial y cultural explorada por Marco
Polo, dispuesto a no desperdiciar ni un minuto que ofrece esta gira oriental. Es comienzo
del otoño, con más calor que el verano sudamericano.

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BREVE RESEÑA DEL PAIS

Uzbequistán está aislado del mar, sin litoral, porque tanto el Mar Caspio como el Mar Aral
(Isla, en el idioma Kazako), son lagos endorreicos. Este último se encuentra casi seco,
saturado de sal. Stalin y Kruschev, en sus días de dominio soviético, ordenaron ejecutar
obras de canalización para irrigar llanuras secas con aguas del río Sir Daria y delta del
Amu Daria (antiguo Oxus), y con ello duplicar la superficie de cultivo de arroz y algodón
que pasó de 4 millones de hectáreas a 8. Esa adulteración de la naturaleza rompió el
equilibrio de conservación hídrica del lago que tiene millones de años, consiguiendo que
el volumen actual disminuya un 90 % de lo original. El resultado de las obras ocasionó
casi toda la pérdida del líquido elemento por filtración y absorción en el arenoso terreno,
puntualmente más, en el desierto Kizyl Kum. En un corto plazo, arruinó la industria de la
pesca, un recurso que hoy, literalmente, ya no existe. Es más certero decir que la
modificación artificial del curso natural de ambos ríos, trajo a la región una cadena de
perjuicios y daños mayores que se hacen presentes en el ambiente y que los uzbekos
tratan de corregir con grandes esfuerzos e inversiones. Casi un 80 % del territorio es una
meseta desértica. Hacia el este hay montañas que sobrepasan los 4,600 metros de
altura. El Valle de Ferganá, es la región fértil. En todo Uzbekistán llueve poco cada año,
es inhóspito en la parte central y mejora sensiblemente en la periferia próxima a la
cadena montañosa del Pamir, por efecto de los deshielos. Tiene zonas activas de
movimientos sísmicos. Sus países fronterizos son: Kazajistán al norte y oeste, Kirguistán
y Tayikistán al este, Turkmenistán al sur y Afganistán al sureste; éste último, un estado
muy turbulento debido a la acción terrorista de los talibanes que son una fracción política-
paramilitar fundamentalista. El sufijo de nombre “stán” de tales naciones, significa en
persa “lugar de”. Consecuentemente Uzbekistán es: Lugar de uzbekos. La cultura de
Uzbekistán es vibrante y única. Se formó durante miles de años, incorporando las
tradiciones y costumbres de los pueblos y corrientes conquistadoras que en diversas

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edades habitaron allí. Su economía está representada principalmente por el gas, oro y
algodón, también, en menor importancia, petróleo, agricultura diversa, todos los metales
conocidos en la Tabla Periódica de los Elementos y canteras con materiales básicos para
la industria de la construcción. Su moneda es el Som y su capital Taskent.

TASKENT (Ciudad de piedra)

Nuestro grupo inicial es pequeño, solo de tres personas, Rosa y Pilar que vienen de
Barcelona más yo de Argentina; comenzamos por conocernos no más de llegar al
aeropuerto de Taskent, y otro tanto viajando hasta el hotel Courtyard by Marriott
Tashkent, donde descansaremos del viaje intercontinental. Al amanecer se suman dos
integrantes más: Jason y Cristina, que están volando desde Madrid. Mañana visitaremos
la antigua ciudad capital, muy modernizada en el presente. Lasokhat nos guiará por todo
el país, es quién nos recogió al aterrizar el vuelo de Turkish. Aprendió nuestro idioma en
España, es guía profesional, conoce la historia, geografía, arquitectura, religiones y todo
lo necesario para conducirnos en Uzbekistán; una mujer uzbeka y madre de cuatro hijos.
Taskent, está ubicada en el este geográfico, muy próximo a la frontera con Kirguistán.

Luego del desayuno, vamos al Monumento del Terremoto; está erigido en memoria del
fenómeno tectónico ocurrido en Taskent el mes de abril del año 1966; un sismo de 8
grados de magnitud que derribó 36 mil edificios, dejando sin techo cerca de 300 mil
personas. El simbolismo de la obra artística, es la decisión local de reconstruir todo, cosa
que han logrado los habitantes locales con gran prestancia, reedificando una ciudad
bastante moderna. Desde aquí, continuamos por el Complejo arquitectónico Khazret-
Imam – La joya de Taskent, visitando las Madrazas (Escuelas islámicas) Barak Kan,
Kafal Shohi, Kukeldash y el Bazar Chorsu.

Este corazón de Asia Central se hizo a fuerza de invasiones, batallas y conquistas con
mucho derramamiento de sangre y esclavitud. Miles de años a.C. ya había
asentamientos de colonos europeos en la región, después: Iraníes Zoroastros Avesta,
Helenos greco-macedonios, Dinastía Tang de China, Janato Turco, Conquistadores
Mongoles y así hasta alcanzar la Invasión Árabe (Siglos VII y VIII d.C.), que consolidó su
dominio y cultura mahometana. De éstos últimos, quedan en pié muchos edificios
arquitectónicos en todo Uzbekistán y son los que vamos a visitar.

Difícil es describirlos, lo dije muchas veces; ésta vez, simularé ser un constructor del
tiempo de la Dinastía Timúrida, esperando que la obra encaje con el pedido, pueda
terminarla en el plazo convenido, le guste al gobernante y no me quite la vida por las
fallas o demoras que suelen ocurrir. Imaginemos que el encargo es diseñar ambientes
para enseñar el culto coránico (Madrazas), más otros amplios lugares abiertos y
cerrados, para rezo y veneración de su Dios Alá (Mezquitas); es común que los edificios
reúnan ambos requisitos (Madraza-Mezquita).También, para dictar otras materias
religiosas dirigidas a quienes aspiran ocupar el máximo umbral espiritual de “Imán”. Ese
interior y exterior de ambientes sirve para acoger multitudes de adeptos, esencialmente

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los viernes, el día sagrado musulmán, cuando acuden miles de feligreses locales, de
otras ciudades, pueblos, comarcas; incluso desde naciones vecinas. Este imaginario
transcurre en una época donde nadie sueña que puedan inventarse energías y medios
artificiales que moderen los efectos del clima ambiental continental, con veranos
calurosos y secos e inviernos fríos y secos, con picos entre +50º C o menos de 0º C,
respectivamente. Consecuentemente exige planificar bien donde edificar entornos
específicos para ser usados en cada estación calurosa o inversamente fría, tomando
como referencia el curso de declinación solar y dirección predominante de los vientos. En
tal metamorfosis, el requerimiento exige contratar ingenieros, arquitectos y albañiles,
expertos en fundar semejantes obras, levantar portentosos sostenes, arcos, pórticos de
entrada, paredes, entrepisos y completarlos con altas cúpulas hábilmente decoradas,
creando un ambiente regocijante, con altos ventanales celosías, talladas en láminas de
mármol u otros materiales pétreos que faciliten el ingreso de luz natural en las salas
principales. Implica exornarlos interiormente, necesitando montar talleres apropiados
para que calificados artesanos fabriquen miles de azulejos policromados con dibujos
geométricos, cuanto más, con motivos de naturaleza vegetal y animal, porque figuras con
rostro humano está reservado a casos muy puntuales de la religión mahometana. Los
apliques decorados cubren pilares, pasillos, pisos, paredes y cúpulas, distintos unos de
otros. Al ser centros de formación religiosa, mucha importancia tiene el salón biblioteca,
con luz natural suficiente. Entran en concurso artesanos en madera, marfil, mármol, vidrio
y calígrafos expertos para tallar y escribir azoras del Corán en los frontis y tambores de
las cúpulas. Y allí no termina la cosa; los espaciosos ambientes requieren iluminación
nocturna producida con lampiones cargados de aceite para encenderlos durante la
penumbra, salones de excelente acústica y piso recubierto con alfombras de lana y seda
confeccionada artesanalmente por decenas de familias tejedoras. Cualquier mezquita
tiene una serie de columnatas, cuyos arcos, todos, convergen al mihrab, es decir el
lugar principal de rezo orientado hacia a la Meca, y en el que, por cualquier parte que se
mire, se ve el nombre de Alá; esto hay que lograrlo sin inconsistencias. En esa dirección
se agruparan los fieles para ejecutar sus dogmas y rituales, abarcando toda la zona de
los patios externos cuando el espacio interior resulta insuficiente. También debe
ornamentarse el perímetro de paredes laterales, aberturas y puertas, exteriores; construir
en la proximidad, el estanque de agua y lavabos para ejecutar las abluciones previas,
edificar minaretes para que el Al Muecín convoque a la oración de los feligreses cinco
veces diarias, diseñar y construir el Char Bagh (el jardín de Edén), con foso central y
canales orientados en los cuatro puntos cardinales exactos, logrando así un paisajismo
exuberante, arbóreo, florido, aromático, incluso, domesticar aves exóticas para que lo
habiten. Estos extravagantes modelos arquitectónicos, fueron exportados desde aquí a la
India en el siglo XVI, por conquistadores descendientes de Tamerlán, que hicieron: La
Tumba de Humayun en Delhi o el Taj Mahal en Agra, obras majestuosas que gozan el
galardón de ser Patrimonio de la Humanidad y tuve la suerte de conocerlos sobre el
terreno.

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En el museo de la Madraza Mui Muborak está el Corán del califa Osman, del que se dice
que es el más antiguo, considerado una reliquia invalorable para la religión del Islam, por
ser ejemplar original del libro sagrado escrito en el siglo VII. Vimos fugazmente esa
milenaria reliquia, bien resguardada en una urna. El recinto es un ambiente concurrido de
asistentes locales y turistas. Algunas fotografías ayudan mejor a visualizar mejor lo que
intento describir:

El bazar asiático (Zoco) es un edificio separado de los lugares de culto; algunos tienen
pequeñas mezquitas de más simpleza. Es sólido, en partes guarecido del sol, en otras
no, protegido de humedades, amplio y seguro contra pillajes y robos. Más certero es
mostrarlo como un laberinto que requiere tomar referencia de la puerta de acceso y
galerías de paseos, para salir sin extraviarse; bullicioso, con corredores cargados de
transeúntes que visten distintos atavíos y hablan idiomas o dialectos desconocidos para
un occidental. Como toda institución pública, ya en la antigüedad contaba con un síndico
(scheij), marchantes o corredores, subastadores y también gremios por especialidad,
incluso, para el comercio de esclavos; todo el mundo podía comprar en el zoco, pero
nadie vender en él, sino, los mercaderes acreditados y sus sucesores aceptados con
gran ceremonia de presentación ante sus futuros colegas. Siglos atrás, la llegada de las
caravanas era siempre un acontecimiento público, el único medio de conocer lo que se
producía en otras regiones y países. Su función era, además doble por lo que respecta al
comercio, porque eran a la vez oportunidades para vendedores de los artículos propios

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del país que visitaban. Las ciudades tomaban un aspecto inusitado, lleno de vida. Viejos,
restaurados y nuevos, cuentan con locales para venta de diversos artículos. Otro tanto
son talleres de artes y oficios donde se elaboran finas obras, artesanías en tela, madera,
cuero, plata, cobre, vidrio, cerámica, etc. Es el escenario de la vida social de oriente, algo
así como el ágora de los griegos, el lugar donde se dan cita los negociantes y los fulleros,
los recitadores de versos y cuentos, los picaros de toda laya y los simples mirones,
desocupados y curiosos o desorientados, a fuer de forasteros. Me gustaría regresar a
siglos pasados y encontrar a los “ashoj” errabundos de Asia Menor, recitando, cantando
canciones, contando leyendas y cuentos populares de toda clase. Quienes dedicaban su
vida a ese oficio eran considerados iletrados porque ni siquiera habían frecuentado en la
infancia la escuela del pueblo, no por eso, dejaban de poseer una memoria y vivacidad
de espíritu tan extraordinaria que hoy parecerían algo prodigioso. Mi recomendación
dentro del zoco, es que debes fijarte bien lo que te ofrecen y regatear los precios, porque
es la gimnasia cultural que motiva a cualquier comerciante oriental, quienes, son capaces
de arruinarse, antes que parecer tacaños o quedar vencidos. Es posible que alguno
intentara venderte réplicas en miniatura con madera de la cruz que perteneció a Cristo, el
velo de Schahrasad, la Lámpara de Aladino o una copia idéntica del alfanje de Mahoma,
a cambio de unos pocos som, dólares o euros. Pero cierto es también, que te harán
probar sus exquisitos productos y un vaso de té en su tienda, sin cargo alguno. El
mercado visitado esta vez pertenece a la modernidad de Taskent, administrado por el
municipio. Expone y vende productos naturales de alimentación para abastecimiento de
la ciudad, cuya variedad y calidad es extraordinaria, mundialmente promocionado en
documentales de TV.

No muy lejos del bazar, en los complejos antiguos de las ciudades, puedes encontrar el
equivalente del hotel actual (Caravanserai), me refiero al tradicional Jan, o albergue de
caravaneros con depósitos para guardar las mercancías transportadas, donde también
hay mezquitas, baños turcos (Hammán), y establos para camellos, mulares y burros de
acarreo. Actualmente, aparte de ofrecerlos como museos de visitas para el turismo,
muchos espacios amplios son explotados como restaurantes para la exquisita
gastronomía oriental. El plato nacional de Uzbekistán es el plov y cada región lo elabora

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con ingredientes y sabores diferentes. Los más costumbristas usan un tipo de arroz color
morado que tiene su precio, carne de cordero, ternera o pollo, vegetales, verduras,
algunas frutas disecadas; aromatizado, con un conjunto de especias mezcladas que le
dan el toque final de gusto. Una de las tantas especias la obtienen del cilantro (hojas,
frutos, raíces y semillas). Continuamos en la parte moderna de la ciudad con el Museo de
Artes Aplicadas, la Plaza de la Independencia y Eternidad, fuentes de la ciudad y
monumentos, Plaza de Amir Timur, Plaza de la Ópera y Ballet.

KOKAND – FERGANÁ

Abordamos temprano un tren que nos lleva hasta Kokand, en dirección sudeste de
Taskent. Viajamos en clase VIP, ocupando un cómodo sector que admite solo 4
pasajeros; Jason y Cristina, van en otro compartimento del vagón en compañía de dos
viajeros locales. El ambiente cuenta con una mesa central para el servicio de desayuno,
periódicos en el idioma uzbeko y ruso, música y TV; un viaje que dura 4 horas y resulta
agradable.

Con la partida del tren, el panorama deja atrás muchos pueblos y caserío rural en ambas
márgenes. Mayormente explotan la agricultura; en apariencias tienen agua suficiente de
ríos cercanos y la aprovechan bien. Promediando distancias la topografía cambia,
súbitamente el tren trepa montañas y en el talud bajo de la quebrada se observa el curso
de agua limpia que corre en un arroyo. Aguas abajo hay represas. Se aprecian muchos
establecimientos que explotan minerales y otros que extraen piedra y mármoles para la
construcción. Nos detenemos algunos minutos en una estación montañosa;
aprovechando la parada a cielo abierto para bajar un rato y hacer fotos:

Cerca del final de viaje atravesamos el fértil Valle de Ferganá, algo parecido a un oasis;
un territorio verde en pleno desierto, muy importante para la economía de Uzbekistán.
Aprovecho filmarlo con mi modesta cámara fotográfica:

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Llegamos a Kokand; en la estación nos espera un servicio de transporte para conducirnos
primeramente hasta un restaurante, donde almorzamos, luego, al Palacio de Khudayar
Khan, la tumba de los Reyes, el Mausoleo de Dahma-i-Shakon, el Mausoleo de Modari
Khan, la Madrasa de Narboutabeks y la Mezquita Djoumi. Al final de la tarde, el Al Muecín
llama a los musulmanes para cumplir con la oración de la puesta de sol “Azr”.
Escuchemos la voz del referido religioso.

Principal atracción de estas convocatorias tiene lugar en la Plaza de Sultanahmet, en


Estambul -Turquía. Desde los minaretes de la mezquita Santa Sofía surge el llamado
inicial a cargo de su Al Muecín; inmediatamente, desde enfrente, otro, vocero que
pertenece a la Mezquita Azul, hace lo suyo y ocurre un va y viene de llamados
coordinados entre ambos religiosos, convocando a los fieles que cumplan las oraciones
diarias del Corán; un agregado cultural que ningún visitante occidental debiera perderse
por la magnificencia que despierta semejante escenario público de Asia Menor.

Tras andar por edificios antiguos, trepar, bajar escaleras y atravesar parques públicos
importantes se consume la tarde y nos trasladamos a Ferganá para ir a descansar.
Imprevistamente el autobús asignado sufre una avería mecánica antes de llegar a
destino; Lasokhat pide telefónicamente otra unidad y completamos el viaje sin mayores
traumas, alojándonos en el Grand Ferganá Hotel, donde cenamos dentro de sus
instalaciones.

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Buen rato de la mañana nos lleva visitar el Mercado de la ciudad, apreciando los puestos
comerciales que ofrecen una variedad, cantidad y calidad extraordinaria de productos
agrícolas que los uzbekos, con conocimientos milenarios, obtienen del verde valle
cultivado; esto es digno destacar. Subsidiariamente, en otros salones, fabrican pan
vistoso y exquisito, condimentado con especias; otros producen lácteos, aceites, mieles,
frutas disecadas y también traen desde otros lugares, subproductos envasados para la
exposición y venta; una verdadera maravilla. El valle de Ferganá es la región más fértil y
poblada de toda el Asia Central y debe ese potencial económico a dos ríos; el Naryn y
Kara Daria que llegan desde el este, uniéndose cerca de Namangan para formar el río Sir
Daria. El clima de este valle es seco y cálido. En marzo, la temperatura alcanza los 20 °C
y luego rápidamente se eleva a 35 °C en junio, julio y agosto. Durante los cinco meses
que siguen al mes de abril, las precipitaciones son raras, pero aumentan en frecuencia a
partir de octubre. La nieve y las heladas, hasta – 20 °C, se producen en diciembre y
enero. Inversamente en toda la zona montañosa bendecida por la naturaleza, hay
tensiones y disputas entre agricultores de países colindantes, incluso conflictos armados.
El territorio lo comparten Tayikistán septentrional, Kirguistán meridional y Uzbekistán
oriental. En las últimas décadas del siglo XX hubo enfrentamientos bélicos entre vecinos,
con cientos de muertos y otro tanto de heridos; por el precio de las fresas, por el acceso y
distribución de las tierras y agua, por el paro juvenil, etc. A principios del siglo XXI fue
escenario de otro tanto de desencuentros étnicos y extremismo islámico. Los recursos
naturales y disputas económicas, religiosas, políticas, demográficas y étnicas derivadas
de esa división artificial en tres estados diferentes se evidenciaron con la caída de la
Unión Soviética, convirtiéndose el Valle de Ferganá en la zona de mayor inestabilidad de
Asia Central.

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Con amplio margen de tiempo emprendemos el regreso panorámico a Taskent. Las
normas viales no permiten viajar por carreteras a más de cuatro personas por coche o
minibús, incluido el chofer. Consecuentemente, vamos divididos en dos vehículos
alquilados por la agencia. Son 350 km de camino montañoso, sinuoso, atravesando el
Valle de Ferganá y otros pueblos agrícolas. En Marguilan, visitamos una fábrica de
prendas de seda con taller artesanal centenario y otro sector industrial. La sericultura en
Asia Central se conoce a partir del dominio de la Dinastía Tang de China, para la
elaboración de prendas de algodón y seda. Nos muestran la evolución del trabajo que se
ejecuta desde tiempos remotos hasta el presente, empezando, por el tratamiento de los
capullos del gusano de seda. Nos sorprende la habilidad de un artesano que en una
operación manual y pocos minutos, transforma un simple paño de seda blanca en una
vistosa prenda multicolor. Primero exhibe el paño natural que dobla y redobla hasta
convertirlo en una bola, cinchándola después con hilos atados en diagonales. Unta en ella
distintos colorantes en varios puntos de las ataduras. Hecho esto somete ese ensayo
impregnado de colores diferentes dentro de un recipiente con agua cristalina. Desata los
hilos, remoja la pieza, escurre el líquido y nos muestra finalmente su obra terminada; algo
similar a un espectáculo de magia. En otro salón trabajan artistas calificados en telares
dedicados a elaborar réplicas de alfombras finísimas en seda con hilos de oro; visitamos
finalmente el sector industrial de elaboración de prendas de algodón y/o seda con
maquinaria de principios del siglo XX, sin protecciones colectivas, riesgosas para el
personal que trabaja allí. Lasokhat nos hace saber que es uno de los establecimientos de
seda más importantes de Uzbekistán. No queda duda de la calidad, lo comprobamos en
el salón de exposición y ventas. Muestro dos film:

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Más adelante, en Risthtan, visitamos otro establecimiento dedicado a la fabricación de
cerámica de alta calidad, lugar, donde almorzamos en la Casa del Ceramista. Pertenece
a una familia de rusos que logran obras artísticas de calificación mundial. Cada miembro
desarrolla su potencial; uno amasa la mezcla y ejecuta el torneado de las piezas, otro
dibuja magistralmente motivos y un tercero se ocupa del trabajo de esmaltado y
horneado; un buen ejemplo de la división del trabajo aplicado. Entre ambos puntos de
traslado, nos detenemos al costado de la ruta en un pueblo, cuyo espacio de tránsito
peatonal no tiene veredas. El sendero pedestre está cubierto con parrales y frutos en
cantidad y calidad, a punto de ser consumidos, tan tentadores, que es un desafío interno
no cometer una deliberada imprudencia. Nos enteramos después que el objeto principal
es dar sombra. Espontáneamente, surgen integrantes de una casa para preguntarnos
cosas, entre otras, cuál es nuestra nacionalidad. Nos invitan ingresar al interior de un
amplio patio con vistoso parral, ofreciéndonos no solo exquisitos racimos, también, agua
fresca, y otros productos de elaboración propia, sin pretender cobrarnos nada. De verdad,
es notable la grandeza de esa gente campesina que solo nos pidieron hacer una foto con
ellos. El resto de viaje es rico en paisajes, mitad montaña y mitad llano, con una ruta que
reclama mantenimiento. Los conductores uzbekos no son de lo mejor o a nosotros nos
cuesta entender sus normas de tránsito y respeto a las mismas. En ruta, escuchan
música con alto volumen, se adelantan a los camiones usando la banquina derecha, giran
en “U” cuando se les antoja cambiar el sentido inverso de rumbo y hacen otro tanto de
infracciones parecidas en avenidas de doble mano de las grandes ciudades; algo
parecido a un concurso de desobediencias. Es decir, en esta parte estamos supeditados
a dos factores determinantes: Que el vehículo tenga buenos frenos y nosotros mucha
suerte. Cerca de Taskent atravesamos una enorme central eléctrica que funciona con
carbón, algo que no encaja en el objetivo mundial de atenuar el calentamiento global.
Seguramente habrá otras parecidas en los países vecinos que fueron satélites de la

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URSS y no las reemplazaron jamás. Llegamos a destino en horario, sanos, salvos, para
alojarnos por segunda vez en el hotel Courtyard by Marriott Taskent, para ir a cenar y
descansar.

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KHIVA (JIVA)

Un vuelo de cabotaje nos traslada hacia Urgench y desde allí en autobús contratado, a
Khiva (o Jiva), para visitar el complejo arquitectónico Itchan Kala, que es una ciudadela
amurallada en el interior de la ciudad. Nos alojamos en el hotel Erkin Palas, enfrente de
la fortaleza. El protocolo hotelero es izar las banderas de los países que pertenecen a los
clientes visitantes. El símbolo de Argentina está presente y ocupa la parte central ¡un
honor para mí país y propio! Esta fortaleza medieval, como otras que visité en mi vida,
con el pasar de los siglos perdieron algunas partes defensivas; a ésta, le falta, por
ejemplo: la fosa perimetral del canal con agua, los puentes levadizos y las grandes
puertas fortificadas que eran cerradas con llaves durante la noche. Cada Chamir (Jefe de
Caravana), calculaba con precisión su llegada a la ciudadela para entrar mucho antes
que el Al Muecín llame a los fieles para cumplir la última oración de la noche “Al Ascha”;
porque era el momento en que los guardias levantaban los puentes y cerraban los
accesos hasta el amanecer del siguiente día.

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Itchan Kala, está protegida por las altas murallas de adobe a una decena de metros del
antiguo oasis, siendo ésta la última etapa empleada por los antiguos caravaneros, antes,
de atravesar el desierto hacia Turkmenistán, con destino a Irán, tierra original de los
arios. Aquí guarda importancia el minarete Kalta Minor cuya base es de 15 metros de
diámetro y 29 metros de altura, solo un tercio de su proyecto original, porque el
gobernador Muhammad Amin Khan fue asesinado y la obra quedó inconclusa. Nos
instalamos en la madraza construida por Rahim khan que consta de dos patios, 76 salas
de estudios, biblioteca, mezquita con sectores para invierno y verano. En la decoración
predomina la mayólica. El edificio tiene forma rectangular y torres en las esquinas.
Seguidamente vamos a Kunya Ark (antigua fortaleza), la ciudadela del gobernante que
había en cada ciudad importante. Aquí, en términos modernos, hubo una infraestructura
bien desarrollada, es decir, condiciones necesarias para la vida cómoda y
entretenimiento del Khan, administración del servicio público, locales para su familia,
tropas y aparato administrativo. Desde finales del siglo XVIII era una fortaleza protegida;
representaba “una ciudad dentro de la ciudad” y se encontraba detrás de las dobles
murallas de adobe, es decir, propias y las de Ichan-Kala, que alcanzan hasta 10 metros
de alto y 6,5 metros de ancho. Continuamos, apreciando la altura del minarete que tiene
120 escalones, antes de entrar en la madraza Islam Khodia, de pequeño tamaño; solo la
fachada tiene dos niveles para armonizarse con semejante minarete. Alberga el Museo
de Artes Aplicadas, en cuyas paredes pueden apreciarse alfombras finísimas, otras
colgaduras y gabinetes de cristal que guardan joyas antiguas. Para completar nuestra
estadía en Khiva, realizamos una amplia visita en el complejo Tash Hovli que ostenta
tener una decoración destacada por encima de todas de las que hay. Fue construido por
orden de Allakuli Kan y tenía que servir como alternativa más grande al palacio Kunya
Ark. Cuenta con 150 habitaciones y nueve construcciones en el patio. Allakuli Kan puso
tanta prisa a su proyecto arquitectónico que mando ajusticiar al arquitecto encargado de
las obras por no entregar Tash Hovli (Casa de Piedra) en los dos años convenidos.
También al cerrar la tarde fuimos a un edificio conocido como “mirador de la ciudad”,
donde me quedé solitario para fotografiar la puesta del sol. A esta ciudadela regrese en la
noche con el mismo objeto para hacer tomas de edificios iluminados artificialmente, cosa
que no me fue bien porque a corto plazo de mi acceso apagaron las luces. Nos dirigimos
hasta el Mausoleo de Pahlavan quien fue un poeta, sufí y guerrero célebre y acabó por
convertirse en el santo patrón de la ciudad de Khiva. Está enterrado en su propio taller,
que ahora es lugar de veneración.

Siendo discutido el lugar de nacimiento de Mohammed ibn Musa al-Khwarizmi, conocido


también como Musa al-Juarismo o Abu Yaffar Algorithmi, hay indicios que este sabio
nació en la ciudad Corasmia de Jiva. Se trata del padre del álgebra, introductor a nuestro
sistema occidental de numeración; denominado arábigo. A su nombre y al de su obra
principal, se deben nuestras palabras: álgebra, guarismo, algoritmo. También fue
astrónomo y geógrafo persa; jefe de la Biblioteca de la Casa de Sabiduría de Bagdag.
Los uzbekos sostienen que se trata de él y que falleció en Bagdag en el año 850 d.C.

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Finalizamos esta larga recorrida en Khiva, visitando la Mezquita Juma (del Viernes). Se
sitúa en el mismo centro de Ichan-Kala y es la más importante de Khiva. La principal
peculiaridad de esta mezquita es su planificación, poco común, comparada con otras. A
pesar de las tradiciones de aquella época, la mezquita Juma no tiene arcos ni portales de
entrada, ni siquiera las cúpulas tradicionales.

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¡Y una sorpresa adicional! en el ir y venir entre ruinas del harem del palacio Tash Kovli,
encontramos una profesora de bailes con dos de sus encantadoras alumnas, ataviadas
de lujosos trajes tradicionales. Las jóvenes estaban completando su formación artística
en un antiguo escenario natural. Le pedimos si era posible verlas actuar, a lo que la
docente accedió de buena gana. Pido disimular la falta de profesionalidad y medio
empleado para filmar el sencillo espectáculo que pueden ver a continuación:

De la mujer hermosa dijo el poeta:

“Es para tu lujo la tela que los poetas fabrican con el hilo de oro de sus imágenes; y los
pintores crean para tu hermosura nueva inmortalidad”;

“Para adorarte, para vestirte, para hacerte más preciosa, da el mar sus perlas, la tierra su
oro, el jardín sus flores”;

“Sobre tu juventud, el deseo del Corazón de los hombres derramó su gloria”.

BUJARÁ

Ir a Bujará implica transitar el desierto de Kizyl-Kum (Arena Roja) que es el 11º más
grande del mundo, cubriendo una extensión de 298.000 kilómetros cuadrados. Se
encuentra ubicado en Asia Central, en la lengua entre los ríos Amu Daría y Sir Daría. En

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la zona central del mismo hay un sitio paleontológico conocido como Valle de Ming Bulak,
donde hace entre 80 y 100 millones de años la vida se desarrolló con una variedad
extraordinaria. Desenterraron allí, restos fósiles de: Huesos de tiburón, rayas, diferentes
peces, tortugas, lagartos, cocodrilos, dinosaurios, plesiosauros, incluso aves. En buena
parte de la ruta no existen servicios cómodos de baños. Encontramos un paraje próximo
al rio Amu Daria, cuyos artefactos son del estilo de “tasa a la turca” con mantenimiento de
higiene deficiente. Así las cosas, la mujer de costumbres occidentales sufre inmediatos
rechazos y no los usa. Consecuentemente, buscar algunas altas dunas a mitad de
camino es la solución. Nos ha sucedido eso y fue una manera discreta para superar la
circunstancia. Por un momento, exige desprenderse de las costumbres de la modernidad,
regresar en el tiempo unos siglos atrás y asunto arreglado. Almorzamos en un
establecimiento gastronómico en medio del desierto, donde les dije a mis compañeros
que en esa sala comedor no encontré ninguna cara conocida, ni siquiera parecida a las
que conozco. Muestro dos tipos de arbustos, que son el alimento básico para los
camellos y los hay suficientes

No es primera vez que atravieso algo así; lo hice siendo joven en Atacama, Argentina-
Chile; el Sahara de Egipto desde El Cairo, Aswan y Luxor; el bíblico Sim del Sinaí donde
está el Monasterio Santa Catarina y Monte Horeb, famoso por las tablas bíblicas de
Moisés; el Wadi Rum de Jordania citado por Lawrence de Arabia en su libro “Los siete
pilares de la sabiduría”, camino a Petra y Amman; el Neguev del sur de Israel; el Thar de
la frontera India-Pakistán, zona de Rajasthán; el inhóspito Lut del sureste de Irán donde
alguna vez se registró la mayor temperatura que se conoce en el planeta, 70 grados
centígrados; El Gobi de Mongolia en la travesía con el tren transiberiano Moscú-Beijing y
el Rub- al –Jali del Golfo Pérsico, desde Dubai hasta Abu Dabi, para ir a conocer la
moderna mezquita Sheihk Zayed. ¡Aclaro, no en camello, tampoco integrando una
caravana de mercaderes, más bien, en vehículos, barcos y trenes climatizados con
suficiente agua mineral fresca! No quiero imaginarme la unidad interior de un mercader
de esas antiguas épocas para animarse atravesar semejantes arenales inhóspitos con
arbustos bajos, cuyas raíces se hunden decenas de metros para encontrar un poco de
humedad. Aquí el sol castiga fuerte todo el año y rara vez hay nubes para atenuar el

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agobiante clima. Con suerte, llueve 300 mm anuales. Inversamente, la noche es
estrellada y fría. Caminar sobre arena blanda es un ejercicio de sobrecarga que
deshidrata a cualquier atleta preparado. Lasokat nos indica que la ruta asfaltada actual,
en buena parte, corre paralela del río Amu Daria y otro tanto parecido es en las zonas del
río Sir Daria, que para suerte de los aventureros de otros siglos, tenían más cause,
menos salinidad y abundancia de peces. Existen todavía algunos oasis de antaño, otros,
desaparecieron. Una posada fortificada importante para acampar era Rabat-i-Malik que
se encuentra a cien kilómetros al noreste de Bujará, construida entre los años 1078-1079.
Funcionó hasta principios del siglo XVIII. Técnicamente, allí hay un tanque de 13 metros
de profundidad cubierto por una cúpula de 12 metros de diámetro que se llenaba de agua
procedente del río Zaravshan a través de un canal subterráneo. Independientemente del
calor, la agresión de las violentas tempestades de arena demandan utilizar un
equipamiento especial; dicho fenómeno afecta el aparato respiratorio y la vista. El uso de
la galabiya y turbantes en los hombres como el hiyab o haic en las mujeres, les trajo
ventajas a esos andantes de otros siglos. Hoy, en todo Uzbekistan se ven escasos
hombres vestidos con galabiya y raramente mujeres que usen el hiyab o haic. Camelleros
hay pocos y solo se los ve en zonas rurales, donde les es difícil circular con vehículos
motorizados.

Viajamos por una carretera mejorada; todo lo visto y dejado atrás hasta el presente es
inolvidable. Bujará promete ser más que una ciudad preislámica; data de dos milenios
a.C. Es un museo a cielo abierto que goza del status especial de santidad. Ya el antiguo
nombre en sánscrito “Vihara” lo distingue como “santuario”, “templo”, “reunión de la
ciencia” o “tierra santa”. Nos alojamos en el hotel Devon Begi, donde pernoctaremos tres
días para descansar mejor del ajetreo. Comenzamos por visitar el núcleo urbano
histórico de la ciudad, conociendo el Mausoleo de los Samani, muy apreciado por la
arquitectura de Asia Central, donde están los restos de Ismail Samani, un emir poderoso
gobernante e influyente en la dinastía persa Samánida. Junto a él están los restos de su
padre Ahmed, de su sobrino Nars II y otros miembros de la dinastía Samánida
Zoroastros (adoradores del fuego). Seguimos por El mausoleo Chashma-Ayub (la fuente
de Job), uno de los monumentos destacados de la arquitectura religiosa. Este edificio de
culto recibió ese nombre en honor del santo Ayub (el bíblico profeta Job). La leyenda

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cuenta que antes de que apareciera Bujará, la gente que habitaba esta zona, se moría
de sed. Al ver a Job, que pasaba por ahí, le pidieron ayuda. Job dio con su bastón por
tierra, y en el mismo instante y lugar apareció un pozo de agua clara y fresca. La fuente
de agua para la población y agricultura del lugar proviene del río Zarafshan, y las
poblaciones cuidan ese río como oro. Ahora vamos a conocer la Ciudadela Ark y la
Mezquita Bolo Hauz. Esta espléndida fortaleza fecha su origen entre los siglos II y IV a C,
lo que la convierte en la edificación más antigua. Se ubica sobre una colina artificial que
llega a alcanzar hasta 20 metros de altura, pero sorprende por lo singular de su
arquitectura militar; gran parte del recinto está en ruinas. Una de las zonas que se
conserva en la actualidad es el museo que cuenta la historia de otras edades. Frente a
ella se destaca la mezquita Bolo Hauz, con su característico iwán (gran porche bajo con
arco), de altas columnas de madera bellamente decoradas. Recorremos la zona del
Minarete Kalyan, la Mezquita Poi Kalyan, la Madrasa Miri Arab y la Cúpula Toki Telpak
Furushon. También la Mezquita Magoky Attory, la Cúpula Toki Sarafon y el complejo
arquitectónico Lyabi Hauz, Chor Minor, todo un conjunto de antiguos edificios
emblemáticos. Y no faltó también ir a un local comercial céntrico que fabrica “títeres” para
ambientar las obras de los famosos cuentos árabes con personajes de ficción, por
ejemplo: “Alí Baba y los cuarenta ladrones”.

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Celebramos en esta ciudad el cumpleaños Rosa, nuestra compañera de viaje;
almorzando en un restaurante del casco antiguo, tenuemente iluminado con luz de velas
debido a un imprevisto corte del servicio de suministro eléctrico que afecta toda la zona
emblemática, durando tiempo completo de la comida y festejo. Por la tarde, invitados por
ella, concurrimos a la Madraza Nadir Divan Begi, ubicada a un costado del hotel, en la
parte oriental de la plaza Lyabi-Hauz de Bujará, famosa por su arquitectura con estanque
y concurrida también para ver los espectáculos folklóricos que se celebran dentro de sus
paredes. Allí en el patio del antiguo del edificio islámico, presenciamos danzas y música
uzbeka, a cargo de un grupo de artistas locales, orquesta, vistiendo trajes tradicionales.
En la plaza exterior está el monumento dedicado al legendario héroe popular de Asia, el
gracioso Jozda Nars ad-Din, del cual tengo varios libros; el último comprado hace días en
Capadocia-Turquía. No perdí la oportunidad de fotografiarme con él. Por interés propio,
fuera de itinerario del tour recorremos otros rincones de la ciudad intentando descubrir las
bellezas y los arcanos escondidos en los recovecos de cada edificio. El reloj avanza con
plazo riguroso y llega la mañana que debemos dejar Bujará, para partir hacia
Samarcanda, un viaje de aproximadamente 420 km, haciendo una pausa con amplia
recorrida en la ciudad de Shahrisabz.

SHAHRISABZ. Ciudad natal de Tamerlán (Timur)

Llegamos al mediodía a Shahrisabz, la ciudad de Tamerlán (Timur), que en sus días


gloriosos fue embellecida con grandiosos monumentos de la dinastía Timúrida. Tamerlán

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fue un joven bey de la tribu Barras, conquistador, líder militar y político turco-mongol; el
último de los grandes nómadas de Asia Central que anexó ocho millones de kilómetros
cuadrados en Eurasia. Para este viaje transitamos un camino alternativo de varios
kilómetros en muy mal estado hasta alcanzar una carretera en mejores condiciones. La
senda está destrozada, con más pozos que asfalto, es zona rural y se aprecia que los
lugareños usan camellos y motocicletas para su acostumbrado ir y venir. Así las cosas
nos distribuimos mejor en la cabina del vehículo. Jason, ocupa el asiento delantero, al
lado del chofer uzbeko que tiene firme objetivo de llegar en las últimas horas a
Samarcanda, aguantando todos, el efecto reactivo de los amortiguadores. No debemos
quejarnos, es el circuito de la antigua Ruta de la Seda, un tour que compramos a pleno
gusto y conciencia.

Comenzamos la visita en un importante parque que tiene edificada la estatua de Amir


Timur. Detrás, a la izquierda se aprecia las ruinas del pórtico “peshtak”. La altura de esa
puerta era originalmente de 50 metros; Le falta el arco que unía ambos pilares. Tamerlán
demostraba su grandeza construyendo edificios enormes; una inscripción del portal decía
esto: “Si quieres saber de nuestro poder, mira nuestras construcciones”. Es lo que queda
de A-Saray (Palacio Blanco). Cruzando el pórtico está la ciudadela donde Timur tenía su
residencia y comando militar.

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Luego, visitamos el complejo Dar-ut Sada (mezquita Jasrate Imon, Mausoleo de Johogir
y Cripta), complejo Dar-ut Tillovat (Gumbazisaidon y Mezquita Kok gumbaz).
Principalmente en esta ciudad, como también en todo Uzbekistán, Tamerlán goza del
reconocimiento de sus gloriosas batallas para bienestar de su pueblo. Fue una figura
novelesca y terrorífica en sus decisiones y accionar. Entré en su tumba vacía y fotografié
el interior. Los estudiosos estiman que sus campañas militares causaron muerte a no
menos de 17 millones de personas; pero es justo reconocer que fue el único guerrero
capaz de rescatar el territorio dominado por los mongoles, instalados, desde tiempos del
Genghis Khan, sus hijos y la temible Horda de Oro que le siguió después. Sus restos
mortales están enterrados en Samarcanda y lo vamos a ver en el Mausoleo Gur-e-Amir.

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SAMARKANDA (Capital antigua de la Ruta de la Seda)

Samarcanda es escenario de muchos cuentos árabes, con otro tanto de leyendas


populares, poesías e historias fantásticas; también reales, difíciles de creer. Se le
atribuye oficialmente 2700 años de antigüedad y es Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Más atrás, el sitio arqueológico conocido como Afrosiab, indica que fue capital de
la satrapía de Sogdiana bajo la dinastía Aqueménide de Persia, cuando Alejandro
Magno la conquistó hacia el 329 a.C. Pero ya antes existía allí uno de los centros
culturales de la comunidad indo iraní que data varios siglos a. C. Una leyenda sostiene
que fue fundada por Kavus el segundo rey de la dinastía de Kavkanidos y que en días de
sus nietos, podía verse permanentemente encendido el sagrario de fuego de los
Zoroastros Avesta. Escavando más profundo en la litósfera del tiempo, surgen vestigios
del V milenio a.C. indicando que hubo asentamientos poblacionales de antiguos
europeos, es decir; desde tiempos bíblicos.

Así las cosas, su historia es muy rica en cultura, acompañada otro tanto de luchas y
batallas sangrientas para defender reiteradas veces el territorio y sus centros temporales
de poder. Aquí hubo invasiones y dominios persas, helenos, chinos, mongoles, turcos y
árabes. Más reciente fue importante ciudad de un país satélite de la URSS. Amir Timur
(Tamerlán), se convirtió en el paladín del islam al recuperar la dignidad del mundo
musulmán, vivió y gobernó desde aquí. Con su nombre surge la unión del renacimiento
de la cultura islámica en Oriente Medio a partir de los siglos XIV – XV d.C. Fue la capital
meridiana de la antigua Ruta de la Seda, entre China y el Mediterráneo, dejando tesoros
culturales cosmopolitas que los uzbekos contemporáneos valoran y cuidan. En La Tierra
hay miles de ciudades y cada una tiene su propia historia incomparable. Pero hay

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algunas que reflejan el destino de los pueblos y estados personificados; una ruta
orientadora para muchas generaciones ¡La ciudad de Samarcanda pertenece a tal
ciudad! Es una de las más antiguas del mundo, la ciudad del cuento, la ciudad de la
leyenda, con historias que superan 2700 años. Y a un mismo tiempo que es tan antigua
lo es también tan joven. Los poetas históricos de los siglos pasados llamaban a la ciudad
de Samarcanda el Edén del Oriente Antiguo, la Perla preciosa del mundo islámico; Roma
de Oriente. Está ubicada en el valle floreado y fértil del río Zerafshan a una altura de 725
metros sobre el nivel del mar. No solo los mitos sobre la ciudad mencionan maravillas de
su fertilidad de este territorio, sino también los geógrafos e historiadores modernos que
destacan su naturaleza floreada del lugar; por eso le llamaban también “el lugar del
placer del mundo”.

Nos alojamos en el hotel Grand Samarkand Superior B., donde cenamos y reponemos
fuerzas para las siguientes visitas que figuran en itinerario.

Después de desayunar, Lasokat, cambiando el orden de cartilla, nos lleva a un antiguo


taller artesanal que elabora papel de seda, obtenido de la cáscara de tallos de mora,
mezclado con otras fibras vegetales (paja). Por efecto de fuerte impacto, utilizando
pesados artilugios construidos con troncos movidos por el torrente de agua de acequias
(antiguo molino), martillan y muelen esa materia prima en una cubeta. Obtienen así, una
pasta básica que luego la hierven en un recipiente con agua. Una vez enfriada esa
substancia, en el borde superior del contenedor flota una película de finas partículas que
es extraída con un colador y depositada sobre una superficie horizontal plana que es
compactada, unida, estirada y alisada manualmente utilizando un simple cilindro de
madera, hasta obtener la forma de una hoja de papel de pocas micras, finalmente
secada. Se trata de una técnica milenaria introducida por la Dinastía Tang de China en
los siglos VII y VIII a.C. A nuestro modesto modo de entender, el taller sirve para mostrar
cómo se hacía el papel de seda en tiempos remotos. Además de los billetes de acceso a
la fábrica, el establecimiento costea sus gastos ofreciendo una variedad de productos
terminados (suvenires).

De aquí vamos a conocer las ruinas del observatorio astronómico de Ulug Beg, nieto de
Tamerlán. Fue astrónomo, matemático y gobernante; se dice que hablaba cinco idiomas:
árabe, persa, turco, mogol y un poco de chino. Quedan vestigios de un enorme sextante
en la parte inferior del complejo. Escribió el catálogo “Zij Kuragoni” que contenía las
coordenadas de 1018 estrellas descubiertas por él. En el museo del complejo, fotografié
la maqueta original del observatorio y en las ruinas lo que queda de ese famoso sextante.
Ulug Beg logró calcular con gran éxito el año solar:

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Nos trasladamos a las colinas Afrosiab. Es la parte más antigua de la ciudad de
Samarcanda. Con la ayuda de excavaciones arqueológicas fueron descubiertas las torres
de la ciudadela fortificada. Visitamos el mausoleo de Khoja Daniyar (el profeta Daniel),
que es uno de los lugares más famosos del culto de las tres religiones monoteístas: El
islam, judaísmo y cristianismo. Se dice que los restos del santo fueron traídos desde
Mosul, por orden de Tamerlán. Una creencia local es que Daniel, después de muerto,
todavía tiene energía para continuar creciendo. Consecuentemente, a cada tanto los
fieles alargan el tamaño de su túmulo mortuorio que ya cuenta de varios metros.

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En el Museo de Samarcanda hay infinidad de cosas para ver. Desde antes de la época
de los Zoroastros Avesta, hasta el dominio del comunismo. Como otros, conviene visitarlo
y no abrir comentarios ni descripciones, por su extenso contenido.

Recorremos el complejo Shahk-I-Zinda, que inicia con el nombre de Kusam-ibn-Abbas,


convertido en el principal santuario de Samarcanda. Abbas, era primo del profeta
Muhammad (Mahoma). Se cree que murió en Samarcanda cuando los musulmanes
fueron atacados durante las oraciones. Una versión indica que estando herido se refugió
en una grieta que se abrió en la tierra. Otra; que lo decapitaron, pero él, llevando en la
mano su cabeza se ocultó en un pozo. Las dos leyendas concuerdan que Kusam-ibn-
Abbas, está vivo y se esconde en el dicho cementerio. El término “Shahk-I-Zinda” en
idioma árabe vale leerlo: “El rey subterráneo”. Lasokat nos llevó desde una punta a la
otra, explicando que los edificios de este mausoleo son mundialmente emblemáticos por
su arquitectura, refiriendo una historia abreviada de los fallecidos que están enterrados en
el mismo; mayormente pertenecen a personajes notorios y entre otros a familiares de
Timur. También nos hizo saber del simbolismo de una escalera que tiene 40 escalones,
pidiéndonos contarlos sin equivocarse, tanto al subir como bajar, sumándole a esa acción
pedidos personales de deseos incumplidos. La tradición musulmana contiene ritos
diferentes a los que conocemos en la cristiandad, por ejemplo: Aparte de amortajar al
fallecido, los familiares y amigos lo llevan al cementerio en una camilla o féretro abierto y
lo retiran de él para sepultarlo directamente en la fosa de tierra, sin ataúd de ningún tipo,
colocando el cuerpo sobre su costado derecho y con la cara dirigida hacia La Meca. A
partir de ahí, viene una serie de días claves para visitar la tumba: el tercero, el noveno y a
los 40 días; este último para recordarlo como fue durante su vida terrenal. En Ispahán
(Irán), presencié, una innovación ingeniosa de esta clase de recordación pública. Los
parientes del fallecido montan algo parecido a un quisco a un costado de avenidas o
calles concurridas. Allí ofrecen bebidas sin alcohol, café, té y comida rápida gratuita a los
participantes, incluso, a transeúntes que se suman sin tener nada que ver con el finado. A
los sentados en sillas instaladas para presenciar la recordación, les lustran los zapatos
sin cargo alguno. Difunden con parlantes y música, mensajes alusivos a ese familiar que
ya no está entre los vivos. Sin entender el idioma árabe, pregunté aquella vez a la guía
iraní de que se trataba. Me habló sucintamente del ritual recordatorio de los 40 días,

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acotando que “el fallecido en cuestión, al parecer, no fue de lo mejor en su vida terrenal;
porque cuando más entregas públicas hace la familia, indica que tuvo un comportamiento
cuestionable y acotó: “Cuando se recuerda a una buena persona, lo visitan en el
cementerio, lo extrañan y punto”.

En horas de la noche regresamos para fotografiar el portal iluminado de este complejo


fúnebre. Continuamos caminando por una avenida, que, tapia mediante, divide la zona
oscura de la extensa necrópolis. Jason y yo empezamos a ver resplandores de las
cúpulas interiores, lamentando no encontrar un lugar alto que nos permita fotografiar el
conjunto desde afuera. Para nuestra suerte, más adelante, la puerta de acceso al
inmenso cementerio estaba abierta. Tuve la ocurrencia de acceder por ella y pedirle a
Jason que me siga hasta encontrar un buen sitio para retratar el paisaje nocturno. En un
ambiente oscuro, saturado de tumbas y lápidas, ambos, tuvimos suerte; “El rey
subterráneo”, disimuló nuestra presencia y no salió a recibirnos…. Jason es de origen
inglés, abogado, muy respetuoso y meticuloso en todo. Antes de sumarse; me previno
“Pero…Juan Carlos, esto es un territorio sagrado…” No tuve tiempo de explicarle mi
actitud; creo estar en lo cierto que la vejez y la niñez tienen algo en común. Cuando era
niño, con mi hermano mayor o en compañía amigos de la infancia, entrar de noche en los
dos cementerios del pueblo natal, era cosa normal. Al más cercano y antiguo lo
atravesábamos por una senda diagonal cuando regresábamos de un arroyo después de ir
a pescar. Al otro más distante y nuevo, nos internábamos aguas abajo del mismo arroyo,
o en el invierno para cazar palomas acurrucadas en las ramas de los árboles del
camposanto.

Llega el momento de conocer el mausoleo Gur-e-Amir, donde están los restos de


Tamerlán. Miles de personas del mundo que visitaron el Taj Mahal en Agra – India, jamás
se preguntaron en qué modelo arquitectónico se inspiró el emperador Sha Zehan y sus
profesionales contratados para edificar semejante obra dedicada al descanso eterno de

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su amada esposa, Muntaz Mahal-Arjumand Banu. La respuesta es la “Tumba de
Humayun” en Delhi, que a su vez responde al “Mausoleo Gur-e-Amir” de Samarcanda, y
otro tanto a la tumba de Itmad-ud-Daulah de Agra.

Gur-e-Amir en persa significa “Tumba del Rey”, también, puede interpretarse “Del señor
Comandante”. Vale acotar que el contrato de la unión matrimonial con Saray mulk
Khanum, de origen mongola y familia directa del Genghis Khan, no le valió del todo para
ascender a la jerarquía de “Khan → Emperador”, pero sí para escalar y alcanzar el
umbral de “Amir→Comandante”. Bibi Khanum, fue la esposa favorita de Tamerlán, entre
cuarenta y tres esposas-concubinas que tuvo éste en su harem de palacio. Es la
“Necrópolis de la dinastía de los Timúridas”. Además de Tamerlan y Muhammad Sultán
(su nieto), guarda restos de los tres gobernadores de esa dinastía. Son los dos hijos de
Amir Timur, Miranshaj (1366-1408) y Shajruj (1377-1449), así como su otro nieto Mirzo
Ulug-beg (1394-1449), el célebre astrónomo. Los féretros apoyados en la superficie del
salón, son cenotafios, es decir, no contienen restos óseos mortales de los fallecidos que
si están enterrados, amortajados en tela blanca, debajo de los mismos. El cenotafio de
color oscuro (Jade verde), pertenece a Amir Timur:

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Una lápida de grandes dimensiones labrada en nefrita de Mongolia tiene la siguiente
inscripción: “Si yo me levantase de mi tumba, el mundo entero temblaría”. Es que,
Tamerlan fue un comandante guerrero, tanto, o más temido que el propio Genghis Khan,
su hijo Chagatai y toda la Horda de Oro de mongoles juntos. Mejor, no traer a memoria ni
describir las sangrientas historias de su accionar militar contra enemigos que intentaron
coartar su avance territorial. Sus tropas estaban suficiente entrenadas para sembrar
pánico y terror en su paso, considerada, la mejor estrategia de éxito, es decir; despertar
miedo colectivo. En sus campañas devastó y saqueó ciudades y pueblos enteros del
modo más aberrante que la imaginación pueda alcanzar. Tuve dos oportunidades de
visitar la galería Tretyakov en Moscú. En un salón está la pintura de Vasily Vereshchagin
que lleva el título “La apoteosis de la guerra”. La parte posterior del lienzo tiene una
inscripción que dice: “Dedicado a todos los conquistadores, pasados, presentes y por
venir”. La obra está inspirada en las consecuencias de batallas militares de Tamerlan, y
vaya ironía; Moscovia fue uno de los principados mejores beneficiados, porque gracias a
Timur pudieron deshacerse de la ocupación de kanatos mongoles en territorio ruso.

También la tumba tiene otra inscripción que dice: “Cualquiera que viole mi tranquilidad en
esta vida o en la siguiente, será objeto de un castigo y miseria inevitables”. Durante el
dominio de la URSS, en el mausoleo Gur-e-Amir, trabajó un equipo de arqueólogos
soviéticos a cargo de Mijail Guerásimov. El 22 de junio de 1941 exhumaron los restos
óseos de Tamerlan. Comprobaron que era cojo, es decir lo que Timur en persa significa
→ cojo”, alto para su tiempo (1,72 m.), pelirrojo y poseía rasgos mezclados de

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mongoloide y caucasoide. Lo curioso es que al día siguiente de abrir la tumba, Alemania
invadió Rusia y eso originó una leyenda de maldición para toda la URSS. Personalmente
no creo que la acción del arqueólogo ruso tenga nada que ver en esto. Los rusos son
supersticiosos; una vez, recorriendo el Anillo de Oro entre Moscú y San Petersburgo, noté
que las aberturas de fachadas de las casas del campesinado, entre vecinos, tienen
ornamentos calados, con formatos y pinturas de colores “diferentes”. Pregunté la razón y
la respuesta fue: “para que no penetren los malos espíritus en el interior de las viviendas”.
Otro temor parecido es la presencia de cuervos en zonas del caserío; las personas
mayores de edad que tienen achaques de salud, no salen de sus viviendas hasta que
alguien de su confianza les asegure que esas aves ya no están en las inmediaciones. Lo
mismo, observé en ciudades y pueblos de Siberia, incluso mirando y comparando las
aberturas y puertas de las dachas e isbas, desde las ventanas del tren.

Ver iluminado el Registán durante la noche no tiene precio. Fue el antiguo centro de la
ciudad conocido en persa como “Lugar de arena”. Otro tanto es admirarlo de día, recorrer
sus edificios y el majestuoso jardín.

Con la ubicación de las fotos nocturnas, puedo indicar algunos pormenores del conjunto
que componen los tres edificios principales. El de la izquierda es la Madraza de Ulug Beg,
construida por orden de él (1417-1420). La decoración en mosaico sobre el arco
simbólicamente significa un cielo con estrellas de cinco y diez puntas. Antes de la
construcción del observatorio de Ulug Beg, en el territorio de esta madraza había una
zona para realizar observaciones astronómicas. En el lado opuesto, enfrente derecho,

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está la Madraza de Sher-dor, “Que tiene tigres melenudos en su fachada”. Fue construida
por el arquitecto palaciego Abdul Khabarov (1619-1636), cumpliendo orden del
gobernante de Samarcanda Bakhadur Yalangtush-biy. Está decorada con imágenes de
tigres míticos, con melena de león, y color fuego. Representa el poder del referido
gobernante. El centro está ocupado por la Madraza-Mezquita Tilla-Qori (dorado). A
mediados del siglo XVII, la mezquita del viernes de Amir Timur, conocida como “Bibí
Khonum” estaba muy deteriorada y Samarcanda necesitaba tener una nueva. Fue el
mismo gobernador Bakhadur Yalangtush-biy, quien ordenó construir Tilla-Qori,
completada en el año 1660. Aparte de las dimensiones de la cúpula cubierta de oro, las
paredes y el mihrab de la mezquita, superaron todas las construcciones arquitectónicas
famosas del Asia Central:

Nos trasladamos a la Mezquita Bibí Khonum (mujer o la reina de todas las mujeres, en
persa) comenzada por orden de Amir Timur a partir del año 1399. Era la mayor de
tamaño en Asia Central, donde cabían más de 10 mil peregrinos. Lo que existe
actualmente no es lo original que hubo en su tiempo glorioso. Enfrente de ella está el
mausoleo de Saray Mulk Khanum (Bibí), en memoria de la emperatriz consorte principal
de Tamerlán, que era descendente directa de Genghis Khan. Todo indica que la
gigantesca mezquita original se derrumbó en un terremoto en el año 1897. Esa joya
arquitectónica fue edificada por orden de ella mientras su marido estaba de campaña
militar lejos de la ciudad de Samarcanda. Según una de las leyendas, el arquitecto
constructor cayó enamorado de Bibí y se negó a completar el trabajo acordado a menos
que Bibí le diera un beso. El beso dado con mucha resistencia y solo para que el
constructor continúe y complete los trabajos, dejó una marca en ella y la indignación de
Tamerlán a su regreso fue tal, que mandó buscarlo. Pero el arquitecto ya se había
suicidado.

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De aquí vamos a la Mezquita Khazret-Khizr, construida en honor del legendario anciano
viajero honrado en la religión del Islam como patrón de todos los viajeros y exploradores.
En su tiempo, todos creían que el encuentro con él siempre trae felicidad y suerte al
hombre. Debido a esa creencia estaba situada a la entrada de la ciudad, cerca de la
puerta principal de acceso, a través de la cual llegaban caravanas de otros países a
Samarcanda. Lo que hoy se ve aquí fue reconstruido sobre los cimientos antiguos a
mediados del siglo XIX. En la parte norte de la mezquita existe un mausoleo en honor del
primer Presidente de la República de Uzbekistán, Islam Abduganiyevich Karimov.

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Entre oriente y occidente hay notables diferencias culturales, sociales, políticas y
económicas; no cuestionaré sus leyes, costumbres ni gobiernos, porque no me
corresponde, así de sencillo. Tampoco pondré en tela de juicio los sucesos y
acontecimientos ocurridos en tiempos de Tamerlán, sus hijos y nietos gobernantes;
pertenecen a épocas difíciles y métodos de guerra antiguos que predominaron en toda
Asia. Aunque, a primera vista, parezcan ser hechos barbaros, inhumanos y sangrientos,
los uzbekos consideran esa parte como una epopeya de certeros actos heroicos,
indiscutibles. Esas generaciones de civiles y militares del territorio de Euro-Asia
resistieron sufrimientos extremos durante las incursiones y dominios de los mongoles. En
medio de semejantes circunstancias, encontraron algo superador y lo instrumentaron
valientemente para triunfar, soportando a su desfavor, valiosas pérdidas humanas,
esclavitud de pobladores, bienes incendiados o confiscados. Es decir, fundieron sus
partículas personales en un crisol de alta temperatura bélica, para adquirir el temple
necesario que les permita enfrentarse, vencer y expulsar del territorio, nada menos, que a
los temibles guerreros sucesores del Genghis Khan y la insaciable Horda de Oro.
Tampoco cuestionaré sus leyes y costumbres religiosas coránicas, creencias, ritos y
dogmas que les pertenecen desde Mahoma. La mayoría los uzbekos contemporáneos
que frecuentamos durante este tour, en promedio, nos trataron amablemente, con respeto
y colaboración; es lo que importa y quedo agradecido. Lasokat, merece nuestro mejor
reconocimiento en lo personal y profesional.

Los servicios de restaurantes, son de excelencia; la gastronomía de Uzbekistán es


magnífica, variada, digna de recomendar a cualquier viajero occidental. Los
establecimientos hoteleros y el personal que los atiende son otra parte de la grandeza
que brinda este país asiático:

Estamos en la recta final, visitando lugares emblemáticos pendientes de ver en


Samarcanda. Nos trasladamos a la estación para abordar un tren de alta velocidad que
nos lleva a Taskent, instalándonos por tercera vez en el hotel Courtyard by Marriott
Taskent. Es donde cenamos y descansamos la última noche de permanencia en Asia
Central. Destaco que mis compañeros de tour son excelentes personas, los recordaré

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siempre con gratitud. Hasta aquí todo resultó maravilloso; agregué un mes más de
andanzas por el mundo, haciendo aduanas en no menos de once aeropuertos.

Ahora me aguarda un primer vuelo desde Taskent hasta el aeropuerto de Estambul, otro
a Barcelona, ir a Barajas en Madrid, hacer el vuelo transcontinental hasta Buenos Aires y
el último esfuerzo en avión de cabotaje para llegar a destino final, mi casa. Vuelvo como
las aves al momento de ponerse el sol, un poco golpeado, como cualquier historiador,
fotógrafo o arqueólogo aficionado que agoto buena parte de sus esfuerzos para conocer
y comprender mejor ésta lejana parte del mundo.

Uassalam.

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