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¿Qué son las falacias?

En lógica, una falacia (del latín fallacia ‘engaño’) es un argumento que


parece válido, pero no lo es. Algunas falacias se
cometen intencionadamente para persuadir o manipular a los demás, mientras
que otras se cometen sin intención debido a descuidos o ignorancia. En
ocasiones las falacias pueden ser muy sutiles y persuasivas, por lo que se
debe poner mucha atención para detectarlas.
Que un argumento sea falaz no implica que sus premisas o su conclusión sean
falsas ni que sean verdaderas. Un argumento puede tener premisas y
conclusión verdaderas y aun así ser falaz. Lo que hace falaz a un argumento
es la invalidez del argumento en sí. De hecho, inferir que una proposición es
falsa porque el argumento que la contiene por conclusión es falaz es en sí una
falacia conocida como argumento ad logicam.
El estudio de las falacias se remonta por lo menos hasta Aristóteles, quien en
sus Refutaciones sofísticas identificó y clasificó trece clases de falacias. Desde
entonces se han agregado a la lista cientos de otras falacias y se han
propuesto varios sistemas de clasificación.[5]
Las falacias son de interés no solo para la lógica, sino también para la política,
la retórica, el derecho, la ciencia, la religión, el periodismo, la mercadotecnia,
el cine y, en general, cualquier área en la cual la argumentación y la persuasión
sean de especial relevancia.

Las falacias formales


Las falacias formales son argumentos en las que la conclusión no se sigue ( ni
necesaria ni probablemente ) de las premisas. La forma misma del
razonamiento es incorrecta, por lo que es imposible deducir lo que se dice en la
conclusión.

Afinaciones del consecuente: En lógica, la afirmación del consecuente,


también llamado error recíproco o error converso, es una falacia formal. Esta se
comete al tomar una afirmación condicional verdadera "Si A, entonces B", e
incorrectamente afirmar su recíproca o conversa "Si B, entonces A". Esto es un
error, porque el consecuente B puede tener otras razones para
ocurrir aparte de A.

Ejemplo:
Si está nevando, entonces hace frío.
Hace frío.
Por lo tanto, está nevando.
Negación del antecedente: la negación del antecedente, también
llamado error inverso, es una falacia formal. Esta se comete al tomar una
afirmación condicional verdadera («si pasa A, entonces pasará B»), e
incorrectamente afirmar su inversa («si no pasa A, entonces no pasará B»).
Esto es un error, porque el consecuente B puede tener otras razones para
ocurrir aparte de A.
Ejemplo:
Si está nevando, entonces hace frío.
No está nevando.
Por lo tanto, no hace frío.
Falacia de la falacia: es una forma de razonamiento falaz que consiste en
afirmar la falsedad de algo solo porque surge de un razonamiento contrario a la
lógica o de una falacia. Esto es falaz debido a que la validez o invalidez de un
razonamiento no determina necesariamente la falsedad o verdad de su
conclusión.
ejemplo:

A: «Los gatos tienen pelos y, como Félix tiene pelos, entonces es un gato». No
(non sequitur).
B: «Que tenga pelos no demuestra que sea gato, pues bien podría ser un perro
u otro animal». Sí (refutación válida). «Así que no es un gato». No
(argumento ad logicam).
A: «Pero Félix es mi gato». Premisa, proposición verdadera o falsa.

Silogismo disyuntivo falaz: se parte de una disyunción y se da por supuesto


que la afirmación de una de las posibilidades implica la negación de la otra.
Ejemplo: "cabía la opción de que la fiebre fuera por gripe o por infección, tiene
una infección en la garganta, por lo que no tiene gripe".
Las falacias informales o no formales
son razonamientos en los cuales lo que aportan las premisas no es
adecuado para justificar la conclusión a la que se quiere llegar. Se
quiere convencer no aportando buenas razones sino apelando a elementos no
pertinentes o, incluso, irracionales. Cuando las premisas son informaciones
acertadas, lo son, en todo caso, por una conclusión diferente a la que se
pretende.
Falacia de la falsa autoridad. Como recordarás, el argumento de autoridad
consiste en defender que algo es cierto porque lo dice determinada persona
(autor, filósofo, político, profesor, incluso nuestro padre o madre, etc.), o bien
determinado libro sagrado (la Biblia, el Corán, etc.)

Ejemplo:
A afirma p, → Conozco doctores que recomiendan la homeopatía. A es un
experto o autoridad, → los doctores son personas de prestigio reconocido.
contra el hombre: este tipo de falacia se denomina a veces insulto o falacia de
ataque personal. Este tipo de falacia se produce cuando alguien ataca a la
persona en lugar de atacar su argumento.

Ejemplo: Dices que el alcohol es malo, pero eres alcohólico.

Dirigida al pueblo: es una falacia que implica responder a un argumento o a


una afirmación refiriéndose a la supuesta opinión que de ello tiene la gente en
general, en lugar de al argumento por sí mismo.
Ejemplo: Esta ley no es buena porque ningún país del mundo tiene nada igual.

Por la ignorancia: Aparece cuando se pretende que algo es como decimos


nosotros, dado que el interlocutor no está en posición de demostrar lo contrario.
Ejemplo: los alienígenas existen, porque nadie puede demostrar que no
existan.

Apelación a la fuerza: Cuando usamos la fuerza o la amenaza de hacer uso


de ella en un argumento se comete la falacia conocida como "Argumentum ad
baculum". Realmente no estamos presentando argumentos, sino amenazando
o apelando al miedo para que acepte la validez de alguna conclusión.
Ejemplo:
Lo tienes que hacer porque aquí se hace lo que yo diga.

¡O dejas de discutir y te callas de una vez, o te castigo!

Petición de principio: Se trata de una falacia que se produce cuando la


proposición por ser probada se incluye implícita o explícitamente entre las
premisas. Como concepto en la lógica la primera definición de esta falacia
conocida en Occidente fue acuñada por el filósofo griego Aristóteles, en su
obra Primeros analíticos.

Ejemplo:
Le estoy diciendo la verdad porque yo nunca miento
Todo acusado de herejía es necesariamente culpable de ella.

Dios nunca permitiría que quien no es un hereje fuera acusado de serlo.


- Haz lo que yo te diga
Generalización precipitada: Es aquel error en la argumentación que se
produce cuando se establece una conclusión a partir de una base insuficiente
de datos. A partir de una serie insuficiente de casos que son similares,
establecemos una conclusión general para todos los casos.
Ejemplo: "Este curso, he visto a Juan leer cuatro libros y los cuatro eran
novelas de ciencia ficción. Por tanto, todos los libros que ha leído Juan este
curso son novelas de ciencia ficción". La conclusión general que he establecido
puede resultar precipitada, ya que podría ocurrir, sin embargo, que Juan haya
leído algunos libros sin que yo lo haya visto, y que algunos de esos libros sean
novelas policíacas, u obras de teatro o de poesía. También podría darse el
caso de que hubiese leído algún libro que no sea de literatura.

Falsa causa: Has presumido que una relación real o percibida entre dos cosas
significa que una es causa de la otra. Muchas personas confunden correlación
(cosas que ocurren al mismo tiempo o en secuencia) con causalidad (que una
cosa realmente haga que la otra ocurra). A veces, la correlación es una
coincidencia, o se puede atribuir a una causa común.
Ejemplo: Señalando una elegante gráfica, Jorge muestra cómo las
temperaturas han estado subiendo en los últimos siglos, al mismo tiempo que
la cantidad de piratas fue disminuyendo, por lo tanto, los piratas enfrían al
mundo y el calentamiento global es un engaño.
Semantica: Ocurre cuando el que habla no emplea razonamientos,
sino que ataca directamente a la persona a la que quiere convencer, o
desacredita a los que presentan argumentos en su contra.
Ejemplo:
Tú no eres español, por eso no tienes derecho a opinar sobre este país.
con un gato se puede levantar un coche (aunque no con cualquier gato, claro).

Tu también: Se denomina tu quoque (locución latina que significa ‘tú también’)


al argumento que consiste en rechazar un razonamiento, o considerarlo falso,
alegando la inconsistencia de quien lo propone. Es, por tanto, una variante de
la falacia ad hominem, o de la falacia ad personam (cfr. Perelman) o ataque
personal, mediante la cual se procura demostrar que una crítica o una objeción
se aplica igualmente a la persona que la realiza, rechazándola sin entrar a
analizarla.

Ejemplo:
¿Cómo me acusas de capitalista? A ver, enséñame eso que llevas ahí. ¡Ah! pero si es
un smartphone... ¡Ya veo que clase de anticapitalista estás hecho!
¡Castigada por no aprobar la asignatura!
- ¿Por qué me castigas si tú sacabas peores notas que yo?
No me digas que me ponga a dieta porque tú estás más gordo que yo
¿Cómo voy a obedecer al médico si él mismo no se aplica el cuento?
Eludir la cuestión: Consiste en probar otra cosa diferente de la que se
cuestiona. Tradicionalmente se la conocía como Ignoratio elenchi o elusión del
asunto (del griego elencos, argumento).
Ejemplo: quien no desea entrar en un debate sobre la licitud de un proyecto (que
es lo que se discute), puede desviar la atención hacia la utilidad (que no discute
nadie).

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