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¿Qué es el poder?
Según los diccionarios, el poder es la capacidad o la posibilidad de obrar , hacer cosas o
producir cambios en otros seres humanos.
El poder de hacer cosas nos hace sentir bien: puedo organizar un equipo de fútbol,
ayudar a mi compañero a hacer un trabajo de Cívica. Ese poder-hacer, sin embargo,
aunque parezca individual, es un poder social. Puedo armar el equipo pues hace años
que veo jugar al fútbol o participo en un equipo. Puedo ayudar a mi compañero pues
antes estuve en una clase de Cívica en la que el profesor explico conceptos sobre el
tema. El poder-hacer además de una construcción social también es una construcción
histórica. Los modos de hacer las cosas varían con el tiempo.
Esa capacidad de proyectar qué hacer a veces se rompe y se transforma en su opuesto:
poder-sobre. Esto ocurre cuando una persona o grupo de personas mandan a otras para
que ejecuten lo que ellas han concebido. En ese caso decimos que el hacer se ha
fragmentado, ya que el poderoso aparece como quien hizo las cosas y el verdadero
hacedor desaparece; en otras palabras, el poderoso concibe pero no ejecuta, mientras
que otros ejecutan pero no conciben. El poder-hacer se transforma en el poder-sobre,
que es una relación de poder entre personas. Esto se ve claramente en el discurso
histórico; por ejemplo, se dice que Napoleón conquisto Europa, como si hubiera sido un
hecho individual, sin distinguir que su capacidad fue al de comandar a otros para que lo
hicieran.
Hoy, para la mayoría de las personas, su poder-hacer como proyección humana ha
mermado, ya que hacen lo que otros conciben, lo cual redunda en insatisfacción
personal. Las encuestas de trabajo muestran al respecto resultados alarmantes. A la
mayoría no le gusta lo que hace diariamente. Solo algunos pocos – en general, artistas,
artesanos, intelectuales – manifiestan felicidad con su hacer cotidiano. Esto se debe a
que no hacen lo que concibieron o proyectaron sino lo que otros han concebido o
proyectado.
Esta insatisfacción no esta basada simplemente en una preferencia por actividades no
manuales o que requieran menor esfuerzo físico. En las comunidades donde no aparece
la ruptura del poder-hacer, las tareas manuales de gran desgaste físico no son vistas
como agobiantes, pues la comunidad resuelve su realización en forma colectiva y la
finalidad de las mismas es compartida. Los quechuas, por ejemplo, tenían un sistema de
ayuda reciproca para la cosecha y luego celebraban es poder-hacer con una fiesta. El
individuo o el grupo que ejerce poder sobre otro rompe el reconocimiento mutuo entre
personas. La historia se convierte en la historia de los poderosos que les dicen a otros
qué hay que hacer
El poder-sobre
El poder-sobre es la relación que se establece entre seres humanos, por la cual unos
determinan o modifican la conducta de otros que, a su vez y de algún modo, consienten
esa relación. En esta relación podemos identificar tres agentes:
1- la persona o el grupo que, en una relación de poder, modifica o determina la
conducta de otros (en adelante, A)
2- la persona o el grupo que se encuentra en una situación de asimetría
desventajosa en esa relación, por lo cual efectúa los cambios en su conducta por
influencia o imposición de la primera (en adelante, B)
3- las esferas de la vida en la que se desarrolla el poder: la oficialidad de un ejercito
desarrolla su poder en la esfera militar; un gobierno, en la esfera política; un
empresario, en la esfera económica; un educador, en la educación. Durante
milenios el hombre domino a la mujer en las relaciones de pareja, laborales,
sociales. Durante los últimos siglos los blancos dominaban a los negros. En
todas las esferas de la vida existen relaciones de poder y nos afectan a todos.
Para que exista poder, A debe tener la intención o el interés de cambiar la conducta del
B. No todo cambio de conducta significa una relación de poder. Puede haber cambio de
conducta por imitación; en ese caso no se trata de una relación de poder, pues el imitado
no tiene intención o interés en que el otro lo imite. Por ejemplo, si imito a un cantante
de rock, este no pretende que adopte esa conducta.
Pero B no es receptor pasivo del poder que A ejerce sobre él. B tiene algún grado de
compromiso voluntario con esa relación, de algún modo la consiente, lo que no quiere
decir que sea necesariamente libre en la elección de su comportamiento.
Diógenes y Alejandro.
Cuentan que Alejandro Magno, el rey poderoso, se encontró con Diógenes, el filosofo,
quien vivía en la máxima pobreza, en un lugar publico y a la intemperie – en un barril –
Alejandro, entonces, le propuso: “dime qué quieres que yo te lo daré”
Diógenes contesto: “que no me quitéis el sol, muévete que me lo estas tapando”
¿Qué ocurrió con la relación de poder entre Alejandro y Diógenes? ¿La posesión de
riquezas y fuerza es garantía del ejercicio de poder sobre las personas?
El poder y la modernidad
La cultura moderna occidental cambio el lugar que tenia el hombre en la cultura. Dios
dejo de ser el centro y paso a serlo el propio hombre. Dentro de esta cultura
distinguimos a los pensadores liberales, para quienes la capacidad de acumular riquezas
se entiende como resultado de las capacidades individuales. Quienes lograron acumular
riqueza lo hicieron en uso de su libertad para hacerlo. Quienes no, son responsables
individuales de su situación. Los pensadores liberales mantienen además el derecho de
herencia, que permite trasmitir lo acumulado a la descendencia y con ello la continuidad
de las relaciones de poder.
Para los pensadores de la teoría de la alineación (marxista), el trabajo es la única fuente
de riqueza. La acumulación deviene de la forma en que los seres humanos se relacionan
entre si para transformar la naturaleza y así satisfacer sus necesidades. En ciertas
relaciones sociales de producción, los dueños de la producción no pagan a los
trabajadores por todo su trabajo sino por una parte, lo que les permite acumular
ganancias por medio del trabajo de otro (plusvalía).