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EL CUARTO DE ATRÁS. ESTUDIO DE LA OBRA.

RESUMEN CAPÍTULOS

● Capítulo I. El hombre descalzo


La narradora-protagonista, incapaz de dormirse, ve las imágenes que desde niña la han
acompañado en las noches de insomnio. Es un momento tan intenso como contradictorio:
se le agolpan las visiones, pero se le resisten las palabras. Incapaz de nombrar (incapaz de
escribir), recrea tres dibujos que, como su nombre, empiezan por "c": casa, cuarto, cama.
Los tres objetos la transportan al centro de su infancia en Salamanca.

Da por imposible el sueño y decide levantarse. La habitación es un caos de cosas, un


desorden externo que es reflejo del mental. Un grabado cuelga de la pared: es la
Conferencia de Lutero con el diablo. Coge un costurero familiar-depósito de la memoria-,
pero un tropiezo hace que todos los objetos recuerdos rueden por el suelo. El percance ha
sido provocado por el libro que tiene la autora. En sequía creativa: Introducción a la
literatura fantástica, de Todorov. El deseo de escribir un libro en que los límites entre lo real
y lo fantástico se confundan ha provocado en la narradora un bloqueo de cinco meses.

Otro hallazgo en el suelo: una carta de amor, de autor irreconocible, aparentemente escrita
por un hombre que, frente al mar, lamenta su pérdida. La protagonista imagina al hombre,
descalzo (la imagen da título al capítulo), que echa a andar junto al rompeolas y se aleja.
Esa carta ha sido muchas veces reescrita por la protagonista, en su intento de explorar el
amor en el plano de la fantasía ante una realidad que no se lo permite. Finalmente, se
queda dormida sobre el suelo, encima de la carta.

● Capítulo II. El sombrero negro


A las doce y media de la noche la despierta el teléfono. Tanto ella como el libro causante del
tropiezo están en la cama, no en el suelo. Como se ve, la ambigüedad, el no saber si lo que
se ha dicho en el capítulo anterior era real o soñado, es, desde este momento, una de las
claves de la novela. La llamada es efectuada por un hombre vestido de negro con el que
supuestamente habla concertado una entrevista. La aparición desafiante de una cucaracha
de gran tamaño anticipa el misterio, Fuera, la tormenta arrecia, Invita a subir al
desconocido, se instalan en el cuarto de estar y el hombre deja su sombrero, como si fuera
un pisapapeles, sobre unos folios que hay junto a la máquina de escribir. en cuyo carro
asoma una hoja en la que se puede leer al hombre descalzo ya no se le ve". La
protagonista, extrañada, no recuerda haber escrito esos folios.

El hombre comienza la conversación sugiriendo la escritura de un libro de misterio. La


seguridad que le transmite el desconocido hace que pierda el miedo a la tormenta y la
confianza la lleva a recordar escenas del pasado. Hablan de El balneario, una obra, que a
juicio del invitado, carece del misterio y la ambigüedad que ahora ella anda buscando en su
escritura. En aquel momento, corría el año 53, la narradora era una jovencita de provincias,
producto de la educación sentimental del momento. La conversación revela el papel de la
literatura en su vida como refugio de la realidad. Esa concepción nació gracias a su amiga
de estudios quien habla inventado una isla, Bergai, en la que las dos niñas se protegían del
miedo y el frío de aquellos años. Ei la invita a vivir "al raso". El capítulo termina recordando
a Franco y su hija Carmencita, una niña de edad parecida a la suya, con quien también
compartía nombre, pero a la que imaginaba triste y aburrida.

● Capítulo III. Ven pronto a Cunigan


La anfitriona va a la cocina para ofrecer té frío a su invitado. La estimulante conversación ha
refrescado un viejo tema: los usos amorosos de la posguerra. Las costumbres, las
modistas, las peluquerías, las canciones, etc., habían dado lugar a notas que iban a ser la
semilla de un próximo libro, pero el cuaderno andaba extraviado. Ahora la conversación ha
iluminado aquellos recuerdos. El reflejo en un espejo antiguo le devuelve la imagen de una
muchacha de dieciocho años. Es la época en la que surge su rebeldía contra el orden, la
limpieza, las leyes del hogar, al tiempo que se despierta la curiosidad, el deseo de
emancipación, el anhelo de perderse en el laberinto de calles de Madrid. En alguna de ellas
estaría Cúnigan, un local de música que se convirtió desde entonces en el símbolo mítico
de la libertad. Recuerda también las actividades que hacía la familia en cada viaje a la
capital (visita a modistas, asistencia a estrenos de cine y de teatro). El viejo aparador
familiar trae consigo el recuerdo de su madre. La evocación da pie a reflexionar sobre el
modelo de educación femenina que se impuso durante el franquismo, con instrumentos
como el de la Sección Femenina.

● Capítulo IV. El escondite inglés


La protagonista regresa al cuarto de estar y aumenta la confusión: el visitante de negro le
pregunta si teme al diablo (su alter ego?) con el grabado de Lutero en la mano y ella
comprueba que el texto de la máquina de escribir ha cambiado y el montón de folios ha
crecido. El la invita a no interpretarlo todo con la ley de la lógica: el azar y el desorden le
aportan una perspectiva abierta, libre, emotiva, para enfocar los cuarenta años que hablan
transcurrido desde la guerra, donde, tras la victoria nacional, el régimen habla establecido
las cosas como si pertenecieran a "un destino superior e inquebrantable" La protagonista
entiende que ha llegado el momento de escribir ese libro que se le resiste.

El visitante le ofrece una cajita dorada que contiene unas píldoras de colores que ayudan a
la memoria, precisamente porque la desordenan y provocan que fluyan las divagaciones. La
invita nuevamente a perderse,La narradora expone su impresión del paso del tiempo y lo
compara con el juego del escondite inglés: lo que recordamos son imágenes fijas, que se
han ido moviendo a nuestras espaldas, y cuyo orden a veces somos incapaces de
establecer. Entonces recuerda el viaje a Burgos y su sueño de libertad. Vuelve al tema de
sus problemas con la escritura: vive rodeada de papeles con notas sueltas, pero"se ha roto
el hilo que enhebra las cuentas del collar" El consejo del invitado es otra vez el mismo: que
"se fugue, que desate su mente y la escritura. Todo ello seduce, porque implica romper sus
corsés educativos Los recuerdos se centran ahora en la figura de Franco. Con su muerte el
tiempo se desbloquea, es el momento de intentar comprender aquellos años. La
conversación se interrumpe con una llamada de teléfono.
● Capítulo V. Una maleta de doble fondo
El capítulo comienza de la misma forma que el capítulo II, con una llamada telefónica. El
timbre del teléfono saca a la protagonista del cuarto de estar y la introduce en un nuevo
plano de la ficción Una desconocida, una mujer aparentemente despechada por el extraño
invitado vestido de negro, llama desde Puerto Real para hablar con él-ahora sabemos su
nombre: Alejandro-, rogar su perdón y enderezar la relación sentimental que se ha ido a
pique por una tercera persona, supuestamente nuestra narradora, a quien atribuye la
autoría de las cartas de amor que la mujer ha descubierto, Por supuesto, nuestra
protagonista desconoce la existencia de esas cartas, misteriosamente firmadas con la C. de
su nombre (Carmen), letra que también posee el nombre de la mujer enojada, Carola De
repente, el invitado de negro se funde con el Alejandro de la novela rosa que empezó a
escribir con su amiga de la infancia. Este triángulo amoroso es una parodia del género que
alimentó la educación sentimental de la narradora, quien ahora fábula con la posibilidad de
estar viviendo uno de aquellos apasionados enredos. Es difícil no pensar que ella habría
deseado ser la autora de aquellas cartas. El capítulo se cierra con el enfado de la
protagonista con la desconocida del teléfono.

● Capítulo VI. La isla de Bergai


La protagonista se demora en el regreso a la habitación. Detrás de una de las cortinas rojas,
se re- crea en la observación y rememora su primera actuación en el teatro Liceo de
Salamanca. Finalmente, entra a escena y encuentra el cuaderno de tapas azules que
andaba buscando desde el principio, el que empezó la mañana del entierro de Franco y
contiene las notas del libro que intentaba escribir sobre la posguerra.

Retoman la conversación y el tema es la escasez. Los años de la guerra y la posguerra


estuvieron marcados por la necesidad y de la necesidad surgió la inventiva. Así fue como su
amiga de la infancia y ella crearon la isla de Bergai, un escondite ante la vida. Cuando el
cuarto de jugar, el cuarto de atrás de la casa familiar de Salamanca se transformó en
despensa para hacer frente a los momentos de escasez de alimentos, el único refugio que
conocía desapareció y con él, se apagó el deseo de poseer juguetes. En su lugar, su amiga
y ella construyeron la isla desierta de Bergal Así empezó su aislamiento. Desde entonces se
ha pasado la vida sin salir del refugio, soñando sola.

El vendaval hace que se abra la ventana y vuelen el sombrero y los folios que pasaba.
Mientras el invitado recoge y ordena las hojas, ella,, se echa a descansar en el sofá.

● Capítulo VII. La cajita dorada


Son las cinco. Un beso de su hija, que ha vuelto de una fiesta, despierta a nuestra
protagonista, que está en la cama y no en el sofá (Puede deberse el insomnio a la
preocupación de una madre que espera, impaciente, el regreso a casa de su hija, que habla
salido en una noche de tormenta? No lo sabemos). La escena plasma las pequeñas
diferencias generacionales existentes entre madre e hija y su deseo de que la joven estudie
más y salga menos. La hija se percata de que su madre ha podido tener visita en la bandeja
hay dos vasos. También está el montón de folios, grueso y bien ordenado, titulado El cuarto
de atrás, y la cajita dorada, convertida ya en el amuleto que, debajo de la almohada,
alimenta sus sueños. La escritura de la novela ha concluido con la propia novela, pero este
final invita a seguir imaginando.
DESARROLLO CAPÍTULOS

● Capítulo I: dormitorio y pasillo.


● Capítulo II: pasillo, rellano, cuarto de estar, (terraza).
● Capítulo III: cocina.
● Capítulo IV: cuarto de estar, (terraza)
● Capítulo V: dormitorio.
● Capítulo VI: cuarto de estar, (terraza).
● Capítulo VII: dormitorio, cuarto de estar, (terraza), cocina y habitación de la hija.

ESTRUCTURA EXTERNA

● Preámbulo: capítulo I.
● Cuerpo central: capítulos II, III, IV, V y VI.
● Epílogo: capítulo VII.

PERSONAJES

La narradora-escritora: es la protagonista de la obra, quien revela su identidad


progresivamente. Se caracteriza por la necesidad de “fugarse” de la realidad que la rodea y
que explica su refugio en la literatura, que le ofrece la posibilidad de cuestionar su propia
persona y el mundo en el que habita. La protagonista no juzga desde su época actual los
sucesos que aparecen en sucesivas divagaciones, sino que se limita a reflexionar desde su
experiencia personal, de ahí la originalidad de sus observaciones. Otras características son
su rechazo a los trabajos domésticos, tradicionalmente asignados a la mujer, y su renuncia
a la obligación social de estar siempre impecable. Destacamos, para finalizar, su
desdoblamiento, tal y como se vislumbra en el diálogo interior que mantiene en la cocina al
comienzo del capítulo tres con su yo del pasado reflejado en el espejo, que le recrimina las
labores domésticas que continúa desempeñando en su edad madura.

El hombre de negro: aparece en el segundo capítulo de la novela por primera vez. Este
personaje representa la figura del interlocutor idealizado, quien gracias al diálogo ayuda a la
narradora protagonista a construir, poco a poco, la memoria que con tanto deseo busca. El
interlocutor formula preguntas, pero no lleva guión; simplemente se encarga de hacer
posible la conversación, que surge de forma natural. Es el personaje más complejo.

Carola: la compañera sentimental de Alejandro se presenta en el capítulo quinto. A través


de ella conocemos el carácter de Alejandro, un “machista” y un “Barba Azul” que guarda
celosamente sus secretos y no tiene reparos en maltratarla si esta lo desobedece. Este
personaje puede interpretarse como alter ego de la protagonista, ya que, frente a esta,
Carola se atreve a vivir el amor con toda su intensidad a pesar del dolor que ello supone.

Hija: representa la mujer de la época (finales de los años setenta), ya que, a diferencia de
la protagonista, puede salir de noche y ser acompañada sin miedo a las habladurías. El
grupo compuesto por los personajes a los que la narradora-escritora alude pertenece al
pasado, a sus recuerdos, que surgen de ese cuarto de atrás. La mayoría interviene en
aquellos momentos en los que la protagonista nos ofrece su versión de los hechos. Este
grupo de personajes es muy numeroso, aunque, por su importancia destacaremos al padre,
la madre, la hermana, la amiga de la infancia, amores de infancia y juventud y personajes
literarios.

Padre: la protagonista ofrece una información variada y relevante de su figura. Estudió


leyes en Madrid, ciudad donde ejerce de notario tras hacerlo en Salamanca, donde "tenía su
despacho". Es de ideas liberales, aunque no radical en sus planteamientos, de ahí su
sentido práctico: "Comemos dinero, decía mi padre con gesto preocupado, cuando
estábamos sentados a la mesa". junto a este personaje aparecen vinculados sus dos
hermanos, el tío Joaquín y el tío Vicente. El primero era alto, guapo y un poco insolente. Lo
fusilaron por socialista". El segundo guarda parecido con el padre en lo que atañe a ese
carácter reservado.

Madre: comparte las ideas de su marido, con quien tenía en común amigos "que morían
fusilados o se exiliaban" y, por supuesto, el temor de este último: "mi madre contaba
algunas veces el miedo que le daba por la noche despertarse y oír un camión que frenaba
bruscamente delante de casa". A diferencia de la abuela, que acepta con naturalidad su
papel como ama de casa, se aprecia en la madre cierta resignación, obligada a no poder
estudiar por el contexto y la mentalidad de la época. Sin embargo, defiende que la
protagonista se desarrolle profesionalmente, círculo que se cierra con la hija de ésta. Las
reflexiones y cavilaciones de la narradora-escritora también están presentes en la madre
Javier Gaite, momento en el que se nos da a conocer por única vez el nombre de la madre:
Maria. La protagonista señala que no conoció a este "profesor de geografía", pero en su
breve descripción reconocemos la simpatía que su figura de bohemia despierta en ella.

Hermana: es la compañera de juegos de la protagonista en el cuarto de atrás. En cierto


modo, representa su anclaje en el mundo real. "se lo tengo que preguntar a mi hermana,
que ella se acordará", y el contrapunto a la imaginación de aquella: "Cuando tardaba en
dormirme-siempre tardaba en dormirme más que mi hermana- y las estrellas empezaban a
subir por dentro de mis párpados como volutas de cigarrillo turco, el cuarto se mudaba en
otro...".

Rafael: primo de Carola. Solo interviene tres veces y escuetamente para preguntar por
Alejandro y por la identidad de la protagonista. Carola lo utiliza como consuelo, como
remedio para soportar la ausencia de Alejandro, su verdadero amor.

Amiga de la infancia: supone un cambio en la mentalidad de la protagonista. Gracias a


este personaje sustituye los juguetes, el mundo material, por la fantasía, el mundo ficticio.
Con ella escribe el primer cuento, donde aparecen Esmeralda y Alejandro. La
narradora-escritora menciona varias veces que ya ha muerto y destaca su arrojo como se
observa en una de sus descripciones: "ninguna niña tenía una caligrafía así, valiente y
rebelde, como lo era también ella, nunca bajaba la cabeza al decir que sus padres, que eran
maestros, estaban en la cárcel por rojos, miraba de frente, con orgullo, no tenía miedo a
nada"
Amores de infancia y juventud: aparecen esporádicamente. Son que el hijo del
comandante, el muchacho del balneario, el "chico de a, Oporto, estudiante de ingeniería,
que me venía a cantar fados de debajo de la ventana" y que le escribía cartas.

Personajes literarios: como se ha adelantado, Esmeralda protagoniza el primer relato (una


novela rosa) que C. escribe con su amiga. En el mismo, se enamora de un misterioso
hombre al que la la narradora llama por entonces "Alejandro". De otro lado, "el hom- es bre
descalzo-que da titulo al primer capitulo- es la plasmación mta de un amor idealizado y
anhelado por la narradora-protagonista Es posible pensar que el estudiante de Oporto esté
en el origen go de la figura del hombre descalzo y que ahora el hombre de negro sea su
prolongación, ya que tanto uno como otro han manteni do, supuestamente, una
correspondencia epistolar con ella en el tiempo.

TEMAS

La ficción como refugio de la realidad. Como la propia autora reconoció, nunca se


afianzó sobre la realidad". Es cierto que supo explotarla, pero también es cierto que llegó a
comprender lo insoportable que en ocasiones le resultaba. La literatura, durante la mayor
parte de su vida, fue el refugio en el que se protegió de los riesgos de vivir la vida "al raso",
especialmente cuando se trataba de los años en los que el miedo y el frío se pegaban al
cuerpo.Recordemos el consejo de su amiga de la infancia "cuando todo se pone en contra
de uno, lo mejor es inventar. La narradora-protagonista construye un mundo alternativo
regido por leyes propias, que nada tienen que ver con lo racional, lo cronológico o lo físico.
Un mundo parecido a lo onírico. Es un universo en el que no está prohibido perderse ni
entregarse a los caprichos del azar.

La literatura también es conocimiento. La escritura es el instrumento para recuperar el


pasado y entender la identidad personal. Es un ejercicio de introspección que le permite
atravesar las capas que conforman su ser.

El papel social de la mujer cambia con el curso del tiempo. La madre de la autora, con
inquietudes alejadas del universo femenino del momento, sufrió las consecuencias
educativas de su época.

La búsqueda del paraíso de la infancia perdida. La escritura responde al deseo de


vencer el paso del tiempo y reconocer a la niña que un día fue, para comprobar que algo de
aquel ser aún permanece en su cuerpo de adulta.

El deseo de libertad coincide con su rebeldía a los principios del orden y las leyes del
hogar. El afán por descubrir requería independencia, emancipación.

La pobreza y precariedad de la posguerra. La escasez de estímulos intelectuales y


libertades individuales de este período coincide con la de los bienes materiales, como se
refleja en los siguientes términos: "estraperlo", "amortizar", "contrabando", etc..
El final del franquismo marca el inicio de un nuevo tiempo. La presencia absoluta
de Franco había regido la mayor parte de los años de vida de varias generaciones. Desde
los comienzos del régimen se difundió la propaganda de la Victoria, que promulgaba que la
Guerra Civil había sido una Cruzada victoriosa y no una guerra fratricida. Había que
propagar una moral de triunfo y lograr que me cundiera el entusiasmo. Esa era la consigna
de los himnos, los discursos,etc. En 1975, la muerte del dictador omnipresente creó en la
autora un efecto parecido al de la incredulidad.

ESPACIOS

El dormitorio en cuya cama intenta conciliar el sueño al comienzo de la novela.


Pertenece al apartamento madrileño de la calle Doctor Esquerdo. Es el espacio
privado al que no podrá acceder el visitante vestido de negro. Funciona como
antesala de los sueños, de ahí el desorden de la habitación.

El cuarto de juegos que compartía con su hermana en la casa familiar de


Salamanca, situada en la plaza de los Bandos, un edificio ya desaparecido. En la
infancia fue, como hemos explicado, el reino de la libertad y de la imaginación.

El cuarto de la casa de Caceres en que vivieron sus padres. La habitación


simboliza el legado transmitido por su madre. La autora nunca entró en el. Comparte
con su cuarto de juegos un mismo mueble: un viejo aparador que representa la
permanencia a través del paso del tiempo, que une la vida de aquellas dos mujeres
y pone en común sus propios espacios reservados

El espacio interior que ocupa el mundo evocado de su infancia y juventud y, en


general, el refugio en el que busca protección ante la vida. Es, en palabras de la
autora, el desván del cerebro.

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