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PERSONAJES INFLUYENTES EN LA MEDICINA MODERNA

En 1316 el médico Mondino de Luzzi publicó el libro Anatomia: considerado como el primer
manual de anatomía que tenía como finalidad mostrar de una forma veraz las estructuras
anatómicas a los estudiantes de medicina.

Leonardo Da Vinci fue el primero que introdujo la práctica de los dibujos anatómicos en el arte, y a
lo largo de su vida realizó más de setecientos dibujos anatómicos de diferentes partes del cuerpo.
Tal era su interés por la anatomía que proyectó editar un tratado de anatomía humana, en
colaboración con el médico veronés Marco Antonio della Torre. Leonardo pretendía que el doctor
della Torre pusiese texto a sus dibujos anatómicos, pero la muerte prematura del veronés truncó
el proyecto, que de haberse llevado a cabo habría significado un enorme avance científico.

En 1490, el médico Alessandro Benedetti mandó construir, en la Universidad de Padua el primer


anfiteatro anatómico.

Gabriele Zerbi, tuvo el honor de ser el primero en agrupar los órganos en sistemas y aparatos,
práctica que persiste en la actualidad.

Berengario da Carpi realizó más de un centenar de disecciones y descubrió algunos órganos


desconocidos hasta ese momento, entre ellos, por ejemplo, la glándula pineal y la hipófisis. En
1521 escribió Comentaria, que representó el mayor avance anatómico desde Galeno.

En 1543, Andrés Vesalio publicó De humani corporis fabrica (Sobre el edificio del cuerpo
humano), una obra revolucionaria en la que, además de describir la morfología, separaba la forma
(anatomía) de la función (fisiología), algo que no había sucedido hasta entonces. con él se instauró
el método moderno de la investigación anatómica, basado en la práctica de la disección sobre el
cadáver humano. Con Vesalio se inició el método y el camino de la anatomía moderna.

Uno de los cirujanos más famosos del momento fue Ambroise Paré, conocido como el padre de la
cirugía francesa, jugó un papel destacado en el desarrollo de la obstetricia, al demostrar que era
posible girar al feto antes del parto cuando se presentaba en una posición anómala, reduciendo
así el número de complicaciones tanto en la mujer como en el recién nacido. A él también se debe
el diseño de bragueros para contener las hernias inguinales o la invención de unas rudimentarias
prótesis para sustituir los miembros amputados de los heridos en combate. Paré hizo otro gran
descubrimiento, decidió no cauterizar el muñón de los amputados para cohibir la hemorragia, tal y
como se venía haciendo hasta ese momento, y optó por ligar lo vasos arteriales y venosos
seccionados, con lo que impidió que el herido muriese desangrado y evitó una vez más las
complicaciones de la cauterización.

El primer texto ginecológico escrito en castellano, obra del ginecólogo Damián Carbón y de título
Libro de arte de las comadres (1541), abordaba aspectos relacionados con la concepción, el parto,
la esterilidad y las enfermedades de los niños

En Christianismi Restitutio, Miguel Servet realizó la primera descripción de la circulación pulmonar


de la sangre. Un gran número de ejemplares de este libro ardieron con su autor en la hoguera,
afortunadamente pudieron salvarse tres de ellos. En este libro Servet describe, por vez primera, la
circulación pulmonar, una concepción anatómica-fisiológica que no ha cambiado sustancialmente
desde que Servet la describió.

Aureolus Theophrastus Bombastus von Hockenheim (1493-1541) era el verdadero nombre de


Paracelso, el pensador más original del siglo XVI, quien rechazó abiertamente la teoría humoral y
defendió los tratamientos naturales.

Girolamo Fracastoro es el primer médico que estableció con claridad el concepto de enfermedad
contagiosa y distinguió de forma precisa la infección (causa) y la epidemia (consecuencia).

Santorio Santorius fue uno de los más famosos médicos de su siglo. En su obra más conocida: Ars
de statica medicina (Arte de la medicina estática) reunió los resultados de todas sus experiencias
médicas, entre las que destaca especialmente la medición de la temperatura corporal. Diseñó el
primer aparato para medir la temperatura corporal, al que denominó instrumentum
temperatorum. En el siglo XVII el termómetro fue perfeccionado por el físico holandés Christiaan
Huygens, pero a pesar de todo no fue incorporado a la práctica clínica hasta el siglo XVIII, cuando
el médico holandés Hermann Boerhaave predicó las bondades de su utilización en el diagnóstico
de determinadas enfermedades.

El mayor descubrimiento en este campo se lo debemos al médico inglés William Harvey


descubridor de la circulación mayor de la sangre. Este médico describió por vez primera el
recorrido que realiza la sangre en nuestro organismo. Uno de los hechos más relevantes de este
hallazgo es que el doctor Harvey no llegó a ver la circulación de la sangre, simplemente dedujo su
existencia a partir de la experimentación, del análisis crítico y de complicados cálculos
matemáticos. A partir de este descubrimiento se inició una revolución científica encaminada a
solucionar problemas fisiológicos mediante experiencias físicas, químicas y/o mecánicas

Miguel Servet y William Harvey descubrieron la circulación de la sangre en el organismo tal y como
la entendemos actualmente; el primero describió la circulación menor (pulmonar) y el segundo, la
circulación mayor

El inventor del primer fórceps fue el doctor Guillaume Chamberlen, un médico que llegó a ser un
partero reconocido, ya que podía «hacer parir a mujeres que nadie más lo podía hacer».

El medico Giovanni Maria Lancisi público su libro De subitantis moribus (Muerte súbita), en
donde relacionaba el hecho de tener un corazón grande (cardiomegalia) con la posibilidad de
fallecer por muerte súbita, esto es, de forma repentina sin haber padecido ningún tipo de
síntomas con anterioridad. Doce años después publicó De noxiis paludum effluvis (De los nocivos
palúdicos), obra en la cual se asocia por vez primera que en las zonas con aguas estancadas haya
una mayor incidencia de fiebres palúdicas. Además, en este libro se baraja la posibilidad de que el
paludismo pueda transmitirse mediante la picadura de los mosquitos. Para evitar esta enfermedad
infecciosa, Lancisi insistía en la necesidad de sanear los terrenos anegados y pantanosos.

Zacharías Janssen consiguió fabricar el primer microscopio, aparato rudimentario que consistía en
un tubo con unas lentes de 8 centímetros. Lentes de tan mala calidad que las imágenes que se
obtenían eran borrosas. Antón van Leeuwenhoek, un burgués holandés, lo perfeccionó utilizando
unas lentes de mejor calidad con las que conseguía 200 veces de aumento y de esta forma
consiguió ver los espermatozoides, los glóbulos rojos, algunos tipos de bacterias y las fibras
musculares

Marcello Malpighi, logró en 1660 ver las uniones entre las arterias y las venas (capilares). Durante
los años siguientes profundizó en el estudio microscópico de los pulmones y riñones humanos,
descubriendo los alvéolos pulmonares y los glomérulos renales (la unidad anatómica y funcional
del riñón). Por todos estos hallazgos, Malphigi es considerado el fundador de la histología y la
anatomía microscópica.

El gran clínico de la medicina barroca fue Thomas Sydenham, apodado El Hipócrates inglés. Su
concepción de la medicina supuso, un cambio radical en la conducta del médico ante el paciente,
ya que retomó la idea hipocrática de lo importante que es realizar un análisis minucioso de los
síntomas del paciente para llegar a un diagnóstico correcto. Defendía que unas enfermedades
pueden distinguirse de otras a partir de una serie de síntomas y signos característicos, los cuales
constituyen un cuadro clínico. En definitiva, rechazó la teoría de los cuatro humores y sentó las
bases de la actual medicina clínica. Además fue el primero en distinguir enfermedades tan
frecuentes en aquella época como la gota, el sarampión, la histeria, la viruela, la neumonía o la
escarlatina. Su tratado sobre la gota, titulado Tractatus de podagra et hydrope (Tratado de
podagra e hidropesía) es considerado su gran obra maestra.

El médico italiano Bernardo Ramazzini fue un pionero de la medicina social ya que ideó y
desarrolló la salud ocupacional y la medicina del trabajo. Su contribución más importante fue la
publicación en 1700 de una obra titulada De morbis artificum diatriba (Enfermedades de los
trabajadores), considerado el primer tratado de medicina laboral. se comprobó entonces cómo al
modificar los factores sociales y laborales se puede disminuir un elevado número de
enfermedades propias de una profesión.

En, 1747 James Lind realizó el primer ensayo clínico de la historia de la medicina. El médico
escocés dio a conocer sus resultados a la comunidad científica en 1753, seis años después de su
primer ensayo, con la publicación de Tratado sobre la naturaleza, las causas y la curación del
escorbuto, donde recalcó la efectividad de los jugos de los cítricos contra dicha enfermedad.

Edward Jenner fue pionero en la inmunización y la creación de las hoy conocidas vacunas. Aunque
aparentemente su hallazgo pueda parecer similar a la variolización, se diferencia en que el líquido
que se inocula a la persona sana no era de vesículas de virus de la viruela humana, sino de virus de
la viruela vacuna.

Marie-François Xavier Bichat (1771-1802), creador del método anatomoclínico, vigente en la


actualidad, que no era sino una nueva manera de entender las enfermedades basada en la
relación que existe entre los síntomas (cuadro clínico) y las lesiones que se producen en los
órganos. Desarrolló la teoría de que los seres vivos no son una simple asociación de órganos que
están próximos entre sí, sino que son una intrincada red de tejidos, una forma de entender las
enfermedades que persiste en la actualidad.

William Cheselden fue un cirujano británico que defendió a capa y espada la formación
universitaria quirúrgica y consiguió que se separasen definitivamente los cirujanos ingleses de los
barberos.
John Hunter entendía que el cirujano era un profesional que aspiraba a la concepción científica de
su labor manual, por lo que en su actividad profesional compaginó la investigación anatómica con
la cirugía. Publicó artículos sobre hemorragias, coagulación de la sangre, heridas, aneurismas,
inflamaciones arteriales… que tuvieron una enorme repercusión en la comunidad científica.

Uno de los cirujanos franceses más brillantes fue Jean-Louis Petit Petit pues fue el primer médico
en demostrar que el cáncer de mama se extiende a los ganglios de la axila cuando la enfermedad
está avanzada.

Antonio Scarpa describió al menos diez estructuras anatómicas, que además de describir la
anatomía de las hernias amplió la anatomía ocular.

Dominique Jean Larrey médico de los ejércitos napoleónicos, diseñó lo que él denominó
ambulancias volantes, para prestar una mejor atención médica a los heridos. Larrey fue premiado
por esta invención y el emperador Napoleón Bonaparte le nombró barón y cirujano honorífico del
cuerpo de guardia del emperador en la guerra y en la paz.

Lorenz Heister, cirujano alemán que ejerció también en Holanda, e Inglaterra, autor del libro
“Surgery”, en el que describe cómo durante una autopsia realizada en Altdorf se produce el
hallazgo de apendicitis en el cadáver, siendo el primer informe documentado sobre esta
patología:

Benjamin Bell , primer cirujano científico escocés y padre de la escuela de cirugía de Edimburgo,
resumió los conocimientos quirúrgicos hasta ese momento en una enciclopedia
denominada System of Surgery, y fue el primero en aconsejar mastectomías radicales para tratar
el cáncer de mama.

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