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Hipócrates: la enfermedad es un fenómeno natural.

Los griegos aplicaron la lógica y descubrieron la explicación racional para los fenómenos de la
naturaleza y la enfermedad. Consideraban a lo cirujanos como hombres inteligentes y valientes.
En la época de los héroes de Homero, se les concedían honores a los que curaban a los
lesionados y heridos. La carrera de médico se hizo hereditaria en ciertas familias, los que la
ejercían vivían juntos, formando reducidas comunidades a las que acudían los enfermo para ser
tratados. Dentro de estas mismas comunidades se crearon escuelas, se registraron datos y
experiencias las cuales pasaron de generación en generación.

Las escuelas médicas más famosas de la antigüedad surgieron en Crotona, Cirene, Rodas, Cnido
y en Cos, y fue sobre todo en esta última que la Medicina se elevó a su más alto nivel por el
mérito de Hipócrates, que conociendo los resultados de las experiencias de las anteriores
generaciones de médicos, comenzó a darle a la Medicina la estatura de ciencia, o sea, de
conocimiento perseguido con un método preciso.

La mitología griega afirma que fue el centauro Quirón quién enseñó a los hombres el arte de
curar males. Quirón tuvo por discípulo a Esculapio, que fue divinizado, llamado médico y
salvador, y que tenía por símbolo la serpiente. Los antiguos griegos le dedicaron templos, ritos y
cultos. Los enfermos eran llevados a los templos y "curados" a través de prácticas y ritos
mágico-religiosos ejercidos por los sacerdotes de Esculapio. Con el tiempo, al lado de los
sacerdotes comenzaron a aparecer médicos "legos", que se distinguían de los primeros por su
preparación específica

Hipócrates afirmó que “la medicina es la más noble de todas las artes”. Él se mostraba grosero
cada vez que alguien se refería a alguna enfermedad como un “Castigo de dioses”. El ensayo
“Sobre la enfermedad sagrada” (esta enfermedad es actualmente conocida como epilepsia)
está en pugna directa con la teoría que atribuía todas las dolencias a la voluntad discrecional de
los dioses. “Todas las enfermedades tienen sus causas naturales y aparecen por causas externas
al espíritu y no se exceptúan de la regla a la epilepsia”, mal que a la gente de entonces atribuía
que quien la padezca se encontraba poseído por el demonio.

La ciencia médica no nació de la práctica de los "asclepiades" (sacerdotes curadores), sino a las
experiencias y las pesquisas de los médicos de estas escuelas anexas a los templos, médicos
que, poco a poco se fueron distanciando de los sacerdotes, hasta romper definitivamente los
lazos con ellos, definiendo conceptualmente su propia identidad específica.

Fue la mentalidad científica creada por los primeros filósofos griegos la que posibilitó que la
Medicina comenzara a constituirse como ciencia. Sin el esfuerzo de indaga de los más antiguos
filósofos naturalistas jónicos de descubrir una explicación natural para cada fenómeno, sin sus
tentativas de vincular cada efecto a una causa, e igualmente revelar en la cadena de causas y
efectos un orden universal y necesario, y sin la firme confianza de que se puede penetrar en
todos los secretos del universo a través de la observación objetiva de las cosas, y por fuerza, del
conocimiento racional, la Medicina no se hubiera tornado ciencia.
En la antigüedad, la epilepsia era llamada de "mal sagrado", porque era considerada producida
por causas sobrenaturales, y por tanto, consecuencia de un intervención divina, pero
Hipócrates analizaba este aspecto de la forma siguiente:

 La epilepsia era considerada como "mal sagrado" porque se presentaba como un


fenómeno incomprensible y asombroso.
 Hay otras enfermedades no menos incomprensibles y asombrosas como el
sonambulismo y ciertas enfermedades febriles; por tanto, en este aspecto, la epilepsia
no es diferente de esas otras.
 Fue la ignorancia de la causa la que llevó a considerar a la epilepsia como "mal sagrado".
Si fuera un "mal sagrado", los que pretenden curarla con actos de magia son
embusteros e impostores, y además, están en contradicción consigo mismo, pues
quieren curar con prácticas humanas males juzgados como divinos, pretendiendo
ejercer poder sobre los dioses.

En el tratado "Sobre las aguas, vientos y lugares", Hipócrates plantea los lazos entre las
enfermedades y el medio ambiente. El hombre es visto en su conjunto en el contexto de todas
las coordenadas que constituyen el ambiente en que vive: las estaciones y sus cambios e
influencias, los vientos típicos en cada región, las aguas características de los lugares y sus
propiedades, las posiciones de los lugares y el tipo de vida de los habitantes. El pleno
conocimiento de cada caso individual, depende del conocimiento del conjunto de todas esas
coordenadas, lo que significa que, para comprender la parte, es preciso comprender el todo al
que la parte pertenece. La naturaleza de los lugares y lo que los caracteriza incide sobre la
constitución y aspecto de los hombres, y por tanto, sobre la salud y las enfermedades. El
médico que quiere curar al enfermo debe conocer esas relaciones.

Hipócrates también se refirió a las relaciones entre las instituciones políticas y los gobiernos con
el estado de salud de la población. Decía que "las democracias promueven la salud de las
poblaciones y el despotismo la afecta".

En su libro "Las Epidemias", Hipócrates señala que la descripción sistemática y ordenada de las
enfermedades, son los elementos en los que se basa la práctica médica. Igualmente alertó
sobre la simplificación excesiva de las causas de las enfermedades atribuyéndole la misma
causa a todos los casos. En una de las más remotas referencias conocidas de la influencia del
estilo de vida en la salud, Hipócrates afirmaba que "el discurso médico debe abordar al hombre
como un ser físico concreto, que tiene relación con lo que come, con aquello que bebe y con su
régimen de vida, además de analizar las consecuencias que se derivan de cada cosa para cada
uno".

Sobre el pronóstico, Hipócrates decía que es una síntesis del pasado, del presente y del futuro.
Solamente con la visión del pasado, el presente y el futuro del paciente, es que el médico
puede indicar la terapéutica correcta. En sus aforismos, Hipócrates expresa un principio que
condensa gran parte de su obra: "La vida es breve y al arte es largo, la ocasión fugaz, el
experimento arriesgado, la experiencia engañosa y el juicio difícil".
Hipócrates se preocupó por la presencia del médico, ya que la mayoría de las personas
opinaban que quienes no tienen su cuerpo en buenas condiciones no cuidan bien de los ajenos,
deben ser de espíritu inteligente con una vida muy ordenada ya que eso tiene magníficos
efectos en su reputación, y su carácter debe ser “el de una persona de bien, mostrándose serio
y afectuoso con todos, pues el ser precipitado y efusivo suscrita menosprecio”. Debe ser “justo
en cualquier trato, ya que la justicia le será de gran ayuda.

La doctrina médica de los tratados hipocráticos puede resumirse en los siguientes puntos:

 Las enfermedades tienen un curso natural que el médico debe conocer completamente,
siendo esta la relevancia del pronóstico.
 La enfermedad es causada por una alteración de la composición y balance de los
constituyentes del cuerpo.
 La naturaleza trata de restablecer el balance a través del calor innato que lleva a la
“cocción” de los humores crudos del cuerpo
 Hay días críticos donde la batalla entre la naturaleza puede ganar, en cuyo caso las
materias mórbidas son evacuadas, o puede perder, en cuyo caso no se llega a producir
la “cocción” de los elementos y el paciente muere. La evaluación del residuo de la
“cocción” se hace por las vías ordinarias como la orina, heces o la expectoración.
Cuando la naturaleza no es capaz de hacerlo por estas vías, ocurrirán los abscesos o
hinchazones en diferentes partes del cuerpo, incluyendo las articulaciones.
 Todo lo que el médico puede hacer es darle a la naturaleza toda la ayuda posible, dadas
las escasas armas terapéuticas disponibles para los griegos, limitadas a purgantes y
eméticos.

Sobre el pronóstico, Hipócrates indicaba que es un resumen del pasado, del presente y del
futuro. Solamente con la visión del pasado, presente y el futuro del paciente, es que el médico
puede indicar la terapéutica correcta. En su juramento se expresan ideas de respeto por sus
profesores, discreción, fidelidad a la ética médica, consideración al paciente en toda su
dimensión humana como un fin, valor, ayudarlo en todo momento y nunca causarle daño.

Bibliografía:

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