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El segundo gobierno de Óscar R. Benavides en Perú (1933-1939) fue un régimen dictatorial que surgió durante una crisis interna causada por enfrentamientos entre el gobierno y el partido aprista. Benavides fue elegido por el Congreso para completar el mandato de un presidente fallecido y luego anuló las elecciones de 1936 para prorrogar su propio gobierno por tres años más. Aunque reprimió a la oposición aprista y comunista, su gobierno también mejoró la situación económica y promulgó le
El segundo gobierno de Óscar R. Benavides en Perú (1933-1939) fue un régimen dictatorial que surgió durante una crisis interna causada por enfrentamientos entre el gobierno y el partido aprista. Benavides fue elegido por el Congreso para completar el mandato de un presidente fallecido y luego anuló las elecciones de 1936 para prorrogar su propio gobierno por tres años más. Aunque reprimió a la oposición aprista y comunista, su gobierno también mejoró la situación económica y promulgó le
El segundo gobierno de Óscar R. Benavides en Perú (1933-1939) fue un régimen dictatorial que surgió durante una crisis interna causada por enfrentamientos entre el gobierno y el partido aprista. Benavides fue elegido por el Congreso para completar el mandato de un presidente fallecido y luego anuló las elecciones de 1936 para prorrogar su propio gobierno por tres años más. Aunque reprimió a la oposición aprista y comunista, su gobierno también mejoró la situación económica y promulgó le
Benavides en el Perú se inició el 30 de abril de 1933 y
culminó el 8 de diciembre de 1939. Fue un gobierno de carácter dictatorial, nacido en momentos en que el país atravesaba una crisis interna, motivada por el enfrentamiento entre el gobierno y los apristas. Benavides fue elegido por el Congreso Constituyente, para que completara el periodo del presidente fallecido. Elección que no se sujetó a la Constitución, pero que se hizo invocando la situación de emergencia. Sin embargo, tras anular las elecciones generales de 1936, Benavides prorrogó su gobierno por tres años más, hasta 1939, cuando finalmente cedió el mando a Manuel Prado Ugarteche, elegido en unas cuestionadas elecciones. Hechos importantes de este gobierno fueron el arreglo de paz con Colombia, la represión a los apristas y comunistas, la dación de leyes a favor de la clase trabajadora y la mejora de la situación económica y financiera, que le permitió hacer numerosas obras públicas. En las elecciones de 1936 en Perú, el líder aprista Víctor Raúl Haya de la Torre se perfilaba como candidato de arrastre popular, pero faltando veinte días para los comicios, el Jurado electoral tachó la inscripción de Haya, por considerar que su partido era una organización internacional, y como tal, inhabilitada constitucionalmente. Como candidatos se presentaron: Manuel Vicente Villarán, Luis Alberto Flores, el doctor Luis Antonio Eguiguren, expresidente del Congreso Constituyente; y Jorge Prado Ugarteche. Aparentemente, era Jorge Prado quien gozaba de la simpatía oficialista. Pero el gobierno veía también con buenos ojos la candidatura de Villarán. Por su parte, el aprismo ofreció su apoyo a Luis Antonio Eguiguren, quien se perfiló así como seguro triunfador, al ser aquel un partido de masas. Al realizarse los conteos de votos, la tendencia favorecía, efectivamente, a Eguiguren, por lo que el Jurado electoral decidió suspender el conteo, bajo el absurdo argumento de que los votos de dicho candidato provenían de un partido internacional El Jurado electoral trasladó el problema al Congreso, el cual, convocado extraordinariamente por el Poder Ejecutivo, anuló las elecciones y prorrogó por tres años más el mandato de Benavides, es decir, hasta 1939, y por añadidura le otorgó la facultad de legislar En 1936, durante el segundo gobierno de Oscar R. Benavides en Perú, se promulgó una ley de amnistía política. Esta amnistía benefició a varios líderes apristas y comunistas que habían sido encarcelados durante gobiernos anteriores debido a sus actividades políticas y oposición al régimen establecido. Esta medida fue vista como un intento de pacificar el clima político y ganar apoyo popular, ya que tanto el APRA (Alianza Popular Revolucionaria Americana) como los comunistas tenían un número significativo de seguidores y simpatizantes. La amnistía liberó a muchos de los encarcelados y exiliados políticos, lo que contribuyó a disminuir las tensiones en ese momento.