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C a r o l e P a t e m a n

El desorden de las mujeres


Democracia, feminismo y teoría política

prometeo
l i b r o s
El I.MiSORDIiN DE LAS MUJERES

La posibilidad de que se produzca tal cambio está más abierta que


nunca a finales del siglo X X . Las instituciones patriarcales se encuentran
menos sólidas que antes; los argumentos políticos conocidos se ven
cada vez más insuficientes de cara a los cambios políticos y económicos
actuales; y las feministas han hecho de la separación patriarcal de lo pri-
vado y lo público un problema político. Pero también existen tendencias
antidemocráticas, motivo por el cual no puede haber seguridad ni certeza
de que el resultado sea aquél que esperan las feministas. Ellas enfrentan 1
la dificultad adicional de que la transformación que buscan excava en el
significado de "masculinidad" y "femineidad", en nuestra propia iden- " E l desorden de las mujeres": las mujeres,
tidad personificada en mujer u hombre. Los cambios perseguidos hasta
ahora por parte de los teóricos democráticos han resultado ser muy
el amor y el sentido de justicia
difíciles de lograr; transformar las relaciones personales y públicas entre
E n su ensayo Politics and the Arts, Rousseau manifiesta: "Nunca una
los sexos en interacción de verdad consensual v mutua es una tarea a ú n
persona pereció por exceso de vino; todas las personas perecen pór el
más descomunal. No obstante, debe intentarse esta tarea para que la
desorden de las mujeres". Rousseau afirma que la embriaguez, con fre-
"democracia" no perdure como territorio del hombre. La teoría feminista
cuencia, es la única (laqueza de los hombres que, en cuanto a todo lo
tiene un papel importante en sus manos, pero todavía es incierto si puede
demás, son honrados y decentes; solamente los inmorales le temen a la
desarrollarse una teoría democrática nueva y genuina dentro de la teoría
indiscreción que les provocará el vino. La embriaguez no es el peor de
política convencional.
los vicios dado que hace que los hombres se tornen estúpidos, en vez
de malvados; además, el vino aleja al hombre de los otros vicios; por lo
tanto, no representa un peligro para el sistema gubernamental. Por el
contrario, "el desorden de las mujeres" genera todos los vicios y puede
ocasionar la ruina del Estado 1 .
Rousseau no es el único teórico social o político que considera a las
mujeres como una fuerza subversiva de carácter permanente dentro del
orden político. Freud (a cuyos argumentos también haré referencia)
sostiene, en el capítulo 4 de su obra El malestar en la cultura, que las
mujeres son "hostiles" a la civilización y que están "en contra" de ésta.
Con similar criterio, Hegel escribe que la comunidad "crea su enemigo
para sí mismo dentro de sus propias murallas" con "el género femenino en
general". Las mujeres son "la eterna ironía en la vida de la comunidad", y
"cuando las mujeres están a cargo del gobierno, el Estado se encuentra de
inmediato en peligro" 2 . Estos argumentos no son, de manera alguna, de
1
J.-J. Rousseau, Politics and the Arts: A letter to M. DAlembert on the Theatre, tr. A.
Blossom (Cornel University Press, Ithaca, Nueva York, 1968), pág. 109. Rousseau
asimismo se da cuenta de que el vino atrae a los hombres mayores porque los jóvenes
tienen oíros deseos; las creencias acerca de la subversión de los jóvenes quedan fuera
del alcance de la presente monografía.
• G.W.E Hegel, The Phenomenology of Mind, tr. J . B. Bailie (Allen& Unwin, Londres,

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E l . ni-souni N DI- LAS MUJLRLS CAROLH PAIT MAN

interés histórico únicamente. Pese a que a las mujeres se les ha otorgado iguales-y como individuos que crean para sí mismos sus vínculos sociales
la ciudadanía en las democracias progresistas, a ú n existe una creencia y sus instituciones. Emparticular, se empezó a ver que las instituciones
generalizada de que éstas no son aptas para la vida política y que sería políticas - t a l como corresponde- se basan en cualquier tipo de conven-
riesgoso que el Estado estuviera a su cargo. Esta creencia es muy comple- ción; es decir, el contrato, el consentimiento y el acuerdo. La concepción
ja. Una de sus principales dimensiones, que comenzaré a analizar en el de un orden social y político fundado en la convención trajo aparejado
presente ensayo, es la convicción de que las mujeres carecen de sentido un entramado de problemas relativos a su relación con la naturaleza que,
de justicia y no pueden desarrollarlo. transcurridos tres siglos, aún sigue irresuelto. La índole de los individuos
La creencia en la subversividad esencial de las mujeres 3 tiene un origen que crean y toman su lugar dentro de las asociaciones convencionales o
muy antiguo y se encuentra profundamente incrustada en nuestra tradi- "civiles" constituye uno de esos problemas. ¿Todos los individuos cuentan
ciórrmttólógica y religiosa. Sin embargo, sólo en el mundo moderno "el con las características necesarias ó con capacidades naturales? ¿O existen
desorden de las mujeres" constituye un problema general de índole social aquellos que carecen de las capacidades requeridas para participar en la
y política. E n términos m á s específicos, fue recién con el desarrollo del vida civil, o que no pueden desarrollarlas? Si estos individuos existen, su
individualismo progresista y con los argumentos de sus críticos democrá- naturaleza aparecerá como una amenaza para la vida social; y en relación
ticos y socialistas que las creencias acerca de las mujeres se convirtieron con esta creencia ha habido un amplio consenso en cuanto a que las mu-
en un "problema agudo -aunque no siempre reconocido- en la teoría y jeres resultan ser peligrosas por esta misma razón. Las mujeres, en virtud
práctica social y política. E n j a s concepciones premodernas del mundo, de su naturaleza, constituyen una fuente de desorden para el Estado.
la vida del reino animal y la vida humana eran vistas como parte de una El término "desorden" se puede emplear sin distinción en dos sentidos
jerarquía de la Creación ordenada por la Divinidad o "de forma natural"; básicos: en primer lugar, tiene un sentido socio-político del "desorden
a los individuos se los concebía como seres nacidos dentro de un orden civil", como sucede en una manifestación agitada, en una asamblea tu-
natural de dominio y subordinación. L a naturaleza y la cultura eran parte multuosa, en un disturbio o en el desacato a la ley y el orden. E n segundo
de un todo en el que la jerarquía de la vida social se basaba en ciertas lugar, "desorden" también se utiliza para aludir a un desajuste interno del
diferencias naturales como la edad, el sexo y la fuerza. Los gobernantes individuo, como cuando hablamos le "una imaginación desordenada",
eran aquellos cuyas características "naturales" resultaban adecuadas de "desórdenes estomacales o intestinales". Por consiguiente, el término
para^desempeñar la labor que tenían asignada. Desde aproximadamente se aplica a la constitución tanto del individuo como del Estado. Además,
el siglo X V I I se desarrolló una nueva y revolucionaria concepción de la también se puede hacer explícito su contenido moral cuando se lo utiliza
vida social dentro de la cual la relación entre "naturaleza" y "sociedad", para describir un "hogar desorganizado", en el cual la decencia y el decoro
y entre mujeres y sociedad, se volvió intrínsecamente problemática. son dejados de lado. Se sostiene que las mujeres son la causa del desorden
Los individuos comenzaron a ser considerados como seres racionales ya que su ser - s u naturaleza- es tal que, por fuerza, las lleva a ejercer una
que nacen libres y son iguales entre sí -es decir, naturalmente libres e influencia perturbadora en la vida social y política. Las mujeres padecen
un desorden en sus propios centros - e n su m o r a l - que puede provocar la
1979), pág. 496; Philosopphy of Art, tr. T. M. Knox (Oxford University Press, 1952),
además del párrafo 166. N . O. Keohane ("Female Citizenship: T h e Monstrous Ré- destrucción del Estado. En consecuencia, las mujeres ejemplifican una de
gimen! ofWomen'") (monografía presentada en la asamblea anual de la Conference las formas en que la naturaleza y la sociedad se encuentran enfrentadas.
for the Study of Political Thought, Nueva York, 6-8 de abril de 1979) debate los Además, la amenaza representada por las mujeres se ve exacerbada a raíz
diversos aspectos en torno a la creencia de que las mujeres no deben ingresar a la
esfera política, con especial alusión a la antigua Grecia y a la teoría de Bodin. del lugar o de la esfera social para la cual se encuentran preparadas por
3
A las mujeres también se las percibía, desde tiempos remotos, como guardianas
su naturaleza: la familia. Otro de los problemas que han sido planteados
de la moral y el orden. Esta visión contradictoria se debate brevemente abajo, pero por la concepción individualista y convencionalista de la vida social es si
se debe notar que dos de las concepciones acerca de las mujeres no se encuentran todas las relaciones sociales son de carácter convencional. E n apariencia,
opuestas en forma directa la una respecto de la otra. La "moralidad" y el "orden"
representados por las mujeres no es la misma que el "orden" de la esfera política.

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E i . DESORDEN DE LAS MUJERES CAROLH PATEMAN

la familia es la más natural de todas las asociaciones humanas y, por lo* fundas reflexiones sociológicas precisamente porque él estaba interesado
tanto, se ajusta sobre todo a las mujeres, que no pueden trascender su en las interrelaciones de las diferentes dimensiones de la vida social y en
naturaleza de la manera en que lo exigen las formas civilizadas de vida. las transformaciones de la conciencia humana. E n su obra Discurso sobre
No obstante, si la familia es algo natural, entonces, es una forma de aso- él origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres, Rousseau
ciación que se opone a la vida social y política (convencional) y, quizás, ataca el individualismo abstracto de los teóricos contractualistas progre-
hasta resulte contraria a ésta. Estos dos aspectos del problema en torno sistas, quienes postulaban una condición familiar c incluso natural que
al desorden de las mujeres se revelan en los escritos de los teóricos del era original de la humanidad. Rousseau sostiene que, en sentido estricto,
contrato social y, sobre todo, en la teoría de Rousseau. todo estado natural es asocial, habitado ú n i c a m e n t e por animales de
Los teóricos del contrato social establecieron la c o n c e p c i ó n indi- diferentes clases, una de cuyas especies tiene el potencial de evolucionar
vidualista y convencionalista de la vida social con particular claridad. y convertirse en ser humano. Es decir, Rousseau niega que uno pueda
Sus argumentos se apoyan en todas las ambigüedades y complejidades extraer conclusiones políticas a partir de afirmaciones acerca las carac-
inherentes a la antinomia entre naturaleza y "convención" y, por ende, las terísticas naturales de los individuos aislados, o de individuos vistos en
ilustran. Las creencias c o n t e m p o r á n e a s y populares acerca de las mujeres forma separada y no colectiva. Su premisa básica es que "vida humana"
-tal como en los argumentos patriarcales del siglo X V I I - se basan en un equivale a "vida social", o que la sociabilidad es natural en los humanos.
llamamiento a la naturaleza y, además, en el hecho de que todo el mundo De acuerdo con Rousseau - y en este punto concuerda con L o c k e - el es-
cree que lo que resulta natural u "ordenado conforme a la naturaleza" es tado social de naturaleza no está habitado por individuos (aislados), sino
bueno y deseable 4 . Los teóricos contractualistas apelan tanto a las con- por familias. Escribe: "La m á s antigua de todas las sociedades, y la única
cepciones de la naturaleza de los individuos como al estado de naturaleza natural, es la correspondiente a la familia" 5 . Ésta es otra forma de decir
en el cual habitaban los individuos naturales; pero exactamente de qué que la familia precede a instituciones sociales más amplias -o "sociedad
manera habitaban ese estado de naturaleza y qué tipo de vínculo existía c i v i l " - o que puede existir en ausencia de éstas; la fajm.il ia existe en con-
entre ellos es uno de los interrogantes claves de la crónica contraclualista. diciones naturales. La familia también se funda en los lazos naturales de
• ...
La versión de Rousseau acerca de la teoría contraclualista pone de relie-
amor y alecto (que son naturales dado que se encuentran dentro de las
ve los problemas ele una forma aguda. Fue el único teórico contraclualista W , , . i i - i'"ri P „

capacidades humanas, dentro de las cuales no está, por ejemplo, la capa-


dispuesto a dedicarse a las implicancias revolucionarias inherentes a la
cidad de volar) y tiene su origen en el proceso biológico de la procreación,
doctrina, pero también creía que las mujeres representaban una amenaza
en la diferencia natural entre los sexos. Rousseau sostiene que la familia
permanente para el orden político. La teoría rousseauniana contiene pro-
nos da un gran ejemplo de una institución social que sigue el orden de
Pero comparemos a Niclzschc: "¿Deseas vivir'según la Naturaleza?" Oh,... ¡Que la naturaleza porque, en la familia, es natural que la edad tenga prioridad
engaño de palabras! Imagínense como si fueran la Naturaleza, extravagantes sin lími-
tes, indiferentes sin límites, sin un objetivo o una consideración, sin pena o justicia,
sobre la juventud, y que los hombres naturalmente tengan autoridad
a la vez, fructíferos, estériles e inciertos: imagínense indiferentes como una iuerza, sobre las mujeres. Para Rousseau, la familia es, por necesidad, patriarcal.
¿cómo podrían vivir de acuerdo con esa indiferencia? ( E Nietzsche, The Complete E l estado de naturaleza contrasta con la sociedad civil, pero la familia
Works, ed. O. Levy (Foulis, Londres, 1911), volumen 12, Beyond Good and Evil, tr.
H. Zimmer. capitulo L párrafo. 9 ) . Las mismas ambigüedades v contradicciones de es c o m ú n a ambas formas de existencia. L a familia se extiende entre la
nuestra percepción de las mujeres también rodean a la "naturaleza". Por ejemplo, condición basada en la naturaleza y los vínculos convencionales de la
la vida social puede ser considerada correctamente como una imagen de la armonía
vida civil. Pocos teóricos sociales y políticos, con la notable salvedad de
reinante en la naturaleza o del "orden de la sociedad"; alternativamente, la natura-
leza puede ser vista como la esfera de lo incontrolable, lo arbitrario, lo caprichoso, Hobbes'\ han estado dispuestos a presentar a la familia como una aso-
lo indiferente que debe ser trascendido en la vida social. Un debate acerca de los ciación convencional. E n efecto, en la obra Filosofía del derecho, Hegel
diversos significados atribuidos a lo "natural" en torno a las mujeres se puede ver 5
J . - J . Rousseau, The Soria/ Contract, tr. M. Cranston (Penguin Books, Harmondsworth,
en C. Pierec, "Natural Law Language and Women", en Women in Sexist Society, ed.
Middlesex, 1968), libro 1, pág. 50.
V. Gornick y B. K. Moran (Basic Books, Nueva York, 1971).
" La visión de Hohhes respecto de la familia se débale en T. Brennan y C Pateman,

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E L DESORDEN DE LAS MUJERES CAROI.I; PATIÍMAN

sostiene que es "vergonzoso" ver que el matrimonio y la familia sean generales y universales, y por las leyes queje aplican a tocios de juanera
asociaciones meramente contractuales. La familia es considerada por la imparcial. Las normas y las leyes protegen los derechos y los bienes de
mayoría como la base natural de la vida civil. Los vínculos familiares o todos los individuos, siempre que todos efectúen su aporte par a "defender
domésticos se fundamentan en los lazos naturales de la biología y del fas'"hior'má^en"otras palabras, para mantener la justicia. Los intereses
sentimiento; y la familia se constituye por los lazos particulares de una páxtícüTáfes o privados de los individuos deben sufr9rdi0.ad.QS a l ituerés
unidad orgánica. Sin embargo, el estatus de la familia como fundamento público; es decir, a la virtud de la justicia.
de la sociedad civil implica que el contraste entre las diversas formas de Los individuos se sentirán más predispuestos a defender las normas
vida social en el "estado de naturaleza" y en la "sociedad civil" se traslade que regulan la asociación civil si desarrollan un sentido de justicia o una
a la vida civil misma. La distinción y la separación entre las esferas públi- moral del orden. Los individuos deben "internalizar" las reglas universales
cas y privadas -o particulares y universales- de asociación es uno de los del orden socio-político, comprender que deben ser cumplidas, y tener la
principios estructurales básicos de la concepción moderna y progresista voluntad de actuar en consecuencia. E l sentido de justicia es fundamental
de la vida social. L a familia, ente natural y particular, se arrellana en el para la conservación del orden público. Sin embargo, si existen individuos
centro de la esfera privada, y enfatiza y se opone a los vínculos imperso- que, al iguaUjuejas,.mujeres - s e g ú n Rousseau y F r e u d - son naturalmen-
nales, universales y "convencionales" de la vida pública. tejncapaces de desarrollar un sentido de justicia, eí fundamento de la
Hace poco, Rawls ha afirmado: "La justicia es la primera virtud de asociación civil se encuentra amenazado^cpntiene en su seno una fuente
las instituciones sociales" 7 . De igual modo, Freud sostiene: " E l primer permanente de desorden. La amenaza es tanto mayor dado que la moral
requisito de la civilización [...] es el de la justicia; es decir, la garantía natural-¿'"deficiencia en la capacidad moral- por parte de las mujeres
de que, una vez sancionada, no se va a infringir una ley para favorecer a les hace aptas sólo para esa "sociedad natural" llamada "vida doméstica".
un individuo" 8 . Pero la justicia no es la virtud de todas las instituciones Pero la familia misma es una amenaza para la vida civil. E l amor y la jus-
sociales. Como se sugiere en la exposición anterior, y tal como Lreud (y ticia son virtudes antagónicas; las exigencias del amor y de los vínculos
Hegel) nos indican, es el amor y no la justicia lo que constituye la primera lamiliares son particulares y, por ende, entran en conflicto directo con
virtud de la familia. La familia es una institución naturalmente social y no la justicia que exige que el íñferés privado se subordine al bien público
(universal). Por consiguiente, la familia es, a la vez, fundadora del Estado
convencionalmente social; pero la justica es una virtud pública o conven-
y antagonista de éste. E s más: la presencia dentro del Estado de mujeres
cional. E n la familia, los individuos se presentan como seres singulares y
A f c i — — * * — * ' - M i l i mlftj _ k d t V l i M •- - . . I I lUfí | | , . n. „ .... , c _ . a u • • 1

desiguales, y como miembros de una unidad diferenciada fundamentada que no tienen sentido de justicia - y cuya naturaleza les impide abandonar
en el sentimiento. E n j a vida civil, los individuos trascienden q dejan atrás la esfera d o m é s t i c a - solamente puede conspirar y debilitar el sentido de
las características particulares intrínsecas que los distinguen dentro de la justicia de sus parientes del sexo masculino, quienes deben defender la
esfera privada y aparecen como iguales no relacionados. Estos individuos justica en la vida civil. Hegel manifiesta: " E l género femenino pervierte
ingresan en la esfera del individualismo -que también es universalismo- la propiedad universal del Estado convirtiéndola en una posesión y un
en calidad de titulares~3e derechos (libertades), como d u e ñ o s de pro- ornamento para la familia" 9 .
piedades y como ciudadanos. E n una asociación civil, los individuos se Rousseau y Freud ofrecen un diagnóstico notablemente similar acerca
i, .•_ i ••• i l ' ,mttt — - ... . , • j .
vinculan y sus acciones se encuentran reguladas únicamente por normas de por qué las mujeres son incapaces de desarrollar un sentido de jus-
ticia. Ambos están de acucado e_n_que, para las ..mujeres,..la anatomía es
'"Mere Auxiliarles to the Commonwealth" : Women and the Origins oí Liberalism',
su destino. Las diferencias biológicas (naturales) que existen entre los
Political Studics 27 (1979), págs. 183-200.
7 sexos influyen y se ven reflejadas en el carácter moral correspondiente
J . Rawls, A Theory of Justice (Oxford University Press, Oxford, 1971), pág. 3.
8
S . Freud, "Civilization and its Disconlents" en The Standard Edition ofthe Complete
a cada uno de ellos. Rousseau sostiene que la fuente del desorden de
Psycholo^kal Works, ir. J. Straehey (Hogarth Press, Londres, 1967), volumen 2 1 ,
pág. 95. Hegel, The Phcnomawlogy ofMind, pág. 496.

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CAROI.I; PATEMAN
F.l DESORDEN DE LAS MUJERES

las mujeres radica en su inagotable pasión sexual. Las mujeres, asegura Rousseau anuncia de repente que "la primera diferencia se estableció
-prefigurando a F r e u d - son incapaces de someter y sublimar sus deseos con respecto a la forma de vida de los dos sexos; [...] las mujeres [...]
sexuales del mismo modo o con el mismo alcance que los hombres. Los crecieron acostumbradas a ocuparse de la choza y de sus hijos" 1 2 . Su con-
hombres constituyen el sexo activo y agresivo, y son "controlados por jetural historia del desarrollo de la sociedad civil y de la transformación
la naturaleza"; las mujeres, pasivas y defensivas, tienen sólo el control de la naturaleza humana continúa luego como la historia de la actividad
brindado por la moderación. Por lo tanto, debe existir un doble estándar del hombre y de su naturaleza masculina. Freud también presenta una
de conducta sexual. Si ambos sexos le dieran rienda suelta por igual a historia conjetural de la sociedad civil (de la civilización) en su obra El
malestar en la cultura. Freud sostiene que una vez que "la necesidad de
sus pasiones, "los hombres [...] se convertirían, en última instancia, en
víctimas [de las mujeres] y serían arrastrados a la muerte sin la m í n i m a satisfacer sus genitaleTno sé~hace m á s presente como un invitado que
posibilidad de escapar" 10 . L a moderación es natural en las mujeres, pero llega de sorpresa" 13 , los hombres tenían un motivo para mantener a sus
les proporciona un control débil e incierto de sus deseos sexuales. Además, mujeres cerca de ellos, y éstas, por su parte, estaban obligadas a compla-
en Politics and the Arts Rousseau sostiene lo siguiente: "Aunque pudiera cerlos para cuidar a sus indefensos hijos. Una-vez establecida la familia,
negarse que era natural que las mujeres tuvieran un sentimiento especial la evolución de la civilización era obra solamente de los hombres dado
de castidad, ¿sería menos cierto que, en la sociedad, [...] las mujeres que ésta requiere "la sublimación de los instintos, para lo cual las mu-
deberían ser educadas en los principios correspondientes a ésta? Si la jeres tienen poca capacidad". Sólo los hombres son capaces de sublimar
timidez, la castidad y la m o d e r a c i ó n , que son propias de las mujeres, son sus pasiones y, por lo tanto, son capaces de la justicia exigida por la vida
invenciones sociales, es en interés de la sociedad que las mujeres adquie- civil. Por otra parte, la participación de los hombres en la vida pública,
ran esas cualidades [ . . . ] " " . Sin embargo, aun una educación diagramada y su consecuente dependencia de otros hombres, implica que les queda
específicamente para promover la m o d e r a c i ó n no resulta ser suficiente poca energía para sus esposas y sus familias: "Por consiguiente, por los
garantía contra el desorden de las mujeres. Rousseau explica esta lección reclamos de la civilización, la mujer se ve forzada a estar en un segundo
de manera bien explícita en Julia, o la nueva Eloísa. Julia no desea nada plano y adopta una actitud hostil con respecto a ella" 1 3 .
más que ser virtuosa y llevar adelante una vida ejemplar como esposa y No existió explicación alguna de por qué las mujeres son menos com-
madre, pero se encuentra imposibilitada de sobrellevar su pasión por Saint petentes que los hombres para sublimar sus pasiones, ni de c ó m o surge
Preux, a pesar de todos sus esfuerzos y de su aparente éxito al sortear ef "sello especial dado al carácter de las mujeres como seres sociales" 1 '
todas las pruebas puestas en su camino por Wolmar. Julia debe adoptar antes de que Freud hubiera formulado su teoría psicoanalítica. Rousseau
la única alternativa que le queda si es que desea que el buen orden de la solo puede relatarnos que los hombres y las mujeres se diferencian en
comunidad de Clarens no se vea fatalmente alterado; y la única solución este sentido, y prescribe una educación para niñas que reforzará sus cles-
al problema del desorden de las mujeres es su muerte "accidental".
12
Rousseau y Freud sostienen que esta diferencia fundamental entre J.-J. Rousseau, "Discourse on the Origen and l'oundations o í Inequality", en The
Eirst and Second Disemines, tr. R. D. Masters (St. Marün's Press, Nueva York, 1964),
los sexos existe desde los inicios de la vida social y, en efecto, la han es- pág. 147. Las especulaciones de los clásicos teóricos acerca de la "condición natural"
tructurado. Ambos aseguran que la creación de la sociedad civil o de la y el "origen de la sociedad" deben ser comparadas con las especulaciones de los
"civilización" es producto del trabajo de los hombres. Según Rousseau, c ientíficos que estudian la vida animal. Véase el fascinante debate de D. Haraway,
"Animal Sociology and a Natural F.conomy of the Body Politic, Parí U: The Past Is
los sexos son iguales ú n i c a m e n t e cuando se los aisla uno del otro entre the Contested Zone: I luman Nature and Theories of Production and Reproducüon
los animales, en su auténtica condición natural (asocial). La vida social in Primate Behavior Sludies", Signs 4, (1978), págs. 37-60.
13
se desarrolla como vida familiar y, al tiempo que gráfica su surgimiento, Freud, "Civilizalion and Its Discontents", pág. 99.
M
Ibidem, págs. 103-4.
l0 15
J . - J . Rousseau, Emile, tr. B. Foxley (Dent, Londres. 191 1), pág. 322. S. Freud, T é m a l e Sexuality", en On Sexuality, ed. A. Richards, (Penguin Freud
11
Rousseau, Politics and the Arts, pág. 87. Lihrary, I larmondsworih, Middlesex, 1977), volumen 7, pág. 377.

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Hl DESORDEN DE EAS MUJERES CAROI.I-: PATEMAN

ordenadas naturalezas y su indiferencia a la justicia. Las mujeres están con su padre y, por lo tanto, el complejo de Edipo "se hace literalmente
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"naturalmente" hechas "a merced del juicio de los hombres" y "para pedazos" 20 . E l super-yo, que es el "heredero" del complejo de Edipo,
soportar incluso la injustica a manos de é s t o s " 1 6 . (Corresponde tener en comienza así su desarrollo. El niño p e q u e ñ o "asimila" el ego de su padre
cuenta que Hegel se sentía conforme con respecto a dejar a las mujeres al suyo propio y, por lo tanto, internaliza todas las restricciones encar-
en su estado natural; las mujeres, dice con resignación, "son educadas nadas en la intermediación paterna. Por consiguiente, el infante de sexo
- ¿ q u i é n sabe c ó m o ? - insuflándoles ideas, con el diario vivir ( . . . | ) " 1 7 . Freud masculino se convierte en un individuo moral, en un "hombre" - a su
afirma que la explicación en torno a la carencia femenina de sentido de debido tiempo- ya que la creación del super-yo lo inicia en "todos los
justicia -o a la deficiencia de é s t e - se funda en un pasaje diferencial de procesos diseñados para que el individuo halle su lugar en la comunidad
los dos sexos a través del complejo de Edipo y, por consiguiente, en una cultural" 2 1 . Para las mujeres, no obstante, el proceso es muy diferente.
diferencia en el desarrollo de sus super-yos. E l super-yo es "nuestro re- Las mujeres ya están "castradas" y, cuando descubren este terrible hecho
presentante de cada restricción moral" 1 8 y, sobre lodo, de las restricciones comparándose con los niños pequeños, su complejo de Edipo se crea,
exigidas por la justicia. no se destruye. Es una travesía larga y dificultosa a través de la cual la
La civilización es obra de los hombres en su sentido más profundo pequeña niña llega a tener a su padre como su objeto; en realidad, nunca
dado que sólo los hombres son los que poseen un super-yo totalmente superan el complejo de Edipo. E l resultado es que las mujeres carecen
desarrollado. El surgimiento del super-yo está estrechamente relacionado de super-yo o, en el mejor de los casos, tienen un super-yo mucho más
con (la historia conjetural de) el fundamental paso "original" que va de débil que los hombres. Freud escribe: "Para las mujeres, el nivel de lo
La familia a la vida comunitaria. Freud sostiene que "en el origen", los que es éticamente normal es diferente de lo que es para los hombres". Su
"primeros" hijos mataron al "primer" padre, a quien, al mismo tiempo, super-yo nunca es tan inexorable, tan impersonal, tan independiente de
amaban y odiaban. A partir de este horroroso acto de odio, surgieron de sus orígenes emocionales como requerimos que lo sea en los hombres.
esos hijos el remordimiento y la culpa, provenientes del amor que sentían (...] Las mujeres muestran menos sentido de justicia que los hombres,
por el padre, y la consiguiente identificación con su padre fallecido dio |...| están menos preparadas para someterse a las enormes exigencias
lugar a la aparición del super-yo. Los hermanos, sostiene Freud, se im- de la vida, [...] con frecuencia, al emitir sus juicios se encuentran más
pusieron las restricciones recíprocas que resultaran necesarias para evitar influidas por sentimientos de afecto y hostilidad l . . . ] " 2 2 .
la repetición de este espantoso hecho. Por lo tanto, la virtud pública de Freud sostiene que la creación y disolución del complejo de Edipo es
la justicia -es decir, "el primer 'derecho' o 'ley'" necesaria para la vida una característica universal de la existencia humana. Por consiguiente,
c i v i l - fue establecida por los hombres; las mujeres no participaron en debe aceptarse la diferencia en cuanto a la capacidad moral entre los se-
este acontecimiento 1 ". E n nuestro tiempo, la manera distinta en que los xos. Según los términos empleados por Rousseau, es un reflejo social del
niños y las niñas atraviesan el complejo de Edipo se remonta al "origen" orden de la naturaleza. Freud hace hincapié en los costos que conlleva
puramente masculino de la justicia, del derecho político y del super-yo. la creación de la civilización 2 1 , pero no formula sugerencia alguna para
Los niños pequeños experimentan un pasaje dramático por el complejo contener el desorden de las mujeres. No obstante, Rousseau llega a la
de Edipo. La amenaza de la castración, cuya fuerza se confirma cuando
'" Freud, "Some Psychical Conscqucnces of the Anatomical Distinciion hctvvcen the
el niño ve los genitales "castrados" de las niñas, lo incita a identificarse Sexes", en Richards, ed., volumen 7, pág. 341.
'' Freud, T é m a l e Sexuality". pág. 375.
'" Rousseau. Ilmilc, págs. 328, 359.
17 " Freud, 'Some Psychical Conscqucnccs of the Anatomical Distinction between the
Hegel, Philosophy of Right, agregado al párrafo L66.
Sexes", en Richards, ed., volumen 7, pág. 342.
18
S. Freud, " The Dissection of the Psychical Personality', en New lntroductoty Lectures 2
' Cf., "La sociedad no se puede formar no mantener sin que se nos exija a nosotros
on Psychoancdysis, ed. J . Strachey (Penguin Freud Lihrary, Harmondsworth, Middlesex,
como seres humanos la realización de sacrificios de manera perpetua y a un costo.
1973), volumen 2, pág. 98.
Hado que la sociedad nos supera, ésta nos obliga a superarnos a nosotros mismos
"' Freud, "Civilization and lis Discontcnts", págs. 101. 131-2. y a la sociedad también, el ser debe, hasta cierto punto, salir de su naturaleza" ( L .

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E l . DESORDEN DE LAS MUJERES CAROI E PATEMAN

conclusión de que ta única manera en la que se puede proteger al Estado Rousseau nos presenta numerosas reflexiones sobre el problema del
del impacto causado por las mujeres es a través de la estricta segregación desorden d é l a s mujeres. Sin embargo, él está llamativamente mucho
de los sexos en sus actividades, lo cual incluye -como sucede en Cla- menos al tanto del problema planteado por la familia. L a teoría política
rens- la vida doméstica. La separación sexual es necesaria porque incluso de Rousseau subraya el conflicto que existe entre los intereses privados de
las mujeres moderadas (las mujeres buenas) constituyen una influencia las asociaciones seccionales, por un lado, y, por otro, la voluntad general
que corrompe a los hombres. Su desorden siempre lleva a los hombres (es decir, los príñeipios de la justicia) regulatoria del orden político. No
a alejarse de la virtud cívica y a burlarse de la justicia. Sin embargo, la obstámeTño logra ver que la familia,'también, es una asociación seccio-
segregación es sólo una medida preventiva; es inerte a la hora de subsanar nal que amenaza a la justicia. Rousseau ilustra a la familia -esa p e q u e ñ a
el desorden de las mujeres. mancomunidad encabezada por el padre- como el cimiento del Estado:
Esta situación se demuestra cuando la separación de los sexos se lleva "¿Se m a n t e n d r á n firmes los vínculos de la convención si no tienen al-
a su límite lógico: el serrallo. E l serrallo se presenta como un "refugio gún cimiento en la naturaleza? ¿Puede existir devoción al Estado lejos
seguro contra las arremetidas del vicio" y el único lugar donde la mujer del amor de nuestros seres queridos? ¿Puede prosperar el patriotismo
puede "sentirse segura de sí misma, donde no hay peligros por los q u é salvo en esa pequeñísima patria, el hogar? ¿No es el buen hijo, el buen
temer" 24 . A u n así, tal como Usbek descubre, el desorden puede estallar esposo, el buen padre el que conforma al buen ciudadano?" 28 . Tal vez sea
incluso en el serrallo. E n L a nueva Eloísa, la presencia de Wolmar, quien así, si el sentido de justicia del padre es lo bastante fuerte para superar
personifica las cualidades de un hombre sabio con un sentido de justicia el amor que siente por su familia, su deseo de proteger sus intereses y
ampliamente desarrollado, no resulta suficiente para proteger a la comu- la siniestra influencia de su esposa. Freud sostiene que el conflicto en-
nidad de Clarens. Julia afirma que Wolmar nunca viola la "solemnidad tre el amor -se trate de un amor sensual o de "objeto prohibido"- y la
conyugal", y que incluso la pasión de éste por ella es de un tipo en el
vida pública no puede evitarse: " E l amor se contrapone a los intereses
cual él "solamente ama hasta donde desea hacerlo [...] y lo desea sólo en
de la civilización; [...] la civilización amenaza al amor con importantes
tanto su razón se lo permite" 25 . Sin embargo, la pasión de Julia triunfa
restricciones". Cuanto más cercanos sean los miembros de la familia y
sobre la justicia de Wolmar. Ni el serrallo ni Clarens pueden proporcionar
estén unidos entre sí, más difícil les resultará acceder a la vida pública 2 9 .
un verdadero refugio o un sustituto para un debilitado super-yo y para
Freud debió haber agregado que cuanto más diligentemente trabajen los
la falta natural de capacidad para la sublimación. E n cualquier contexto
esposos y los padres a favor de los intereses de sus familias, mucho m á s
social "la vida de una buena mujer es una batalla permanente librada
probable será que antepongan esos intereses a los requerimientos de la
contra sí misma" 2 6 . Julia lo dice todo cuando escribe lo siguiente en su
justicia. E s posible que no haya una conciliación fácil entre las virtudes
lecho de muerte: "Me precio de mi pasado, pero ¿quién podría estar dis-
puesto a responder acerca de mi futuro? Quizás, un día más; y ¡podría del amor y de la justicia.
Ajnodo de paradoja, dado que la familia es el "cimiento" de la vida
ser culpable!" 27 .
social en el sentido de que es el punto de "origen procreativo" 50 de la so-
ciedad, y dado que la familia se encuentra directamente en el límite con
la naturaleza, las mujeres son consideradas como las guarclianas del orden
Durkheim, "The Dualism of Human Nature and lis Social Conditions", Essciys on
Sociology and Ph'dosophy ed. K M . Wolff (Harper SrRow, Nueva York, 1964), pág. 138). s
2i Rousseau, Entile, pág. 326. En primer lugar, fui alertada respecto de este punto
Moniesquieu, Pastan Letlas, ir. C. J . Betts (Penguin Books, Harmondsworth,
por el excelente debate de Rousseau en S. Okin, Women in Westan Political Thought
Middlesex, 1973), caria 2, pág. 68; carta 26, pág. 76.
(Princeton University Press, Princeton, NJ, 1980).
" J . - J . Rousseau, Leí Nouvelleh Héloise, tr. J . H. Mc.Dowell (Pennsylvania State Uni- 1¡>
Freud, "Civilization and Its Discontents", págs. 102-3.
versity Press, Universily Park, 1968), pt. 2, carta 20, pág. 260 50
2 Me encuentro en deuda respecto de la frase dirigida a la monografía no publicada de
" Rousseau, Emiíe, pág. 332.
A. Yeatman, "Gender Ascriptionand the Conditions of Its Breakdown: The Rationali-
'•' Rousseau, La Nouvellc Hcloise, pl 4, carta 12, pág. 405. zaiion of the "Domestic Sphere" and the Nineteenth-Century "Cultor Domesticity .

44 45
CAROI.I-; PATEMAN
E l . DESORDEN DE EAS MUJERES

y la moral, pero, también, intrínsecamente subversivas._Son las mujeres de cuidados al r e s p e c t o " R o u s s e a u proclama que "nada puede resultar
quienes reproducen y tienen la principal responsabilidad de educar a la más repulsivo que una mujer sucia, y que el esposo que se harta de ella
próxima generación; es la madre la que convierte a los bebés -seres asocia- no es culpable". Emilio nunca encontrará este defecto en Sofía: "Para
Ies y bisexuales- en pequeños "niños" y "niñas". Rousseau alaba la labor ella, las cosas nunca están lo suficientemente limpias [...]. A ella siempre
de las mujeres en su rol de madres. Él fue uno de los primeros escritores le ha disgustado inspeccionar el huerto [...]: el suelo está sucio [...]; la
que destacó las implicaciones morales de amamantar, y recalca con gran absoluta limpieza [...] se ha vuelto una hábito que le lleva la mitad de
esmero, por ejemplo, que cuando Julia arma su jardín, no permite que SU tiempo y le controla la otra; por eso, ella piensa menos en c ó m o debe
este trabajo interfiera con sus obligaciones de madre. (Sin embargo, cabe hacer las cosas que en cómo hacerlas sin ensuciarse. [...] Sofía es más
destacar que su labor de madre culmina durante los primeros años; un que limpia; ella es pura" 3 3 .
tutor de sexo masculino sigue, desde allí, la tarca de crianza). La custodia Por desgracia, en la mayoría de las obras c o n t e m p o r á n e a s relativas a
del orden por parte de las mujeres va más allá de la maternidad. Dentro la justicia v e n numerosos escritos feministas se hicieron a u n lado las
de ese refugio que es la vida doméstica, las mujeres imponen un orden, profundas reflexiones acerca de las contradicciones y los antagonismos en
un patrón social, y así Le confieren un significado al mundo natural de la dialéctica entre los individuos y sus relaciones sociales, y entre la familia
nacimiento y muerte, y a otros procesos físicos -de suciedad y materias y la sociedad civil que se pueden hallar en el trabajo de pensadores de la
primas- que son parte integrante de la vida doméstica. Lasjnujeres son estatura de Rousseau y Freud. E n p^rte, esta situación refleja la consoli-
mediadoras directas entre la naturaleza y la sociedad. Sin embargo, dado dación, experimentada durante tres siglos, de la teoría progresista como
1
. m tuiif-iri mimmm * ~ / O
que las mujeres se enfrentan en forma directa con la naturaleza y además, la ideología del Estado capitalista progresista centrada en la separación
cuando dan a luz y cuando llevan a cabo otras funciones con su cuerpo de las esferas política y privada. Los problemas que aparecen de manera
parecen ser parte de la naturaleza, ellas ejemplifican el estatus ambiguo explícita en los orígenes de la teoría progresista en los argumentos de los
de la familia; es decir, un estatus natural y, a la vez, social 3 1 . Las mujeres teóricos del contrato social y de sus críticos se pasan, en la actualidad,
imponen orden y promueven la moral, pero también están en contacto por alto o bien son considerados como no problemáticos. E n particular,
diario con la suciedad y con procesos naturales que sólo en parte están la tensión entre naturaleza y convención, o entre amor y justicia resulta
bajo nuestro control. No pueden evitar mancharse con este contacto ni ser permanentemente minimizada o suprimida.
a trascender por completo la naturalidad de su propio ser.,Por lo tanto, Los primeros escritores feministas progresistas -por ejemplo, Mary
representan el orden y el desorden, la moral y la pasión sin límites. Wollstonecraft y John Stuart Mili, quienes acuerdan en que las mujeres
Aquí, vale la pena hacer hincapié en que una de las formas mediante las carecen de sentido de justicia- ofrecen un diagnóstico mucho más su-
cuales las mujeres (y sus parientes hombres y tutores de sexo masculino) perficial del problema que Rousseau (pese a ello, no se debe subestimar
intentan esconder este contacto con la naturaleza-sus propias funciones el logro de aquellos), listos escritores consideran que la resolución del
naturales- y, por ende, su potencial para el desorden es a través de la problema gira en torno, principalmente, de hacer que los principios pro-
limpieza presentada como pureza. En Cartas persas, el eunuco principal gresistas de libertad, igualdad y racionalidad alcancen a las mujeres por
le insiste a Usbek que a él siempre lo capacitaron para mantener "abso- medio del proceso de la educación. EnVindication, Wollstonecraft habla
lutamente limpias" a las mujeres del serrallo "y |a adoptar] una infinidad de que "Ibs'cTcreehos de los hombres y de los ciudadanos" se extiendan
u
a ambos sexos; la razón no tiene sexo. En apariencia, las virtudes están
Respecto de estos pumos véase M. Douglas, Pin i/y and Danger (Penguin Books.
I larmondsworth, Middlesex, 1970); S. B. Orincr, "Is Lómale lo Male as Nature is lo diferenciadas sexualmenlc porque las mujeres han sido convertidas en
Culture?", en Women , (MUUIV andSociety, ed. M. Rosnido y L. Lamphere (Standford c:riaturas "artificiales". La educación de éstas (o, más precisamente, su falta
University Press, Standford, California, Í974); y L. Davidoff, M The Rationalization of
Housework", en Dependente and Exploítation in Work and Marriagc, ed. L). I.. Barker y
S. Alien, (Longmans, Londres, 1976). (Acerca de la pureza véase también el sugerenie *- Montcsquicu, caria 64, pág. 131.
n
esbozo ele Orincr "The Virgin and the State", Feminisl Studies, 8, (1978), págs. 19-36). Rousseau. /íuii/r, págs. 357-8

47
40
El DESORDEN DE: EAS MUJERES C A R O E E PATEMAN

de educación) las obliga a depender de los hombres; esta circunstancia las sexual- con la amistad y el respeto mutuo entre iguales, y sostiene que
hace mezquinas y egoístas, se acota el alcance de sus motivos de interés este último es el ú n i c o fundamento verdadero del matrimonio y de la
al punto tal que queda excluida la comunidad y, por lo tanto, no pueden vida familiar. Por su parte, Rousseau pensaba que era "un error" ver a la
desarrollar un sentido de justica. E n igual sentido, en The Subjection of pasión sexual como los cimientos de la vida doméstica (Rousseau deja en
Women, Mili sostiene que no podemos decir que las mujeres sean "natu- claro que Saint Preux, el amante de Julia, no sería un buen esposo). Este
ralmente" aptas sólo para la subordinación porque no sabemos nada de amor afirma lo siguiente: " L a gente no contrae matrimonio para pensar
lo que podrían llegar a ser si los principios de libertad e igualdad, que exclusivamente en el otro, sino para cumplir con las obligaciones de la
regulan hoy en día el resto de nuestras instituciones sociales, se extendie- sociedad civil en forma conjunta, para llevar adelante el hogar de manera
ran a los vínculos sexuales. Mili afirma que los individuos desarrollan un prudencial y para criar bien a los hijos. Los amantes no ven a los demás,
sentido de justicia a través de la participación en una gama de instituciones sino a ellos mismos, incesantemente se satisfacen sólo a sí mismos y lo
públicas Lo más amplia posible. Limitadas a la familia - a la cual la ley le único que son capaces de hacer es amarse" 35 .
permite que sea una "escuela de despotismo"-, las mujeres nunca pueden No obstante, dada la concepción rousseauniana de la naturaleza dé-
aprender a sopesar el interés público respecto de la inclinación egoísta. las mujeres y de su plan para educarlas, resulta imposible que al matri-
E l problema obvio que se presenta con respecto a los argumentos plan- monio pueda dársele este emplazamiento, tal como él lo demuestra en su
teados por Mili y Wollstonecraft consiste en que, a pesar de que ambos relato acerca de la virtud de Wolmar y el amor de Julia. Establecer que la
abogan por una educación adecuada para las mujeres y un incremento de atracción sexual no es la base adecuada para el matrimonio no resuelve
las oportunidades para permitirles ser e c o n ó m i c a m e n t e independientes nada si además se cree que las mujeres son naturalmente criaturas que
de los hombres, ambos autores también dan por sentado que tales opor- están regidas en su totalidad por sus pasiones sexuales. E n un sentido
tunidades no le llegará a la mayoría de las mujeres. L a mayor parte de láT más general, el reconocimiento de las feministas progresistas de que la
nnlj^eTcóñtiñuá'rá trabajando dentro de sus hogares porque la crianza de relación "enrié lossexos contradice l o s principios progresistas básicos y
sus hijos seguirá siendo su principal responsabilidad. Pero esto significa sus propuestas para introducir reformas sociales no llega al centro del
que, pese a las rcíormas de índole legal y educativa, el entendimiento problema del desorden de las mujeres. E l argumento de estas feministas
moral de los hombres seguirá siendo mucho más desarrollado que el de se ve socavado por la aceptación de la separación de la vida doméstica,
las mujeres. Dentro del seno familiar, las mujeres no o b t e n d r á n la ampli- por un lado, y, por el otro, la civil, lo cual también es una separación
tud de experiencias sociales ni la educación práctica que desarrollarán su sexual; las mujeres y el amor se encuentran irrevocablemente opuestos a
sentido de justicia y que les permitirán, sin riesgos, participar de la vida la justicia. L a teoría progresista presupone la oposición entre naturaleza y
política. Id problema del desorden dejas mujeres, si bien mitigado pol- convención, pero no puede admitirse dicha oposición ni puede avanzarse
la educación, sigue sin ser resuelto. Estos argumentos feministas dan por sobre sus implicancias. La explicación brindada por Rawls en su libro
hecho que la familia puede convertirse en la base sobre La cual se erija Theory ofjustice - u n a obra de enorme influencia- respecto del desarrollo
el Estado progresista, pero, además, contienen una leve alusión a que el del sentido de justicia muestra cómo los teóricos progresistas eclipsan de
amor y la justicia pueden entrar en conflicto. Mili deja entrever que la manera persistente uno de los principales problemas existentes en sus
educación es la respuesta que cabe aquí también; las personas educadas argumentos.
de ambos sexos deberían ser capaces de controlar y refrenar las pasio- Rawls afirma que se ha inspirado en ambos, Rousseau y Freud, pero
nes "más bajas"3'4. Wollstonecraft compara el amor -es decir, la pasión no da indicación alguna de que haya valorado la pertinencia que tienen
54
las reflexiones de éstos respecto de las relaciones sexuales en lo que a
Los argumentos Victorianos acerca de La falta de sentimiento sexual por parte de
las mujeres, aunque opresivos, podrían ser utilizados a favor de las mujeres. Hay un
excelente debate de esta parte en N. E Cott, "Passionlessness: an interpretation of
Victorian Sexual Ideology 1790-1850", Signs, 4 (1978), págs. 219-36. Rousseau, l.a Nouvelk Héloise, pt 3, carta 30, págs. 261-2.

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El DI SOKDI N DI- I.AS MUJERES CAROI.E PATEMAN

la cuestión ele la justicia se refiere. Rawls presenta una explicación que, entre la naturaleza y la sociedad más que un intento para recrear esta
en apariencia, no registra diferencias en cuanto a lo sexual; sostiene lo relación. Otra respuesta feminista a los reclamos acerca del desorden de
siguiente: "Nuestro entendimiento moral aumenta a medida que avan- las mujeres ha sido la de sostener que dado que la "justicia" es trabajo de
zamos por el curso de la vida a través de una secuencia de posiciones" 36 . los hombres y un aspecto de la dominación de las mujeres, las mujeres
E l sentido de justicia se desarrolla en tres etapas; en la primera, el niño podrían rechazarla totalmente y rehacer sus vidas basándose en el amor,
aprende de sus padres la "moral del orden". Luego, se desarrolla "la moral el cariño, y las relaciones personales. Sin embargo, esta respuesta no re-
de asociación", caracterizada por las virtudes cooperativas de justicia e suelve mas el problema, sino que consiste en una declaración de guerra
imparcialidad, cuando el individuo ocupa una serie de roles en una gama contra la naturaleza; ninguna posición rompe las concepciones liberales ni
de instituciones. Finalmente, alcanzamos la etapa de la "moral de los puede tener en cuenta la dialéctica entre la vida individual y social, entre
principios", en la que comprendemos el papel fundamental de la justicia la particular o personal y la universal o política. Intentar tecnológicamente
en el orden social y deseamos mantenerla; se logra el sentido de justi- apartar a la naturaleza o rechazar el hecho de que la justicia tiene alguna
cia. Ahora bien: esta explicación, por supuesto, tiene el mismo defecto importancia es desear que desaparezcan las dimensiones fundamentales
obvio que los argumentos progresistas feministas: sólo si los hombres y de la vida humana. Por el contrario, la extraordinariamente difícil y com-
las mujeres pueden avanzar "a lo largo de una secuencia de posiciones", pleja labor debe ser t í déTOTTiprometerse a desarrollar una crítica de la
ambos sexos desarrollarán el sentido de justicia. No resulta sorprendente concepción liberal y patriarcal respecto de la relación entre la naturaleza
que Rawls rechace los reclamos de "abolir la familia", pero no tiene nada y la convención, la que asimismo proporcionará los cimientos para una
que expresar en torno a la división sexual del trabajo ni a la convicción teoría de práctica democrática y sexualmente igualitaria.
de que la vida doméstica es la esleía adecuada para las mujeres. Por el
l^ps conocimientos y las fallas de los teóricos que se expusieron en
contrario, destaca que si la vida social es regulada por un concepto de jus-
el presente capítulo constituyen el puntapié inicial para formular dicha
ticia públicamente reconocido, ese concepto hará que nos "reconciliemos
crítica. Me dediqué al tema del "amor", es decir, a la pasión sexual. No
con las disposiciones del orden natural" 3 7 . Y, ¿qué es lo que resulta más
obstante, una de las tareas más urgentes consiste en proporcionar una
natural, o de acuerdo con la orden de la naturaleza, que la división de la
alternativa a la visión liberal de justicia, que afirma que en el presente
vida social y sus virtudes entre los sexos? ¿La vida política convencional
existe "un" sentido de justicia desarrollado a través del paso Huido de
y la justicia le pertenecen a los hombres; la vida doméstica y el amor le
todos los individuos por las instituciones sociales. Este reclamo depende
pertenecen a las mujeres?
de la aceptación incondicional de que la estructura de las instituciones
Una de las reacciones del movimiento feminista ante los problemas capitalistas liberales permite tanto a los hombres como a las mujeres, a
esbozados en el presente capítulo ha sido el pedido para que se eliminen la clase trabajadora y a la clase media, desarrollarse en el mismo senti-
los últimos vestigios de la naturaleza. En Dialects ofSex, Lirestone sostie- do. Asimismo, este reclamo ignora la realidad de las instituciones en las
ne que el problema de las mujeres y la naturaleza puede ser resuelto por cuales la subordinación de las mujeres y la "organización despótica de la
medio de la reproducción artificial, que permitirá que todas las relaciones, p r o d u c c i ó n " 3 8 son vistas como naturales. E l análisis de Rousseau respecto
incluso aquellas entre adultos y niños, se basen en la convención o resulten al individualismo abstracto y a la teoría liberal del Estado (Hiede contribuir
ser elegidas libremente. Sin embargo, esto sirve para sostener que la vida a formular una teoría crítica, al igual que sus grandes conocimientos acerca
social en su totalidad podría ser construida a imagen de un individualismo, tic la relación entre la vida sexual y política separada de su patriarcalismo
desde el punto de vista filosófico y sociológico, incoherente, abstracto y
posesivo. Consiste en una "solución" basada en una continua oposición "s La liase es tomada de B.Clark y H. Gintis, "Rawlsian Justice and Economic Sys-
tems", PJiiiosop/vy and Public Ajiairs, 4 (1978), págs. 302-25. Este ensayo forma parte
de la crítica de "izquierda" de Rawls el cual, basta aquí, ha ignorado enormemente
Rawls. pág. 468. El debate aquí recurre, en general, a artículos. 70-2.
la dimensión sexual (a diferencia de la elase) de la subordinación y su relevancia
" Ibidem, pág. 512. para la justicia.

50
E L DESORDEN DE EAS MUJERES

son esenciales para una teoría critica de la relación entre el amor y la


justicia. De igual modo, la teoría psicoanalítica de Freud es indispensa-
ble , pero debe ser utilizada cuidadosamente como parte integrante de un
informe del desarrollo histórico de la sociedad civil -que comprende una
forma específica de asociación doméstica y una sexualidad "femenina" y
"masculina"- y no de acuerdo a lo planteado por Freud como una teoría
abstracta del "individuo" y la "civilización" 3 9 . Este proyecto puede resul- 2
tar desalentador, hasta completamente abrumador. Sin embargo, una vez
que el problema del desorden de las mujeres,comienza a ser visto como
u n
E l contrato social fraternal
Interrogan te de la vida social - n o como un hecho que nos confronta
coaJa naturaleza-, la realidad de la estructura de nuestra vidas de índole Los hijos traman una conspiración para derrocar al déspota y
personal y política empieza a ser revelada dentro de la apariencia presen- terminan instituyendo un contrato social con derechos iguales
tada en la ideología liberal y patriarcal; y esta labor recién ha comenzado. para todos. (....] "Libertad" significa "igualdad entre hermanos
(hijos)". [...] Locke sugiere que la fraternidad se forma por
elección y por contrato, no por nacimiento. [...] Rousseau diría
que se basa en la voluntad.
Norman O. Brown, El cuerpo del amor

Muchas son las veces en que se han repetido los relatos sobre los
orígenes de la sociedad civil que encontramos en las teorías clásicas
del contrato social, enunciadas en los siglos X V I I y X V I I I . Hace poco,
John Rawls y sus seguidores le dieron una nueva vida al relato que versa
sobre el contrato que genera derechos políticos. Pero en la narración de
esos relatos, y en el debate y la discusión sobre el contrato social, se nos
cuenta sólo la mitad de la historia. Los teóricos de la política presentan el
relato familiar acerca de la creación de la sociedad civil en tanto dominio
universal que (al menos potencialmente) incluye a todos, y presentan el
relato de los orígenes del derecho político en el sentido de la autoridad
de gobierno en el Estado progresista; o lo que es lo mismo, la ciudadanía
participativa de Rousseau. Pero éste no es el derecho político "original";
se hace silencio acerca de la parte del relato en el que se revela que el
contrato social es un pacto fraternal que constituye la sociedad civil en
tanto orden patriarcal o masculino. Para descubrir este último, es necesario
comenzar a contar el relato reprimido de la génesis del derecho político
patriarcal ejercido por los hombres sobre las mujeres.

La mayor parte de los debates sobré la teoría del contrato aceptan


w acríticamente la afirmación de que los relatos muestran convincentemente
Véase M. Poster, Critical Theory of the Family (Pluto Press, Londres, 1978), capítulo
1 (aunque las mujeres están relegadas a un pie de página); y "Freud s concept of the por qué la autoridad del Estado es legítima; pero el no reconocimiento
Family", Té/os, 30 (1976), págs. 93-1.15.

52 53
E l . l>l:SORIM:N DE I.AS MUJIRIS

como lo son la ficción de la ciudadanía y la cosificación de lo político,


transformación de la democracia progresista requiere la transformación d
ambas esferas de la vida social y requiere una apreciación de su carácter
distintivo dentro de la interrelación dialéctica entre ellas dos.
Hannah Arendt ha dicho lo siguiente de los consejos autogestiona-
dos: "Si este sistema es pura utopía [...] no sé decirlo" 6 2 . Hasta ahora, los
consejos han sido derrotados por el Estado y han sido enterrados por s 6
teóricos e historiadores. La democracia autogestionada y participativa ¿es,
en verdad, una utopía? La teoría política, por sí sola, no puede responder Las críticas feministas a la dicotomía
esta pregunta, pero dejemos que Rousseau tenga la última palabra; nunca
debemos olvidar que "los límites del ámbito [social| moral son menos entre lo público y lo privado
estrechos de lo que pensamos; son nuestra debilidad, nuestros vicios y
nuestros prejuicios los que los limitan" 6 3 . La dicotomía que existe entre lo privado y lo público ocupa un papel
cutral en casi dos siglos de publicaciones feministas y lucha política. E s ,
en definitiva, de lo que se trata el movimiento feminista. A pesar de que
algunas feministas tratan la dicotomía como una característica universal,
iranshislórica y transcultural de la existencia humana, la crítica feminista
stá dirigida principalmente a la separación y a la oposición entre las
esfe'raspúHfícay privada en la teoría y práctica progresistas.
La. relación que existe entre el feminismo y el progresismo es suma-
mente cercana, pero también igual de compleja. Las raíces de ambas
doctrinas se encuentran en el surgimiento del individualismo como una
coría general de la vida social: no se conciben ni el progresismo ni el
feminismo sin que haya alguna concepción del individuo en tanto ser
libre e igualitario, emancipado de los lazos jerárquicos y asignados de la
sociedad tradicional./Pero ; si bien el progresismo y el feminismo compar-
ten un origen, sus partidarios han estado a menudo en lugares opuestos
durante los últimos doscientos años. La dirección y el alcance de la crítica
feminista acerca de las concepciones progresistas de qué es lo público y
qué es lo privado han sufrido grandes variaciones durante las diferentes
lases del movimiento feminista. E l análisis de esta crítica se torna más
complejo ya que el progresismo es intrínsecamente ambiguo sobre qué
es "lo público" y q u é es "lo privado"; por su parle, las feministas y los
progresistas están en desacuerdo en cuanto a donde y por q u é trazar una
linea divisoria entre ambas esferas o, según ciertos argumentos feministas
c o n t e m p o r á n e o s , si, de hecho, debería trazarse tal línea.
62 Con frecuencia, se considera que el feminismo no es m á s que el ele-
Arendt, Thoughts on Politics", pág. 189.
M
Rousseau, The Social Contract, I I I , cap. 12, pág. 1 36.
mento que c o m p l e t ó la revolución progresista o burguesa, una extensión

L60 161
E l . DESORDEN DE I.AS MUJERES CAROI.I: PATEMAN

tic los principios progresistas y los derechos de lu mujer al iguul.xfae„4^ progresismo y patriarcalismo
los del hombre. La exigencia de ser titulares de derechos igualitarios
siempre ha sido, desde luego, una pieza importante del feminismo. Sin 1 a explicación brindada por benn y Gaus sobre la concepción progre-
'embargo, el intento de unlversalizar el progresismo tiene m á s consecuen- sista de lo público y de lo privado ilustra de forma muy clara algunos de
cias abarcativas que aquéllas que a menudo se valoran, porque, al fin y al los principales problemas de la teoría progresista. Ambos autores aceptan
cabo, es inevitable que dicho intento desalíe el progresismo mismo 1 . E l que lo privado y lo público son categorías centrales del progresismo,
leninismo progresista tiene implicaciones radicalizadas: sobre todo enTo* pero no explican por qué ambos términos son cruciales ni por q u é a la
que se rehere a cuestionar la separación y la oposición que existTentfe la esfera privada se la contrasta y se la opone al á m b i t o "público' en lugar
esfera p r í v a 3 a y Ta esfera pública, fundamental para la práctica y la teoría de al "político". E n una línea similar de razonamiento, observan que los
progresistas. E l contraste progresista entre lo privado y lo público es más argumentos progresistas no son claros con respecto a si la sociedad civil
que una distinción entre dos clases de actividad social. Se considera que es privada o pública, pero, aunque establecen que en los modelos progre-
la esfera pública - y los principios que la rigen- están separados o son sistas de ambos la familia es paradigmáticamente privada, no amplían la
independientes de las relaciones que existen en la esfera privada. U n cuestión de por q u é , en este caso, los progresistas por lo general también
ejemplo conocido de esta afirmación es la controversia, de larga data, consideran privada la sociedad civil. L a explicación dada por Benn y Gaus
que se suscitó entre politólogos progresistas y radicalizados sobre la par- sobre el progresismo también ilustra el carácter abstracto y ahistorico de
licipación: los segundos niegan la afirmación progresista que establece este y, en lo que se omite y en lo que se da por sentado, proporciona un
que las desigualdades sociales de la esleía privada no son pertinentes a claro ejemplo de los debates teóricos criticados ahora con intensidad por
las cuestiones relacionadas con la igualdad política, el sufragio universal las feministas. Con la'explicación de estos dos autores se corrobora la
y otras libertades civiles afines del ámbito público. afirmación de Eisenstein, según la cual "la ideología de la vida pública y
privada" presenta invariablemente "la división entre la vida pública y la
No obstante, no todas las feministas son progresistas. E l "feminismo"
privada [...] como reflejo del desarrollo del Estado progresista burgués,
va m á s allá del feminismo progresista. Otras feministas rechazan explica
no la ordenación patriarcal del Estado hurgues''.
tamenle las concepciones progresistas de lo privado y lo público, y con-
sideran que la estructura soc ial del progresismo es el problema político En este caso, el termino "ideolog. t" es apropiado porque la profunda
y no un punto de partida desde el cual reclamar derechos igualitarios. ambigüedad en que incurre la concepción progresista de lo privado y
Ellas tienen mucho en c o m ú n con los críticos radicalizados y socialistas lo publico opaca y arroja a una zona de confusión la realidad social que
al progresismo; éstos se basan en teorías "orgánicas" (para utilizar la ayuda a constituir. Las feministas sostienen que el progresismo se estruc-
terminología de Benn y Gaus 2 ), pero se diferencian marcadamente en el tura a partir de relaciones patriarcales y de clase; también afirman que la
análisis que efectúan del listado progresista. En síntesis, las lenüjiisiflS dicotomía entre lo pcivado y lo publico esconde la subordinación de la
- a diferencia de otros elementos radicalizados- plantean el problema - a mujer al hombre dentro de un orden en apariencia universal, igualitario
menudo, olvidado- del carácter patriarcal del progresismo. e individualista. L a explicación dada por Benn y Gaus da por sentado que
líTreal icíad de nuestra vida social está plasmada de manera m á s o menos
adecuada en las concepciones progresistas. Ninguno de ellos reconoce
que el "progresismo" es progresismo patriarcal, ni que la separación
v oposición de las esferas pública y privada constituye una oposición
desigual entre el hombre y la mujer. Por ende, toman al pie de la letra
til carácter subversivo del feminismo progresista fue sacado a la luz recientemente por el discurso acerca de los "individuos" de la teoría progresista, aunque,
Z. Eisenstein, The Radical Future of Liberal Feminism (Longman, Nueva York, 1981).
1 desde el momento en el cual los teóricos del contrato social atacaban a
S. Benn y G. Gauss (edit.), Public and Prívate in Social Life (Croom llclm. Londres
y Nueva York, 1983), cap. 2.
Liscnstein, The Radical I ntuir, pág. 223.

162 163
HE DESORDEN ni i AS MUIERES C A R O L E PATEMAN

los patriarcalistas, los teóricos progresistas han excluido a las mujeres del d ú o s SC los considera libres c iguales. E l conflicto con los patriarcalistas
alcance de sus argumentos en apariencia universales'. Una razón por la no se extendía a las mujeres ni a las relaciones conyugales; estas últimas
cu<d esta exclusión ha pasado desapercibida es que en la teoría progre- quedaban excluidas de los argumentos individualistas, y la batalla que se
sista se propone una separación entre lo privado y lo público comosTs libró fue por la relación del hijo adulto con su padre.
aplicara de igual manera a todos los individuos. A menudo se afirma (lo La base teórica para la separación progresista de lo público y lo pri-
hacen los antifeministas hoy, pero lo hicieron las feministas del siglo X I X , vado fue proporcionada por Locke en el Segundo licitado. Locke afirma-
la mayoría de las cuales aceptaba la doctrina de las "esferas separadas") ba en contra de F ü m e r que el poder político es convencional y puede
que ambas esferas se encuentran separadas, pero poseen igual impor- ejercerse de manera justificable sobre individuos libres e iguales sólo
tancia y valor. L a forma en que hombres y mujeres se ubican de manera con el consentimiento de éstos. No debe confundirse el poder político
diferencial dentro de la vida privada y del mundo público es, como se- con el poder paternal sobre los hijos en la esfera privada y familiar; este
ñalare m á s adelante, un tema complejo; pero por debajo de una realidad ultimo poder constituye una relación natural que termina en la madurez
complicada se encuentra la creencia de que la naturaleza de la mujer es del hijo ( v a r ó n ) ; y de esa finalización surgen la libertad y la igualdad de
tal que es correcto que esté sometida al hombre y que es correcto que su estos. Por lo general, los comentaristas no advierten que la separación
lugar se encuentre en la esfera doméstica y privada. Los hombres pueden que traza Locke entre la familia, por un lado, y, por el otro, la política es
habitar y gobernar en ambas esferas. E l argumento feminista esencial es también una división sexual. A pesar de que sostuvo que las diferencias
que la doctrina de "separados pero iguales" y el aparente individualismo naturales entre los hombres -como la edad o las aptitudes- nada tienen
e igualitarismo de la leona progresista ocultan dos cosas: la realidad que ver con su igualdad política, concuerda con la afirmación patriarcal
patriarcal de una estructura social de desigualdad, y la d o m i n a c i ó n de la de Filmer de que las diferencias naturales que existen entre hombres
mujer por parte del hombre. • v mujeres implican la s u b o r d i n a c i ó n de las segundas a los primeros o,
E n teoría, el progresismo y el patriarcalismo se encuentran en lugares más específicamente, de la esposa al marido. E n efecto: en la afirmación
irrevocablemente opuestos entre sí. E l primero es una doctrina indivi- realizada por Locke en el comienzo del Segundo tratado, en el cual dice
dualista, igualitaria y eonvencionalista, mientras que el segundo afirma que demostrará por q u é el poder político es distintivo, da por sentado
que las relaciones jerárquicas de subordinación necesariamente resultan que el gobierno del marido sobre la esposa está incluido en otras formas
de las características naturales del hombre y de la mujer. De hecho, am- (no políticas) de poder. Explícitamente concuerda con Filmer en que la
bas doctrinas se concillaron a partir de la respuesta dada por los teóricos subordinación de la esposa con respecto a su marido tiene un "fundamento
contractualistas en el siglo X V I I a la subversiva pregunta de a q u é indivi- en la naturaleza" y en que la voluntad del marido debe predominar en
el á m b i t o d o m é s t i c o ya que él es, por naturaleza, "el m á s hábil y el m á s
1 fuerte"'. Pero un subordinado natural no puede ser, al mismo tiempo,
J. S. Mili es una excepción a esla generalización, pero Benn y Gaus no mencio-
nan The Subjection qf Women. Se podría objetar que B. Bosanquet, por ejemplo, en libre e igualitario. Por lo tanto, las mujeres (las esposas) están excluidas
The Philosophical Theory of the State (cap. X , 6) se refiere a "las dos personas que de la condición de "individuos" y, por ende, de ser partícipe del mundo
constituyen la cabeza" de la familia. Sin embargo, Bosanquet analiza a Hegel y no
interpreta que la filosofía de éste se base en excluir de manera explícita, y filosófica-
público de la igualdad, el consentimiento y la c o n v e n c i ó n .
mente justificada, a la mujer de la dirección de una familia o de la participación en Pareciera que la separación establecida por Locke entre el poder pa-
la sociedad civil o en el listado. La referencia que realiza Bosanquet a "dos personas"
requiere, por lo tanto, un análisis más exhaustivo de I legel, no una mera exposición. ternal, por un lado, y, por el otro lado, el poder político puede también
Los argumentos progresistas no pueden ser unlversalizados mediante una referencia
simbólica a "la mujer y al hombre" en lugar de al "hombre". Acerca de Hegel, véase ' J. Locke, Two Treatises of Government, editado por P. Laslett, 2da. edición (Cambridge
P. Mills, "Hegel and T h e Woman Question: Recognition and Intersubjectivity", en University Press, Cambridge, 1967), 1, párr. 47; I I , párr. 82. E l conflicto entre los
The Sexism of Social and Poliücal Theory, editado por L. Clark y L. Lange (University
teóricos del contrato social y los patriarcalistas se trata de manera más exhaustiva
of Toronto Press, Toronto, 1979). (Le agradezco a Jcrry Gaus por hacerme notar las
en T. Brennan y C. Pateman, '"Mere Auxiliaries to the Commonwealth': Women and
observaciones de Bosanquet).
the Origins of Liberalism", Political Studies, 27 (1979), págs. 183-200.

164 165
El DESORDEN DE LAS MUJERES C A R O L E PATEMAN

caracterizarse como la separación ele lo privado, por un laclo, y, por el (jvil misma, dentro del mundo masculino. Esta separación, entonces, se
Otro, lo público. E n cierto punto es así: puede considerarse que la esfera expresa de diversas maneras; no sólo "privado" y "público", sino tam-
pública abarca la totalidad de la vida social aparte de la doméstica. Su bién, por ejemplo, con duplas de t é r m i n o s como "sociedad" y "Estado",
teoría también demuestra cómo las esferas pública y privada se basan •economía" y "política", "libertad" y "coacción" o "social" y "político" 6 .
en principios opuestos de asociación ejemplificados en la condición Asimismo, en esla versión de la separación entre lo privado y lo público,
conílictiva de la mujer y del hombre: la subordinación se opone al in- una categoría, lo privado, comienza a llevar los pantalones largos (para
dividualismo libre. La familia se funda en lazos naturales afectivos y de adaptar la metáfora patriarcal de J . L . Austin, por una vez, en un contex-
sangre, y en la condición sexualmente asignada de la esposa y el marido 10 apropiado). E l aspecto público o político de la sociedad civil tiende a
(la madre y el padre). La participación en la esfera pública está regida por perderse, como, por ejemplo, señala Wolin en Politics and Vision'.
criterios universales, impersonales y convencionales de logros, intereses, La incierta posición de la esfera pública se desarrolla por una buena
derechos, igualdad y propiedad; es decir, criterios progresistas, aplicables razón: los criterios en apariencia universales que gobiernan la sociedad
al hombre solamente. Una consecuencia importante de esta concepción civil son, en realidad, aquellos asociados con La concepción progresista
de lo público y lo privado es que al mundo público -es decir, la sociedad del individuo masculino, concepción ésta que es presentada como la de
c i v i l - se lo conceptualiza y se lo debate en la teoría progresista (más aun, el individuo. E l individuo es el d u e ñ o de los bienes en su persona; es
en casi toda la teoría política) abstraído de la esfera privada doméstica, decir, se lo ve en abstracción respecto de las relaciones familiares que se
o separado de ella. le atribuyen y de las relaciones que tiene con sus pares. E s un individuo
Es significativo enlalizar en este momento que la crítica contempo- privado", pero necesita una esleía en la cual ejercer sus derechos y
rqjiea feminista a la dicotomía entre lo público y lo privado se Basaeri la oportunidades, perseguir sus intereses (privados), protegeré incrementar
Hiisma visión lockeana de ambas categorías: la vida domésticaJiS_para las sus bienes. Si todos los hombres (los "individuos") actuaran de manera
feministas tan paradigmáticamente privada como lo es para (esta interpre- ordenada, como entiende Locke, se requeriría un "árbitro" público ( m á s
(ación de) la t g p n á de Locke. Ñ o obstante, estas rechazan la afirmación de que una mano oculta ¿y privada?) o un Estado progresista y representativo
que la separación entre lo privado y lo público surge, sin que csojxteda para que sancione, promulgue y aplique leyes equitativas y de conoci-
evitarse, de las características naturales de los sexos. Ellas sostienen que miento público. Ya que el individualismo es, como señalan benn y Gaus,
es posible entender adecuadamente la vida social progresista sólo cuando "el modo dominante de la teoría y el discurso progresistas", no llama la
se acepta que ambas esferas, la doméstica (privada) y la sociedad civil atención que aparezcan lo privado y lo público como el par "obvio" de
(publica), consideradas opuestas y separadas, se encuentran indisolu- categorías progresistas, ni sorprende que lo público pierda los pantalones
blemente intci relacionadas; son las dos caras de la misma moneda del
patriarcalisrno progresista. I os dos principios de justicia de Rawls brindan un ejemplo de tal división. Rawls
sostiene que los principios "presuponen que la estructura social puede dividirse
Si, en cierto nivel teórico, las feministas y los progresistas se encuentran en dos partes más o menos claras". No las llama "privada" y "pública", sino que
en conflicto con respecto a una concepción compartida de lo público y lo las "libertades igualitarias de la ciudadanía" normalmente se denominan libertades
privado, en otro nivel están en desacuerdo con respecto a estas mismas "políticas" y las "desigualdades sociales y económicas" de la segunda parte a menudo
se consideran parle de la esfera "privada". En la formulación final de Rawls está claro
categorías. Existe otro sentido en el cual lo privado y lo público están lejos que los principios se refieren a la sociedad civil y que la familia se encuentra lucra del
de ser s i n ó n i m o s del poder paternal y político loekeano. Precisamente alcance de éstos. La parle (b) de su segundo principio, igualdad de oportunidades,
porque el progresismo conceptualiza la sociedad civil abstraída de la vida no puede aplicarse a la familia y la parle (a), el principio de la diferencia, quizás
no corresponda. Un hijo inteligente, digamos, puede ser enviado a la universidad a
doméstica, reservada a las mujeres, ésta última se encuentra "omitida"
expensas de otros miembros de la familia. (Le debo este último punto a mi alumna
del debate teórico. L a separación entre lo privado y lo püblicoTpor lo Deborah Kearns). John Rawls, A Theory ofjustice (Harvard University Press, Cam-
tanto, se restablece como una división que existe dentro de la sociedad bridge, Massachusetts, 1971), págs. 61, 302.
S. Wolin, Politics and Vision (Alien & Unwin, Londres, 1961).

167
I 66
E L ni soupHN DI IAS MUJLRLS CAROI.I; PATEMAN

y la sociedad civil sea percibida, mas que ninguna otra cosa, como la esfera s e g ú n la clase, la esposa q u e d ó restringida a u n a s pocas á r e a s inferiores
de los intereses privados, la empresa privada y los individuos privados 8 deí empleo o directamente q u e d ó e x c l u i d a de la v i d a e c o n ó m i c a , relegada
A finales del siglo X X , la relación entre la economía capiialista y el a su sitio "natural" y dependiente de la esfera familiar (es decir, la esfera
Estado ya no se parecía a la que existía entre el arbitro de Locke y la so- privada) 1 0 . Hoy en día, a pesar de la gran dosis de igualdad civil, resulta
ciedad civil, y se generalizó la confusión con respecto al límite entre lo natural que la esposa se encuentre en una posición de subordinación por
privado y lo público. Pero resulta improbable que se remedie la confusión el simple hecho de ser dependientes de su marido para subsistir, y se da
desde el interior de una teoría que "olvida" que incluye otro límite enj- por sentado que puede entenderse la vida social progresista sin hacer
ambas esferas. Una solución es restablecer lo político en la vida pública
referencia a la esfera de la subordinación, las relaciones naturales y la
Ésta es la respuesta de Wolin o de Habermas en su debate m á s bien opaco
mujer. E l antiguo argumento patriarcal de la naturaleza y la naturaleza
acerca del "principio" de la esfera pública, en el cual los ciudadanos pue-
de la mujer sufrió, así, una transformación, al mismo tiempo que se
den formarse juicios políticos razonados1'. A diferencia de estos teóricos,
modernizó y se lo incorporó al capitalismo progresista. Se c e n t r ó la
la critica formulada por las feministas insiste en que una alternativa a
itcnción teórica y práctica de forma exclusiva en la zona pública, en la
la concepción progresista también debe incluir la relación entre la vida
sociedad[ civil - e n lo "social" o en lo " e c o n ó m i c o " - y se dio por sentado
pública y la doméstica. L a pregunta planteada por las feministas es por
|ue el á m b i t o d o m é s t i c o nada tenía que ver con la teoría social y política
qué se "olvida" tan fácilmente el carácter patriarcal de la separación que
ni con los intereses del hombre que actúa en el mundo. E l hecho de que
existe entre una esfera pública despolitizada y la vida privada; ¿ p o r g u é
el patriarcalismo sea una parte esencial y, ciertamente, constitutiva de la
se sitúa la separación cutre ambos mundos dentro de la sociedad civil, de
teoría y de la práctica del progresismo permanece oculto por la dicotomía
suerte tal que la vida pública se conceptualice de manera implícita como
en apariencia impersonal e universal entre las esleías privada y pública
la esfera de los hombres?
dentro de la sociedad civil misma.
La respuesta a esta pregunta puede hallarse sólo mediante el análisis L a íntima relación que existe entre lo privado y lo natural queda
de la historia de la conexión que existe entre la separación de la produc- desvirtuada cuando -como señalan Benn y G a u s - se debate lo privado
I — ...A...-'.
ción y el hogar, por un lado, y, por el otro, el surgimiento de la familia u illlWin •WT'T-J . . 1 * 1 .< r ' *. • *

\ lo público abstraídos de su desarrollo histórico y de otras formas de


como una i n s t i t u c i ó n p a r a d i g m á t i c a m e n t e privada. Cuando Locke a t a c ó
expresar esta separación estructural fundamental dentro del progresis-
( u n aspecto d e ) el p a t r i a r c a l i s m o , el m a r i d o era la cabeza del hogar, pero
mo. Ya ñe mencionado que, cuando la división se encuentra dentro de
la esposa j u g a b a u n r o l a c t i v o e i n d e p e n d i e n t e en n u m e r o s a s á r e a s de la
la~sociedad civil, se hace alusión a la dicotomía entre lo privado y lo
p r o d u c c i ó n . A medida que se d e s a r r o l l ó el c a p i t a l i s m o y que se d e s a r r o l l ó
público de diversas formas (y considero que una explicación total del
s u i o r m a especifica de d i v i s i ó n s e x u a l de tareas v su d i v i s i ó n de tareas
progresismo tendría que explicar esta diversidad). De manera semejante,
También es la eslora de la privacidad.). Reiinan, "Privaey, Intimacy, and Rersonhood", la c o m p r e n s i ó n feminista de lo privado y lo público, y la crítica feminista
Phihsophy and Public Affairs, 6 (1976). pág. 39. vincula "el ser dueño" del propio a la separación y la oposición de estas esferas, a veces se presentan en
cuerpo con ta idea de "yo" y sostiene que ésta es la razón por la que la privacidad
es necesaria. Los comentarios que hice en el texto no explican por qué los teóricos
esos términos, pero también se formula el argumento mediante el uso de
progresistas siempre escriben sobre lo privado y lo público, y no sobre lo político. categorías como "naturaleza" y "cultura", "lo personal" y "lo político", o
Sólo se podría bailar una explicación en un análisis completo de las ambigüedades moral" y "poder", y, por supuesto, "mujer" y "hombre", y "femenino" y
progresistas sobre lo publico y lo político, lo que nos lleva más alia de la finalidad
de este capítulo, aunque el problema surge de nuevo en párrafos sucesivos, en el
contexto del lema feminista "lo personal es lo político". En este contexto, tales observaciones deben ser condensarse mucho. Para ampliarlas,
véase Brennan y Pateman, ' 'Mere Auxiliarles to the (..onimonwcalth ', en R. Ramil-
J. Habermas, "The Public Sphere", New Germán Critique, 6(3) (1974), págs. 49-55. lón, The Libaal'um of Women: A Study of Latrianhy and Capitalism (Alien & Unwin,
Sin embargo, Habermas, al igual que otros escritores, hace caso omiso del hecho de Londres. 1978); H . Hanmann, "Capitalism, Patriarchy and Job Segregation by Sex ".
que la mujer es considerada un ser de razón deficiente y, por eso, no apta para ser Signs, 1(3) parte 2 (suplemento trimestre marzo-abril-mayo 1976), págs. 137-170;
parte de un organismo público.
A. Oakley, ¡louscwifc (Alien Lañe. Londres. 1974), caps. 2. 3.

168 169
E L DESORDEN DI I AS VllIJI lil-S CAROI I PATEMAN

"masc ulino". L n la conciencia popular (y académica), la dualidad entre ucativa inlluirán en la capacidad natural y biológica femenina de la
"femenino" y "masculino" sirve para sintetizar o representar la serie (o n¡alernidad. Esta diferencia entre los sexos es independiente de la historia
' * •-- • . . . i uiminiril- i

el círculo) de separaciones y oposiciones progresistas: femenino o la na- e la cultura y, quizas, por eso no sorprende que la diferencia natural y la
turaleza, lo personal, lo emocional, el amor, lo privado, la intuición, la oposición entre la naturaleza (de la mujer) y la cultura (del hombre) hayan
moral, la adjudicación de un lugar dado, lo particular, la subordinación- sido un punto central para ciertos bien conocidos intentos feministas de
masculino o la cultura, la política, la razón, la justicia, lo publico, la explicar la subordinación en apariencia universal de la mujer. Los argu-
filosofía, el poder, el logro, lo universal, la libertad. La más fundamental ínclitos que se enfocan en la dicotomía "naturaleza/cultura" se dividen en
y general de estas oposiciones asocia a la mujer con la naturaleza y al dos grandes categorías: las feministas antropológicas v las radicalizadas 1 s .
hombre con la cultura; varias feministas c o n t e m p o r á n e a s han enmarcado En uno de los debates antropológicos más influyentes, Ortner argu-
su crítica en estos términos.
m e n t ó que la única forma de explicar por que el valor umversalmente
asignado a la mujer y a sus actividades se encuentra por debajo de aquel
Naturaleza y cultura asignado al hombre y sus ocupaciones es que la mujer "simboliza" todo
aquello que "las culturas definen como de un orden inferior ele existen-
E l patriarcalismo se basa en una apelación a la naturaleza y en la cia a ellas 1 4 ". E s decir, la mujer y la vida doméstica son un s í m b o l o de la
afirmación de que la función natural femenina de maternidad prescribe naturaleza. L a humanidad intenta trascender la mera existencia natural,
su lugar doméstico y subordinado en el orden de las cosas. E n el siglo de modo tal que siempre se ve la naturaleza como un reino de orden in-
X I X , J. S. Mili escribió que la intensidad de los sentimientos que rodean ferior a la cultura. Se identifica esta última como la creación y el universo
la apelación a la naturaleza era "la m á s viva y arraigada de todo cuantos masculino porque la biología y la anatomía femeninas colocan a la mujer
se r e ú n e n y protegen las costumbres y las instituciones del pasado"". E n n un lugar más cercano a la naturaleza que a ellos, y porque sus tareas
la década de 1980, cuando las mujeres de las democracias progresista? lomésticas y de la crianza infantil, el trato con infantes no socializados
obtuvieron la ciudadanía y una gran dosis de igualdad con los hombres, 3
con materias primas la ponen en un mayor contacto con la naturaleza.
los argumentos ele los movimientos ant ¡feministas organizados ilustraban Por ende, la mujer y la esfera doméstica se presentan como inferiores a
que la apelación a la naturaleza no había perdido nada de su resonancia. ia esfera cultural v a las actividades masculinas: por eso. se posiciona a
Desde el siglo X V I I , unas pocas voces femeninas han estado formulando las mujeres en un lugar que, por fuerza, está subordinado al hombre.
con persistencia una pregunta: "Si todos los hombres nacen en libertad, No queda claro si Ortner considera que las actividades d o m é s t i c a s de
¿por que las mujeres nacen esclavas?". 1 2 La respuesta corriente -con una La mujer simbolizan la naturaleza, si son parte de la naturaleza o, m á s
vivaz presentación por parte de Mary Wollstonecraft en Vindication o¡ the bien, si la posieionan como mediadora entre la naturaleza y la cultura.
Rights oj Women en I 792, y, hoy en día, de la mano de la crítica feminista
ai sexismo presente en los libros infantiles, en la educación y en los mer "Feministas radicales" es el término utilizado para diferenciar a las "feministas
progresistas" y "feministas socialistas" de aquellas que sostienen que la oposición
ditos- es que lo que se denomina "características naturales de la mujer"
masculino-femenino" constituye la causa de la opresión de la mujer.
son, en realidad -utilizando las palabras de Wollstonecraft-, "artificiales", 14
S. B. Ortner, "Is Female to Male as Nature is to Culture?", en Women, Culture and
producto de ia educación femenina o de la falla de ella. Sin embargo, ni witfy, editado por M. Z. Rosaldo y L Lamphere (Stanford University Press, Stan-
siquiera los cambios mas radicales que puedan introducirse en la práctica Ibld, 1974), pág. 72. Ortner no hace mención alguna acerca de los escritores que. en
los últimos doscientos anos, han glorificado la naturaleza y considerado la cultura
como la causa del vicio v la desigualdad. Sin embargo, el significado de "naturaleza
J. S. Mili. ' The Subjection olWomen" en Essíiys on Sex tquahly, editado por A. Rossi en tales argumentos es extremadamente complejo; por su parte, la relación entre
(University of Chicago Press, Chicago. Illinois, 1970), págs. 125-242. en pag. 126. a mujer y la naturaleza aún no es nada clara. Rousseau, por ejemplo, segrega a la
M. Astell. "Reflections on Marriage" (publicado en 1706). citado en L. Stone, The mujer y al hombre incluso en la vida doméstica poique las naturalezas de ésta son
Family, Se\ and Marriage in England: 1500-1800 (Weidenfeld & Nicholson, Londres, eistas como una amenaza a la vida civil (a la cultura). Para observaciones sobre esta
1977), pag. 240. c uestión, véase el cap. I .

170 171
E t . DESORDEN DE LAS MUJERES C A R O I E PATEMAN

Según su argumento, la oposición "mujer/naturaleza" y "hombre/cultura'; mas lamosa de esta proposición es Tfie Dialci tic ofSex, de Firestone, que
es en sí misma un construeto cultural y no un elemento de existencia también ejemplifica c ó m o un argumento feminista, mientras ataca la
natural: " L a mujer no se encuentra 'en realidad' en mayor cercanía (o se
eparación progresista entre lo privado y lo público, se mantiene dentro
lejanía) con la naturaleza que el hombre; ambos tienen conciencia, am- de
£
un marco abstractamente individualista que ayuda a constituir esta
bos son mortales. Sin embargo, definitivamente existen razones por las división de la vida social. Firestone reduce la historia de la relación entre
cuales ella aparece deseripia de esa manera" 1 '. No obstante, Ortner no la naturaleza y la cultura o entre lo privado y lo público a una oposición
logra tlarle suficiente peso al hecho fundamental de que lauto el hombre entre lo femenino y lo masculino. Afirma que el origen del dualismo
como la mujer son seres sociales y culturales, ni se lo da a su corolario de reside en "la biología misma, la p r o c r e a c i ó n " 1 7 , una desigualdad natural
que la "naturaleza" siempre tiene un significado social, significado éste u^original que es la base de la opresión sufrida por la mujer y la fuente
que, a d e m á s , varía ampliamente según las sociedades y según el período de poder del hombre. Este ú l t i m o , al confinar a la mujer a la reproduc-
histórico. A u n cuando la mujer y sus tareas han sido umversalmente de- ción (a la naturaleza), se ha liberado "para los asuntos del mundo" 1 8 , y,
valuadas, no se sigue que podamos comprender este importante hecho de entonces, ha creado y controlado la cultura. L a solución que se propuso
la existencia humana formulándonos preguntas en t é r m i n o s universales es eliminar las diferencias naturales (las desigualdades) entre los sexos
y buscando respuestas genérale.-, formuladas en términos de dicotomías mediante la introducción de la reproducción artificial. La "naturaleza"
universales. L a distinción entre la vida doméstica y privada de la mujer y la esfera privada de la familia, por lo tanto, q u e d a r á n abolidas, y los
y el mundo público del hombre no tiene el mismo significado en la so- individuos de todas las edades interactuarán como pares dentro de un
ciedad europea premoderna que en el presente capitalismo progresista; orden cultural (o público) inclilereneiaclo.
considerar este último y las sociedades de cazadores-recolectores desde El éxito popular de The Dialcctk oí Sex le debe más a la necesidad
una perspectiva de oposición general entre la naturaleza y la cultura, o de la mujer de continuar la lucha por el control de su cuerpo y de su
LJ ,T J M i i /
entre lo público y lo privado, sólo puede llevar a poner énfasis en la bio-
capacidad reproductiva que por su argumento filosófico. E l supuesto
logía o la "naturaleza". Recientemente, Rosaldo criticó los argumentos
clave del libro es que la mujer necesariamente sufre "una condición
sobre la subordinación femenina que, como los de Ortner, se apoyan
biológica fundamentalmente opresiva" 1 ". Sin embargo, la biología no es
implícitamente en la pregunta: "¿como c o m e n z ó ? " . L a autora señala que
por sí misma ni opresiva ni liberadora. Esta -es decir, la naturaleza- se
buscar una respuesta aplicable de forma universal inevitablemente crea
transforma en una fuente de subordinación o de creatividad libre para la
la oposición entre "mujer" y "hombre" y da origen a la separación entre
mujer solamente por el hecho de tener significado en relaciones sociales
la vida doméstica, por un lado, y, por el otro, la "cultura" o "sociedad"
específicas. L l argumento de Firestone reduce las concepciones sociales de
debido a las "funciones presuntamente panbumanas" por consiguiente
"mujer" y "hombre" a categorías biológicas de "femenino" y "masculino",
atribuidas a la mujer 1 ".
y así niega toda importancia a la compleja historia de la relación entre el
L l intento más riguroso por bailar una respuesta universal a la cuestión
hombre y la mujer o entre las esferas privada y publica. La autora se basa
de por q u é la mujer se encuentra en una posición subordinada frente
en una concepción abstracta de un individuo femenino natural y biológico
al hombre, y en la más cruda oposición entre naturaleza y cultura, se
con una capacidad reproductiva que la sitúa a merced de un individuo
halla en los escritos de las feministas radicalizadas que sostienen que
masculino que, según se supone, tiene el impulso natural de someterla 20 .
la naturaleza es la única causa de la d o m i n a c i ó n masculina. La versión
Esta versión c o n t e m p o r á n e a de una exhaustiva reducción hobbesiana del
17
: S. Firestone, 7 /ie DialecÜC of Sex (W. Morrow, Nueva Y o r k , J 9 7 0 ) , pág. 8.
'"' OrliRT, "Is l cmalc lo Male As Nature lo Culture?", pag. 87. 18
16
Ibíd., pág 232. Tampoco diferencia la "cultura" como arte, tecnología, etc., de la
M. Z. Rosaldo. "The Use and Abuse of Anthropology: Refleciions on Peminism,
"cultura" como la forma general de \ ida de la humanidad.
and Cross-Cultural Undersianding", Signs, 5(3) (1980), pág. 409. Compárese con
D. Haraway, "Animal Sociology and a Natural Economy o í the Body Politic, Pan I : A " Ibíd., pág. 255.
20
PolíticaI Physiology of Dominante", Signs, 4(1) (1978), sobre lodo las págs. 24-25. Le debo el ultimo punto a J . B. Hlshtain, "Liberal Heresies: Existentialism and

172 173
E L DI-SORDEN DI; I AS MUJF;RI;S CAROLH PATEMAN

individuo a su oslado natural nos lleva a un callejón teórico sin salida, lo reside en que, e n el siglo X I X , la doctrina de las esferas separadas era
cual no parece una conclusión sorpresiva de un argumento que acepta niayoritariamcnte aceptada por casi Lodos.
implícitamente la afirmación patriarcal de que la subordinación de la Las primeras feministas se o p o n í a n con vehemencia a la posición
mujer está decretada por la naturaleza. La forma de seguir adelante no se Miormemente desigual de la mujer; pero las reformas por las que lucha-
encontrará en la dicotomía universal entre naturaleza y cultura,™ entre ron -como ponerle fin a la facultad jurídica del marido que convertía a la
individuos femeninos y masculinos; m á s bien, como afirma Rosaldo, es esposa en propiedad privada y en no personas civiles, y la oportunidad de
necesario desarrollar una perspectiva teórica feminista que contemple obtener una educación para que las mujeres solteras pudieran mantener-
las relaciones sociales entre la mujer y el hombre en estructuras históri- se- con frecuencia eran recibidas como un medio para obtener la igualdad
camente específicas de d o m i n a c i ó n y subordinación; y, podría agregarse,
de las mujeres que permanecieran dentro de su propia estera privada. E l
dentro de un contexto de interpretaciones específicas de "lo público" y
J
supuesto implícito era que el sufragio también tenía un significado dife-
"lo privado".
rente para hombres y para mujeres, lo cual se demuestra con claridad en
una de las declaraciones m á s pasionales y antileministas de la doctrina
Moral y poder de las esferas separadas. E n " O I Quecns' Gardens", Ruskin sostiene que:
El deber del hombre, en tanto miembro de la mancomunidad, consiste en
La extensa lucha para conceder a la mujer el derecho a voto es uno
asistir en el mantenimiento, el avance y la defensa del Estado. E l deber
de los ejemplos teóricos y prácticos más importantes de los ataques
de la mujer, en tanto miembro de la mancomunidad, consiste en asistir
feministas a la dicotomía entre lo privado y lo publico. Los argumentos
en la ordenación, en la comodidad y en el embellecimiento del listado.21
sufragistas demuestran como el intento de universalizar los principios
^ » •* »** *******

progresistas lleva a desafiar el progresismo mismo, lo cual se encuentra en La ciudadanía para la mujer pudo entonces ser vista como una am-
particular bien ilustrado - s i bien i m p l í c i t a m e n t e - en la obra de J . S. Mili. pliación de sus tareas domésticas -privadas-; por otra parte, uno de los
A pesar de la gran atención que se le ha dedicado al sufragio durante los principales argumentos de las sufragistas señalaba que el voto constituía
últimos treinta años, es llamativa la poca importancia que le han dado los un m edlio n ec esa rio para proteger y fortalecer la esfera especial de la mu-
estudiantes teóricos o empíricos de política al significado y a los electos jer (argumento que g a n ó peso a finales de siglo, cuando las legislaturas
políticos del voto masculino y femenino. Sin embargo, se pueden hallar comenzaron a interesarse en cuestiones sociales relacionadas con la esfera
dos miradas diferentes en publicaciones feministas recientes acerca de de la mujer). Asimismo, tanto los más vehementes antisulragistas como
las implicaciones de la concesión del derecho al voto femenino para la las apasionadas sufragistas estaban de acuerdo en que la mujer era más
separación entre lo público y lo privado. Existen discrepancias en torno débil que el hombre, pero más moral y virtuosa que él. Los antisufragistas
a si el movimiento sufragista sirvió para reforzar la separación sexual en sostenían que, en consecuencia, ia concesión del derecho a voto debilita-
la vida social o si, mas bien a su pesar, constituyó una herramienta para ría fatalmente el Estado porque la mujer no podía portar armas ni hacer
socavarla. A mediados del siglo X I X , cuando surgió el feminismo como uscTde la fuerza; réplica sufragista afirmaba que la moral y la rectitud
un movimiento social y político organizado, el argumento que toma como superiores de la mujer transformarían el Estado y traerían consigo un
base la naturaleza había sido elaborado e introducido en la doctrina de rCTiíaclo de paz. Todo esto ha llevado a Elshtain a sostener que era preci-
las esteras separadas. Se afirmaba que el hombre y ia mujer tenían por samente porque las sufragistas aceptaban los supuestos de la doctrina de
naturaleza un lugar separado, pero complementario e igualmente valioso las esferas separadas que "fracasaban, incluso en sus propios términos
en la sociedad. La diferencia más notable entre las primeras feministas y Lejos de plantear un desalío a La separación entre lo publico y lo privado,
las sufragistas, por un lado, y, por el otro, las feministas c o n t e m p o r á n e a s
* "™— — —^—^^^^^^^^ ~ ~ • - -—• ... •

11
ivenressive Feminism", en Liberalism and the Modcrn Polity, editado por M. McGrath ). Ruskin, "Of Queens Gardens ", en l-rcc and Ennoblecí, editado por C . Bauer e L
(Marcel Dekker, Nueva York, 1978). pag. 53. Bill (Pergamon Press, Oxford, 1979), pag. 17.

174 175
E l . DESORDEN DE I.AS MIJERES CAROLF: PATFMAN

simplemente "perpetuaron las confusiones y las presunciones sin exami- La obra reciente de DuBois presenta una valoración distinta del mo-
nar que sirvieron para a m a ñ a r el sistema en su contra" 2 2 . vimiento sufragista. E n ella se sostiene que la razón por la cual ambos
Gran parte del argumento de Elshtain transita la dualidad entre moral bandos de la batalla por la concesión del derecho a voto consideraban
y poder, una de las maneras de formular la separación entre lo privado el voto como la demanda feminista clave era que éste le daba a la mujer
y lo público cuando ésta se halla dentro de la sociedad civil. Los teóricos "una conexión con el orden social no basada en la institución familiar
progresistas, a menudo, contrastan la esfera política (el Estado) - l a es- v su subordinación dentro de ella. | . . . l Como ciudadanas y votantes, la
fera del poder, de la fuerza y de la violencia- con la sociedad (el ámbito mujer participaría en tanto individuo de manera directa en la sociedad,
privado), que es la esfera del voluntarismo, la libertad y la regulación y no de forma indirecta a través de su posición subordinada como esposa
espontánea 2 ''. Sin embargo, el argumento referido a las implicaciones de la o madre" 2 5 . DuBois ponía énfasis en que las sufragistas no cuestionaban
superioridad moral de la mujer y el uso que hace Elshtain de la dualidad Ul"aptitud particular" de la mujer para la vida doméstica, sino que la
entre moral y poder remiten, en realidad, a la separación mas fundamental exigencia de obtener el derecho a voto constituía la negación de que la
entre la esfera privada - d o m é s t i c a - y la vida pública, o sociedad civil. La mujer servía de forma natural solamente para la vida privada. 1.a exigen-
^ ^ ^ ^ ^ ^ j m ^ ^ » i ( ¡ i | 1 1 9t t~ + f *—r-vTii~ *> - . . . •

oposición entre moral y poder, entonces, contrapone la fuerza física y la eia del sufragio, por lo lanío, llego a la medula del acuerdo mutuo entre
agresión -atributos naturales de la masculinidad que se ven ejemplificados patriarcalismo y progresismo ya que obtener el voto significaba - e n un
en la fuerza militar del Estado- al amor y el altruismo, atributos naturales sentido, al menos- que la mujer debía ser aceptada como "individuo".
de la femineidad, que se presentan, paradigmáticamente, en el ámbito Esta es la razón por la cual DuBois puede sostener que el reclamo efec-
24
d o m é s t i c o donde la esposa y madre representa al guardián de la moral . tuado por la mujer para obtener una posición pública e igualitaria con
L a lucha por el sufragio femenino ¿estaba confinada en la separación y respecto a la del hombre "desenmascaraba y desafiaba el supuesto de que
en las dicotomías del progresismo patriarcal, dentro de la dualidad entre el hombre tenía autoridad sobre la mujer" 26 . Una consecuencia importante
moral y poder (que, insisto, es una forma de expresar la doctrina de las a largo plazo que surge de la concesión del derecho a voto a la mujer, y
esferas separadas), hasta el grado sugerido por Elshtain? Ejercer el voto de otras reformas que han conducido a que ésta goce de una posición
es, al fin y al cabo, un acto político. Más aun: se lo ve como el acto político (casi) igualitaria en términos jurídicos y políticos formales con respecto al
ile lodo ciudadano democrático progresista; por su parte, el hecho de ser hombre, es que la contradicción entre la igualdad civil y la subordinación
ciudadano es una condición de igualdad pública o civil formal. social y sobre todo, familiar - l o cual incluye las creencias que ayudan a
constituir tal c o n t r a d i c c i ó n - , ahora se muestra al desnudo. La separación
patriarcal progresista entre las esferas pública y privada se ha convertido
- J. B. Elshtain, "Moral YVoman and humoral Man: A Consideración of the PubliC- — .— T'T" 1 ' . •

Private Split and ils PolíticaI Ramilications \ Politics and Soeiety, 4 (1974), págs. en un problema político.
453-461. L a magnitud del problema se expone - m u y claramente, gracias a la
Un argumento reciente que se sostiene en este contraste es J. Steinberg, Loche, mirada retrospectiva- en el ensayo feminista de John Stuart Mili: The
Rousseau and the ¡dea ofConsent (Grecnwood Press, Westport, Connecticut, 1978), Subjeelion of Women y en sus argumentos a favor del sufragio femenino. L l
sobre todo los caps. 5-7. E l énfasis en el consentimiento brinda una apariencia de ensayo muestra que, a la larga, es insostenible el presupuesto de que pueda
moral a la esfera privada, mucho menos evidente cuando, como sucede a menudo,
el interés personal es considerado el principio rector de la sociedad civil (privada). incorporarse un estatus político individual al lugar atribuido a la mujer
Si la división en la sociedad civil es vista COIT10 libertad (como interés persona!) en en la esleía privada y dejar ésta última intacta o, incluso, fortalecerla.
contraposición al poder, la ubicación do la moral dentro de la vida doméstica es más
precisa, pero plantea un grave problema de orden para el publico progresista o la
O, en otras palabras, los principios progresistas no pueden simplemente
sociedad civil. 25
E . DuBois, "The Radiealism of Woman Suffrage Movement", Faninist Studies,
Ahora surge un problema crucial sobre la "naturaleza^ y la "naturaleza" de la mujer 3(1/2) (1975), págs. 64, 66.
porque ésta es considerada tanto el guardián natural de la moral como un elemento 26
E . DuBois, Fcmhmm and Suffrage (Cornell University Press. Ithaca, Nueva York,
naturalmente subversivo en materia política; véase el cap. 1.
1978), pág. 46.

176 177
C A R O L E PATEMAN
E l DESORDEN DI I AS MUJERES

niinistración del hogar y el hacerse cargo de la crianza de los niños en el


un i versal izarse para extenderse a la mujer en la esfera pública sin suscita
ámbito de la familia como la primera de sus prioridades. |...| Renuncia [a
un problema crucial sobre la estructura patriarcal en la vida privada. Mili
aquellas ocupaciones] que no compalibilizan con los requerimientos de
muestra de manera teórica, tal como las feministas han revelado en la
esta" 29 . Por ende, se incurre en un razonamiento circular s i preguntamos
práctica, que las esferas se encuentran relacionadas ele forma integral y
por q u é , si el matrimonio es una "prolesión", los argumentos progresistas
que no es posible concebir la pertenencia total e igualitaria ele la mujer
sobre igualdad (pública) de oportunidades son pertinentes para la mujer.
en la vida pública sin que se generen cambios en la esfera domestica.
En_Ld(?Zi-¥'" introdujo en la Cámara de los Comunes ia primera me-
lin The Subjection, Mili sostiene que la relación entre el hombre y la
dida para lograr el sufragio femenino. Propugnaba el voto femenino por
mujer, o, para ser más específicos, entre el marido y la esposa, constituye
las mismas dos razones por las que había apoyado el sufragio masculino:
una excepción injustificada e injustificable de los principios progresistas
porque era necesario para la auloproiección o para La protección de inte-
de libertad c igualdad individuales, libertad de elección, igualdad de
reses, y porque la participación política extendería las capacidades de la
oportunidades y asignación de puestos basada en el mérito, que (según
mujer. Sin embargo, no siempre se tiene en cuenta que la aceptación por
su o p i n i ó n ) rigen otras instituciones sociales y políticas de la Gran Bre-
parte de Mili de una división de trabajo trazada según las características
taña del siglo X I X . La subordinación social de la mujer es "una única
atribuidas a cada sexo - l a separación entre la vida doméstica y la públi-
antigualla de un viejo mundo mental y práctico que estalló en los d e m á s
c a - socava su argumento a favor de la concesión del derecho a voto a la
ó r d e n e s " 2 7 . E n el comienzo del ensayo, Mili ataca la apelación a la natu-
mujer. L a dificultad m á s clara experimentada por afirmación radica en que
raleza y sostiene que no puede conocerse nada acerca de las diferencias
ISTffujcr, en tanto esposa, se encontrara circunscripta al p e q u e ñ o circulo
naturales - s i es que existen- entre la mujer y el hombre hasta que se
familiar y por eso le costara utilizar el voto para proteger sus intereses;
halle evidencia sobre sus respectivos atributos dentro ele las relaciones
no podrá aprender cuáles son tales intereses si no experimenta el mundo
y las instituciones en las cuales interaetúan como pares y no desde una
fuera del á m b i t o doméstico. Este ú l t i m o punto es incluso más decisivo
posición de "superior" o "inferior". Gran parte de la tesis de Mili está
para el argumento de Mili acerca de la educación y el desarrollo indivi-
dirigida contra los poderes j u r í d i c a m e n t e sancionados que asisten a los
dual a través de la participación política. En lo que Benn y Gaus llaman el
maridos y que los posieionan en el lugar de amo ele su esposa-esclava.
texto progresista representativo" de Mili, este se refiere al desarrollo de
La reforma jurídica debería lograr que la familia deje de ser una "escuela
un "espíritu publico" por parte de los ciudadanos 10 . En The Subject ion es-
ele despotismo" para transformarse en una "escuela ele solidaridad en la
cribe sobre la elevación del individuo "como ser moral, espiritual y social"
igualdad" y una "verdadera escuela ele las virtudes de la libertad" 2 8 . No
que tiene lugar bajo la "influencia ennoblecedora" de un gobierno libre 1 1 .
obstante, como han señalaelo ciertas críticas feministas recientes, a la larga,
Ésta es una afirmación un tanto exagerada para el ejercicio de un acto - e l
Mills retorna al mismo argumento basado en la naturaleza, que él mismo
de sufragar- que se realiza periódicamente; pero Mili no pensó que tales
reprueba. Pese a que Mili sostiene que, en las circunstancias actuales de
consecuencias surgirían tan solo del sulragio. Sostuvo que la "ciudada-
crianza, íalta de educación y de oportunidades laborales, y presión social
nía" - y me atrevo a decir que se refería al sulragio universal- "ocupa un
y j u r í d i c a en las que las mujeres se encuentran inmersas, ellas no pueden
espacio p e q u e ñ o en la vida moderna y no se acerca para nada a los hábitos
elegir si contraer matrimonio o no; también da por sentado que, incluso
diarios o a los sentimientos más profundos" ' 2 . También argumenta que
tras la reforma social, la mayoría de las mujeres c o n t i n u a r í a n eligiendo la
la familia (reformada) constiluve la verdadera escuela de la libertad. Sin
dependencia marital. Mili afirma que se e n t e n d e r á de forma generalizada
que, cuando una mujer contrae matrimonio, ha elegido su "profesión", w
Ibíd., pág. 179.
al igual que hace hombre al empezar una carrera: "la mujer elige la ad- k
* Véase Benn y Gaus, Public and Prívate, cap. 2, referido a Consulvrations on Reprc-
seniaiive Government de Mili.
27 ;|
Mili, The Subjection, pág. 146. Mili, ¡ he Subjection, pág. 237.
28 12
Ibíd., págs. 174-175. ibíd.. pag. 174.

179
178
Fil DESORDEN DE LAS MUJERES CAROI E PATEMAN

embargo, osle panorama es igual de inverosímil que la afirmación sobre el tacionos feministas mas literales- para hablar más extensamente sobre una
voló democrático progresista. Una familia despótica y patriarcal no puede concepción feminista alternativa de lo político. E l electo más importante 1
: — • • « * • • • •

considerarse escuela de ciudadanía democrática, pero tampoco p u é d e l a tía sido el de desenmascarar el carácter ideológico de las afirmaciones
1
- .T"

familia igualitaria, por sí misma, sustituir la participación en una amplia progresistas sobre lo privado y lo público. "Lo personal es lo político" ha
gama de instituciones sociales (sobre todo, el lugar de trabajo) que MíTl, direccionado la atención de la mujer hacia el hecho de que se fomenta
en sus otros escritos sociales y políticos, proclama como la educación que veamos la vida social en términos personales, como una cuestión de
necesaria en pos de lograr la ciudadanía. ¿ C o m o pueden desarrollar un capacidad individual o suerte para encontrar un buen marido con el cual
espíritu público aquellas esposas que han "elegido" la vida privada? La contraer matrimonio o para hallar un sitio apropiado en el cual vivir. Las
mujer será, por consiguiente, ejemplo del ser privado egoísta, carente de feministas han hecho énfasis en c ó m o las circunstancias personales se
sentido de la justicia que aparece, según Mili, cuando los individuos no ven estructuradas por factores públicos, por las leyes sobre violación y
experimentan la vida pública. aborto, por el estatus de "esposa", por las políticas de cuidado infantil, la
L a mayor falta de euestionamiento por parte de Mili acerca de la divi- asignación de prestaciones sociales y la división sexual del trabajo en el
sión sexual "natural" del trabajo socava su argumento a favor de lograr hogar y en el á m b i t o laboral. Los problemas "personales" pueden resol-
un estatus público igualitario para la mujer. Lariesis planteada por éTen verse, por lo tanto, sólo a través de medios políticos y de acción política.
Tl\e Subjection se basa en una extensión de los principios políticos a la ^ ^ p o p u l a r i d a d del lema y su fortaleza para las feministas surge de
esfera doméstica, lo cual pone en tela de juicio de forma inmediata la se- la complejidad de la posición de la mujer en las sociedades patriarcales
paración entre lo privado y lo público, y la oposición entre los principios progresistas contemporáneas. L o privado o personal y lo público o político
de asociación en ambas esferas. Benn y Gaus no lo hubieran considerado se consideran ámbitos separados y que nada tienen que ver el uno con
el teórico progresista "modelo" de no haber Mili apoyado - a l menos, en el otro; la experiencia diaria de la mujer confirma tal separación aun-
parte- la ideología progresista patriarcal de la separación entre lo público y que, de manera simultánea, la niega y afirma la conexión integral entre
lo privado. Por otra parte, al sembrar la duda sobre la separación loekeana ambas esferas. La separación entre lo privado y lo público es tanto parte
original entre poder político, por un lado, y, por el otro, poder paterno, y de nuestra vida actual como una perplejidad ideológica de la realidad
al sostener que se aplican los mismos principios políticos tanto a la estruc- patriarcal progresista.
tura de la vida familiar como a la vida política, Mili también plantea una La separación entre la vida doméstica privada de la mujer, por un lado,
gran pregunta sobre el estatus de la familia. Hablar de "esclavos", "amos", y, por el otro, el mundo público del hombre ha sido una pieza constitutiva
"igualdad", "libertad" y "justicia" sugiere que la familia es una asociación del progresismo patriarcal desde sus comienzos y, desde mediados del
convencional, no natural. Mili no quiso arribara la conclusión de que la siglo XÍX; la esposa e c o n ó m i c a m e n t e dependiente ha sido presentada
familia es política, pero muchas feministas c o n t e m p o r á n e a s lo han hecho. como el ideal para todas las clases respetables de la sociedad. La identi-
E j j e m a mas popular del movimiento feminista actual es "lo personal es ficación de la mujer con la esfera doméstica también se encuentra ahora
lo político", el cual no solamente rechaza la separación progresista entre reforzada por el resurgimiento de organizaciones antifeministas y por la
lo privado y lo público, sino que también supone que no puede ni debe reformulación "científica" por parte de los sociobiólogos del argumento
trazarse distinción alguna entre ambas esferas. — basado en la naturaleza 1 3 . Claro está que la mujer nunca ha sido excluida
completamente de la vida pública; pero la forma en la cual se la incluye se
" L o p e r s o n a l es lo p o l í t i c o "
n
Sobre sociobiología, véase, por ejemplo, li. O. Wilson, Soeiobiology: The New Syntlw-
E l lema "lo personal es lo político" ofrece un útil punto de partida sis (Harvard University Press, Cambridge, Massachusetts, 1975) y S. Goldbcrg, The
Inevitability qfPatriarchy, 2da. edición ( W Morrow, Nueva York, 1974). Si se desea
para comentar algunas a m b i g ü e d a d e s de lo público y lo privado en el
enconrar una crítica, véase, por ejemplo, R Green, The Pursuit of Inequality (Martin
patriarcalismo progresista; y también - a la luz de algunas de las inlcrpre- Robertson, Oxford, 1981), cap. 5.

180 181
E l . DESORDEN DE LAS MUJERES CAROI.I; PATEMAN

basa, tan lirmcmcntc como su posición en la esleta domestica, en creen- estructura y la operación del capitalismo cuando lajigura del trabajador
eias y prácticas patriarcales. Por ejemplo, incluso muchos antisufragistas se encuentre a c o m p a ñ a d a de la del ama de casa. G+
deseaban que se educara a la mujer para que ésta pudiera ser una buena Las feministas han extraído como conclusión que esos mundos pro-
madre y lograra d e s e m p e ñ a r s e en la política local y la filantropía, porque gresistas "separados" -es decir, la vida privada y la vida p ú b l i c a - se en-
estas actividades eran vistas, a diferencia del ejercicio del voto, como una cuentran, en realidad, interrelacionados y conectados por una estructura
extensión directa de sus tareas domésticas. l:n la actualidad, la mujer "
conserva, en el mejor de los casos, una mera representación simbólica patriarcal. Dicha conclusión resalta una vez mas el problema del estatus
en los organismos públicos rectores; la vida pública, aunque no carente de la esfera "natural" de la familia, el cual es presupuesto por las rela-
por completo de mujeres, es a ú n el universo del hombre y se encuentra ciones convencionales de la sociedad civil, pero considerado separado
dominado por él. de ellas y no relacionado con ellas. Más que apartada o separada de la
sociedad civil, la esfera de la vida doméstica ocupa un lugar central en
Como dije antes, una gran cantidad de esposas de clase obrera ha
ella. La generalizada convicción de que esta afirmación es verdad surge a
tenido que entrar al mundo público del empleo pago para sustentar a su
partir de la preocupación c o n t e m p o r á n e a por la crisis, la decadencia y la
familia; y vale aquí comentar que una de las características m á s notabTes
desintegración del núcleo primario familiar, considerado el bastión de la
del capitalismo de posguerra ha sido darle trabajo a un n ú m e r o en cons-
vida moral civilizada. Eljhecho de que la familia sea un gran "problema
tante crecimiento de mujeres casadas. No obstante, la presencia de estas
social" es significativo, debido a que "lo social" es una categoría dentro
mujeres sirve para resallar la continuidad patriarcal que existe entre la
de la sociedad civil, no fuera de ella, o, para ser más exactos, es una de las
división sexual del trabajo en la familia y aquella que tiene lugar en el
dos partes en las que ésta se puede dividir: lo social (el ámbito privado)
ámbito laboral. Ciertos esludios llevados a cabo por feministas han demos-
\ lo político (el á m b i t o público). Hace poco, Donzclot investigo como el
trado como la mujer trabajadora se encuentra limitada a unas pocas áreas
surgimiento de lo social constituye también el surgimiento del "trabajo
ocupacionales (las del "trabajo femenino") en empleos mal remunerados,
social" y de variadas formas de "vigilar" (políticamente) a la familia,
de bajo rango y en los que ellas no ejercen funciones de s u p e r v i s i ó n 1 4 .
mediante el otorgamiento de un estatus social a la madre y controlando
Asimismo, ¡as feministas han dirigido la atención hacia el hecho de que
a los n i ñ o s 1 5 . Por su parle, las feministas también han investigado de q u é
en los debates acerca de la vida laboral - y a sea protagonizados por parte
manera está politicamente regulada la vida personal y lamiliar; tal expío-
de progresistas partidarias del ¡aissez-faire o por marxislas- siempre se
ración niega la afirmación progresista convencional que supone que la
da por sentado que es posible considerar la actividad económica separa-
autoridad del Estado termina en las puertas del hogar familiar. E n estos
da de la vida doméstica. Se "olvida" que el trabajador -invariablemente
sondeos se ha demostrado dos puntos: uno, que la familia es un tema de
considerado como de sexo masculino- puede presentarse en su trabajo
gran interés para el Estado: dos, que a través de legislación concerniente
listo para d e s e m p e ñ a r s e en la tarea del d í a y concentrarse en ella libre de
al matrimonio y a la sexualidad, v mediante las políticas del Estado de
láS exigencias diarias de provecí alimento, lavar, limpiar y cuidar a los
bienestar, lajcqndición subordinada de la mujer se presupone y es man-
niños ú n i c a m e n t e porque estas tareas son llevadas a cabo por su esposa,
tenida como tal por el poder estatal".
sin cobrar un centavo por ello. Y si la esposa también es una trabajadora
r,
remunerada, cumple con un turno extra en estas actividades "naturales", J . Donzclot, ThePolicingofFamilics (Panthcon Books, Nueva York, 1979). "Lo mas
ólo será posible obtener una explicación y un análisis completos de la sorpréndeme es el rango que 'lo social* ha ganado en nuestra mente, como algo que
damos por sentado" (pag. xxvi).
16
Sobre el matrimonio, véase, por ejemplo, I ) . L Barker, "The Regulation ol Mama-
ge: Repressive Benevolence * en Poner and the State, editado por G. Littlejohn et o/.
Véase, por ejemplo, respecto tic Australia, K. Hargreaves, Women ctt Work (Penguin (Croom Helm, Londres, 1978); sobre la violación, véase el cap. 4 y A. G . Johnson,
Books, Harmondsworth, Middlesex, 1982); respecto de Inglaterra. J. West (edit.), u
O n the Prevalenee ol Rape in the United States", Signs, 6 ( 1 ) (1980), págs. 136-146;
Women, Work and Labour Marhet ( Roulledge ¿sr Kegan Paul, Londres. 1982); respecto
sobre el Estado de bienestar, véase, por ejemplo, I . Wilson, YVÓmoi and the Welfare
de listados Unidos, Eisenstein, //ir Radical Futuie of Liberal Feminism, cap. 9.
State (Tavislock, Londres, 1977).

182 18?
C A R O L E PATIÍMAN
E L DESORDEN DI- EAS MUJERES

Estas críticas feministas a la dicotomía entre lo privado y lo público concepciones siguen sin estar desarrolladas en las obras de las feministas,
enfatizan que ambas categorías se refieren a dos dimensiones interre- pero mantienen una estrecha relación con los argumentos detractores del
lacionadas de la estructura del patriarcalismo progresista; no sugieren progresismo, que condenan la despolitización de la sociedad civil o la
necesariamente que no se pueda o no se deba trazar una distinción entre pérdida del sentido distintivo de lo político sufrida por el progresismo.
los aspectos personal y político de la vida social. E l lema "lo personal es Por ejemplo, Habermas defiende la comunicación pública compartida para
lo político" puede, sin embargo, entenderse de forma literal. Por ejemplo que los problemas políticos sustantivos puedan ser evaluados de forma
en Sexual Politics, Milletl rechaza implícitamente la distinción lockeana racional. Por su parte, Wolin sostiene que "lo público" y "lo c o m ú n "
entre poder paternal y poder político. E n ciencias políticas, lo político se son "sinónimos de lo político" y, así, "una de las cualidades esenciales
define en relación al concepto de "poder", pero los poíilólogos no logran de lo político [...] es su relación con lo que es 'público'" 4 1 . Tales críticos
jamás llevar su definición a su conclusión lógica. Millctt coincide con la y algunas feministas están de acuerdo en que lo que no es personal es
definición pero, por el contrario, sostiene que todo poder es político y público, y que Lo que es público es político. Esto implica que no existe
entonces, debido a que el hombre ejerce poder sobre la mujer de múltiples división dentro de la sociedad civil, que es el terreno de la vida pública,
maneras en la vida personal, es lógico hablar de "política sexual" y de que colectiva, c o m ú n y política de la comunidad. Sin embargo, a menudo
el "dominio sexual [...] proporciona [el] concepto m á s fundamental de se desarrolla este argumento sin considerar c ó m o se relaciona esta con-
poder 37 ". L o personal se transforma en lo político. Este enfoque echa luz cepción de la esfera pública-política con la vida doméstica y sin señalar
sobre muchos aspectos sexuales y de la vida doméstica que son difíciles de siquiera el surgimiento de tal problema. E l feminismo ha planteado esta
aceptar - e n particular, su violencia, que se oculta demasiado a menudo-, fundamental pregunta, pero a ú n no le ha dado respuesta. Se puede decir
pero no promueve mucho la crítica al progresismo patriarcal. Mientras que, aunque lo personal no sea lo político, ambas esferas se encuentran
que la feminista radical intenta eliminar la naturaleza, en tanto uno de interrelacionadas y son dimensiones necesarias de un orden social femi-
los lados de la dicotomía, de la misma manera Milletl busca eliminar el nista democrático futuro.
poder repitiendo la visión sufragista de una transformación moral de
la política. Pero estas posturas no logran cuestionar de forma alguna la
Condiciones para una alternativa feminista al patriarcalismo
asociación (o la identificación) progresista de lo político con el poder, ni
la asociación de la mujer con el lado "moral" de la dualidad. progresista
Las críticas feministas a la oposición patriarcal progresista entre lo pri-
Otras feministas también han rechazado la identificación de lo político
vado y lo público ponen sobre la mesa preguntas teóricas fundamentales,
con el poder. A veces, colocando el patriarcalismo progresista de cabeza,
así como los complejos problemas prácticos de crear una transformación
se afirma sin m á s que, entendida de forma apropiada, la vida política es,
social radical. Sin embargo, una objeción a los argumentos feministas niega
por lo tanto, intrínsecamente femenina' 8 ; y para mayor provecho de las
que nuestro proyecto sea siquiera sensato. Wolff afirmó recientemente,
feministas, el rechazo de éstas al poder "masculino" se basa en una con-
desde una posición empática con el feminismo, que vencer la separación
cepción alternativa de lo político. Se dice que lo político es el "área de
de ambas esferas plantea un problema i n t r í n s e c a m e n t e disoluble: no
valores compartidos y ciudadanía" 3 9 , o que "incluye valores compartidos y
tiene sentido "luchar contra la división"; lo m á x i m o que puede lograrse
asuntos cívicos en los cuales el poder constituye sólo un aspecto" 40 . Estas
son ajustes ad hoc al orden existente. La separación entre lo publico y lo
" K. Millctt. .Sexual Politics (I lart-Davis, Londres, 1971), págs. 25, 26. privado deriva de dos "concepciones de la naturaleza humana igualmente
1
N. McWilliams, "Contemporary Feminism, Consciousness Raising and Changing plausibles y totalmente incompatibles". Una es la del ' hombre | s i c | como
Vievvs oí the Politkal" en Wo/nen in Politics, editado por J . Jaquette (Wiley, Nueva
York, 1974), pág. 161.
»Ibíd. typing i n Girls" en Jaquette, Women in Politics, pág. 34.
4,1
F. B. Igiitzin. "The Makingof the Apolitieal Woman: Femininity and Sex- Stereo- « J . Habermas, "The Public Sphere" y Wolin, Politics and Vision, págs. 9, 2.

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E l . DESORDEN DE LAS MUJERES C A R O E E PATEMAN

ser esencialmente racional, atemporal, ahislórico", y la segunda es la del J e la vida doméstica presuponen ciertos cambios radicales en la esfera
"hombre como un ser esencialmente vinculado al tiempo, condicionado publica, en la organización de la producción, en lo que queremos decir con
histórica, cultural y b i o l ó g i c a m e n t e " 4 2 . Afirmar que todos deberían ser la palabra "trabajo" y en la práctica de la ciudadanía. La crítica feminista
tratados en el mundo público como si el sexo, la clase, el color, la edad y a la división sexual del trabajo en el ámbito laboral y en organizaciones
la religión no importaran es insistir en que d e b e r í a m o s negar la realidad políticas de todas las tendencias ideológicas, y el rechazo de aquella a
humana más básica acerca de nosotros y, por ende, d e b e r í a m o s acentuar la concepción patriarcal progresista de lo político extiende v profundiza
la inhumanidad y el distanciamiento con el presente. Pero las dos con- el desafío al capitalismo progresista propuesto por la crítica marxista y
cepciones de Woltf no se refieren a una única naturaleza "humana", y la crítica de la democracia participativa de las últimas dos d é c a d a s , pero
están lejos de ser igualmente plausibles; representan la visión patriarcal también va m á s allá de éstas.
progresista de las verdaderas naturalezas de la mujer (privada) y del hom- I a tentación, como demuestra el argumento de Wollf, es suponer que
bre (pública). Los seres humanos son criaturas limitadas por el tiempo, si la mujer ha de lomar su lugar como "individuo" público, el conflicto
y biológica y culturalmente especificas. Tal oposición de naturaleza "hu- recae sobre la universalización del progresismo. Pero eso significa hacer
mana", de mujer y hombre, de lo privado y lo público puede ser filosófica caso omiso del logro feminista de sacar a la luz el carácter patriarcal del
y sociológicamente plausible sólo desde una perspectiva individualista progresismo así como las a m b i g ü e d a d e s y las contradicciones de su con-
progresista (que no se considere patriarcalista) que abstraiga al individuo cepción de lo privado y lo p ú b l i c o . A ú n no existe un análisis completo de
masculino de la esfera en la cual su esposa vive en situación de subordi- las variadas expresiones de la dicotomía entre lo privado y lo público, ni
nación natural y luego generalice la abstracción como hombre publico. un estudio más profundo de lo cine puede abarcar este capítulo sobre las
L l feminismo intenta desarrollar una teoría de una práctica social que, implicaciones de la doble separación entre vida doméstica, por un lado,
por primera vez en el mundo occidental, constituya una verdadera teoría y, "por eTotro, sociedad civil; y la separación, dentro de la sociedad civil
general (que incluya al hombre y a la mujer de manera igualitaria) basada misma, entre lo privado, por un lado y, por el otro, lo público. Las críti-
en la interrelación entre el individuo y la vida colectiva -es decir, entre cas lemmistas implican una perspectiva dialéctica sobre la sociedad civil
la vicia personal y la política-, en lugar de en su separación y oposición. como una alternativa a las d i c o t o m í a s y a las oposiciones al progresismo
E n un nivel inmediatamente practico, esta exigencia se expresa en lo que patriarcal. Como han demostrado las feministas mismas, es tentador
es quizás la conclusión más clara de las críticas feministas: si la mujer tanto reemplazar la oposición con la negación (negar que la naturaleza
ha de participar por completo, como iguales, en la vida social, el hombre tenga un lugar en un orden feminista) como asumir que la alternativa a
debe compartir de la misma manera la crianza de los niños y otras tareas la oposición es la a r m o n í a y la identificación ("lo personal es lo político";
domésticas. Mientras la mujer se identifique con este trabajo "privado", su "la lamilla es política"). Los presupuestos del progresismo patriarcal sólo
estatus público se verá siempre socavado. A diferencia de lo que se afirma permiten estas dos opciones, pero las críticas feministas dan por sentado
a menudo, esta conclusión no niega el hecho biológico natural de que la
que existe una tercera.
mujer, no el hombre, da a luz hijos; sí niega la aseveración patriarcal de
E l feminismo mira hacia un orden social diferenciado dentro del cual
que esta verdad natural implica que sólo la mujer puede criar hijos. L a
las variadas dimensiones se distinguen con claridad, pero no se encuen-
paternidad igualitaria y la participación igualitaria en otras actividades
tfenTsepáradas ni se oponen, y que descanse sobre una concepción social
' R. V. Wolll,' rluTc's Nobody I le re huí l is Persons" en Women and Philosophy, editado de la individualidad, que incluya tanto a la mujer como al hombre como
por C. Gould y M. Wartofsky (Putnams, Nueva York, 1976), págs. 1 37, 142-143. criaturas diferenciadas biológicamente, pero no desiguales. No obstante,
Wolll también se opone a la lucha feminista contra la separación entre lo privado y
lo público porque tal lucha contamina la defensa de nuevas formas de instituciones la mujer y el hombre, y lo privado y lo p ú b l i c o , no se encuentran necesa-
sociales con suposiciones normativas acerca de la naturaleza humana (una objeción riamente en armonía. Dadas las implicaciones sociales de las capacidades
ubicada extrañamente a la luz de las suposiciones sobre la naturaleza de la mujer y
del hombre representadas en el progresismo patriarcal).

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El DESORDEN DE LAS MUJERES «

reproductivas femeninas", sin duda es utópico suponer que con el pro-


gresismo patriarcal desaparecerá la tensión entre lo personal y lo político,
entre el amor y la justicia, y entre la individualidad y la comunidad.
La gama de problemas filosóficos y políticos que se incluyen, de manera
implícita o explícita, en las críticas feministas indica que se alcanzaría una
primera "crítica total" verdadera mediante una alternativa feminista por
completo desarrollada que presente una visión distinta de la que tiene
el progresismo patriarcal". Son tres los grandes críticos del progresis-
7
mo abstractamente individualista que afirman ofrecer tal análisis, pero L a cultura cívica: una crítica filosófica
dicha aseveración debe rechazarse. Rousseau, Hegel y Marx sostienen
haber dejado atrás las abstracciones y las dicotomías del progresismo La teoría empírica de la democracia ya no constituye la ortodoxia
y afirman haber conservado la individualidad dentro de la comunidad. para los ensayistas que est riben sobre la democracia como sí lo era en el
Rousseau y Hegel excluyeron de forma explícita a la mujer de este pro- momento en que se escribió La cultura cívica1; pero los supuestos básicos
pósito y confinaron a este ser políticamente peligroso a la oscuridad del de esta obra todavía son ampliamente aceptados. La cultura cívica propor-
mundo natural de la familia. Marx tampoco logró librarse a sí mismo o ciona uno de los mejores "estudios de caso" a partir de los cuales crear
a su filosofía de los presupuestos patriarcales. La crítica total feminista a una crítica general de la escuela de posguerra de la teoría empírica a través
la oposición progresista entre lo privado y lo publico a ú n se encuentra a de la c o m p r e n s i ó n de c ó m o estas presunciones moldearon conclusiones
i i Ti• r acerca de la práctica y la teoría democráticas. Claro que existen muchas
la espera de su lilosolo.
diferencias específicas entre las teorías individuales en dicha escuela,
pero se encuentran eclipsadas por una perspectiva teórica c o m ú n dentro
de la cual se analizan las conclusiones empíricas. Los estudios sobre la
teoría empírica también se caracterizan, como sucede en La cultura cívica,
por la incorporación de un capítulo conclusivo en el cual se aborda la
importancia que tiene la información sobre actitudes y actividades políti-
cas individuales para la teoría "normativa" de la democracia. E l capítulo
final de La cultura cívica refleja la confianza generalizada que se tenía a
finales de la década de 1950 y principios de la década de 1960 en el sis-
tema político anglocstadounidense, y constituye un ejemplo típico de la
celebración del papel cumplido por La apatía y el desinterés políticos. A
diferencia de otros ejemplos del mismo género, sin embargo, La cultura
43
Véase R. R Petchesky, "Reproductive Freedom: Beyond 4 A Womans Right to Choo- cívica contiene evidencia sobre el proceso de socialización mediante el
se"\ Siffts, 5(4) (1980), págs. 661-685. cual se desarrollan las actitudes individuales. Tal evidencia es crucial
44
He lomado osla liase de R. M. Unger, Knowlcdge and Politics (Free Press, Nueva para una crítica de la teoría empírica y para el desarrollo de una teoría
York, 1975). La afirmación de Unger sobre haber proporcionado una crítica total
al progresismo también debe ser rechazada. Unger no tiene en cuenta que las an- de la democracia que puede desplazarse de forma decisiva m á s allá de su
tinomias "leona-realidad", "razón-deseo", "reglas-valores" son, al mismo tiempo, incompetencia teórica y de su autocomplacencia política.
expresiones de la antinomia patriarcal "hombre-mujer". Sostiene (pág. 59) que "la
forma política de la oposición de la razón formal al deseo arbitrario es el contraste 1
G . A. Almond y S. Verba, The Civic Culture (La cultura cívica): Political Attitudes and
entre la existencia pública y privada", pero también constituye la oposición entre la Democracy in Five Nations (Princeton University Press, Princeton, Newjersey, 1963);
"naturaleza" del hombre y de la mujer. las referencias que aparecen entre paréntesis en el texto corresponden a este libro.

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