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SANIDAD DIVINA

Jeremías 33:6.

He aquí que yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré, y les revelaré
abundancia de paz y de verdad. Jeremías 33:6 RVR1960.

Introducción.
¿QUÉ ES SANIDAD?
Sanidad divina, es la provisión de Dios para el bienestar de una nación, familia, o persona.
Dos palabras claves encontramos en este pasaje de la promesa en este verso
1. sanidad que en el hebreo es Arukáh (Strong H724) mientras que la segunda es medicina que es
la palabra marpe (H4832) que es cura, medicina, liberación, remedio, salvación.
La segunda parte del verso 33 de jeremías habla del resultado de la misericordia de Dios cuando lo
buscamos con fe y obediencia. El nos promete cura y la palabra es curaré que es el vocablo
hebreo athereth (H6283) que impresionantemente en su significado bíblico es abundancia,
multiplicar. La segunda palabra es paz que es Shalom (H7965) que significa pacífico, próspero
espiritualmente, salvo, victorioso, que a su vez deriva del vocablo shalam (H7999) que se lee ser
restituido, ser próspero y aqui habla de la prosperidad integral.
Finalmente el verso termina con la palabra verdad y esta es el vocablo hebreo emeth (H571) cuyo
significado es estabilidad, fidelidad, firme, seguridad, seguro, verdad, verdadero.

La palabra sanidad viene del idioma hebreo “Arukáh" (strong H724) significa integridad,
(Figurativamente o literalmente) sanación y restauración de una manera integral; física,
mental y espiritual.
He aquí que yo les traeré sanidad y medicina: Jerusalén estaba llena de destrucción y de muerte, y a
esta ciudad Dios les promete traer sanidad y medicina, para revelarles la abundancia de paz y de
verdad.
Las promesas están presentadas de manera que incluyen la restauración cercana bajo Nehemías y Esdras,
pero que solamente serán completamente cumplidas en el nuevo pacto.

Nuestro Señor nos promete paz y abundancia en hebreo Shalom, pero aún así, muchas veces nos
encontramos con cristianos derrotados o abatidos a causa de las circunstancias, aprendamos a aferrarnos
a lo que el Señor nos dice para así gozar de su paz.
Para llevar una vida de paz en el Señor debemos aprender a caminar conforme a sus propósitos eternos.
Para ello, debemos aprender a llevar una vida que sea agradable delante de Él , de no ser así
irremediablemente tendremos que sufrir las consecuencias de nuestros pecados.

Aquí nos encontramos con la primera causa que enferma la vida espiritual del creyente, el pecado, y le
impide avanzar en el camino de bendición que el Señor ha trazado para Él.
El Pecado
El no confesar los pecados se convierte en un obstáculo en la vida del creyente para crecer, cuando hablo
de pecado me refiero a todas aquellas acciones que cometemos que van en contra de la Palabra del Señor
y de sus mandamientos.

Veamos lo que dice el salmista David al respecto, en el libro de los Salmos, capítulo 32, versículo
3: “Mientras callé, se envejecieron mis huesos. En mi gemir todo el día.”
El salmista hace referencia al pecado oculto. En su vida había una situación que le mantenía separado
del Señor, y por ende le impedía gozar de su bendición.

Entonces bien, creer en Jesucristo como Señor y suficiente Salvador es también dar inicio a un tiempo
de sanidad y restauración en nuestra alma. Ser un cristiano no se trata de entrar en una nueva religión
o de adoptar una filosofía subjetiva, sino de nacer a una nueva vida y entrar en una nueva etapa. Por lo
tanto, cuando venimos a los pies de Jesucristo un milagro comienza a ocurrir. Se trata del milagro de la
sanidad interior.

Esta sanidad interior de Dios para nuestra vida es cuando nuestra alma es restaurada, edificada,
fortalecida y levantada por el Señor para vivir una vida victoriosa, triunfante, poderosa y creativa. En
otras palabras, es abandonar el estado herido y amargado del alma, mientras somos llevados por Dios a
la reconstrucción de nuestras vidas.

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