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El juego y su incomparable valor educativo.

Imma Marín

El juego es fundamental en el aprendizaje, educación y en la salud de los niños, ya que la falta del
juego se asocia a problemas como la depresión y la ansiedad infantiles. De manera que el juego es
la manera de aprender de los niños.

El juego es espontáneo, y esa espontaneidad hace que los niños estén desinhibidos y que tengan la
mente abierta, de esta manera si la mente está abierta, las cosas entran, y si la mente no está abierta,
las cosas no entran.

Cuando los niños juegan, el margen de error existe, se crea un espacio de seguridad que les permite
crear, equivocarse, y eso forma parte del proceso y no pasa nada si se equivocan.

Cuando juegas te lo pasas bien, disfrutas. Eso que quiere decir que aunque estás disfrutando, aunque
cueste esfuerzo aquello que estás haciendo, tú estás satisfecho, sostienes el esfuerzo, porque el
esfuerzo no te pesa si estás jugando.

El juego es emoción y que sin emoción no hay aprendizaje.

Cada edad tiene su tipo de juego. El juego evoluciona. Cuando somos bebés recién nacidos, hasta el
primer año, los juegos que realizan los niños son los juegos de ejercicio, que son esos juegos que no
tienen ningún objetivo aparente, que tienen que ver con la manipulación y con lo sensorial.

A partir del año y medio, dos años, podemos introducir unos nuevos juguetes, que son los juguetes
del juego simbólico.

Cuando la competitividad rebasa al juego, este deja de serlo, y pierde su esencia, porque buscamos
un resultado por encima del juego. Lo que convierte un juego o no, va a ser la forma en que yo lo
viva.

El juego es acción y en esa acción van apareciendo todos esos valores y aprendizajes. El juego es
también satisfacción, disfrute y aprender a disfrutar de las cosas por más sencillas que sean.

La actitud de lúdica es fundamental para la vida y por suerte es una actitud y es una capacidad del
ser humano y por lo tanto la podemos desarrollar.

En el juego el error forma parte del proceso. Entonces, en la vida esto nos sirve para entrenarnos
como seres humanos adultos, listos para la sociedad.

Heber Shaiel Hernández Suárez – 1° “B”

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