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Título:

El problema de la falta de un concepto general de enfermedad: Un enfoque positivista con


soluciones estoicas.

Introducción:
“Yo soy yo y mi circunstancias”, mencionó Ortega y Gasset, frase que aguda y precozmente
podría dar respuesta al título de la presente reflexión, sin embargo, es propicio adentrarnos
un poco más en soluciones prácticas (entiéndase como aplicables a la vida cotidiana) con
astucia y eclecticidad usando como instrumento a aquella aproximación objetiva que tantos
frutos nos ha dado como parte de un proceso evolutivo temporal, el método científico.
1. Planteamiento del Problema:
A lo largo de la historia humana, de su devenir sociocultural manifestado por su capacidad
para la concepción e interpretación del mundo que lo rodea, el ser humano ha sabido dejar
huella, es decir, ha encontrado una forma para transmitir cada vez con mayor exactitud lo
que en un inicio fue, lo que hacía daño y lo que posibilitaba seguir viviendo, es decir, lo que
obtenemos en los pictogramas, pinturas rupestres, jeroglíficos, escritura, etc; es una forma
de expresar su sobrevivencia ante un entorno hostil y a su vez, fecundo. Ante lo cual surgen
las preguntas: ¿Qué es lo que causa daño? ¿Qué es lo que posibilita seguir con vida?
Recordar que el concepto de enfermedad es dado mucho tiempo después, originado como
una búsqueda hacia la obtención de salud, y su diferenciación ante aquello que no lo daba.
2. Hipótesis:
Pico della Mirandola abogaba que el hombre es libre pues no tiene una naturaleza definida
en comparación con otros seres que habitan este planeta, lo cual es una interpretación que
carece de logos (razón), el logos (razón) desde la perspectiva estoica, es la capacidad de
interconexión universal que rige a cada miembro que compone el universo; otros conceptos
tales como telos (propósito), virtud (sabiduría, justicia, templanza y coraje), o vivir de
acuerdo a la naturaleza, son conceptos que sinérgicamente manifiestan un orden en si
mismos, y que justamente sientan las bases de la interpretación física estoica para que
posteriormente aceptando que lo percibido por nuestros sentidos es real, podamos
mediante nuestras herramientas naturales, identificar patrones y formas que darán como
nacimiento a la lógica y finalmente a la ética, la cual es una aplicación práctica del arte de
vivir con bienestar, vivir con salud.
Entonces, si se indica una falta de concepto general de enfermedad, es porque a través del
tiempo distintas culturas y sociedades han interpretado de manera distinta y según el grado
alcanzado de su desarrollo cognitivo epistemológico o doxistico tecnológico, ¿Qué es la
enfermedad?, de allí la respuesta de Ortega y Gasset, sin embargo, la respuesta misma de
aquel esconde un análisis minucioso otorgado por su propia razón (logos), por aquella
característica intrínseca y única humana que la distingue de todas las demás especies y que
por ende lo hace acreedor de tener una naturaleza particular y única.

3. Experimentación:
Hay acontecimientos, situaciones, conceptos e interpretaciones, que dependen de nosotros
y otras que no. Pues bien, ¿Cómo podemos poner a prueba las indicaciones de aquellos
sabios estoicos?
Aaron T. Beck, considerado el padre de la Terapia Cognitiva Conductual, afirmó: “Los
orígenes filosóficos de la terapia cognitiva se remontan a los filósofos estoicos”.
Hay una serie de estudios científicos que acreditan la aplicación objetiva del estoicismo para
el tratamiento de enfermedades psiquiátricas, tales como la depresión, depresión mayor,
ansiedad, Transtorno obsesivo compulsivo, entre otras.
Al haber evaluado y convertido la teoría del clásico dialogo socrático, a un tratamiento
esquematizado de preguntas y respuestas; con el objetivo central de ayudar a quien tiene
una enfermedad que mediante su logos (razón) puede identificarla y darse cuenta que la
posee para que mediante el uso de la misma busque preservar su propia existencia; se ha
dado un paso adelante hacia la aplicación no solo de esta parte de la teoría estoica sino de
otros postulados que la conforman.
4. Análisis:
Hay un único bien, la virtud (en comparación con la perspectiva aristotélica que indicaba a
la virtud como máximo bien), la virtud esta conformada por la sabiduría, el coraje, la justicia
y la templanza, es por ello que si deseamos establecer un concepto general de enfermedad,
podríamos optar como punto de partida al vicio (la corrupción de la virtud), conformada por
la necedad, la cobardía, la injusticia y la intemperancia respectivamente.
La medicina actual ha enfocado sus esfuerzos mediante un análisis riguroso de las ciencias
básicas, clínicas y quirúrgicas a rescatar a los enfermos, pacientes o dolientes, de sus
patologías o enfermedades (aquello que hace daño) hacia si mismos o a sus semejantes. El
enfoque objetivo científico positivista ha sido una garrocha saética en la interpretación de la
realidad y en el cambio de paradigmas generacionales en relación a la sobrevivencia
humana a tal grado que se han mejorado insumos que los da la propia naturaleza (el
cosmos) para aumentar el tiempo que cada organismo vivo de la especie homo sapiens
sapiens pasa sobre la faz del tercer planeta que gira alrededor del sol en una galaxia
llamada via láctea, la cual vista a través de nuestros sentidos con ayuda de tecnología
especial posee forma de espiral, un símbolo que describe como una curva, da varias vueltas
alrededor de un punto alejándose cada ves más de este. Es decir, formamos parte de un
origen cuya misión metafórica sería el desenvolvimiento hacia una expansión, hacia una
sobrevivencia, y si bien esta forma puede tener una interpretación profunda Hegeliana en
torno al espíritu con el pensamiento racional y a las consecuencias de este para su propia
existencia, su aplicación práctica se aleja de las mentes cuya capacidad no fue diseñada ya
sea biológica o por esmero para la comprensión de las mismas. Después de todo, ¿De que
sirve saber si no se sabe transmitir?
Es allí donde entra el atajo positivo, que poniendo en relevancia hoy a una clásica y
reinventada filosofía estoica, pone de manifiesto no solo la necesidad de tratar la
enfermedad física de quien la posee, sino también de prevenirla, aplicando el sentido
inverso desde una óptica lógica condicional wittgenstiana, podemos partir viviendo con una
ética estoica basada en la virtud (sabiduría, coraje, justicia, templanza) para de tal forma
mejorar la lógica (logos, razón) que cada ser humano posee para que la física (lo observable,
medible) pueda depender de quien sepa usar a los indiferentes preferibles y no preferibles,
no solo tratando la enfermedad sino también previniendo la aparición de esta.
5. Conclusión:
No es que exista una falta de concepto general de enfermedad, existe una falta de
conocimiento e interpretación para llegar a la enfermedad y finalmente, poder tratarla y
prevenirla. El estoicismo brinda soluciones prácticas a enfermedades temporales, ya sea en
el pasado, presente o futuro, con un método racional de manera práctica y entendible que
posibilita el desarrollo y expansión evolutiva de la especia humana.

Por Silva Bazán, Leonardo Franco – 18010334.

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