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Los caps. 13—15 muestran indiscutiblemente que desde la perspectiva de Dios, Saúl era un fracaso a
pesar del hecho de que Dios mismo lo había escogido para ser rey. La razón básica dada es que se negó a
someterse a las instrucciones de Dios enviadas por medio de Samuel el profeta. Su impulsividad lo llevó a
despreciar el consejo del profeta. El mensaje es claro: Dios no daría su bendición a un rey de Israel que se
ponía por sobre los profetas que Dios había establecido. Los acontecimientos descritos en la narración
bíblica, pueden interpretarse como una lucha por el poder, con Dios poniéndose de parte del profeta y
en contra del rey.
El carácter de Saúl, que son aquellos rasgos propios de pensar y actuar , debe hacernos meditar en
nuestro propio carácter, pues, la impulsividad de tomar decisiones sin esperar el consejo y la perspectiva
de hermanos y hermanas mayores, ni menos esperar la orientación de Dios, es un rasgo propio de
nosotros. (Proverbios 11:14; 15:22; Salmo 32:8,9). ¿Cuántas veces nuestro carácter nos ha jugado una
mala experiencia? ¿En qué momentos ha faltado el dominio propio y la templanza en alguna palabra
dicha? Dios, por medio de su Espíritu desea ir forjando en nosotros el carácter de Cristo. Este proceso no
es automático desde que somos salvos, sino un proceso no sin traspiés. El ejemplo más claro de este
proceso es la vida del apóstol Pedro que, tras caer reiteradamente debido a su impulsividad y forma de
ser, fue restaurado por el mismo Jesús luego de su resurrección.
13: 1 al 6
El v.1 Es muy incierto en los manuscritos originales. De manera que no se sabe con certeza el período de
reinado exacto de Saúl hasta ese momento. Algunos se afirman en Hechos 13:21 para fijar el período de
una generación completa de su reinado. Lo cierto, es que la vida de Saúl ha ido evolucionando en el
relato hasta verlo convertirse en el paladín que el pueblo anhelaba.
El v. 2 describe la preparación general de Saúl para la guerra inevitable contra los filisteos. Escogió a tres
mil hombres de Israel. Este fue el primer ejército estable de Israel. Anteriormente Israel sólo tenía una
milicia que se formaba en tiempos de amenaza nacional. Ahora Israel tenía un ejército profesional;
hombres para formar un ejército permanente que estaría listo para la batalla, y los apostó en dos
lugares. El mismo capitaneó el grueso de las tropas, y su hijo Jonatán (que se menciona por primera vez
aquí) capitaneó el otro. Por vez primera se menciona a Jonatán el hijo
de Saúl en la Biblia “El que tiene dones de Dios” significa su nombre. Es
un hombre de un carácter amable y generoso que contrasta con el de
su padre. Al ser un muchacho apto para la guerra debe haber tenido
alrededor de veinte años.
¿Qué falló en los cálculos de Saúl? ¿Por qué fue una mala decisión apresurarse para la guerra y no
esperar a calcular el costo? (Lucas 14:31) ¿Qué importancia radical tiene reconocer nuestras debilidades
y discapacidades? ¿Qué importante dejar que Dios, como Artesano, moldee nuestra forma de pensar y
nuestra forma de ser conforme a la vasija que Él quiere hacer?
PRIMER TÍTULO: “MANIFIESTA NEGLIGENCIA Y ARROGANCIA DEL REY” vv. 1 y 2 (Apocalipsis 3:17)
Israel gozaba de cierta paz cuando Saúl decide ir a la guerra. El problema no estaba en huir del conflicto, sino
cuándo ir y cómo ir a la batalla. Además Saúl olvidaba que su poder estaba aún bajo Samuel como profeta. Eso
sucede también con nosotros, nuestra arrogancia nos ciega en la toma de decisiones. La espera se ve atropellada
por la impulsividad. Y la impulsividad se ve avasallada por la rapidez y la prisa que impone el mundo a la vida. La
arrogancia y el ego nos alejan de buscar la opinión de Dios en los asuntos.
SEGUNDO TÍTULO: “ACCIONES APRESURADAS POR INMADUREZ, GENERAN MAL TESTIMONIO” vv. 3 y 4 (1°
Timoteo 3:6 y 7; 1° Timoteo 4:16) Alguien expresó que “el peor enemigo de nosotros, somos nosotros mismos”.
Generalmente los mayores sufrimientos en un 90% son responsabilidad nuestra debido a malas decisiones, acciones
precipitadas y no meditadas, palabras inapropiadas o pensamientos mal enfocados. Pensamos que con los años
llegará la madurez y la experiencia abonará el proceso, pero, a veces no es así; seguimos cometiendo los mismos
errores; nos cuesta dejar la carnalidad, y eso también repercute en nuestra forma de ser sal y luz: sal insípida sin
sabor y luz opaca sin energía.
TERCER TÍTULO: “COBARDÍA Y DESORIENTACIÓN, CONSECUENCIA DE SUBESTIMAR EL PODER DEL ENEMIGO” vv. 5
y 6 (2° Timoteo 1:7; Judas 1:9)
Dos errores podemos cometer al enfrentarnos a Satanás: verlo en todos los actos o no verlo en ninguno. Cuando le
subestimamos estamos desconociendo sus maquinaciones y sus estrategias que intentan matar el alma, destruir la
unidad y robar el gozo de la salvación. Pero también podemos endosar responsabilidad al enemigo de actos que son
responsabilidad nuestra. Una maquinación del enemigo es distorsionar y perturbar la mente con ideas y sugestiones
alejadas de la realidad. Martín Lutero dijo: “no podemos evitar que los pájaros vuelen sobre nuestra cabeza, pero sí
podemos evitar que hagan nidos en ella”, refiriéndose a los pensamientos negativos.