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Antecedentes deAntecedentes de estudiuos de arqueofauna durante el

Holoceno Medio en la depresión intermedia de la región de la Araucanía.


Chile.

Asignatura: Diseño de investigación


Docente: Mariana Sacchi
Alumno: Sebastián Ponce
Fecha: 6 de Diciembre del 2020
1) Introducción

A continuación se presentan los antecedentes sobre el consumo y el manejo de recursos


arquefaunísticos en la zona Centro Sur, precisamente en lo que hoy se ha delimitado político y
administrativamente como la región de La Araucanía. Se presentan en este trabajo una recopilación
de trabajos que han incluido en ellos el estudio de la arqueofauna y su explotación. Evidentemente
aún falta mayor recopilación, ya que muchos de estos informes no se encuentran en internet abierta,
principalmente de informes Fondecyt de la década de 1980 y 1990, los cuales deben pedirse por
medio de correos a los autores, quedando a voluntad de estos el acceso, lo que genera un sesgo en la
recopilación de antecedentes y en la investigación.

Lo que se presenta en este informe es una caracterización de la arqueología regional, que derivará
en aspectos como la vegetación y la información recogida de diversos ambientes, y en especial de la
arqueofauna de estos ambientes, más los problemas relacionados con la preservación de este
recurso, un problema no menor en el Centro Sur de Chile.

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2) Antecedentes

La zona que abordamos en este trabajo se enmarca en una región amplia, definida por sus
características ecológicas y culturales, definida como Centro Sur (Aldunate, 1989) y que para otros
investigadores como G. Lumbreras se inserta en otra región aún más amplia definida como el Área
Extremo Sur Andina (Lumbreras, 1981). la Región Centro Sur, se extiende desde la cuenca del río
Bío Bío hasta el seno del Reloncaví y limitando en el Oeste con el océano Pacifico y con la
cordillera de Los Andes por el este. Es posible identificar una estructura clara en lo que comprende
el territorio nacional desde la cordillera hasta la costa, donde es posible identificar tres áreas;
cordillerana lacustre, el valle central y la zona costera.

La cordillera de Los Andes o Fuxa Mahuiza (en lengua mapuche), es relativamente baja en esta
región, con un promedio de cumbres que rondan los 2.000 msnm, con algunas excepciones (García,
2009). El paisaje está compuesto por volcanes y lagos en un patrón recurrente que inicia en la
cuenca hidrográfica del rio Bío Bío, hasta llegar al seno del Reloncaví. Un gran sistema lacustre que
se extienden tanto por el lado Chileno como el Argentino, precisamente desde los 39º 1 S, ́ 71º 59 O
́
hasta los 41º 28 S,
́ 72º 49 ́ O. Estos lagos, característicos de la geografía de la zona Centro Sur en su
vertiente oriental, tiene su origen en los procesos de avance y retrocesos de grandes glaciares que
formaron estrechos valles y cuencas que hoy en día conforman el paisaje de estas latitudes. Estas
glaciaciones en conjunto con la alta actividad volcánica configuró un paisaje donde el
desplazamiento de material, por efecto de los cursos de agua que se formaron por el derretimiento,
fueron obstruyeron y colmataron el flujo de los ríos (Borguel, 1983), formando los llamados lagos
araucanos. Estos grandes espejos de agua, también funcionan como reguladores de temperatura,
generando de esta forma ambientes circunlacustres que presentan una menor fluctuación térmica,
atenuando las inclemencias del clima en las zonas circunlacustres. La cuenca intermedia o el Valle
Central es atravesada por grandes ríos, algunos de ellos se convirtieron en fronteras naturales ante la
llegada de otros grupos provenientes del norte, como es el caso del rio Bío Bío y también
cumplieron una función de ruta fluvial, configurando una movilidad por el territorio pensada y
organizada (Lira, 2010). Esta región es sectorizada por Aldunate, en dos grandes áreas; una
septentrional y una meridional. La primera constituida por las cuencas hídricas del río Bío Bío,
Imperial y Toltén y la segunda por los ríos Cruces-Valdivia, Bueno y Maullín. Una franja de tierra
se extiende desde la cordillera de la costa hasta el mar, con un largo de 170 kilómetros por la costa
higromórfica de La Araucanía, y con un ancho aproximado de unos 25 kilómetros. Aquí la
influencia del océano llega hasta la cordillera de la costa generando un efecto de sombra hacia el
valle central y parte de la franja costera.

2.1) Antecedentes Vegetacionales

Las regiones político administrativas que componen el área Centro Sur, es decir: Bío Bío, La
Araucanía, Los Ríos y Los Lagos, se subdividen en dos grandes áreas ecológicas segmentadas por
los limites naturales de esta región; ríos y cordones montañosos y con una marcada zonificación
altitudinal en la zona andina, donde es posible distinguir distintas formaciones de bosque templado
y un alto nivel de lluvias que rondan los 2.000 m.m. motivo por el cual hay una abundante y densa
vegetación. Esta vegetación que hoy observamos no es precisamente la que existía a comienzos del
periodo Pleistoceno o Holoceno, por las fluctuaciones en los cambios de temperatura y humedad,
debido tanto a los cambios geológicos producto de la actividad volcánica, como los climáticos.
Hacia los 15.000 A.P. en el tardiglacial, con el paulatino cambio de temperatura, comienzan a
retroceder los glaciares formando valles y posteriormente los lagos que hoy observamos, el clima,

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mucho más frío albergaba una vegetación del tipo Tundra Magallánica y con presencia de
Nothofagus, caracterizando un Bosque de tipo Hierófilo Nord patagónico (García, 2009). A
comienzos del periodo Holoceno, en los 9.000 A.P. el aumento de temperatura permite la
introducción de elementos termófilos del bosque Valdiviano. El Hipsytermal o el Optimo
Climático, denominado al periodo que comprende un aumento en la temperatura entre 10.900 y
9.200 A.P. cal. y posteriormente en 9.200 a 8.700 A.P. cal. (Heusser y Streeter 1980) y con un
aumento en los 6.000 A.P. Ya por los 4.000 hasta los 3.000 A.P. se comienza a estabilizar el clima,
donde se configura la actual vegetación de la región.

Desde el rio Itata hasta el cordón Mahuidanche-Lastarria, este último, una proyección de la
cordillera que se despliega de forma transversal irrumpiendo el valle central y extendiéndose hasta
llegar y combinarse con la cordillera de la costa de la cuenca valdiviana. Esta disectación geográfica
define un sistema ecológico desde el norte por el río Itata hasta este limite geográfico, en el que
predomina un bosque Caducifolio de Roble (Nothofagus oblicua), laurel (Laurelia sempervirens) y
Lingue (Persea lingue).Para el área meridional prevalecen especies del tipo bosque Laurifolio
siempreverde, caracterizado por especies como la Tepa (Laureliopsis philippiana), Ulmo
(Eucryphia cordifolia) Mañío (Podocarpus nubigenus) y Coigüe (Nothofagus dombeyi) solo por
nombrar los más característicos. Otra área ecológica se reconoce en la zona cordillerana lacustre,
con la presencia de dos tipos de bosques, el primera más meridional con una vegetación Caducifolio
mixto y una septentrional con un ambiente caducifolio altoandino con araucarias (Araucaria
araucana) y Lengas (Nothofagus pumilio) (Donoso, 1993), y una franja que corresponde a la
cordillera de Nahuebuta/Nawelfuxa con una alta presencia de Araucarias.

2.3) Antecedentes Arqueológicos

Las primeras ocupaciones humanas en la zona Centro Sur del país se localizan en la pre cordillera
de la Araucanía y tiene una datación de más de 10.000 años A.P. constatado en el sitio Alero
Marifilo 1 precisamente de una data de 10120 AP +/ - 40 no calibrado, (Navarro et. al. 2011)
presentando en la región junto con el estudio del Alero Pucón VI, ubicado en la península de la
zona lacustre del lago Villarrica. Sin embargo, más hacia el sur, el sitio Monte Verde tiene las
ocupaciones más tempranas, MV-I con fechas de 14.500 A.P. (Dillehay, 1988) y MV-II , excavado
en esta decada y con fechas aún más tempranas de 18.500 A.P. (Dillehay, 2015).

En la costa no se han encontrado evidencias de ocupaciones de finales del Pleistoceno y el


Holoceno Temprano. Se cree que esto se debe debido a los cambios producidos el aumento de la
temperatura, lo que en consecuencia derivó en cambios con el avance de la línea costera, dejando,
posiblemente, estas antiguas ocupaciones bajo el mar. La costa higromórfica de la zona Centro Sur
es definida desde la desembocadura del río Bío Bío hasta la bahía de Ancud, presenta evidencia de
ocupaciones que coinciden con el Óptimo Climático o Hipsitermal (7.000 a 4.000 años A.P.). Estas
primeras ocupaciones, se presentan a través de extensos y densos montículos conchíferos o
conchales. Lo que permite inferir que en estos espacios la ocupación humana fue prolongada, dada
la gran cantidad de recursos naturales a disposición. Se reconocen estas primeras ocupaciones en las
costas septentrionales de la región, más al norte, con las investigaciones realizadas en la costa de
Arauco. Co-3 ubicado en Coronel con una datación de 6.350 a.p. y Morgüilla (Le-2) en Lebu. Al
norte de Valdivia, la evidencia de grupos humanos en ambientes costeros, quedó atestiguado con las
investigaciones realizadas en Chan Chan, las que presentan con fecha de 5.600 A.P. (Chan Chan
18). Piedra Azul e Ilque 1 en el golfo del Reloncaví. Se distinguen dos modos de vida de cazadores
recolectores, aquellos que se adaptaron a la zona costera dpnde pudieron tener accesos a diversos
ambientes, tanto lacustres, boscosos y aquellos provenientes de mar con la caza de. Mamíferos
como Otaríidos.

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“Este modo de vida se relaciona con adaptaciones humanas con estrategias de caza y recolección
durante el Holoceno Medio que les permitió proveerse de recursos provenientes de microambientes
en mosaicos ubicados en la costa, que integraron recursos del bosque siempreverde (leña, fauna,
frutos, entre otros), de las lagunas litorales (principalmente avifauna), además de otros recursos
mayores, lobos marinos y peces capturados en el ambiente submareal y también en el abisal”
(Navarro, 2012. p. 79).

Para analizar y hacer revista de las investigaciones realizadas, debemos recurrir a los proyectos de
investigación desarrollados por diferentes investigaciones e instituciones que se efectuaron desde la
década de los 80´para comprender la prehistoria de los grupos humanos cazadores recolectores. En
este sentido, estas investigaciones se orientaron en la costa septentrional de la región y en la zona
meridional de lo que hoy es la región de Los Ríos, en la modalidad de proyectos de investigación
Fondecyt. Por otra parte, el Museo Regional de La Araucanía realizó una serie de campañas en dos
sitios de alero, como lo son Quillén y Quino, ambos sitios con una distancia de 5 km en línea recta,
que en los años 80 aportaron a comprender este componente de la prehistoria que no había sido
abordado anteriormente. El arcaico en la región Centro sur ha sido interpretado y entendido de
diversas maneras y enfoques teóricos, los cuales responden a los paradigmas teóricos de la época,
como el caso de Menghin (1962), quien había estudiando en la región en la época del 50`había
configurado una prehistoria desee un enfoque Histórico Cultural, en la cual había definido un estado
de culturas Precerámicas como el Epipaleolítico, el cual a su vez, se dividía en tres fases crono
culturales; el río Galleguense, caracterizado por guijarros y grandes y gruesas lascas, el
Chanchanense, definido por raederas y puntas foliáceas y finalmente el Talcahuanense
(Paraneolitico), definido por grupos humanos que ya manejaban la alfarería, con artefactos líticos
en los que se incluyen los pulidos, pero sin vestigios en el desarrollo de la cerámica. (Quiróz y
Sánchez, 2004). Estas fases de desarrollo cultural se construyen a partir de la nomenclatura de
desarrollo cultural de tipo europeo. Posteriormente, Seguel y Campana (1970), en la costa, definen
un periodo Arcaico, que va desde el 8.500 al 1.500 A.C. Estos autores definen tres fases, el primero
desde el 8.500 hasta el 6.500 A.P. momento en el cual se presenta un aumento significativo de las
temperaturas (óptimo climático), un segundo periodo que transcurre entre los 6.500 hasta los 4.500
AP. Que se define por un estrato de ostras, a partir del estudio de conchales, en la costa de Arauco,
con los sitios arqueológicos de Rocoto 1 y Bellavista 1. La tecnología de estos sitios esta orientada
para la caza y la pesca, en líticos y en hueso animal. Destacan pesas de red, cuchillos, raspadores y
puntas de proyectil. Al mismo tiempo, Dillehay, en sus trabajos más al sur, distinguió una periodo
temprano Paleoindio y un Arcaico. El primero se caracterizaría con la presencia de puntas de
poryectil lanceoladas y el segundo con puntas premunidas de hombro bien desarrollado (Dillehay,
1990. En: Quiróz y Sánchez, 2004).

2.1.1) Antecedentes Arqueofaunísticos

La publicación del sitio Cueva Los Catalanes a finales del 60´, presenta las primeros restos en el uso
de restos faunísticos como herramientas de uso, en la cual se hace una detallada descripción de los
restos de arqueofauna pesquisadas en los estratos IV (45 a 65 cm) y el Estrato III, en el cual, se
identificaron 13 artefactos de hueso como punzones y espátulas, y particularmente, de una falange
de auquénido con incisiones (Berdichewsky, 1968). Sin embargo, estas herramientas no
corresponderían a un componente arcaico en la zona intermedia de la región en estudio, estos restos
se encontraron en conjunto con restos de cerámica.

A comienzos de la década del 1980, se realizan una serie de campañas en el sitio Alero Quillén,
cercano a la localidad de Perquenco, en un encajonado valle que fue socavado por el río Quillén, río
tributario del río Chol Chol, en el sector denominado el Teatro (Sánchez et. al. 1982). Presenta para
esta zona el primer estudio del componente a-cerámico en la depresión intermedia. Este sitio ha sido

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identificado como un taller, dada la gran cantidad de núcleos y fragmentos de lascas, pero también
como un lugar residencial. Se identificó además, una gran cantidad de restos óseos humanos por
sobre los de fauna, los cuales presentan, en gran medida, desarticulación y fragmentación, más
huellas de corte y de uso. Los restos arquefaunísticos, están compuestos en su mayoría por restos de
conchas de río (Diplodon sp.), y de un pequeño roedor de comportamiento semi forial, el Tunduco
(Aconaemys fuscus). Algunos restos de posibles camélidos, aún sin poder identificar. Los
investigadores advierten sobre la mala conservación de los fragmentos de ósteo-fauna en los
estratos más profundos impediría la identificación de estas taxas. (Op. Cit. ).

“La dieta es uniforme y confirma la preferencia por el tunduco (Aconaemys fuscus) dentro de los
pequeños roedores. No faltan los restos de aves y otras especies mayores entre las cuales se
encuentran probablemente algunos carnívoros de tamafio mediano o pequefio. La recolección de
Diplodon sp., así como de caracoles de bosque parecen constituír parte complementaria de la dieta
de estos grupos humanos.” (Sánchez y Inostroza, 1985: 60).

Quino 1, otro alero cercano a Quillén, se encuentra en una posición estratégica, siendo consignado
como una zona de caza de camélidos, probablemente de familias de guanacos (Lama guanicoe). De
localiza a solo 5 km al norte de Quillén en línea recta. El paisaje que rodea este sitio, constituye
vegas y ríos, y con acceso cercano al bosque y sus recursos. Se identificaron restos de bivalvos,
anfibios y aves, como de mamíferos, lo que daría cuenta del uso de estos recursos y de otros
lejanos, como los de la costa (fragmento de loco [Concholepas concholepas]). En relación al
consumo de mamíferos pequeños, se identificó restos de Pudú (Pudu puda) y de un carnívoro aún
sin identificar, que posiblemente sea una Güiña o Zorro, más restos de marsupial, monito del monte
(Dromiciops gliroides) y Tunduco (Sanchez & Inostroza, 1985). La ocupación de este espacio daría
cuenta de una zona de uso estacional, ocupada para la caza por parte de grupos cazadores
recolectores a comienzos del periodo alfarero temprano. Estos cazadores abarcarían un espectro de
movilidad más amplio, siendo Quino 1 y Quillen, parte de estos enclaves. Respecto a los micro
mamíferos identificados en este sitio, se encuentra en Tunduco (Aconaemys fuscus) principalmente
de mandíbulas de este roedor, y otras especies de menor tamaño como la lauchita orejuda ( Phyllotis
darwini), el degu de los matorrales (Octodon brigdesi), ratón lanudo (Akodon logipilis) y el ratón
sedoso de Tierra del Fuego (Eunoemys chinchilloides) (Op. Cit , 60). Un elemento interesante es el
trabajo de lo que se ha interpretado como adornos, los cuales fueron confeccionados con conchas de
un tipo de molusco que no ha sido identificado. Estos adornos son descritos de forma ovalada con
una perforación en el centro.

Hemos situado un marco cronológico a estos estudios que recogen el Arcaico medio hasta el
Arcaico Tardío en la depresión intermedia de la Araucanía, a partir del estudio en la relación
humano/fauna, en la cual se ha definido que estos grupos cazadores, para el caso de Quino, se ha
orientado en la caza de grupos familiares de Chulengos, lo que daría cuenta de una caza dirigida
hacia este objetivo, principalmente de Chulengos. Quillén, corresponde al sitio que presenta un
estudio mayormente acabado sobre el componente a cerámico de estos grupos, en el cual, se ha
descrito a grupos cazadores de amplio espectro, los cuales cazaron no solamente grupos de
guanacos sino que también incorporaron en sus dietas una gran variedad de recursos que requieren
de menos esfuerzo en su obtención, refiriéndome con esto a fauna pequeña. Esto, según los
investigadores, podría interpretarse como un mecanismo de baja movilidad y un incipiente
sedentarismo en estos grupos, al incorporar en sus dietas recursos de los ecosistemas cercanos. La
estratigrafía de Quillén daría cuenta de tres momentos de ocupación; la más temprana y profunda se
interpretaría por una ocupación del sitio como enclave para la caza de animales, posiblemente de
familias de guanacos. El material lítico encontrado en estos estratos, de puntas de proyectil, una
segunda modalidad, asociada al periodo Arcaico Medio, mostraría una mayor diversidad en la

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explotación de recursos cercanos de animales y de recolección de animales. Y la más tardía, con
ocupaciones que alcanzan hasta el periodo del contacto con españoles, ya en tiempos históricos.

En la costa, a partir de las investigaciones realizadas en la costa al norte de Valdivia de un sitio


ubicado a cielo abierto, específicamente una terraza a 50 msnm y 10 metros de la línea costera. El
sitio Chan Chan 18 fue un asentamiento de cazadores recolectores del que se reconocen dos
momentos de ocupación y un hiatus. Estas investigaciones abordan temas relacionadas a la
formación del sitio, identificando las paleo playas donde se asentaron estos grupos de cazadores
recolectores, cazadores recolectores de la costa hace 5.000 a 5.700 A.P 1. (Navarro y Pino, 1999).
El análisis arquefaunístico estuvo orientado a la avifauna, identificando las especies consumidas por
estos grupos como un complemento importante, quienes también consumieron peces, gastrópodos,
bivalvos y aves marinas. Hay un consumo importante de cormoranes, quienes no solo proveyeron
de alimento, también sus huesos fueron usados para la fabricación de herramientas (Simeone y
Navarro, 2002). Mediante la frecuencia de especies consumidas y la conducta y movilidad de estas
aves, así como su ubicación actual (zonas de anidación en la actualidad se encuentran a 1300 km de
distancia) los autores infirieron que estos grupos pudieron hacer uso estacional de estos espacios,
aunque no descartan que pudieron establecer campamentos anuales, debido a la diversidad de
recursos que proveen estos ambientes, y de este tipo de recursos, de quienes también obtenían sus
huevos, en época de anidación.

Respecto a la zona lacustre andina, el trabajo más representativo queda representado en la


excavación del alero Marifilo 1, excavado entre los años 1999, 2000 y 2002, en el cual se
identificaron seis (6) estratos, que presentan una profundidad de 2 metros (Adán et. al. 2001; Mera
2001), se encuentra localizado en la localidad Pucura, en la comuna de Panguipulli Región de Los
lagos. Cada temporada de trabajo orientó objetivos diferentes, considerando distintas materialidades
y problematizando sobre la relación de grupos de cazadores recolectores en ambientes boscosos (y
las parrticularidades que estos pudeieron haber brindado) con distintos recursos a disposición, entre
ellas aquella relacionada con el uso de recursos faunísticos, las tecnologias diseñadas para tales
efectos, como también la obtencón de recursos botanicos a disposición. En relación de estos grupos
en la obtención de recursos faunísticos, los estudios en Marifilo se orientaron en comprender las
diversas formas de aprovechamiento y obtención, observando el tamaño de la presas, las
condiciones de obtención (en estos ambientes) Adán y Velásquez, 2004) de manera de identificar la
interacción entre grupos pre cerámicos con el material de óseo fauna a través del estudio, por
ejemplo de marcas de faenamiento y huellas de corte. Poniendo atención a la vez de los procesos de
degradación asociados, parte de los procesos tafonómicos en la formación del sitio arqueológico. En
este sentido, se consideraron la Tafonomía, Anatomía y Meteorización más la acción antrópica
descrita anteriormente, de manera de plantear una hipótesis sobre la función y el carácter de las
ocupaciones.

El análisis, de tipo descriptivo, muestra una baja meteorización (10,9%) así como también una baja
incidencia de agentes disturbadores, como el pisoteo tanto de animales como de la actividad
antrópica (3,4 % del NISP) y la acción de cánidos (2,4 % del NISP). En este último, con clara
evidencia de marcas de la acción de colmillos “puncture”. En el estrato alfarero del sitio solo se
concentró el 22, 85% que corresponde a NISP=183 del total de la muestra del sitio. Se identificaron
especies como Zorro Chilla (Pseudalopex griseus), Pudú (Pudu puda) y fragmentos de metapodios,
pelvis y falange de Huemul (Hippocamelus bisulcus), Gato Colo colo (Felis colo colo) y la

1
“5,000 ± 70 years bp (at 45 cm), 5,360 ± 90 years bp (at 55 cm) and 5,620 ± 100 years bp (at 155 cm)”
(Simonetti y Navarro 2002).

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presencia de zorrillo (Conepatus chingue). Del genero de la aves se identificaron de la familia de
aves de entornos lacustres como Anas sp. y Chloephaga sp. (Op. Cit p. 549).

El estrato arcaico es el que presenta un número mayor de restos arqueofaunÍsticos (92% del total del
NISP). L a presencia de especies relativamente pequeñas de mamíferos como el pudú y el Zorro
Chilla, permite sostener que la alimentación referente a la caza, estuvo orientada problablemente en
la utilización de trampas, dadas las condiciones de visibilidad en ambientes boscosos densos, donde
la caza con el uso de herramientas líticas (proyectiles en lanzas y flechas) se ve dificultada por la
cantidad de obstáculos. Interesante es el hecho de que estas especies cazadas, tienen una conducta
de actividad crepuscular, por lo que tiene sentido el uso de trampas que posiblemente fueron
puestas durante el día, para luego ser visitadas al día siguiente. Considerando a la vez la gran
cantidad de recursos vegetales que provee de insumos para la creación de estas. Los cuales fueron
transportados completos (carcasa completa), lo que es posible de atestiguar por la presencia de
piezas esqueletales de bajo rendimiento económico como mandíbulas, cráneo y costillas. En este
sentido hay bastante presencia del esqueleto axial y apendicular de estas taxas. Presencia del género
Anas sp. y Rhinocryptidaes como el Hued Hued. También se identificó la presencia de Monito del
Monte.

Las huellas de combustión son altas, ya que el 20,9% NISP del sustrato presenta claros indicios de
calor, los cuales se encuentran asociadas a las actividades de descarte en áreas de fogón. Se
identificaron dos artefactos, dos punzones producidos a partir de Ulnas de Zorro Chilla, las cuales
fueron desgastadas por un lado de la pieza y acuminada. 2 fragmentos de punzón, uno hecho sobre
una diáfisis y el otro sobre un radio, ambos de Zorro. Las herramientas aquí descritas son para el
mantenimiento o el procesamiento de pieles. También se identificó el entierro de un niño en el
estrato 4.

Respecto a la presencia de micromamiferos, poco y nada menciona la literatura especializada sobre


esta tematica para estas latitudes. Algunos estudios han ahondado en la distribución de los roedores
en el valle central en el Holoceno, a partir de su presencia/ausencia, comparado estos datos con la
situación de su distribución actual, principalmente de tres especies el Aconaemys fuscus, el Octodon
brigdesi y el degu (Octodon degu). importante datos nos proveen los datos etnohistóricos y el
consumo de roedores de conducta semi forial, como el degu (Octodon degu) donde se detalla que
para obtener estos animales se inundaban los sistemas de cámaras donde estos animales se
refugiaban. Esta información nos entrega algunas pistas de las técnicas y estrategias empleadas
para obtener este tipo de recurso para consumo alimenticio (Simonetti y Cornejo 1991). Parece ser,
según el registro arqueológico, que el consumo de roedores pudo haber sido una fuente de alimentos
recurrentes, esto basado en los datos que proveen sitios de la zona central de Chile, como El
Manzano 1 y la Batea 1,ambos reparos rocosos, que fueron ocupados desde el 5000 A.P. hasta el
1300 A.P., siendo estos campamentos de uso estacional.

Otro frente de información que pueden entregar el estudio de micro mamiferos como marcadores
medioambientales. Relacionado a esto se encuetra la conducta de aves rapaces tanto diurnas como
nocturnas que basan su dieta principalmente en el consumo de micromamiferos de tamaño grande,
mediano o pequeño, considerando también que estos tienen territorios de caza (Fernandez 2014)
que puede generar ciertos sesgos en contextos arqueológicos en relación a depositos egagrópilos,
donde habria que distinguir estos depósitos de aquellos generados por consumo humano. Sin
embargo, esta conducta trófica ha sido permamente en el tiempo, siendo un elemento que permite
evaluar como constante el comportamiento y la estructura de ambientes en el pasado. Aunque su
valor como proxy data, suele ser menor que otros estudios de de mayor resolución (Pardiñas et al.
2020). El analisis de de estos micromamiferos es complejo, o tanto por la abundancia de los

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mismos, principalmente en reparos rocosos, ya que se debe distinguir aquellos obtenidos no por
causas antrópicas del consumo de aves rapaces.

Un aspecto sumamente relevante a mencionar, son las condiciones de preservaciones de este tipo
de material organico, ya que su presencia y ausencia puede condicionar los objetivos de
investigación, ya que estos factores inciden en la preservación yen los resultados de una
investigación (Becker, 1994). Los trabajos realizados en la epoca de los 80´poco o nada mencionan
sobre estas condicionantes, y no era un tema mayormente desarrollado. Ya en la decada del 2000,
con los trabajos en Calafquen y en la costa norte de Valdivia, quienes tuvieron como un procedente
de estos enfoques especificos los anteriormente desarrollados por Dillehay en Monte Verde . La
literatura sobre esta temática permite distinguir como los procesos tafonómicos pueden incidir en
estas materialidades, como la escala de Behrensmeyer (1992) 2 y la degradación y meteorización del
material óseo. Así como la presencia de ciertas especies que inciden en la modificación de las
contextos arqueológicos, como los roedores, que se mencionan, pero entendiendo que su consumo
puede entenderse como un indicio de un mejor conocimiento de la zona y una menor dependencia
en la caza de animales más grandes como en las ocupaciones más tempranas, lo que daría cuenta de
una mayor estacionalidad y menor movilidad de estos grupos en el período Arcaico Medio.
También hay que agregar, la alta actividad antrópica en la Depresión intermedia, y de agricultura
intensiva, principalmente en el último siglo que ha mermado y disturbado los contextos
arqueológicos, a diferencia de zonas con pendientes más escabrosas, que no tienen una incidencia
antropica tan relevante como las de la zona central en la Araucanía (Navarro, 2004). Baja
visivilidad a causa de la densa cobertura vegetal, preservación ósea heterogenea y potencialmente
expuesta a incendios forestales (Arrigoni y Fernández, 2004. En: Pérez, et. al. 2008). Los restos
vegetales tienden a descomponerse lentamente y en estos ambientes ya que entran en acción agentes
micóticos y bacterianos que inciden en la descomposición del colágeno. No seha encontrado
información

Bibliografia

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Sitio Los Resfalines 1.

2
Habría que señalar que el trabajo de esta autora se realizó en un contexto más árido, de la sabana africana.
Los cual nos lleva a pensar que las condiciones de preservación de estos

9
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