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Instituto Sinai

La Romana

Asignatura
Panorama del antiguo testamento

Tema:
Los profetas menores

Sustentantes
Felix Antonio Mota zorrilla

Profesor/a
Lic. Profesor Fredy Carpio

La Romana, República Dominicana


Fecha: 08-09/2023

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Los profetas menores
Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahum, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías y
Malaquías son los famosos 12 profetas menores. Se les conoce como menores porque son
menos extensos que los profetas mayores, y no menos importantes.

Oseas, el título deriva del personaje principal y autor del libro. El significado de su nombre,
‘salvación’, es el mismo de Josué y Jesús.

Poco se conoce de Oseas, a no ser por su propio libro, probablemente era oriundo del reino
norteño de Israel, debido a que muestra familiaridad con la historia, circunstancias y
topografía del norte. Esto haría que él y Jonás fueron los únicos profetas del reino del Norte
que escribieron. Oseas tuvo un periodo extenso de ministerio, 755 a 710 AC.

El tema de Oseas es el amor leal de Dios por su pueblo de pacto, Israel, a pesar de su
idolatría. De esta manera Oseas ha sido llamado el San Juan (el apóstol del amor) del AT.
El verdadero amor del Señor por su pueblo no tiene fin y no tolerará rival alguno.

Oseas fue instruido por Dios a casarse con cierta mujer y experimentar con ella una vida
doméstica la cual era una dramatización del pecado e infidelidad de Israel. La vida de
Oseas y su esposa, Gomer, proveen la rica metáfora que aclara los temas del libro: Pecado,
juicio y amor perdonador.

A la luz de las evidencias internas del libro, es más que evidente que Oseas, literalmente se
casó con Gomer, una mujer que luego resultaría adúltera e infiel, pero que al igual que Dios
con Israel, el perdonaría y volvería a amar.

Joel, cuyo nombre significa ‘Jehová es Dios’, fue escrito por Joel, hijo de Petuel (1:1), de la
tribu de Rubén, de la aldea de Bet-om o Bet-haram, situada al NE del Mar Muerto entre la
frontera de Rubén y Gad. El mensaje de Joel no está confinado por el tiempo, formando una
doctrina que puede ser repetida y aplicada en cualquier época.

Tiro, Sidón y Filistea habían llevado a cabo incursiones militares frecuentes a Israel. Una
sequía de envergadura y una invasión masiva de langostas había destruido toda cosa verde

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de la tierra y habían traído una severa devastación económica, dejando al reino del sur
débil. Este desastre físico le da a Joel la ilustración para el juicio de Dios. Tal como las
langostas fueron un juicio sobre el pecado, los juicios futuros de Dios durante el día del
Señor los excederán por mucho. En ese día, Dios juzgará a sus enemigos y bendecirá a los
fieles.

Amós, cuyo nombre significa ‘carga’ o ‘llevador de cargas’, no debe ser confundido con
Amoz, el padre de Isaías.

Este profeta era de Tecoa, una pequeña villa a 16 km al S de Jerusalén. Es el único profeta
que habló de su ocupación antes de declarar su comisión divina. El no era de descendencia
sacerdotal o noble, sino que trabajaba como uno de los pastores y recolector de higos
silvestres.

Fue contemporáneo de Jonás, Oseas e Isaías, la fecha en que escribió el libro es a mediados
del siglo 8 AC, durante los reinados de Uzías, rey de Judá y Jeroboam II, rey de Israel, dos
años antes de un terremoto memorable.

El contexto histórico en el que Amós da su mensaje, es en un tiempo de prosperidad y paz,


no obstante, espiritualmente era un tiempo de corrupción desenfrenada y decadencia moral.

El profeta se dirige a dos pecados primordiales de Israel, una ausencia de adoración


verdadera y falta de justicia. El pueblo de Dios estaba sumido en un desempeño meramente
ritualista de adoración, pero no estaban buscando al Señor con el corazón.

Respecto de Amós 9:11” …levantaré el tabernáculo caído de David…” cuando este pasaje
es citado por Jacobo en el Libro de Hechos, el apóstol está tratando de probar que la
salvación de los gentiles no era contraria al plan de Dios para Israel. De hecho, en el reino
milenario los mensajeros de Dios anunciarán la salvación a los gentiles. Dios levantará y
construirá este tabernáculo sobre la tierra para que Cristo gobierne en su reino milenario.
Los apóstoles usaron este pasaje para ilustrar que por esta razón los gentiles pueden
participar en la redención de Dios. Por lo tanto la referencia de Hechos debe verse como
una ilustración de las palabras de Amós y no el cumplimiento, dado que las referencias

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temporales a un tiempo futuro, tales como: ’en aquel día’ (9:11), cuando Israel posea ‘el
resto de Edom y todas las naciones’ (9:12), cuando el Señor los plante ‘sobre su tierra y
nunca más serán arrancados de su tierra que yo les di’ (9:15), dejan en claro que el profeta
está hablando del regreso del Mesías en el segundo advenimiento para sentarse en el trono
de David (Isaías 9:7), no del establecimiento de la iglesia por los apóstoles.

Abdías, es el libro más corto del Antiguo Testamento, este nombre significa ‘siervo de
Jehová’.

Respecto al autor, nada se conoce con seguridad, pero debido a algunos comentarios
internos del libro se cree que fue contemporáneo de Elías y Eliseo y que habitó en el reino
del Sur. Para poder determinar la fecha en que fue escrito se toma como referencia el
ataque edomita contra Jerusalén descrito en los vs 10-14. Al parecer el profeta escribió
poco después del ataque, que se llevara a cabo a través de los filisteos y árabes entre el 848-
841 AC.

Al leer el libro uno se maravilla de la soberanía de Dios, ¿por qué?, porque vemos el plan
soberano de Dios en la aniquilación y castigo de Edóm, un pueblo que fue borrado de la faz
de la tierra, y cuando hacemos historia acerca de quiénes eran los edomitas vemos en
Génesis que tienen su origen en Esaú, el primogénito de Isaac y Rebeca, gemelo de Jacob,
quien luchó con su hermano aun cuando estaban en el vientre de su madre. Es de él quién
Dios dijo’…a Jacob amé, más a Esaú aborrecí.’ Romanos 9:13

Vemos en el libro una impactante semejanza entre Abdías 1-9 con Jeremías 49:7-22, la
pregunta obvia sería, ¿quién tomó de quién?, a lo cual vemos que si es que no hubo una
tercera fuente que los dos consultaran, lo más apropiado es pensar que Jeremías tomó de
Abdías debido a que en Abdías estos versículos compartidos forman una unidad, mientras
que en Jeremías están dispersos entre otros versículos.

Jonás, este nombre significa ‘paloma’.

Dicho profeta era hijo de Amitai, y según una tradición judía era hijo de la viuda de
Sarepta, la que Elías resucito de los muertos. De acuerdo con 2 Reyes 14:25 Jonás vino de

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Gat-hefer, cerca de Nazaret, vivió bajo el largo y próspero reinado de Jeroboam II (793-753
AC). Al ser oriundo de Galilea, vemos como los fariseos estaban equivocados cuando
dijeron ‘de Galilea nunca se ha levantado profeta’ (Juan 7:52), pero tal vez he este error
parte del hecho de que Jonás no fue conocido por su ministerio a Israel, sino a Nínive, la
capital de Asiria, que fuera fundada por Nimrod, el bisnieto de Noé.

El arrepentimiento de Nínive pudo haber sido ayudado por dos plagas (765 y 759 AC) y un
eclipse solar (763 AC), preparándolos para el mensaje del juicio por parte de Jonás. Nínive
era una ciudad con mala fama por su crueldad.

El desagrado político por parte de Israel para con Asiria, junto con un sentido de
superioridad espiritual como el destinatario de la bendición del pacto de Dios, produjo una
actitud recalcitrante en Jonás hacia la petición de Dios para el servicio misionero. Jonás fue
enviado a Nínive en parte para avergonzar a Israel por el hecho de que una ciudad pagana
se habría arrepentido ante la predicación de un extraño, mientras que Israel no se arrepentía,
aunque le predicaran sus propios profetas.

Jonás pronto iba a aprender que el amor y la misericordia de Dios se extienden a todas sus
criaturas y no solo a su pueblo de pacto. Este libro revela el domino soberano de Dios sobre
el hombre y toda la creación.

Jesús usó el arrepentimiento de los ninivitas para reprender a los fariseos, y así ilustró del
corazón de los fariseos y su falta de disposición a arrepentirse. La ciudad pagana de Nínive
se arrepintió ante la predicación de un profeta que no quería cumplir con su ministerio, pero
los fariseos no se arrepentían ante la predicación del más grande de todos los profetas, a
pesar de la evidencia abrumadora de que El, de hecho, era su Señor y Mesías.

Jonás es un retrato de Israel, quién fue escogido y comisionado por Dios para ser su testigo,
quién se rebeló en contra de su voluntad, pero que ha sido milagrosamente preservado por
Dios a lo largo de siglos de exilio y dispersión para predicar finalmente su verdad.

Miqueas, es una forma acortada de Micaías, y significa ‘¿Quién es como Jehová?’.

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Se puede decir que Amós era un hombre del campo, nació en el pueblo de Moreset,
localizado en las faldas de los montes de Judá, aproximadamente a 40 SO de Jerusalén, en
la frontera de Judá y Filistea, vivió lejos de la política nacional y la religión, pero fue
escogido por Dios para entregar un mensaje de juicio a los príncipes y pueblo de Jerusalén.
Su condena a las injusticias sociales y corrupción religiosa renueva el tema de Amós y sus
contemporáneos, Oseas en el Norte e Isaías en el Sur.

Primordialmente, Miqueas proclamó un mensaje de juicio a un pueblo que con persistencia


buscaba el mal. Un tercio del libro se enfoca en los pecados de su pueblo, otro tercio se
enfoca en el castigo de Dios por venir y otro tercio promete esperanza para los fieles
después del juicio.

Viendo la semejanza verbal que hay entre Miqueas 4:1-3 e Isaías 2:2-4 es muy probable
que debido a que los dos profetas vivieron en proximidad cercana el uno del otro,
profetizando durante el mismo período, esta semejanza es comprensible, Dios dio el mismo
mensaje a través de dos predicadores.

Nahum, quiere decir ‘consuelo’ o ‘consolación’ y es una forma corta de Nehemías


(consuelo de Yahweh).

Un siglo después de que Nínive se arrepintiera ante la predicación de Jonás, quien profetizo
más de un siglo antes, ella regresó a la idolatría, violencia y arrogancia. Asiria estaba en la
cúspide de su poder, habiéndose recobrado de la derrota de Senaquerib (701 AC) en
Jerusalén. Pero Dios derribó a Nínive bajo el poder ascendente del rey de Babilonia
Nabopolosar y su hijo Nabucodonosor.

Nahum constituye una secuela al libro de Jonás, quien relató la remisión del juicio
prometido por parte de Dios sobre Nínive, mientras que Nahum muestra la ejecución del
juicio de Dios que más tarde se llevó a cabo.

Nahúm dijo que Nínive terminaría con una ‘inundación impetuosa’ (1:8) y sucedió cuando
el río Tigris se desbordó para destruir suficiente los muros y dejar que los babilonios

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entraran. Nahúm también predijo que la ciudad estaría escondida (3:11) y vemos que
después de su destrucción en el 612 AC, el lugar no fue redescubierto hasta 1842 DC.

Habacuc, probablemente este nombre significa ‘uno que abraza’. Al final de la profecía,
este nombre se vuelve apropiado conforme al profeta se aferra a Dios independientemente
de su confusión por los planes de Dios para su pueblo.

Lo único que se sabe a ciencia cierta acerca del profeta es que fue contemporáneo de
Jeremías, Ezequiel, Daniel y Sofonías. Tomando en cuenta su amarga lamentación (1:2-4)
puede reflejar un periodo de tiempo poco después de la muerte de Josías (609 AC), días en
que las reformas del rey piadoso fueron rápidamente cambiadas por su sucesor, Joacim.

Debido a que Judá inmediatamente volvió a sus malos caminos, Habacuc cuestionó el
silencio de Dios y su aparente falta de acción para castigar y así purificar a su pueblo de
pacto.

Sofonías, este nombre se cree significa ‘Jehová esconde’.

Se cree que fue un profeta de descendencia real, su ministerio profético se desarrolló


durante el reinado de Josías, probablemente en el periodo previo a las reformas efectuadas
por el rey, cuando derribó todos los altares de Baal, quemó los huesos de los falsos
profetas, y rompió los ídolos esculpidos, por lo tanto, se cree que profetizo del 635-625 AC
y fue contemporáneo de Jeremías.

Si bien es evidente, que las profecías de Sofonías ayudaron en el avivamiento que vivió
Judá en los días del rey Josías, lo lamentable es que debido a los 55 años de malos
gobernantes que el reino había sufrido, los buenos cambios introducidos solo duraron
mientras el rey vivió, luego de su muerte, Judá volvió a su estado pecaminoso.

El libro presenta una denuncia clara del pecado y una advertencia de juicio inminente sobre
Judá.

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Hageo, debido a que este nombre significa ‘festivo’ se cree que el autor y profeta nació un
día festivo. Aparentemente tenía 70 años de edad cuando escribió la profecía, dado que dice
haber visto la gloria del templo de Salomón antes de que fuera destruido.

El tema primordial es la reedificación del templo de Dios, el cual había estado en ruinas
desde su destrucción por Nabucodonosor en el 586 AC. Por medio de cinco mensajes del
Señor, Hageo exhortó al pueblo a renovar sus esfuerzos por construir la casa del Señor.
Hageo motivó a la nación a darse cuenta que la sequía y la falta de cultivos eran causadas
por no tener las prioridades espirituales en el lugar correcto.

Sin embargo, para Hageo, la reconstrucción del templo no era un fin en sí misma. El templo
representaba la morada de Dios, su presencia manifiesta con el pueblo escogido. A la
destrucción del templo por parte de Nabucodonosor siguió la partida de la gloria de Dios
que moraba allí. Para el profeta, la reconstrucción del templo invitaba al regreso de la
presencia de Dios en medio de ellos.

Zacarías, este nombre significa ‘Jehová recuerda’.

Este libro es el segundo únicamente después de Isaías en la amplitud de los escritos acerca
del Mesías.

Al igual que Jeremías y Ezequiel, Zacarías era también un sacerdote, de acuerdo con la
tradición él era un miembro de la Gran Sinagoga, un concilio de ciento veinte originado por
Nehemías y presidido por Esdras. Este concilio más tarde se desarrolló en los ancianos
gobernantes del nació y se le llamó ‘Sanedrín’.

Zacarías nació en Babilonia y se unió a su abuelo Ido, en el grupo de exiliados que


regresaron por primera vez a Jerusalén bajo el liderazgo de Zorobabel y Josué el sumo
sacerdote, debido a que ocasionalmente es mencionado como el hijo de su abuelo, se piensa
que su padre, Berequías, murió a una edad temprana antes que pudiera suceder a su padre
en el sacerdocio.

Zacarías se unió a Hageo para despertar al pueblo de su indiferencia, retándolos a volver a


comenzar la reconstrucción del templo.
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Este libro también es llamado el ‘Apocalipsis del AT’, se relaciona tanto a la audiencia
inmediata de Zacarías como también a su futuro, esto emana en la estructura de la profecía
misma, debido a que en cada una de las tres secciones principales (caps. 1-6, 7, 8,9-14), el
profeta comienza históricamente y después avanza al tiempo del Segundo Advenimiento,
cuando el Mesías regrese a su templo para establecer su reino terrenal.

El profeta le recordó al pueblo que el Mesías tiene un compromiso tanto a corto como a
largo plazo con su pueblo, de esta manera las palabras consoladoras del profeta eran
‘buenas palabras, palabras consoladoras (1:13) tanto para los exiliados del día de Zacarías
como también para el remanente del pueblo escogido de Dios en ese día futuro.

Este libro es el más mesiánico, apocalíptico y escatológico en el AT. Primordialmente es


una profecía de Jesucristo, enfocándose en su gloria venidera como un medio para consolar
Israel. Mientras el libro está lleno de visiones, profecías, señales, visitantes celestiales y la
voz de Dios, también es práctico, lidiando con asuntos tales como el arrepentimiento,
cuidado divino, salvación y vida santa. La profecía estaba pronta a estar en silencio por más
de cuatrocientos años hasta Juan el Bautista, entonces Dios usó a Zacarías para traer un
brote rico y abundante de promesa para el futuro para sustentar al remanente fiel a través de
esos años de silencio.

Malaquías, el título se deriva del autor de la profecía.

Con esta última obra Dios cierra el canon del AT histórica y proféticamente.

Algunos han sugerido que el libro fue escrito en forma anónima, notando que el nombre,
que quiere decir ‘mi mensajero’ o ‘el mensajero de Jehová’, podría ser un título en lugar de
un nombre propio. Se señala que el nombre no ocurre en ningún otro lugar en el AT, ni se
provee material de contexto del autor. No obstante, debido a que todos los demás libros
proféticos históricamente han identificado a su autor en el encabezamiento de introducción,
esto sugiere que Malaquías fue de hecho el nombre del último profeta que escribió en
Israel. La tradición judía lo identifica como un miembro de la Gran Sinagoga que recolectó
y preservó las Escrituras.

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Malaquías escribió la profecía del cierre del AT en la cual entrego el mensaje de Dios de
juicio sobre Israel por su pecado continuo y la promesa de Dios de que un día en el futuro,
cuando los judíos se arrepintieran, el Mesías sería revelado y las promesas de pacto de Dios
serían cumplidas.

Hubo más de cuatrocientos años de silencio divino, con solo las palabras de Malaquías
resonando condenación a sus oídos, antes de que otro profeta llegara con un mensaje de
Dios. Este fue Juan el Bautista predicando: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha
acercado” (Mt 3:2). El Mesías había venido.

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