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CASO CLÍNICO 2

Paciente que acude por iniciativa propia en 2012 a la Unidad de Salud Mental, a la edad de 49
años, debido a un empeoramiento de ansiedad relacionada con situaciones como salir a la calle
y a la sensación de mareo. Así mismo, expresa apatía, desmotivación y preocupación por el
futuro. Todo esto ha afectado gravemente tanto a su vida laboral como social ya que presenta
un gran número de conductas de escape y de evitación.
Historia del problema
Con lo que respecta a la historia de los síntomas ansiosos el paciente se describe a sí mismo
como una persona muy activa desde niño. Además, añade que ya desde entonces tenía
sensaciones de agobio en situaciones en las que tenía que subir a un ascensor (sobre todo si
éste era pequeño o estaba lleno) o subir al metro. Con el paso del tiempo, dichos síntomas se
han extendido a otras situaciones como viajar en avión, en tren, pasar por túneles o estar entre
una multitud. Con respecto a subir a un avión, explica que aunque ha podido viajar en ellos, la
vivencia la clasifica como muy negativa. El temor asociado a viajar en tren o a pasar por túneles
está relacionado a cogniciones como “que pueda pasar algo” o quedarme encerrado. Por otra
parte, describe la imposibilidad de estar en situaciones que impliquen una aglomeración de
gente, ya que siente la necesidad de saber que tiene una forma segura de salir.
Cuando experimenta una situación de alta ansiedad, refiere tener miedo al desmayo y aparecen
síntomas de nerviosismo. Suele utilizar autoinstrucciones, normalizar los síntomas mediante el
recuerdo del proceso de vasodilatación explicado en el hospital y conductas de seguridad como
la toma de medicación, aunque confiesa que es una dosis mínima (1/4 o ½ de Alapryl) y que
tiene efecto placebo. Con esto, en el momento en que llega el paciente a consulta, el temor y la
evitación abarcan una gran cantidad de situaciones (medios de transporte, ascensores,
aglomeraciones, espacios abiertos, reuniones sociales) afectándole a todas las áreas de su vida
ya que explica que intenta no salir a la calle y si lo hace recurre a conductas de seguridad como
la ingesta de medicación, ir acompañado, utilización de apoyo como un carro de la compra o la
utilización del teléfono móvil. También ha afectado a áreas como el sueño ya que refiere
problemas de insomnio y de mantenimiento del sueño desde hace unas semanas antes de
acudir. Además, refiere la aparición de síntomas depresivos como apatía, irritabilidad y
dificultad en la toma de decisiones. Presenta desmotivación, preocupación por el futuro y apatía
pero, hasta ese momento, no figura ninguna mención a posibles síntomas depresivos en su
historia.

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