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AGORAFOBIA
Profesor: Autoras:
Msc. German Aular.Yurby C.I: 17.390.277
González Inés. C.I: 13.845.812
Etimología
La palabra procede de los términos griegos "ágora" (griego, ἀγορά
agorá, plaza pública, literalmente sitio de reunión) y fobia (del griego phóbos,
personificado en el hijo de Ares; Fobos) y se refiere al temor patológico a los
espacios abiertos o los lugares públicos.
1.- Definición.
Según el CIE-10 el término Agorafobia abarca un conjunto de fobias
relacionadas entre sí, a veces solapadas, entre ellos temores a salir del hogar,
a entrar en tiendas o almacenes, a las multitudes, a los lugares públicos y a
viajar solo en trenes, autobuses o aviones. Aunque la gravedad de la ansiedad
y la intensidad de la conducta de evitación son variables, éste es el más
incapacitante de los trastornos fóbicos y algunos individuos llegan a quedar
completamente confinados en su casa.
8.- Tratamiento
El tratamiento para la agorafobia generalmente comprende psicoterapia
y medicamentos. Puede llevar tiempo, pero el tratamiento puede ayudarte a
mejorar. En ausencia de un tratamiento efectivo la agorafobia suele
cronificarse, aunque su intensidad puede ser fluctuante.
La terapia cognitiva conductual (TCC) es una de las formas más
efectivas para los trastornos de ansiedad, entre ellos, la agorafobia. Esta es
una técnica intervención psicoterapéutica en la que se le enseña al niño
habilidades de afrontamiento adaptativo que le permitan desarrollar un sentido
de control sobre sus síntomas ansiosos. La TCC es considerada por la
Academia Americana de Psiquiatría del Niño y Adolescente como la primera
línea de tratamiento para los trastornos leves. Este tipo de terapia emplea una
serie de estrategias de intervención, que incluyen psicoeducación a los padres,
entrenamiento en relajación, reestructuración cognitiva, resolución de
problemas, modalidades de exposición y prevención de recaídas, las cuales
son utilizadas por el clínico en mayor o menor medida según el tipo de
trastorno de ansiedad.
En general, como un tratamiento a corto plazo, la terapia cognitiva
conductual se centra en enseñar habilidades específicas para tolerar mejor la
ansiedad, hacer frente a tus preocupaciones de manera directa y retomar
gradualmente las actividades que han evitado debido a la ansiedad. Éste se
basa en someter al paciente a una exposición gradual a las situaciones que
provocan la ansiedad. Se reeduca al paciente con teoría y conocimientos sobre
el tema central, se hacen exposiciones introceptivas (in vitro) y exposiciones
reales (in vivo). La terapia consta de un análisis completo estudiando el origen
de la ansiedad, cómo surge, para qué sirve, cuáles son sus componentes,
cómo se manifiesta y en qué nos beneficia. Comprendiendo cómo la ansiedad
funciona y cómo ahora está afectando la vida del paciente, este deduce la
razón del por qué su cuerpo reacciona de esa manera, y del por qué la mente
le protege del supuesto peligro.
Con bases fijas de cómo surge la ansiedad, pero sobre todo el pánico;
comienza la exposición interoceptiva (in vitro), esto es provocándose
voluntariamente situaciones que le generen ansiedad o pánico.
El objetivo de la exposición “in vitro”, es que el paciente experimente estímulos
que desaten su ansiedad o pánico en situaciones donde "supuestamente esta
a salvo"; para lograr comprender que sus pensamientos automáticos son
falsos, que no vendrá una catástrofe como creía desde un principio, que no
sucederá alguna tragedia, y que podrá enfrentar una situación real que
implique reto o un comportamiento distinto. También aquí se enseña al
paciente a eliminar tensión de su cuerpo, con ligeros ejercicios de respiración y
relajación (comúnmente).
Cuando el paciente está convencido de que puede al sentirse apto y
seguro de sí mismo para enfrentar la realidad, comienza la exposición “in vivo”,
es decir, se enfrenta cara a cara a su temor, afrontando sus pensamientos y
sus sensaciones en la situación temida, y comprobando aún más que no hay
peligro inminente que ponga en riesgo su vida, que no vendrá la catástrofe que
su mente había creado.
Es importante que permanezca en tal situación tanto tiempo como el
paciente lo necesite y lo soporte, para que poco a poco desaparezca el
malestar y compruebe que las sensaciones son totalmente inocuas e
innecesarias; y si se insiste más, llegará un momento en que la situación no
generara ningún tipo de ansiedad, y la terapia habrá funcionado.
Los primeros ensayos, pero sobre todo las exposiciones "in vivo" serán
largas y duras. No se debe obligar al paciente a hacerlo por la fuerza o bajo
amenaza. Si se desea ayudar, es mejor estimularlo con ideas positivas,
haciéndole ver cuáles serán sus logros y beneficios obtenidos cuando finalice
su exposición "in vivo". Por eso es importante que el paciente lo haga
voluntariamente; de esta manera sentirá mayor satisfacción, alivio, desahogo y
confianza, pero sobre todo capaz de hacerlo por sí mismo al sentirse una
persona sana.