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Civilizar 16 (30): 245-260, enero-junio de 2016

Judith Butler y Beatriz Preciado: una comparación de


dos modelos teóricos de la construcción de la identidad
de género en la teoría queer1

Judith Butler and Beatriz Preciado: a comparison of two


theoretical models of the construction of gender identity in
Queer theory
Recibido: 06 de marzo de 2015 – Revisado: 23 de septiembre de 2015 – Aceptado: 05 de octubre de 2015

Alexis Emanuel Gros2

Resumen
El presente trabajo se propone contrastar dos modelos teóricos de la
construcción de la identidad de género dentro de la teoría queer: el modelo
performativo-teatral de Judith Butler y el biodrag de Beatriz Preciado. Para
cumplir con este objetivo, se procede en dos pasos. Primero, se analiza la
crítica de Butler a la metafísica de género y se presentan los lineamientos
centrales de su modelo performativo-teatral. Segundo, se estudia el rol que
los conceptos de farmacopornocapitalismo y posmoneyismo desempeñan en
la obra de Preciado, para luego pasarse a un análisis de su modelo biodrag.

Palabras clave
Teoría queer, fenomenología, identidad de género, construcción, performativi-
dad, feminismo, farmacopornocapitalismo, posmoneyismo. 1
Artículo de investigación financiado
por el Consejo Nacional de Investiga-
ciones Científicas y Técnicas (Coni-
Abstract cet) de Argentina.
This paper aims to contrast two theoretical models of the construction of gender 2
Doctor en Ciencias Sociales (Uni-
versidad de Buenos Aires). Licen-
identity within queer theory: the performative-stage model of Judith Butler ciado en Sociología (Universidad de
and Beatriz Preciado´s biodrag. To meet our goal, we proceed in two steps. Buenos Aires). Becario Post-doctoral
First, Butler´s criticism of gender metaphysics is analyzed and the central del Conicet (Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Téc-
guidelines of her performative-stage model are presented. Second, the role that nicas, Argentina). Realizó estadías
the concepts of pharmaco-porno-capitalism and post-Money-ism play in the de investigación sobre teoría social
contemporánea y fenomenología en
work of Preciado is studied, coming then to an analysis of her biodrag model. la Universität Konstanz, Alemania,
financiadas por el Deutscher Akade-
Keywords mischer Austauschdienst.
Correo electrónico:
Queer theory, phenomenology, gender identity, construction, performativity, alexisgros@hotmail.com/
feminism, pharmaco-porno-capitalism, pos-Money-ism. alexis.gros@uni-konstanz.de
Para citar este artículo use: Gros,
A. (2016). Judith Butler y Beatriz
Preciado: una comparación de dos
modelos teóricos de la construcción
de la identidad de género en la teoría
queer. Revista Civilizar Ciencias So-
ciales y Humanas, 16(30), 245-260.
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Introducción1 radicalmente su sentido. En manos de este


nuevo movimiento, la palabra queer deviene
A comienzos de los años noventa, aparece motivo de orgullo. Se convierte en un signo
en los Estados Unidos una perspectiva novedosa de resistencia a procesos de normalización y
en el campo de los estudios de género: la teoría exclusión sexual que tienen lugar no solo en
queer. Esta posición, representada por autoras la sociedad heterosexista, sino también dentro
como Judith Butler, Eve Kosofski Sedgwick de aquellos espacios políticos que se sitúan
y Teresa de Lauretis, entre otras, pone en críticamente ante la misma: el feminismo y
cuestión el carácter “natural” –y, por tanto, el movimiento homosexual (Preciado, 2012).
ineludible– de la llamada heteronormatividad: Para el movimiento queer, al interior de estas
la matriz binaria según la cual se asignan, posiciones pretendidamente progresistas y
clasifican y regulan las identidades de género emancipatorias, pueden reconocerse tendencias
en las sociedades occidentales. Para la teoría excluyentes y normalizadoras análogas a las del
queer, lejos de estar inscrita en la complexión heterosexualismo.
ontológica del mundo o fijada en la constitución
biológica de los seres humanos, esta matriz es A menudo, los sectores que dominan al
una construcción sociohistórica. En la tarea interior de estos amplios espacios políticos hacen
de descentrar y desmontar el régimen sexual pasar su identidad particular por la identidad
dominante en Occidente, los teóricos queer general del movimiento: así, por ejemplo, en
recurren a procedimientos críticos que se el feminismo, suele identificarse la figura de
inspiran en la deconstrucción posestructuralista la “mujer” con la mujer blanca y occidental.
de la metafísica occidental. Esto da lugar a procesos de paternalismo,
vampirismo y ventrilocuismo que condenan
La desestabilización queer del régimen a los grupos subordinados –las bolleras, los/
heterosexualista no obedece a fines meramente las transexuales, los/las inmigrantes, los/las
cognoscitivos. Por el contrario, está guiada por mestizos/as, etc.– a situaciones de ostracismo
un claro objetivo ético-político: volver posible (Leciña-Blanchard, 2006).
la vida de las “sexualidades periféricas”; es
decir, de las sexualidades que, al no ajustarse a Combatiendo los peligros de toda
los parámetros dominantes en Occidente, se ven esencialización identitaria, el movimiento queer
condenadas al “rechazo social, la discriminación se define como “posidentitario” (Preciado,
y el estigma” (Fonseca-Hernández & Quintero- 2012). “No es una identidad más en el folklore
Soto, 2009, p. 44). Por esta razón, para multicultural, sino una posición crítica atenta a
comprender a cabalidad el cariz de la teoría los procesos de exclusión y de marginalización
queer, es preciso dar cuenta de su vinculación que genera toda ficción identitaria” (párr. 5). En
íntima con el movimiento político queer, que efecto, lejos de presentarse como un movimiento
surge a mediados de los años ochenta. de “homosexuales” o de “mujeres”, el queer
quiere mostrarse como un movimiento político
Como es sabido, en su acepción común, de “disidentes de género” (párr. 5).
la voz inglesa queer es un insulto que refiere de
manera peyorativa a todas las formas “anómalas” De lo antedicho se desprende que una de
de la sexualidad –“puto”, “maricón”, “gay”, las misiones teóricas fundamentales, si no la
etc.– (Fonseca-Hernández & Quintero-Soto, fundamental, de la teoría queer consiste en la
2009; Preciado, 2012). En el contexto de la crisis desontologización de las identidades de género,
del VIH, un conjunto de microgrupos radicales desontologización que solo puede lograrse a
–Act Up, Radical Furies y Lesbian Avengers, través de la puesta de manifiesto del carácter
entre otros– se reapropia de esta injuria y cambia construido y contingente de las mismas. En este

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sentido, el constructivismo se muestra como el para el problema que aquí se plantea, a saber:
antídoto par excellence para el esencialismo y Gender trouble y Performative acts and gender
sus consecuencias violentas. En efecto, dejando constitution: an essay in phenomenology and
de lado los innegables matices, puede afirmarse feminist theory, de Butler; y Testo yonqui y La
que prácticamente todos los teóricos queer invención del género, o el tecnocordero que
coinciden en que el género es un constructo devora a los lobos, de Preciado. La elección
sociohistórico (c.f. Butler, 1990/2007; De de estos dos escritos butlerianos tempranos –de
Lauretis, 1987; Sedwick, 1990; Preciado, 2008, 1988 y 1990, respectivamente– obedece a que
entre otras). Preciado (2009, pp. 26-28) dirige sus objeciones
fundamentales a la primera Butler –esto es, a la
Ahora bien, y aquí radica el punto de Butler del modelo performativo-teatral–, y no a
partida de este artículo, en la actualidad no la de Bodies that matter2.
existe acuerdo absoluto sobre el modo en
que tiene lugar esta construcción. Durante En lo que refiere a Preciado, se analizará
toda la década del noventa, el modelo teatral- Testo yonqui –de 2008– debido a su proximidad
performativo desarrollado por Judith Butler ha temporal y conceptual con La invención del
sido la perspectiva dominante a este respecto género, o el tecnocordero que devora a los
(Preciado, 2010). Sin embargo, en los últimos lobos –de 2009–. Este último artículo, en el que
años, han aparecido posiciones alternativas la autora española esboza de manera preliminar
como el modelo biodrag de Beatriz Preciado una comparación entre su modelo teórico y el
(2008, 2009), que desafían la hegemonía de butleriano, actuó como puntapié inicial de las
esta concepción. reflexiones que animan este escrito.

El presente trabajo se propone contrastar Judith Butler: la crítica a la


el modelo teórico butleriano de la construcción metafísica de género y el modelo de la
de la identidad de género con la novedosa performatividad teatral
posición desarrollada por Preciado. Para
cumplir con este objetivo, el escrito se escinde La crítica a la metafísica de género.
en dos apartados. En el primero de ellos
después de pasarse revista a la crítica butleriana Inspirada en las obras de Adrienne Rich
de la metafísica de género, se lleva a cabo una y Michel Foucault, Butler sostiene que en la
presentación de los lineamientos centrales del modernidad occidental, se ha construido e insti-
modelo performativo-teatral. En el segundo tuido un régimen normativo en lo concerniente
se presentan los conceptos preciadianos de al género y la sexualidad: la heteronormati-
farmacopornocapitalismo y posmoneyismo vidad o heterosexualidad obligatoria (Butler,
y, luego, se bosquejan los lineamientos 1990/2007, p. 8; Femenías, 2002). Este régimen
fundamentales del modelo biodrag. define cuáles son las identidades de género in-
teligibles y correctas, y castiga aquellas que no
Antes de comenzar con la exposición, lo son. Según los cánones de la heteronorma-
es preciso realizar una serie de aclaraciones tividad, solo existen dos identidades sexuales
referidas al alcance y límites de este documento. verdaderas, a saber: “hombre” y “mujer”.
En primer término, debe señalarse que el
mismo no pretende, de ninguna manera, ser una Se trata de dos modelos morfológicos
presentación exhaustiva de las obras completas ideales en los que se constata una coherencia
de Butler y Preciado. Antes bien, se opta por perfecta entre sexo biológico, género y deseo.
analizar de forma rigurosa cuatro textos de las “Los géneros ‘inteligibles’ son los que de alguna
autoras que resultan de cardinal importancia manera instauran y mantienen relaciones de

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coherencia y continuidad entre sexo, género, cotidianos –ni por la mayoría de los académi-
práctica sexual y deseo” (Butler, 1990/2007, p. cos– como el violento dispositivo normativo
73). Así, por ejemplo, para ser considerado como que en realidad es, sino más bien como una des-
“hombre” dentro de los patrones de esta matriz cripción inocente de la naturaleza eterna de las
cultural, un individuo debe contar con órganos cosas (Femenías, 2002). La heteronormatividad
genitales definidos como masculinos, seguir esconde su carácter prescriptivo y contingente
prácticas de género adscriptas normalmente a la en el halo aparentemente aséptico y eterno de
masculinidad y orientar su deseo a sujetos del nociones como las de naturaleza y esencia. Po-
sexo femenino. dría afirmarse que el propósito teórico primor-
dial de la obra de Butler es la desnaturalización
En caso de no existir una concordancia y desestabilización del esclerotizado régimen
perfecta entre estos tres aspectos de la sexualidad, heterosexualista. Esta empresa filosófica no
el sujeto en cuestión es estigmatizado como debe entenderse como un mero devaneo in-
anormal y sometido a rigurosas consecuencias telectual. Antes bien, según las palabras de la
punitivas. Efectivamente, para Butler, la matriz propia Butler, obedece, en última instancia, a
cultural heterosexualista “exige que algunos un preciso objetivo de carácter ético-político:
tipos de ‘identidades’ no puedan ‘existir’: “contrarrestar la violencia de las normas de gé-
aquellas en las que el género no es consecuencia nero” (Butler, 1990/2007, p. 29).
del sexo y otras en las que las prácticas del
deseo no son ‘consecuencia’ ni del sexo ni El empeño obstinado de este texto [Gender
del género” (Butler, 1990/2007, p. 73). Estas trouble] por “desnaturalizar” el género tiene su
identidades falsas o ininteligibles son víctima origen [en] el deseo intenso de contrarrestar la
de una severa violencia excluyente que las violencia normativa que conllevan las morfo-
condena a una suerte de “suspensión de la vida, logías ideales del sexo, así como eliminar las
o [a] una sentencia de muerte sostenida” (p. 24). suposiciones dominantes acerca de la hetero-
sexualidad natural o presunta que se basan en
los discursos ordinarios y académicos acerca
Desde la perspectiva de Butler (1990/2007), de la heterosexualidad […] obedece a un deseo
el régimen heterosexista ha sido naturalizado en de vivir, de hacer la vida posible, y de replan-
el sentido común de Occidente, es decir, se ha tear lo posible en cuanto tal (p. 24).
convertido en un estado de cosas obvio que pa-
rece estar inscrito en la estructura ontológica de Para llevar a cabo esta iniciativa, la pen-
la realidad. Para la autora, la naturalización de sadora norteamericana se sirve de herramientas
la heteronormatividad tiene como consecuencia teóricas de raigambre nietzscheana que reto-
la invisibilización de su carácter eminentemente ma del posestructuralismo francés, a saber: la
violento y de su condición de constructo contin- deconstrucción y la genealogía. La condición
gente. En el momento de escribir Gender trou- de posibilidad de la aplicación de este instru-
ble, señala Butler (1990/2007), mental filosófico en un terreno foráneo como
el de los estudios de género es, para Butler, la
[…] identificar esta violencia [la violencia analogía estructural que existe entre el régimen
normativa de género] era difícil porque el gé- heterosexualista y la “metafísica de la sustan-
nero era algo que se daba por sentado y que
cia” occidental. Butler habla, en efecto, de una
al mismo tiempo se vigilaba terminantemente.
Se presuponía que era una expresión natural “metafísica de la sustancia de género” (Butler,
del sexo o una constante natural que ninguna 1990/2007, p. 79).
acción humana era capaz de modificar (p. 24).
Como es sabido, en sus diferentes va-
De acuerdo con Butler, la heterosexuali- riantes la metafísica occidental cree poder
dad obligatoria no es percibida por los sujetos aprehender racionalmente la “esencia del

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de la construcción de la identidad de género en la teoría queer

mundo”, el “sentido y significado del todo”, son concebidos como atributos que expresan
y expresarlo en un sistema teórico unitario una sustancia de género existente a priori.
(Horkheimer, 1933/1968, p. 39). Esta confian- Desde esta perspectiva, un individuo nace
za se sustenta en la supuesta identidad del ser dotado de una identidad de género inmutable
con el pensamiento: el mundo está organiza- definida por el sexo biológico, identidad que se
do de manera racional, constituido del mismo pone de manifiesto a través de un conjunto de
material que la inteligencia humana y, en con- comportamientos acordes con ella.
secuencia, su estructura puede ser descubierta
por todo hombre que haga uso sistemático de La teoría popular implícita de los actos y
su capacidad de razonar. Desde el pensamien- los gestos como expresivos del género sugiere
to griego clásico, la metafísica occidental ha que el género mismo es algo previo a los varios
concebido la estructura del ser como organi- actos, posturas y gestos mediante los cuales es
zada en términos de sustancia y accidente. El dramatizado y conocido; de hecho, el género
mundo estaría compuesto de múltiples sustan- aparece para la imaginación popular como
cias: entes indivisibles, idénticos a sí mismos un núcleo sustancial que podría ser entendido
y portadores de existencia independiente que como un correlato psíquico o espiritual del sexo
actúan como sustrato fijo de atributos o acci- biológico (Butler, 1988, p. 528).
dentes (por ejemplo, el sistema monadológico
de Leibniz, 1714/2004). Ahora bien, para comprender cabalmente
la analogía encontrada por Butler entre metafísi-
La metafísica de la sustancia es una frase re- ca de la sustancia y régimen heterosexualista, es
lacionada con Nietzsche dentro de la crítica preciso tener en cuenta otro rasgo fundamental
actual del discurso filosófico. En un comenta- del pensamiento metafísico de Occidente. Des-
rio sobre Nietzsche, Michel Haar afirma que
de sus orígenes en la antigua Grecia, la metafí-
numerosas ontologías filosóficas se han que-
dado atrapadas en ciertas ilusiones de “Ser”
sica jamás tuvo fines meramente cognoscitivos.
y “Sustancia” animadas por la idea de que la Por el contrario, la obtención del saber absoluto
formulación gramatical de sustancia y atribu- sobre la constitución del ser estuvo siempre di-
to refleja la realidad ontológica previa de sus- reccionada a fundamentar de modo racional las
tancia y atributo (p. 77). normas éticas de la existencia humana. En efec-
to, el pensamiento metafísico cree poder dedu-
Teniendo esto en mente, resulta sencillo cir las reglas de la vida buena de su descripción
comprender el isomorfismo señalado por Butler teórica de las estructuras esenciales del mundo.
entre metafísica y heteronormatividad. Puede La “conciencia absoluta” del “orden absoluto”
hablarse de una metafísica de género operante plantea al hombre una “exigencia absoluta”, la
en el sentido común occidental, en la medida exigencia de llevar una vida auténtica o verda-
que este cree poder aprehender la estructura dera, esto es, de ajustar su régimen de vida [le-
ontológica de la realidad de género. La misma bensführung] a las leyes del ser (Horkheimer,
estaría estructurada desde el vamos y ad eternum 1933/1968). “Conservar el propio ser, o conver-
en dos tipos de “sustancias constantes”: los tirse en aquello que uno es, rige entonces como
sujetos “masculinos” y los sujetos “femeninos”, máxima ética” (p. 39).
siendo cada tipo de sustancia portadora de
una serie de accidentes que le corresponden Algo similar sucede para Butler con la
(Leibniz, 1714/2004, p. 83). Para Butler, en metafísica de género. El conocimiento absolu-
la ontología sexual ínsita en el sentido común to de la ontología de género del que se jacta el
occidental, los accidentes de género –esto es, common sense occidental tiene también conse-
los actos particulares en los cuales el género se cuencias normativas: la heterosexualidad obli-
manifiesta: gestos, vestimenta, posturas, etc.– gatoria aparece como una consecuencia obvia

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del conocimiento de la estructura esencial de En un nivel macrosociológico, Butler


la realidad sexual. De esta manera, la prescrip- coincide con Foucault en que el sistema de he-
ción pasa como mera descripción; el carácter terosexualidad obligatoria, entendido como un
arbitrario y coercitivo del régimen normativo dispositivo disciplinario que cuadricula y re-
heterosexista se oculta detrás de la inocencia gula el espacio social en toda su extensión, ha
aséptica de una supuesta intelección absoluta sido construido e impuesto estructuralmente en
de la constitución del ser. En otras palabras: la modernidad occidental persiguiendo el obje-
saber que existen solo dos géneros sustanciales tivo de garantizar la reproducción de la especie.
plantea naturalmente la exigencia inescapable “Como Foucault y otros señalaron, la asocia-
de adecuar la propia vida a esta verdad última. ción de un sexo natural con un género discreto
No se puede ir en contra de la estructura de lo y con una ‘atracción’ ostensiblemente natural
real, y, por tanto, los actos de género de los in- hacia el sexo/género opuesto es una conjunción
dividuos deben limitarse a expresar el núcleo no natural de constructos culturales al servicio
sustancial de la identidad sexual. de intereses reproductivos” (Butler, 1988, p.
524). El objetivo de la crítica estructural, con-
El modelo performativo-teatral. siste entonces en “centrar –y descentrar– estas
instituciones definitorias: el falologocentris-
Podría decirse que la deconstrucción mo y la heterosexualidad obligatoria” (Butler,
butleriana del régimen heterosexista occi- 1990/2007, p. 37). Este tipo de análisis crítico
dental trabaja simultáneamente en dos pla- intenta desnaturalizar la heteronormatividad
nos: uno macrosociológico –o estructural– y a través de un estudio genealógico orientado
otro microsociológico –o fenomenológico–. a visibilizar los intereses políticos que operan
Este modo dual de operar se apoya en una en la construcción e instauración de las cate-
concepción dialéctica o sintética de lo social gorías dominantes de identidad sexual (Butler,
análoga a la de autores como Pierre Bourdieu 1990/2007).
(1980/2007). Desde esta óptica, el análisis crí-
tico de un fenómeno social como la identidad Ahora bien, sin dejar de reconocer la
de género debe dar cuenta no solo de sus con- importancia fundamental de la crítica estructural
diciones objetivas de aparición –esto es, de la al régimen heterosexualista, Butler indica que la
estructura social–, sino también de los factores misma comete el error de desvalorizar el rol de
subjetivos que actúan en su producción y re- la acción subjetiva cotidiana en la construcción
producción –la acción social–. En este sentido, de la realidad de género. De modo similar a
Butler parece seguir la vieja máxima marxia- autores como Garfinkel (1967), Butler (1988)
na: “los hombres hacen su propia historia, pero considera que la perspectiva estructural rebaja
no la hacen a su libre arbitrio […], sino bajo al sujeto al estatus de un cultural dope, en tanto
aquellas circunstancias con que se encuentran lo concibe como una mera tabula rasa en la
directamente, que existen y transmiten el pasa- que se inscriben mandatos estructurales. Por
do” (Marx, 1852/1968, p. 13). esta razón, cree que la desestabilización teórica
del régimen heterosexual occidental solo puede
Puede señalarse que sin seres humanos cuyos ser completa si se tiene en cuenta también “el
varios actos producen y mantienen condicio- modo mundano en el cual estos constructos
nes opresivas, esas condiciones sucumbirían, [los referidos al género] son producidos,
pero debe observarse que la relación entre reproducidos y mantenidos dentro del terreno
actos y condiciones no es unilateral ni inme- de los cuerpos” (Butler, 1988, p. 526). En
diata. Hay contextos sociales y convenciones
otras palabras: la crítica macrosociológica o
dentro de las cuales ciertos actos no solo se
estructural debe ir de la mano con una crítica
vuelven posibles sino también concebibles
como actos (Butler, 1988, p. 525). microsociológica o fenomenológica.

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de la construcción de la identidad de género en la teoría queer

En su análisis microsociológico de la cons- género es performativa implica decir que la mis-


trucción del género, Butler retoma de modo hete- ma solo existe en y a través de un conjunto de ac-
rodoxo e idiosincrático algunos elementos de la tos de género. En palabras de Butler: “la realidad
tradición fenomenológica fundada por Edmund de género es performativa, lo cual significa, muy
Husserl para releer a Simone de Beauvoir. Para simplemente, que solo es real en la medida en
Butler (1988), la fenomenología “busca explicar que es performada” (p. 528). “Los variados actos
el modo mundano en que los agentes sociales de género crean la idea de género, y sin esos ac-
constituyen la realidad social a través del len- tos, no habría género alguno” (p. 522).
guaje, los gestos y todo tipo de signo simbólico
social” (p. 526). Desde la perspectiva butleriana, Para comprender cabalmente la concep-
el análisis fenomenológico permite des-reificar ción performativa butleriana de la identidad de
el mundo social y captarlo in status nascendi, género, es preciso dar cuenta con más precisión
esto es, produciéndose y reproduciéndose cons- del carácter de estos actos constitutivos.
tantemente en los actos constituyentes de la ex- Según Butler (1988) los actos de género son
periencia subjetiva cotidiana. Ahora bien, distan- eminentemente corporales: se trata de gestos,
ciándose de la sustancialización del sujeto propia movimientos, posturas, comportamientos, etc.
de la fenomenología husserliana (c.f. Husserl, En esta línea, puede aseverarse que Butler se
1913/2009), Butler coincide con Nietzsche en distancia del mentalismo de la fenomenología
que “no hay ningún ‘ser’ detrás del hacer, del de Husserl –para quien los actos constitutivos
actuar, del devenir; el agente ha sido añadido fic- son vivencias intencionales de la conciencia
ticiamente al hacer, el hacer es todo” (Nietzsche pura (c.f. Husserl, 1913/2009)–, acercándose a
citado por Butler, 1990/2007, p. 85). posturas fenomenológicas que ponen el foco en
la experiencia subjetiva de la corporalidad o el
Así, la subjetividad no es un locus embodiment (c.f. Merleau-Ponty, 1945/1985).
sustantivo del que brotan actos, sino más bien
un producto contingente de estos últimos. Por otro lado, desde la posición butleriana,
Es decir, el agente social aparece “como un la performatividad de género no debe entender-
objeto antes que como el sujeto de los actos se como un acto único y puntual, sino más bien
constitutivos” (p. 85.). De acuerdo con Butler, como una serie de actos repetidos que se sostie-
esta desustancialización del sujeto permite nen en el tiempo (Butler, 1990/2007). La repe-
romper con la ya mencionada concepción tición sostenida de ciertos actos corpóreos tiene
expresiva de la identidad de género hegemónica como efecto la “estilización del cuerpo” (Butler,
en Occidente. Si se postula que no existe un 1988, p. 519; 1990/2007, p. 17), es decir, la im-
sujeto sustantivo pre-dado del que emanan los presión en la carne de un estilo definido. En otras
actos constitutivos de la experiencia, también palabras: al ser reiterados ritual y sostenidamen-
puede señalarse que no hay una identidad de te, los gestos, comportamientos y posturas se se-
género sustancial ligada esencialmente a ese dimentan en la corporalidad dando origen a una
sujeto, identidad que los actos de género se suerte de habitus naturalizado. Es de esta manera
limitarían a expresar. como se constituye la “apariencia de sustancia”
(Butler, 1990/2007, p. 274) de un gendered body,
Siguiendo estos lineamientos fenomenoló- esto es, la ilusión de un cuerpo naturalmente
gicos heterodoxos, Butler (1988) relee la clásica “masculino” o “femenino”.
afirmación de Beauvoir: “una no nace, sino que
se convierte en mujer” (p. 519). La teórica nor- El cuerpo deviene su género a través de una
teamericana toma el clásico dictum de Beauvoir serie de actos que son renovados, revisados y
como base para formular su concepción perfor- consolidados a través del tiempo […] debe in-
mativa del género. Aseverar que la identidad de tentarse reconcebir el gendered body como el

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legado de actos sedimentados antes que como implica, para Butler (1988), concebir el actor
una estructura predeterminada o forcluida, individual como un mero autómata que se
una esencia o hecho, ya sea natural, cultural o limita a reproducir maquinalmente un patrón
lingüística (Butler, 1988, p. 523). cultural. Si así fuera, la autora estaría cayendo
en el mismo error reduccionista que le imputa a
De acuerdo con Butler (1990/2007), tanto la perspectiva estructuralista.
la audiencia social como el actor mismo caen
en las trampas de este espejismo de sustancia y [El] género no es una decisión radical o un
terminan creyendo en el carácter natural y ne- proyecto que refleja una decisión meramente
cesario de la realidad de género. “La aparien- individual, pero tampoco es impuesto o inscri-
cia de sustancia es exactamente eso, una iden- to sobre el individuo, como algunos desplaza-
tidad construida, una realización performativa mientos posestructuralistas del sujeto señala-
en la que el público social mundano, incluidos rían. El cuerpo no es pasivamente inscrito con
los mismos actores, llega a creer y actuar en el códigos culturales como si fuera un recipiente
sin vida […] (p. 256).
modo de la creencia” (p. 274).

Butler (1988) considera además, y aquí La crítica al objetivismo unilateral tiene


reside uno de los aspectos vitales de su propues- en Butler una importancia no solo teórico-so-
ta teórica temprana, que estos actos de género cial sino también política. Por un lado, tal como
“guardan similitudes con los actos performati- se indicó, Butler considera que para ser exhaus-
vos dentro del contexto teatral” (p. 521). La au- tivo, el análisis del fenómeno de la identidad de
tora estadounidense piensa que, tal como toda género debe tomar en cuenta tanto sus deter-
forma de embodiment, la identidad de género minantes objetivos como los modos cotidiano-
posee una estructura dramática. “Hacer, drama- mundanos en los que se produce y reproduce.
tizar, reproducir, estas parecen ser algunas de Pero por otro, siguiendo a Sara Salih (2007),
las estructuras elementales del embodiment” (p. debe señalarse que la agencia individual es
521.). Desde esta óptica, “uno no es simplemen- central para Butler en la medida que “significa
te un cuerpo […] sino que hace su cuerpo” (p. las oportunidades de subvertir la ley contra sí
251). Este hacer el propio cuerpo, sin embargo, misma en pos de fines políticos radicales” (p.
no es puramente libre; no brota de la voluntad y 55). En otros términos: el concepto de agencia
la creatividad del sujeto individual. Antes bien, alberga para Butler posibilidades de subvertir la
reproduce un guion sociocultural que estipula heteronormatividad mediante modos diferentes
los roles o papeles a ser performados, entendi- de actuar y repetir el género. Estas posibilida-
dos estos como estilos corporales predefinidos. des subversivas de la performatividad se ven to-
De lo expuesto más arriba se sigue que en el talmente ocluidas en posiciones estructuralistas
guion de género vigente en Occidente –la hete- y posestructuralistas que diluyen por completo
ronormatividad–, solo hay dos papeles o estilos el rol que desempeña la subjetividad en la cons-
corporales posibles: “hombre” y “mujer”. titución de la realidad social.

El acto que uno hace, el acto que uno perfor- Butler (1988) apuntala estas ideas
ma, es un acto que ha estado en marcha antes recurriendo una vez más a la metáfora teatral:
de que uno haya llegado a escena. Por tanto, para ser tal, una obra de teatro no solo precisa
el género es un acto que ya ha sido ensayado, de un guion sino también de actores que le
así como el guion sobrevive al actor particular den vida y actualicen sus potencialidades. De
que hace uso de él (p. 526). hecho, un mismo texto puede ser performado
de las más diversas maneras por diferentes
Ahora bien, sostener que los papeles de intérpretes. De modo análogo, la realidad de
género están prefijados por un guion social no género solo puede emerger a partir de la acción

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Judith Butler y Beatriz Preciado: una comparación de dos modelos teóricos 253
de la construcción de la identidad de género en la teoría queer

conjunta de estos dos momentos inseparables: esto es, “normas […] fantasmáticas, imposibles
la heteronormatividad –guion– y los actos de de personificar” (p. 274). En este sentido, But-
género –actuación–. ler puede afirmar que la performance de género
es una imitación o una parodia siempre fraca-
Los actores están siempre ya en el escenario, sada de originales de género imposibles de ser
dentro de los términos de la performance. Así encarnados, solo existentes en un plano ideal
como un guion puede ser representado de va- (p. 269).
rios modos, y así como la obra requiere tanto
del texto como de la interpretación, así tam-
Los actores sociales, en efecto, tratan de
bién el cuerpo con género actúa su parte en
un espacio cultural restringido corporalmen- acercarse a estos ideales mediante la repetición
te y representa interpretaciones dentro de los paródica sostenida de actos de género, sin
confines de directivas ya existentes (p. 526). conseguir jamás adecuarse completamente a
ellos. Esto es así incluso en aquellos casos en
Otro rasgo central que los actos de género los que las “esencias” masculina y femenina
comparten con los performativo-teatrales es su parecen haberse hecho carne en individuos
carácter eminentemente público y colectivo particulares –por ejemplo, en las figuras del
(Butler, 1990/2007, p. 273). La performance “héroe de guerra” y la “madre afectuosa”,
teatral jamás es un acontecimiento meramente respectivamente–.
individual. A menos de que se trate de una
pieza unipersonal, el protagonista está por lo A la luz de lo precedente puede compren-
general acompañado por otros actores en el derse con más facilidad el rol fundamental que
escenario y, a su vez, la obra es presenciada ejerce el análisis del travestismo en la argumen-
por una audiencia. De manera similar, lejos tación butleriana. Sustentada en el estudio de la
de ser acontecimientos privados, los actos antropóloga Esther Newton, Mother camp. Fe-
constitutivos de género se performan con male impersonators in America, Butler asegura
otros y en frente de otros. Desde la perspectiva que la imitación hiperbólica y amplificada que
butleriana, en tanto fenómenos colectivos y las drag queens realizan del ideal morfológico
públicos, los actos de género tienen un cariz femenino pone al descubierto el carácter imi-
ritual, casi litúrgico. En ellos, la coordinación tativo de toda performance de género. Tanto la
temporal intersubjetiva tiene una importancia “travesti” como la “mujer biológica” intentan
crucial. “Aunque haya cuerpos individuales que acercarse al ideal de la feminidad mediante la
desempeñan estas significaciones al estilizarse performance sostenida de actos de género. “¿Es
en modos de género, esta ‘acción’ es pública. el travestismo la imitación del género o bien
Estas acciones tienen dimensiones temporales resalta los gestos significativos a través de los
y colectivas, y su carácter público tiene cuales se determina el género en sí?” (Butler,
consecuencias” (p. 273). 1990/2007, p. 37). “Al imitar al género, la tra-
vestida manifiesta de forma explícita la estruc-
Desde el punto de vista butleriano, un tura imitativa del género en sí, así como su con-
actor social cumple con el guion del drama de tingencia” (p. 269).
género cuando intenta personificar con relativo
éxito el papel de género que le fue asignado en Ahora bien, a pesar de los isomorfismos,
su nacimiento. Se trata de un intento de perso- los actos de género difieren de los teatrales
nificación, y no de una personificación lograda, en un punto central. Dándole un giro a su ar-
porque los ideales morfológicos de género –la gumentación que recuerda a Émile Durkheim
masculinidad y la feminidad– son, en última (1985/2001) de Las reglas del método socioló-
instancia, “sitios ontológicos fundamentalmen- gico, Butler (1988) anota que “las performan-
te inhabitables” (Butler, 1990/2007, p. 284), ces de género en contextos no-teatrales están

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254 Alexis Emanuel Gros

gobernadas por convenciones sociales punitivas comprender el modo en que Preciado concibe la
y regulativas más claras” (p. 527). Es decir, los construcción de la identidad sexual en el plano
actos de género son vigilados y regulados por de la cotidianidad contemporánea, es preciso
un severo aparato coercitivo que castiga a quie- antes bosquejar los rasgos fundamentales de su
nes performan su género de manera incorrecta. penetrante análisis de las sociedades capitalistas
Aquellos que no cumplen con el papel que les ha de hoy en día.
sido asignado por la heteronormatividad sufren
una sanción social que puede ir desde el despre- De acuerdo con Preciado (2008) en la
cio y el ostracismo hasta la abierta violencia fí- actualidad nos encontramos en una flamante
sica. Basta pensar en las rigurosas consecuencias etapa del capitalismo: la era farmacopornográ-
punitivas que deben enfrentar en Occidente los fica. Esta nueva fase capitalista, que comienza
terceros excluidos en materia sexual por no se- a desarrollarse incipientemente durante la pos-
guir a rajatabla los férreos mandatos de la matriz guerra y se consolida de forma definitiva en los
heterosexualista. Para Butler (1988; 1990/2007) años setenta debido a la crisis del petróleo, se
la performance de género es, en última instancia, caracteriza por colocar la gestión biotecnológi-
una estrategia de supervivencia cultural. Perfor- ca de la sexualidad en el centro de la actividad
mar el género correctamente, es un ardid que les económica. Para la filósofa española, el negocio
garantiza a los individuos el reconocimiento de del nuevo milenio es “la gestión política y téc-
los prójimos y les permite eludir severos castigos nica del cuerpo, del sexo y la sexualidad” (p.
psíquicos y físicos. 26), gestión que se realiza por medio de meca-
nismos “biomolecular[es] (fármaco) y semióti-
Por consiguiente, como una táctica de super- co-técnico[s] (porno) […] de los que la píldora
vivencia dentro de sistemas obligatorios, el y Playboy son [ejemplos] paradigmáticos” (p.
género es una actuación con consecuencias
30). En este sentido, a diferencia del capita-
decididamente punitivas. Los géneros dife-
renciados son una parte de lo que “humaniza”
lismo fordista, el farmacopornocapitalismo no
a los individuos dentro de la cultura actual; produce objetos concretos sino “ideas móviles,
en realidad, sancionamos constantemente a órganos vivos, símbolos, deseos, reacciones
quienes no representan bien su género (Butler, químicas, estados del alma” (p. 45).
1990/2007, p. 272).
Para dar cuenta del funcionamiento pecu-
Beatriz Preciado: la era farmaco liar de esta nueva fase del capitalismo, Precia-
pornográfica, el posmoneyismo y el do acuña el concepto de “fuerza orgásmica” o
modelo biodrag potentia gaudendi. “Se trata de la potencia (ac-
tual o virtual) de excitación (total) de un cuer-
La era farmacopornográfica. po” (p. 38). Esta novedosa noción desempeña
en el análisis de Preciado un rol análogo al que
En los escritos de la autora española poseía el concepto de “fuerza de trabajo” en la
Beatriz Preciado, puede rastrearse un modelo teorización marxiana del capitalismo clásico.
teórico alternativo de la construcción de la En el capitalismo decimonónico teorizado por
identidad de género que invita a pensar en los Marx, la ganancia provenía de la extracción de
límites de la concepción performativo-teatral plusvalía de la fuerza de trabajo fabril; en el far-
butleriana. Este novedoso modelo teórico, que macopornocapitalismo de Preciado, en cambio,
puede denominarse modelo biodrag, se sustenta el beneficio económico surge de la explotación
en un ambicioso diagnóstico macrosociológico de la fuerza orgásmica a través de dispositivos
acerca de la especificidad del capitalismo actual, biotecnológicos de control de la subjetividad
diagnóstico que difícilmente pueda encontrarse sexual. “El sexo, los órganos sexuales, el pen-
en los escritos de Butler. En efecto, si se quiere samiento, la atracción, se desplazan al centro de

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Judith Butler y Beatriz Preciado: una comparación de dos modelos teóricos 255
de la construcción de la identidad de género en la teoría queer

la gestión tecnopolítica en la medida en la que robustece. Radicalizando este argumento, para


está en juego la posibilidad de sacarle provecho Preciado (2008) “la masculinidad y la femini-
a la fuerza orgásmica” (p. 40). dad son inventos de la Segunda Guerra Mundial
que conocerán su plena expansión comercial
El nombre que Preciado elige para de- durante la Guerra Fría como la comida enlatada
signar este nuevo tipo de capitalismo “caliente, [y] el ordenador […]” (p. 81).
psicotrópico y punk” (p. 30) refleja el entrelaza-
miento intrínseco que existe entre sus dos indus- El posmoneyismo.
trias fundamentales: la farmacéutica y la porno-
gráfica. “La industria farmacéutica y la industria De acuerdo con Preciado (2008; 2009) la
audiovisual del sexo son los dos pilares sobre los era farmacopornográfica da pie al surgimiento
que se apoya el capitalismo contemporáneo, los de un nuevo régimen de la sexualidad, el deno-
dos tentáculos de un gigantesco y viscoso circui- minado posmoneyismo, que viene a reemplazar
to integrado” (p. 45). De acuerdo con Preciado, al régimen disciplinario decimonónico teoriza-
el vínculo entre ambas industrias se expresa en do por Michel Foucault. Como se detallará a
el programa de acción del farmacopornocapita- continuación, el posmoneyismo se caracteriza
lismo: “controlar la sexualidad de los cuerpos por gobernar la subjetividad sexual mediante
codificados como mujeres y hacer que se corran dispositivos biotecnológicos de carácter mi-
los cuerpos codificados como hombres” (p. 45). croprostético inexistentes en el siglo XIX y co-
mienzos del XX.
El objetivo farmacéutico –orientado prin-
cipalmente hacia las ‘mujeres’– y el pornográ- Foucault soslaya un conjunto de transforma-
fico –dirigido sobre todo a los ‘hombres’– son ciones que se suceden a partir de la Segunda
complementarios y coadyuvantes. “No hay por- Guerra Mundial y que, en mi opinión, exigen
nografía” –para ‘hombres’– “sin una vigilancia una tercera episteme, ni soberana ni discipli-
y un control farmacopolítico paralelo” (p. 44) naria, ni premoderna ni moderna, que tenga en
cuenta el impacto de las nuevas tecnologías
–de la sexualidad de las ‘mujeres’–. Para de-
del cuerpo, una episteme que llamo posmone-
cirlo de otra manera: la píldora anticonceptiva yista, haciendo referencia a la figura del Dr.
y Playboy, emblemas del control farmacéutico John Money (Preciado, 2009, p. 20).
y pornográfico de la subjetividad sexual que
emerge en los años cincuenta, no pueden com- Para la teórica española, el índice de la
prenderse el uno sin el otro. El “macho” viril de- eclosión de esta nueva episteme sexual es la
seoso de descargar su potencia orgásmica a toda aparición de la categoría de “género” (gender).
costa no es más que el complemento perfecto Lejos de tratarse de un invento del feminismo
de la “mujer” sumisa consumidora de la píldora de la década del sesenta, esta categoría es un
que aparece desnuda en Playboy. Además, para producto del discurso médico de fines de los
Preciado (2008), “la transformación progresiva años cuarenta. A principios de la Guerra Fría,
de la cooperación sexual en principal fuerza avizorando el negocio farmacopornográfico
productiva no podría darse sin el control téc- del nuevo milenio, Estados Unidos comienza a
nico de la reproducción” (p. 44). En otros tér- invertir fuertes sumas de dinero en investigación
minos: no es posible liberar las potencialidades científica sobre sexo y sexualidad (Preciado,
de la fuerza masturbatoria “masculina” sin el 2009, p. 21). En este contexto, el psiquiatra John
desarrollo de mecanismos anticonceptivos “fe- Money, especializado en el estudio de bebés
meninos” como la píldora. Pareciera, entonces, intersexuales, desarrolla el concepto de gender.
que gracias al éxito del programa farmacopor- Money define el género como la “pertenencia
nográfico de la segunda mitad del siglo XX, la de un individuo a un grupo cultural reconocido
matriz heterosexualista occidental se afianza y como masculino o femenino” (Preciado, 2008,

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256 Alexis Emanuel Gros

p. 27), distinguiéndolo de la categoría biológica Aquí el modelo paradigmático lo consti-


de “sexo”, hegemónica en el régimen sexual tuyen los dispositivos endocrinológicos en ge-
disciplinario del siglo XIX. neral y la píldora anticonceptiva en particular.
El sujeto farmacopornográfico deja de habitar
En contraste con la rigidez e inmutabilidad en dispositivos disciplinarios externos como la
del sex disciplinario, el gender posmoneyista prisión, para pasar a ser habitado por técnicas
tiene un carácter plástico y flexible. Para internas de control de la sexualidad como la
Money, en efecto, el género de cualquier niño píldora. El panóptico se vuelve comestible; la
puede ser modificado antes de los 18 meses de ortopedia disciplinaria deja su lugar a la micro-
edad mediante procedimientos quirúrgicos y prostética posmoneyista (p. 135).
tratamientos hormonales (Preciado, 2009, p. 21).
“Si en el sistema disciplinario decimonónico, […] asistimos a la progresiva infiltración de
el sexo era natural, definitivo, intransferible y técnicas de control social del sistema decimo-
trascendental; el género aparece ahora como nónico disciplinario dentro del cuerpo indivi-
dual. Ya no se trata ni de castigar las infraccio-
sintético, maleable, variable, susceptible de ser nes sexuales de los individuos ni de vigilar y
transferido, imitado, producido y reproducido” corregir sus desviaciones a través de un código
(Preciado, 2008, p. 82). Preciado considera que de leyes externas, sino de modificar sus cuerpos
la introducción de la categoría de género abre “la en tanto que plataforma viva de órganos, flujos,
posibilidad de usar la tecnología para modificar neurotransmisores y posibilidades de conexión
el cuerpo según un ideal regulador preexistente y agenciamiento, haciendo de estos al mismo
de lo que un cuerpo humano (femenino o tiempo el instrumento, el soporte y el efecto de
masculino) debe ser” (Preciado, 2009, p. 22). un programa político. Cierto, estamos ante una
forma de control social, pero de “control pop”,
Por tanto, puede afirmarse que el concepto de
por oposición al control frío y disciplinario que
gender constituye la condición de posibilidad Foucault había caracterizado con el modelo de
de la aparición de un conjunto de novedosas la prisión de Jeremy y Samuel Bentham, el pa-
técnicas de normalización y transformación nóptico (p. 134).
de la subjetividad sexual –fundamentalmente
endocrinológicas y quirúrgicas– que le darán al Veamos ahora el modo en que la píldora
posmoneyismo su complexión particular. anticonceptiva, el procedimiento posmoneyista
de control de la sexualidad par excellence, opera
Según Preciado (2008; 2009) existe una en la construcción de la feminidad. Según la
distancia abismal entre las técnicas de norma- filósofa en cita, lejos de ser un mero método de
lización de los cuerpos sexuales que imperaban control de la natalidad, la pill es una poderosa
en el régimen disciplinario de la sexualidad y técnica microprostética de producción del
aquellas que rigen hoy en día, en el régimen género femenino (Preciado, 2008; 2009). El
posmoneyista. En el régimen disciplinario de- propósito principal de la píldora no es impedir
cimonónico, las técnicas de control eran in- la concepción, sino feminizar los cuerpos de las
mensas, rígidas y externas a la subjetividad. El consumidoras, es decir, volverlos acordes con el
modelo paradigmático de dispositivo discipli- ideal morfológico “mujer” tal como es definido
nario era la arquitectura de la prisión, a cuya por las sociedades occidentales contemporáneas.
estructura extraña, el cuerpo debía adaptarse
ortopédicamente. Por el contrario, las técnicas La pill no solo regulariza el ciclo menstrual
normalizadoras posmoneyistas son pequeñas, adecuándolo a los ritmos de la “feminidad
flexibles y blandas (Preciado, 2008; 2009). Las natural”; también posee una serie de efectos
mismas son asimiladas e internalizadas por los cosméticos feminizantes: mejora la calidad
cuerpos, inscribiéndose en “la estructura misma de la piel, impide el acné y el crecimiento de
del ser vivo” (Preciado, 2008, p. 87). vello corporal y facial, produce un aumento del

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Judith Butler y Beatriz Preciado: una comparación de dos modelos teóricos 257
de la construcción de la identidad de género en la teoría queer

volumen de los pechos, etc. (Preciado, 2008, p. forma, al control biotecnológico del farmacopor-
141). Además, y esto es de suma importancia nismo. El cuerpo posmoneyista es una “entidad
en la argumentación de Preciado, la píldora tecnoviva multiconectada que incorpora tecno-
feminiza la complexión psíquica de las mujeres: logía. Ni organismo, ni máquina: tecnocuerpo”
estas adquieren un humor lánguido y depresivo, (Preciado, 2008, p. 39). Siguiendo esta línea de
experimentan una disminución de la libido y se pensamiento, la autora realiza una afirmación
vuelven pasivas y sumisas. La pill produce “el análoga en referencia a la noción de género.
alma del sujeto heterosexual mujer moderno”, En la actualidad, la noción de género debería
el “alma químicamente regulada de la putita dejar su lugar a la de tecnogénero. “Sería […]
heterosexual sujeta a los deseos sexuales del más correcto en términos ontopolíticos, hablar
bio-macho de Occidente” (p. 137). “La cuestión de tecnogénero, si queremos dar cuenta del con-
es administrarme la dosis farmacopornográfica junto de técnicas fotográficas, biotecnológicas,
necesaria de estrógenos y progesterona para quirúrgicas, farmacológicas, cinematográficas o
transformarme en una hembra sumisa, de cibernéticas que constituyen performativamente
grandes senos, humor depresivo pero estable, la materialidad de los cuerpos” (p. 86).
sexualidad pasiva o frigidez” (p. 141).
Se llega así al punto en que la posición de
Modelo biodrag vs. Modelo perfor- Preciado pone en crisis el modelo performativo-
mativo-teatral. teatral butleriano de la construcción cotidiana
de la identidad de género. Es cierto que la
Siguiendo estos lineamientos, Preciado pensadora española en ningún momento
(2008) sostiene que por “definición, el cuerpo tiene la intención de llevar a cabo un análisis
femenino nunca es completamente normal fue- fenomenológico de la constitución cotidiana
ra de las técnicas que hacen de él un cuerpo so- del género como el realizado por Butler. Sin
cial” (p. 147), es decir, fuera del consumo de embargo, de sus desarrollos teóricos puede
preparados hormonales. En otras palabras: las deducirse un modelo teórico alternativo de la
biomujeres –esto es, las mujeres supuestamente construcción del género que está capacitado
“naturales”– son, en realidad, “artefactos indus- para dar cuenta de aspectos de la cotidianidad
triales modernos, tecnoorganismos de laborato- contemporánea descuidados por la concepción
rio” (p. 147). Incluso luego de la menopausia, performativa butleriana.
las mujeres siguen subordinándose a procedi-
mientos microprostéticos hormonales que tie- Como se mostró en el apartado anterior,
nen como objetivo mantener la feminidad a pe- para Butler la identidad de género es construida
sar de la desaparición del ciclo menstrual. en el plano cotidiano mediante la repetición
sostenida de actos corporales estilizados que
[…] la tecno-mujer del siglo XXI se convierte
intentan acercarse o imitar un ideal morfológico
en una potencial consumidora de hormonas
de género. Desde la posición butleriana, en
sintéticas durante casi cincuenta años: a los
cincuenta del tratamiento anticonceptivo vie- efecto, una “mujer” se constituye como tal
nen a sumarse hoy diez o quince años de tra- mediante la performance continua de gestos,
tamiento post-menopáusico (p. 137). comportamientos y movimientos que siguen
las directivas del rol de género femenino,
Apoyada en señalamientos de Donna tal como es definido por el guión de la
Haraway, Preciado indica que en el farmacopor- heteronormatividad. Sin dejar de reconocer los
nocapitalismo, debe hablarse de tecnocuerpo y méritos de esta concepción, Preciado (2009)
no meramente de cuerpo. Efectivamente, hoy en considera que la misma “tropieza cuando se
día es imposible concebir un cuerpo “natural” o trata de explicar la modificación de la estructura
biológico puro que no esté sometido, de alguna de la vida que opera en nuestra sociedades

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258 Alexis Emanuel Gros

posmoneyistas”, ya que “ignora las tecnologías taciones de ambas pensadoras, el análisis de los
de incorporación específicas que funcionan en sujetos “desviados” o “anormales” –la travesti,
las diferentes inscripciones performativas de la la transexual, el hermafrodita, etc.– desempeña
identidad” (p. 31). un papel cardinal en tanto permite sacar a la luz
el modo obvio –y, por tanto, invisible– en que
Tal como se consignó unas líneas más se construye el género “normal”. Para Butler,
arriba, de acuerdo con Preciado, en la era far- al performar la feminidad de modo hiperbólico,
macopornográfica y posmoneyista, el cuerpo la drag queen pone de manifiesto con claridad
se torna tecnocuerpo, y el género, tecnogénero. el carácter imitativo y performativo que siem-
Desde esta posición, una “mujer” solo puede pre posee la identidad de género. Por su parte,
constituirse como tal si se somete a una serie en el esquema teórico de Preciado, la biodrag
de técnicas microprostéticas. Según Preciado, o la transexual mujer cumple un papel similar a
entonces, la constitución cotidiana o mundana la drag queen butleriana4. En la medida en que
de la feminidad no consiste en la repetición de consume una multiplicidad de preparados hor-
actos corpóreos estilizados, sino más bien en el monales y se somete a operaciones quirúrgicas
consumo sostenido de preparados hormonales. para feminizar su cuerpo, la biodrag realiza de
En otras palabras: en la era farmacopornográ- manera consciente, esclarecida e hiperbólica
fica, un sujeto se constituye mundanamente aquello que las biomujeres hacen inconsciente y
como “mujer” no mediante una performance oscuramente en la cotidianidad farmacopornista.
cuasiteatral, sino a través de su sometimien- Para Preciado (2009) “a partir de la década de
to continuo a dispositivos biotecnológicos de 1950, la construcción de la feminidad es en todos
control como la píldora anticonceptiva. En este los casos un proceso de travestismo somático o
nuevo modelo teórico de la construcción de gé- de biodrag” (p. 34). Ahora bien, mientras que la
nero, la actuación cuasiteatral deja su lugar al transexual sabe que está sirviéndose de estas téc-
consumo regulado de fármacos. nicas, “la mujer biológica estadounidense típica
se [las] traga de forma inconsciente […] como
Como también se señaló, para Butler si se tratara de complementos ‘naturales’ de su
la mera repetición performativa conduce a feminidad” (p. 33).
una habituación de la corporalidad que da
surgimiento a la ilusión de la “naturalidad” de Conclusiones
género, ilusión en cuyas trampas cae tanto el
actor como la audiencia. Desde la perspectiva de Este trabajo se planteó como objetivo
Preciado (2009), sin embargo, la sedimentación contrastar las perspectivas teóricas de Butler y
corporal no es suficiente para constituir el Preciado acerca de la construcción del género.
efecto de “naturalidad”; antes bien, esta solo Con este fin, en el primer apartado se presenta-
puede lograrse mediante la modificación ron los lineamientos fundamentales de la crítica
orgánica, somática, de los cuerpos generada por de Butler a la metafísica de género, para luego
procedimientos hormonales o quirúrgicos. “El bosquejarse los rasgos de su concepción perfor-
concepto de performance de género, y más aún mativo-teatral. En el segundo se esbozó el aná-
el de identidad performativa, no permite tomar lisis de Preciado del farmacopornocapitalismo
en cuenta los procesos biotecnológicos que y el posmoneyismo, y se expusieron los rasgos
hacen que determinadas performances ‘pasen’ principales del modelo biodrag que se sigue de
por naturales y otras, en cambio, no” (p. 31). su diagnóstico macrosociológico.

A pesar de estas marcadas diferencias, Como pudo observarse, a pesar de la


existe una similitud estructural entre los modelos existencia de analogías argumentales, se cons-
teóricos de Preciado y Butler3. En las argumen- tatan diferencias en los modelos teóricos de las

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Judith Butler y Beatriz Preciado: una comparación de dos modelos teóricos 259
de la construcción de la identidad de género en la teoría queer

autoras. Mientras que Butler coloca el eje en la se desarrollan en diferentes disciplinas de las
performance cotidiana de actos corpóreos cua- ciencias humanas.
siteatrales, Preciado focaliza su atención en la
incorporación y el consumo de técnicas micro- Notas
prostéticas como síntoma del advenimiento de
un nuevo régimen sexual: el posmoneyismo. 1
Las citas de textos en inglés y alemán
son traducciones propias.
El excesivo énfasis de Butler en la
performatividad teatral la hace desatender 2
En general, suelen diferenciarse dos
el rol primordial que tiene hoy en día, en etapas en la obra de Butler (Preciado, 2009, p.
pleno auge del posmoneyismo, los procesos 28; Salih, 2007, p. 57). Una primera fase, en la
biodrag en la construcción de las identidades que la autora promulga el modelo performativo-
sexuales. En contraste, Preciado sí reconoce la teatral, y una segunda, en la cual “trata de
importancia de estos procesos, pero no realiza redefinir la performance teatral en términos
un análisis fenomenológico pormenorizado de performatividad lingüística (Austin releído
de las performances dramático-corpóreas; por Derrida)” (Preciado, 2009, p.28). En este
análisis que sí puede encontrarse en la obra de trabajo, se resaltará la primera Butler, que es la
la escritora estadounidense. que le interesa a Preciado.

La constatación de divergencias entre 3


Este isomorfismo argumental obedece
los dos modelos teóricos no implica que los posiblemente a la influencia que ejerce Butler
mismos sean mutuamente excluyentes. Por el en Preciado.
contrario, se cree que las posiciones de las dos
filósofas son complementarias. En este sentido, 4
A este respecto, en Preciado (2009) es
Preciado (2009) está en lo cierto cuando afirma paradigmático el caso Agnès.
que el modelo biodrag no debe pensarse “como
una ruptura con el marco de análisis butleriano, Referencias
sino como un aporte a lo que la propia Butler
llama, sin dejar demasiados detalles, una Bourdieu, P. (2007). El sentido práctico. Buenos
consideración escenográfica y topográfica de la Aires: Siglo XXI.
construcción del sexo” (p. 32).
Butler, J. (1988). Performative Acts and Gender
La construcción de la identidad de Constitution: An Essay in Phenomenology
género en las sociedades contemporáneas es un and Feminist Theory. Theatre Journal,
fenómeno multidimensional que no puede ser 40(4), 519-531.
aprehendido de un solo golpe. En este sentido,
para hacerle justicia a su complejidad, resulta Butler, J. (2002). Cuerpos que importan: sobre
en suma útil aplicar conjuntamente modelos los límites materiales y discursivos del
teoréticos divergentes como los de Butler y ‘sexo’. Buenos Aires: Paidós.
Preciado.
Butler, J. (2007). El género en disputa. El
Las reflexiones planteadas en este escrito feminismo y la subversión de la identidad.
no solo constituyen un aporte al análisis teórico- Buenos Aires: Paidós.
filosófico de la construcción de la identidad
sexual, sino que también pueden ser fructuosas De Lauretis, T. (1987). Technologies of Gender:
para brindarles rigurosidad conceptual a las Essays on Theory, Film, and Fiction.
investigaciones empíricas sobre la temática que Bloomington: Indiana University Press.

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260 Alexis Emanuel Gros

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Civilizar 16 (30): 245-260, enero-junio de 2016

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