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Resumen
El presente trabajo se propone contrastar dos modelos teóricos de la
construcción de la identidad de género dentro de la teoría queer: el modelo
performativo-teatral de Judith Butler y el biodrag de Beatriz Preciado. Para
cumplir con este objetivo, se procede en dos pasos. Primero, se analiza la
crítica de Butler a la metafísica de género y se presentan los lineamientos
centrales de su modelo performativo-teatral. Segundo, se estudia el rol que
los conceptos de farmacopornocapitalismo y posmoneyismo desempeñan en
la obra de Preciado, para luego pasarse a un análisis de su modelo biodrag.
Palabras clave
Teoría queer, fenomenología, identidad de género, construcción, performativi-
dad, feminismo, farmacopornocapitalismo, posmoneyismo. 1
Artículo de investigación financiado
por el Consejo Nacional de Investiga-
ciones Científicas y Técnicas (Coni-
Abstract cet) de Argentina.
This paper aims to contrast two theoretical models of the construction of gender 2
Doctor en Ciencias Sociales (Uni-
versidad de Buenos Aires). Licen-
identity within queer theory: the performative-stage model of Judith Butler ciado en Sociología (Universidad de
and Beatriz Preciado´s biodrag. To meet our goal, we proceed in two steps. Buenos Aires). Becario Post-doctoral
First, Butler´s criticism of gender metaphysics is analyzed and the central del Conicet (Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Téc-
guidelines of her performative-stage model are presented. Second, the role that nicas, Argentina). Realizó estadías
the concepts of pharmaco-porno-capitalism and post-Money-ism play in the de investigación sobre teoría social
contemporánea y fenomenología en
work of Preciado is studied, coming then to an analysis of her biodrag model. la Universität Konstanz, Alemania,
financiadas por el Deutscher Akade-
Keywords mischer Austauschdienst.
Correo electrónico:
Queer theory, phenomenology, gender identity, construction, performativity, alexisgros@hotmail.com/
feminism, pharmaco-porno-capitalism, pos-Money-ism. alexis.gros@uni-konstanz.de
Para citar este artículo use: Gros,
A. (2016). Judith Butler y Beatriz
Preciado: una comparación de dos
modelos teóricos de la construcción
de la identidad de género en la teoría
queer. Revista Civilizar Ciencias So-
ciales y Humanas, 16(30), 245-260.
246 Alexis Emanuel Gros
sentido, el constructivismo se muestra como el para el problema que aquí se plantea, a saber:
antídoto par excellence para el esencialismo y Gender trouble y Performative acts and gender
sus consecuencias violentas. En efecto, dejando constitution: an essay in phenomenology and
de lado los innegables matices, puede afirmarse feminist theory, de Butler; y Testo yonqui y La
que prácticamente todos los teóricos queer invención del género, o el tecnocordero que
coinciden en que el género es un constructo devora a los lobos, de Preciado. La elección
sociohistórico (c.f. Butler, 1990/2007; De de estos dos escritos butlerianos tempranos –de
Lauretis, 1987; Sedwick, 1990; Preciado, 2008, 1988 y 1990, respectivamente– obedece a que
entre otras). Preciado (2009, pp. 26-28) dirige sus objeciones
fundamentales a la primera Butler –esto es, a la
Ahora bien, y aquí radica el punto de Butler del modelo performativo-teatral–, y no a
partida de este artículo, en la actualidad no la de Bodies that matter2.
existe acuerdo absoluto sobre el modo en
que tiene lugar esta construcción. Durante En lo que refiere a Preciado, se analizará
toda la década del noventa, el modelo teatral- Testo yonqui –de 2008– debido a su proximidad
performativo desarrollado por Judith Butler ha temporal y conceptual con La invención del
sido la perspectiva dominante a este respecto género, o el tecnocordero que devora a los
(Preciado, 2010). Sin embargo, en los últimos lobos –de 2009–. Este último artículo, en el que
años, han aparecido posiciones alternativas la autora española esboza de manera preliminar
como el modelo biodrag de Beatriz Preciado una comparación entre su modelo teórico y el
(2008, 2009), que desafían la hegemonía de butleriano, actuó como puntapié inicial de las
esta concepción. reflexiones que animan este escrito.
coherencia y continuidad entre sexo, género, cotidianos –ni por la mayoría de los académi-
práctica sexual y deseo” (Butler, 1990/2007, p. cos– como el violento dispositivo normativo
73). Así, por ejemplo, para ser considerado como que en realidad es, sino más bien como una des-
“hombre” dentro de los patrones de esta matriz cripción inocente de la naturaleza eterna de las
cultural, un individuo debe contar con órganos cosas (Femenías, 2002). La heteronormatividad
genitales definidos como masculinos, seguir esconde su carácter prescriptivo y contingente
prácticas de género adscriptas normalmente a la en el halo aparentemente aséptico y eterno de
masculinidad y orientar su deseo a sujetos del nociones como las de naturaleza y esencia. Po-
sexo femenino. dría afirmarse que el propósito teórico primor-
dial de la obra de Butler es la desnaturalización
En caso de no existir una concordancia y desestabilización del esclerotizado régimen
perfecta entre estos tres aspectos de la sexualidad, heterosexualista. Esta empresa filosófica no
el sujeto en cuestión es estigmatizado como debe entenderse como un mero devaneo in-
anormal y sometido a rigurosas consecuencias telectual. Antes bien, según las palabras de la
punitivas. Efectivamente, para Butler, la matriz propia Butler, obedece, en última instancia, a
cultural heterosexualista “exige que algunos un preciso objetivo de carácter ético-político:
tipos de ‘identidades’ no puedan ‘existir’: “contrarrestar la violencia de las normas de gé-
aquellas en las que el género no es consecuencia nero” (Butler, 1990/2007, p. 29).
del sexo y otras en las que las prácticas del
deseo no son ‘consecuencia’ ni del sexo ni El empeño obstinado de este texto [Gender
del género” (Butler, 1990/2007, p. 73). Estas trouble] por “desnaturalizar” el género tiene su
identidades falsas o ininteligibles son víctima origen [en] el deseo intenso de contrarrestar la
de una severa violencia excluyente que las violencia normativa que conllevan las morfo-
condena a una suerte de “suspensión de la vida, logías ideales del sexo, así como eliminar las
o [a] una sentencia de muerte sostenida” (p. 24). suposiciones dominantes acerca de la hetero-
sexualidad natural o presunta que se basan en
los discursos ordinarios y académicos acerca
Desde la perspectiva de Butler (1990/2007), de la heterosexualidad […] obedece a un deseo
el régimen heterosexista ha sido naturalizado en de vivir, de hacer la vida posible, y de replan-
el sentido común de Occidente, es decir, se ha tear lo posible en cuanto tal (p. 24).
convertido en un estado de cosas obvio que pa-
rece estar inscrito en la estructura ontológica de Para llevar a cabo esta iniciativa, la pen-
la realidad. Para la autora, la naturalización de sadora norteamericana se sirve de herramientas
la heteronormatividad tiene como consecuencia teóricas de raigambre nietzscheana que reto-
la invisibilización de su carácter eminentemente ma del posestructuralismo francés, a saber: la
violento y de su condición de constructo contin- deconstrucción y la genealogía. La condición
gente. En el momento de escribir Gender trou- de posibilidad de la aplicación de este instru-
ble, señala Butler (1990/2007), mental filosófico en un terreno foráneo como
el de los estudios de género es, para Butler, la
[…] identificar esta violencia [la violencia analogía estructural que existe entre el régimen
normativa de género] era difícil porque el gé- heterosexualista y la “metafísica de la sustan-
nero era algo que se daba por sentado y que
cia” occidental. Butler habla, en efecto, de una
al mismo tiempo se vigilaba terminantemente.
Se presuponía que era una expresión natural “metafísica de la sustancia de género” (Butler,
del sexo o una constante natural que ninguna 1990/2007, p. 79).
acción humana era capaz de modificar (p. 24).
Como es sabido, en sus diferentes va-
De acuerdo con Butler, la heterosexuali- riantes la metafísica occidental cree poder
dad obligatoria no es percibida por los sujetos aprehender racionalmente la “esencia del
mundo”, el “sentido y significado del todo”, son concebidos como atributos que expresan
y expresarlo en un sistema teórico unitario una sustancia de género existente a priori.
(Horkheimer, 1933/1968, p. 39). Esta confian- Desde esta perspectiva, un individuo nace
za se sustenta en la supuesta identidad del ser dotado de una identidad de género inmutable
con el pensamiento: el mundo está organiza- definida por el sexo biológico, identidad que se
do de manera racional, constituido del mismo pone de manifiesto a través de un conjunto de
material que la inteligencia humana y, en con- comportamientos acordes con ella.
secuencia, su estructura puede ser descubierta
por todo hombre que haga uso sistemático de La teoría popular implícita de los actos y
su capacidad de razonar. Desde el pensamien- los gestos como expresivos del género sugiere
to griego clásico, la metafísica occidental ha que el género mismo es algo previo a los varios
concebido la estructura del ser como organi- actos, posturas y gestos mediante los cuales es
zada en términos de sustancia y accidente. El dramatizado y conocido; de hecho, el género
mundo estaría compuesto de múltiples sustan- aparece para la imaginación popular como
cias: entes indivisibles, idénticos a sí mismos un núcleo sustancial que podría ser entendido
y portadores de existencia independiente que como un correlato psíquico o espiritual del sexo
actúan como sustrato fijo de atributos o acci- biológico (Butler, 1988, p. 528).
dentes (por ejemplo, el sistema monadológico
de Leibniz, 1714/2004). Ahora bien, para comprender cabalmente
la analogía encontrada por Butler entre metafísi-
La metafísica de la sustancia es una frase re- ca de la sustancia y régimen heterosexualista, es
lacionada con Nietzsche dentro de la crítica preciso tener en cuenta otro rasgo fundamental
actual del discurso filosófico. En un comenta- del pensamiento metafísico de Occidente. Des-
rio sobre Nietzsche, Michel Haar afirma que
de sus orígenes en la antigua Grecia, la metafí-
numerosas ontologías filosóficas se han que-
dado atrapadas en ciertas ilusiones de “Ser”
sica jamás tuvo fines meramente cognoscitivos.
y “Sustancia” animadas por la idea de que la Por el contrario, la obtención del saber absoluto
formulación gramatical de sustancia y atribu- sobre la constitución del ser estuvo siempre di-
to refleja la realidad ontológica previa de sus- reccionada a fundamentar de modo racional las
tancia y atributo (p. 77). normas éticas de la existencia humana. En efec-
to, el pensamiento metafísico cree poder dedu-
Teniendo esto en mente, resulta sencillo cir las reglas de la vida buena de su descripción
comprender el isomorfismo señalado por Butler teórica de las estructuras esenciales del mundo.
entre metafísica y heteronormatividad. Puede La “conciencia absoluta” del “orden absoluto”
hablarse de una metafísica de género operante plantea al hombre una “exigencia absoluta”, la
en el sentido común occidental, en la medida exigencia de llevar una vida auténtica o verda-
que este cree poder aprehender la estructura dera, esto es, de ajustar su régimen de vida [le-
ontológica de la realidad de género. La misma bensführung] a las leyes del ser (Horkheimer,
estaría estructurada desde el vamos y ad eternum 1933/1968). “Conservar el propio ser, o conver-
en dos tipos de “sustancias constantes”: los tirse en aquello que uno es, rige entonces como
sujetos “masculinos” y los sujetos “femeninos”, máxima ética” (p. 39).
siendo cada tipo de sustancia portadora de
una serie de accidentes que le corresponden Algo similar sucede para Butler con la
(Leibniz, 1714/2004, p. 83). Para Butler, en metafísica de género. El conocimiento absolu-
la ontología sexual ínsita en el sentido común to de la ontología de género del que se jacta el
occidental, los accidentes de género –esto es, common sense occidental tiene también conse-
los actos particulares en los cuales el género se cuencias normativas: la heterosexualidad obli-
manifiesta: gestos, vestimenta, posturas, etc.– gatoria aparece como una consecuencia obvia
legado de actos sedimentados antes que como implica, para Butler (1988), concebir el actor
una estructura predeterminada o forcluida, individual como un mero autómata que se
una esencia o hecho, ya sea natural, cultural o limita a reproducir maquinalmente un patrón
lingüística (Butler, 1988, p. 523). cultural. Si así fuera, la autora estaría cayendo
en el mismo error reduccionista que le imputa a
De acuerdo con Butler (1990/2007), tanto la perspectiva estructuralista.
la audiencia social como el actor mismo caen
en las trampas de este espejismo de sustancia y [El] género no es una decisión radical o un
terminan creyendo en el carácter natural y ne- proyecto que refleja una decisión meramente
cesario de la realidad de género. “La aparien- individual, pero tampoco es impuesto o inscri-
cia de sustancia es exactamente eso, una iden- to sobre el individuo, como algunos desplaza-
tidad construida, una realización performativa mientos posestructuralistas del sujeto señala-
en la que el público social mundano, incluidos rían. El cuerpo no es pasivamente inscrito con
los mismos actores, llega a creer y actuar en el códigos culturales como si fuera un recipiente
sin vida […] (p. 256).
modo de la creencia” (p. 274).
El acto que uno hace, el acto que uno perfor- Butler (1988) apuntala estas ideas
ma, es un acto que ha estado en marcha antes recurriendo una vez más a la metáfora teatral:
de que uno haya llegado a escena. Por tanto, para ser tal, una obra de teatro no solo precisa
el género es un acto que ya ha sido ensayado, de un guion sino también de actores que le
así como el guion sobrevive al actor particular den vida y actualicen sus potencialidades. De
que hace uso de él (p. 526). hecho, un mismo texto puede ser performado
de las más diversas maneras por diferentes
Ahora bien, sostener que los papeles de intérpretes. De modo análogo, la realidad de
género están prefijados por un guion social no género solo puede emerger a partir de la acción
conjunta de estos dos momentos inseparables: esto es, “normas […] fantasmáticas, imposibles
la heteronormatividad –guion– y los actos de de personificar” (p. 274). En este sentido, But-
género –actuación–. ler puede afirmar que la performance de género
es una imitación o una parodia siempre fraca-
Los actores están siempre ya en el escenario, sada de originales de género imposibles de ser
dentro de los términos de la performance. Así encarnados, solo existentes en un plano ideal
como un guion puede ser representado de va- (p. 269).
rios modos, y así como la obra requiere tanto
del texto como de la interpretación, así tam-
Los actores sociales, en efecto, tratan de
bién el cuerpo con género actúa su parte en
un espacio cultural restringido corporalmen- acercarse a estos ideales mediante la repetición
te y representa interpretaciones dentro de los paródica sostenida de actos de género, sin
confines de directivas ya existentes (p. 526). conseguir jamás adecuarse completamente a
ellos. Esto es así incluso en aquellos casos en
Otro rasgo central que los actos de género los que las “esencias” masculina y femenina
comparten con los performativo-teatrales es su parecen haberse hecho carne en individuos
carácter eminentemente público y colectivo particulares –por ejemplo, en las figuras del
(Butler, 1990/2007, p. 273). La performance “héroe de guerra” y la “madre afectuosa”,
teatral jamás es un acontecimiento meramente respectivamente–.
individual. A menos de que se trate de una
pieza unipersonal, el protagonista está por lo A la luz de lo precedente puede compren-
general acompañado por otros actores en el derse con más facilidad el rol fundamental que
escenario y, a su vez, la obra es presenciada ejerce el análisis del travestismo en la argumen-
por una audiencia. De manera similar, lejos tación butleriana. Sustentada en el estudio de la
de ser acontecimientos privados, los actos antropóloga Esther Newton, Mother camp. Fe-
constitutivos de género se performan con male impersonators in America, Butler asegura
otros y en frente de otros. Desde la perspectiva que la imitación hiperbólica y amplificada que
butleriana, en tanto fenómenos colectivos y las drag queens realizan del ideal morfológico
públicos, los actos de género tienen un cariz femenino pone al descubierto el carácter imi-
ritual, casi litúrgico. En ellos, la coordinación tativo de toda performance de género. Tanto la
temporal intersubjetiva tiene una importancia “travesti” como la “mujer biológica” intentan
crucial. “Aunque haya cuerpos individuales que acercarse al ideal de la feminidad mediante la
desempeñan estas significaciones al estilizarse performance sostenida de actos de género. “¿Es
en modos de género, esta ‘acción’ es pública. el travestismo la imitación del género o bien
Estas acciones tienen dimensiones temporales resalta los gestos significativos a través de los
y colectivas, y su carácter público tiene cuales se determina el género en sí?” (Butler,
consecuencias” (p. 273). 1990/2007, p. 37). “Al imitar al género, la tra-
vestida manifiesta de forma explícita la estruc-
Desde el punto de vista butleriano, un tura imitativa del género en sí, así como su con-
actor social cumple con el guion del drama de tingencia” (p. 269).
género cuando intenta personificar con relativo
éxito el papel de género que le fue asignado en Ahora bien, a pesar de los isomorfismos,
su nacimiento. Se trata de un intento de perso- los actos de género difieren de los teatrales
nificación, y no de una personificación lograda, en un punto central. Dándole un giro a su ar-
porque los ideales morfológicos de género –la gumentación que recuerda a Émile Durkheim
masculinidad y la feminidad– son, en última (1985/2001) de Las reglas del método socioló-
instancia, “sitios ontológicos fundamentalmen- gico, Butler (1988) anota que “las performan-
te inhabitables” (Butler, 1990/2007, p. 284), ces de género en contextos no-teatrales están
gobernadas por convenciones sociales punitivas comprender el modo en que Preciado concibe la
y regulativas más claras” (p. 527). Es decir, los construcción de la identidad sexual en el plano
actos de género son vigilados y regulados por de la cotidianidad contemporánea, es preciso
un severo aparato coercitivo que castiga a quie- antes bosquejar los rasgos fundamentales de su
nes performan su género de manera incorrecta. penetrante análisis de las sociedades capitalistas
Aquellos que no cumplen con el papel que les ha de hoy en día.
sido asignado por la heteronormatividad sufren
una sanción social que puede ir desde el despre- De acuerdo con Preciado (2008) en la
cio y el ostracismo hasta la abierta violencia fí- actualidad nos encontramos en una flamante
sica. Basta pensar en las rigurosas consecuencias etapa del capitalismo: la era farmacopornográ-
punitivas que deben enfrentar en Occidente los fica. Esta nueva fase capitalista, que comienza
terceros excluidos en materia sexual por no se- a desarrollarse incipientemente durante la pos-
guir a rajatabla los férreos mandatos de la matriz guerra y se consolida de forma definitiva en los
heterosexualista. Para Butler (1988; 1990/2007) años setenta debido a la crisis del petróleo, se
la performance de género es, en última instancia, caracteriza por colocar la gestión biotecnológi-
una estrategia de supervivencia cultural. Perfor- ca de la sexualidad en el centro de la actividad
mar el género correctamente, es un ardid que les económica. Para la filósofa española, el negocio
garantiza a los individuos el reconocimiento de del nuevo milenio es “la gestión política y téc-
los prójimos y les permite eludir severos castigos nica del cuerpo, del sexo y la sexualidad” (p.
psíquicos y físicos. 26), gestión que se realiza por medio de meca-
nismos “biomolecular[es] (fármaco) y semióti-
Por consiguiente, como una táctica de super- co-técnico[s] (porno) […] de los que la píldora
vivencia dentro de sistemas obligatorios, el y Playboy son [ejemplos] paradigmáticos” (p.
género es una actuación con consecuencias
30). En este sentido, a diferencia del capita-
decididamente punitivas. Los géneros dife-
renciados son una parte de lo que “humaniza”
lismo fordista, el farmacopornocapitalismo no
a los individuos dentro de la cultura actual; produce objetos concretos sino “ideas móviles,
en realidad, sancionamos constantemente a órganos vivos, símbolos, deseos, reacciones
quienes no representan bien su género (Butler, químicas, estados del alma” (p. 45).
1990/2007, p. 272).
Para dar cuenta del funcionamiento pecu-
Beatriz Preciado: la era farmaco liar de esta nueva fase del capitalismo, Precia-
pornográfica, el posmoneyismo y el do acuña el concepto de “fuerza orgásmica” o
modelo biodrag potentia gaudendi. “Se trata de la potencia (ac-
tual o virtual) de excitación (total) de un cuer-
La era farmacopornográfica. po” (p. 38). Esta novedosa noción desempeña
en el análisis de Preciado un rol análogo al que
En los escritos de la autora española poseía el concepto de “fuerza de trabajo” en la
Beatriz Preciado, puede rastrearse un modelo teorización marxiana del capitalismo clásico.
teórico alternativo de la construcción de la En el capitalismo decimonónico teorizado por
identidad de género que invita a pensar en los Marx, la ganancia provenía de la extracción de
límites de la concepción performativo-teatral plusvalía de la fuerza de trabajo fabril; en el far-
butleriana. Este novedoso modelo teórico, que macopornocapitalismo de Preciado, en cambio,
puede denominarse modelo biodrag, se sustenta el beneficio económico surge de la explotación
en un ambicioso diagnóstico macrosociológico de la fuerza orgásmica a través de dispositivos
acerca de la especificidad del capitalismo actual, biotecnológicos de control de la subjetividad
diagnóstico que difícilmente pueda encontrarse sexual. “El sexo, los órganos sexuales, el pen-
en los escritos de Butler. En efecto, si se quiere samiento, la atracción, se desplazan al centro de
volumen de los pechos, etc. (Preciado, 2008, p. forma, al control biotecnológico del farmacopor-
141). Además, y esto es de suma importancia nismo. El cuerpo posmoneyista es una “entidad
en la argumentación de Preciado, la píldora tecnoviva multiconectada que incorpora tecno-
feminiza la complexión psíquica de las mujeres: logía. Ni organismo, ni máquina: tecnocuerpo”
estas adquieren un humor lánguido y depresivo, (Preciado, 2008, p. 39). Siguiendo esta línea de
experimentan una disminución de la libido y se pensamiento, la autora realiza una afirmación
vuelven pasivas y sumisas. La pill produce “el análoga en referencia a la noción de género.
alma del sujeto heterosexual mujer moderno”, En la actualidad, la noción de género debería
el “alma químicamente regulada de la putita dejar su lugar a la de tecnogénero. “Sería […]
heterosexual sujeta a los deseos sexuales del más correcto en términos ontopolíticos, hablar
bio-macho de Occidente” (p. 137). “La cuestión de tecnogénero, si queremos dar cuenta del con-
es administrarme la dosis farmacopornográfica junto de técnicas fotográficas, biotecnológicas,
necesaria de estrógenos y progesterona para quirúrgicas, farmacológicas, cinematográficas o
transformarme en una hembra sumisa, de cibernéticas que constituyen performativamente
grandes senos, humor depresivo pero estable, la materialidad de los cuerpos” (p. 86).
sexualidad pasiva o frigidez” (p. 141).
Se llega así al punto en que la posición de
Modelo biodrag vs. Modelo perfor- Preciado pone en crisis el modelo performativo-
mativo-teatral. teatral butleriano de la construcción cotidiana
de la identidad de género. Es cierto que la
Siguiendo estos lineamientos, Preciado pensadora española en ningún momento
(2008) sostiene que por “definición, el cuerpo tiene la intención de llevar a cabo un análisis
femenino nunca es completamente normal fue- fenomenológico de la constitución cotidiana
ra de las técnicas que hacen de él un cuerpo so- del género como el realizado por Butler. Sin
cial” (p. 147), es decir, fuera del consumo de embargo, de sus desarrollos teóricos puede
preparados hormonales. En otras palabras: las deducirse un modelo teórico alternativo de la
biomujeres –esto es, las mujeres supuestamente construcción del género que está capacitado
“naturales”– son, en realidad, “artefactos indus- para dar cuenta de aspectos de la cotidianidad
triales modernos, tecnoorganismos de laborato- contemporánea descuidados por la concepción
rio” (p. 147). Incluso luego de la menopausia, performativa butleriana.
las mujeres siguen subordinándose a procedi-
mientos microprostéticos hormonales que tie- Como se mostró en el apartado anterior,
nen como objetivo mantener la feminidad a pe- para Butler la identidad de género es construida
sar de la desaparición del ciclo menstrual. en el plano cotidiano mediante la repetición
sostenida de actos corporales estilizados que
[…] la tecno-mujer del siglo XXI se convierte
intentan acercarse o imitar un ideal morfológico
en una potencial consumidora de hormonas
de género. Desde la posición butleriana, en
sintéticas durante casi cincuenta años: a los
cincuenta del tratamiento anticonceptivo vie- efecto, una “mujer” se constituye como tal
nen a sumarse hoy diez o quince años de tra- mediante la performance continua de gestos,
tamiento post-menopáusico (p. 137). comportamientos y movimientos que siguen
las directivas del rol de género femenino,
Apoyada en señalamientos de Donna tal como es definido por el guión de la
Haraway, Preciado indica que en el farmacopor- heteronormatividad. Sin dejar de reconocer los
nocapitalismo, debe hablarse de tecnocuerpo y méritos de esta concepción, Preciado (2009)
no meramente de cuerpo. Efectivamente, hoy en considera que la misma “tropieza cuando se
día es imposible concebir un cuerpo “natural” o trata de explicar la modificación de la estructura
biológico puro que no esté sometido, de alguna de la vida que opera en nuestra sociedades
posmoneyistas”, ya que “ignora las tecnologías taciones de ambas pensadoras, el análisis de los
de incorporación específicas que funcionan en sujetos “desviados” o “anormales” –la travesti,
las diferentes inscripciones performativas de la la transexual, el hermafrodita, etc.– desempeña
identidad” (p. 31). un papel cardinal en tanto permite sacar a la luz
el modo obvio –y, por tanto, invisible– en que
Tal como se consignó unas líneas más se construye el género “normal”. Para Butler,
arriba, de acuerdo con Preciado, en la era far- al performar la feminidad de modo hiperbólico,
macopornográfica y posmoneyista, el cuerpo la drag queen pone de manifiesto con claridad
se torna tecnocuerpo, y el género, tecnogénero. el carácter imitativo y performativo que siem-
Desde esta posición, una “mujer” solo puede pre posee la identidad de género. Por su parte,
constituirse como tal si se somete a una serie en el esquema teórico de Preciado, la biodrag
de técnicas microprostéticas. Según Preciado, o la transexual mujer cumple un papel similar a
entonces, la constitución cotidiana o mundana la drag queen butleriana4. En la medida en que
de la feminidad no consiste en la repetición de consume una multiplicidad de preparados hor-
actos corpóreos estilizados, sino más bien en el monales y se somete a operaciones quirúrgicas
consumo sostenido de preparados hormonales. para feminizar su cuerpo, la biodrag realiza de
En otras palabras: en la era farmacopornográ- manera consciente, esclarecida e hiperbólica
fica, un sujeto se constituye mundanamente aquello que las biomujeres hacen inconsciente y
como “mujer” no mediante una performance oscuramente en la cotidianidad farmacopornista.
cuasiteatral, sino a través de su sometimien- Para Preciado (2009) “a partir de la década de
to continuo a dispositivos biotecnológicos de 1950, la construcción de la feminidad es en todos
control como la píldora anticonceptiva. En este los casos un proceso de travestismo somático o
nuevo modelo teórico de la construcción de gé- de biodrag” (p. 34). Ahora bien, mientras que la
nero, la actuación cuasiteatral deja su lugar al transexual sabe que está sirviéndose de estas téc-
consumo regulado de fármacos. nicas, “la mujer biológica estadounidense típica
se [las] traga de forma inconsciente […] como
Como también se señaló, para Butler si se tratara de complementos ‘naturales’ de su
la mera repetición performativa conduce a feminidad” (p. 33).
una habituación de la corporalidad que da
surgimiento a la ilusión de la “naturalidad” de Conclusiones
género, ilusión en cuyas trampas cae tanto el
actor como la audiencia. Desde la perspectiva de Este trabajo se planteó como objetivo
Preciado (2009), sin embargo, la sedimentación contrastar las perspectivas teóricas de Butler y
corporal no es suficiente para constituir el Preciado acerca de la construcción del género.
efecto de “naturalidad”; antes bien, esta solo Con este fin, en el primer apartado se presenta-
puede lograrse mediante la modificación ron los lineamientos fundamentales de la crítica
orgánica, somática, de los cuerpos generada por de Butler a la metafísica de género, para luego
procedimientos hormonales o quirúrgicos. “El bosquejarse los rasgos de su concepción perfor-
concepto de performance de género, y más aún mativo-teatral. En el segundo se esbozó el aná-
el de identidad performativa, no permite tomar lisis de Preciado del farmacopornocapitalismo
en cuenta los procesos biotecnológicos que y el posmoneyismo, y se expusieron los rasgos
hacen que determinadas performances ‘pasen’ principales del modelo biodrag que se sigue de
por naturales y otras, en cambio, no” (p. 31). su diagnóstico macrosociológico.
autoras. Mientras que Butler coloca el eje en la se desarrollan en diferentes disciplinas de las
performance cotidiana de actos corpóreos cua- ciencias humanas.
siteatrales, Preciado focaliza su atención en la
incorporación y el consumo de técnicas micro- Notas
prostéticas como síntoma del advenimiento de
un nuevo régimen sexual: el posmoneyismo. 1
Las citas de textos en inglés y alemán
son traducciones propias.
El excesivo énfasis de Butler en la
performatividad teatral la hace desatender 2
En general, suelen diferenciarse dos
el rol primordial que tiene hoy en día, en etapas en la obra de Butler (Preciado, 2009, p.
pleno auge del posmoneyismo, los procesos 28; Salih, 2007, p. 57). Una primera fase, en la
biodrag en la construcción de las identidades que la autora promulga el modelo performativo-
sexuales. En contraste, Preciado sí reconoce la teatral, y una segunda, en la cual “trata de
importancia de estos procesos, pero no realiza redefinir la performance teatral en términos
un análisis fenomenológico pormenorizado de performatividad lingüística (Austin releído
de las performances dramático-corpóreas; por Derrida)” (Preciado, 2009, p.28). En este
análisis que sí puede encontrarse en la obra de trabajo, se resaltará la primera Butler, que es la
la escritora estadounidense. que le interesa a Preciado.
Durkheim, É. (2001). Las reglas del método Marx, K. (1968). El 18 Brumario de Luis
sociológico. Madrid: Akal. Bonaparte. Madrid: Akal.