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Ciencia y feminismo

Article  in  Politica y Sociedad · January 1997


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Elena Casado
Complutense University of Madrid
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hablamos de género, dice Harding, debemos tener


Ciencia y feminismo en cuenta tres niveles diferentes en los que éste se
manifiesta: el simbolismo (o totemismo) de género,
la estructura de género y el género individual. Con
el primer término hace referencia a las metáforas
dualistas de género para dicotomías percibidas
(naturaleza-cultura, sujeto-objeto, etcétera); esa
~-ase ,—
«dicotomización constituye una ideología en el
sentidofuerte del término: en contraste con las cre-
Sandra Harding, encias falsas, sesgadas a favor de unos valores,
que carecen de poder social, estas creencias
Madrid, Ediciones Morata, 1996 estructuran las políticas y prácticas de las institu-
ciones de la ciencia» (~. 1 19). La estructura de
género refleja las relaciones sociales entre hombres
y mujeres, en este caso, en el seno de la actividad
científica. Por último, el género individual, social-
mente construido, es una forma de identidad cuya
correlación con la realidad es, con frecuencia,
En los últimos años, una de las fuentes de cues- imperfecta.
tionamiento de la ciencia ha sido el trabajo de El análisis de estos tres procesos y la considera-
numerosas feministas. La cuestión del género deja- ción de la ciencia como actividad social son las pre-
ba de ser así un campo de interés limitado a las misas necesarias para superar los discursos pluralis-
mujeres, y los efectos de sus conclusiones empeza- tas sobre el género, y los dogmas del empirismo,
ron a socavar los cimientos de los marcos que las desde el reduccionismo y la oposición entre verda-
sustentaban, ya fueran las teorías marxistas o las des analíticas y sintéticas (Quine), a la sacralización
doctrinas positivistas. Desde este contexto es desde de la ciencia o la posición paradigmática de la físi-
donde podemos valorar el libro de Harding, sus ca y las matemáticas. Como respuesta a la idea cien-
propuestas de futuro, su visión de la ciencia, la ubi- tífica, filosófica y popular de la ciencia natural y a
cación de su compromiso. Harding, radical unas su hostilidad a las críticas feministas, Harding argu-
veces, un tanto tibia en otras ocasiones, nos anima ye que «elfeminismo afirma también que el género
a seguirla en un «tira y afloja», en un camino jalo- es una categoría fundamental en cuyo ámbito se
nado por los limites a los que ella misma somete el asignan significado y valor a todas las cosas, una
hilo argumental que maneja. forma de organizar las relaciones sociales huma-
Tras la publicación de Kuhn sobre las revolucio- nas. Si considerásemos la ciencia como una activi-
nes científicas, donde aún se podía encontrar una dad plenamente social, empezaríamos a compren-
visión intemalista de la ciencia y de la comunidad der las múltiplesformas en las que, también ella, se
científica, otras personas fueron más allá y. defen- estructura, de acuerdo con las expresiones de géne-
diendo que la ciencia era una actividad social y, por ro. Todo lo que media entre nosotros y ese proyecto
tanto, mediada, empezaron a aplicar al estudio de la son las teorías del género inadecuadas, los dogmas
ciencia las mismas categorías, metodologías y con- del empirismo y una importante proporción de
ceptualizaciones que la ciencia proponía para otras lucha política» (p. 57).
actividades sociales. Este es precisamente uno de Tres han sido las respuestas fundamentales a lo
los puntos de partida de Harding: «La ciencia no es largo de la historia reciente a la relación problemá-
sólo un conjunto determinado de enunciados ni un tica entre ciencia y género: el empirismofeminista;
método único, sino un conjunto global de prácticas las epistemologías del punto de vista y las tenden-
significativas» (p. 81). cias feministas postmodernas. Si en libros anterio-
En Ciencia y feminismo. Harding analiza, a lo res el interés de Harding se centraba en la conside-
largo de los diez capítulos del libro, las diferentes ración crítica del empirismo feminista, ahora va un
posiciones feministas criticas de la ciencia, los pro- poco más allá y reconsidera también la que ha sido
gramas epistemológicos postulados y, como conse- su propia posición epistemológica y metodológica:
cuencia de todo ello, los cambios en la considera- el feminismo del punto de vista.
ción de la ciencia. Manteniendo parte de su Repasa los presupuestos del empirismo feminis-
herencia marxista, plantea una tríada para entender ta y de su confianza en la «ciencia». Desde esta
y desentrañar los efectos de la vida social «genera- posición se considera que el sexismo y androcen-
lizada», con la que pretende ir más allá de, por trismo de la ciencia son corregibles «mediante la
ejemplo, los estudios sobre la equidad. Cuando estricta adhesión a las normas metodológicas
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vigentes de la investigación científica». Sin embar- radas estas formas del orden de género por las
go, algo aparentemente tan sencillo e inocente con- divisiones concretas del trabajo en función del
lleva un paradójico cuestionamiento del empiris- género, la clase social y la raza» (p. 72). En ese
mo. Así, las feministas empiristas subvierten el marco, repasa los diferentes enfoques críticos e
empirismo fundamentalmente en tres aspectos: en interpretaciones del androcentrismo en biología y
primer lugar, la identidad del sujeto deja de ser irre- en las ciencias sociales (Milíman y Kanter,
levante en la búsqueda del conocimiento científico; Longino y Doelí, Haraway) y las imágenes históri-
en segundo lugar, la omnipotencia de las normas cas y contemporáneas de la ciencia moderna a par-
metodológicas y sociológicas pierde vigor, y, en tir de la consideración de las diferentes teorías
tercer lugar, se recupera la relación entre ciencia y sobre la construcción social de la sexualidad
política al defender que una política emancipadora humana (Rubin, Cucchiari, Chodorw, Dinnerstein
puede aumentar la objetividad de la ciencia. La y Flax). Su conclusión, similar a la de Pee, es que
duda que se puede plantear a la argumentación de incluso la posición «menos amenazadora» para la
Harding es si todas y cada una de ellas son conse- ciencia, la discriminación positiva, «requiere la
cuencias directas de la práctica empirista feminista reducción radical del estereotipo de género, de la
o interpretaciones mediadas por la construcción de división del trabajo según el género y de lafragi-
una historia coherente de las relaciones entre femi- lidad defensiva de la identidad masculina —y,
nismo y ciencia. quizá, la completa eliminación del género y, en
Las epistemologías feministas del punto de vista, consecuencia, de la estratificación de género en
por su parte, pretenden recoger precisamente esas las sociedades que producen ciencia» (p. 95).
paradojas y fundamentar en ellas su posícion. Así, a pesar de su innegable herencia del mar-
Herederas de Hegel, Marx, Engels y Lukács, defien- xismo y su utilización de los significantes del psi-
den la superioridad del conocimiento de los subyu- coanálisis, después de comentar las epistemologías
gados sobre el conocimiento del «amo», siempre feministas del punto de vista representadas por «la
parcial y perverso. Pero, y aquí está la novedad de unidad de la mano, el cerebro y el corazón» carac-
Ciencia y feminismo con respecto a las compilacio- terística del trabajo artesano de Rose, la actividad
nes anteriores de Harding, también las epistemologí- sometida de las mujeres de Hartsock y el «retorno
as del punto de vista se encuentran con paradojas de lo reprimido de Flax, concluye el capítulo VI
imposibles. Representante de esas epistemologías, con la afirmación de que «El feminismo liberal, el
en esta ocasión Harding, tras leer, como ella misma feminismo marxista y, quizá incluso, las ramas más
comenta, a Haraway y a otras autoras escépticas ante doctrinarias de los feminismos radical y socialista
enunciados universales, se mueve en una inestable e de mitad de los años setenta carecen de unos
interesante cuerda floja. Las cuestiones postmoder- esquemas conceptuales lo bastante ricos y flexibles
nas sobre los sujetos fragmentarios, la unidad de la pa-a captar la adaptabilidad histórica y cultural
ciencia, la deconstrucción de las «esencias», se de la dominación masculina, ni sus capacidades
dejan sentir en esta nueva publicación, al menos camaleónicas para prosperar dentro de otras
como tales problemas, y le hacen revisar algunos de jerarquías culturales, como el clasismo y el racis-
los presupuestos fundamentales de su posición ante- mo» (p. 139). La pregunta que queda en el aire es
rior, aunque sin alcanzar la radicalidad en el ejerci- si debemos buscar un nuevo marco conceptual
cio reflexivo característica del cyborg y de otras capaz de hacerlo o si debemos renunciar a él. Sus
visualizaciones postmodernas similares. respuestas se mueven en ambas direcciones, avan-
Pero, además, las conflictivas relaciones entre zando lentamente, como si con su marcha hacia
ciencia y género se manifiestan también en la delante y hacia atrás no quisiera dejarse a ningún
estructura social de la ciencia y en su historia. El lector incrédulo por el camino.
análisis de los cambios en la división del trabajo y Como colofón avanza tres ideas analíticas posi-
de la integración de las relaciones sociales de la bles para construir ese marco de referencia y, de
ciencia con las relaciones sociales en general nuevo, es una tríada de lo simbólico, lo estructural
introduce «una dosis de realismo en elfantástico y y lo individual. En el primer nivel sitúa las catego-
peligroso cuadro del genio aislado que suelen pre- rías de oposición, que recoge de Haraway, pero a
sentar las corrientes dominantes en la historia y la las que dota de un contenido psicoanalítico en tanto
filosofía de la ciencia. Y trata de alertamos para que «retorno de lo reprimido», revelación de lo
que no entendamos el género como simple carac- oculto, en una aproximación, un tanto superficial,
terística de los individuos y de sus conductas ni más cercana a Flax que a los fundamentos políticos
como una forma de organizar los significados de Haraway. En el segundo nivel, el estructural,
sociales —como totemismo de género—, y tengamos coloca la división del trabajo, en tanto que oposi-
también en cuenta cómo configuran y son configu- ción entre compiladores y ejecutores. La herencia
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marxista aquí es evidente al defender la idea de que ría y la actividad científicas y epistemológicas
la base material genera unas relaciones sociales que hace menos importantes, menos fundamentales la
sustentan unos determinados estilos cognitivos. Por ciencia y la epistemología de lo que eran en la
último, otra idea para la reconstrucción de un visión del mundo de la Ilustración. De nuevo aquí,
marco analítico apropiado se sitúa en el nivel de lo el feminismo hace su propia aportación importan-
individual; se trata de los procesos evolutivos, de la te al postmodernismo; en este caso, a nuestra com-
aculturación infantil que produce la adhesión a prensión de que la filosofía centrada en la episte-
unas formas de identidad u otras. Estas tres suge- mología y, podemos añadir la racionalización
rencias se defienden en el contexto de las ideas centrada en la ciencia no constituyen sino un epi-
básicas de las epistemologías del punto de vista y sodio de tres siglos en la historia del pensamiento
de la afirmación de la relación existente, aunque occidental» (p. 217).
oscurecida por la sacralización, y necesaria entre Al contrario que en la novela negra, donde cono-
ciencta y política: «En las disertaciones morales y cer el desenlace puede desanimar la lectura com-
políticas encontraremos los paradigmas del dis- pleta, en este caso el final es lo más abierto y suge-
curso racional y no en los razonamientos cient(fi- rente del libro y el proceso por el que Harding
cos que afirman haber prescindido de la moral y la alcanza esta conclusión, paradójica incluso con
política» (p. 216). algunas de las ideas expuestas en los capítulos pre-
No se le escapa, sin embargo, la conclusión radi- vios, es uno de los mayores alicientes para ojear las
cal a la que le conduce este postulado y que, en un páginas de este libro. Sin duda, una excelente com-
nuevo vaivén, le acerca a las ideas postmodernas a pilación de las epistemologías feministas y de las
las que no se adhiere explícitamente. Y así, en las críticas al velo mixtificador de la ciencia; una cien-
últimas páginas leemos algo que se ha estado tra- cia que, definitivamente, está perdiendo las mayús-
mando a lo largo de todo el libro y que nos des- culas a manos de pensadores postcoloniales, femi-
pierta el interés por los próximos desarrollos de la nisías y sociólogos de la ciencia.
crítica feminista a la ciencia: «Esta afirmación de
la prioridad de la moral y la política sobre la teo- Elena Casado Aparicio
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