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COMO SE FUE FORMANDO LA BIBLIA

Vayamos al principio. Antes de que existiera la Reina-Valera, hubo algunas versiones de la


Biblia en español: un Nuevo Testamento fue publicado en 1542 por Francisco de Enzinas
(1518-1552), un Antiguo Testamento en 1553 por dos judíos, y otro Nuevo Testamento en 1557
por Juan Pérez de Pineda (1500-1567).
Portada de la versión del Nuevo Testamento de Juan Pérez de Pineda
El reto no era lograr una buena traducción, sino la consolidación y la distribución del Texto
Sagrado completo. Este se había convertido en un proyecto casi imposible. Para el catolicismo
y sus reinos aliados era prioritario impedir que estas traducciones entraran en sus dominios, así
que la vigilancia en las aduanas marítimas y en los pasos terrestres era feroz. Al mismo tiempo,
la inquisición perseguía a los sospechosos.
Pero Julianillo Hernández (¿?-1560), un hábil ayudante de imprenta español exiliado que se
había convencido de las ideas de la Reforma, se ofreció para introducir material bíblico en
España. A partir de 1550, burlando los puestos de control, logró introducir hasta Sevilla una
gran cantidad de copias de las Escrituras y material protestante que era almacenado por un
hombre llamado Juan Ponce de León (¿?-1559).
No obstante, el trabajo de Ponce de León fue descubierto y él fue quemado en la hoguera por
la Inquisición en 1559. Julianillo continuó con su peligroso, pero exitoso trabajo, hasta que fue
traicionado y llevado a la hoguera el 22 de diciembre de 1560.
El gran periplo
Pero, a pesar de la muerte de Ponce de León y Julianillo, los Nuevos Testamentos y libros
protestantes contrabandeados llegaron hasta el monasterio de San Isidoro del Campo en
Sevilla.
Ante el asedio de la inquisición, algunos monjes de San Isidoro que se habían convertido en
protestantes decidieron huir. La fuga más famosa se produjo en 1557. Entre estos monjes
fugitivos estaban Casiodoro de Reina (1520-1594), Cipriano de Valera (1531-1602) y Antonio
del Corro (1527-1591). Los monjes habían acordado huir por diferentes caminos, pero se
encontrarían en Ginebra. A partir de allí, empezaría uno de los periplos más famosos de la
historia de la Reforma española: el periplo de Casiodoro de Reina por Europa.
En 1558, Casiodoro llega a Ginebra, pero ese mismo año se traslada a Frankfurt con la idea en
mente de traducir la Biblia al español. Durante los años que duró su periplo, trabajó
fuertemente en esa traducción.
En 1559 se trasladó a Londres, donde se reunió con Cipriano de Valera y se convirtió en pastor
de una iglesia de refugiados españoles. Luego buscó llegar a Francia para continuar con la
traducción, pero la inquisición se enteró de su plan y empezó a hacerle un seguimiento más
detallado.
En 1564 Casiodoro viaja a Amberes, a Frankfurt y finalmente a Francia, donde se encuentra
con Antonio del Corro. No obstante, la Paz de Amboise prohibía ejercer el ministerio a
protestantes extranjeros en suelo francés, por lo que Casiodoro encuentra protección en el
castillo de Montargis por Renata de Francia (1510-1575), donde se reunió con Juan Pérez de
Pineda. A comienzos de 1565, Casiodoro se estableció en Frankfurt. Estando allí, se
desempeñó como comerciante de telas, moviéndose también por Estrasburgo y Basilea a
causa de su trabajo.
Casiodoro de Reina
La Biblia Reina-Valera
Después de varios años de viajes, trabajo y estudio, Casiodoro termina su traducción en
Frankfurt en 1565. Ese año Juan Pérez de Pineda murió en París, dejando algunos fondos para
imprimir la Biblia en español, los cuales debían llegar a Casiodoro en Basilea.
Pero cuando el proyecto estaba a punto de ser hecho una realidad, el impresor de Basilea
Johannes Oporinus (1507-1568), quien había recibido un adelanto para la impresión de la
Biblia en español, murió. A causa de la deuda de Oporinus, se perdió todo el depósito de dinero
que Juan Pérez de Pineda había enviado a Basilea.
Pero cuando todo parecía perdido por falta de recursos, algunos amigos de Casiodoro lo
financiaron de nuevo y en agosto de 1569 se concluye la Biblia en español, la famosa Biblia del
Oso. La labor de más de 10 años había llegado a su fin. Para su trabajo, Casiodoro se había
basado en material original en griego y en hebreo, aunque sin lugar a dudas había revisado
otras traducciones al español, como la traducción del Nuevo Testamento de Pérez de Pineda.
Luego de la muerte de Casiodoro en 1594, se emprendió en 1602 una nueva revisión que
produjo algunos cambios en la versión de Reina. El revisor fue el mismísimo Cipriano de
Valera, lo que dio origen a la hoy conocida versión Reina-Valera.
Portada de la Biblia del Cántaro
Del olvido a nuestras manos
A pesar del esfuerzo inicial y de la gran cantidad de Biblias que se imprimieron y que se
intentaron distribuir, las autoridades de la inquisición cerraron la puerta a la lectura de la Biblia
por parte de los laicos, y la Reina-Valera quedaría casi en el olvido. Tuvieron que pasar más de
300 años para que la Biblia pudiera ser traducida legalmente en España.
En 1865, la Sociedad Bíblica Americana financió un gran trabajo de revisión dirigido por un
misionero español y un misionero estadounidense. En 1907, la Sociedad Bíblica Americana y la
Sociedad Bíblica Británica y Extranjera integraron un comité para hacer una nueva revisión de
la Reina-Valera, lo que daría como resultado la versión Reina-Valera 1909.
Finalmente, la Sociedad Bíblica Americana reunió a un grupo de biblistas de varios países de
habla hispana provenientes de diversas corrientes protestantes, que tuvieron en cuenta las
observaciones hechas por muchos pastores y laicos, para llevar a cabo la que es quizá la
revisión más famosa de esta versión: la Reina-Valera 1960.
La Reina-Valera es, con su prolífico y rico castellano, sin ninguna duda, la versión bíblica más
popular en el mundo hispanohablante. Millones de creyentes han hablado el lenguaje de la fe
en versión Reina-Valera

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