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EL GOBIERNO Y LA ADMINISTRACIÓN1
a) El Presidente del Gobierno: dirige la acción del Gobierno y coordina las funciones
de los demás miembros del mismo.
Se trata, por tanto, de una decisión personal del Presidente del Gobierno, el que exista
uno, varios o, incluso, ningún Vicepresidente del Gobierno.
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De Esteban, J. y González Trevijano, P. J. Curso de Derecho constitucional español, Servicio de
Publicaciones de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid.
- función de suplencia: el Vicepresidente del Gobierno asumirá las funciones del
Presidente en los casos de fallecimiento, ausencia en el extranjero o enfermedad
de éste (es una lista tasada; no cabe que lo supla en el Consejo de Ministros si no
es por alguna de estas causas)
- función de apoyo al Presidente: sus funciones son las que señale expresamente
el Presidente del Gobierno (muy claro se ve en las legislaturas de Felipe
González: él se encargaba de la política exterior, la economía y la lucha
antiterrorista, dirigiendo sus respectivos Ministerios, mientras que el
Vicepresidente Guerra se encargaba del resto de materias, incluidas las
relaciones con el partido y el grupo parlamentario socialista).
- función de coordinación interdepartamental: coordina los diversos
Departamentos ministeriales a través de la Presidencia de la Comisión General
de Secretarios de Estado y Subsecretarios
- función de presidencia delegada: al ser miembro de las Comisiones Delegadas
del Gobierno, puede presidir éstas por delegación del Presidente
c) Los ministros: para poder definirlos habrá que tener en cuenta sus diferentes facetas:
El Consejo que se reúne con más frecuencia y el que goza de mayor competencia
política es el integrado por los respectivos Ministros de Asuntos Exteriores (además,
durante el semestre en que España ostente la Presidencia de la UE, el ministro
correspondiente de cada especialidad será quien presida al resto de sus colegas
europeos).
d) Órganos de apoyo de los ministros (los Gabinetes): los ministros, igual que el
Presidente del Gobierno, pueden tener como órganos de apoyo unos Gabinetes,
dirigidos a asesorarlos en las tareas de su Departamento (al frente está un Director
General, nombrado por el Consejo de Ministros y cesado cuando lo es el Ministro)
Mientras que antes era el Jefe del Estado el que elegía tradicionalmente (tanto en la
Monarquía como en las dos Repúblicas y en la Dictadura) al Presidente del Gobierno,
ahora esta decisión corresponde fundamentalmente al Parlamento, y concretamente al
Congreso de los Diputados.
Según el art. 99.2 CE, “el candidato propuesto expondrá ante el Congreso de los
Diputados el programa político del Gobierno que pretende formar y solicitará la
confianza de la Cámara” (esa exposición no tiene límite de tiempo).
Una vez que el candidato expone su programa, se celebra un debate sobre el mismo en
el que participan todos los grupos parlamentarios (estos podrán intervenir, a través de su
portavoz, por un período de 30 minutos. El candidato, además, puede hacer uso de la
palabra las veces que así lo solicite y puede contestar a los intervinientes individual o
colectivamente –también plazo de 10 minutos-. La Presidencia puede ampliar estos
plazos, sobre todo en el caso de las intervenciones del líder de la oposición mayoritaria.
Pero, si, por el contrario, no se hubiese conseguido la investidura en las dos votaciones,
el Rey presentará nuevas propuestas de candidato en la forma descrita. Si tampoco
prosperase ninguna de ellas en el plazo de 2 meses desde la primera votación de
investidura, el Rey disolverá ambas Cámaras y convocará nuevas elecciones con el
refrendo del Presidente del Congreso.
Ejercidas por el Consejo de Ministros, son también llamadas funciones directivas ya que
se trata de actividades de orientación política, de programación de objetivos, de
selección de prioridades y valoración de los medios con que se cuenta. Se trata, por
tanto, de poner en marcha un proyecto de gobierno y una estrategia adecuada para
conseguirlo, que tiene como punto de partida el programa que defendió el Presidente del
Gobierno en su investidura.
Pues bien, estas funciones políticas sustantivas, de carácter directivo y orientador, las
podemos sintetizar en los siguientes grupos.
a) Función directiva de la política interior: (art.97 CE) esta función consiste en dar
prioridad a determinados problemas que en cada momento sean considerados más
importantes por la sociedad. Para ello, el Gobierno cuenta no sólo con una ideología
concreta plasmada en los programas electorales que son plebiscitados en las elecciones,
sino que además dispone después de técnicas modernas de conocimiento de la opinión
pública, como son los sondeos o los medios de comunicación de masas, a fin de
establecer un catálogo de prioridades, puesto que ningún Gobierno puede hacerlo todo a
la vez.
En cuanto a qué entendemos por política interior, ésta puede dividirse en diferentes
parcelas que suelen coincidir con los distintos Departamentos ministeriales: Seguridad
ciudadana y orden público, Economía y Hacienda, Trabajo y Seguridad Social, Industria
y Energía, Educación y Ciencia, Cultura, Justicia y Derechos y libertades
fundamentales, Sanidad y Consumo, Obras Públicas, Transportes, vivienda, protección
del medio ambiente, Agricultura, pesca y alimentación, Asuntos sociales, Comercio y
turismo, Actividades de ocio y deportes, etc.
Por lo demás, el Gobierno cuenta para la defensa interior del Estado con las Fuerzas y
Cuerpos de Seguridad que dependen de él.
Las funciones políticas sustantivas que acabamos de analizar las puede llevar a cabo el
Gobierno gracias a que la CE le reconoce también unas funciones políticas
instrumentales que son las que en la práctica concretan a las primeras. Y se pueden
distinguir tres grandes grupos en este tipo de funciones:
a) La función relacional con otros poderes del Estado: el papel preeminente del
Gobierno, dentro de la organización del Estado, se confirma nuevamente con la función
relacional que ejerce respecto a otros poderes del Estado. Y esas relaciones dejan claro
que el principio de división de poderes no puede implicar que los poderes del Estado
sean compartimentos estancos. Por el contrario, en un régimen parlamentario como el
vigente en España, los poderes están relacionados entre sí, estableciéndose una
colaboración necesaria entre ellos, con el objetivo de lograr una mayor eficacia de la
organización estatal. Y esa colaboración la protagonizan 2 de los 7 poderes del Estado:
el poder moderador de manera simbólica y el poder ejecutivo de manera efectiva. Según
vamos a ver de forma sucinta.
- función normativa compartida: las leyes o normas con rango de ley pueden ser
producto de la colaboración entre el Gobierno y las Cortes Generales. Los supuestos en
los que la CE reconoce al Gobierno su función normativa, compartida con las Cortes
Generales, son los siguientes:
- hace que se apliquen las leyes mediante los Reglamentos de ejecución de las
leyes
- hay leyes que le otorgan la competencia para nombrar altos cargos de la
Administración, imponer sanciones, etc
- el Gobierno se sirve de la ayuda de la Administración con el objetivo de servir
eficazmente los intereses generales como veremos (la Administración le
suministra información, apoyo técnico y personal profesional, etc)
4. EL GOBIERNO EN FUNCIONES
Una vez vistas las diferentes funciones que desempeña el Gobierno, la importancia de
éstas deja claro que no puede haber un paréntesis en su actuación, porque se puede estar
un cierto tiempo sin legislar, pero no se puede estar ni un minuto sin gobernar. Por eso,
el art. 101.2 CE establece que “el Gobierno cesante continuará en funciones hasta la
toma de posesión del nuevo Gobierno”.
Los supuestos de cese del Gobierno, entendido como Consejo de Ministros, vienen
expuestos en el art.101.1 CE y son los siguientes:
d) Tras la dimisión voluntaria del Presidente del Gobierno: el Rey declara el cese
del Presidente y de los demás miembros del Gobierno y nombra al nuevo según el
procedimiento del art. 99 CE. La duración del Gobierno en funciones será la misma de
los dos primeros supuestos analizados.
Sus funciones no podrán ser idénticas a las de un Gobierno normal, debido a esa
interinidad, incluso aunque ésta pueda durar meses. Sus funciones se tendrán que limitar
a las de la “ordinaria administración”.
Por lo tanto, el Gobierno “en funciones” deberá seguir dirigiendo la política nacional y
velar por el interés general, pero existen una serie de funciones que no podrá llevar a
cabo:
El poder ejecutivo es de naturaleza dualista ya que, dentro de él, hay que distinguir, por
una parte, al Gobierno y, por otra, a la Administración, la cual aparece como una
institución diferenciada. Tal conclusión se deduce del art. 97CE cuando señala que el
Gobierno “dirige la Administración civil y militar”.
Sin embargo, esto hay que matizarlo, ya que el Gobierno no es sólo un órgano
constitucional básico en la estructura del Estado, sino que además es el órgano superior
de la propia Administración. Es más, cada ministro, miembro del Gobierno, es la cabeza
de un Departamento ministerial, por lo que son a la vez miembros de un órgano político
y titulares de un órgano administrativo.
El Gobierno, como todo poder, necesita una organización, que, en este caso, es la
Administración del Estado. Sin embargo, esa vinculación no impide que la
Administración posea una propia sustantividad e incluso una relativa autonomía con
respecto al Gobierno (los Gobiernos pasan pero la Administración permanece). Sí que
los órganos superiores de la misma son siempre de naturaleza política, pero el resto de
sus miembro gozan de la categoría de funcionarios con plena estabilidad.
5.1. DIMENSIÓN
a) El Pleno: integrado por su Presidente, por todos los Consejeros y por el Secretario
General (art. 4 LOCE)
c) Las Secciones del Consejo: serán un mínimo de ocho y están compuestas por un
Consejero permanente que las preside, por un Letrado Mayor y por los demás Letrados
que sean necesarios (art.13 LOCE)
6.2. FUNCIONES
Entre los dictámenes más recientes del Consejo de Estado se pueden señalar, por
ejemplo, el de 1981, sobre la adhesión de España al Tratado del Atlántico Norte, y el de
1992, sobre la reforma de la Constitución para su acomodación al Tratado de
Maastricht.