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MANIFESTACIONES CLINICAS

Un cáncer de pulmón puede manifestarse de diferentes formas. En las etapas


iniciales este tipo de tumores suelen ser asintomáticos. Cuando la enfermedad
progresa uno de los síntomas más frecuentes es la aparición o exacerbación
de la tos previamente existente.

Ésta suele ser imitativa, rebelde, repetitiva y que generalmente no produce


moco. En ocasiones puede asociarse con la presencia de esputos
sanguinolentos. Otro síntoma es el dolor constante en el pecho, que aumenta
con la respiración profunda o la tos. Con frecuencia se asocia a disnea o
dificultad para respirar. Inicialmente se manifiesta tras realizar un esfuerzo
grande y progresivamente puede hacerse más intensa y aparecer con
pequeñas actividades físicas (aseo diario, vestirse, etc.).

Es relativamente frecuente la aparición de una infección respiratoria recurrente


como una bronquitis o una neumonía, que no cede tras haber cumplimentado
adecuadamente un tratamiento antibiótico. Otras veces aparece disfonía o
ronquera y modificación de la tonalidad del timbre de voz haciéndose
generalmente más grave y en ocasiones bitonal. También se puede asociar
con diferentes signos respiratorios, como los roncus o sibilancias, que son los
pitidos que se escuchan al respirar profundamente.

En función de las estructuras del organismo a las que esté afectando (vasos o
nervios) un cáncer de pulmón puede producir otros problemas clínicos. Por
ejemplo, la compresión de los vasos sanguíneos que descienden desde el
cuello al corazón puede producir hinchazón del cuello y de la cara; la afectación
de estructuras nerviosas puede ocasionar dolor o debilidad en los hombros o
en cualquiera de los brazos; la invasión de los huesos puede dar lugar a
fracturas patológicas de éstos.

En algunos casos la sintomatología de un cáncer de pulmón es generalizada:


fatiga, pérdida de apetito, pérdida inexplicable de peso, fiebre sin causa
conocida, dolor de cabeza.

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