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Las explotaciones ganaderas de carácter intensivo en Honduras emiten 6 Gg de GEI anualmente,

siendo el 59.6% producto de la fermentación entérica y 2.9% por gestión de estiércol.


Honduras es el segundo país con mayores emisiones de GEI a nivel de Centroamérica (Comisión
Económica para América Latina y el Caribe [CEPAL], 2016). El sector ganadero emite anualmente
6 Gg de GEI, correspondiendo el 59.6% a la fermentación entérica y 2.9% a la gestión de estiércol
(FAO, 2014). Sistemas productivos intensivos como las granjas y particularmente las porcinas,
generan un gran volumen de residuos orgánicos húmedos (estiércol). Del volumen diario del
alimento consumido por el cerdo únicamente es retenido dentro de sus tejidos el 33% y el resto es
eliminado en sus excretas. El factor de emisión anual de CH4 por granja porcina con respecto a la
fermentación entérica ronda los 1.2 kg de CH4/cabeza y la gestión del estiércol un cerdo de 100 kg
puede llegar a emitir hasta 50.33 kg de CH4 al año (Muñoz, 2006).
Las aguas residuales porcinas con frecuencia son expulsadas a cuerpos de agua cercanos sin pasar
por previo tratamiento, liberando metano, óxido nitroso, fósforo, elementos patógenos y gases
presentes en el estiércol de los animales. Esto contribuye a la eutrofización de los mantos de agua,
acidificación de los suelos por la acumulación de metales pesados y propagación de enfermedades
(FAO, 2009). De acuerdo a la legislación hondureña, la ganadería porcina debe contar con
mecanismos de tratamiento para los residuos antes de su disposición final que contribuyan a la
reducción de la contaminación de agua, aire y suelo (Secretaría de Recursos Naturales y Ambiente
[SERNA], 2009). El tratamiento de estos residuos usando la digestión anaerobia representa una
alternativa de mitigación ambiental que permite el beneficio del contenido energético mediante el
aprovechamiento potencial de la captura de emisiones, y los nutrientes que pueden ser
reincorporados en cultivos (Bustamante, 2009). Los tratamientos anaeróbicos y facultativos son
considerados óptimos para reducir la carga de materia orgánica (MO) presente en las aguas
residuales industriales. Una alta eficiencia de remoción contaminante y reducción de las emisiones
de gases de efecto invernadero emanados a la atmósfera son los principales beneficios obtenidos de
estos tratamientos (Hosseini y Wahid, 2013).
https://bdigital.zamorano.edu/bitstreams/c1a8bc17-ecca-4648-be5f-e79d474dd987/
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Honduras, como país signatario de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio
Climático (CMNUCC), adquirió el compromiso de reportar sus emisiones a través del inventario
nacional de gases de efecto invernadero (INGEI).
El Sistema Nacional de Inventarios de Gases de Efecto Invernadero (SINGEI) de Honduras se
encuentra alojado en la Dirección Nacional de Cambio Climático de MiAmbiente+. El SINGEI es
el ente encargado de juntar la información sectorial para la elaboración de los inventarios
nacionales, considerando también las estadísticas de país provistas por el Instituto Nacional de
Estadística (INE) y el Banco Central de Honduras (BCH).
Este proceso se inició con la creación del Equipo Técnico del INGEI conformado por técnicos de la
Dirección Nacional de Cambio Climático de MiAmbiente+(DNCC), Proyecto Tercera
Comunicación Nacional y Primera Actualización del Reporte Bienal de Honduras (PTCN), del
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y un conjunto de consultores
nacionales, encargados de gestionar la información necesaria en los sectores del INGEI antes
mencionados.
https://unfccc.int/sites/default/files/resource/Inventario%20Nacional%20de%20Gases%20de
%20Efecto%20Invernadero.pdf
La oficina Hondureña de Cambio Climático del Ministerio de Recursos Naturales y Medio
Ambiente, ha priorizado el sector agrícola en la dirección de sus esfuerzos de mitigación, en razón a
que el sector genera el 32% de las emisiones totales del país. La fermentación entérica por ganado
en Honduras emitió 2.447.000 tCO2 e (SERNA, 1995), que corresponden al 95% del metano en el
sector agrícola, seguido por el sector de manejo de estiércol (4%) y por las emisiones de metano de
la quema de residuos agrícolas en los campos (1 %).
Las principales fuentes de emisión a lo largo de la cadena de suministro en el ganado son las
siguientes:
• Uso de suelos y cambio de uso de suelos: 2.500 MtCO2 e / año, incluidos bosques y otra
vegetación natural reemplazada por pastos y cultivos de alimentación en el Neotrópico y el carbono
liberado del suelo, pastizales y tierra cultivada utilizada para la producción de alimento.
• Producción de piensos (excluyendo el carbono liberado del suelo): 400 MtCO2 e / año, incluidos
los combustibles fósiles utilizados en la producción de fertilizantes químicos para cultivos
forrajeros y el N2 O de la aplicación de fertilizantes químicos para alimentar cultivos, leguminosas
y piensos
• Producción animal: 1,900 MtCO2 e / año, incluida la fermentación entérica de rumiantes (CH4) y
el uso de combustibles fósiles en fincas
• Gestión del estiércol: 2,200 MtCO2 e / año, principalmente mediante el almacenamiento, la
aplicación y el depósito de estiércol (CH4 y N2 O);
• Procesamiento y transporte internacional: 30 MtCO2 e / año
Existe una estrecha relación entre la cantidad de alimentos, la digestibilidad de la dieta y la
producción de CH4. Las prácticas centradas en reducir las emisiones sin afectar la producción, se
centran negativamente en los cambios en la dieta animal que tienen el potencial de reducir el CH4.
Los cambios en la dieta pueden tener un impacto en los niveles de producción que pueden afectar
los medios de vida de los productores ganaderos en la región, por lo que es importante seleccionar
prácticas que no afecten negativamente a la producción. Entre las prácticas que se considera que no
afectan negativamente a la producción, es mejorando la dieta de los animales con especies
forrajeras de alta digestibilidad. Esto disminuye el consumo total de materia seca al mismo tiempo
satisface los requerimientos energéticos de los animales, un hecho que reduce las emisiones de
gases de efecto invernadero en un cinco por ciento. Otra estrategia alimenticia es la inclusión de
leguminosas en la dieta de los animales que viven en climas tropicales, lo que lleva a una reducción
del veinte por ciento en las emisiones de metano en comparación con los animales alimentados solo
con pasto (Archimède et al., 2011).
https://repositorio.catie.ac.cr/bitstream/handle/11554/9043/Nama_para_un_sector_ganadero.pdf?
sequence=1&isAllowed=y

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