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LA CAJA DE HERRAMIENTAS
UCSM
2023
Pero la obra tiene destinatarios específicos: son aquella parte de las personas
que se dedican al Derecho. Pretende que sean ellas las que se admiren de su
conocimiento y lo desarrollen con nuevos intentos.
Parece difícil admirarse con el objeto de una disciplina que, como nuestro
Derecho, se entronca directamente con la Ley de las XII Tablas de la Roma del
450 antes de Cristo. Sin embargo, algunos admirados del siglo XIII renovaron
el Derecho Romano al bajar la Edad Media y contribuyeron decisivamente al
florecimiento europeo. Otros nuevos admirados, reconstruyeron el Derecho
Romano en la revolución liberal de los siglos XVIII y XIX y dieron a luz el
fenómeno liberal en el campo jurídico. El hito destacado de este último proceso
fue el Código Civil francés de 1804, también denominado Código Napoleón.
Personajes muy serios piensan que es tiempo de una renovación del Derecho y
que, como en los casos anteriores reseñados, hay que volver a las fuentes
2
para producir nuevas síntesis. Esta puede ser una idea correcta o equivocada,
pero lo que sí fue cierto (y probablemente seguirá siéndolo) es que, en el
Derecho, como en todas las demás disciplinas del conocimiento humano, hay
renovación y desarrollo permanente y, en algunos casos, saltos dramáticos.
Igualmente, cierto es que ningún salto ocurre porque la gente acumuló mucho
conocimiento pasado. Por el contrario, es el método de aprender lo que permite
formularse nuevas preguntas y avanzar. En consecuencia, dedicar un trabajo a
cómo prepararse metodológicamente, es una contribución positiva al avance
del conocimiento jurídico. Es la segunda ventaja capital del trabajo de Valdivia
Cano.
No nos extraña que Juan Carlos Valdivia Cano haya hecho este buen trabajo y
en esta línea de pensamiento. Lo hemos encontrado por varios años, en foros
en los que los profesores universitarios de compromiso con su labor, se reúnen
a cuestionar su trabajo y a averiguar cómo pueden mejorarlo. Las obras de las
personas no se explican por episodios sino por trayectoria y la de Valdivia está
muy claramente ubicada en la vereda de la admiración, no de la repetición.
Constatar esto es grato no sólo porque compartimos la profesión y el interés
por el Derecho sino, fundamentalmente, porque tenemos una larga amistad en
común.
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HACIENDO DERECHO AL ANDAR
Sospecho que por mucho tiempo el profesor Juan Carlos Valdivia ha sido en el
sur casi un filósofo solitario, empeñado en pensar por su propia cuenta y
riesgo, sin ánimo de dejarse llevar dócilmente por las bombardas de las modas
doctrinarias que no dejan de llegar de otras latitudes.
Juan Carlos se ocupa del frecuentado, pero no menos relevante debate sobre
el derecho como ciencia. La gran mayoría de autores locales reclama esta
condición para el derecho, convencidos posiblemente de que, al declararse
4
ciencia, la categoría del derecho se eleva y este se haría, por ese hecho, más
creíble, menos falible, y quizás más justo.
Citando para el caso a Santiago Nino, Juan Carlos sostiene que caracterizar
las ciencias a partir del método que emplean resulta inconcluyente debido a la
variedad de métodos de observación, experimentales, lógicos, modelación y
abstracciones de que estas hacen uso. Hablar de un método científico único en
esas condiciones resulta casi una quimera. En un aspecto, sin embargo, las
ciencias coinciden: en su pretensión de ofrecer una “descripción” de las cosas
del mundo, con cualquiera de los métodos que emplean.
Convence por eso Juan Carlos, cuando señala que ha sido el positivismo del
siglo XX - positivismo “pop” entre nosotros- derivado del ingenio de juristas de
talla, como Kelsen, Hart y de cierto modo Bobbio, el que extendió la creencia
que el derecho puede hacerse como cualquier otra ciencia, bajo un propósito
meramente cognitivo. Los juristas deberían limitarse a “describir” las normas
contenidas en las fuentes sociales y específicamente en los textos legales.
5
depende de la comprensión de la comunidad de todos los intérpretes, entre los
cuales está también a la gente.
Esto indica que el planteamiento del problema del “derecho como ciencia”
descansa desde el inicio en la ambivalencia de la palabra derecho: debería
precisarse si se está hablando del derecho como hecho del mundo.
dependiente de las decisiones de la voluntad humana, o del derecho como la
disciplina del conocimiento que se interesa en describirlo.
De donde resulta que hablar del derecho como ciencia puede ser aceptable
solo en el segundo sentido, en referencia a la disciplina que se interesa en dar
cuenta de la realidad del derecho. Una cosa es el derecho y otra la ciencia o
ciencias que lo estudian.
Así lo implica Juan Carlos cuando dice que “aunque admitiéramos un minuto,
con carácter puramente hipotético, que el derecho fuera una ciencia, en algún
sentido, eso jamás nos debería llevar a confundirla con una disciplina cognitiva,
por ejemplo, con una ciencia social causal.” Vinculado con esto, el profesor se
ocupa de otro tema crucial: la extendida tendencia a replicar en la investigación
jurídica los formatos de las ciencias físicas, bajo la creencia de que hay un
procedimiento universal para investigar que todas las disciplinas deberían
seguir, y los investigadores cumplir en todas sus formalidades, so pena de que
su plan de investigación sea desaprobado.
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Investigar en el derecho presupone considerar al hombre, sus valores
compartidos y sus voluntades. No hay forma entonces de trasladar al derecho
los métodos puramente descriptivos de las ciencias físicas. Ultimadamente,
remarca con rigor Juan Carlos, no hay un método que pre-exista al hecho
mismo de investigar. “En derecho no puede haber un método, que aplicándolo
correctamente lleve a cualquiera que lo utilice exactamente a la misma
solución, porque el sujeto aplicador es decisivo, su visión del derecho y su
cosmovisión.” Lo que hay son puntos de partida, orientaciones de sentido y
precauciones a tomar, pero el camino de la investigación se hace al andar.
Estas son algunas de las varias virtudes del libro de Juan Carlos que bien vale
tomar en cuenta. El libro plantea otros problemas que bien vale seguir
discutiendo. Por ejemplo, la cuestión de determinar que sea lo “estrictamente
jurídico”, una carencia que Juan Carlos reprocha a muchos de los trabajos de
investigación que se hacen en las facultades. ¿De dónde proviene lo
“estrictamente jurídico”?
Por todo esto, el sedicioso libro que Juan Carlos nos ofrece merece no solo
leerse, sino ante todo discutirse. Permítaseme extender mis congratulaciones
de amigo y de crítico al autor, por la sana voluntad de “armar revuelo en el
gallinero”, con la sana intención de que el pensamiento jurídico de nuestras
regiones, vuelva a brillar como lo ha hecho tantas veces, en otros tiempos.
PRESENTACIÓN
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LINO ARANZAMENDI NINACONDOR
Es un gran honor recibir la confianza del Dr. Juan Carlos Valdivia Cano
para prologar –en su nueva versión– su libro La caja de herramientas
(investigación jurídica para principiantes). Al autor lo conozco hace muchos
años al haber compartido experiencias académicas en aulas universitarias y
eventos relacionados a la investigación jurídica y, por sus libros tales como:
Mariátegui: perspectiva de la aventura; Cultura y Derecho; Derecho Político;
La caja de herramientas (Introducción a la investigación jurídica); El caso de
Adán, a los cuales he tenido acceso; pero este último libro tiene una
característica especial: con sus propios argumentos pone en duda la
cientificidad del Derecho; y hace una crítica razonable de la extrapolación –casi
mecánica– de los métodos causalistas de las ciencias de la naturaleza y
sociales al ámbito jurídico.
8
repito, existen fundadas argumentaciones para negar la cientificidad y los
métodos en este ámbito.
9
común, como doxa (saber aparente) y no como parte de la filosofía y la episte-
mología.
10
ciotécnica, en un pie de igualdad con la administración de empresas, con la
educación, con la macroeconomía normativa, con el urbanismo, con la epide-
miología normativa (…), es decir, que es una técnica que, si es moderna, será
fundada sobre la ciencia”. Añade, “Cesare Beccaria (…) en 1764, sin decirlo
explícitamente, esbozó de manera esquemática la tesis de que el razonamiento
jurídico es paralelo al razonamiento científico”.
11
ca” plantean lo suyo en el afán de diferenciarse de los otros y dar la errada
apariencia de que sus propuestas metodológicas (por ejemplo, en la formula-
ción del proyecto o plan de tesis) son más “científicas” que en otras universida-
des. Es ahí donde se muestra profundo desconocimiento de la episteme del
Derecho e impertinencias hasta hacer el ridículo. Una de ellas es la extrapola-
ción metodológica que acertadamente critica el autor del libro.
12
realidad, desde una perspectiva crítica y tolerante, con aportes originales y no
repetitivos. En segundo lugar, distinguir con claridad las diferencias –en un
primer nivel– de las ciencias naturales con las ciencias sociales y, –en un
segundo nivel– las ciencias sociales en general con la naturaleza
epistemológica específica de la ciencia jurídica. En tercer lugar, no soslayar la
naturaleza teórica (filosófica), argumentativa, lógica-racional y esencialmente
cualitativa del fenómeno jurídico. En cuarto lugar, llegar al convencimiento que,
en la etapa del proceso de investigación, los proyectos de investigación son
meros instrumentos metodológicos (el medio) y la tesis (el fin) la investigación
propiamente dicha. En quinto lugar, erradicar la extrapolación de métodos,
técnicas e instrumentos ajenos a la naturaleza epistémica del saber jurídico; en
este aspecto, simplificar los presupuestos y las orientaciones metodológicas
acordes a esta disciplina, y dejar en libertad la iniciativa y capacidad creadora
en el proceso de investigación.
Finalmente, felicito al Dr. Juan Carlos Valdivia Cano por esta nueva
versión de su libro Caja de herramientas, por cuanto abre el apetito de generar
debate, por señalar nuevas perspectivas en la investigación jurídica,
recomendando su lectura a quienes están comprometidos con la vida
universitaria.
13
ÍNDICE
Resumen 18
Abstract 18
Introducción 19
¿Hay método? 23
A manera de planteamiento del problema:
informe sobre tesis de estudiantes de derecho 29
PROLOGO 36
PRIMERA PARTE
EXTRAPOLACIONES EN LA INVESTIGACIÓN JURÍDICA REGIONAL
(UNA SECUELA POSITIVISTA)
SEGUNDA PARTE
14
2. Ciencia: definiciones de los diccionarios 81
3. Características de la ciencia según Mario Bunge 90
3.1. El conocimiento científico parte de los hechos y siempre
regresa a ellos 90
3.2. La ciencia trasciende los hechos, llega a producir
nuevos hechos 91
3.3. La ciencia es analítica 92
3.4. La ciencia es especializada 93
3.5. La ciencia es clara y precisa 95
3.6. El conocimiento científico se puede comunicar y verificar 96
3.7. La investigación científica sigue un método y es sistemática 97
3.8. Los conocimientos científicos son generales 98
3.9. La ciencia trata de establecer leyes y aplicarlas 98
3.10 La ciencia es explicativa e intenta explicar los hechos en
términos de leyes y las leyes en términos de principios 99
4. Ciencia y filosofía 100
5. Los profesores responden (encuesta a profesores de una
facultad de derecho regional) 103
TERCERA PARTE
1. Introducción 125
2. ¿Por dónde empezar? 125
3. Proyecto 127
4. Empapamiento 130
5. Ítems necesarios en el proyecto 131
6. Desarrollo teórico de los ítems 132
6.1 ¿Qué es el planteamiento del problema? 132
6.2 Justificaciones 136
6.3 Los objetivos 137
6.4 Las hipótesis 138
6.5 Variables jurídicas 139
6.6 El marco teórico 142
6.7 El marco operativo 144
15
CUARTA PARTE
QUINTA PARTE
LA FUNCIÓN DE LA TESIS 161
CONCLUSIONES 170
SUGERENCIAS 174
REFERENCIAS 177
16
A Margarita, mater et magistra, que
me enseñó la libertad y la disciplina a la vez.
17
RESUMEN
ABSTRACT
18
not ‘heroic creation’. In addition, a pre-republican educational paradigmatic
back-ground, ‘scholastic’, generates a scholastic positivism, a ‘pop positivism’.
INTRODUCCIÓN
19
sociólogo, no abogado) empezaba desde el primer día hablando del (supuesto)
método de investigación científica, sin admitir discusión respecto a su
aplicación al derecho y a su misma existencia. ¿Cómo explicarlo? Aquí tengo
un problema de investigación, me dije. Solo que no se trata de un asunto
judicial específico, o de un caso particular, sino de la investigación jurídica
misma (y su enseñanza) como problema.
20
Una de las dos causas más decisivas e inmediatas de la poca y mala
investigación en derecho. Intentar aplicar métodos y criterios de una disciplina
a otra cualitativamente distinta trae muchos problemas. Y como esa
extrapolación no viene sola, ya que se vincula a una concepción jurídica, a una
visión educativa y a una visión del mundo, hay que explicar esas vinculaciones.
De eso vamos a tratar de ocuparnos, si bien muy esquemáticamente,
Aunque eso no excluye ni debe excluir “lo que es”, por supuesto, el
conocimiento de la realidad, pero eso no es lo básico en el derecho. Y sin
olvidar que en esta actividad llamada jurídica se pueden dar casos, y se dan,
de puro derecho y eso no deja de ser muy significativo y revelador del carácter
de nuestra disciplina, que a veces ni trata con hechos, lo que muestra el
carácter contingente de éstos. Y cuando lo hace, en una resolución, es como
una cuestión previa. Y esos hechos, además, no están exentos de
interpretación: “no hay hechos, sino interpretación de los hechos”, decía
Nietzsche.
Las ideas que aquí se proponen están referidas al particular contexto de las
Facultades de Derecho regionales en el Perú. Las afirmaciones que se
pudieran hacer sólo pretenden pertinencia en relación a este ámbito, sin olvidar
su carácter perspectivista, subjetivo; subjetivo en sentido descriptivo, no
21
peyorativo. Sin embargo, no descartamos las analogías con otras regiones y
con gran parte de Facultades de Derecho de la capital, y tal vez estas
propuestas puedan serles útiles de alguna manera.
22
prácticas, mallas curriculares, relaciones académicas, estilo pedagógico,
métodos didácticos, técnicas, etcétera. Estos son consecuencia y no causa de
dicha concepción, de dicha visión, en su indesligable relación con el derecho.
Los esquemas mentales nos gobiernan.
Y como ocurre cuando no se sabe para qué sirve algo, se acaba por creer que
no sirve para nada y se le ningunea o expulsa de los planes de estudio o se le
desconecta de las materias de “especialidad”, aunque se dicten cursos de
humanidades de relleno, sin humanismo. El ninguneo de las humanidades ya
es oficial y no solo evidente en nuestros días. Se vincula paradójicamente con
esa especie de vuelta a la barbarie que ya vivimos, la rebelión de las masas,
una profecía de Ortega, que no es incompatible con el cientificismo, el
tecnicismo educativo, sino complementario. A menos humanidades de calidad,
más barbarie. A más barbarie más intolerancia, más autoritarismo y
masificación, corrupción y miseria material y moral, bien conectada a la
pobreza mental, sinónimo de sub desarrollo.
Este trabajo está hecho especialmente para quienes no han hecho nunca una
tesis en derecho y tienen que hacer una “urgentemente”. Está pensada y
escrita para ellos. Pero no es un libro de recetas y reglas obligatorias, o
necesarias, desde el momento que es crítico. Trata de ayudar a preparar
mentalmente al que lo lea , de advertirle sobre los múltiples aspectos que
están implicados en un trabajo de investigación jurídica, que no es solo un
asunto puramente técnico o puramente teórico sino más bien una suerte de
filosofía de la praxis y una aventura de la inteligencia.
También puede servir a quienes buscan una visión integral de la investigación
jurídica, con todo lo que eso supone. Está hecha para principiantes y por ello
mismo trata de ser completa o integral. Por eso mismo, por su afán de
integridad puede ser interesante incluso para quienes no están vinculados
profesionalmente al derecho. Y el estilo de redacción -llano y sin tecnicismos
académicos- lo tiene muy en cuenta.
¿HAY MÉTODO?
23
Postulamos la libertad formal y de contenido en la exposición, que sin embargo
no admite la arbitrariedad o el capricho, debe tener una lógica, un sentido. Se
impone cuando el objeto es complejo y cuando el problema no es básicamente
una cuestión de conocimiento de hechos, sino un asunto valorativo y
hermenéutico, es decir, creador de sentido jurídico, lo cual se expresa en el
argumento y no en la prueba científica. Las “demostraciones empíricas” y las
“verdades objetivas” no son pertinentes en un trabajo que no se pretende
verdadero, objetivo o científico sino, como ya dijimos, jurídico. Y como en el
derecho se interpreta, se argumenta, se motiva y no se demuestran
empíricamente las hipótesis, nuestro empeño principal radica en mostrar la
existencia del problema planteado de diferentes formas: un marco teórico, los
comentarios a unos títulos de unas tesis de estudiantes de derecho, las
definiciones de ciencia de los diccionarios, las características de la “ciencia”
según Mario Bunge, entrevistas a profesores de derecho sobre la cientificidad
del derecho, el papel de la tesis en la vida académica, un proyecto en directo
con los comentarios de CONCITEC y los comentarios a éstos.
24
conceptual, metodológica o teleológicamente a alguna de ella si buscamos
objetos claros y métodos adecuados a ellos en la investigación jurídica. Se
requiere también, entre otras, del estímulo y motivación de los grandes; como
Lichtenberg (1989):
A fines del siglo pasado Roland Barthes (1972) denunciaba precisamente las
forzadas exigencias de generalización en su trés elegant estilo:
25
Esa exigencia de generalización es impertinente en asuntos jurídicos, como lo
prueban tantos libros de derecho en su larga historia, donde se parte de un
solo caso o de un solo problema, o de un solo individuo jurídicamente
relevante. La generalización no puede ser obligatoria en un proyecto jurídico
que es casuístico. Sin embargo, se impone a los proyectos jurídicos, es decir,
se extrapola al derecho. Y además se obliga a aplicar dicho método, aunque
sea impertinente, (generalizaciones a partir de casos homogéneos). Y por eso
se exigen encuestas, “unidades de estudio”, cuando se trata de temas
jurídicos, donde puede o no haberlas, o pueden ser aleatorias forzando a veces
las cosas y teniendo que usar calzador.
26
Toda investigación relevante implica la creación de un método ad hoc a medida
que se resuelven esos diversos problemas de la investigación específica
hasta el final. Cada problema resuelto en la investigación es un paso adelante
en la creación de un método. En esa perspectiva, “el método sólo puede
describirse después de haberlo andado”, (Bataille, 1981, p.67). El método
como vehículo y como mensaje. La investigación como viaje, como aventura,
sin camino pre establecido.
Por ser generales esas pautas son insuficientes para un problema específico,
que es siempre más concreto y por tanto más complejo. No son dogmas que
por sí solos se van a encargar de la investigación. Eso sería contradecir el
espíritu del derecho, la filosofía, la ciencia y el arte, (actividades básicamente
críticas o anti dogmáticas). En suma, sostenemos la utilidad de consejos
previos a la investigación, sabiéndolos harto insuficientes. En derecho no
puede haber un método en abstracto que, aplicándolo correctamente siguiendo
todos los pasos, lleve a cualquiera que lo utilice exactamente a la misma
solución. Porque el sujeto aplicador es decisivo, su visión del derecho y su
cosmovisión inseparables impregnan totalmente su investigación.
Por eso -y solo por eso- Enrique Pedro Haba sostiene que no hay método de
investigación jurídica. Pero no está autorizando a investigar a locas y a tontas.
No hay método como conjunto de pasos externos a la investigación que llevan
al mismo destino, independientemente de quien lo use. El sujeto es
determinante; su visión del mundo es indesligable de su visión jurídica y del
problema planteado . Sí hay método, pero no a priori , se construye con el
desarrollo de la investigación: a posteriori, se han dado unos pasos racionales
para lograr los objetivos, pero eso no significa que algún otro pueda usar el
mismo método y llegar al mismo resultado. En este sentido, estricto, no hay
método de investigación jurídica, como dice Enrique Haba.
27
realidad: técnico-normativo, filosófico-valorativo, político-social. Sus
dimensiones se ligan normativamente. El derecho no es homogéneo ni simple:
lo normativo es indesligable de lo ético, lo filosófico, lo institucional, lo
represivo, etc. Y de los problemas y actividades académicas derivados. La
norma regula la conducta, pero ella se funda en valores, ella vincula las
conductas a los valores
Y lo mismo se puede decir para el derecho y con mayor razón tal vez.
29
(EJEMPLIFICACIÓN DEL PROBLEMA)
Otras son indagaciones de tipo sociológico, por ejemplo, respecto del mercado
laboral, que tienen que ver con el derecho (porque casi todo tiene que ver con
él socialmente) pero no es un problema estrictamente jurídico: “Opinión y
análisis de posibilidades de trabajo por los alumnos de tercio superior
pertenecientes al décimo y décimo segundo semestre del Programa
Profesional de derecho de la U…”). Este es un primer aspecto. Las razones,
motivos o causas por las que ocurre esto se tratan en el presente trabajo. Pero
estos títulos, por sí mismos, prueban contundentemente las hipótesis
planteadas, por lo cual no abundaré en este aspecto. Basta con leer los 16
30
títulos (al final de estas razones) y se verá a qué nos referimos con
“extrapolación metodológica” .
No es inocente que se considere el derecho tan científico y tan causal como las
ciencias, porque de esto se sigue que, como hay una metodología de
investigación científica general, esa es la aplicable también a “la ciencia del
31
derecho” y en consecuencia la metodología de investigación jurídica puede ser
enseñada por cualquiera, sea o no abogado. De ahí los temas y los métodos
que eligen los estudiantes de derecho aquí en esta muestra, a pesar del
carácter cualitativamente distinto del derecho frente a las ciencias sociales
causales y con mayor razón de las naturales. Lo cual no significa que baste ser
abogado para enseñar metodología de investigación jurídica.
32
2. Opinión y análisis de posibilidades de trabajo por los alumnos del tercio
superior pertenecientes al décimo y décimo segundo semestre del programa
profesional de Derecho.
7. Opinión sobre el uso de las bibliotecas por los estudiantes del programa
profesional de Derecho.
14. Influencia del uso de las TIC’s por parte de los docentes en el rendimiento
académico de los alumnos del programa profesional de Derecho
33
15. Opinión de los alumnos comprendidos en el quinto superior sobre la calidad
de enseñanza docente en el programa profesional de Derecho…
34
ello. En su conducta política se revela la estructura del alma nueva de la
manera más cruda y contundente, pero la clave está en el hermetismo
intelectual. El hombre-medio se encuentra con “ideas” dentro de sí, pero
carece de la función de idear. Ni sospecha siquiera cual es el elemento
sutilísimo en que las ideas viven. Quiere opinar, pero no quiere aceptar
las condiciones y supuestos de todo opinar. De aquí que sus “ideas” no
sean efectivamente sino apetitos de palabras, como las romanzas
musicales. (p.147)
Todo lo cual nos confirma por enésima vez la poderosa fuerza de la ideología.
Nunca antes del positivismo jurídico se consideró el derecho como ciencia,
desde fines del siglo XVIII. Sin embargo, es un positivista, probablemente el
más evolucionado del siglo pasado, Norberto Bobbio, quien mejor esclarece
este punto a lo largo de su obra. Aquí lo podemos ver en una cita (Bobbio,
2015):
35
tiene el poder de transformar el trabajo del jurista en el de un físico o un
biólogo: la jurisprudencia sociológica es una jurisprudencia distinta a la
dogmática de la jurisprudencia lógico-sistemática, porque el principio de
autoridad al que apela es distinto al de su eterna adversaria, no es la
voluntad del legislador sino la conciencia social; pero no deja de ser una
dogmática (…) El jurista, cualquiera que sea el principio en que se
inspire, cualesquiera que sean la innovaciones que introduzca en los
procedimientos interpretativos, tiene la tarea de establecer no lo que es
sino lo que debe ser. Pero lo que debe ser presupone un juicio de valor.
Y un juicio de valor es siempre un juicio que no puede ser
empíricamente verificado, sino todo lo más justificado con argumentos
persuasivos”
36
PRIMERA PARTE
EXTRAPOLACIONES EN LA INVESTIGACIÓN JURÍDICA REGIONAL
(UNA SECUELA POSITIVISTA)
En esta etapa del trabajo que es parte de lo que solemos denominar FASE
CERO de la investigación jurídica, se presentan un conjunto de temas que
pretenden preparar mentalmente al estudiante que desea o debe elaborar una
tesis en derecho –antes de abordar la preparación del proyecto- teniendo en
cuenta las dificultades de la situación histórica educativa (por así decirlo) de
nuestros países hispano andinos desde el punto de vista ideológico educativo.
37
conocer o explicar la realidad, no es su función esencial, no intenta explicar los
fenómenos de la vida social o de la naturaleza, como en la ciencia física o
natural cuyas “leyes” nada tienen que ver con normas jurídicas sino con la
búsqueda de causas por las cuales se producen ciertos fenómenos sociales o
naturales. Y no son leyes en sentido jurídico, es decir normas de conducta, sino
generalizaciones cognitivas: asunto de conocimiento de algún aspecto de la
realidad natural o social. Pero muchos no consideran a las ciencias sociales
como ciencias, cuando hablan de “ciencia”, en sus taxonomías.
Para llegar a establecer una ley científica existen tres etapas principales:
la primera consiste en observar los hechos significativos; la segunda, en
sentar hipótesis que, si son verdades, expliquen aquellos hechos; la
tercera, en deducir de estas hipótesis consecuencias que puedan ser
puestas a prueba por la observación. Si las consecuencias son
verificadas se acepta provisionalmente la hipótesis como verdadera.
(Russell, 1969, p.48)
2. LA CONTRADICCIÓN
38
embargo, a diferencia del hombre de derecho, “el hombre de ciencia busca
hechos que sean significativos en el sentido de conducir a leyes generales, y
esos hechos están frecuentemente desprovistos de interés intrínseco” (Russell,
1969, p. 40).
Parece que se piensa que la ciencia social causal es la única ciencia social
que hay, contra lo que Hans Kelsen cree, por ejemplo. Y como el derecho es
ciencia social para ellos, entonces es ciencia causal porque es la única que
parecen conocer, por eso no distinguen ni especifican nada del género “ciencia
social”, como lo hace Kelsen. Todas son ciencias causales, para ellos, incluido
el derecho. El problema de ser positivista sin leer a Kelsen, es considerar al
derecho como ciencia por tradición, no por reflexión o pesquisa.
39
Pantigoso (1990) sostenía en sus clases de investigación jurídica en el post
grado de derecho (UCSM), que el derecho es una ciencia y lo trataba como tal,
a pesar que sostenía que una ciencia: “Es un sistema de conocimientos
racionalizados, ciertos o probables, objetivos y verificables, obtenidos
metódicamente, que describen y explican objetos o hechos de una misma
naturaleza y permiten su predicción y transformación práctica” (p. 9). ¿Podrá
aplicarse esta definición al derecho? Dejando de lado el que, con esa
definición, se excluyen disciplinas sobre las que hay consenso en considerar
como ciencias, como la matemática y la lógica formal, aunque esto sea
discutible.
Queda claro que para Kelsen, (patriarca positivista), aun siendo el derecho una
ciencia social, para él es una “ciencia social normativa” no una “ciencia social
causal”. Eso cambia todo porque el método no es el mismo y por tanto la
diferencia es cualitativa. Además, o por ello, el objeto de investigación jurídica
no es esencialmente cognoscible sino interpretable y argumentable. Esta es la
extrapolación que examinamos en este trabajo, de las ciencias sociales
causales al derecho, en la hipótesis que el derecho sea una ciencia, una
actividad que los diccionarios y muchos consideran básicamente cognitiva y
40
especializada. El otro problema son las razones de cientificidad que daba el
profesor Alfredo Prado.
1.FORMAL
1.1. Lógica
1.2. Ética
2.FACTICA (hechos)
41
Genética
Fisiología
Física Química
Física
42
Como se ve el derecho no está ni como ciencia “antrópica”. Es extraño, por
otro lado, que se sitúe la “ética” como disciplina formal junto a la lógica,
cuando la ética no tiene sentido sin referencia a las conductas concretas de los
seres humanos concretos.
Para Kelsen el derecho es una ciencia social (por algo es el patriarca de los
positivistas, aunque no lo lean) pero no lo confunde, como hemos dicho, con
las ciencias sociales causales, como la sociología, como ocurre regionalmente.
Y aquí está el problema, en esta confusión justamente. Con Kelsen no tenemos
problema aquí, porque hay consenso con él en que el derecho no es una
ciencia causal, si fuera ciencia, sino “ciencia social normativa”. Aplicar los
métodos y criterios de las ciencias sociales causales al derecho, actividad
normativa, no cognitiva, es una perniciosa e indebida extrapolación, costo sin
beneficio académico. Aún en la hipótesis que el derecho fuera una ciencia
43
social y los jueces, abogados, fiscales, legisladores, etcétera, fueran científicos,
como se les tendría que llamar. Pero no causal, es decir, cognitivo.
Problema jurídico es, por ejemplo, si, durante el gobierno aprista, los Petro-
audios León-Químper-Canán debieron ser considerados, o no, prueba judicial
válida. Se trata de determinar la legitimidad (y no sólo la legalidad) de una
prueba judicial en este caso, no de explicar por qué se producen estos u otros
fenómenos.
3. TALIBANISMO METODOLÓGICO
44
obligatorias a los graduandos, de ahí el “talibanismo metodológico”: el
autoritarismo llevado a la enseñanza de la investigación.
45
Se olvida también que hay respetables juristas en todo el mundo que no creen
en la cientificidad del derecho, de Francesco Carnelutti a Marcial Rubio Correa
o Fernando de Trazegnies, que lo asocian, con perspicaces razones, al arte,
más que a las ciencias, probablemente por el papel de la interpretación, la
retórica argumentativa, la intervención de la estimación, de la creatividad y de
la voluntad en la actividad jurídica. A favor de esta postura está la definición
romana de derecho que sigue vigente desde hace más de dos mil años: ars
buoni et aequi, arte de lo bueno y equitativo.
46
problemas jurídicos que se presentan en la vida social en general, no son
cognitivos. Por esto decimos que, aunque sea necesario, el conocimiento no es
lo que define al derecho, ni en el ámbito académico o doctrinal, donde lo
eminente también es el deber ser.
4. IMPUTACIÓN Y CAUSALIDAD
47
Hans Kelsen, el más conocido representante del positivismo jurídico del siglo
XX, defendía a rajatabla el estatuto científico del derecho, aunque
lamentablemente creo que no dio ninguna noción explícita de ciencia para
saber qué es lo que él entendía por este vocablo. Aunque lo insinúa en la
“Teoría Pura” cuando señala que esta teoría quiere “...limitarse a conocer única
y exclusivamente su objeto. Procura determinar qué es y cómo se forma el
Derecho, sin preguntarse cómo debería formarse” (Kelsen, 1987, p.13).
Y sabemos que para Kelsen y sus seguidores ese “objeto” son las normas y
nada más que las normas jurídicas estatales. Una concepción extrema y
equivoca, porque expulsa del derecho lo que es particular, específico y esencial
en él: “lo que debería ser” desde el punto de vista jurídico, la aplicación de
principios y valores jurídicos. Y se propone quedarse en una operación
puramente descriptiva, es decir, cognitiva, una pretendida ciencia que solo
quiere decir lo que es, su objeto indiscutible, las normas estatales. En el
derecho “lo que es” es solo un punto de partida, a veces, pero no es lo esencial
en la actividad jurídica, como sí lo es regular en diversas formas la conducta
social a partir de cientos valores jurídicos y necesidades genuinas.
48
exactamente los de las ciencias sociales en general, ni los de las ciencias
sociales causales en particular sino de lo que el llama “ciencias sociales
normativas”, como el derecho. Cualitativamente diferentes por el método, y él
objeto jurídico de investigación también tiene particularidades muy relevantes,
aunque su origen y su carácter intrínseco es social, como el derecho en su
conjunto.
Por otra parte, los conceptos aquí sólo tienen valor instrumental, sirven o no,
nada más. Por eso adoptamos instrumentalmente, sin afán de verdad u
objetividad sino de provecho, la hipótesis kelseniana según la cual la
naturaleza es un conjunto de elementos que se vinculan causalmente y la
sociedad un conjunto de personas vinculadas por normas. (Kelsen, 1987, p.13).
En la primera rige el Principio de Causalidad, en la segunda el Principio de
Imputación. La fórmula del Principio de Causalidad es: si se produce una
condición llamada causa, tiene que producirse necesariamente una
consecuencia llamada efecto: si se evapora el agua terráquea, volverá como
lluvia del frio cielo en algún momento.
49
se calienta el metal, se dilatará). Aunque desde Hume y ciertas escuelas
budistas la causalidad fue puesta seriamente en duda.
50
relativamente consciente y libre del ser humano. La diferencia es de natura, no
de grado, de calidad no de cantidad. Eso tiene su particularidad, porque si se
produce en la realidad la condición prevista por el supuesto de una norma,
debe, pero no siempre se produce, la consecuencia llamada sanción: estamos
en el mundo de la libertad, en el mundo social, histórico, humano.
EJEMPLO UNO
COMENTARIO
51
Si la variable Independiente es “la vacancia presidencial” entonces ésta es la
causa del problema; y si la variable dependiente es “la incapacidad moral
permanente”, entonces ésta es el efecto del problema, su consecuencia. Lo
cual es absurdo porque la vacancia presidencial es una creación jurídica,
una figura jurídica, una creación humana que no puede ser causa de nada y
menos de la “incapacidad moral” de un presidente. Independientemente de
lo que se entienda por incapacidad moral. Pero también se puede referir a
una vacancia determinada, a un caso específico, como el del ex presiente
Vizcarra. Lo cual es igualmente absurdo como “causa” (variable
independiente)
EJEMPLO DOS
EJEMPLO TRES
52
ANÁLISIS SOBRE LOS VACÍOS LEGALES ENCONTRADOS EN LA
LEGISLACIÓN SOBRE EL DERECHO A LA DESCONEXIÓN DIGITAL, EN
EL PERÚ, AÑO 2020.
EJEMPLO CUATRO:
EL CASO NADINE
53
VARIABLE DEPENDIENTE (Efecto)
54
la confusión regional: echar en el mismo saco todas las “ciencias sociales”,
incluido el derecho). Según Kelsen (1987) “la ciencia social causal tiene como
objeto un problema social y como método la causalidad” (p.19). Se trata de
explicar por qué se produce un fenómeno social o natural. La ciencia social
normativa, por su parte, tiene como objeto un mixto de normas conductas y
valores y como método o principio la imputación.
Por eso las variables causales no solo no son necesarias en una investigación
jurídica, estrictamente hablando, sino que además son impertinentes. Aquí no
se trata de explicaciones de fenómenos sociales o naturales. Esto puede ser
pertinente por excepción cuando se trata de investigaciones socio-jurídicas,
que son un mixto de problema social con problema legal, verbi gratia: “¿Por
qué aumentan los juicios de alimentos en el pueblo joven Ciudad de Dios?”
Este no es un problema jurídico sino sociológico con relación externa al
derecho. No porque algo esté relacionado con el derecho lo convierte en
jurídico. Toda la vida social está relacionada con el derecho.
5. EL PROBLEMA ES EL PROBLEMA
55
empezar? Pero para descubrir o inventar o hacer explícitos problemas
relevantes de investigación hay que estar preparados.
Pareciera más bien que se les ha educado para bloquearles esa capacidad.
Para eso está la educación tradicional, la escolástica virreinal, pre moderna,
acrítica, dogmática, repetitiva, tediosa, hecha para la obediencia y el respeto a
la autoridad (en conjunción con el positivismo “pop” en nuestra época). No
para aprender a pensar con la propia cabeza. Y en el significado que puede
tener esto en nuestra vida intelectual, académica y social. Son consecuencia
de ello las inadecuadas exigencias y el exceso de importancia respecto a las
formalidades del proyecto, en detrimento de la investigación misma, de su
contenido, objetivos, sustancia y relevancia jurídica, en nuestro caso. Y en
especial el planteamiento del problema
56
Está aún viva la mentalidad dependiente, arraigada desde la Colonia y nunca
superada del todo: copiar, imitar, plagiar, seguir solo las formas, cumplir las
normas porque puede salir caro no cumplirlas . Sino no hay autocrítica no hay
crítica, y en consecuencia tampoco creatividad. Como la mayoría no puede
plantear problemas que ameriten un trabajo de investigación jurídica relevante,
la consecuencia es que el alumno tiene que copiar cualquier proyecto de por
ahí o se hará “asesorar” por un alma caritativa que pasará a remplazarlo en la
tarea que se supone solo a él corresponde. O intentara cumplir por cumplir,
formalmente, para aprobar, solo para aprobar, y puede terminar haciendo un
mamarracho. Y así aún graduarse
57
También se puede considerar a la filosofía como una “crítica de los
fundamentos”, tal como lo sostuvo alguna vez Leopoldo Chiappo (en
conferencia realizada en la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de
San Agustín. Diciembre 1995). Y el derecho, por lo menos en los casos
importantes o complejos, también es eso: una crítica de los fundamentos…
jurídicos. Llegar a la raíz de los problemas es tocar lo fundamental, los valores
jurídicos en juego (en relaciones de fuerza). Pero para eso se necesita
desarrollar en el estudiante la capacidad crítica y autocrítica, casi inexistente. Y
mejor si se empieza en el colegio.
6. HIJOS DE LA CONTRARREFORMA
Cada vez que escucho esa frase y otras análogas recuerdo a Octavio Paz
(1990), el premio Nobel de literatura mexicano que decía: “Somos hijos de la
Contrarreforma. Esta circunstancia, así como la influencia de las culturas
prehispánicas, han sido determinantes en nuestra historia y explica las
dificultades que hemos experimentado para penetrar en la modernidad. Creo
que esto ha sido particularmente cierto en los casos de los grandes virreinatos;
58
Perú y México” (p.161). ¿Qué tiene que ver la Contrarreforma con la anomia
del cobrador de combi y con la investigación? ¿Qué representó históricamente
la Reforma protestante y qué la Contrareforma católica?
Y Max Weber explicaría luego la fuerte relación entre esa ética protestante y el
espíritu del capitalismo en su obra que titula precisamente “La ética protestante
y el espíritu del capitalismo”, es decir de la modernidad económica. La crítica y
la ruptura protestante con la autoridad institucional, elimina al intermediario
oficial de la divinidad: enfrenta al hombre de cultura protestante con su propio
yo (o súper-yo), con su propia conciencia o con Dios, dependiendo de la
cosmovisión de cada quien. Ya no hay confesión sino introspección o auto
examen (“conversación” directa con Dios).
Eso parece agudizar la inteligencia: decidir uno mismo si lo que ha hecho es, o
no, malo moralmente, previo auto examen prolijo y razones o fundamentos,
desarrolla la capacidad autocrítica y auto reflexiva y su correlato, la capacidad
crítica. Y ello procreó el desarrollo de la ciencia, la filosofía, la industria,
etcétera. Hay una línea directa entre Lutero y Kant. Es decir, todo lo que no ha
ocurrido en el mundo católico que defiende la tradición, el pasado, la
costumbre, la Iglesia, el Papa, etcétera: “hijos de la Contrareforma”, como dice
Paz. El católico solo tiene que confesar sus pecados al sacerdote, no tiene
necesidad de auto análisis, de discusión consigo mismo, o por lo menos con el
cura, no práctica, no necesita la conversación directa con Dios: la auto crítica.
El mundo católico no ha tenido el incentivo sino el desincentivo para desarrollar
59
esa capacidad crucial que se tuvo que desarrollar por necesidad en el mundo
protestante: el autoconocimiento.
60
que en general se sostienen en la capacidad crítica y autocrítica, dejen mucho
que desear. Para no hablar de ética y de plagios como cancha en la vida
académica.
7. CARTESIANA
Se supone que un elemento imprescindible del espíritu científico, que nace con
la modernidad europea, es la actitud escéptica, prudente y hasta
metódicamente desconfiada. “Dudo de todo” decía Descartes en el amanecer
de esa época (2014). Es la primera clave de su Discurso del Método. Investigar
es ante todo cuestionar, plantear problemas, dudar, desconfiar, hacer
preguntas; es ejercicio crítico. Y el ejercicio crítico y auto crítico (que es su
fundamento) es lo que mejor explica y define la modernidad, más que las
chimeneas de la industrialización o la tecnología de punta (como advirtió
Octavio Paz) que son consecuencia del espíritu moderno, no su causa.
Lichtenberg (1989) agrega:
¿Acaso hay un método científico general para todas las disciplinas científicas?
¿Acaso hay un método general, a priori, para cada ciencia en particular? ¿Hay
ciencia en general? Galileo Galilei no utilizó un método, para empezar, sino que
lo inventó de acuerdo a su problema de investigación. ¿Es racional partir del
supuesto que el derecho es una ciencia sin discusión alguna? ¿No es una
actitud dogmática, acrítica y anti científica? ¿un pre-juicio? ¿No se construye el
método al lograr los objetivos, resolviendo la sucesión de problemas que se
dan en la investigación? ¿No lo han hecho así los más grandes científicos? Ni
Newton, ni Einstein siguieron métodos científicos a priori, sino que los crearon
a la medida de los problemas que investigaban, previo planteamiento (formal o
informalmente, explícita o tácitamente).
61
Los profesores talibanescos nunca nos han presentado por escrito eso que
llaman “método científico”. ¿O no está escrito? Es importante la discusión
sobre estos menesteres, porque puede desbloquear esta actividad que está
bloqueada hace tiempo en las tesis jurídicas, tanto que parece natural o normal
que así sea. Y también es consecuencia de la extrapolación metodológica
aludida. Eso impide el desarrollo más fluido en las investigaciones de
aprendizaje de los novatos en derecho, que les producen innecesariamente
sangre, sudor y lágrimas, cuando hay que promover más bien la investigación
con un modelo de proyecto simple y sencillo, promoviendo la adecuación del
método al objeto, sin que eso signifique menos rigurosidad, menos disciplina, si
no, por el contrario, mayor razonabilidad, mayor consistencia. Ser racional es
adecuar los medios al objeto o finalidad que se espera. Seamos pues
racionales hasta ese punto.
Crea a la vez un nuevo mundo, una nueva era (mundial, global) y con el
sentido de individualidad, se desarrolla un novísimo sentimiento: la importancia
y el valor del individuo y de lo nuevo, de la renovación, del cambio, que dejó de
ser un disvalor medieval, ahora era un valor. También una cierta pérdida de fe
en todo tipo de dogmas, de prejuicios, de verdades estereotipadas; duda
religiosa, metafísica, filosófica, físico espacial. Y una especie de sentimiento
inédito de soledad cósmica, resultado de la sospecha de estar solos aquí
abajo. Con el renacimiento de la cultura clásica greco romano, nace el
individuo, el hombre moderno, mil años cristianizado
62
novedosa ocupación que van a representar los ejemplares casos de “uomo
universale”, como Leonardo, Galileo, Spinoza, Cervantes, Maquiavelo, Erasmo,
o Pico de la Mirándola: la investigación. Que después de muchos siglos alguien
se atreva a decir, como Copérnico, que la tierra no es el centro de universo y,
Giordano Bruno, que no hay centro, le cambia la visión del mundo a
cualquiera. Justamente porque lo que ha hecho cambiar la visión, la
cosmovisión, la concepción del mundo y de la vida del hombre moderno, son
los cambios en la visión física del mundo de los grandes físicos, como Galileo,
Copérnico, Kepler, etc..
Las técnicas tienen que ver con las mediaciones o nexos entre la cosmovisión,
la concepción jurídica del sujeto investigador y su objeto de investigación. Esto
incluye una reflexión crítica sobre estas mediaciones y las exigencias que se
les suelen hacer a los estudiantes de derecho a este respecto, más adecuadas
en ciencias sociales cognitivas o causales, no en derecho. Esto teniendo en
cuenta los rasgos específicos del derecho: el objeto jurídico de investigación.
63
Lo cual implica también repensar los conceptos de “hipótesis”, “marco teórico”,
“marco operativo”, “variables”, “indicadores”, “unidades de estudio” “matrices”,
en relación a materias jurídicas, que tienen características propias y que no son
esencialmente cognitivas, causales o explicativas.
8. 1 Capacidad de admiración
64
¿Qué es capacidad de admiración? Es la virtud por la cual un ser humano
cuestiona lo que la mayoría da por cierto o verdadero o indiscutible: que la
tierra era plana, en la edad media, por ejemplo. Además, lo que para uno es
maravilloso para otros es indiferente, o natural o normal, por tanto, indigno
de mucha atención. Pasaron miles de años para que un ser humano se
admirara de la caída de una manzana y preguntara por ello: Sir Isaac
Newton. Y con ello cambió el mundo porque cambió la concepción física
sobre él.
65
con el gran cisma de Occidente, el descubrimiento del Nuevo Mundo, el
surgimiento del Estado Nación y el predominio de la geometría y la
mecánica como los nuevos modelos de conocimiento. Todo ello dio
como resultado un cambio profundo en la forma de pensar del hombre
moderno, caracterizada por su secularización, el rechazo de la actitud
dogmática que exigían los supuestos metafísicos en que se sustentaba
el pensamiento medieval, pero, sobre todo, por el predominio de la razón
en las explicaciones del mundo. (p.45)
66
fundamental del Perú, indisoluble del problema económico. El profesor tiene
que ser un incentivador, un motivador y tiene que estar automotivado
constantemente. Y eso requiere cierta fuerza para reconocer, en primer
lugar, errores y defectos y aprender de ellos: autocrítica es auto
conocimiento, no “dolor de corazón”. Sin esta capacidad no hay investigador
que valga.
Esa capacidad que Octavio Paz ha puesto como criterio para considerar la
modernidad por encima del criterio industrial, tecnológico, en una especie de
versión moderna del viejo “conócete a ti mismo” de la tradición griega
occidental, que es nuestra propia tradición: “Para mí el índice es otro: la
modernidad no se mide por los progresos de la industria, sino por la
capacidad de crítica y de autocrítica” (Paz, 1981, p.220). Autocrítica no es
confesión de culpas, remordimiento, acto de contrición, o propósito de
enmienda, sino auto examen y transformación. Crítica no es sólo una
maliciosa actividad de destrucción y menosprecio, sino curiosidad, sensatez,
pasión por la búsqueda, aun poniendo en cuestión esa misma búsqueda. La
crítica y autocrítica son dos fases de una misma operación cultural que
“limpia” la visión, que despeja el punto de vista del investigador y lo inmuniza
contra la contaminación ideologizante.
La honestidad intelectual es, en primer lugar, respeto por uno mismo. Ser
leal a uno mismo era la primera regla de vida para Jorge Basadre El respeto
que deriva de no traicionarse, de no mentirse uno mismo y, en
67
consecuencia, a los demás. Es de difícil comprobación. Que el novato sea lo
más desprejuiciado posible, aunque eso sea difícil con una educación
repetitiva y autoritaria, aún con algunos ingredientes modernos. La
sinceridad, el lenguaje claro y directo entre asesor y graduando es
económico, ahorra costos y tiempo, que también cuesta. La honestidad es
con uno mismo, no es ni fingimiento social ni el cumplimiento de una
obligación moral, sino una actividad que eleva la potencia del individuo y su
propia (auto) opinión porque lo hace íntegro, de una sola pieza.
68
humana a engañarse a sí misma, superlativa en un medio supersticioso,
crédulo, manipulable, dependiente y con serios y coloniales rezagos
mentales,
8.4 Ir al grano
69
aprobación del proyecto) ya debe estar claro en la mente del tesista y en su
proyecto aprobado. Y si no lo está hay que cubrir esa etapa.
Para empezar, hay mucho que leer antes y durante la elaboración de una
tesis, directa o indirectamente relacionado con ella, y mucho que escribir.
Una tesis es una especie de crónica de una investigación y la investigación
misma a la vez. En cualquier punto se puede abordar una tarea investigativa
distinta a la que hacemos en ese momento (lo cual es obvio para los
70
experimentados), pero esto no sigue una lógica científica (en el sentido
físico, material o social) o una lógica formal.
Las reglas del silogismo valen para proposiciones que son verdaderas o
falsas y sirven justamente para extraer conclusiones verdaderas o falsas
de premisas verdaderas o falsas; ergo, las reglas del silogismo no valen
para las normas o para los imperativos. Pero el trabajo de los juristas,
¿no consiste en gran parte en deducir normas de otras normas?”
(Bobbio, 2017, p. 33).
71
del investigador. Pero todo se puede cambiar sobre la marcha porque en eso
consiste también la investigación, mejorar el criterio es ir afinando el
proyecto.
9 TESIS Y MONOGRAFÍA
Siempre hay un punto de vista que desarrollar: una tesis. Es una opinión
motivada, fundamentada y argumentada, una toma de posición. El desarrollo
de un punto de vista aplicado puntualmente. No una descripción. El
investigador toma la palabra y dice lo que piensa respecto a los diferentes
aspectos del problema y la posible salida, y normalmente llega a ciertas
conclusiones. El perspectivismo aquí no sólo es inevitable sino también
saludable y enriquecedor. En la tesis hay que aportar algo, aunque no sea una
genialidad, hay que agregarle algo valioso a la realidad.
72
La tesis es lo que viene después del proyecto aprobado, el desarrollo de la
investigación, no debe ser concebido solamente, en derecho, como la
descripción genérica de una temática, o abundantes opiniones ajenas sobre el
problema, por más interesantes que pudieran ser. Eso suele ocurrir con los
antecedentes cuando no están pensados ni redactados a la medida del
problema planteado, cuando son excesivamente generales y desconectados de
él, relleno puro. Por eso insistimos: cada página de la tesis debe estar
pensada como inescindible del discurso argumentativo de los objetivos y de las
hipótesis (jalar agua al propio molino). Todo lo que no abona a las hipótesis
planteadas o los objetivos buscados generalmente es puro relleno, no una tesis
sino una farsa. O una monografía que se hace llamar “tesis”.
10 EL INVESTIGADOR Y EL ASESOR
73
Los problemas se resuelven uno detrás de otro, o más de uno a la vez, si se
puede. Cada investigador tiene su propio (des)orden. Y de la huella que
dejamos con la solución de cada problema, con el conjunto de problemas,
pequeños o grandes, resueltos, hacemos método al andar, dejamos huella a lo
Machado. Si se han resuelto los sucesivos problemas, es que se ha procedido
razonable y racionalmente: luego, se ha creado un camino adecuado a un fin,
un método. Método es camino razonable que se hace patente, se revela, a
posteriori, no a priori. La sistematización o explicitación del método viene
después, si es necesaria. Al final, sin querer queriendo, se ha inventado un
método. Pero el método se puede entender de formas muy distintas, como
instrumento adoptado críticamente y aplicado con creatividad; o como reglas
obligatorias a cumplir sin dudas ni murmuraciones
Federico Engels (2014), el mejor amigo de Marx, decía que “el método es una
guía para la acción”, un instrumento para usarse creativamente aplicándolo a
una realidad que hay que conocer bien, es decir, críticamente. No es un dogma
eclesiástico que hay que cumplir a rajatabla; o como Abimael Guzmán las tesis
de Mao dentro de la iglesia marxista leninista, como buen obispo bolchevique.
El marxismo de Marx es un método, no una doctrina, no una ideología. Muchos
discípulos la convirtieron en eso en el siglo pasado y aún en éste, en ideología,
y es la actitud que más influyó. Sin embargo, si hay método, es algo que debe
ser aplicado con imaginación libre, sin rigidez ni formalismos, ni dogmatismos,
pensando en los fines u objetivos y no en el cumplimiento de la “verdad”.
¿Cómo conviene el trabajo de los asesores? Hay que empezar por discutir el
carácter de su labor: en mi opinión el asesor no es una autoridad, no debería
haber relación jerárquica, vertical, con el asesorado. El que el profesor o el
asesor se crean autoridad sin serlo genera, en vez de resolver, problemas de
comunicación con el asesorado y sin buena comunicación no hay buen
asesoramiento. Aquí no hay -no debiera haber- órdenes que dar ni recibir. Hay
que convencer, hay que dar razones. La primera condición del asesor es la de
ser completamente franco con el asesorado. Si es de manera elegante y
delicada, mejor. El detalle y la claridad de las observaciones y comentarios
críticos del asesor son imprescindibles, abarcando todos los aspectos
74
esenciales relacionados. No sirven las observaciones lacónicas, genéricas,
vagas, infundamentadas, inexplicadas, etcétera.
Lo que da el asesor son sus opiniones, que no tienen carácter obligatorio sino
facultativo. El asesorado decide qué hacer con esas opiniones. El asesor no se
inmiscuye con la posición o punto de vista ideológico que adopta el asesorado,
sino con su capacidad para plantearla y defenderla, en la redacción, en la
discusión y en la sustentación. Lo que se evalúa es la consistencia del trabajo
a partir de los objetivos, hipótesis y criterios del asesorado, no los del asesor.
Este tiene que ponerse en los zapatos de aquel para comprenderlo. De no ser
así sólo se aprobaría a los tesistas que piensan como el asesor, lo cual es
aberrante en educación porque colisiona con el principio de libertad y tolerancia
frente a la diversidad de puntos de vista (y sin embargo ocurre y es frecuente).
11 ACTITUDES
75
Si el tesista adopta la inadecuada actitud de cumplir formalmente, o a desgano,
de hacer la tesis porque es obligatorio, o sólo por la necesidad de obtener un
título formal, como es tan frecuente entre nosotros, es mejor que haga otra
cosa, es mejor dedicarse a otra actividad. Sólo hay una alternativa frente a esa
obligación o necesidad, y es la más divertida: ponerle todas las ganas, toda la
fuerza posible, toda la pasión, como una verdadera aventura. El que se aburre
es el que trabaja a medias, o a cuartas, cumpliendo con entusiasmo la ley...
del mínimo esfuerzo. El impaciente lo único que quiere es acabar cuanto antes.
Mata el tiempo, no lo vive. El investigador requiere deseo y paciencia a la vez.
Vivir el tiempo, no matarlo. Y vivirlo con fuerza y pasión porque la vida es
lucha, y no se puede luchar mediocremente sin ponerse en peligro.
76
investigación auténtica. No tiene que ser genial, pero no puede ser “bamba”. Se
requiere un mínimo de aporte, o por lo menos un buen intento.
Otra condición sine qua non en la asesoría es, evidentemente, que el asesor
debe seguir al graduando constantemente, de comienzo a fin, aunque esto
puede variar de acuerdo a la relación particular con cada uno. El asesorado
debe cumplir con entregar sus avances de investigación, sin dejar de plantear
todos sus problemas, incluso los que teniendo relación con el trabajo de
investigación, no sean asuntos académicos (la angustia del graduando, por
ejemplo, que es hasta cierto punto normal). Hay que insistir en que el asesor no
debe limitarse al comentario de los aspectos puramente formales, debe discutir
a fondo sobre el fondo del problema con el tesista. El método que se construye
y evalúa es inseparable de ese fondo.
77
Pero, además: ¿encaja esta metodología general que se denomina científica
en el derecho? ¿Está pensada para él? Se requiere un metodólogo que sepa
derecho, un abogado, pero que investigue y publique. El metodólogo basa su
preparación en la filosofía y las llamadas ciencias sociales, no es una
especialidad porque es inherentemente interdisciplinaria. No hay una
especialidad que se llame metodología. El metodólogo es un investigador que
reflexiona no sólo en su propia investigación, sino sobre la investigación en
general. Reflexión: “doble flexión”, como diría Fernando de Trazegnies
(303,1994).
Una idea obvia en la que hay que insistir: no hay diferencia entre lo que dice
una tesis y la manera cómo está hecha. La forma es contenido. La forma, la
redacción y el fondo son inseparables en concreto, aunque distinguibles en
abstracto. El fondo se expresa en la forma. Una segunda idea obvia: siempre
hay algo previo al proyecto formal: uno va con todas sus creencias, supuestos
o ideas a realizar una investigación y no como una tabula rasa, en blanco.
78
Incluso tal vez toda la investigación ya está lista en el momento que vamos a
formalizarla a través de un proyecto escrito. Pero su formulación no es sólo
cuestión de forma. La manera como está hecha y cómo está escrita es
significativa, emite sentido. La forma y el método son inseparables de un
contenido problemático cualquiera, son uno. No se dice nada relevante del
método o la forma sin tener en cuenta el contenido sustancial.
Entre nosotros se cree que es posible que un dictaminador vea sólo la parte
metodológica y otro el contenido; que se puede dictaminar las tesis de derecho
a partir de una lectura esquizoide y sin saber derecho. Suponen que fondo y
forma son perfectamente separables y no sólo distinguibles por abstracción.
Pero el método o la forma independiente del tema, como se dijo, deviene vacío;
por eso tal vez obligatorio, burocrático, reglamentario, pero no útil. ¿Asesoría
en abstracto? No es posible. Si no se entiende lo sustancial ¿cómo evaluar la
forma o el método? ¿Cómo criticar sólo lo formal y metodológico desligado del
fondo, del contenido, si debe estar al servicio de éste?
79
del graduando y del tipo específico de investigación jurídica. Por eso el
contenido es inseparable de la forma y el método debe adecuarse a lo
sustancial. ¿Por qué verlos por separado si lo que interesa es justamente las
relaciones entre ellos? La redacción no es sólo una cuestión técnica, una pura
cuestión formal, desde el momento que refleja todos los rasgos o
características del investigador, mejor que todos los títulos y grados
académicos. El alma humana se desnuda objetivándose en la escritura. Por
eso el plagio exaspera, saca de quicio el absurdo de la vida y la hace más
absurda aún. El fondo es la forma. La forma es el fondo.
SEGUNDA PARTE
1. INTRODUCCIÓN
80
objeto de conocimiento, sino resolver problemas de cierto tipo, en este caso de
derecho, contradicciones de intereses e incertidumbres jurídicas.
81
ser necesariamente expreso. En este trabajo presentamos una encuesta
comentada al respecto (Encuesta a los profesores de derecho)
Aunque toda ciencia tiene que ser teoría, no toda teoría es científica, por
ejemplo, las teorías jurídicas, que tratan del deber ser, de la aplicación de
valores jurídicos a través de reglas a cierto tipo de conductas con relevancia
jurídica. Si ciencia es conocimiento, básicamente (no exclusivamente) el
derecho no sería una ciencia, a pesar de los cientificistas que adoran el término
“científico” como signo seguro de calidad, porque sobrevaloran la ciencia. Y la
sobrevaloran porque ignoran sus límites. Y el afán de hacer del derecho una
ciencia como sea, con razones pobres o sin ellas, puede ser atribuida, como lo
hace Carlos Santiago Nino, al halo de prestigio que tiene la ciencia en la cultura
popular debido a esa sobrevaloración.
82
llamar ciencia al derecho sólo por esa única razón (la elaboración de la
dogmática jurídica), pues interpretar, explicar, describir y sistematizar, ordenar,
organizar o aplicar normas jurídicas no es objeto ni actividad de las ciencias;
son operaciones típicamente jurídicas.
83
taxonomías no necesitan generalizaciones abstractas, y la
biología con gran esfuerzo está comenzando apenas a
utilizar la idealización matemática y la generalización (...) Los
caracteres mencionados no son ni necesarios ni suficientes,
pero pueden estar presentes en mayor o menor grado y
contribuir a caracterizar lo que reconocemos como científico.
Su desaparición conjunta remueve de una actividad el
carácter científico; su presencia en alto grado crea
condiciones reconocidas como preeminentemente
científicas. Esta línea de pensamiento nos obliga a
abandonar la búsqueda de una esencia intemporal e
inmutable en favor de un sistema de criterios interactuantes".
(p.319)
Parece cierto que no es posible dar una definición consensuada de ciencia, que
abarque todas esas disciplinas y algunas otras sobre las que no se discute su
calidad de “ciencia”. No hay un elemento común a todas ellas, como se dijo.
Por eso es que no encontramos ninguna buena razón para llamar “ciencia” a
una actividad tan distinta a todas ellas, como el derecho, provocando
confusiones y extrapolaciones innecesarias y perjudiciales. Y no a partir de la
investigación y el razonamiento propio, sino de una repetición dogmática de la
centenaria tradición jurídica “positivista pop” (Fernando de Trazegnies)
84
Si bien esas actividades no pueden ser tenidas como esenciales ni necesarias
para llamar ciencia a una actividad, aquella disciplina que no reúne ninguna
de estas actividades características, como el derecho, difícilmente podría ser
considerada una de ellas, con el criterio del gran jurista argentino. Se llama
ciencia a la lógica y a la matemática y no tienen nada en común con la
biología, que sí es una actividad cognitiva, que quiere conocer o explicar un
fenómeno de la realidad concreta. ¿Por qué se les llama ciencia a todas ellas?
¿Qué tienen en común? ¿Y por qué llamarle al derecho ciencia, entonces? Se
ha internalizado la palabra dogmática en los dos sentidos y se les ha
confundido, no estando bien delimitados ni distinguidos: peyorativo-no
peyorativo.
85
mediante este o aquel manipuleo verbal, sino a partir de las necesidades
sociales que satisfaga, para lo cual será necesario detectar qué
funciones cumple. Esto nos sugiere la conveniencia de que la tarea de
proponer modelos de ciencia jurídica vaya precedida de una
investigación de las funciones, métodos y presupuestos de la actividad
que los juristas efectivamente desarrollan, con el fin de determinar si el
método propuesto puede satisfacer las mismas funciones que esa
actividad, pero recurriendo a métodos y presupuestos más eficaces. Es
bueno puntualizar que no basta que un cierto modelo responda a los
cánones científicos para que su materialización constituya una actividad
socialmente relevante; y de más está decir que no toda actividad
socialmente relevante tiene por qué satisfacer exigencias de
cientificidad”. (p. 320).
En ese caso nos tendrían que ilustrar con el concepto que consideran idóneo
de “ciencia” o el más actual o actualizado, para luego compararlo con el
derecho y ver qué ocurre. Pero hasta ahora no lo han hecho. Pero si tuvieran
razón y tuviéramos que descartar las definiciones de la Enciclopedia Británica,
del diccionario de la Real Academia de la Lengua y del Wikipedia, que
tomamos como referencia, el problema de la determinación del sentido de esta
palabra se haría borgeseanamente laberíntico. Tendría que convenirse en un
mínimo de rasgos comunes, estipulativamente por lo menos, aunque fueran
muy generales. Alguna noción de ciencia hemos de adoptar para afirmar la
cientificidad del derecho. ¿Pero cuál? Lo que no se puede admitir es que se
86
afirme sin más que el derecho es una ciencia sin dar razones plausibles y
convincentes.
87
justas o equitativas o razonables jurídicamente (a partir de juicios de valor) no
“verdaderas”, “objetivas” (juicios de hecho).
88
observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los que se
deducen principios y leyes generales”. No se puede definir al derecho como
“conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación”, en la hipótesis
que fuera una ciencia. El derecho es mucho más y algo distinto a un “conjunto
de conocimientos” porque las normas, principios, instituciones, doctrinas etc.,
no son conocimientos sino opinión, mal o bien fundamentada. El derecho no es
un conjunto de conocimientos estructurados sino actividad, una praxeología,
actividad social, histórica, política, que tiene en cuenta normas y principios.
Cuando el diccionario coloca el razonamiento al lado de la observación está
pensando en ciencias naturales o físicas probablemente y no en razonamiento
jurídico. Y cuando habla de leyes o principios ya hemos visto que no se refiere
a leyes dadas por el poder legislativo. Es confundir “naturaleza” y “sociedad”
como lo hace ver Kelsen en Teoría pura del Derecho
El diccionario Wikipedia, por su parte, señala que ciencia es una palabra que
viene del latín y que significa “conocimiento” y la define como: “Sistema
ordenado de conocimientos estructurados. Los conocimientos científicos se
obtienen mediante observaciones y experimentaciones en ámbitos
específicos”. Por supuesto que no podemos aplicar esta definición que da
Wikipedia al derecho, por razones semejantes a las que sostuvimos con la
definición de la Enciclopedia Británica, pero además nos permite agregar una
aclaración (aunque bastaría con tener presente que “derecho” no significa
“conocimiento”, y el vocablo “ciencia” no tiene significado valorativo sino
cognitivo, salvo mejor parecer). ¿De qué “observaciones y experimentaciones”
se puede hablar en la actividad jurídica, en el derecho, sino de manera
forzada? Solo con calzador. Y no queda bien. Una sentencia es una solución a
un problema, una norma jurídica “privada” y debe cumplirse como una ley
¿cómo se podría probar empíricamente que sea objetiva o verdadera si ni
siquiera pretende serlo? Solo quiere ser justa, equitativa, razonable.
89
“ámbito específico”, como dice Wikipedia. Un campo bien circunscrito y
cerrado, aislado del resto de la realidad, por abstracción o materialmente, como
ocurre en los laboratorios científicos. Habrá que ver también por qué el derecho
no puede ser objeto de especialidad en sentido científico sino –
perogrullescamente- en sentido jurídico. Y no es igual.
¿Tal vez haya acuerdo mínimo en que se trata de una actividad cognitiva que
implica especialidad? ¿O ni siquiera eso? Pero si acordamos ese mínimo,
estipulativamente, ya podemos compararlo con el derecho. Y no es una
discusión ociosa porque nos obliga a afinar nuestras representaciones y
conceptos sobre el derecho, sean los que sean. Por eso ni en su sentido
general ni en su sentido especifico podemos sostener, sin dar buenas razones,
que el derecho como actividad humana es básicamente una actividad de
conocimiento que implica especialidad. Y esos son precisamente, en nuestra
hipótesis, dos de los rasgos de la idea, inevitablemente parcial, de ciencia que
adoptamos: hipotético e instrumental.
90
involucra toda la subjetividad del opinante, lo que tiene que fundamentar con
buenas razones no es “la verdad” sino su punto de vista.
91
Y Bergson (2007) sostenía, no sin razón, que la ciencia está hecha para el
conocimiento de la naturaleza, no del ser humano considerado integralmente, y
no por retazos. Por retazos sí puede ser objeto científico. Su sangre se analiza
“científicamente”. Pero el ser humano es más que su sangre. Lo que no ven
los positivistas es eso, que la ciencia no se ha hecho para las regiones alejadas
de la materia bruta, es, decir, para el espíritu humano indisoluble de un cuerpo,
de un lenguaje y de una mayor complejidad. Como regionalmente no se ha
dado discusión respecto de lo que se entiende por ciencia, no saltan (o se
visibilizan) los desacuerdos o diferencias y la noche de los gatos pardos
continua. Y todos felices.
El hecho que en otras latitudes sí se haya dado esa discusión no nos exonera
de hacerlo a nosotros. Por ejemplo, Marcial Rubio Correa señala que una
ciencia (en sentido moderno) debe tener por lo menos “objeto indiscutible,
unidad de métodos y presupuestos comunes” (Rubio, 2009, p.353-354). Y el
derecho no reúne ninguna de esas tres condiciones. Y no le faltan razones.
Cada usuario u operador utiliza los métodos y criterios jurídicos como le parece
y desde su punto de vista. La discusión sobre el carácter del derecho, su
naturaleza, continuará siempre a lo largo de la historia. El derecho no tiene
objeto indiscutible, más bien lo contrario es cierto. Y los presupuestos o puntos
de partida varían claramente entre dichos usuarios u operadores. Unos parten
del supuesto que el derecho es una ciencia, por ejemplo, y toda su actividad se
ve condicionada por esta idea. Otros no, como Marcial Rubio, etc.
92
Por eso hay una Filosofía del Derecho y no encontramos una Filosofía de la
contabilidad, de la medicina, de la ingeniería, hablando académicamente. Y no
porque no sea posible sino porque en el derecho la filosofía es imprescindible e
inseparable de la misma sustancia jurídica. Siempre que se aplica el derecho
se plasma una cosmovisión y una visión jurídica. El derecho y la filosofía son
muchísimo más antiguos que la ciencia moderna, a la que nos referimos
cuando hablamos de ciencia. Cualquier problema jurídico relevante puede
revelarse como problema jus filosófico si se busca llegar al fundamento, a los
valores jurídicos en discusión, a la raíz del problema jurídico.
93
acrítico con el que se acepta la cientificidad del derecho en nuestro medio; lo
poco prudente de la aplicación de lo que se llama método científico a la
investigación jurídica, sin una discusión previa sobre los rasgos específicos del
derecho, sobre lo que es ciencia y sobre lo que es investigación científica. Si
no esclarecemos el objeto jurídico de investigación no se puede crear un
método a la medida: un método ad hoc. La discusión también es necesaria en
nuestro medio porque, como se dijo, la mayoría de agentes jurídicos lo cree
una ciencia, a priori, o una ciencia social en general (o sea de carácter causal).
94
aspecto de la realidad, no la justicia, ni la equidad, que son valores jurídicos. La
diferencia es cualitativa, de natura, no de grado.
Pero el derecho es algo más y algo distinto al puro conocimiento, más que una
disciplina cognitiva. El conocimiento no es el fin que persigue el derecho, es un
medio necesario. Es verdad que el problema jurídico puede partir de hechos
(aunque no siempre, ya que hay asuntos de puro derecho) pero son hechos
que importan o deben importar al derecho, estar regulados o por regularse por
él. Y ni los hechos pueden eludir la interpretación.
96
prohibir, mandar o sancionar. Pero esto no tiene que ver con la ciencia, sino
con otra actividad humana que llamamos derecho: que es político y ético, no
científico.
3. 3 La ciencia es analítica
97
invitarlos a roturar el campo de la argumentación retórica, el único en el
que nos encontraremos con el razonamiento jurídico. (p. 29)
Un niño que solo conoce a sus padres, ni a ellos los conoce bien. Esta
idea se puede aplicar a muchos otros conocimientos, de hecho, a todos
98
los que no tienen un carácter puro; quien solo entiende de química, ni
eso entiende bien. (p. 190)
99
y preciso”, como expresión lingüística y todo lo posible. Los problemas
jurídicos tienen poco que ver con la claridad y la precisión abstracta y
puramente cognitiva de la ciencia. Es su lenguaje lo que debe ser claro y
preciso. Recordemos a Sthendal que admiraba el Código de Napoleón por
esas cualidades que el emuló magníficamente inspirado en el Code: claridad y
precisión.
Es verdad que en el derecho hay muchas cosas que son claras y precisas, sin
llegar a la precisión de la matemática; pero también hay una enorme porción en
que habita la ambigüedad, la vaguedad, la imprecisión, la indeterminación, la
polisemia, los laberínticos malentendidos de sentido, las aporías de la
interpretación, la complejidad del lenguaje, etc. El derecho está lleno de
incertidumbres y paradojas que lo hacen más complejo de lo que el lego cree.
En lo esencial no es posible ni necesaria la precisión cuantitativa en el derecho,
porque tratándose de valores (justicia, libertad) estos no se pueden medir o
cuantificar. Los valores jurídicos como la justicia, la libertad, la equidad son
cualitativos por esencia, por así decirlo. Y la indeterminación es inherente al
lenguaje jurídico.
Tomar una decisión judicial no es una operación analítica sino intuitiva, (esto
exige, previamente, buena información, documentación adecuada, etc. y no
excluye, sino que requiere la reflexión.). Esto tampoco excluye una buena
preparación intelectual, un buen manejo jurisprudencial y un conocimiento
suficiente de los hechos, las normas y principios pertinentes, entre otras cosas.
Hay que agregar los problemas propios del lenguaje y la variedad de puntos de
vista, intereses, culturas, lo que hace imposible la claridad y precisión
matemática en el derecho. La ciencia es abstracta, el derecho es concreto…
aunque abstracto también, por eso es complejo y/o heterogéneo.
Mario Bunge señala cinco características para que una disciplina sea clara y
precisa: Formula claramente los problemas, parte de conceptos y nociones
claros, define sus objetos, crea lenguajes artificiales, procura medir y registrar
los fenómenos. Y podemos acordar estas características también para el
Derecho, salvo la última: el Derecho no crea lenguajes artificiales, como en las
ciencias formales o la cibernética, sino que es una mezcla de lenguaje técnico
100
y lenguaje común. Y no procura “medir y registrar fenómenos” porque sus fines
no son especialmente cognitivos y generalizadores. Las nociones y conceptos
jurídicos deben ser, pero no siempre son, claros y precisos, su objeto es
siempre discutible y no siempre formula claramente sus problemas, aunque
debe hacerlo.
101
experimento, una actividad material o física. En el caso de un asesinato, sin
embargo, se hacen “reconstrucciones” pero no para “verificar” una hipótesis,
porque la “reconstrucción” no verifica nada. Lo esencial es la regulación y las
decisiones que se tomen respecto a ese hecho delictivo y sus consecuencias.
Solo los hechos pueden verificarse, las soluciones jurídicas se refutan o se
impugnan.
102
Los conocimientos jurídicos no son tales, estrictamente, son opiniones y
creaciones que pueden ser muy generales, como los de la “Teoría pura” de
Kelsen, por ejemplo, o muy específicas, pero no en sentido cognitivo : una
operación de generalización (que extrae puntos comunes en un grupo
cualquiera y deja de lado, por abstracción, los no comunes). Luego, como los
conocimientos científicos tienen diferencias “de natura” con los jurídicos, decir
que los conocimientos jurídicos son generales es equívoco o irrelevante.
Cuando se trabaja en un caso específico es imposible generalizar, cuando se
habla del derecho peruano difícilmente se puede aplicar sus soluciones al
derecho islámico, los casos difíciles son claramente específicos y singulares,
etc.
En todo caso, las normas jurídicas -que son creación humana- se dan en una
distinta dimensión de la realidad que las generalizaciones científicas. La
diferencia es como la que hay entre naturaleza y sociedad. Unas son “leyes”
causales que se derivan de relaciones establecidas a partir de hechos de la
naturaleza o de la sociedad, que concluyen en generalizaciones. “Si se
caliente un metal se dilatará”, no es una norma dictada por alguien para que
sea cumplida. No es una norma de conducta en el sentido jurídico del término.
103
No se da dentro del mundo social y volitivo del “debe ser”, sino en el mundo
causal de lo que “es”, en la naturaleza, sin intervención de ninguna voluntad.
Suele confundirse las leyes científicas con las leyes en sentido jurídico dadas
por el congreso, a pesar de la grosera y evidente diferencia. Solo para
“demostrar” que el derecho es una ciencia porque tienen “leyes”. Se trata de la
confrontación causalidad-imputación, como la planteó Kelsen. Los positivistas
“pop” lo ignoran, porque para ellos el término “ley” parece ser unívoco, tener un
solo sentido.
104
Comparando las 10 características de Bunge con el derecho, lo menos que se
puede concluir es que el derecho con esos criterios es muy poco científico, o
no lo es. Y Bunge no ha pensado en derecho cuando las ha formulado. Es
verdad que con otra noción de “ciencia” (porque hay otras ciencias y puede
haber diferentes definiciones) las cosas pueden cambiar. Pero, ¿cuál podría
ser ésta que se ajuste al derecho? Cuando alguien advierte que una noción de
ciencia es demasiado general y, en consecuencia, en ella podrían
comprenderse muchas disciplinas y actividades humanas poco o nada
científicas, entonces trata de hacer más específicas y exigentes las condiciones
de cientificidad; pero resulta que, en este caso, el derecho sale volando y ya
no cabe en la nueva definición más estrecha, más específica. Y para que el
cadáver pueda entrar en el ataúd, le tienen que cortar la cabeza y de las
canillas para abajo (Fernando de Trazegnies). En todo caso, la carga de la
prueba de cientificidad del derecho corre a cargo de quienes sostienen que lo
es. No de los que desconfían o no creen en la cientificidad del derecho
4. CIENCIA Y FILOSOFÍA
105
a la raíz problemática abordando ese objeto integralmente y en movimiento. La
mirada filosófica es crítica (como la ciencia y el arte), pero también concreta,
universal y dinámica y no se diferencia cualitativamente de la interpretación que
puede hacer cualquier ciudadano de cualquier fenómeno o hecho de la
realidad, salvo la mayor sistematización y tal vez un mejor manejo del
lenguaje. La filosofía no es una especialidad, ni una profesión y solo se
diferencia por la calidad, la cultura, la sapiencia del intérprete que puede ser
Martín Heidegger o un vecino del distrito de Azángaro. La filosofía no es
básicamente cognitiva como puede ser la ciencia, sino interpretadora o
creadora de sentido. La filosofía de Sócrates se parece a Sócrates, la filosofía
de Spinoza se parece a Spinoza, no son espejos de la realidad ni intentan
serlo, solamente expresarse a sí mismos, como el artista.
106
basa en ese principio: libertad de pensamiento y respeto a la opinión del otro
en el desacuerdo, que es tolerancia por comprensión y no por “aguante” (en el
sentido de Charlie García). Al otro no se le puede considerar y tratar como
enemigo porque piensa diferente, actitud común en la educación peruana, por
cierto. Actitud sectaria o tribal. ¿Todos deberíamos pensar igual?
107
¿El DERECHO ES CIENCIA? ¿POR QUÉ?
Pero, además, que el derecho tenga objeto de estudio -sea científico o no- es
solo un aspecto de la vida jurídica , tal vez secundario, porque el derecho
también comprende una actividad judicial, administrativa, legislativa,
diplomática, de asesoría, además de la académica, dentro de la cual está la
actividad de investigación, dentro de la cual, a su vez, se puede hablar de
objeto de investigación. Y como la pregunta era referida al derecho en su
conjunto y no a un aspecto parcial, suponemos que debió referirse a todo el
derecho considerado integralmente y no a un aspecto parcial que ni siquiera es
específico del derecho: “tener un objeto de estudio”.
108
Pero además no es cierto que el derecho sea una disciplina de “estudio y
explicación del comportamiento humano” como afirma el entrevistado, como lo
son la psicología, las ciencias sociales causales. Sin embargo, el entrevistado
lo menciona en primer lugar. En las Facultades de derecho no se educa para
“entender el comportamiento humano para poder explicarlo” como aquí se
afirma. Eso se estudia en sociología, antropología, psicología, etnología, etc. Y
como en muchos casos es necesario entender el comportamiento humano en
la vida jurídica, en la formación del juez son necesarias esas disciplinas
mencionadas, pero eso no es tarea o función jurídica sino buena formación. El
derecho está relacionado con todos los aspectos de la vida social y al
estudiante se le debería dar una formación interdisciplinaria. Pero, en todo
caso, el derecho no es, básicamente, disciplina cognitiva.
En otra parte agrega que “en el derecho penal vemos un tema absolutamente
científico”. Dejando de lado el fundamentalista adjetivo “absoluto”, que no tiene
cabida en el derecho que se pretende moderno, el derecho penal no parece un
asunto “absolutamente científico” sino simplemente jurídico, es decir, que se
dedica básicamente a la regulación de conductas aplicando sanciones;
conductas que el propio derecho, a través de la ley, la jurisprudencia o la
109
doctrina, considera delictuosas. ¿Regular o sancionar conductas delictuosas es
una labor científica? No vemos a los penalistas dedicados a estudiar y explicar
la conducta humana como su función o labor esencial “absolutamente
científica” ..
110
dice que el derecho es científico porque “es probable”. ¿Probable en qué
sentido y por qué ese rasgo convierte al derecho en científico? No lo sabemos.
El encuestado no nos dice nada, pero no es nada probable que el hecho de
que algo sea “probable” lo haga científico, si se entiende la palabra como
posibilidad. ¿O tal vez quiere decir que en el derecho siempre hay que probar o
justificar lo que “se” afirma? Eso es justo lo que aquí falta aclarar. ¿Probable en
el sentido que se puede probar? Lo cual no es posible porque en el derecho la
prueba tiene otro carácter que no es el de las ciencias. ¿Probar las causales de
divorcio, tiene carácter científico? Pero el que el encuestado no vea la
necesidad de aclarar los términos que usa es un signo. Nadie limitó ni quiso
limitar la extensión de su respuesta, como en el caso de todos los encuestados.
111
conjunto de normas? Estamos de acuerdo, pero eso no lo hace científica. Hay
muchas practicas no científicas.
112
COMENTARIO. - Respuesta tautológica, una vez más, porque equivale
exactamente a decir que el derecho es ciencia porque es ciencia, con el
agregado “social”, que no mata la tautología, aunque pueda distraer a algún
caído del palto. Apenas es necesario aclarar que, si se sostiene que algo es
ciencia social, tácitamente, sin la menor duda, se está diciendo que es ciencia,
cayendo falazmente en una petición de principio porque se presenta como
verdadero lo que se debería demostrar. El hecho que se le agregue el adjetivo
“social” no cambia absolutamente nada ¿o no? Falta un detalle: saber por qué
para el encuestado el derecho es ciencia social. Y por qué “ciencia”. Estamos
en las mismas. El encuestado no responde, solo afirma. Hay mucha convicción
en la respuesta, el problema es que la “razón” que da para demostrar que el
derecho es una ciencia es una sin razón. ¿Y por qué una “ciencia social”? ¿Y
por qué una “ciencia”? Era el detalle que faltaba.
113
COMENTARIO. - Respuesta lacónica. ¿O seria mejor decir no hay
respuesta?. Es una afirmación pura, una mera afirmación. Ya habíamos
comentado a otro encuestado que tiene la misma “respuesta” ¿Por qué
ciencia? ¿porque lo digo yo? Como el anterior encuestado, se olvidó de dar
por lo menos una razón. No se oye padre. Lo que no se puede hacer es decir
que el derecho es una ciencia porque es una ciencia (social). ¿Por qué
ciencia social? ¿Por qué no se le ocurrió dar una sola razón? No parece un
problema individual o aislado. Parece un elemento de la educación de raíz
pre republicana y son los profesores quienes la transmiten a los estudiantes de
generación en generación. Pero primero los padres que han recibido la misma
educación mayoritaria
114
serían las únicas ciencias. Y si se trata de exactitud relativa, el criterio podría
estirarse o encogerse a voluntad, lo cual lo convertiría en cuasi inservible por
falta de rigor e imprecisión.
115
caso anterior, establece una condición tácita que habría que ver si se cumple:
que toda actividad que tenga objeto y método de investigación es una ciencia.
Y toda actividad humana conviene que sea metódica, en el sentido de racional
en relación a sus fines. Y muchas lo son No en el sentido de un método a
priori, en el sentido estricto de Enrique Haba, un conjunto de pasos a seguir
que llevan a todo usuario exactamente al mismo lugar. En este sentido, no
hay método en derecho.
Pero en el primer sentido, la música o el derecho tienen no solo uno sino varios
métodos de investigación y tienen objetos, ya sea de estudio, de creación , de
interpretación, etc. Los métodos de la ciencia son cognitivos, pero hay una
serie de métodos fuera de la ciencia, con sus respectivos objetos. Sin
embargo, por ejemplo, la estética tiene métodos y objeto de investigación, pero
no es una ciencia, la ética tampoco, etc. Son disciplinas filosóficas desde hace
más de veinte siglos.
Parece que hay una confusión entre los términos “ciencia” y “disciplina”.
Disciplina es un término más genérico que ciencia, disciplina significa una
actividad que tiene su propio método y objeto; “ciencia” es más específico, su
función o fin es más específico. Se requieren más condiciones para ser ciencia
que para ser disciplina (especialización, por ejemplo). En otras palabras, toda
ciencia es una disciplina, pero no toda disciplina es una ciencia. Hay muchas
disciplinas, con sus objetos o métodos, que no son ciencia.
Más de uno señala que el derecho es una ciencia que regula la conducta
humana. Pero habría que preguntar cómo una ciencia, suponiendo que se trate
de una actividad cognitiva, puede regular la conducta humana. Cualquiera que
sostenga que la biología, la antropología, la física, la matemática son
disciplinas que regulan la conducta humana es porque no está en sus cabales
o algo parecido. ¿Qué ciencia es esa que regula la conducta humana, ordena,
manda, permite, prohíbe, sanciona? ¿Eso no es regular la conducta? Dar leyes
y aplicarlas, eso es regular la conducta. Tendría que haber dicho por lo menos
116
qué entiende el encuestado por “ciencia”. De repente entiende algo muy
amplio, porque la palabra ciencia tiene un sentido antiguo que no es el que le
damos contemporáneamente: ciencia como sabiduría. Aquí no se piensa en
una actividad cognitiva especializada; biología, química, etc. En otra época tuvo
ese significado extenso que ahora se ha perdido casi completamente.
Por supuesto que hay que estudiar la realidad para regularla, pero de eso no
se encarga el juez, ni el fiscal, ni el abogado: existen las disciplinas y las
especialidades. El juez, el fiscal, el abogado, el estudiante practicante no van a
ir a la realidad a investigar antropológica, sicológica, sociológica y
económicamente, eso lo hacen los “especialistas”. El juez, más bien, mientras
mejor juez sea, debe estar empapado de esas disciplinas, porque son útiles
como auxiliares del derecho, pero la actividad esencial del derecho es
prescriptiva, o sea reguladora o que intenta regular la conducta humana a partir
de principios, reglas o normas jurídicas que se aplican y expresan a través de
la interpretación argumentación.
118
que importa es que se haga efectivo, que se cumplan sus normas sus valores y
principios
COMENTARIO. - Otra vez una tautología más o menos naif, porque no da una
razón, sino que comete una falacia: “es una ciencia porque es una ciencia…
social”. ¿Y por qué es ciencia social? ¿Y por qué ciencia? Ya habíamos
comentado está misma respuesta que coincide con las de otros entrevistados.
Y también esta otra: “el derecho como ciencia social, regula la conducta
humana”. Si lo básico en el derecho es regular la conducta humana ¿por qué
llamarle ciencia? ¿Regular la conducta es una actividad científica? Ni Galileo,
ni Newton, ni Einstein ni Stephen Hawking intentaron regular o regularon la
conducta humana. Pero sí hicieron ciencia, lo que muestra que no es lo mismo
La ciencia busca conocer un aspecto de la realidad -una especialidad- no es
una actividad prescriptiva de la conducta y no regula dicha conducta ni intenta
hacerlo, no es su función. Una ciencia que regula la conducta humana es
simplemente un absurdo. Como busca conocer un aspecto parcial de la
realidad, es especializada y cognitiva, no prescriptiva. El derecho es una
actividad ético política, no cognitiva. Y por otra parte, o es ciencia o está
vinculado a la ciencia, pero no las dos. Si está “vinculado a la ciencia” no puede
ser una ciencia. Si lo fuera habría identidad y no vínculo o relación.
Pero también dice que “esta ciencia que regula la conducta humana tiene
ciertos principios que se aplican en todo el mundo”. ¿Cuáles son esos
principios que se aplican en todo el mundo y por qué eso hace científico al
derecho? ¿‘Los derechos humanos? ¿Se aplican o siquiera existen por
ejemplo en Afganistán? Ni siquiera en el Perú, que está dentro de la órbita
occidental, se respetan los derechos humanos o derechos fundamentales, que
son principios generales de derecho y no tienen que ver con las ciencias.
119
También señala que “es ciencia porque tiene cierta estabilidad”, pero no nos
dice a qué estabilidad se refiere y por qué la estabilidad es una condición de
cientificidad, dejándonos en el desamparo. Menos cuando no hay ninguna
estabilidad, como en nuestro caso peruano y muchos otros. Y también alega
que es ciencia porque “tiene algunos métodos propios para su estudio”. La
pintura también tiene métodos propios y su estudio no tiene carácter científico
sino estético valorativo. Todas las disciplinas humanas y, si nos apuran, todas
las actividades tienen métodos propios y objetos propios. Salvo las actividades
humanas irracionales o locas o arbitrarias, todas son metódicas, las amas de
casa, por ejemplo, y tienen ‘’objeto’’.
120
COMENTARIO. - Lo malo de esta respuesta es que el entrevistado no nos dice
por qué cree que el derecho es, en parte, una ciencia, como sí lo hace cuando
alega que también es un arte. En un arte, sostiene, “tú construyes las figuras
jurídicas para solucionar un problema”, es decir creas figuras jurídicas. El arte
es, en efecto, interpretación o creación. Y el derecho, ¡oh casualidad! también
es interpretación o creación de soluciones jurídicas. ¿Desde dónde? Desde un
determinado punto de vista, igual que en el arte. Marcial Rubio lo ha
demostrado claramente en su libro de Introducción al Derecho. El derecho está
más próximo al arte que a la ciencia. Pero el entrevistado se olvidó de decirnos
por qué sostiene que el derecho es, en parte, una ciencia, y cómo escapa de la
mera yuxtaposición que niega la unidad del derecho: arte + ciencia. Como
decía Fabio: otra vez será.
Pero dice también que el derecho “es una ciencia porque implica pruebas”. Y
nadie podría negar que hay pruebas en el mundo jurídico judicial, pero no se
trata de pruebas científicas como las pruebas en el laboratorio sino jurídicas
¿Es lo mismo? ¿Son actividades homogéneas que se pueden poner en el
mismo saco? Las pruebas en sentido jurídico son distintas a las pruebas en
sentido científico. Estas tienen que ver que ver con hechos y con la verdad de
los hechos, aquellas con su justicia, equidad, razonabilidad, prudencia.
Diferencia cualitativa.
Después afirma que “es una ciencia porque utiliza un procedimiento”. Pero no
solo las ciencias utilizan procedimientos, hay procedimientos de todo tipo: los
burocráticos, por ejemplo. Eso solo no hace científica a una actividad humana
cualquiera, tendrían que haber más condiciones al lado de esa. Después
agrega algo más: “que se explica a través de raciocinios”. Pero raciocinio, o
racionalidad, no solo hay en la lógica formal y en la lógica jurídica, sino también
en cualquier actividad humana que no esté gobernada por la locura o la
sinrazón. Pero el raciocinio en la lógica jurídica, a diferencia de la formal, tiene
en cuenta la realidad, se fundamenta en principios y en valores y tiene fines
propios. Y eso cambia todo.
123
hueso. Y por eso no es posible hablar de inferioridad, por el enorme papel del
derecho en la vida social aún cuando funcione imperfectamente (solo hay que
imaginar la vida social sin derecho). ¿No es mucho más importante e
interesante, más profundo y humano que la matemática? ¿Y qué tendrá el
derecho en común con la matemática que autorice a llamarles “ciencia” a
ambas disciplinas?
Habría que saber también por qué el profesor encuestado sostiene que el
derecho “no es ciencia matemática si no una ciencia social que se da en
relación a las relaciones sociales”. Algo vaga la respuesta ¿no? ¿Es ciencia
por qué es social, entonces?
124
mediante razones para demostrar su razonabilidad, su coherencia, su
consistencia: hay que convencer, no “comprobar” .
PROFESOR N° 18.- Para el doctor Juan Carlos todo le digo que no, a él no le
contesto nada. Sorry.
125
COMENTARIO. - Me encantaría saber cuál es la razón por la cual el
entrevistado no va a contestarle nada, no le contesta nada al pobre Juan
Carlos, pero tampoco al estudiante entrevistador. El estudiante no paga
pensión para que en una entrevista académica no le contesten nada porque el
entrevistado, al parecer, no ama a su colega, aunque el colega si ame al
entrevistado. La entrevista no es un favor que un profesor hace al estudiante,
sino un deber o un servicio, labor intrínseca de la actividad educativa, aunque
se trate del curso que enseña el mal amado Juan Carlos. Y esta encuesta no
se hizo por su iniciativa sino por la de un grupo de estudiantes que
seguramente aspiraban a unos puntitos más. Era la primera que se registraba,
transcribía y comentaba por escrito porque la anterior (hace algunos años) no
fue grabada.
COMENTARIO. - Una vez más se hacen afirmaciones puras sin dar una sola
razón, como si el entrevistado estuviera convencido que no se requiriera dar
razones. ¿Por qué ciencia social? Y en consecuencia ¿por qué ciencia? No
responde, no dice nada. Además, hay un malentendido con la palabra “objeto”,
que tiene, como es de esperar, más de un sentido. Se le puede entender como
campo, tema o problema de investigación; pero también se le puede entender
como sinónimo de finalidad, de objetivo o meta a alcanzar. El entrevistado está
usando la palabra “objeto” en el segundo sentido, como finalidad. Pero el
sentido pertinente, en el contexto de la metodología de investigación, es el de
“objeto” como “campo” de investigación. Pero como “objeto” significa “finalidad”
para él, entonces “el objeto” en la ciencia del derecho es el de “regular las
relaciones del hombre”, como él dice. Actividad bien poco científica, como se
ve.
126
Y como ya se ha dicho, la regulación de las relaciones y conductas sociales o
humanas no es una actividad cognitiva, como la que es inherente a muchas
ciencias, sino prescriptiva. Más que actividad de conocimiento es un asunto de
poder, de voluntad, de valores y reglas que aplicar a la hora de demandar, de
dictaminar, prohibir, permitir, sentenciar. ¿Por qué llamarle ciencia a todo esto?
Una vez más: aunque no excluye el conocimiento, no se puede decir que el
derecho sea esencialmente una actividad cognitiva, si nos referimos a esa
actividad que desarrollan todos los días los jueces, fiscales, abogados,
legisladores, etc, en sus centros laborales respectivos. Y aún los profesores y
juristas que reflexionan, investigan y escriben sobre el derecho, no realizan una
actividad esencialmente cognitiva.
PROFESOR 20.- Otra vez su misma cojudez, dile que no moleste con que si
el derecho es ciencia o no. Y para molestar dile que sí es ciencia, y dile ah.
127
humanos. Se hizo una encuesta con los estudiantes pidiendo su opinión sobre
esta “académica” y elegante respuesta del respetuoso y cordial entrevistado
en el curso de metodología de investigación jurídica. Y pudimos comprobar con
alivio que los jóvenes estudiantes de derecho todavía conservan vivo el sentido
ético de la vida. La justa reprobación a la respuesta del “profesor de derecho”
encuestado fue total.
128
Y si aceptamos la premisa según la cual es irrelevante que el derecho sea
ciencia, o no, también sería irrelevante si aplicamos el supuesto método
científico, o no, a una investigación jurídica, olvidando que el método de
investigación debe adecuarse a su objeto. Pero por las consecuencias o
resultados académicos vemos que ha sido decisivamente negativo que se
intente aplicar ese supuesto método científico al derecho. Sin discusión. Por
tanto sigue siendo muy relevante, hasta que la institución se anime a promover
la discusión para que los profesores que defienden la irrelevancia de esta
discusión la sostengan públicamente. Y no sigan diciendo a los alumnos que el
derecho es una ciencia sin fundamentos convincentes y sin investigar al
respecto.
129
El análisis no es la operación más esencial del derecho y tener metodología no
es exclusivo de la ciencia.
PROFESOR 22.- Es la payasada de Juan Carlos Valdivia, dile que está hace
20 años con lo mismo.
130
COMENTARIO. - Otra muestra de amor. Pero la pregunta es: ¿por qué tanto
amor? ¿por qué tanta tolerancia, respeto y solidaridad? Es una lástima que
este amor no haya salido del closet y se haya hecho público. Todo amor es
subversivo. Pero no era Valdivia el que estaba preguntando sino un estudiante
que, además de pagar su dinero, merece respeto y consideración, Pero de esto
el encuestado no tiene la menor idea y seguro está feliz y orgulloso de haber
dado esa “respuesta”. La encuesta no fue idea del profesor sino de un grupo
de estudiantes.
TERCERA PARTE
FASE UNO DE LA INVESTIGACIÓN JURÍDICA
1. INTRODUCCIÓN
131
investigación jurídica no vive investigando, salvo en la época de las tesis en
qué es obligatoria. Un investigador (alguien que vive investigando
constantemente y da a conocer públicamente sus investigaciones) o quien
enseña Investigación Jurídica tiene que ser abogado y además investigador y
contar con cierta familiaridad con la epistemología, es decir, con la filosofía y
las ciencias sociales actuales, proveedoras de “metodologías” y
“epistemologías”. La evidencia es su obra, calidad y cantidad: no los títulos
académicos, que se han desprestigiado por el deterioro de la calidad educativa
en los países tercermundistas, como el Perú, justamente.
Lo primero que habría que decidir en una Facultad de Derecho son las
condiciones que debe reunir un Proyecto de investigación jurídica para su
aprobación. Hay que decidir que ítems se consideran necesarios (no
obligatorios, porque la investigación no se basa en la autoridad sino en el
principio de libertad). Pero previamente, ¿con qué criterio tomamos esa
decisión? Por ejemplo: ¿queremos hacerles difícil la vida a los estudiantes que
quieren graduarse voluntariamente con tesis y tienen que hacer un proyecto, o
no? ¿queremos simplificársela? Hay que exigir todo lo que sea pertinente en la
investigación, esto es lo mínimo para evaluar el proyecto, y ser muy exigentes
con ese mínimo-suficiente y, sobre todo, con el planteamiento del problema.
Simplificar es positivo, como cuando se habla de “simplificación administrativa”,
el facilismo es negativo, o poco ético. No hay por qué confundirlos
132
Lo que proponemos en este caso es que se reduzca a una todas las
acepciones mencionadas: por ejemplo, a “planteamiento del problema” y nada
más. Plantear, enunciar, formular, describir, aluden al mismo acto de explicitar
de manera suficiente y por escrito, una o varias contradicciones en el ámbito
jurídico: ¿Para qué complicarles la vida a los tesistas con toda esta sinonimia?
Basta con el “planteamiento del problema”. Simplificación no significa falta de
exigencia, sino –como se ve- todo lo contrario. Pero ese es solo un ejemplo.
133
muleta para el enyesado, como un audífono para el sordo, como los lentes para
el miope. Hay o no hay necesidad de ellos, nada más. Son medios, no fines.
3. PROYECTO
134
adivinando, consecuencia del dogmatismo como ingrediente pedagógico de
esa visión educativa tradicional. Lo tradicional se repite, lo nuevo se crea.
135
A la pregunta de por qué aumentan los feminicidios, aunque este problema
tiene relación con el derecho, no es un problema que deban resolver los
jueces, fiscales, abogados, etc. El aumento de feminicidios no es un problema
jurídico sino sociológico. El problema jurídico-legal son los casos concretos de
feminicidio y el feminicidio mismo como delito, que también es un problema. Y
no es lo mismo que el puro aumento de feminicidios.
136
Lo que importa es poder plantear el problema de manera clara, precisa y
concisa. Sobre todo concisa, solo hay que explicar bien en qué consiste la (o
las) contradicción. No elaborar un proyecto como quien cumple con llenar un
formulario burocrático sin entender a fondo de que se trata y sin muchas ganas
de hacerlo, acicateado solo por la necesidad o la urgencia. Hay que pensar,
como recomendaba el entrenador Ricardo Gareca. Sin ganas de trabajar no se
trabaja bien, en nada. Son como formularios mal llenados, a ciegas, y por eso
se plantean mal, y por eso las incongruencias y sin sentidos en tantos
proyectos, algunos sin planteamiento de problema.
El proyecto debe dar cuenta de cada una de las palabras que utiliza. Sin
embargo, cuando se les pregunta a los estudiantes , víctimas de la escolástica,
por qué ha hecho tal o cual cosa en su proyecto responden: el profesor nos ha
dicho. No se trata de obedecer sino de pensar (con ayuda del asesor). Pero el
estudiante escolástico no lo sabe. Les he preguntado, por ejemplo, más de
una vez, por qué ponen “enunciado del problema” y no enuncian un problema
sino, en lugar de ello, el título de la tesis. He preguntado por qué incluyen ,
además, “descripción del problema” y “planteamiento del problema”, cuál es
la diferencia entre ellos, y nadie da una respuesta mínima.
4. EMPAPAMIENTO
137
cuestión, la marcha o situación de las investigaciones, posturas, discrepancias
a propósito de la temática o problemática elegida.
Eso requiere una cantidad suficiente de lectura previa (bien entendida) referida
directa o indirectamente al problema (unos diez o más artículos de revistas
jurídicas aproximadamente, puede ser recomendable, por ejemplo). La
familiaridad con diversos puntos de vista sobre el problema, hace posible la
visión del bosque, es el objetivo del “empapamiento”. No bastan algunos
árboles, hay que ver el bosque para presentar “el estado de la cuestión". En
que andan las discusiones e investigaciones sobre el tema propuesto como
problema, a nivel nacional o internacional, y qué podemos aportar nosotros.
Gracias a esta perspectiva (“la perspectiva del águila”), las lecturas alusivas y
la propia reflexión, podemos ir del conocimiento del estado de la cuestión a la
aclaración del problema escogido y su relevancia. No hay que inventar el
problema, hay que resolver los más relevantes sino se han resuelto, estos que
salen siempre en los diarios o en las noticias. Luego vendrá la redacción del
planteamiento, que es el momento donde realmente empieza la reflexión. Se
piensa mejor escribiendo, o tal vez solo se piensa realmente cuando se
escribe.
138
esta laguna lo mejor posible. No es obligación sino necesidad. Un proyecto,
una investigación no salen de la nada. La investigación empieza antes del
proyecto: el empapamiento, un mínimo de lecturas u otras formas de
acercamiento al problema.
Las revistas ofrecen una mayor pluralidad de puntos de vista, son más
actuales, más variadas y más digeribles para el empapamiento, un artículo de
revista es más llevadero que un libro. Un libro es generalmente menos reciente,
más trabajoso, más caro y menos variado que una revista ya que es
monotemático. Aunque no sugiero que se le excluya, ni mucho menos. Al
contrario, el libro es el mejor amigo del hombre, antes que el perro incluso.
139
y conciso. “Claro” significa que se consideran los elementos esenciales del
problema y nada más; “preciso” significa que no contiene o no debe contener ni
más ni menos que lo necesario; “conciso” implica la necesidad de hacer un
esfuerzo de síntesis o condensación, plantear el problema en el menor número
de palabras o frases.
140
detenerse el esfuerzo de aprendizaje de la investigación. ¿Cómo plantear
problemas jurídicos relevantes? ¿cómo no plantearlos? ¿Se pueden dar
recetas al respecto? La receta inicial es el buen empapamiento. Y lanzarse a
poner en papel un primer borrador lo mejor redactado posible, y someterlo a la
crítica del profesor, del asesor, de los amigos, etc. Sería una primera
respuesta.
Problemas jurídicos también pueden ser una laguna o vacío a llenar, una labor
a completar o profundizar, distinguir o diferenciar, un nuevo punto de vista
sobre viejos problemas, un trabajo de desmitificación o esclarecimiento
relevantes, etc. El problema puede extraerse de los periódicos u otros medios
(no hay que inventarlo necesariamente, dijimos, aunque los grandes
141
investigadores suelen inventar problemas) allí están todos los días y muchos
son relevantes, pero quien lo plantea explícita o expresamente es el
investigador. El periódico, las noticias no plantean problemas jurídicos, salvo
por excepción, pero los dan a conocer muy a menudo, casi todos los días. Y si
sale en primeras planas, ya no hay mucho que justificar en el proyecto para
demostrar la relevancia, no saldría en primeras planas.
142
Al novato le conviene escuchar sugerencias, pero será él quien tiene que
decidir finalmente qué tema escoger, y ese tema tendrá que ser de su agrado o
interés (que no siempre coinciden) porque eso supone una fuerte ventaja
psicológica. O tiene suficiente interés o ganas, o las dos. Si no tiene ningún de
los dos, ya tiene un primer problema y éste es parte de la investigación también
y parte de la labor del asesor. La otra opción es “hacerse a un costado”, como
dicen los medios. Una vez que haya elegido tema deberá contar con un asesor
que él debería escoger, que tendrá que trabajar con él desde el primer
momento. Ese primer momento en la Fase Uno es el planteamiento del
problema, meollo de la investigación e índice más valioso de la capacidad del
investigador. Plantear problemas relevantes es más importante e interesante
que resolverlos.
143
La dificultad que se presenta a quien no ha sido educado para adoptar una
conducta crítica sino para adoptar cierta sumisión mental, es que al momento
de hacer la tesis se encuentra obligado, sin embargo, a presentar un Proyecto
de Investigación donde tiene que plantear un problema; lo cual requiere,
justamente, cierta conciencia auto crítica, cierta capacidad de cuestionamiento,
cierta dosis de subversión creativa, etc. Y, como sosteníamos, para esto hay
que estar preparado. Condiciones difíciles en los medios educativos
rígidamente respetuosos de la tradición y de la autoridad, cualquiera que fuera.
Y no es problema de los profesores de investigación sino de todos los
profesores, que están obligados a investigar por lo menos en el curso que
enseñan. Y de toda la institución con sus respectivas autoridades. El problema
de la investigación es el problema esencial en las facultades de derecho,
merece mucho más esfuerzo y apoyo del que se acostumbra a dar. Para esto
no se debe tener en cuenta las diferencias ideológicas, políticas o personales y
trabajar como si no existieran. Los problemas de poder, la politización
institucional, las relaciones de fuerza son tal vez la traba fundamental en el
desarrollo de la investigación académica. La política partidaria ha
desaparecido, o casi, pero la politización, sin más, la lucha por el poder y todas
sus consecuencias, se ha quedado desnuda sin la justificación doctrinaria de
antes, pero no ha desparecido y no parece que vaya a desaparecer, solo que
no debería ser prioritaria.
144
6.2 Justificaciones
Son trabajos que nos ofrecen datos. No hay duda de que estos datos pueden
ser muy útiles, pero pareciera que el investigador sólo busca eso: datos. De lo
que se trata es de trabajar esos datos, de interpretarlos o traducirlos. Lo
estrictamente relevante en la investigación jurídica es lo que se hace y se
puede hacer con los datos, o los hechos de los que se derivan. Un trabajo de
mera recolección de datos y elaboración de fichas no es una investigación, por
145
más útil que pueda ser. Los datos solo son material de trabajo, puro insumo, si
no se les interpreta o traduce desde un punto de vista original.
Los objetivos son las finalidades que se propone el tesista, aquello que busca
alcanzar con su cumplimiento, lo que se ha propuesto a partir del problema que
ha planteado en el proyecto. Un error frecuente entre novatos es poner
objetivos que no son sinceros porque los objetivos reales no están claros y hay
que “rellenar” ese rubro de todas maneras para aprobar. El novato debe
esclarecerse los objetivos hasta que pueda expresarlos claramente. No hacerlo
es lo que da lugar a las investigaciones “bamba”, los falsos objetivos. Los
objetivos no pueden ser obligatorios porque nada debe serlo en la enseñanza
de la investigación; pero son imprescindibles o necesarios, que es distinto,
como es distinto lo necesario de lo obligatorio en general.
146
6.4 Las hipótesis
147
error aceptado o reconocido obliga a buscar otro camino que puede ser
acertado. Trabajar sin hipótesis es trabajar a ciegas. Pero no puede ser
obligatorio. Nada debe serlo. Y no debe abandonarse la cautela en el
momento de su elaboración. Ni el consejo de los sabios: “Nada obstruye tanto
el avance de la ciencia como creer que se sabe lo que aún no se sabe. Este es
el error en el que incurren los entusiastas inventores de hipótesis” (Lichtenberg,
1989, p. 188).
148
aquí “valor” no tiene sentido axiológico, o valorativo, sino el de criterio
convencional objetivamente mensurable: altura, peso, etc.
Una magnitud es “una propiedad física que puede ser medida”: el tamaño, por
ejemplo, es o puede ser una variable, porque una variable es un criterio para
medir, pesar, cuantificar en general. ¿Cómo se aplica esto al derecho?
Simplemente no se podría si se le limita a una propiedad física que puede ser
medida: una magnitud. Solo por excepción, aleatoriamente, en derecho
trabajamos con “magnitudes” o “propiedades físicas”. Normalmente trabajamos
con valores jurídicos y normas que no son “medibles” o cuantificables en
relación a hechos, y no siempre hay hechos en un problema jurídico.
149
(La variable puede ser “legitimidad” o “constitucionalidad”, que también son las
palabras o conceptos más importantes)
150
variables en un proyecto de investigación jurídica. Basta con los conceptos
principales a partir del planteamiento del problema. Porque es un asunto de
argumentación. Un marco conceptual es suficiente en un tema jurídico. El que
considere necesarias las variables en un proyecto jurídico tiene la carga de la
prueba. Debe probarlo o justificarlo con buenas razones.
Como su nombre lo indica, el marco teórico es, en primer lugar, una teoría, es
decir, un conjunto de conceptos, ideas, principios, etc., estructurados o
sistematizados de manera consistente por el investigador a propósito de una
problemática determinada. No importa el número de páginas. Una “mini” teoría
es también, cualitativamente, una teoría. ¿Cuál es su conformación intrínseca?
¿Qué es lo que omitió el profesor Prado? ¿qué tiene de específico un marco
teórico? ¿cuáles son sus rasgos particulares?
151
Estos tres elementos se pueden distinguir en abstracto, como aquí lo
hacemos, pero no separar en concreto porque forman una unidad indisoluble.
En la investigación en derecho es inevitable expresar una concepción jurídica
indiscernible de una concepción del mundo, voluntariamente o no. Siempre las
proyectamos en nuestro texto vinculadas al problema de investigación,
formando los tres una unidad concreta, como se ha dicho. Esa unidad concreta
es el marco teórico y la perspectiva del investigador a la vez. Quien lee ese
marco, va a entender bastante bien el punto de vista del investigador, si el
marco está bien elaborado. Lo que no significa necesariamente estar de
acuerdo con ese punto de vista.
152
El marco operativo es una suerte de sencilla narración sucinta de las
actividades que se piensa llevar a cabo durante el proceso de investigación,
indicando en cada caso las razones por las que se piensa desarrollar esas
actividades, siempre en relación a las hipótesis y los objetivos. Por eso no
basta con mencionar que se harán encuestas y no basta con elaborar un
cuestionario; se tendrá que consignar a quién y por qué se hacen dichas
encuestas a tales personas y no a otras y por qué se hacen esas preguntas y
no otras. Y cuál es la relación con los objetivos y la hipótesis. Eso es
“operativo”. No debe reducirse a un listado con la información de las
actividades que piensan realizarse adjuntando un cuestionario sin justificar
nada.
El marco operativo no abarca, sin embargo, todas y cada una de las múltiples
actividades que se harán efectivas a lo largo de la investigación (la mayor parte
es imprevisible o insospechada) sino solo las que en el momento de la
elaboración del proyecto se tenga en la mente, pues, nadie tiene la mente en
blanco y ninguna idea de cómo llevará adelante su trabajo. La investigación es
una aventura, pero nadie empieza una aventura de investigación a tontas y a
locas, sin ton ni son. Si el proyecto está bien aprobado, seguramente ya se
tiene alguna solución hipotética en la cabeza, íntimamente asociada al buen
planteamiento, a las labores de la fase cero y en particular al “empapamiento”
sobre el tema o la problemática particular.
153
CUARTA PARTE
ANOMALÍAS EN LA INVESTIGACIÓN JURÍDICA REGIONAL
(UN PROYECTO EN DIRECTO)
154
ciencias (cognitivo causales). En otros términos, se asume, por tradición, sin
fundamentación, que el derecho es una ciencia social (que para todos eso es
decir “causal”), es decir, una ciencia y, en consecuencia, se intenta aplicar
dogmáticamente al derecho lo que se llama “metodología de investigación
científica”, como si existiera algo así a priori y a pesar de que grandes juristas,
nacionales e internacionales (de Francesco Carnelutti a Marcial Rubio Correa o
Fernando de Trazegnies) no están de acuerdo con la cientificidad del derecho,
lo que debería motivar la discusión que aquí nunca se ha dado. No es una
discusión zanjada en nuestro medio jurídico nacional. Y tiene muchas
consecuencias -especialmente en la investigación- considerarlo, o no, como
una ciencia, sin contar con una definición general y unánime respecto al
término “ciencia”.
2. ALGUNAS INTERROGANTES
155
la biología, el derecho, la matemática y la sociología? ¿Es lo mismo ciencia y
derecho entonces?, ¿Dónde está el elemento común entre derecho y ciencia, si
lo hay? ¿Es el derecho una disciplina cognitiva y especializada, como algunas
ciencias? ¿Es, básicamente, una disciplina del conocimiento? ¿Por qué? ¿No
es una disciplina normativa, reguladora de la conducta, prescriptiva, fundada en
valores jurídicos? ¿Y eso qué tiene de científico?
4. CUESTIONES DE MÉTODO:
No hay método a priori, ni método en general, válido para todas las ciencias o
disciplinas y ni siquiera método general para cada disciplina en particular, si se
entiende la idea de método en sentido estricto: es decir un conjunto de pasos
que, bien aplicados, van a llevar a cualquier sujeto que opere con ellos
adecuadamente al mismo resultado. Este es el sentido fuerte de método, y por
esto Enrique Pedro Haba niega que lo haya para derecho. En sentido débil se
habla de método cuando se reconoce que -aunque no hay método a priori- se
156
hace método al investigar, en cada caso. En derecho no hay método en sentido
fuerte, pero es imposible proceder sin una actitud racional para lograr el fin
jurídico, y un camino a inventar, un método a posteriori, no a priori. No actuar
metódicamente es actuar a la loca, o al capricho o la arbitrariedad. Pero el
método no existe antes de la investigación.
157
Camino viene justamente del griego “methodos”, que significa dar unos pasos
razonables o adecuados para llegar a un fin. Tiene relación con la idea de
“eficiencia”. Antonio Gramsci expresa perfectamente nuestra posición
metodológica y nos ahorra muchas palabras, razón por la que lo volvemos a
recordar: “Debe dejarse claro que toda investigación tiene su método
determinado y construye su ciencia determinada, y que el método se ha
desarrollado y se ha elaborado con dicha investigación y dicha ciencia y
forman un todo con ésta…” Y lo mismo se puede aplicar al derecho y con
mayor razón tal vez que a la ciencia. (“El estado moderno”)
5. OBJETIVOS
6. HIPÓTESIS
Primera: Suponiendo que las ciencias tienen que ver con el conocimiento de un
aspecto de la realidad circunscrito y cerrado (disciplina cognitiva y
especializada), y el derecho con la regulación de conductas (disciplina
valorativa, normativa o prescriptiva), entonces la diferencia entre ellas es
cualitativa y no es adecuado aplicar los criterios o métodos (si los hubiera) de
investigación de una a otra. No se aplican los métodos de una disciplina a otra
cualitativamente distinta.
158
Segunda: Dado que, como sostiene Kelsen, el derecho es una ciencia social
normativa y no una ciencia social causal, entonces aplicar métodos causales a
la investigación jurídica, obliga a forzar las tareas, hacer exigencias
inadecuadas e impertinentes imposibles de cumplir, lo que empuja al puro
cumplimiento formal y siembra el desánimo en el trabajo de investigación
jurídica.
EXTRAPOLACIÓN
DERECHO
CIENCIA
POSITIVISMO
NATURALEZA
SOCIEDAD
IMPUTACIÓN
CAUSALIDAD
8. JUSTIFICACIÓN
Por eso es indispensable mostrar y explicar esa extrapolación para superar sus
consecuencias (la falta de calidad investigativa) planteando los remedios, las
soluciones, haciéndolas obvias: dejar de extrapolar, adecuarse a la materia y a
las finalidades jurídicas. Muchos más se animarían a hacer tesis cuando noten
cambios razonables en las exigencias del proyecto. Investigar sobre la
investigación y su enseñanza es un medio de combatir la escolástica y el
positivismo (“pop”) que hemos catalogado como los enemigos más
importantes en la educación jurídica regional.
9. MARCO OPERATIVO
1
En el año 2016 presenté un proyecto a CONCYTEC y Ciencia Activa y el cual buscaba contribuir con la
investigación jurídica regional a través de la realización de un evento académico que abordara y discutiera
estos temas. Los comentarios y reflexiones aquí vertidos obedecen a la negativa de estas dos instituciones
tutelares dela investigación a autorizar el desarrollo del proyecto. Los considerandos de CONCYTEC y
Ciencia Activa son respondidos en el presente espacio. No tienen valor probatorio. Es un ejemplo de lo
que ocurre cuando se clasifica al derecho como una “ciencia”.
161
Incrementaremos la bibliografía, dejando constancia que las ideas
esenciales son nuestras, que no las hemos tomado de ningún autor nacional o
extranjero
162
falta de claridad y redacción sean expresas, claras y específicas para poder
corregirlas, (suplicamos señalar el párrafo de la redacción desmejorada, por
ejemplo). Porque, aunque tratemos de mejorarla, como lo hacemos aquí, será
siempre desde nuestro punto de vista personal, que puede no ser el del
evaluador, máxime si lo hacemos a ciegas sin saber en específico qué corregir.
163
normas y principios en juego. La metodología, en cualquier actividad, se aplica
de acuerdo al carácter o “naturaleza” de dicha actividad.
Otro principio de racionalidad es que los métodos deben adecuarse a los fines.
Y entre los fines de la investigación proyectada no está demostrar verdades
(que existe la extrapolación, el positivismo y la escolástica, por ejemplo) sino
que nuestro punto de vista debe ser razonable, claro y convincente con
respecto a los problemas planteados y sus respuestas, lo que se ejemplifica
con casos ilustrativos no probatorios. En nuevo intento tratamos de ser más
claros en cuanto a las “cuestiones de método”. Tratarlo como una actividad
cognitiva y especializada no siéndolo -o siéndolo en otro sentido- como ocurre
regionalmente, es mantener la problemática sin afrontarla y, en consecuencia,
la pobreza cuantitativa y cualitativa en la investigación jurídica y en su
respectiva enseñanza.
164
jurídica, mejoraría sin duda. Pero el éxito solo es posible si se ataca a la vez las
condiciones de existencia del problema: la educación escolástica y el
positivismo “pop” (Fernando de Trazegnies). Enemigos mayores de la
educación escolar y universitaria regional, en nuestra hipótesis.
165
Si por realidad se entiende algo más que los fenómenos físicos y por realidad
jurídica algo más que los problemas contenciosos y administrativos. Estamos
frente a un problema de la realidad jurídica regional (enseñanza de la
investigación en derecho). Se puede comprobar lo que afirmamos examinando
los proyectos que se presentan en el pre y post grado de derecho. La realidad
jurídica es más ancha, compleja y heterogénea de lo que creen los positivistas
decimonónicos. Y la educación jurídica académica es parte esencial de esa
complejidad, es parte del derecho, de ahí salen abogados, jueces, fiscales.
Casi se puede decir que no hay investigadores en derecho en la región con las
condiciones que se requieren para enseñar investigación jurídica y que se han
señalado en este trabajo. Solo investigan unos cuantos aficionados, robando
tiempo a sus otras actividades. No hay abogados epistemólogos. –es decir
abogados familiarizados con la filosofía y las ciencias sociales
contemporáneas, que investiguen y publiquen. No todos los profesores están
preparados o capacitados para hacer buenos comentarios críticos de proyectos
de investigación jurídica, porque para eso, como para cualquier actividad
importante, hay que preparase bien.
166
11.7 Considerar que los resultados de la investigación pueden contribuir
a mejorar la reputación intelectual de la UNSA
Pueden estar seguros que hemos considerado esa mejora. De no ser así, no
habríamos abordado nunca esta investigación. Las opiniones escritas sobre
algunos libros nuestros por parte de juristas como Fernando de Trazegnies
Granda (El Estado no soy yo, e Historia, poder y resentimiento) y Marcial Rubio
Correa (sobre La caja de herramientas. Introducción a la investigación jurídica)
en Lima; y en Arequipa las del historiador Eusebio Quiroz Paz Soldán (Historia,
poder resentimiento), Samuel Lozada Tamayo (Ensayos paganos), y el filósofo
Tito Cáceres Cuadros (Luminosos Senderos) el ex defensor Rolando Luque
Mogrovejo (Fundamentos de los derechos humanos), nos permiten pensar,
contra nuestra propia opinión, que no haremos quedar mal a la UNSA.
Precisamente porque queremos ser claros, queremos evitar, hasta donde sea
posible, el lenguaje académico, si se entiende por ello el lenguaje técnico
jurídico, salvo cuando sea imprescindible a condición de aclararlo bien, como
ya dijimos. Aunque primero tendríamos que saber qué se entiende por
“lenguaje académico”, que también se usa peyorativamente. Y qué es lo que
habría que aclarar, qué es lo que no está claro. No lo dicen, cómo no dicen
quién evalúa los proyectos de investigación jurídica en una institución científica
como CONCYTEC. Da la impresión que el evaluador no es abogado y tendría
que serlo, lo cual tiene que ver también con el problema de investigación
planteado y su enseñanza, adecuación de método a objeto.
Para poder corregir los defectos observados, nos gustaría saber cuáles son
las expresiones que demuestran el bajo nivel de redacción que se nos achaca.
Dicho de otra manera, qué es específicamente lo que hay que mejorar o
corregir en ella. Eso se puede señalar con cierta precisión, o con un solo
ejemplo ¿no es cierto? Es un poco frustrante recibir observaciones tan graves y
tan generales, sin explicación, sin especificación, precisamente. Es un poco
kafkiano: no hay cómo mejorar la redacción -a pesar de las buenas
167
intenciones- porque no se precisa cuál es específicamente el problema de
redacción específico. ¿Hay que aceptar las observaciones obligatoriamente,
aunque no sepamos a qué se refieren exactamente y sean tan vagas o
genéricas?
Con respecto a estos dos puntos, no tenemos ningún poder ni autoridad para
cumplir con ello, no depende del autor del proyecto, pero podemos solicitarlo
formalmente, y de hecho ya lo hacemos con otros proyectos.
Nos encantaría que nos digan qué relación tiene la biblioteca de sociología del
derecho de Oñati, con la extrapolación jurídico metodológica que aquí
denunciamos y que sólo ocurre en países en vías de desarrollo, que muchas
veces copian y calcan ideas y las aplican dogmáticamente y por toda la
eternidad, como el positivismo pop, puesto que no modernizan su educación
predominantemente pre moderna. No sé qué habrá o que podemos encontrar
sobre esto en la biblioteca de Oñati.
Nos gustaría que nos recomienden bibliografía de filosofía del derecho puntual,
porque siendo ésta tan ancha y abundante, aunque pertinente, sería difícil
saber por dónde empezar sin ninguna sugerencia o criterio previo que en este
caso debería ser el del evaluador.
170
Presentamos individualmente un proyecto de investigación porque creemos
que tenemos algo que decir al respecto y podemos mostrarlo. Por ello, en
cuanto a los cuatro puntos últimos que se nos proponen no tenemos
posibilidades fácticas, para cumplirlas, ni poder, ni autoridad.
QUINTA PARTE
LA FUNCIÓN DE LA TESIS
Eso puede explicar, además del formalismo, la desidia con la que se encara
esa actividad institucionalmente, (la asesoría, la sustentación, el dictamen).
Por eso, obligatoria o no, no debería desaparecer nunca la posibilidad de
graduarse mediante una tesis de investigación en derecho. Y aunque no se
trate de un asunto judicial, de un contencioso cualquiera. Y al graduando se le
puede pedir en el examen de grado mediante tesis, todo lo que se supone solo
se puede obtener mediante el grado con expedientes, aún si éste es
171
predominantemente memorístico (el plazo para contestar la demanda, para
apelar, para presentar alegados, para oponerse, por ejemplo).
Las operaciones que lleva a cabo el jurista no versan sobre las cosas,
sino sobre el modo en que otros antes de él han hablado de ciertas
cosas. Son operaciones que han sido descritas y estudiadas a lo largo
de la tradición en los tratados de lógica, en tanto que en los mismos
tratados no se habla de muchas operaciones realizadas por el físico, por
el biólogo o por el sociólogo (p. 19).
172
jurídicos no son jurídicos. Es el sociólogo, no el abogado, quien se ocupa de
ellos. Por ejemplo, el aumento de la delincuencia juvenil. No deberían
admitirse como tema de tesis en una Facultad de Derecho, salvo justificación
puntual en un caso de excepción. ¿Por qué aumentan los juicios de alimentos
en Arequipa? No es un problema jurídico, sino sociológico. Relacionado con el
derecho, pero no jurídico. Bobbio (2017) señala:
173
“perfil profesional” diseñado por la Facultad, para que el graduando sepa a qué
atenerse.
174
Esa no es labor de un profesor solamente, el de metodología de investigación
jurídica. Es labor de todo profesor de derecho que investiga, que debe
investigar en su propia materia de enseñanza por lo menos. Y dar cuenta al
alumno de lo que investiga y de cómo investiga. No es necesario hacer una
tesis en cada investigación. Un buen ensayo es resultado de una buena
investigación e incluso un buen artículo. No tiene que ser necesariamente una
tesis formal, basta con que sea un trabajo de investigación genuino, no
“bamba”, que tenga algo que decir y contenga un mínimo de calidad.
175
derecho tiene otras funciones menos políticas y más éticas, como la prevención
o los incentivos, los argumentos y el convencimiento, los contratos y la libertad.
En el camino post napoleónico –la impronta napoleónica sigue hasta hoy entre
nosotros- se olvidaron que lo sustantivo no es lo adjetivo. En la práctica
existente se le da más importancia a esto último: los procedimientos judiciales
en su aspecto formal. Bueno fuera que abordaran el derecho adjetivo con la
amplia y profunda visión jurídica de un Michelle Taruffo. Pero el desdén por lo
sustantivo, por lo fundamental, (el papel de los valores y principios, la
interpretación, la argumentación, en fin, el criterio jurídico) no es exclusivo de
las actividades prácticas o aplicativas del derecho, también la falta de reflexión
propia en el ámbito académico, en la materia de enseñanza, el espíritu
escolástico es el enemigo principal.
De esa idea peregrina que comentábamos se deriva esta otra: que el abogado
que litiga es mejor profesor que el que no lo hace. Es una generalización
demasiado gorda y una falsa discusión, porque ser mejor profesor no depende
176
de si se litiga o no. Depende de cómo es el profesor, no solo en su materia
particular, sino como “hombre de derecho”, como se decía antes, refiriéndose a
ellas y ellos. Tanto entre los que litigan y los que no litigan se puede encontrar
una gran diversidad de calidad. Podemos encontrar juristas como Marcial
Rubio Correa, que nunca han litigado, y cientos de profesores de derecho que
litigan, pero cuya calidad es mediocre o peor, porque tal vez sus ocupaciones
no les permiten leer otra cosa que la que requieren para la defensa de sus
casos, y no tienen tiempo, ganas o posibilidad de investigar y renovarse y
renovar su materia de enseñanza (por eso tienen que repetir lo que les han
enseñado sus profesores año a año). Cosa que sí puede hacer quien sólo se
dedica a enseñar, aunque no todos lo hagan, lamentablemente.
El juez, por su parte, también tiene que investigar, por lo menos en los casos
difíciles. Parte de cierta hipótesis sobre la posible solución, en cada caso;
requiere objetivos y cierto marco teórico conceptual y operativo, como el
investigador independiente. Aunque no lo plasme formalmente. Si bien el
investigador en derecho no sentencia, tiene que llegar a una solución, tiene que
177
proponer una salida fundamentada, tiene que tomar una decisión jurídica,
aunque eso no tenga carácter vinculante; pero esta es toda la diferencia con
una sentencia judicial, o con un buen dictamen. No hay diferencia cualitativa,
las dos son opiniones fundamentadas sobre problemas jurídicos planteados
expresamente y tomados de la realidad. Y unas conclusiones académicas, o
unas decisiones judiciales.
178
complejo de inferioridad. Ortega y Gasset (2013) ya sostenía hace un siglo
sobre los especialistas:
Se puede ver el derecho más allá del litigio. Pero para eso la educación jurídica
debe pasar de lo que dice la norma, a aplicarla crítica y creativamente a la
realidad; de la memoria a la razón; del positivismo jurídico al derecho en
contexto; de la aplicación “pura” a la interpretación y argumentación ; del
Estado de legal de Derecho (donde la ley es súper fuente jurídica, pero solo
refleja el poder, los intereses de los gobernantes) al Estado (Constitucional) de
Derecho donde manda la Constitución, sus principios y valores y donde se trata
de controlar al poder). Conocer los procedimientos es muy importante para el
que litiga o va a litigar, pero eso no es lo esencial, lo sustancial sino lo adjetivo.
Lo sustancial es la libertad, la dignidad, la igualdad de todos ante la ley, la
propiedad, etc.
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uno “firme” que no sea solo forma sino también contenido crítico y “creación
heroica”.
CONCLUSIONES
Mientras el noventa y tantos por ciento crea que el derecho es una ciencia,
regionalmente, no podemos dejar de discutir ese punto, porque esa creencia
trae varias consecuencias: la cientificidad del derecho condiciona la carrera y
la manera de entenderla, por eso en la formación profesional es decisiva. A
menos que aceptemos todos, sin excepción y sin discusión, que el derecho es
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una ciencia. Eso quisieran quienes desdeñan esta investigación, para que todo
siga cómo está.
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necesario, que la vinculación con la educación escolástica es heredada, como
el positivismo “pop”, e inseparables (aunque de fondo incompatible) en el
contexto peruano y el de otros países como él. Las razones esgrimidas para
defender la idea del derecho como ciencia son insatisfactorias, desde nuestra
perspectiva, claro está. Y se transcriben esas razones y nuestros comentarios
para que el lector forme su propio criterio.
Todo depende de lo que se entienda por “ciencia”. No nos quita la vida que el
derecho sea o no ciencia. Sin embargo, sí nos preocupa que al iniciar una
investigación jurídica, no se parta de los rasgos particulares específicos del
derecho y de las dificultades y desacuerdos que hay para definirlo y se
imponga de hecho su cientificidad sin discusión. Imponer sin discusión que el
derecho es una ciencia no es una actitud científica sino escolástica, tradicional,
autoritaria, etc., sino son redundantes.
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más exigentes respecto del planteamiento del problema, de las hipótesis de los
proyectos de investigación, de sus “objetivos” y “justificaciones”, con lo que ello
supone, cuidar mucho que el problema sea relevante y sea un problema
jurídico, no socio jurídico, que es causal, o sea cognitivo, sociológico. Y él no
se va a ocupar de estos asuntos en su carrera de abogado, juez, fiscal, etc.
Tal vez tenga que ponerse un poco menos de énfasis en el cumplimiento de las
formalidades del proyecto de investigación y un poco más en la relevancia del
problema y la coherencia interna del proyecto y de la investigación misma. En
la asesoría, creemos que hay que tener en cuenta la relación entre el proyecto
y el desarrollo de la investigación, con énfasis en el planteamiento del
problema. El modelo de proyecto en la investigación jurídica tendría que
hacerse más adecuado a problemas de “deber ser” jurídico (que no son
cognitivos) si se tiene en cuenta todo lo que se ha dicho respecto de la singular
y heterogénea condición del derecho y su diferencia cualitativa con las ciencias
empíricas causales y formales.
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adecuación de los proyectos, métodos y técnicas de investigación a los
objetivos básicos: mejorar la calidad de la educación jurídica que la condiciona.
SUGERENCIAS
Una mejor formación jurídica básica; esto es, dominio de los fundamentos o
principios y de la Teoría General del Derecho, que se menosprecia en relación
a las especialidades jurídicas y a los temas que se suponen más lucrativos,
aunque haya plena compatibilidad. En términos prácticos la propuesta significa
un semestre o dos más en Teoría General, que actualmente es de un semestre
en varias Facultades o Programas de derecho: o Introducción al derecho o a
las Ciencias Jurídicas o Políticas, como se les llama. Eso tampoco es científico.
Un cambio en la enseñanza del Derecho se hace posible cuando se educa al
estudiante mediante una visión integral suficiente sobre el sistema jurídico en
su conjunto: derecho en contexto, diría Ricardo Leon Pastor.
Esa formación con una mejor base o cimiento de Teoría General del Derecho,
desarrolla o ayuda a desarrollar el criterio jurídico propio, la aplicación de los
principios antes que la memorización legislativa y el sobre dimensionamiento
de lo adjetivo y de lo formal, de “lo que dice la ley”. Sobre todo en un país con
tanto cambio legislativo, se requiere criterio jurídico autónomo y capacidad para
sostenerlo a partir del buen conocimiento del sistema, para hacerlo funcionar y
aplicarlo dentro de la especialidad, si la hay. Las “especialidades” jurídicas no
se encierran en sí mismas ni se aíslan de las otras especialidades, como en las
ciencias, sino que se vinculan a ellas porque son ingredientes que conforman el
mismo sistema. No son especialidades en el sentido de las ciencias.
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Es sintomático que no se organicen jamás eventos sobre Filosofía del Derecho
(salvo la Universidad San Pablo) o sobre Teoría General del Derecho,
disciplinas jurídicas que permiten miradas integrales sobre el derecho y
ayudan a contrarrestar el dogmatismo y el formalismo jurídico. , debido a la
perspectiva global que proporcionan. Lo que da contexto y sentido al enfoque
de los asuntos particulares. La “perspectiva del águila”
Como se presenta lo que es, falazmente, como lo que debe ser, resulta que en
algunas facultades de Derecho se educa a los estudiantes con la idea, más
tácita que expresa, que lo sustantivo del Derecho es lo adjetivo: y que el juez
es “la pura boca que pronuncia las palabras de la ley”, máquinas de aplicación:
¨zombis” judiciales. Como si fuera posible no interpretar. Y como la paradójica
práctica de la superioridad de lo adjetivo sobre lo sustantivo está extendida,
aunque no sea consciente ni expresa, se llega a asumir que así debe ser
(falacia naturalista): Pero del hecho que algo es, no se puede inferir que así
debe ser. Y el derecho tiene que ver esencialmente con el deber ser jurídico.
Asunto prescriptivo, no explicativo.
Consideramos conveniente:
La discusión interna de los temas eje que se han planteado aquí. Lo cual
sólo es posible si se toman las decisiones políticas y se promueve la
discusión y la publicación de revistas, libros y eventos que tengan que ver
con la investigación jurídica. Y, en general, un decidido apoyo a todo lo que
sea investigación, producción y creatividad académica. Para su evaluación
no debe importar la posición ideológica o filosófica adoptada, o si está
indexada o no, sino la calidad intrínseca del producto.
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La aplicación del principio kantiano de la adecuación entre método y objeto,
facilitaría el aprendizaje de la investigación, la haría más sencilla, más
razonable y más natural para los alumnos de derecho, sin los
inconvenientes de la rigidez y el forzamiento, de la impostación o las
extrapolaciones.
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REFERENCIAS
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Ariel.
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