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DOCUMENTO DE TRABAJO
AGNOSTICISMO
Raíces, actitudes y consecuencias
RAFAEL CORAZÓN GONZÁLEZ
COLECCIÓN DE TEOLOGÍA
CUESTIONES DE FILOSOFÍA, CIENCIA Y SOCIEDAD
FILOSOFÍA
No. 6
RESUMEN:
PALABRAS CLAVE:
FICHA TÉCNICA
Título: Agnosticismo. Raíces, actitudes y consecuencias.
Autor: Rafael Corazón González.
Editorial: Ediciones Universidad de Navarra.
Año: 1997.
Ciudad: Pamplona.
Citación APA:
Citación CHICAGO:
RUTA DE LECTURA
Dentro del campo de la Teología y las Ciencias Religiosas, la presente propuesta tiene como
objetivo la formulación de aportes al estado del Arte, en cuanto a este campo se refiere.
Asimismo, la creación de estrategias bibliografísticas que permitan un fácil abordaje a estas
ciencias humanas, desde una perspectiva tanto academicista como de interés general, por
parte de religiosos, religiosas y laicos atraídos por estos contenidos temáticos.
c) Ser fuente de consulta para los interesados como para los estudiosos de las
ciencias religiosas y filosóficas.
Querido lector: En ningún instante pierda de vista que este trabajo bibliografístico es,
ante todo, una herramienta facilitadora de procesos que coadyuven a dar luz al estado del
arte, desde una reflexión continua y un diálogo continuado con las fuentes originales, más
no una cantera para que promueva el plagio y la ociosidad.
Agradecemos que esta recopilación bibliografística sea una constante fuente de consulta
y que represente el comienzo de trabajos bibliografísticos futuros.
Primera Parte
EL CAMINO HACIA EL AGNOSTICISMO
1
Aristóteles, Metafísica, I, 1, 980a.
2
Aristóteles, Metafísica, I, 1, 981a, 25-28.
3
Aristóteles, Metafísica, I, 1, 981b, 10-12.
4
Aristóteles, Metafísica, I, 1, 981b, 27-28.
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5
Ricoeur, P., Finitud y culpabilidad, Madrid, 1969, 701.
6
Aristóteles, Metafísica, IV, 4, 1006a, 3-4.
7
Polo, L., Prólogo, en G , J. de, Los sentidos de la forma en Aristóteles, EUNSA, Pamplona, 1987, 15.
5
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“Filosofar es buscar a Dios; explicar por causas, dar razón del ser, es afirmar a Dios”.
Pág. 27
“Dios desaparece del horizonte mental griego, o deja de desempeñar un papel
relevante, cuando los filósofos dejan de lado la metafísica y se centran en el hombre,
cuando renuncian a investigar el sentido de lo real y se encierran en la subjetividad;
éste es el caso de los sofistas y de la filosofía del Helenismo, especialmente de los
epicúreos”. Pág. 27
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“d) La conclusión que podemos obtener es que tiene que existir una inteligencia
ordenadora del universo, un supremo ser inteligente, que a la vez es su creador (pues
el orden está inscrito en la naturaleza, en su ser), que es al que todos llaman Dios”.
Pág. 29
“Dios da sentido a las cosas y, por tanto, también al hombre y a su vida, de modo que
la vida sin Dios sería absurda”. Pág. 30
“Dios es necesario no sólo para sí mismo sino también para el hombre y para toda la
realidad: es el origen y el fin del universo”. Pág. 30
“La demostración de la existencia de Dios es, pues, la meta suprema de la filosofía,
la razón última que explica el porqué de todo”. Pág. 30
“Como puede verse, en el pensamiento clásico y medieval la filosofía puede definirse
como la ciencia de Dios, pues investigar el sentido, la razón, el logos de la realidad,
lleva necesariamente a Dios”. Pág. 31
“Una filosofía sin Dios, una filosofía que pretendiera estudiar qué es el mundo «para
el hombre» sería una contradicción porque, aunque el hombre es capaz de captar el
logos del universo, él mismo está, por decirlo así, imbuido de dicho logos de modo
que no podría ni siquiera pensar si no fuera aceptándolo como primer principio que
antecede y constituye el propio pensamiento”. Págs. 31-32
“El hombre no está «ante» la realidad sino «en» la realidad, aun cuando sea capaz de
«concebirla», pues aunque tiene logos, no lo es por esencia”. Pág. 32
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“Para él la voluntad está tan por encima de la razón que no se guía por esta última
sino que sus decisiones son incondicionadas, principio absoluto, es decir, no
responden a motivos racionales”. Pág. 32
“A partir de aquí fue extrayendo conclusiones:”. Pág. 32
o “1. Las leyes del universo son las que son porque Dios así lo ha querido, de
modo que no es posible deducirlas de ningún principio anterior o universal”.
Pág. 32
o “Todo en la naturaleza es contingente, nada se debe a una causa necesaria,
pues la voluntad divina es la única que puede explicar por qué las cosas
ocurren como ocurren y no de otra manera”. Pág. 32
o “2. También las leyes morales son las que son por voluntad divina, de modo
que matar, robar, etc., son acciones malas sólo porque Dios las ha prohibido”.
Pág. 33
o “Incluso el primer mandamiento —amar a Dios sobre todas las cosas— podría
haber sido otro, como por ejemplo, odiar a Dios sobre todas las cosas”. Pág.
33
o “Para Ockham no existe, pues, una ley natural, un bien apropiado o
proporcionado a la naturaleza humana; las cosas son buenas porque Dios las
ha mandado, o son malas porque las ha prohibido; en sí mismas, carecen de
valor moral”. Pág. 33
o “3. Además no existen ideas eternas en la mente divina porque si las hubiera,
Dios, al decidir con su voluntad, tendría que ajustarse a esos modelos y, por
tanto, no sería absolutamente libre”. Pág. 33
o “Por decirlo así, Dios primero decide y luego usa de la inteligencia como de
un instrumento al servicio de la voluntad”. Pág. 33
o “Si para Aristóteles el conocimiento era un fin en sí mismo, si su dignidad
consistía en que deseamos saber por saber, para Ockham el conocimiento
carece de dignidad pues su uso es siempre instrumental, en dependencia de
los intereses de la voluntad”. Pág. 33
o “4. No existen esencias comunes a muchos individuos; cada criatura, por
decirlo así, agota su especie, de suerte que no hay dos seres iguales”. Pág. 33
o “La razón es que, en primer lugar, cada criatura es fruto de una decisión libre
de Dios: Dios no crea en serie; además, si todos los hombres, por ejemplo,
tuvieran una naturaleza común, una vez creado el primero, el segundo ya no
sería creado de la nada pues parte de su ser —su esencia— existiría ya en
otro”. Pág. 33
o “5. La consecuencia que resume todas las anteriores es, sin duda, el
«nominalismo»”. Pág. 33
o “Como no existen esencias comunes a varios individuos, tampoco pueden
existir ideas universales que representen dichas esencias”. Pág. 33
o “Por eso las ideas universales son meras «ficciones» de la mente para
representar un grupo de individuos que nosotros, a nuestro antojo, unimos
bajo cierto denominador común”. Pág. 33
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Locke, J., Dos tratados sobre el gobierno civil, II, 8, 95.
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Ibídem, II, 9, 124.
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“La razón de este giro antropológico se debe a que la razón es más universal y más
objetiva que la voluntad”. Pág. 42
“La razón conoce el ser y guiarse por ella lleva a «hacer justicia a la realidad», a tratar
a cada cosa de acuerdo con su naturaleza; lleva, en definitiva, a colocar al hombre en
una posición «excéntrica» en el universo”. Pág. 42
“La voluntad, en cambio, quiere el bien para mí, el bien objetivo, por supuesto, pero
entendiendo por objetivo el bien adecuado a «mi» naturaleza; por eso, si a la voluntad
le quitamos la guía de la razón, dejará de buscar también lo bueno para otros seres, y
si a eso añadimos la idea de que no existe una naturaleza humana, una comunidad de
bienes entre todos los hombres, entonces la voluntad pierde su universal apertura al
bien y queda reducida a una fuerza subjetiva que no puede buscar más que el bien
propio”. Págs. 42-43
3. El deísmo
“El deísmo fue una religión de la Ilustración”. Pág. 43
“1. Dios existe y es posible demostrarlo, pero, de acuerdo con la concepción
mecanicista de la naturaleza, es el supremo arquitecto del mundo, el relojero que
habiendo fabricado la maquinaria, la pone en marcha y se despreocupa de ella porque
el reloj funciona por sí solo y no requiere de la conservación divina”. Pág.
“2. Puesto que Dios ha creado al hombre dotado de razón, sería absurdo pensar que
ésta no fuera suficiente para que éste pueda alcanzar todas las metas que pueda
proponerse”. Pág. 43
“Por tanto, no existe ni puede existir una Revelación de verdades sobrenaturales; la
Revelación sería contradictoria porque mediante ella Dios nos manifestaría verdades
que no podríamos comprender con nuestra propia inteligencia, y ¿qué sentido o qué
utilidad puede tener un conocimiento que no se comprende? Habiéndonos creado
inteligentes, sería un contrasentido que luego Dios nos pidiera que asintamos a cosas
que ni entendemos ni podemos llegar nunca a comprender”. Pág. 43
“3. Tampoco existe la Providencia divina porque, siendo el hombre un ser libre, ¿qué
sentido tiene que Dios intervenga en la historia e imponga sus planes en contra o al
margen de nuestras decisiones voluntarias? El hombre, como ser libre, puede lograr
la felicidad por sus propios medios, sin necesidad de que Dios nos conceda
gratuitamente lo que podemos alcanzar por nosotros mismos”. Pág. 43
“4. Por las mismas razones se negó la posibilidad de los milagros, de intervenciones
extraordinarias de Dios en el curso de la Naturaleza”. Pág. 44
“5. El pecado original no es más que un mito, una narración alegórica, para explicar
al vulgo la existencia del mal en el mundo”. Pág. 44
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“Kant fue primero racionalista o, como él dijo más tarde, dogmático, pero luego
advirtió que el empirismo tenía también su parte de razón”. Pág. 45
“Concretamente, Kant concibió la ciencia como un conocimiento universal y
necesario que, por consiguiente, debía construirse a priori , es decir, sin contar con la
experiencia, al modo, más o menos, como los racionalistas habían construido la
metafísica a partir de ideas innatas; pero, por otro lado, nuestra capacidad de conocer
está limitada por la experiencia, pues, como es de sentido común, no podemos
conocer nada «directamente» con el pensamiento sin contar previamente con algún
dato sensible”. Pág. 45
“Conciliar ambas posturas parecía tarea imposible, pero Kant sabía que tenía que
existir una solución porque, de hecho, la ciencia existe”. Pág. 45
“Por eso inició una empresa que debía de tener una gran influencia en el pensamiento
de nuestro tiempo: la tarea crítica, el análisis sistemático del alcance y los límites de
la razón”. Pág. 45
“Las conclusiones de Kant son de sobra conocidas: la ciencia es posible pero la
metafísica no; la ciencia trata, o bien de intuiciones puras —como es el caso de las
matemáticas—, o de los objetos de experiencia —como ocurre con la física—; pero
la metafísica pretende ir más allá y eso no es posible”. Pág. 45
“El problema es que Kant sólo conocía la intuición intelectual de los racionalistas y
la abstracción sensible de los empiristas”. Pág. 45
“Cuando Kant se refiere a la intuición intelectual la concibe siempre así: como un
conocimiento creador que capta las cosas desde su raíz, sin necesidad de pasar por la
sensibilidad y que sólo puede convenir a Dios, para quien conocer es crear. Por otra
parte, la abstracción empirista consistía en un parangonar, amontonar y generalizar
imágenes particulares”. Pág. 46
“Lo que en realidad le ocurría a Kant, y le sucederá también a la mayoría de los
filósofos modernos, es, sencillamente, que desconocía la filosofía clásica, pues la
crítica a que la había sometido Ockham había sido tan radical, que prácticamente
había desaparecido del horizonte mental de los pensadores modernos”. Pág. 46
“La filosofía moderna es, por eso, una continua batalla contra ella misma y, en
concreto, contra las consecuencias del voluntarismo y del nominalismo, pero sin
renunciar a los principios”. Pág. 46
“En consecuencia, el resultado será siempre un nuevo voluntarismo y una nueva
versión del nominalismo, un girar sobre sí mismo que no lleva a ninguna parte, a
pesar de los muchos aciertos parciales que se irán consiguiendo”. Pág. 46
“En cuanto al conocimiento, Kant logró superar el nominalismo pero a un precio muy
alto. Piensa que el entendimiento es capaz de pensar los fenómenos, es decir, no cree,
como los empiristas, que la razón se limite exclusivamente a combinar los datos
sensibles, pero esto de más que alcanza el pensamiento no permite conocer mejor la
realidad porque lo aporta él mismo; es el famoso «giro copernicano» que Kant
formula así: «suponiendo que nuestro conocimiento empírico se rige por los objetos
en cuanto cosas en sí, se descubre que lo incondicionado no puede pensarse sin
contradicción; por el contrario, suponiendo que nuestra representación de las cosas,
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tal como nos son dadas, no se rige por éstas en cuanto cosas en sí, sino que más bien
esos objetos, en cuanto fenómenos, se rigen por nuestra forma de representación,
desaparece la contradicción»10”. Pág. 46
“Con Kant nos encontramos de nuevo ante un fenomenismo, pero esta vez no
escéptico sino trascendental, un fenomenismo objetivo, algo así como un
subjetivismo objetivo”. Pág. 46
“La racionalidad es entendida ahora no como la adecuación del entendimiento a la
realidad, sino como la adecuación de los fenómenos a las condiciones que le impone
el pensamiento”. Pág. 47
“La revolución copernicana no es sino un giro antropológico en el que la mente, que
carece de conocimiento intuitivo, finge una racionalidad y la aplica a la experiencia”.
Pág. 47
“El ser se define por relación al sujeto con lo que, en realidad, no puede decirse que
exista sino sólo que puede ser pensado. De ahí que la existencia de Dios sea
incognoscible: no puede ser afirmada ni negada”. Pág. 47
“Nos encontramos, pues, ante un nuevo agnosticismo que es capaz de fundamentar el
conocimiento científico, pero que pone un límite a la razón y la reduce al
conocimiento de lo inmanente al mundo, o mejor, al sujeto”. Pág. 47
“La respuesta kantiana es conocida y está de acuerdo con todo lo que llevamos dicho
sobre la primacía de la voluntad sobre la razón”. Pág. 47
“Según este autor, la razón práctica es pura pues no necesita basarse en los datos de
experiencia para darse a sí misma su propia ley; dicho de otro modo, la razón práctica,
que Kant confunde tantas veces con la voluntad, no sigue a la razón teórica porque el
deber-ser no se sigue del ser”. Pág. 47
“Una vez más nos encontramos con que la voluntad es más amplia que la razón y que
se determina a sí misma al margen de todos los datos racionales”. Pág. 47
“Aunque Kant ha logrado, a su manera, superar el nominalismo, no ha podido, en
cambio, librarse del voluntarismo”. Pág. 47
“Y ¿qué nos puede mandar la razón práctica si debe actuar al margen de todo dato
adquirido mediante el conocimiento?”. Pág. 47
“La respuesta de Kant es la siguiente: «un ser racional o bien no puede pensar sus
principios subjetivos prácticos, es decir, sus máximas como leyes universales, o bien
tiene que admitir que la mera forma de los mismos, según la cual se capacitan para
una legislación universal, hace de ellos por sí sola leyes prácticas»11”. Págs. 47-48
“La objetividad no consiste en acomodarse al objeto, en ser objetivos, sino en actuar
de modo que toda subjetividad pueda aceptar una ley o un principio como válido”.
Pág. 48
“Ser objetivos es, pues, convenir con otras subjetividades, ponerse de acuerdo,
anticipar un consenso universal, como se dirá más tarde”. Pág. 48
10
Kant, I., Crítica de la razón pura, B XX. La cursiva es del original.
11
Kant, I., Crítica de la razón práctica, I, 1, 1, §4, 45. Sigo la versión de E. Miñana y M. García Morente,
Espasa-Calpe, 3.ª ed., Madrid, 1984.
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Kant, I., Crítica de la razón pura, B XXXIV.
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Colomer, E., El pensamiento, I, 237.
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Polo, L., Presente y futuro del hombre, 65-66.
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“La Ilustración, y con ella Kant, no sólo no resolvió el problema de la división del
hombre en res cogitans y res extensa, en sensibilidad y pensamiento, sino que amplió
los campos en los que el hombre debía desdoblarse para poder atender a sus
necesidades más elementales”. Pág. 50
“Como se ha visto, en Kant aparecen más dilemas: además de la separación entre
sensibilidad y razón, ahora son incompatibles también el fenómeno y el noúmeno, la
causalidad y la libertad, el sujeto y el objeto, la naturaleza y la moralidad”. Pág. 50
“¿Qué había pretendido Kant en sus obras de madurez?”. Pág. 50
“Fundamentalmente dar autonomía al hombre, hacer de él un ser emancipado que se
basta a sí mismo, que merece dignidad porque se autogobierna, porque aspira a la
perfección de un modo desinteresado, porque su perfección moral consiste en hacer
el bien guiándose exclusivamente por la razón”. Pág. 50
“La emancipación fue el ideal de la Ilustración y su máximo representante fue Kant”.
Pág. 50
“En la Crítica de la razón pura Kant establece que quien conoce es un sujeto que, sin
embargo, no podemos conocer; el «Yo pienso», que acompaña a todas nuestras
representaciones, es, sin embargo, irrepresentable, pues si lo traemos a la conciencia,
lo convertimos en un «yo empírico» que no coincide con el yo pensante, por la
sencilla razón de que para pensar al yo hay que usar las categorías y éstas son fruto
de la espontaneidad del «Yo pienso»; dicho de otro modo, el yo pensante no es el yo
pensado”. Pág. 50
“Y aunque en la Crítica de la razón práctica acepte, por una fe racional, que ese
sujeto es libre e inmortal, lo cierto es que sigue siendo un desconocido”. Págs. 50-51
“El partía de un «hecho» que era incapaz de explicar: la existencia de la conciencia
moral, la cual era la ratio cognoscendi de la libertad; pero saber que somos libres no
es saber cómo y por qué hemos llegado a serlo; la emancipación es una tarea más
radical, que no puede comenzar a partir de la libertad; la emancipación requiere
explicar también el origen de la libertad y su relación con la naturaleza”. Pág. 51
“La filosofía idealista pretende ser una filosofía de la totalidad porque quiere dar
razón de todo, del objeto y del sujeto, del fenómeno y el noúmeno, de la necesidad y
la libertad... Sin embargo, la semilla filosófica del idealismo está en Kant mismo”.
Pág. 51
“La filosofía de Hegel no será tanto una filosofía de la razón como una filosofía de la
libertad: «el Idealismo será ante todo un idealismo de la libertad”. Pág. 51
“De acuerdo con los postulados prácticos de Kant, Hegel plantea la exigencia de que
la razón práctica gobierne el mundo de los fenómenos»15”. Pág. 52
“Kant «descubrió» algo que ya existía, la ley moral; ahora Hegel quiere remover todo
supuesto y comenzar de cero, no dando nada por sabido”. Pág. 52
“La ley moral, como las leyes de la naturaleza, debe ser también obra del hombre y
ha de ser posible asistir a su nacimiento puesto que es algo que ocurre en nuestro
interior”. Pág. 52
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Innerarity, D., Hegel y el romanticismo, Tecnos, Madrid, 1993, 54.
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“En pocas palabras, la tarea que se impondrá el idealismo será hacer que la
racionalidad dependa de la libertad, que la razón no «finja» por su cuenta, como en
el nominalismo, sino que se someta a unas leyes autoimpuestas, que la razón práctica
extienda su dominio sobre la razón teórica; porque «sólo si la naturaleza nos ofrece
un rostro legible, si el plan del mundo coincide con los postulados de la moral, tiene
sentido sustituir la abstracta imposición de la razón por una entrega al mundo de la
que resulte una armonía universal»16”. Pág. 52
“Kant había planteado el proyecto, pero se había quedado a medio camino; por eso el
idealismo no es una traición a Kant sino la radicalización de su filosofía entendida
como intento de dotar al hombre de una absoluta autonomía”. Pág. 52
“De ahí que «de acuerdo con las premisas kantianas, la respuesta sólo puede ser: la
naturaleza ha de entenderse como organismo, es decir, como relaciones entre el todo
y las partes cuya interacción esté basada en una orientación común hacia el mismo
fin. Esto significa que la naturaleza es pensada como resultado de una voluntad
racional —de una libertad— que le confiere una finalidad general»17”. Pág. 52
“Si Dios aparecía en Kant sólo al final, como un postulado de la razón práctica, como
una condición de posibilidad de la conciencia moral, ahora Dios ha de estar al
comienzo, a lo largo de todo el trayecto de la razón, y al final”. Pág. 52
“En una palabra: la libertad y la razón han de identificarse con la razón y la voluntad
divinas: han de ser una sola cosa”. Pág. 52
“Pensar no puede ser pensar los fenómenos sino pensar la realidad, algo que sólo la
razón práctica está capacitada para realizar”. Pág. 52
“Hegel significa la culminación del proyecto de la modernidad”. Pág. 53
“Ésta comenzó cuando Descartes se propuso hacer del sujeto un ser libre,
emancipado, independiente del mundo externo pero capaz de conocerlo y dominarlo,
de modo que el hombre llegara al pleno autodominio”. Pág. 53
“Con Hegel la filosofía moderna llega aún más lejos”. Pág. 53
o “1. Porque el hombre no es ya un ser dependiente: ni en su ser ni en su obrar
depende más que de sí mismo”. Pág. 53
o “El sujeto hegeliano se hace a sí mismo; comienza siendo sustancia y acaba
en la autoconciencia mediante un proceso de autoconstitución”. Pág. 53
o “2. Porque su obrar coincide con su ser, de modo que hacerse es ser”. Pág. 53
o “El hombre no debe nada a nadie porque se basta a sí mismo”. Pág. 53
o “3. La libertad es el fundamento de todo lo anterior”. Pág. 53
o “Ser hombre es ser una pura espontaneidad que se despliega como un proyecto
en el que el sujeto es, a la vez, el actor y el espectador, la causa y el efecto”.
Pág. 53
o “4. El ideal filosófico de comprender la realidad, de encontrar su logos, se
realiza plenamente sin dejar el más mínimo resquicio a lo irracional, lo
absurdo o lo simplemente accidental; ahora todo es necesario, todo tiene
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Ibídem, 58.
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Ibídem, 59.
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“A la vez, los tres intentarán dar un remedio a esta situación, se propondrán decirnos
cómo hemos de vivir para que este hecho no nos afecte”. Pág. 57
“El punto de partida de Nietzsche está en «la preeminencia radical de la voluntad
sobre la racionalidad.”. Pág. 57
“La razón no sirve ya ni como instrumento de la voluntad; la razón es inútil porque
es la causa de que el hombre se extravíe; la razón lleva al fracaso”. Pág. 57
“Y el motivo es que si el mundo no es racional, intentar racionalizarlo es
«enmascararlo», ocultar su verdadero rostro, vivir al margen de la realidad, alienarse,
huir de la vida y del mundo”. Pág. 57
“Nietzsche era plenamente consciente de que no podía hacerse filosofía sin Dios;
hacer filosofía es siempre remontarse a Dios, llegar a una inteligencia suprema
creadora y ordenadora del universo”. Pág. 58
“Pero si Occidente ha fracasado, si la filosofía es un error, entonces hay que proclamar
la «muerte de Dios»”. Pág. 58
“Aquí Nietzsche va más lejos que Marx o Feuerbach; la supresión de Dios no
significa que ahora todo vaya a ir mejor, que ahora el hombre pueda realizarse
plenamente, como decían aquellos hegelianos”. Pág. 58
“«Con la “muerte de Dios” mueren también la razón y el sentido. El hombre se
convierte en un azar o, tal vez, en un error de la naturaleza, y su historia en la historia
de un pequeño astro, en el que unos animales inteligentes inventaron el conocimiento
y la verdad, para descubrir que no conducían a ninguna parte y morir maldiciéndolos.
El ateísmo deja de ser optimista para convertirse en trágico. Su símbolo no es ya
Prometeo, sino Sísifo»18”. Pág. 58
“Nietzsche no propone un programa a realizar; eso sería inconsecuente”. Pág. 58
“No hay que hacer algo positivo; basta con lo negativo: barrer a Dios de la vida de la
humanidad”. Pág. 58
“Si transmutamos todos los valores, si vivimos sin contar con Dios, viviremos a gusto
porque, a fin de cuentas, ¿qué somos?”. Pág. 58
“Pura voluntad de poder, puro deseo de sobresalir, un ímpetu que quiere imponerse,
que pretende superarse a sí mismo”. Pág. 58
“No habiendo Dios, ni verdad ni valores, el hombre no puede desear nada; además,
al hombre no le falta nada para ser lo que es”. Pág. 58
“Por eso la voluntad no puede ser «deseo de», sino «poder de», y la libertad no es
«libertad de», sino «libertad para»”. Pág. 58
“La voluntad de poder no es más que la voluntad abandonada a sí misma, la voluntad
que no mira fuera sino a su interior, la voluntad que se hace fuerte a base de encerrarse
y no depender de nada ni de nadie”. Pág. 59
“«El nihilismo aparece allí donde ha desaparecido el sentido. Ahora bien, donde no
hay Dios, tampoco puede haber sentido»19”. Pág. 59
“Lo que no está claro es que Nietzsche viera el nihilismo como un peligro; aunque es
cierto que, una vez transmutados todos los valores, aparece un primer nihilismo,
18
Colomer, E., El pensamiento, III, 1990, 15.
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Colomer, E., El pensmiento, III, 15
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también hay que decir que el proyecto final es instalarse en otro nihilismo aún más
desértico, más pobre, más radical”. Pág. 59
“Porque Nietzsche advierte que no sólo hay que acabar con Dios; también hay que
hacerlo con lo infinito, lo eterno y lo absoluto”. Pág. 59
“Su teoría del superhombre es la teoría de un ser que siempre se supera a sí mismo
pero porque nunca se satisface, porque siempre permanece finito”. Pág. 59
“Y el eterno retorno es el modo de hacer que la eternidad se identifique con el tiempo,
de modo que el horizonte del hombre sea siempre limitado”. Pág. 59
“La voluntad de poder es aquella que siempre puede, que nunca se agota porque nunca
culmina, aquella que no admite valores absolutos, ni siquiera los creados por ella
misma”. Pág. 59
“En Nietzsche tenemos ya los principales rasgos de lo que será el agnosticismo
actual”. Pág. 59
“Lo que propone es vivir al día, sentir placer, estar satisfecho: dicho en otros
términos: el nihilismo coincide, porque lo implica, con el hedonismo, el consumismo,
el relativismo, el escepticismo, el individualismo, etc., o sea, todo aquello que los
agnósticos consideran como valores positivos porque son la condición de posibilidad
de su postura ante la realidad y ante Dios”. Págs. 59-60
“A pesar de la durísima crítica a la metafísica y al cristianismo, algunos piensan que
Nietzsche es todavía un filósofo, ya que «la metafísica es vista de manera no
ontológica sino “moral”; le parece a Nietzsche un movimiento vital en el que se
reflejan ante todo “estimaciones de valor”, un movimiento en que se imponen
“valores” que atrofian, oprimen y debilitan la vida”. Pág. 60
“En otras palabras: en Nietzsche el hombre no sólo ha dejado de ser un «animal
racional», sino también una voluntad finalizada que pretende metas subjetivas”. Pág.
61
“Se dice con frecuencia que la filosofía clásica era una filosofía del objeto en la que
el hombre era un ser más del universo, y que la filosofía moderna ha sido una filosofía
del sujeto, en la que el universo gira en torno al hombre”. Pág. 61
“El hombre, sin inteligencia y sin voluntad, va, paso a paso, «perdiéndose» en el
cosmos, de modo que ya es imposible decidir qué lugar ocupa en él”. Pág. 61
“En lugar de logos, azar; en lugar de voluntad, fuerzas ciegas, amor fati”. Pág. 61
“Según Freud, la vida humana no está dirigida por la razón; la razón tiene una función
instrumental, pero al servicio de los instintos”. Pág.61
“Lo que de verdad queremos, lo que nos impulsa a actuar es el instinto sexual”. Pág.
61
“El hombre es puro instinto que intenta satisfacerse del modo más inmediato posible;
como esto es imposible, porque chocamos con la realidad, la razón se encarga de
buscar los medios apropiados bien para satisfacerlo de otra manera socialmente
aceptable, bien para sublimarlos”. Pág. 61
“El hombre es hombre porque nunca logra plenamente su objetivo, lo cual es un modo
de decir que el hombre es, por definición, un ser patológico, un enfermo”. Pág. 61
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Colomer, E., El pensamiento, III, 533.
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Rodríguez García, R., Heidegger y la crisis de la época moderna, Cincel, Madrid, 1988, 198.
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2. La razón científica.
“Paralelamente a los últimos autores que hemos estudiado, un grupo de científicos-
filósofos proponía un nuevo criterio para saber cuándo estamos en la verdad y cuál es
el camino para conseguirla”. Págs. 75-76
“«En un principio, la actitud científica se presentó, en manos de los neopositivistas,
como una superación de la “mentalidad metafísica” que sería simplemente ilegítima.
Esta actitud extrema fue superada posteriormente. Sin embargo, según la perspectiva
que llegó a ser predominante, las ciencias experimentales venían consideradas como
el modelo de la actitud “racional” y “objetiva” para todo conocimiento válido de la
realidad»22”. Pág. 76
“La primera Escuela que se preocupó de estos temas fue la conocida como Círculo
de Viena; muchos de sus componentes eran científicos y su punto de partida el
Tractatus de Wittgenstein, por cierto, mal interpretado”. Pág. 76
“Desechada la metafísica, la ciencia experimental es considerada como el único
conocimiento científico”. Pág. 76
“Poco críticos o poco conocedores de la historia de la filosofía, los neopositivistas
estaban repitiendo la postura de Hume, con la diferencia fundamental de que Hume
concluyó en un fenomenismo escéptico mientras que estos autores eran dogmáticos”.
Pág. 76
“Pronto se dieron cuenta de que su teoría hacía agua por todas partes:”. Pág. 76
o “1. Porque las leyes científicas, que son proposiciones universales
afirmativas, no pueden nunca ser confirmadas por la experiencia, que siempre
es concreta y particular”. Pág. 77
22
Artigas, M., El desafío de la racionalidad, EUNSA, Pamplona, 1994, 11-12.
30
31
23
Popper, K.R., Búsqueda sin término: una autobiografía intelectual, Tecnos, Madrid, 1977, 52.
24
Ibídem, 200.
31
32
“Pero la postura de Popper no mejora ni mucho ni poco la de los miembros del Círculo
de Viena”. Pág. 79
o “1. En primer lugar porque su «criterio de demarcación» para fijar qué es o
no es científico, no es él mismo refutable, es decir, no puede someterse a la
prueba que él mismo enuncia y, por tanto, desde el punto de vista popperiano,
es arbitrario”. Pág. 79
o “2. Además descalifica de entrada el conocimiento ordinario, de suerte que
quizá en las ciencias experimentales nos comportemos racionalmente, pero en
la vida ordinaria todo es arbitrario e irracional”. Pág. 79
o “3. La metafísica queda por principio descalificada como no científica, de
modo que el hombre es concebido como un ser que nunca podrá saber nada
que esté más allá de los fenómenos físicos”. Pág. 79
o “4. El problema de la existencia de Dios, después de lo dicho, no puede
plantearse más que, si acaso, como una hipótesis que sirva para formular otras
hipótesis”. Pág. 80
“El concepto de racionalidad que propone la llamada filosofía de la ciencia es siempre
un criterio parcial e hipotético”. Pág. 80
“Todo lo dicho sobre la racionalidad del conocimiento científico como modelo o
paradigma de toda racionalidad explica que la ciencia y la técnica se hayan separado
de la ética, que se consideren como un campo neutro donde no existen los valores
morales”. Pág. 80
32
33
“2. El nuevo Wittgenstein será consecuente con su autocrítica; por eso, «el “sujeto
trascendental” ya no podría ser el que piensa por medio de las categorías e intuye a
través de las formas de la sensibilidad, sino que habría de ser el sujeto que entiende
el lenguaje con sentido, pero del que no se puede hablar con sentido»25”. Pág. 84
“Antes de tratar de caracterizarlo, vamos a concluir obteniendo algunas conclusiones
sobre la situación de buena parte de las corrientes filosóficas de la actualidad, aquellas
que se declaran agnósticas de raíz”. Pág. 85
“1. La primera, que en parte resume las demás, es que se trata de un pensamiento que
se centra exclusivamente en lo inmanente, que desprecia la consideración de las
posibles realidades trascendentes y se limita a lo que podríamos llamar el «mundo de
la vida»”. Pág. 85
“2. El pensamiento pierde la posición de privilegio que le otorgó la filosofía clásica
y medieval”. Pág. 86
“Para unos es un mero instrumento al servicio de la voluntad o incluso de las
pulsiones e instintos; para otros es una enfermedad que requiere una terapia adecuada;
finalmente se nos ha manifestado como un epifenómeno de la vida práctica”. Pág. 86
“3. Además el conocimiento es entendido en sentido nominalista”. Pág. 86
“Para el nominalismo sólo conocemos mediante intuiciones; pensar, en cambio, es
fingir, tratar sobre mundos posibles pero irreales”. Pág. 86
“4. El nihilismo, entendido como la ausencia de valores absolutos, es otra
característica importante del final de la modernidad”. Pág. 86
“5. La filosofía y, en concreto, la metafísica, es sustituida por otros saberes tales como
la psicología, la sociología o la técnica”. Pág. 86
“6. El naturalismo, derivado del deísmo de la Ilustración y recogido por algunas
corrientes ecologistas, tendrá el camino libre para afirmar que la especie humana es
una más entre las especies animales de la naturaleza, sin más derechos sobre el resto
que los que por convención entre los hombres hemos querido darnos26”. Pág. 86
“7. La ética como parte de la filosofía desaparecerá del horizonte de muchos de
nuestros contemporáneos”. Pág. 87
“8. En el terreno político, la filosofía será sustituida por las ideologías; éstas no se
basan en una concepción del hombre, en una antropología filosófica, sino en un
proyecto de lo que se desea que llegue a ser”. Pág. 87
25
Llano Cifuentes, A., Metafísica y lenguaje, 47.
26
«Calificar de “discriminación” nuestro tratamiento de los animales parece cosa singular, pero no hay duda de
que discriminamos entre nosotros, los seres humanos, y los animales, no sólo en el sentido de que establecemos
diferencias entre ambos grupos, sino también en tanto que juzgamos, o presumimos, que por virtud de nuestra
naturaleza, somos mejores que, o somos superiores a, los animales. Este juicio o presunción parecen obvios,
porque tienen el aire de reflejar meramente una situación de hecho, pero con frecuencia se basan en un prejuicio:
el de la preferencia por nuestra propia especie». «De todo lo que he dicho hasta aquí a hablar, propiamente, de
“derechos de los animales”, va todavía un salto. Pero no es un salto insuperable. En rigor, el “paso” que puede
darse con el fin de aportar razones en defensa de los “derechos de los animales” —unidos a las razones que
pueden darse en favor de la protección y mejoramiento del «medio ambiente» natural— puede ser “un pequeño
paso” para la especie humana y un “gran paso” para la Naturaleza entera». Ferrater Mora, J. y Cohn, P., Ética
aplicada. Del aborto a la violencia, Alianza, 3.ª ed. Madrid, 1983, 59-60 y 91.
33
34
“Las ideologías, por tanto, pretenderán cambiar las costumbres y los modos de vida
en función no tanto de una idea de lo que el hombre es como de una utopía de futuro
que nos hará llegar a ser lo que no somos”. Pág. 87
“9. En definitiva, y aunque podríamos seguir enumerando consecuencias, el fin de la
filosofía ha llevado a que todo lo que en el pensamiento clásico dependía de esta
ciencia o de la ética, se intente sustituir por otras ciencias positivas, cuya finalidad
será siempre la eficacia, la utilidad”. Pág. 87
34
35
del cual se conectan interacciones y se estructuran formas de vida, el que hace posible
la razón comunicativa. Esta racionalidad está inscrita en el telos lingüístico del
entenderse y forma un conjunto de condiciones posibilitadoras y limitativas. Siempre
que uno se sirve de un lenguaje natural para entenderse con un destinatario acerca de
algo en el mundo, se ve obligado a aceptar una postura preformativa y a admitir
determinadas presuposiciones. Entre otras cosas, debe partir de que los participantes
persiguen sus fines ilocucionarios sin reserva, ligan su acuerdo a la aceptación
intersubjetiva de aspiraciones de validez criticables y se muestran dispuestos a aceptar
compromisos que se derivan de un consenso»27”. Pág. 88
“Muy semejante es la postura adoptada por Peirce, que tanto ha influido en la filosofía
analítica americana haciéndola derivar hacia el pragmatismo”. Pág. 89
“Otro ejemplo gráfico de verdad dialógica es la hermenéutica: «la hermenéutica
renuncia a la verdad como adecuación y a la verdad como sistema»28”. Pág. 89
“Podríamos seguir añadiendo ejemplos, pero no parece necesario extenderse más para
comprender que hoy la filosofía ha sido sustituida por un conglomerado de psicología,
sociología, etnología, antropología cultural y, sobre todo, pragmatismo”. Pág. 89
“El agnosticismo actual no ha surgido de la nada, tiene hondas raíces y sólo puede ser
comprendido si lo estudiamos en su medio ambiente”. Pág. 90
27
Habermas, J., Faktizität und Geltung. Beiträge zur Diskurstheorie des Rechts und des demokratische
Rechtsstaats, Frankfurt, 1992, 18. Cit. por Berciano, M., El problema de la Ontología en Habermas, Servicio
de Publicaciones de la Universidad de Navarra, Cuadernos de Anuario Filosófico, 25, Pamplona, 1995, 68.
28
Nubiola, J., La renovación pragmatista de la filosofía analítica, EUNSA, Pamplona, 1994, 63.
35
36
Parte II
EL AGNOSTICISMO COMO ACTITUD
36
37
37
38
29
Hegel, Grundlinien der Philosophie des Rechts, Suhrkamp, Frankfurt, 1970, VII, 124, 233.
38
39
39
40
“Para Nietzsche la voluntad como deseo es signo de una mentalidad de esclavo; Freud
no ve en el otro más que el objeto de la libido...”. Págs. 104-105
“Incluso en las teorías políticas modernas, las relaciones sociales no se entienden
como una forma de amistad; el contrato social, que vimos en Locke, es un pacto para
salvaguardar las libertades individuales, no para lograr objetivos comunes”. Pág. 105
“El naturalismo latente en los planteamientos actuales sobre el hombre, no puede
nunca resolver los graves problemas que lleva consigo la convivencia, la donación,
el amor”. Pág. 105
“Es claro que en cuanto seres naturales cada uno se considera a sí mismo como el
centro del universo; como seres racionales, en cambio, somos capaces de relativizar
nuestra posición y reconocer el valor de los demás”. Pág. 105
“Lo propio de la vida animal es, como se ha dicho, concebirse como el centro de todo
lo que le rodea; sólo la razón y la libertad son capaces de reconocer la verdad, de
relativizar la propia posición y de aceptar que las demás personas tienen los mismos
derechos que uno mismo; es lo que se ha llamado «la posición excéntrica del
hombre»”. Pág. 105
“Por eso es imposible que la persona se realice sin el trato amoroso con los demás”.
Pág. 105
“Entender el amor como una enfermedad es volver a la naturaleza, actuar
irracionalmente”. Pág. 105
“Y esto es propio del voluntarismo precisamente porque antepone la voluntad a la
razón”. Pág. 105
“Nada tiene de extraño que, a partir de Ockham, el Dios de los modernos sea, ante
todo, omnipotencia absoluta y no «pensamiento que se piensa a sí mismo», Ser
Subsistente o Identidad Originaria”. Pág. 105
“Olvidar que somos seres racionales —y que por tanto la voluntad debe seguir al acto
de la inteligencia— es caer en falta, perder la vigilancia que nos impedía sentirnos el
centro de atención de todo lo que nos rodea, lo que, en definitiva, nos saca de la
condición animal y nos constituye como personas”. Pág. 106
“En conclusión: si se entiende la voluntad como espontaneidad, como una fuerza no
formalizada ni finalizada —como autónoma respecto al entendimiento—, se incurre
en naturalismo, se abdica de la condición de persona, y la vida se entiende como una
lucha por imponerse al medio y a los demás”. Pág. 106
40
41
41
42
30
Rorty, R., Contingencia, ironía y solidaridad, 16
31
Polo, L., Curso de teoría del conocimiento, III, EUNSA, Pamplona, 1988, 35.
42
43
32
«Esto es ser agnóstico, admitir que Dios es una hipótesis sin admitir la existencia del contenido de la
hipótesis por la falta de la posibilidad de una verificación convincente. De admitir la posibilidad de la
verificación, es decir, del conocimiento verdadero, ya no se sería agnóstico». Tierno Galván, E., ¿Qué es ser
agnóstico?, Tecnos, 5.ª ed., Madrid, 1992, 29-30.
43
44
“El agnosticismo es, así, una actitud ante la vida, un modo de entenderla, una tesis
teórica que ha dado lugar a una actitud práctica peculiar”. Pág. 113
“La cuestión de la existencia de Dios se ha trivializado, de suerte que, exista o no, las
consecuencias para la vida diaria son las mismas porque, habiéndose logrado una
explicación suficiente de la vida humana gracias al conocimiento científico, lo
metafísico no aporta nada especial a la ética, la vida social, el trabajo, la familia, etc.”.
Pág. 113
“Ser agnóstico no es, pues, ninguna carencia; tampoco es signo de la debilidad de la
inteligencia humana”. Págs. 113-114
“Es un hecho que no interfiere en la práctica de modo negativo pero que, por contra,
tiene efectos beneficiosos para la humanidad, que de este modo ha de sustentarse a sí
misma, sin recurrir a estancias extrañas que, en cierto sentido, alienarían la vida del
hombre sobre la tierra”. Pág. 114
“Dicho de otro modo: sólo el agnóstico puede vivir propiamente como ciudadano de
este mundo porque ni le falta nada ni pierde energías en propósitos o metas
trascendentes que le impidan comprometerse con el mundo real”. Pág. 114
44
45
45
46
en el cosmos y darse así cuenta de que cada ser es una realidad en sí misma y no un
mero medio para la satisfacción de los propios impulsos”. Págs. 117-118
“Cuando la meta que el hombre se propone es, simplemente, realizarse a sí mismo,
darse un contenido, una esencia, olvida conscientemente que sólo es un fin en sí
mismo porque su fin es lo absoluto, es decir, que ningún fin particular puede colmar
su capacidad de querer y de darse”. Pág. 118
“La autorrealización es, en este sentido, volver a la inconsciencia del animal, del ser
que no es consciente de su situación en el conjunto de todos los seres, es volver a
sentirse el centro del universo33”. Pág. 118
“Sólo así se explica que el sujeto se satisfaga con poco y que, a la vez no tenga más
metas que las del instante”. Pág. 118
“Sólo el hombre, que es capaz de pensar su vida como una totalidad que ha de llenar
de sentido, sabe que va a morir y siente el futuro como el horizonte donde podrá
realizar sus proyectos”. Pág. 118
“Vivir al día, en cambio, es lo propio de la inconsciencia, que en el hombre no puede
ser más que culpable; vivir pendiente de sí es, necesariamente, dejar de mirar
alrededor, dejar de valorar las cosas en su verdadero ser; por eso el egoísmo o es pura
inadvertencia o es siempre culpable”. Pág. 118
“La voluntad de poder, el deseo de ser sí mismo, la autorrealización, no son más que
modos de volver la espalda a la realidad, de satisfacerse como lo puede hacer un ser
inconsciente, culminando en cada momento porque en realidad no se culmina nunca”.
Pág. 118
“Para el voluntarista los valores valen para él, pero no valen en sí mismos”. Pág. 118
“Tampoco existen bienes comunes puesto que cada voluntad es distinta y no hay una
naturaleza humana común a todos los individuos”. Pág. 118
“Estar de acuerdo con uno mismo, estar satisfecho, no sentir remordimientos, no tener
que arrepentirse de nada es, siempre, la meta que la voluntad se propone cuando no
tiene otra finalidad que la de hacerse a sí misma, que darse un contenido”. Pág. 119
“La lógica de la finitud, en un ser con una voluntad insaciable con ningún bien
determinado, lleva siempre a la autonegación”. Pág. 119
“Querer el propio querer sin querer ninguna otra cosa es similar a conocer que conoce
sin conocer nada”. Pág. 119
“El voluntarismo es, pues, una forma de nihilismo”. Pág. 120
“2. Junto a la finitud de la voluntad, el pensamiento moderno concibe igualmente
finita a la inteligencia”. Pág. 120
“Hoy, sin embargo, se considera que todo conocimiento es hipotético y provisional
y, en ese sentido, limitado”. Pág. 120
“También en la Edad Media se pensaba que la mente humana no podía contener todo
lo real; Santo Tomás, por ejemplo, afirmaba que hay más realidad en una mosca que
en la mente de todos los filósofos”. Pág. 120
33
«El animal permanece inocente en su centralidad. Ni se relativiza, ni se absolutiza, pues no dispone del
horizonte de lo absoluto, del horizonte del ser. El hombre, en cambio, sólo mala fide persevera en la
centralidad». Spaemann, R., Felicidad y benevolencia, Rialp, Madrid, 1991, 143.
46
47
“La razón es clara: distinguiendo entre el ser como acto y el ser como verdadero, es
evidente que en la mente de todos los pensadores no está contenida la realidad ni
siquiera en una mínima parte, pues el ser como verdadero no es el ser como acto”.
Pág. 120
“La cuestión, pues, debe formularse de otro modo”. Pág. 120
“La modernidad lo ha negado continuamente; primero fueron los empiristas, luego
vino la «revolución copernicana» de Kant; el intento hegeliano fue el último en
pretender dar y, a la vez, captar el sentido de todo lo que existe, pero su fracaso llevó
a la renuncia definitiva”. Págs. 120-121
“Para un verdadero agnóstico la limitación del conocimiento no es verdaderamente
tal; el conocimiento es limitado pero el mundo también”. Pág. 121
“El hombre mismo ha llevado a cabo la deshumanización de su propia vida; el
cientificismo ha influido decisivamente en el agnosticismo”. Pág. 122
“En un horizonte finito, la ciencia experimental se basta para dar respuesta a los
interrogantes del hombre, porque éstos no tendrán alcance trascendente y podrán ser
resueltos desde el hedonismo y el utilitarismo”. Pág. 122
47
48
“Cuando Nietzsche dice que la verdad no existe, que no hay más que perspectivas, no
está haciendo otra cosa que sacar las últimas consecuencias del idealismo
trascendental kantiano, para el que el fenómeno es obra de la subjetividad”. Pág. 123
“Lo propio del agnosticismo es, con todo, no sentir como una pérdida la falta de
fundamento, pues para vivir no necesita ni exige un punto de referencia absoluto”.
Pág. 123
“La verdad, en el mundo actual, se ha vuelto sospechosa”. Pág. 124
“La experiencia de las guerras de religión fueron suficientes para que la Ilustración
acabara con la idea de que existe o puede existir algo inconmovible”. Pág. 124
“Por último, el fundamentalismo islámico ha confirmado a todos en la «certeza»
respecto a la no existencia de dogmas o verdades absolutas”. Pág. 124
“Por todo esto, el relativismo, que es la consecuencia inmediata de la falta de
fundamento, es visto como un valor positivo, como la postura humilde de quien no
desea imponerse a los demás porque respeta la libertad ajena”. Pág. 124
“La descripción de la situación actual de la cultura occidental es bastante precisa; no
hay valores estables; sólo la libertad ha quedado en pie, pero se trata de una libertad
sin criterio para actuar, una libertad para la que no existe el bien ni el mal objetivos,
una libertad que sólo se mueve por motivos subjetivos, que son los únicos que cuentan
a la hora de ponerse en movimiento”. Págs. 124-125
“Por eso, porque la libertad, sin la verdad, es el único valor, el relativismo se ha hecho
necesario”. Pág. 125
“Para la mentalidad agnóstica parece que una libertad guiada por la verdad no es una
verdadera libertad porque, de algún modo, estaría condicionada, porque sentiría
remordimientos, porque se vería obligada, a veces, a rectificar, porque no sería
creadora de valores”. Pág. 125
“En cierto modo admitir la verdad sería admitir la existencia de Dios, de lo absoluto,
de lo trascendente, de lo intemporal y eterno”. Pág. 125
“El relativismo es, pues, un valor, algo positivo en cuanto que hace posible la
autonomía absoluta de cada voluntad”. Pág. 125
“La voluntad no es llevada y traída por la realidad, no se deja arrastrar por nada puesto
que es ella la fuente de los valores, tanto más si no olvidamos que la verdad no existe
y si existe es incognoscible”. Pág. 125
“Todos los autores que, de un modo u otro, han intentado hacer metafísica después
de la «desaparición» de la metafísica, es decir, todos aquellos que han pretendido
buscar una fundamentación racional de la libertad humana, han fracasado en su
empeño”. Pág. 126
“En cambio los que han renunciado a dar razón de la libertad, la han defendido como
el valor más alto del hombre”. Pág. 126
“Al no haber nada universal ni racional, la libertad se identifica con la creatividad,
con la imaginación y la originalidad, pero también con el amor al destino, el
reconocimiento de la necesidad y, en definitiva, con la aceptación de la contingencia
universal”. Pág. 126
48
49
“La libertad es, fundamentalmente, algo interior que cada uno puede valorar y
calibrar; la libertad se identifica con el sentimiento de libertad más que con el
verdadero autodominio, porque así como las grandes teorías —los metarrelatos— no
pueden ser verdaderas, tampoco los planes a largo plazo dependen de nosotros”. Pág.
126
“En la práctica, la ética agnóstica no es otra que el emotivismo: una ética sin valores
objetivos y sin metafísica y que puede caracterizarse del siguiente modo: «el
emotivismo habla claro: la moral no es otra cosa que la expresión de unos
sentimientos y unas actitudes, de nuestras preferencias por unas formas de conducta
y nuestra desaprobación de otras»34”. Pág. 126
“La coherencia viene dada, no por la unidad o uniformidad de criterios morales, ni
por la constancia de los fines propuestos; tampoco por la posición social, pues en la
vida hay que desempeñar muchos papeles distintos”. Pág. 127
“La coherencia estriba en que todo lo que quiero es querido por mí, en que nada me
ha sido impuesto, en que siempre el sujeto ha actuado con espontaneidad”. Pág. 127
“La voluntad entendida como espontaneidad no tiene otra lógica que la de
identificarse con su propio despliegue”. Pág. 127
“El emotivismo es un subjetivismo y, en ese sentido, un egoísmo: sólo sirve para
satisfacer los intereses inmediatos, sin reparar en el coste que esto suponga para los
demás”. Pág. 128
“La tolerancia comenzó siendo una condescendencia con el error, pero poco a poco
pasó a ser una necesidad y más tarde llegó a convertirse en una virtud”. Pág. 129
“Ser tolerante implica un sano escepticismo, la seguridad de que no hay nada seguro,
la convicción absoluta de que todo es relativo”. Pág. 129
“Incluso se piensa que sólo un agnóstico puede ser verdaderamente tolerante pues la
religión ha sido siempre la causa de fanatismos e intransigencias: «en efecto, la
tolerancia empieza siendo tolerancia religiosa”. Pág. 129
“«Proteger las libertades individuales significa, para Mill, proteger al individuo de las
intervenciones y opresiones de la sociedad, impedir la autodeterminación a la que
cada cual tiene derecho. La primera y fundamental libertad es, sin duda, la de
conciencia y expresión, el derecho a no dejarse aplastar por la mayoría social o por la
opinión dominante. La individualidad es un valor, uno de los ingredientes del
bienestar, y hay que protegerla y conquistarla como sea. El ámbito de la libertad
humana está constituido por aquel dominio que afecta a cada uno más directa e
íntimamente: el pensamiento y el sentimiento, la opinión sobre cualquier tema, se
refiera al campo de la ciencia, la moral o la teología... En resumen, pues, la libertad
de conciencia se materializa en la libertad de expresión o de opinión, en la libertad de
gustos y formas de vida y en la libertad de reunión o asociación»35”. Pág. 130
“La existencia de dos éticas, una privada y otra pública, es ya un hecho consumado”.
Pág. 130
34
Camps, V., Virtudes políticas, Espasa Calpe, Madrid, 1990, 20.
35
Ibídem, 82.
49
50
“Pero, como se ha visto, la ética privada es tan subjetiva que prácticamente no existe,
pues cada cual puede hacer lo que le dé la gana sin que los demás tengan derecho a
entrometerse en su vida”. Pág. 130
“Por su parte la ética pública, que debería limitarse a un mínimo de preceptos, se
complica, pues es imposible establecer un límite entre lo permitido y lo prohibido”.
Pág. 130
“La única respuesta válida a estos problemas es, desde mi punto de vista, la que
apunta Spaemann: sólo quien posee una profunda convicción de la dignidad humana
será capaz de tolerar e incluso de respetar a quien no piense como él o se encuentre
en el error36”. Pág. 131
“Es decir, se trata de distinguir entre la persona y sus opiniones o creencias; éstas
pueden no ser toleradas, pero, por encima de todo, debe quedar a salvo la dignidad de
la persona”. Pág. 131
“Otro modo más concreto y práctico de decir lo mismo es el siguiente: a nadie se le
puede obligar a actuar contra su conciencia, pero no se opone a la dignidad humana
el que, en algunos casos, se le impida hacer lo que le dicta su conciencia”. Pág. 131
“Además, el problema de la tolerancia, tal y como se plantea hoy día por parte del
agnosticismo, da lugar a graves confusiones”. Pág. 131
36
Ollero, A., «Tolerancia y verdad», en Scripta Theologica, 27, Pamplona, 1995/3, 908.
50
51
“El nuevo criterio de certeza, curiosamente, tiene algunos puntos comunes con el
pensamiento antiguo y medieval pues para éste «la razón, mientras es particular y
sólo de uno, es estéril: cuando pasa a ser razón de todos es cuando el que la sostiene
sale de su particularidad y entra en el ámbito de lo común, que es el ámbito de razones
compartidas por todos»37”. Pág. 132
“La verdad y el bien eran lo común por excelencia, especialmente en la filosofía de
Platón, y, en general, en la de las tradiciones agustiniana y aristotélica de la Edad
Media”. Pág. 133
“Pero evidentemente, entonces se trataba de la verdad teórica”. Pág. 133
“Ahora este mismo criterio se aplica a la verdad práctica”. Pág. 133
“El pragmatismo busca el mayor bien para el mayor número de personas y, en este
sentido, busca también lo común, el punto céntrico en el que confluyen los intereses
de la mayoría”. Pág. 133
“Sin embargo, aunque aparentemente parezca que se llega a la misma meta pero por
caminos distintos, pienso que hay una gran diferencia entre lo que los clásicos y los
modernos entienden por «lo común»; porque Platón y Aristóteles pensaban que
quienes encontraran la verdad se unirían en un mismo punto y, en cambio, el
pensamiento posmoderno piensa que los que están reunidos en un mismo lugar han
alcanzado «su» verdad”. Pág. 133
“Antes lo común era el punto de llegada; ahora es el punto de partida”. Pág. 133
“La diferencia es abismal porque mientras la filosofía tradicional hablaba de la
verdad, la moderna trata en términos de certezas: lo que antes era filosofía
propiamente dicha, ahora es mera ideología: intento — a posteriori — de buscar las
razones que hagan aceptable un determinado planteamiento, una decisión tomada de
antemano”. Pág. 133
“Por este camino la sociología ha sustituido a la metafísica, como abiertamente
reconoce Habermas38”. Pág. 134
“Pero la verdad es que estos intentos de fundar la verdad son, en realidad,
consecuencia de no admitir una fundamentación última y radical de origen
trascendente: «en la medida en que las razones últimas han dejado de ser plausibles,
las condiciones formales de justificación cobran fuerza legitimante por sí mismas y
las premisas del acuerdo racional se elevan a la categoría de principio»39”. Pág. 134
“Lo que importa no es lo que se dice sino cómo se dice”. Pág. 134
“Se ha llegado así a una especie de democratización de la verdad, de la bondad y de
la justicia que ha influido notablemente en que esta forma de gobierno se considere
la única verdaderamente racional, con lo que, de paso, se ha juzgado toda la historia
de la humanidad y se la ha condenado como irracional y acrítica”. Pág. 134
“En cuanto la búsqueda de la verdad es sustituida por la búsqueda de lo útil,
desaparece la verdad y, con ella, la filosofía”. Pág. 135
37
Yepes Stork, R., Fundamentos de Antropología. Un ideal de la exelencia humana, EUNSA, Pamplona,
1996, 248-249.
38
Habermas, J., Teoría de la acción comunicativa, I, Madrid, 1987, 11-18.
39
Innerarity, D., Dialéctica de la modernidad, Rialp, Madrid, 1990, 105.
51
52
“Es lo que de hecho ha ocurrido con estas teorías que tratan de democratizar la verdad,
de acomodarla a la opinión de la mayoría, que sólo admiten lo que dé pruebas de ser
útil para todos o para la mayoría”. Pág. 135
“Pero el pragmatismo, aunque tenga su parte de verdad, es —como toda verdad a
medias— una gran mentira”. Pág. 135
“El problema más grave que se plantea a la solución pragmática es que, en realidad,
no soluciona nada”. Pág. 135
“En el caso de la persona humana el pragmatismo fracasa de modo absoluto, porque
qué sea ser hombre y hombre perfecto sólo lo podemos saber observando la
naturaleza, no ajustando la educación de los jóvenes a planes preconcebidos por los
sabios de turno”. Pág. 135
“Dicho de otro modo, no podemos establecer qué es lo bueno para el hombre
acudiendo a otros criterios que no sean metafísicos, que estudiando su ser; cualquier
otro criterio sería arbitrario y llevaría en directo a graves discriminaciones”. Pág. 135
“Qué sea ser hombre y, por tanto, qué es lo bueno y lo justo, no podemos decidirlo
siguiendo otro criterio que no sea, simplemente, reconocido en la naturaleza del
propio hombre”. Pág. 135
“Por eso las grandes ideologías de nuestro siglo han ocasionado gravísimas
calamidades, todas ellas, por supuesto, al servicio del bien del hombre”. Pág. 135
“El hombre no admite ser criado como los animales, según unos criterios de
optimación racionales si éstos se obtienen de otra fuente que no sea la naturaleza
humana”. Pág. 135
“Por eso el nominalismo, que no reconoce la existencia de la naturaleza común, no
puede aportar ninguna solución ética a la vida, ni puede ofrecer un nuevo criterio de
evidencia”. Págs. 135-136
“Puede, eso sí, inventar nuevos criterios de certeza —el más usado es el que podemos
llamar democrático—, pero, como se ha insistido, la certeza no es lo mismo que la
evidencia y, mucho menos, que la verdad”. Pág. 136
“Otro modo de llegar a la misma conclusión (la imposibilidad de una ética sin
metafísica) nos lo ofrece el mismo autor que acabamos de citar: «para no incurrir en
círculo vicioso, el fin de optimación se puede definir únicamente recurriendo a
valores extramorales»40”. Pág. 136
“De este modo el pragmatismo busca fines que, se tome como se tome, son siempre
arbitrarios, pero que, en ningún sentido, puede decirse que perfeccionan al hombre en
cuanto hombre, pues un hombre artificial, un hombre creado por el hombre, no es lo
que realmente es un hombre, sino el fruto de una decisión libre (entendiendo ahora
«libre» como arbitraria)”. Pág. 136
“Para llegar a la verdad y al bien primero hay que aceptar la realidad de los demás, la
dignidad de la persona humana”. Pág. 136
“Dicho brevemente: la voluntad, sin la razón, no puede fundamentar la dignidad
humana ni el bien y el mal morales”. Pág. 137
40
Spaemann, R., Lo natural y lo racional, 152.
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“No nos debemos respeto porque así lo hayamos decidido, sino que así lo decidimos
porque nos lo debemos”. Pág. 137
“De lo contrario se llegaría a conclusiones absurdas e incluso monstruosas ya que la
dignidad de uno dependería del reconocimiento de los demás y sería, por tanto,
inestable, hipotética y condicionada”. Pág. 137
“Un hombre no es hombre porque así lo decidan los demás, pues en ese caso los
valores morales serían meras convenciones relativas y, por tanto, transitorias”. Pág.
137
“Para algunos la cuestión del fundamento carece de interés práctico, pues lo
importante es que los Derechos Humanos sean respetados y aplicados por las
legislaciones concretas de cada Estado; esto es cierto en parte, pues, efectivamente,
una mera declaración de principios puede no servir para nada en la práctica”. Pág.
137
“Pero la fundamentación teórica es importantísima, tanto más en este caso, pues «para
que el tratamiento de los derechos humanos pueda tener sentido en general, se ha de
suponer que la prerrogativa de unos derechos semejantes no es otorgada por otros
hombres, sino que corresponde, por su propia naturaleza, al ser que los hace valer»41”.
Págs. 137-138
“Todo esto conduce a la paradoja de que de un modo libre y consensuado, hemos
establecido unos derechos superiores a nuestras decisiones y a la opinión de la
mayoría”. Pág. 138
“Si los derechos humanos han de ser inalienables e iguales para todos y tienen por
base el reconocimiento de la dignidad «intrínseca» de todos los miembros de la
familia humana, como establece la propia Declaración en su Preámbulo, y, a la vez,
se concluye que son fruto de un pacto entre los hombres, se incurre en una
contradicción imposible de resolver”. Pág. 138
“Aquí se ve la importancia de las fundamentaciones metafísicas y, por tanto,
absolutas; si los derechos humanos fueran leyes positivas, no tendrían más valor que
las leyes de tráfico, y, sin embargo, no es así, pues quien los quebranta comete un
delito que es, siempre, un acto moralmente malo por ser antinatural”. Pág. 138
“Queriendo evitar instancias sobrehumanas, el agnosticismo acaba en un relativismo
en el que la misma vida pierde su valor y en el que incluso las decisiones libres y
consensuadas pueden no ser respetadas con sólo que una voluntad no quiera hacerlo”.
Pág. 138
41
Sapemann, R., Felicidad y benevolencia, 177-178.
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“El agnosticismo es agresivo, especialmente contra los que confiesan una fe religiosa,
una fe en una supuesta revelación divina”. Pág. 139
“Todos los creyentes son, en principio y mientras no se demuestre lo contrario,
tildados de dogmáticos, fundamentalistas, intransigentes, integristas, fanáticos y
proselitistas”. Pág. 139
“Como ya se ha dicho, la verdad se ha vuelto sospechosa y, por lo mismo, también
quienes dicen poseerla”. Pág. 139
“Estar en la verdad es, hoy, un pecado, un mal grave, una enfermedad”. Pág. 139
“La razón es que quien afirma algo como verdadero es, necesariamente, una persona
sin espíritu crítico, poco racional, con mentalidad infantil”. Pág. 139
“El motivo de esta actitud tan intransigente lo hemos visto repetidas veces: un
agnóstico es, por definición, una persona que piensa que la libertad individual es
absoluta, que no admite límites, pues en caso contrario, no sería auténtica libertad”.
Pág. 139
“¿Qué desea entonces el agnóstico?”. Pág. 140
“En primer lugar, la supresión de las normas morales objetivas, es decir, un campo
privado de actuación en el que nadie puede ni siquiera aconsejar, un territorio propio
donde no tengan cabida otros criterios que los meramente subjetivos”. Pág. 140
“Por eso una sociedad agnóstica es, en definitiva, una sociedad que busca a toda costa
el confort, que favorece el hedonismo y el pragmatismo, escéptica, laica y, en
resumen, nihilista”. Pág. 140
“Como notas distintivas del nihilismo podemos enumerar las siguientes”. Pág. 140
o “a) La desesperación, que es el grado extremo de nihilismo práctico...”. Pág.
140
o “b) El fatalismo, que «se caracteriza por la creencia de que el universo alberga
dentro de sí un elemento irracional, llamado Destino o Azar, que es una
fortuna o casualidad que mueve la rueda del cosmos y da a cada uno la
felicidad o la desgracia de una manera aleatoria, pero necesaria»42”. Pág. 140
o “Negar la Providencia divina y admitir el azar, la suerte, la casualidad como
motor de la vida individual es todo uno”. Pág. 140
o “Quizá por eso la sociedad occidental se ha aficionado tanto al juego, a los
horóscopos, lecturas del futuro en los naipes, etc.”. Pág. 140
o “c) El absurdo o la vivencia del sinsentido”. Pág. 140
o “d) El cinismo: «el cínico finge interesarse de verdad por una persona, y en
realidad sólo busca veladamente obtener de ella una utilidad»43”. Pág. 140
o “e) El pesimismo o escepticismo práctico”. Pág. 141
o “No importa que algunas notas parezcan contradictorias entre sí; junto al
pesimismo existencial cabe la euforia del momento, el deseo de vivir el
instante con intensidad, precisamente porque lo único valioso es lo
actualmente tangible, lo inmediato”. Pág. 141
42
Yepes Stork, R., Fundamentos de antropología, 226.
43
Ibídem, 228.
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44
La tesis nominalista de que el conocimiento abstractivo «finge» por su cuenta y se aleja de la realidad tiene
aquí su fundamento. Las ideas generales las formamos nosotros y por eso es posible pensar que son meras
ficciones. De aquí se pasa a la teoría de que dichas ideas han de ser «comprobadas» en la experiencia. Así
surgen los llamados «criterios de verificación». Como se ha dicho, no es cierto que sólo el conocimiento
intuitivo sea válido. Se trata de tipos de conocimiento distintos que no pueden reducirse el uno al otro.
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45
Bochenski, I.M., Los métodos actuales del pensamiento, 8.ª ed., Rialp, Madrid, 1973, 112.
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“La ciencia tiene que aceptar el puesto que le corresponde en la vida del hombre”.
Pág. 157
“Y la técnica tiene que ponerse al servicio de los fines éticos de la humanidad”. Pág.
157
“Si no lo hacemos así, ocurrirá lo que, por desgracia, ya ha sucedido a veces: que la
técnica se emancipa y nos somete, que se cambian los papeles y es el hombre quien
está al servicio de la máquina”. Págs. 157-158
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o “4. Otro argumento tradicional que ahora ha cobrado especial fuerza es que la
razón, abandonada a sí misma, ha sido, con frecuencia, una fuente de errores”.
Pág. 163
o “5. Por si fuera poco, el cientificismo, considerado generalmente como el
modelo perfecto de racionalidad, ha hecho del agnosticismo una de sus
principales tesis”. Pág. 163
o “6. Incluso los argumentos morales tales como que la mayoría de los hombres
piensa que Dios existe, han dejado, al menos en la cultura occidental, de tener
vigencia”. Pág. 163
o “7. Otra causa que explica la difusión del fideísmo en nuestro tiempo podría
ser un cierto complejo de inferioridad por parte de algunos creyentes”. Pág.
163
“1. Declararse fideísta es, simultáneamente, declararse agnóstico; pero el fideísta se
encuentra en una posición incómoda siempre, mientras que el simplemente agnóstico
puede, según hemos visto, estar más o menos satisfecho de su actitud ante la vida”.
Pág. 164
“2. En cierto modo es natural que un protestante sea fideísta, pero en el caso de los
católicos, es una postura no sólo antinatural sino incluso contradictoria: el
voluntarismo no tiene cabida en la Iglesia católica porque ésta ha defendido siempre
que Dios ha creado por amor, entendiendo el amor como donación”. Pág. 164
“El punto clave donde un católico se distingue de un protestante es, precisamente, la
doctrina sobre la justificación: el protestante piensa que la naturaleza humana está
intrínsecamente corrompida, de modo que la salvación no sólo es un don gratuito de
Dios, sino que además es, no puede ser, más que extrínseca: Dios se tapa los ojos y
hace como que no ve la maldad humana”. Pág. 164
“El fideísmo es, pues, una forma de pesimismo existencial”. Pág. 165
“En cierto modo es la renuncia a ser verdaderamente hombre; en lugar de edificar el
edificio sobrenatural sobre la naturaleza, se construye sobre unas ruinas, sobre la
arena que ha quedado después de la descomposición del orden natural”. Pág. 165
“El fideísmo es todo lo contrario de un verdadero humanismo”. Pág. 165
“3. Además, el fideísta tiene poco que hacer en esta vida: si la verdad sólo se alcanza
por la fe y ésta es un don gratuito de Dios, la misión de la Iglesia queda reducida a
ayudar a salvarse al grupo de privilegiados a los que Dios ha iluminado con su luz”.
Pág. 165
“Los tradicionalistas afirman que la razón individual es incapaz de superar el
escepticismo; dicho de otro modo, que la inteligencia es impotente por sí sola para
alcanzar la verdad»46”. Págs. 165-166
“La diferencia entre el fideísmo propio del tradicionalismo y el fideísmo que
podríamos llamar «teológico» es poca en cuanto a sus fundamentos, pero notable
respecto a sus consecuencias”. Pág. 166
46
Toro, A. del, voz Tradicionalismo, en Gran Enciclopedia Rialp, XXII, 6ª ed, Madrid, 1989, 670b.
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“El tradicionalista desconfía de la razón y, por tanto, no cree que la cultura y la ciencia
puedan progresar continuamente; su pesimismo tiene raíces jansenistas y está
próximo a la postura del protestantismo”. Pág. 166
“El tradicionalismo es, pues, un pesimismo que recurre a Dios, autor de la revelación
primitiva, porque no cree en el hombre”. Pág. 166
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X. EL DESEO DE SABER
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Kant, I., Crítica de la Razón Práctica, trad. Emilio Miñana y Villagrasa y Manuel García Morante, 3ª ed.,
Espasa Calpe, Madrid, 1984, I, I, 3, 120 s.
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“La libertad es, por eso, un valor subjetivo que ha de ser defendido continuamente; la
libertad no se entrega, ni siquiera libremente; la libertad se reserva siempre como algo
exclusivo que puede vivirse al margen de los demás y, por supuesto, al margen de la
verdad, la cual es incompatible con este sentido de la libertad”. Págs. 172-173
“La tolerancia se ha convertido, pues, en la principal virtud moderna, lo cual es un
contrasentido, porque el bien no ha de ser tolerado sino promovido”. Pág. 173
“Pero cuando nada es bueno ni malo, cuando todo se iguala y los valores dependen
sólo de la subjetividad de cada uno, entonces la tolerancia ocupa el lugar de la justicia:
se tiene derecho a actuar de tal o cual manera no porque sea un modo de actuar
correcto, sino porque es el que uno, libremente, ha elegido”. Pág. 173
“Las consecuencias que se siguen de la pérdida de la verdad son muy numerosas”.
Pág. 173
“Todo un sistema de valores ha perdido vigencia y ha sido sustituido por otro. Desde
esta perspectiva puede entenderse sin dificultad por qué hoy día educar se identifica
con manipular”. Pág. 173
“El término «educación» suena mal porque implica, en cierta medida, manipulación,
es decir, imposición de criterios y de valores”. Pág. 173
“Enseñar, en cambio, hace referencia a la verdad científica, la cual por principio es
provisional e hipotética”. Pág. 173
“Nuestra cultura se ha prohibido a sí misma transmitir sus propios valores porque, en
realidad, han dejado de serlo ya que lo único realmente valioso es la independencia
de criterio, la autonomía, la libertad subjetiva”. Pág. 173
“Es muy significativo, desde esta perspectiva, que la asignatura de Filosofía y, en
general, las Letras, estén siendo arrinconadas por los sistemas y las leyes educativas
actuales”. Pág. 173
“Cuando se dan clases de Ética, por ejemplo, los profesores no deben nunca dar
criterios: han de mostrar los pros y los contras de determinado acto, y luego ha de ser
el alumno, cada alumno, quien saque las conclusiones que le parezcan oportunas”.
Pág. 173
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“La utilidad de la ciencia, el no ser un fin en sí misma, se valora hoy por encima de
muchas otras cosas; por ejemplo: se desprecia a la filosofía «porque no sirve para
nada», es decir, porque no puede «someterse» a control voluntario”. Pág. 183
“El utilitarismo adquiere aquí su verdadero valor y significado: lo útil es lo más
valioso porque está disponible, porque se deja dominar y manipular por los intereses
personales, que son el único verdadero fin”. Pág. 183
“Admitir las verdades de la ciencia no compromete más que superficialmente porque,
aunque la ciencia sea «verdadera» y haya que aceptarla, no se me impone más que
porque la acepto yo como algo provisional y revisable”. Pág. 183
“Su fuerza vinculante no procede de ella misma sino del sujeto que la adopta; aunque
sus teorías y sus leyes puedan, en un momento dado, presentarse como evidentes, no
arrastran al asentimiento, no nos quitan la libertad de pensamiento ya que en ellas no
está la Verdad sino cierta verdad, en concreto, como vimos antes, una verdad útil,
manipulable porque puede usarse con muchos fines y no es un fin en sí misma”. Pág.
183
“Además, la verdad científica hace referencia al mundo exterior y al hombre sólo
indirectamente; porque la verdad sobre el hombre, la verdad última, nunca puede
decirla la ciencia; eso —como ya sabemos— sería un reduccionismo”. Pág. 183
“Ninguna ciencia experimental, ni siquiera las llamadas ciencias humanas como la
psicología, la economía, la sociología, etc., pueden «imponernos» una determinada
visión de la realidad y mucho menos de nuestra propia existencia”. Pág. 183
“Por sus propias limitaciones, la ciencia se neutraliza a sí misma, razón por la cual la
«libertad subjetiva» no tiene nada que temer de ella”. Pág. 183
“Cuando se dice que la técnica se ha escapado de las manos del hombre y que ha
llegado un momento en que nos domina, lo que quiere decirse es que no se está usando
de acuerdo con principios morales”. Pág. 183
“Pero dada la situación actual en la que la voluntad se ha situado por encima de la
razón, el dominio de la ciencia sobre el hombre no es más que el reflejo del dominio
de unos hombres sobre otros, de la sustitución de la ética por las ideologías”. Pág.
183
“Podemos concluir, pues, que la mentalidad del «enseñante» es la de quien no cree
en la verdad, la de aquella persona para la que toda verdad es siempre sospechosa
porque no hay más verdad que la que cada uno desee poseer”. Pág. 183
“La verdad, por tanto, no puede enseñarse, la verdad no tiene «derechos» sobre el
error, la verdad tampoco puede difundirse”. Pág. 183
“Lo que quiere decirse es que hacer prosélitos, tener discípulos, es manipular,
entrometerse en la voluntad ajena intentando quitarle la libertad”. Págs. 183-184
“La verdad no puede enseñarse porque «mi» verdad es sólo mía y nadie tiene derecho
a difundirla como «la verdad» universal, la que debería aceptar todo el mundo”. Pág.
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ÍNDICE
Introducción 15
Primera parte: El camino hacia el agnosticismo
Capítulo I: Dios como el ser necesario por sí 23
Capítulo II: La filosofía moderna: racionalismo y 35
empirismo. El idealismo como conciliación
Capítulo III: El posthegelianismo. La crítica a la filosofía 55
Capítulo IV: Hacia un nuevo concepto de la racionalidad 73
Segunda parte: El agnosticismo como actitud
Capítulo V: Características del agnosticismo 93
Capítulo VI: Los fundamentos teóricos: voluntarismo y 99
nominalismo
Capítulo VII: La práctica del agnosticismo 115
Capítulo VIII: ¿Se puede salir del agnosticismo? 145
Capítulo IX: El fideísmo en la actualidad 161
Capítulo X: El deseo de saber 171
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