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Las plantas madres deben provenir de un huerto básico o de otro vivero registrado para que
se garantice la calidad fitosanitaria y genética del material, estas deben ser plantas altamente
productivas, que sean típicas de la variedad o cultivar y que estén libres de toda enfermedad,
en especial de los virus Exocortis, Xyloporosis, VTC y Psorosis, y de las enfermedades
bacteriales como HLB y la clorosis variegada de los cítricos (CVC).
Se debe contar con el certificado del material, el cual lo otorga el huerto básico o el vivero
que suministre el material, en total se tendrán 60 plantas donadoras de yemas en una matera
de 48,5 x 60 cm con un sistema de fertirrigación, dispuestas en camas dentro de una estructura
protegida con malla antiáfidos, el sustrato de las macetas será una mezcla de suelo + cascarilla de
arroz + abono orgánico en una proporción de 3:1:1, respectivamente, y, si es posible, con una
adición de micorrizas de entre 5 y 20 gramos por planta para garantizar una constante
activación de pelos adsorbentes en las raíces. Las plantas madres garantizaran la producción
de 200-300 yemas/planta/año.
Se realizará aplicaciones foliares cada 20 días a base de microelementos con una dosificación
recomendada por el Ingeniero Agrónomo, se realizará un plan de fertilización edáfica
fraccionada en 4 fases de acuerdo a cada cosecha de yemas, esta será recomendad por el
Ingeniero Agrónomo en una tabla dinámica basada en los requerimientos de la planta de
acuerdo a su etapa fenológica y la calidad del sustrato de las masetas, el plan de nutrición
estará enfocado en generar generas las suficientes reservas en los tejidos de las plantas para
una correcta brotación de yemas con alto poder de prendimiento. El manejo fitosanitario se
manejará de manera preventiva, garantizando así la calidad fitosanitaria de las plantas
donadoras de yemas.
Figura 2. Varetas para toma de yemas.
Huanglongbing (HLB) se conoce como Citrus greening, Likubin, Yellow Dragon Disease.
Es una bacteria, cuyo nombre científico es Candidatus Liberibacter spp., gram negativa,
vascular, limitada al floema, que no es posible cultivarla en forma aislada en medios
artificiales. El HLB puede ser transmitido por Trioza erytreae y Diaphorina citri, pero el
vector más importante para el continente americano es el psílido asiático de los cítricos
Diaphorina citri (Hemiptera: Psyllidae). La bacteria es de difícil control, afecta la vida útil
de las plantas tanto jóvenes como adultas de todos los cítricos, incluyendo a sus híbridos. El
diagnóstico de HLB se hará mediante la prueba PCR (polymerase chain reaction), y
mensualmente se realizará la prueba de la reacción yodo-almidón en la casa malla escogiendo
4 plantas al azar y diferentes cada mes, en caso de presentar alguna sospecha de la presencia
de esta bacteria se comprobará con la prueba PCR.
Este manejo consiste en impactar el sistema de defensa de la planta y fortalecer los tejidos,
los metabolitos secundarios son los precursores de distintos compuestos que la planta utiliza
para defenderse estos metabolitos secundarios son producidos por rutas metabólicos en
donde los microelementos son precursores y cofactores, por ende, se realizan planes de
fertilización ricos en microelementos para estimular la producción de estos metabolitos, en
cuanto al fortalecimiento de los tejidos se realizan fertilizaciones ricas en silicio lo que genera
tejidos más resistentes a los ataques de minador que son frecuentes en las primeras etapas de
la planta.
Las plantas madres tendrán una capacidad productiva de 200-300 yemas/planta/año, las
varetas deben ser de ramas cilíndricas del brote anterior, de la axila de hojas maduras, porque
las yemas de hojas pequeñas están mal nutridas y su crecimiento comienza más tarde. Debe
prestarse atención al escoger la vareta, ya que los cítricos mutan con frecuencia, produciendo
frutos fuera de tipo, siendo la mayoría indeseable. Sin embargo, pueden presentarse
mutaciones con características favorables, en este caso marcar la rama y mantenerla en
observación.
Las varetas se recolectan uno o dos días antes de la injertación, durante la fase de crecimiento
vegetativo de los árboles, y se debe buscar que la rama sea redonda y frondosa, que tenga un
diámetro similar al de los patrones y que tenga entre 3 y 10 yemas. Para la conservación de
las ramas hasta su uso, se requieren condiciones adecuadas, y se pueden almacenar en una
cava o caja con humedad. En caso de ser necesario, las varetas se pueden almacenar en una
nevera casera a una temperatura aproximada de 10 °C hasta por 10 días sin que pierdan su
viabilidad.
El patrón influye sobre las características hortícolas en la variedad injertada, entre las que se
encuentran: el desarrollo y vigor de la planta, la condición de producción, la calidad interna
de la fruta (grados Brix, acidez y porcentaje de jugo) y su presentación externa (forma,
tamaño, color, textura y grosor de la cáscara, entre otras), así como la resistencia o tolerancia
a enfermedades y a condiciones de los suelos y el clima. Por esta razón, para lograr una buena
producción de cítricos, es necesario utilizar patrones adaptados a cada región y variedad
plantada.
En el vivero la orquídea, los patrones utilizados se clasifican en tres grupos o géneros, los
cuales le inducen ciertas características específicas a la copa utilizada.
Género Citrus: en este género, los patrones utilizados son el Citrus volkameriana y
Mandarina Cleopatra. Estos patrones se caracterizan por su porte alto y por su tolerancia a
enfermedades causadas por virus, como el de la tristeza de los cítricos, o viroides, como la
exocortis y la caquexia. Algunos presentan alta tolerancia a la gomosis de los cítricos.
Género Poncirus: denominados “patrones trifoliados”, confieren porte medio a los árboles
e inducen buena precocidad, por lo que se puede iniciar la cosecha en menor tiempo. Son
tolerantes a tristeza, psoriasis y gomosis de los cítricos, así como al ataque de nematodos,
pero son susceptibles a la exocortis. En este género, el patrón utilizado es el Flying Dragon,
que induce enanismo a la mayoría de las variedades con que se injerta; Algunos informes
hablan de una cierta tolerancia de Poncirus al HLB, pero aún no se conocen comercialmente
patrones de cítricos tolerantes o resistentes a esta enfermedad.
Híbridos intergenéricos: son patrones de porte medio y normal, con tolerancia a la mayoría
de las enfermedades causadas por virus, a excepción de la exocortis. En este grupo, los
utilizados en el vivero son el citrumelo Swingle o CPB 4475 y Sunki × English.
Con base en la oferta de patrones utilizados en el país y de acuerdo con las condiciones
ambientales del departamento de Córdoba, se sugiere el uso de los siguientes patrones:
Mandarina Cleopatra, Citrumelo Swingle o CPB 4475 y Sunki × English este último en
suelos francos-arenosos o arenosos ya que presenta susceptibilidad a encharcamientos.
Se debe cuenta con camas germinativas para esta etapa, se obtiene semilla certificada en un
vivero productor y comercializador, posterior a esto se hacen varios lavados a la semilla con
agua corriente y/o dejando en remojo en agua corriente durante 48-72 horas consecutivas
para lavar las enzimas que inhiben la germinación y ablandar los tegumentos, la testa
(cáscara) de las semillas se remueve, luego las semillas desnudas se esterilizadas por 5
minutos en una solución de hipoclorito de sodio al 1%. Por lo general se siembra un 30%
más del total de semillas requeridas, considerando que la viabilidad y porcentaje (%) de
germinación no sea 100%. la profundidad de la siembra depende del tamaño de la semilla,
que varía según el tipo de patrón: las semillas pequeñas se siembran a una profundidad de
entre 1,5 y 2 cm, y las semillas grandes, entre 2,5 y 3 cm, se revisa la humedad del sustrato
para determinar la duración del riego ya que no se puede interrumpir el periodo de imbibición
de la semilla, la aplicación de fungicidas se realiza cuando el monitoreo determine que se
requiere una aplicación.
La bolsa para la siembra de frutales debe tener unas características especiales: ser de calibre
3, contar con aditivo uv, tener 43 cm de largo (bolsa vacía) y 18 cm de ancho (incluyendo el
fuelle), tener al menos 6-9 perforaciones laterales en el tercio final, ser negra y de polietileno
de primer uso.
El trasplante se hace cuando la plántula (que debe estar sana, es decir, con tres hojas
verdaderas y raíces fibrosas y bien formadas) tiene cerca de 15 cm de altura, una vez que se
trasplanta, se aplica la lámina de agua requerida en esa etapa para garantizar que las plántulas
tengan suficiente agua y que el trasplante no retrase su desarrollo. Cada patrón se identifica
con pintura de un color determinado, señal que se aplica en la parte baja del tallo, se deja un
registro de este proceso en el libro de campo, así como de la información que se genere en el
vivero.
Las varetas o ramas (plantas madre sanas de la variedad) provienen de un vivero registrado
para que se garantice la calidad fitosanitaria y genética del material (prueba PCR). Estas se
recolectan uno o dos días antes de la injertación, durante la fase de crecimiento vegetativo de
los árboles, y se busca que la rama sea redonda y frondosa, que tenga un diámetro similar al
de los patrones y que tenga entre 3 y 10 yemas. Para la conservación de las ramas hasta su
uso, se almacenan en condiciones adecuadas, ya sea una cava o caja con humedad. En caso
de ser necesario, las varetas se almacenan en una nevera casera a una temperatura aproximada
de 10 °C hasta por 10 días sin que pierdan su viabilidad.
Procedimiento de injertación
Para hacer el injerto se prepara el patrón cortando todas las ramas y hojas, dejando solo el
tronco. Se realiza el corte en la parte superior del tronco a los 30-50 cm y se coloca por
aproximación la yema seleccionada, luego se cubre con parafina como protección. Cuando
la yema crece hasta 80 cm, se debe podar a 70 cm de la base, para que se produzca una mayor
ramificación. Se puede implementar distintas técnicas de injertación, la primera consiste en
realizar un corte vertical en el centro del patrón decapitado en el cual se injerta la yema
preparada para su ubicación y la segunda consiste en realizar un corte en la corteza de la parte
media del patrón y en este se inserta la yema obtenida de las varetas para injertación.
Se revisa semanalmente el vivero para ver si hay grietas o daños y se realiza un diagnóstico,
después de una catástrofe natural se debe realizar las reparaciones requeridas.
Las herramientas que se usan dentro de los invernaderos y/o casa malla, tienen que ser
desinfectadas con hipoclorito de sodio al 1% cada vez que se realicen cortes (poda o injertos)
a las plantas y al finalizar la jornada diaria se deben lavar con agua y engrasarlas para prevenir
la oxidación.
Asperjar el camino y el suelo con sulfato de cobre para eliminar bacterias y algas, picar las
ramas desechadas, llevarlas afuera del invernadero y destruirlas con fuego o enterradas.
Los controles fitosanitarios se realizan de acuerdo a resultados del monitoreo, para esto se
utiliza la recomendación de un ingeniero agrónomo.