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EL CÓDIGO DE HAMMURABI

EL APORTE BABILONIO AL DERECHO CONTEMPORÁNEO

Angel Gabriel Latorraca Amezquita / Grupo A

Con el fin de proteger los intereses de la clase dominante, y justificar el sistema de explotación de esa época, se
desarrolla uno de los cuerpos jurídicos más importantes de la antigüedad, el famoso Código de Hammurabi. Es un
conjunto de leyes (aunque algunos especialistas indican que se trata de sentencias), plasmadas en una piedra, escritas
por el rey Hammurabi en el año de 1,750 antes de Cristo y considerado como uno de los primeros aportes del Derecho a
la humanidad1. Hecha de basalto, tiene una altura de 2.25 metros, una circunferencia de 50 cm y un color negro que lo
caracteriza2. Contiene 282 leyes, que son referentes al derecho civil, penal y administrativo, a su vez destaca por la
dureza de sus castigos o sentencias y la frecuencia de la pena de muerte y mutilaciones 3. De esas 282 leyes hacen falta
los números 66, 99 , 110 y 111, se tiene una creencia que dichas leyes no están en el código porque los babilonios
consideraban a estos números como malditos o de un mal augurio4.

Mediante el Código de Hamurabi, los habitantes podían conocer el castigo que les esperaba si se arriesgaban a cometer
actos reprensibles. Para demostrar la prudencia de su carácter, Hammurabi se hizo representar, en la parte alta de la
estela, junto a Shamash (Dios del Sol y la Justicia), el cual le dicta las leyes y le otorga parte de su poder, así
permitiéndole tocar su anillo, un símbolo de autoridad divina5.

Durante siglos, las leyes que constituían este código regularon las relaciones interpersonales en Mesopotamia y, aunque
muchos investigadores ven las leyes de Hammurabi, como un intento de retratarse a sí mismo como fuente de justicia
para su pueblo, antes que un verdadero código, ayuda a comprender como era la civilización de esa época 6. Se sabe que
las leyes encontradas en el código fueron recopiladas desde tiempos de Sîn-Muballit (el rey anterior) y fue Hammurabi
quien implementó y constituyó el código en su totalidad7.

En el Código de Hammurabi se organiza la sociedad y se agrupa en tres estamentos: hombres libres, gentes que
dependía del rey y los esclavos. Los primeros eran los funcionarios de los templos o del palacio; propietarios de tierra,
gozaban de autonomía económica. Las personas que dependías del rey no controlaban los medios de producción, que
pertenecían al palacio, y eran económicamente “semi-libres”. Los tres estamentos tenían señalados sus deberes y sus
derechos8.

El Código de Hammurabi refleja una sociedad con un sistema de justicia muy estricto. Las sentencias por los delitos
eran muy riguroso y severos, dependiendo de la clase social de la víctima. Un delito que vaya en contra de los nobles
(clase alta), se castigaba con mayor severidad que el mismo delito cometido contra un miembro de clase baja. Más aún
cuando se hizo énfasis de “ojo por ojo, diente por diente”, esto era fundamental para su sistema de justicia y en
consecuencia los castigos se adaptaban al delito: “Si yo lastimo tu ojo, tú puedes lastimar el mío”, siendo así el Código
de Hammurabi, uno de los ejemplares más conocidos de la ley del Talión 9. El Código de Hammurabi tuvo impacto
sobre algunas ideas legales del suroeste de Asia, como se demuestra en la Biblia, en Levítico 24: 19-20: “El que cause
una lesión a su prójimo, debe hacérsele a él, fractura por fractura, ojo por ojo, diente por diente” 10.

El código tomaba las responsabilidades de los funcionarios muy enserio, si un gobernador o empleado público no podía
resolver un robo o asesinato, ellos tendrían que lidiar con las consecuencias de dichos delitos. También regulaba el
correcto desempeño del trabajo, por ejemplo, los constructores eran responsables de las casas que construían, si una
casa se derrumbaba ocasionando la muerte del propietario, entonces se sentenciaba a muerte al constructor. Por otra
parte, la cantidad de leyes enfocadas al trabajo y a la propiedad de tierras, muestran la gran importancia que la
agricultura y al comercio tenía en la economía de Mesopotamia.

El matrimonio y la familia era otro punto importante que abarcaba el código, de igual o más importante que el trabajo;
en esa época los padres arreglaban el matrimonio de sus hijos y después se firmaba un contrato matrimonial, ya que, sin
la existencia de este, ambas partes no se consideraban legalmente casadas. Como en la mayoría de civilizaciones
patriarcales, las mujeres tenían menos privilegios y derechos que los hombres, el lugar de la mujer era en la casa,
cumpliendo con las labores del hogar, pero también se les veía trabajando en el campo, en los negocios y en las
tabernas11.

A finales del siglo XIX e inicios del siglo XX, esta estela con las leyes del mítico rey, fue descubierta y desenterrada en
el año de 1901 por un grupo de arqueólogos franceses. En la actualidad, este código está reservado en el Museo de
Louvre en París12.
El código unificó las leyes ya existentes, aplicables a todos los territorios y quedó como modelo de la expresión de la
lengua y de la jurisprudencia babilónica13.
Referencias bibliográficas y linkográficas:
1
Historia de la Humanidad de Editorial Lumbreras. (2015). Volumen 1. p.165
2
Código de Hammurabi. (2022). En wikipedia. https://es.wikipedia.org/wiki/C%C3%B3digo_de_Hammurabi#Aspecto
3
Historia Universal de Editorial Océano. (2002). p.111
4
Código de Hammurabi. (2022). En wikipedia. https://es.wikipedia.org/wiki/C%C3%B3digo_de_Hammurabi#Leyes
5
Historia Universal de Editorial Larousse. OJO. (2002). Volumen 2. p.51
6
Spielvogel, J. (2016). Historia Universal. Volumen 1. p.9
7
Historia de la Humanidad de Editorial Lumbreras. (2015). Volumen 1. p.166
8
Historia Universal de Instituto Gallach . Editorial Océano. (1999). Volumen 1. p.178
9
Historia Universal de Editorial Océano. (2002). p.111
10
Spielvogel, J. (2016). Historia Universal. Volumen 1. p.9
11
Spielvogel, J. (2016). Historia Universal. Volumen 1. p.10
12
Mark, J. (2021). El Código de Hammurabi https://www.worldhistory.org/trans/es/1-19882/el-codigo-de-hammurabi/
13
Historia Universal del Instituto Gallach. Editorial Océano. (1999). Volumen 1. p.178

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