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LIBRERO VIRTUAL

Introducción
Capítulo 1
Cronología
Período dinástico temprano (3100 - 2650 a.C.)
Imperio antiguo (2635 - 2155 a.C.)
Imperio medio (2061 - 1785 a.C.)
Imperio nuevo (1551 - 1080 a.C.)
Capítulo 2
Historia y orígenes de Egipto
Prehistoria
Origen de la civilización egipcia
Egipto… hoy
Densidad poblacional
Ubicación
Economía
Capítulo 3
Las pirámides y los templos
Pirámide de Guiza
Pirámide de Meidum
Pirámide de Zoser
Pirámide de Kefrén
Templo de Luxor
Templo Edfu
Templo Filae
Templo Karnak
Capítulo 4
Mitología egipcia y leyendas
Osiris y su muerte
El mito egipcio de la Creación
Batalla por el trono
La diosa de las aguas
Cuando la diosa de la felicidad se enfadó
Isis y los siete escorpiones
La cenicienta egipcia: Rhodopis.
El dios de las momias
Capítulo 5
Faraones
Tutmosis III
Tutankamón
Amenofis III
Cleopatra VII
Hatshepsut
Teti
Akenatón
Ramsés II
Amosis I
Kefrén
Capítulo 6
Momificación y vida futura
¿Qué creían en el antiguo Egipto sobre la muerte?
3 preguntas fundamentales la momificación
¿Qué podemos aprender con el estudio de la momificación egipcia?
¿Dónde están las momias del antiguo Egipto?
¿Qué es el libro de los muertos?
Técnica de momificación en el antiguo Egipto
Conclusión
Historia del Antiguo Egipto
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Índice
INTRODUCCIÓN
CAPÍTULO 1
CRONOLOGÍA
PERÍODO DINÁSTICO TEMPRANO (3100 - 2650 A.C.)
IMPERIO ANTIGUO (2635 - 2155 A.C.)
IMPERIO MEDIO (2061 - 1785 A.C.)
IMPERIO NUEVO (1551 - 1080 A.C.)
CAPÍTULO 2
HISTORIA Y ORÍGENES DE EGIPTO
PREHISTORIA
ORIGEN DE LA CIVILIZACIÓN EGIPCIA
EGIPTO… HOY
Densidad poblacional
Ubicación
Economía
CAPÍTULO 3
LAS PIRÁMIDES Y LOS TEMPLOS
PIRÁMIDE DE GUIZA
PIRÁMIDE DE MEIDUM
PIRÁMIDE DE ZOSER
PIRÁMIDE DE KEFRÉN
TEMPLO DE LUXOR
TEMPLO EDFU
TEMPLO FILAE
TEMPLO KARNAK
CAPÍTULO 4
MITOLOGÍA EGIPCIA Y LEYENDAS
OSIRIS Y SU MUERTE
EL MITO EGIPCIO DE LA CREACIÓN
BATALLA POR EL TRONO
LA DIOSA DE LAS AGUAS
CUANDO LA DIOSA DE LA FELICIDAD SE ENFADÓ
ISIS Y LOS SIETE ESCORPIONES
LA CENICIENTA EGIPCIA: RHODOPIS.
EL DIOS DE LAS MOMIAS
CAPÍTULO 5
FARAONES
TUTMOSIS III
TUTANKAMÓN
AMENOFIS III
CLEOPATRA VII
HATSHEPSUT
TETI
AKENATÓN
RAMSÉS II
AMOSIS I
KEFRÉN
CAPÍTULO 6
MOMIFICACIÓN Y VIDA FUTURA
¿QUÉ CREÍAN EN EL ANTIGUO EGIPTO SOBRE LA MUERTE?
3 PREGUNTAS FUNDAMENTALES LA MOMIFICACIÓN
¿Qué podemos aprender con el estudio de la momificación egipcia?
¿Dónde están las momias del antiguo Egipto?
¿Qué es el libro de los muertos?
TÉCNICA DE MOMIFICACIÓN EN EL ANTIGUO EGIPTO
CONCLUSIÓN
Introducción

Conocer nuestra historia es la mejor manera de encontrar caminos saludables


hacia un futuro donde imperen la tolerancia, el respeto, el bienestar y la
felicidad colectivas. Los constructos culturales que hoy forma al mundo, a la
sociedad en que convivimos, no surgió de la nada, sino de una
inconmensurable y muy variada lista de influencias que nos acompañan
desde hace muchísimo tiempo.

La idea de este libro es, precisamente, que el lector se sumerja en un viaje al


pasado, al centro mismo de una de las culturas más importantes en la
historia de la humanidad: la egipcia. Porque su historia y su contribución a
lo que hoy entendemos como el mundo va mucho más allá de los atractivos
naturales e históricos que cualquier turista tiene a su entera disposición. Su
importancia radica, a grandes rasgos, en el incuestionable río de cultura nos
heredaron de generación en generación.

Este será un paseo apasionante, puedo asegurarlo, porque cada párrafo, cada
pequeña oración ha sido milimétricamente diseñada para que todos los
lectores disfruten del tour hacia una de las culturas más importantes de la
historia. Y, en aras de este resultado, he dispuesto de una serie de capítulos
que servirán de gran ayuda para que tú y otros lectores entiendan, sin rodeos
ni tecnicismos, todo lo valioso que hoy nos queda de Egipto. ¿Cómo
iniciaremos este rico recorrido? En el primer capítulo, te mostraré una
cronología de fácil comprensión, pensada para que no te pierdas en el camino
y avancemos juntos, como una expedición de arqueólogos que se arrojan a la
búsqueda del conocimiento supremo.

En el segundo capítulo nos abocaremos a comprender la historia y los


orígenes de Egipto, con todo lo que ello implica, identificando así las para
nada insignificantes coincidencias e impactos que dicha cultura ha tenido en
nuestra concepción de la vida ―tanto en términos de espiritualidad, como
políticos, sociales y culturales―, porque somos el resultado de las culturas
que nos influyeron. Y, aunque parezca difícil de asimilar, hemos bebido de
todas las culturas y grandes sociedades que tuvieron su tiempo en este
planeta, aunque en el pasado.

El tercer capítulo, uno de mis favoritos, está destinado a enseñarte todo


aquello que debes saber sobre las pirámides y los templos. Aquí hablaremos
tanto de la evidencia arqueológica de la que hoy somos conocedores, como
de las teorías y mitos en torno a la edificación de estos pilares de la
arquitectura antigua. Un capítulo ideal para pasar el rato a la vez que
aprendemos cosas nuevas sobre el antiguo Egipto y su arquitectura.

El cuarto capítulo se titula Mitología egipcia y leyendas. Un capítulo que,


debo decir, te parecerá tan asombroso como a mí cuando inicié en este
proceso de especialización. Aprenderás todo lo relacionado a la mitología
egipcia y sus leyendas, desde el Mito de la Creación hasta la muerte de
Osiris, pasando por hitos inclasificables como la leyenda de Isis o el nombre
de Ra, quienes para los antiguos egipcios representaba al dios del Sol.
¡Increíble!

Los últimos dos capítulos, quinto y sexto, son el epílogo necesario de un libro
pensado para arrojar luces en el túnel de la modernidad. Aquí los temas
centrales serán básicamente dos: los faraones y la momificación, cuestiones
que permanecen en el centro de los debates más interesantes en las mesas de
arqueólogos, historiadores y egiptólogos.

Acompáñame, pues, en esta visita guiada al apasionante antiguo Egipto.


Capítulo 1
Cronología

Te prometo que este será un viaje increíble, un recorrido lleno de


conocimientos, de información, de nuevos saberes que te apasionarán tanto
como a mí. Porque la historia del antiguo Egipto va mucho más allá de lo que
hoy vemos en libros turísticos o en resúmenes sobre las obras arquitectónicas
más asombrosas de la historia de la humanidad.

El hombre, el ser humano, acostumbrado al asombro, se ha impregnado con


la majestuosidad de las pirámides y de los templos que heredamos de aquella
civilización tan alejada en el tiempo. Sin embargo, el antiguo Egipto tuvo
años de gran crecimiento en todos los sentidos. Eras y épocas donde la
prosperidad era el denominador común, más allá de su arquitectura y de sus
obras faraónicas.

En este primer capítulo, destacando el carácter entretenido de este tema,


haremos una pequeña línea del tiempo para hablar de los cuatro períodos más
importantes en la historia del antiguo Egipto. Cuatro eras que marcaron un
antes y un después, no solo en el desarrollo de la sociedad egipcia sino de
todas las naciones que emergían y robustecían al otro lado de las fronteras.
Empecemos, pues, con una cronología rápida pero sustanciosa de los
primeros y más significativos años del antiguo Egipto.
Período dinástico temprano (3100 - 2650 a.C.)

Está claro que con el Período dinástico temprano inició la era histórica del
país. Fue durante este período que Egipto construiría una identidad fuerte,
con lazos culturales, sociales y religiosos sobre los cuales edificar una
población entera. Las artes, las ciencias, la escritura fueron desarrolladas
durante estos años.

Para que tengas una idea más clara, lo que hoy conocemos como faraón no
existía. Eran denominados reyes los hombres que gobernaban el destino
absoluto de la nación con sus decisiones. Reyes y Majestad eran los epítetos
adjudicados a las figuras de mayor poder político en aquel entonces. Pero,
¿Quién fue el primero en ocupar dicho título?

Según los registros escritos hallados a la fecha, el primer rey de Egipto fue
Menes, un Rey de Alto Egipto que se consolidó como máxima autoridad
luego de vencer a otras ciudades-estado a su alrededor. El hecho de que no
haya evidencia arqueológica que respalde a Menes como el primer Rey de
Egipto, ha supuesto un punto de quiebre entre los investigadores más
preparados, quienes ahora manejan la posibilidad de que el primer Rey pudo
ser Nermer, uno de los nombres más valiosos y queridos dentro de Egipto por
considerarle el unificador total de Egipto alto y Egipto bajo.
Imperio antiguo (2635 - 2155 a.C.)

Este es también conocido como la era de las pirámides, y abarca desde la III
hasta la VI dinastía.

Toda la evidencia y las investigaciones sugieren que durante esta era Egipto
vivió una gran abundancia, un desarrollo indescriptible, a tal punto de ser
considerada una de las épocas doradas. ¿La razón? Aunque había una
estructura jerárquica clásica, donde todos trabajaban para complacer al faraón
de turno, durante estos años no hubo guerras ni conflictos bélicos de mayor
trascendencia.

Al tratarse de una época dorada, sobran los acontecimientos, logros y


construcciones. Empezamos por el complejo funerario de Menfis, en
Saqqara, con la mundialmente conocida pirámide escalonada ―la primera en
su estilo― y, en lo sucesivo, se erguirían las 3 grandes pirámides de Giza.
Asimismo, por orden del rey Unas, se construyó la pirámide de Saqqara.

El comienzo del fin de esta era llegó con la VI dinastía, años en los que el
poder faraónico disminuyó drásticamente, lo que a su vez favoreció el
desvanecimiento de la unidad del país. Desde este período, y hasta la X
dinastía ―poco más de 100 años―, hubo decenas de faraones; sin embargo,
no tuvieron mayor suerte en la reconducción del país hacia la prosperidad y
tranquilidad de otrora.
Imperio medio (2061 - 1785 a.C.)

El que conocemos como imperio medio abarca las dinastías XI y XII. De los
acontecimientos más relevantes de este período destaca la consolidación de
Tebas como capital de Egipto. Fue una época en la que Egipto extendió sus
fronteras, conquistando parte de Nubia.

La mala noticia, como consecuencia de esta ambición desmedida, vino con la


derrota propinada por los ataques de los hicsos, también conocidos como los
gobernantes extranjeros. Eventualmente, cederían el poder a estos. De los
hicsos se sabe, por ejemplo, que provenían de Asia y que convirtieron a
Avaris en la capital de Egipto durante dos dinastías enteras. En resumidas
cuentas, fueron los gobernantes totales del país entre las dinastías XIII y la
XVII.

A diferencia de lo ocurrido durante el período temprano, con el imperio


antiguo las manifestaciones arquitectónicas no tuvieron mejor suerte. Muchos
de los monumentos edificados durante estos años están mal conversados o
incluso ya no queda sombra de ellos. Esto, de alguna manera, se explica en el
hecho de que la prosperidad había quedado atrás y, con ella, las posibilidades
de levantar monumentos con técnicas modernas.

De hecho, muchas de las pirámides construidas en esta ―con núcleos de


adobe― erosionaron después de que los ladrones de piedra sustrajeran los
revestimientos de caliza.
Imperio nuevo (1551 - 1080 a.C.)

El imperio nuevo supuso un renacimiento de la nación en términos de


prosperidad y abundancia. Egipto alcanzaría nuevas cotas de poder, de
riqueza, de confianza.

Durante estos años, no solo se expandieron las fronteras hacia el sur, este y
oeste, sino que los reyes se encargaron de que se edificaran templos y
palacios monumentales, que no tenían siquiera comparación con cualquier
otra referencia arquitectónica del momento. En cuanto a la expansión
territorial, esta llegó con la dinastía XVIII, en respuesta a los daños e
inseguridades que se suscitaron en el seno de la nación durante el Imperio
antiguo.

La única manera que encontraron de consolidar la línea económica del país,


recuperando su fuerza y su portento, fue mediante la ampliación de las
fronteras.

El imperio nuevo es, sin temor a equívocos, el período que produjo a los
faraones más importantes de la historia. Con esto me refiero a nombres como
el de Akanetón, Ramsés II o Hatshepsut, por mencionar solo algunos de la
lista.

A excepción de la 4 dinastía, donde se construyeron las grandes pirámides, el


resto de los monumentos y obras edificados durante el imperio nuevo son
superiores en todos los sentidos posibles. Un resurgir que ha marcado buena
parte de lo que hoy se enseña en escuelas del mundo.
Capítulo 2
Historia y orígenes de Egipto

La línea temporal que leíste en el capítulo anterior fue apenas un


acercamiento ―rápido, pero necesario― a todo lo que implica Egipto como
nación y como legado cultural. Porque si algo he aprendido durante todos
estos años de profunda dedicación al antiguo Egipto es que mucho de lo que
hoy apreciamos con amor y sentimiento fue el resultado de grandes épocas.
Eras y épocas, dinastías y reinados, periodos faraónicos y conflictos bélicos,
crisis económicas y bonanzas. Y, en medio de todas estas circunstancias
―extrapolables al presente que hoy vivimos― grandes hombres y mujeres
con una visión del bienestar que trascendía cualquier coyuntura.

En este segundo capítulo, con las herramientas que tenemos a disposición,


trataré de dibujar un bosquejo de lo que ha sido la historia de Egipto desde
sus más lejanos orígenes. Una historia que ahora nos llega a través de una
cantidad indescriptible de monumentos, manifestaciones culturales, mitos,
leyendas y toda clase de descubrimientos. En los tiempos que corren, donde
la información está al alcance de un clic, es relativamente sencillo encontrar
respuestas a las muchas preguntas que nos quitan el sueño en noches
agitadas.

Porque da igual dónde vivamos, si en Europa o en América del Sur, si en


África oriental o en los Estados Unidos de Norteamérica, conocer el pasado y
las razones que movieron al mundo antes de que nosotros naciéramos es un
compromiso ciego con el conocimiento, con el aprendizaje. Y aprender sobre
nuestros antepasados ―incluso si son de otros continentes― es aprender un
poco sobre nosotros mismos.

Más adelante, en la medida en que avancemos con la lectura del libro, irás
descubriendo un sinfín de asombrosos detalles sobre el antiguo Egipto en
términos de cultura, de religiosidad, de espiritualidad, de modernidad, de
mentalidad y ambición. La historia del ser humano puede ser resumida a
partir de la historia de una sola de sus naciones, por increíble que parezca.
Este es un libro, como te advertí al principio, que no busca darte respuestas
absolutas, sino acercarte a la realidad vivida hace tantos años atrás, cuando
empezaron a construirse esos monumentos que observamos con admiración
en series, películas y libros de historia.
Prehistoria

Hablar de Egipto exige, por sí solo, hablar del río Nilo. Antes de arrojar
cualquier dato al respecto, por consideración debo advertir que ni yo ni los
egiptólogos mejor autorizados poseemos datos exactos, puesto que hablamos
de acontecimientos que tuvieron lugar hace muchos años atrás. En este
sentido, se estima que hace unos 60.000 años, el río Nilo comenzó su habitual
y característica inundación anual.

Con esto, se vieron sumergidas sus largas orillas, dejando atrás un suelo
aluvial. Fue gracias a este acontecimiento, por completo impulsado por la
naturaleza, que los suelos aluviales se volvieron de pronto atractivos. Ahora
eran vistos como fuente de alimento y de agua. El riesgo, que permanecería
siempre latente, era la inestabilidad e impredecibilidad del río Nilo. Un río
furioso y un desierto prácticamente inútil, infértil.
apoyándome en una maravillosa descripción-analogía que nos regaló John
Albert Wilson, uno de los egiptólogos más respetados de la comunidad, en su
libro La cultura egipcia quiero presentar la tierra de Egipto desde una
perspectiva distinta a lo que tal vez encontrarás en la mayoría de las fuentes a
las que puedas recurrir.

Y es que actualmente solo un trigésimo del actual Estado Egipcio es tierra


negra, es decir, tierra en la que puede vivir el ser humano y sembrar, y el 95%
de sus tierras es desierto completamente estéril. Y hoy en día el 99% de la
población de Egipto vive en ese trigésimo de tierra, es por ello por lo que la
población es de más de mil quinientos habitantes por cada kilómetro
cuadrado. Y aun así Egipto sigue siendo un país agrícola con una población
altamente concentrada lo que significa que las pequeñas poblaciones
agrícolas están muy cerca unas de otras y rebosando de personas.

El paso del tiempo trajo consigo nuevos cambios climáticos, como ha


sucedido en cada esquina del planeta a lo largo de la historia. Es decir,
larguísimos períodos de aridez, de sequía. No es para nada sorprendente dar
por hecho que con los años fueran modificándose de alguna manera las
condiciones climáticas, geográficas y topográficas en torno al río Nilo. No
fue sino hasta el séptimo milenio a.C. que estas laderas serían factibles,
hospitalarias en términos ambientales.

Sin embargo, la arqueología aún no ha hallado evidencia que sustente


posibles asentamientos humanos en las áreas desérticas del sur o Alto Egipto.
Lo más cercano, si se quiere, han sido restos de una ocupación similar en lo
que hoy se conoce como Sudán.

Evidentemente, no hay respuestas ni claras ni absolutas sobre en qué


momento exacto de la historia llegaron los primeros seres humanos a habitar
esta zona en torno al furioso río Nilo. ¿No hay evidencia, pues, que nos arroje
luces al respecto? La evidencia arqueológica ha sido de gran ayuda en los
últimos años para desentrañar los misterios del Egipto prehistórico.

Ahora mismo, comprendemos más claramente, a través del rastreo minucioso


de una larguísima secuencia de desarrollos que abarcan desde el 5.000 a.C.
hasta casi 2.000 años antes de la primera Dinastía. Aunque parezca increíble,
hay evidencia de comunidades tempranas ―principalmente recolectores y
cazadores― que hicieron vida a lo largo del Nilo. También existe evidencia,
aunque menos fuerte, de comunidades paleolíticas cuya existencia se remonta
a unos 300.000 años. Increíble sería poco para describir esto, ¿No lo crees?
Origen de la civilización egipcia

Un misterio que, poco a poco, empieza a resolverse con la inconmensurable


ayuda y esfuerzo de la ciencia, de los expertos e interesados en que tengamos
una idea más precisa, si se quiere, de cómo surgió la civilización egipcia.
Indudablemente, las condiciones climáticas y geográficas no eran las más
idóneas; aun así, esto no pareció detener a los primeros individuos que
hicieron vida en las laderas del río y en las zonas desérticas. Durante
muchos años adquirió mucha fuerza la teoría de una ocupación que
involucraba, desde luego, un choque entre extranjeros y los nativos egipcios.
¿Prosperó esta hipótesis?

Ian Shaw, otro egiptólogo de gran reputación entre los especialistas y la


comunidad investigadora, explica que no hay evidencia de una invasión de
conquistadores dinástico, sin embargo, así como hoy en la antigüedad Egipto
era un crisol de cultura, en esta civilización convergen culturas de África,
Asia y el Mediterráneo. Esta civilización, que surgió en el valle del Nilo
absorbió influencias de todas esas áreas. Ahora bien, aunque esta civilización
del Nilo no se originó de la influencia extranjera en el extranjero, hay
evidencia de que el ímpetu detrás de este desarrollo puede que no haya sido
la adopción de la forma de vida agrícola asentada como algunos arqueólogos
pensaron y postularon alguna vez, a lo que la evidencia apunta es a que las
tensiones de una existencia más precaria en un contexto de hostilidades
debido a las características de las secas sabanas al este y oeste, donde ahora
mismo solo hay desierto, pueden haber sido factores que originaron una
migración gradual de pastores de ganado seminómadas hacia el este.

La única certeza que tenemos, quienes estudiamos el tema a profundidad, es


que, en un principio, los primeros egipcios se organizaron en nomos
―nombre empleado para nombrar a los clanes familiares― que
eventualmente crecieron hasta que se tornó necesario unificar el poder
adquirido hasta entonces. Fue así como surgieron dos grandes reinos: Alto
Egipto y Bajo Egipto. La historia de Egipto, al menos la historia inicial, está
dividida en períodos donde alternaban la unificación de ambos y el conflicto.
No fue sino hasta el denominado Período arcaico de Tinis ―3.300 a 2.800
a.C― que Alto Egipto subyugó por completo a su contraparte, bajo el
liderazgo del Rey Escorpión. Sobre este punto, el Rey Nemes tomaría el
poder total, estableciendo la ciudad de Tinis como capital absoluta de Egipto.
La ciudad de Tinis fue el lugar desde el que reinaron las primeras dos
dinastías de la civilización egipcia.
Egipto… hoy

Una de las cosas que más me interesan de Egipto es que sus otrora eras de
prosperidad y modernidad por encima del resto no ha quedado en una
anécdota. En la actualidad, esta hermosa nación sigue desarrollando su propia
historia, aunque desde una nueva posición.

La nación de las pirámides y de los faraones, que analizaremos a profundidad


a lo largo de estas páginas, también tiene un presente lleno de luz, de éxito,
de crecimiento constante y sostenible. Si bien es cierto que la situación de
nuestra especie está cada vez más amenazada por los interminables conflictos
bélicos que se suscitan en los cuatro puntos cardinales, también lo es que
como especie tenemos la responsabilidad de hacer todo lo que esté a nuestro
paso para salir adelante, para crecer en medio de un clima tan inestable.

Dedicaré este último segmento a arrojar luces sobre la actualidad de Egipto.


Sí, la misma nación que analizamos tan concienzudamente en subcapítulos
anteriores.

Densidad poblacional
Egipto, en la actualidad, es uno de los países más poblados del planeta. Tiene
102.100.000 de personas haciendo vida entre sus fronteras. Esto nos arroja
una densidad poblacional de 102 habitantes por kilómetro cuadrado. Esta
población se divide de la siguiente manera:
Ciudad capital, Cairo (9.540.000); Alejandría (5.200.000); Giza
(4.522.000); Port Said (571.000); Suez (512.000); Al Mahallah al Kubra
(431.000); Luxor (422.000); Asyut (421.000); Al Mansurah: (420.000);
Tanda (405.000); Al Fayyum (306.000); Zagazig (303.000); Ismailia
(293.000); Aswan (266.000); Qina (235.000); Damanhur (228.000); Al
Minya (227.000); Damietta (207.000); Sohag (207.000); Sohag (190.000);
Bani Suwayf (190.000); Shibin al Kawm (186.000); Banha (158.000); Kafr
ash Shaykh (144.000); Arish (129.000).

Ubicación
Ubicado al noreste de África, Egipto está en contacto directo con el mar
Mediterráneo y la península de Sinaí. Tiene un área total de 1.001.450 km²,
de los cuales 2.450 km pertenecen a la costa. A nivel geográfico, las
dimensiones de Egipto le convierten en una de las naciones más grandes de
todo su continente y el nro. 30 en todo el mundo. Un dato para nada
despreciable, en este sentido, es la poca cantidad de personas que viven en las
ciudades, un estimado del 43% de los residentes. Sus tres países vecinos son
Libia, Sudán e Israel, con quienes comparten fronteras nacionales.

Economía
El último informe económico, donde se evaluaron los indicadores alcanzados
durante el año 2021, nos arroja resultados interesantes y que apuntan a una
proyección sostenida de la nación africana. Debo citarlo textualmente siendo
una información técnica y fiel a la fuente:

“El producto interior bruto de Egipto en 2021 ha crecido un 3,3% respecto a


2020. Se trata de una tasa 2 décimas menor que la de dicho año, cuando fue
del 3,5%.

En 2021 la cifra del PIB fue de 357.529 M€, con lo que Egipto es la
economía número 33 en el ranking de los 196 países de los que publicamos el
PIB. El valor absoluto del PIB en Egipto creció 22.361 M€ respecto a 2020.

El PIB Per cápita de Egipto en 2021 fue de 3.502 €, 170 € mayor que el de
2020, que fue de 3.332 €. Para ver la evolución del PIB per cápita resulta
interesante mirar unos años atrás y comparar estos datos con los del año 2011
cuando el PIB per cápita en Egipto era de 2.211”.
Capítulo 3
Las pirámides y los templos

En honor a la verdad, la razón por la que tantas personas en la parte


occidental del mundo muestran un creciente interés por todo lo relacionado al
antiguo Egipto se debe, fundamentalmente, a toda la arquitectura que hemos
heredado como especie de aquellos años y de sus tantos períodos faraónicos.
En la actualidad, los expertos ―arqueólogos, historiadores, científicos y
egiptólogos― no tienen una respuesta clara a cómo aquellas construcciones
tan gigantescas y complejas en sus entramados internos fueran construidas en
tiempos donde no se disponía de las herramientas con las que contamos los
seres humanos hoy. Este misterio puede que no encuentre resolución en
muchos más años.

Aunque, en general, las pirámides y los templos son apenas la punta del
Iceberg.

El creciente interés de la sociedad por desentrañar los secretos de las grandes


pirámides, por citar solo uno de los muchos ejemplos posibles, sirvió como
catalizador ―entre otras tantas razones― para el diseño y desarrollo de este
libro. Incluso hoy, cuando como especie hemos alcanzado objetivos que antes
parecían impensables, nos sigue generando mucha suspicacia el hecho de que
sociedades tan lejanas en el tiempo, que no gozaban de los recursos y de las
tecnologías que hoy tenemos a nuestra disposición, consiguieran erigir
monumentos tan impresionantes. En celebración por este interés, que ya hace
muchos años que va más allá de los egiptólogos y arqueólogos, te extiendo la
invitación.

Me gustaría que me acompañes en las próximas páginas, donde aprenderás


un poco más sobre algunos templos y pirámides que hoy son la evidencia más
clara del esfuerzo y de la inteligencia existente en el antiguo Egipto. Al
margen de las especulaciones, de los mitos, de las creencias sin fundamentos,
la única explicación posible está en el trabajo arduo, mancomunado e
inteligente de quienes ejecutaron órdenes de naturaleza faraónica. No deja de
ser sumamente asombroso lo perfectas, llamativas, increíbles y preciosas de
estas obras que han sabido, en muchos casos, soportar la prueba del tiempo.
Las pirámides y los templos más increíbles del antiguo Egipto… a
continuación.
Pirámide de Guiza

¿Quién no ha escuchado hablar de las pirámides de Guiza? Bueno, no es poca


cosa decir que es la única de las siete maravillas del mundo que aún
permanece en pie. Un acontecimiento que vale la pena mencionar. En líneas
generales, se la considera una maravilla por su escala y por la increíble
precisión con la que se llevó a cabo dicho trabajo. Lo que dictan los mitos es
que es el lugar en el que descansan los restos de Keops, pero en su interior
solo hallaron un sarcófago vacío. En cuanto a las especificaciones y
dimensiones de las pirámides, lo siguiente:

Altura inicial: 146,60 m.


Altura actual: 138,00 m.
Longitud del lado sur: 230,45 m.
Longitud del lado norte: 230,36 m.
Longitud del lado este: 230,39 m.
Superficie del suelo: 5.29 hectáreas.
Inclinación: 51°50'34", es una relación altura / anchura de
14/11
Superficie: 53 055 m2
Volumen: 2 592 350m3.

Imposible empezar este segmento sin destacar que esta es una de las obras
más imponentes que haya creado el hombre a lo largo de su historia. Una
razón de peso para echar la vista atrás en busca de más información sobre
estos períodos faraónicos y lo conseguido con cada uno de ellos. Un simple
vistazo en la web nos dará fotografías realmente preciosas e impresionantes
de este monumento, sin lugar a dudas el más importante y popular de la lista.
Pirámide de Meidum

La siguiente pirámide en la lista es llamada por los árabes como la falsa


pirámide. Situada a unos 100 kilómetros de la entrada de El Fayum, la
pirámide de Meidum conserva su estructura central. Como característica a
destacar, está rodeada por un montículo formado con escombros. Según los
historiadores, esta pirámide fue por completo construida durante el período
de Seneferu. Todos los estudiosos del antiguo Egipto tienen la idea de que
esta fue construida durante el reinado del último faraón de la tercera dinastía
―Huny―, aunque no haya evidencia sólida que confirme esta creencia. Lo
cierto es que, en la actualidad ―especialmente para quienes estén interesados
en conocerla―, solo son visibles tres niveles.

Construida con piedra caliza, la pirámide de Meidum tenía originalmente 7


pisos, que posteriormente pasarían a ser 8. Seneferu se encargaría, pues, de
convertirla en una pirámide por completo lisa. En la actualidad, esta es una
pirámide de forma distinta al resto como consecuencia de una serie de
derrumbamientos que tuvieron lugar en la antigüedad, lo que distorsionó
parcialmente la idea original de los creadores. Ahora bien, también hay
teorías que afirman que la forma final de la pirámide ―la que se visualiza
hoy― no es sino el resultado de una pirámide inacabada. Esto explicaría el
montículo de escombros alrededor. Escombros serían, según dicha hipótesis,
el material resultante del desmontaje de la misma.
Pirámide de Zoser

Indudablemente, esta es una obra enigmática por donde se le mire. La razón


por la que está en la lista es, en esencia, porque los historiadores la reconocen
como la primera pirámide de la historia. Se trata de una pirámide
monumental, con varias características que le diferencian del resto. En primer
lugar, sus características arquitectónicas. Hablamos de la única pirámide
escalonada que aún queda por construir. En la actualidad, se mantiene por
completo visible, mientras que las demás de su misma forma fueron
colapsando con el paso del tiempo. Te invito, pues, a que eches un rápido
vistazo en internet y te sorprenderás, no lo dudo.
Construida en el año 2.600 a.C. bajo el período del faraón Zoser, esta
pirámide se encuentra en la necrópolis de Saqqara. Su construcción no es más
que el resultado de un período de gran abundancia y prosperidad en Egipto.
En general, la idea es que esta se convirtiera en el recinto funerario de Zoser.
6 pisos regulares, una inclinación general de 84 °, 62 metros de altura y
construida con piedra caliza, hablamos de un monumento que no pasa
desapercibido ante los ojos de quien le admire. Como sucede con todas estas
manifestaciones del poder humano, sorprenden las características
arquitectónicas de esta ―la primera en su especie― pirámide, más si
tenemos en cuenta que fue construida en una época donde no se contaba con
herramientas de gran espectro para la construcción a gran escala.
Pirámide de Kefrén

La última de las pirámides de las que quiero hablarte es la llamada pirámide


de Kefrén, cuyo nombre se debe a que fue bajo el mandato del faraón Kefrén
que se llevó a cabo esta mastodóntica construcción. Una de mis favoritas.
Según han evidenciado los historiadores y egiptólogos mejor autorizados, la
razón por la que se construye esta pirámide es para que sirviera de tumba y
mantuviera la esencia del período faraónico en los años venideros. La
creencia, tan presente en el antiguo Egipto, de que había vida después de la
muerte, motivó a muchos faraones a dejar en vida monumentos que sirvieran
para un descanso adecuado de sus cuerpos.
Entre los hallazgos transversales, a tan solo 5.000 metros, los investigadores
encontraron una especie de aldea de trabajadores. Contrario a la creencia
popular, donde se asegura que las pirámides fueron construidas sobre la
explotación de los esclavos, en esta aldea se encontró evidencia de una vida
funcional. Los trabajadores, presuntamente, gozarían de todo lo necesario
para cumplir sus necesidades sin mayores inconvenientes ―médicos,
artesanos, comercios, entre otros―; a esta aldea se le conoce como Ciudad de
los trabajadores.

En la actualidad, la cámara funeraria sigue albergando el gran sarcófago de


granito rojo diseñado para el faraón. No obstante, en el siglo XIV, y con el
mismo terremoto que derribaría el Faro de Alejandría, la pirámide sufriría
grandes daños.
Templo de Luxor

Me gustaría empezar el segmento de los templos con esta maravilla, uno de


los templos más importantes de la capital de Egipto durante el Tebas. Su
construcción inició por orden del faraón Amenofis III, a lo largo de las
dinastías XVII y XIX del Nuevo Reino, y sería finalizada durante el mandato
de Ramsés II, alrededor del año 1250 a.C. El templo de Luxor está ubicado
en el centro de la ciudad de Luxor, en la orilla este del río Nilo. Su
ubicación le da un gran peso histórico, puesto que yace en lo que fuera el
corazón de Tebas, la capital faraónica durante cientos de años.

En cuanto a las razones por las que fue construido, está la siempre necesaria
dedicatoria al dios Amun-Ra, su mujer Mut y su hijo Jonsu. El templo de
Luxor está plagado de pasillos y extensiones que fueron añadiéndose con el
devenir de los años, buscando siempre adecuar estos a las necesidades
religiosas y/o espirituales de las personas.
Santuario de Amun.
Satuario de la barca.
“El cuarto del nacimiento”
Santuario romano.
Sala hipostila.
Tercer pilón.
Columnata procesional.
Segundo pilón.
Primer pilón.
Obeliscos.
Templo of Amun (Amenhotep III).
Patio solar (Amenhotep III).
Parada de la barca (Thutmose III and Hatshepsut) y Santuario de
la triada de Tebas (Ramesses II).
Columnata (Thutankhamun and Haremhab).
Gran patio (Ramesses II).
Quiosco (Shabaka).
Templo Edfu

A continuación, hablaremos de un templo que fue construido y edificado en


honor al dios Horus. Se entiende que su construcción inició durante el
reinado de Ptolemy VIII hasta Ptolemy XII. Como dato adicional: tanto
historiadores como interesados en general consideran que este es el templo
que se mantiene en mejor estado de todos los de la lista.

Ahora bien, ¿Por qué crees que se ha mantenido tan bien a pesar del tiempo y
de sus acontecimientos? Básicamente por su ubicación. El templo Edfu se
encuentra en una elevación del río Nilo, lo que ha impedido que se viera
arrasado por la fuerza de la naturaleza e incluso por el odio de los primeros
cristianos en Egipto. Una extraña mezcla de providencia y factores humanos.
Empezando por su tardía construcción ―hace tan solo 2700 años― y una
gruesa capa de arena de 12 metros que lo protegió durante prácticamente dos
milenios.
Se cree que la razón de su construcción fue para “la garantía de la legalidad
del gobernador extranjero en controlar el estado”. En palabras más sencillas:
para que el rey pudiera consolidar sus relaciones con los egipcios. Lo más
asombroso de este templo no es que se haya conservado tan bien, sino la
información de gran utilidad que encontramos en sus grabados, donde se nos
ofrecen señales simbólicas de cómo era la vida para los egipcios en aquellos
años.
Templo Filae

Muchos adjetivos y títulos pomposos sirven para describir esta


inconmensurable obra. Hay quienes la llaman el templo más hermoso del
mundo. Pero, ¿Qué es el templo Filae? Construido para rendir culto a Isis, su
edificación ha trascendido todas las pruebas del tiempo. Entre las
curiosidades más notorias del templo Filae está su ubicación. Originalmente
fue construido en la Isla de Filae.

Posteriormente, fue trasladada a una pequeña isla vecina llamada Agilkia. Es


normal escuchar a egiptólogos y arqueólogos hablar maravillas de esta obra
por lo bien conservada que está a pesar de los años. Otra característica notoria
es que, precisamente por su ubicación actual, a ella solo se tiene acceso a
través de embarcaciones.

Como sucede con todos los templos de esta naturaleza, hay un aura de
espiritualidad, misticismo y leyenda en él. Se dice que cuando el rey Osiris
fue asesinado por su hermano, su esposa Isis se tomó el trabajo de recogerlo y
refugiarlo en la isla de Filae, donde posteriormente lo reconstruiría.
En la actualidad, este templo representa uno de los puntos turísticos más
importantes del país, una visita obligatoria para cualquier persona que tenga
un mínimo interés en conectar parcialmente con un momento de la historia
egipcia plagado de mística y religiosidad.
Templo Karnak

Sería un exabrupto hablar del templo Karnak en singular, puesto que dicha
construcción es más bien un complejo formado por varios templos
―edificaciones anexas con fines religiosos, talleres, complejísimos jardines,
avenidas procesionales, recintos, almacenes y dependencias para el
servicio― que hacen de esta obra una de las más complejas y bien valoradas
por historiadores y expertos, tanto en Egipto como en arquitectura en general.

Y, ¿Qué se puede decir sobre sus dimensiones? Todo en este complejo de


templos es apoteósico, empezando por sus dimensiones. 104*52 metros. El
equivalente a una catedral gótica, para que tengas una referencia moderna.

La construcción se sostiene sobre 134 columnas que, con su forma ahuesada,


nos dan una imagen de absoluta solidez de la obra. Localizada en Luxor, se
sabe que para construir este complejo de templos se emplearon diversos
materiales como ladrillos de adobe secados al sol ―se estima que fueron
alrededor de 70.000 ladrillos―, refuerzos de madera y grandes piedras que
eran traídas de canteras ubicadas en cada esquina del país. Su influencia en
gurús y líderes espirituales ha sido referida y explicada en decenas de libros y
oraciones.

Después de todo, cada obra mastodóntica, concebida y desarrollada durante


el antiguo Egipto, trae consigo una densa carga de misticismo que nos une a
lo que, se supone, es nuestro rol espiritual en esta existencia. El mundo
moderno, con toda su sapiencia y sus técnicas, no ha podido edificar una obra
tan impresionante como la que vemos en primera persona en el templo de
Karnak.
Capítulo 4
Mitología egipcia y leyendas

Finalmente, ha llegado el momento de hablar de uno de los aspectos más


increíbles y apasionantes de la cultura egipcia.

El antiguo Egipto, como has aprendido hasta ahora, albergó buena parte de
aquello en lo que terminaría convirtiéndose el mundo occidental. No
obstante, el apartado espiritual merece un sitio especial, mucho más alto en el
pedestal de nuestro análisis. En este, el cuarto capítulo, ahondaremos en una
serie de mitos y leyendas de la historiografía egipcia. Como notarás más
adelante, en la medida en que avances con la lectura, estos mitos y leyendas
no solo resultan interesantes a la distancia, sino que explican por qué tantos
historiadores han dedicado sus vidas enteras a estudiar concienzudamente
todo aquello que se relacione con el antiguo Egipto.
Y es que el desarrollo de nuestra sociedad parece inadmisible sin la mística
que ofrecen las leyendas que tanto alimentaron ―y durante tantos años― a
todas las generaciones que nos antecedieron. Leyendas y mitos hay en todas
las religiones y civilizaciones, empezando por las tres religiones
predominantes en la actualidad hasta por sociedades tan interesantes como la
grieta, la romana o el imperio otomano. Reconocer estas mitologías,
identificándolas y discerniendo entre sus muchos simbolismos, es uno de los
muchos caminos que tenemos a disposición para acercarnos a sociedades que
nos heredaron grandes maravillas. Osiris, la diosa de la felicidad, Isis… ¡Te
divertirás muchísimo a la vez que aprendes!

En concreto, hablaremos de 8 mitos. Te invito, pues, a que me acompañes en


esta parada tan linda del estudio de la historia egipcia y del antiguo Egipto.

8 mitos que nos permitirán entender con mayor claridad todos aquellos
acontecimientos sobre los que conversamos en los primeros capítulos.
Alístate, prepara la bebida caliente de tu preferencia y acompáñame,
sumérgete conmigo en estas páginas donde el conocimiento y la historia
serán nuestra guía. Te garantizo que, al término de la lectura, querrás más
información para responder a cualesquiera que sean las interrogantes que
tengas en este tema. ¿Estás preparado/a?

¡Avancemos!
Osiris y su muerte

Empezaremos el capítulo hablando del dios Osiris. Un dios que gobierna


Egipto desde tiempos ancestrales. El mito de Osiris y sus muertes nos
afirma que Set, también dios y hermano de Osiris, celoso por la buena fortuna
de este último, no pudo contener sus emociones dañinas. Se cuenta que
atrapó a su hermano en una caja, que luego arrojaría a las profundidades del
río Nilo. Quien terminaría encontrando la caja sería Isis, la esposa de Osiris,
pero ya era demasiado tarde: el dios había muerto. Su esposa, dolida y en
duelo, devuelve el cuerpo de su esposo para darle entierro, pero de nuevo Set
se cruza en su camino, cortando el cadáver de su difundo hermano en 14
trocos. ¿Lo viste venir? La cosa se tinta mucho más.

A Set no le bastó con esto, puesto que también esparció los pedazos por todo
Egipto, dejando por completo devastada a Isis. Son las lágrimas de Isis las
que provocarían una inundación del Nilo. Su búsqueda no cesó. Finalmente
encuentra 13 de las piezas de su difundo esposo.
A partir de este momento, y pidiendo ayuda a Anubis, dios funerario, Isis
logra resucitar a su marido, aunque este esté incompleto. Debido a esto, el
resucitado Osiris solo permanece una noche en la tierra de los vivos. Cuando
Isis despierta, está de nuevo sola. Como resultado de estos desfavorables
acontecimientos, Set toma el trono de Egipto, ignorando que Isis está
embaraza de quien, en el futuro, terminará vengando la muerte de su padre:
Horus.
El mito egipcio de la Creación

Nun estaba antes de que existiera nada más. De Nun solo surge un
pensamiento, mismo que terminaría convirtiéndose en el dios Ra. Una vez
que esto sucedió, el dios Ra empezó a hablar. Absolutamente todas sus
palabras se materializaron, se convirtieron en realidad. Fue así como,
mediante una palabra, nacieron sus dos hijos. Estos, mientras navegaban en la
interminable oscuridad, se perdieron. La solución pensada por el dios Ra fue
arrancarse el único ojo que tenía y enviarlo en la búsqueda de sus amados
hijos. Mientras esperaba, creó un nuevo ojo que reemplazara el que se había
arrancado. El ojo original, según se nos dice, finalmente encontró a los hijos
del dios Ra ―Shu y Tefnut―, devolviéndolos con su padre.
Fue tanta la alegría del dios Ra que su llanto, como sus palabras, se
materializaron, dando como resultado los primeros seres humanos que
habitaron sobre la faz de la tierra. Fueron las lágrimas de alegría del dios del
sol lo que permitió que nacieran la civilización egipcia, aquellos primeros
seres humanos de los que descenderían todos. El mito de la creación egipcia
es de los más lindos que se pueda conocer, sin ignorar la belleza inherente a
otros mitos provenientes de culturas tan distintas a esta. A partir de ahora,
cuando alguien te pregunte sobre lo que en el antiguo Egipto se conoció
como la creación, siéntete en la libertad de hablar del dios Ra y su
inconmensurable alegría al tener a sus hijos de vuelta.
Batalla por el trono

Se cuenta que Horus, hijo de Osiris, al cumplir la mayoría de edad, se


presentó ante el consejo de los dioses para solicitarles que quitaran a Set del
poder, exigiendo el trono que le correspondía por su nexo con el fallecido
Osiris. La incertidumbre se marca en el rostro de los dioses, que no saben
bien qué hacer. Aunque cuestionan las acciones de Set para hacerse con el
trono de Egipto, reconocen su encomiable labor para mantener al pueblo de
Egipto a salvo de sus enemigos. Les preocupa, genuinamente, que arrancarle
a Set el trono repercuta en un caos nunca antes visto. Fueron más de 80 años
los que Set y Horus ―tío y sobrino― lucharon ferozmente para hacerse con
el trono, sin que hubiera un vencedor claro en todo este tiempo.

En una de estas peleas, Set arranca los ojos a Horus. Sin embargo, la diosa
Hathor se los devuelva. En una carrera de botes, Horus por poco se ahoga
debido a que Set se transforma en hipopótamo y hunde su pequeña
embarcación. Estas luchas se mantienen por casi 100 años. Llegado un punto,
es el propio dios Ra quien envía un mensaje al inframundo, solicitando la
opinión de Osiris. La respuesta de este, para nada sorprendente, es que su hijo
debe hacerse con el trono. Fue gracias a esta opinión que el consejo
gobernante, dioses, decretan a Horus gobernador de Egipto. Set no tiene más
remedio que ceder el trono. Finalmente, el hijo de Osiris consigue su lugar
como el dios y máxima autoridad de Egipto.
La diosa de las aguas

En este mito la protagonista es Tefnut, una de las primeras diosas de las


que se tenga registro. Hija del dios Ra, Tefnut estaba molesta. Su padre,
quien pasa el tiempo preocupado por los constantes problemas que causan las
disputas de sus bisnietos, no parece prestar atención a nada más.

Se cuenta que la molestia de Tefnut se debía, principalmente, al cariño que el


pueblo de Egipto prodigaba a Isis, quien era la diosa más querida de
entonces. Parecía que poco importara que Tefnut trajera las lluvias y las
aguas al Nilo, puesto que las alabanzas siempre iban dirigidas a Isis. Es así
como la hija del dios Ra decide huir, sin que este preste demasiada atención,
a pesar de las dudas de Thoth, dios de la sabiduría.

Por la ausencia de Tefnut, llega la sequía a Egipto. Thoth se da cuenta de


esto, e inmediatamente clama al dios Ra para que traiga de vuelta a su
malhumorada hija. Este envía a su esposo, quien la encuentra, pero ella no
está dispuesta a regresar. Su intención vira en el preciso momento en que
Thoth, dios de la sabiduría, la proclama “la más honorable” de todos los
dioses. Solo entonces, con su regreso, todo el pueblo de Egipto proclama la
más honorable a la diosa que trae agua en una tierra trágicamente tan seca.
Cuando la diosa de la felicidad se enfadó

Se cuenta que Hathor, el único ojo del dios Ra, era amado tanto por los
humanos como por los dioses. Hathor no teme danzar entre los mortales,
proveyéndoles de dicha, placer y alegría. La gente acepta que este les dé
cerveza, les levante el ánimo, les inste a ser felices y liberarse de las
preocupaciones del día a día.

Hathor es amada por todos, pero pronto entraría en una encrucijada. Ra le


exige que sea ella quien se vengue de los humanos por faltarle el respeto.
Entonces Hathor no sabe bien si podrá hacerlo; después de todo, ella ama y
quiere profundamente a esos mortales. Hathor, cumpliendo el mandato del
dios Ra, se transforma en una leona y mata a todos los mortales que
encuentra a su paso.

Eventualmente, estos empezarían a llamarla Sekthmet ―o diosa de la


guerra―. Al mismo tiempo, aunque Ra sabe que Hathor está cumpliendo su
mandato, teme que se le vaya de las manos. Sin mortales, ¡No habrá quien le
adore!

Busca a otros dioses para ponerle freno a Sekhmet, quien está fuera de
control. Los dioses reclutados por Ra aprovechan que ella duerme y elaboran
una cerveza potente, la más potente de todas. Océanos enteros de cerveza que
luego, por orden de Ra, tiñen de rojo con la intención de que parezca sangre.

A continuación, esparcen alrededor de Sekhmet mientras ella continúa


dormida. Al despertar, comienza a beber. Cree que lo que bebe es la sangre
de todos aquellos mortales a los que asesinó el día anterior. Con cada sorbo
de aquella bebida, su ira se desvanece y duerme. La estrategia de los dioses
reclutados por el dios Ra ha funcionado a la perfección: la pacífica diosa del
amor, Hathor, ha vuelto.
Isis y los siete escorpiones

Isis, temerosa de Set, oculta su embarazo y el eventual nacimiento de Horus,


hijo de Osiris. Tiene la intención de darle una crianza que le constituya como
alguien fuerte a la vez que noble, bueno, lo suficiente para derrotar a su tío en
el futuro. Con la ayuda de Serket ―la diosa de las criaturas venenosas―,
Isis consigue un pequeño ejército de siete guerreros tan poderosos como
podríamos imaginar, quienes, disfrazados de escorpiones, custodian y cuidan
la espalda de Horus. Mientras tanto, Isis finge ser mortal y discurre de
pueblo en pueblo.

De tanto vagar por estos pueblos, conoce a una mujer adinerada que se atreve
a cerrarle la puerta en la cara, negándole un poco de comida y cobijo tanto a
ella como a su bebé.

La venganza por parte de los escorpiones no se hizo esperar: Seis de los siete
guardaespaldas de Horus entregan su veneno al más fuerte de ellos. En la
altura de la noche, ese escorpión elegido pica al hijo de aquella mujer rica.
Isis, al enterarse de lo sucedido, recita un conjuro tan poderoso que alcanzaría
para anular el veneno y evitar la muerte del niño. Aquella mujer rica se dio
cuenta de que quien le pedía comida y cobijo para su hijo era Isis, por lo que
pidió perdón y entregó todas sus riquezas a la diosa.
La cenicienta egipcia: Rhodopis.

Una niña griega, de buen corazón, que fue secuestrada por piratas. Es,
también, una talentosa y hermosa bailarina. Rhodopis es vendida a un
egipcio. Este le compra un par de pantuflas color rosa para que las use
mientras baila. Cuando el Faraón anuncia un gran festival, al que están
invitados todos los que deseen asistir, los esclavos le dan tanto trabajo a
Rhodopis para que no pueda asistir.

Ella lava la ropa en el río, desprendiéndose de las pantuflas, cuando aparece


un enorme halcón, abalanzándose cerca hasta arrebatarle una de las zapatillas.
El halcón vuela y se pierde de vista. Ella, sin embargo, sabe que fue Horus
quien por alguna razón necesitó su zapatilla, así que no hizo mayor caso.

El halcón deja caer la zapatilla sobre el regazo del Faraón quien, consciente
de que se trata de Horus, notifica a todos que se casará con la mujer que calce
en la zapatilla. Acometido a la búsqueda, recorre de arriba abajo el río Nilo
con la esperanza de encontrar a la dueña de la zapatilla. La niña Rhodopis
está asustada: el concierto de barcazas y soldados del faraón la intimida, por
lo que se esconde en los juncos. Justo antes de que la barca del Faraón
retorne a su origen, este se da cuenta de que Rhodopis yace oculta. Le prueba
la zapatilla. Es entonces cuando el Faraón, cumpliendo la promesa, informa a
todos que ella sea su reina.
El dios de las momias

La diosa Neftis adoraba y amaba mucho a su hijo Anubis, fruto de la unión


con Set, quien era frío y distinta, en general indiferente por la existencia de su
hijo. Gracias a esta indiferencia por parte de su padre, Anubis aprende a
permanecer fuera de su vista. Como un lobo solitario, aprende a mantenerse
al margen, siempre sigiloso, observando a la distancia todo lo que ocurre. En
este sentido, se dice que Anubis observaba a su padre cazar y matar, pero
también buscar en los cuerpos de los muertos. Cuando Anubis decide
convertirse en el único gobernante del inframundo, sus padres no refieren
mayor sorpresa. Era algo que esperaban que sucediera.

Su nueva posición en el inframundo le provee mucho goce y disfrute. Sin


dudas, lo habría llevado a cabo durante toda la eternidad. El conflicto surge
cuando su padre mata a Osiris ―su amado tío―. Es entonces cuando Anubis
vuelve a la tierra para ayudar a su tía Isis a preparar el cuerpo de Osiris. Se
dice que el resultado de esta participación es la primera momia. A partir de
esta creencia, se establece el modo en que los humanos deben tratar a sus
seres más queridos después de la muerte.

El descenso de Osiris al inframundo no es visto con malos ojos por parte de


Anubis quien, como muestra de cariño y respeto, se hace a un lado,
permitiendo que su tío ostente la posición más importante en el inframundo,
como gobernante único. Con la entronización de Osiris, Anubis se convierte
en el dios de los ritos funerarios.
Capítulo 5
Faraones

Ya para esta altura de la lectura, sabes de qué se trata la figura del Faraón. En
el antiguo Egipto, este era el grado más alto al que podía aspirar un
hombre. El gobernador y máxima autoridad de Egipto. Una pirámide social
que no se separa demasiado de lo que hoy entendemos como niveles de
mando dentro de una estructura de poder más o menos piramidal. Hoy
conocemos que cada nación tiene un presidente, un comandante en jefe, que
es a su vez precursor de todas las necesidades del pueblo y que, por lo tanto,
goza de todo el poder necesario para salvaguardar la integridad de su gente.
En resumidas cuentas, lo que en el antiguo Egipto era un Faraón hoy vendría
siendo el presidente de un país.

La historia del antiguo Egipto está plagada de personalidades de naturaleza


muy diversa. Como sucede en toda sociedad, las diferencias pueden empujar
a sus poblaciones a un abismo de violencia, de revolución, de prosperidad, de
crecimiento sostenido. Y buena parte de esto es responsabilidad de quien
ostente el cargo más importante dentro de la estructura social. Así como
ahora hay presidentes, líderes políticos, comandantes en jefes, así en el
antiguo Egipto existía una estructura jerárquica que era protagonizada por el
faraón. Un tema que, te aseguro, no dejará indiferente a ninguno de mis
lectores. Porque la personalidad de quien dirige el destino de una nación tiene
mucho peso en los resultados que se obtengan.

En este capítulo nos concentraremos en los 10 faraones más importantes de


los que se tenga registro histórico en relación a Egipto. Te puedo garantizar
que cada uno de estos 10 hombres tiene una particularidad que le diferencia
del resto y, de alguna manera, atributos que también encontramos en los
líderes globales de nuestra actualidad moderna.
Tutmosis III

Tutmosis III ha pasado a la historia por un acontecimiento para nada


insignificante: fue bajo su reinado que se construyó la Gran Pirámide de
Guiza.
Este monumento, de los más espectaculares en todo el mundo, es el resultado
de un período faraónico en el que el poder se centralizó mucho, proveyéndole
a Tutmosis III de una gran cantidad de poder y margen de acción. No es para
nada sorprendente que el nombre de Tutmosis III salte a la vista como uno de
los faraones más importantes el antiguo Egipto, puesto que su longevidad y la
gran riqueza acumulada por Egipto durante su reinado facilitó la
mastodóntica actividad constructiva surgida en estos años.

Otra de las características diferenciadoras de este faraón se halla en sus


pasiones. Durante su reinado, no solo se erigieron templos por todo el país,
también la actividad y estudio de ciencias como la zoología, los ancestros y la
botánica se vieron notablemente favorecidos. A partir de ahora, cada quien
alguien mencione la Pirámide de Guiza, sabrás a ciencia cierta bajo qué
período faraónico se construyó esta maravilla del mundo.
Tutankamón

Otro de los nombres más populares en la parte occidental del mundo. Resulta
sorprendente que se trate de un faraón tan popular, símbolo inequívoco del
antiguo Egipto, aun teniendo un reinado tan corto. Entonces, ¿A qué se debe
todo el misticismo que le rodea? Empecemos, pues, por sus aportes más
significativos.

En primer lugar, devolvió la religión politeísta al pueblo. Akenatón, su


predecesor, impuso el monoteísmo en Egipto, pero Tutankamón, el joven
faraón, hizo lo contrario, favoreciendo los deseos del pueblo. Otra de las
razones de peso por las que este faraón ha trascendido, resistiendo la prueba
del tiempo, se debe al descubrimiento de su tumba. Los exploradores
británicos encontraron una gran cantidad de joyas y tesoros que le
acompañaron en ella. Lo que permitió, a su vez, que hoy tengamos una idea
mucho más clara de cómo vivían los faraones en aquellos años.

Los mitos también aportan algo en esta fama. ¿Sabías que existe la creencia
de que quienes participaran de la profanación de su tumba morirían poco
después? Eso cuenta la leyenda, clave en la creciente popularidad de este
nombre del antiguo Egipto.
Amenofis III

Con Amenofis III estamos ante otra historia de un faraón apenas


adolescente. Este reinado, uno de los más grandes de la historia del antiguo
Egipto, llegó cuando el jovencito apenas cumplía los 12 años.

La particularidad de este faraón radica, esencialmente, en la astucia y


diplomacia con la que mantuvo a su pueblo en relativa tranquilidad durante
su reinado. Otro detalle muy valioso para especialistas e historiadores es el
asociado a sus matrimonios. La reina Tiy, por ejemplo, llevó a cabo un papel
protagónico durante todo el reinado, considerada una de las mujeres más
carismáticas de toda la historia egipcia.

Por si esto fuera poco, el período faraónico de Amenofis III también se


caracterizó por la edificación del gran templo Tebas, el que a la fecha es
considerado el más grande de toda la nación. Su legado no quería allí.
Construcciones fantásticas y muy diversas son la herencia dejada por el
faraón Amenofis III: puentes, canales, templos, entre muchas otras, todas
mejorando la vida de su pueblo en general.
Cleopatra VII

Lo primero que debes saber es que se trató de la última faraona del antiguo
Egipto. Cleopatra VII provenía de la Dinastía Ptolemaica. Con su muerte, la
nación entera cayó bajo el yugo y control del imperio romano, lo que
supondría el final de una larga historia de períodos faraónicos. Los atributos
que más resaltan los egiptólogos e historiadores de esta faraona son su
belleza y su inteligencia. Sin embargo, a pesar de lo antes mencionado,
Cleopatra tuvo que compartir trono con su hermano ―y esposo― Ptolomeo
XIII. Conviene destacar que esta era una medida bastante normal en aquellos
tiempos. A pesar de esto, nunca fueron la pareja ideal, pues jamás lograron
llevarse del todo bien. Una demostración de esto es la participación de Julio
César, quien tuvo que ir a Egipto para fungir de mediador y poner orden.
Cleopatra, tan inteligente y sagaz como se describe, ganó los favores de Julio
César presentándose ante él desnuda, como una ofrenda por parte de su
pueblo. Eventualmente, Ptolomeo XIII sería derrocado, dejándole el trono
por completo a Cleopatra VII, lo que daría inicio a una de las más largas
historias de amor de las que se tenga conocimiento: Cleopatra y Julio César.
No fue sino hasta el asesinato de Julio César que Cleopatra encontraría otro
amor, esta vez en Marco Antonio.
Hatshepsut

Hablamos de la primera reina faraona de la que se tenga registro. Una


monarca que durante todo su mandato se caracterizó por su dureza, su
madurez, su inteligencia y una ambición sin compón alguno. Lo más curioso
de su ascenso a la cima política de Egipto es el modo: para poder ascender al
trono, durante el momento de la coronación fue vestida de hombre.

Durante todo su período faraónico, que fue desde el 1490 hasta el 168 a.C.,
Hatshepsut mantuvo a su lado un gran aliado, un hombre de una inteligencia
y una sagacidad que ayudaron a que se sostuviera en el poder sin mayores
miramientos. Me refiero a Senenmut, de profesión arquitecto y, según
muchas fuentes, uno de los muchos posibles amantes que la faraona tuvo en
vida.

La huella más grande de esta faraona es el templo de Hatshepsut, que hoy es


considerado uno de los atractivos más importantes en el sector turístico de la
nación. La mala noticia es que de dicho templo apenas queda rastro, pues su
propio hermano Tutmosis III se encargó de destruir todo recuerdo de la
faraona.
Teti

Es fácil toparse con la confusión occidental sobre lo que supusieron los


períodos faraónicos en el antiguo Egipto, especialmente porque se toma como
medida la moral y la ética moderna para juzgar lo acontecido en aquellos
años tan lejanos.

Hablar de justicia, en el contexto del antiguo Egipto, es hablar de Teti, quien


al sol de hoy sigue siendo considerado uno de los faraones más justos de la
historia. Pero, ¿Por qué? ¿De dónde viene esta creencia? Su reino, que fue
desde el 2322 hasta el 2313 a.C. se caracterizó, fundamentalmente, por los
intentos por crear un gobierno centralizado porque Teti no sentía justo que
cada administrador local acumulara tanto poder.

Otra de las cosas por las que le recuerdan y refieren los historiadores es
porque eximió de impuestos a una región que padecía los embates climáticos
y de cosechas. Un ejemplo de empatía que no se había visto hasta entonces.
La región en cuestión se llamaba Abidos, y fue asolada durante muchos años
por problemas climáticos que afectaron la producción de cosecha. Como
habrás notado, la historia de los faraones es tan diversa que
prácticamente podemos encontrar de todo en ella, desde grandes hazañas
de justicia hasta la indolencia más dura.
Akenatón

Posiblemente una de las figuras más polémicas de toda la lista. Akenatón


reinó en Egipto del 1372 hasta 1336 a.C. Sus sucesores se encargaron de
destrozar todo recuerdo que quedara de él posterior a su derrocamiento. Entre
las razones de estos comportamientos, destacan un creciente desacuerdo con
sus reformas religiosas. Akenatón se dio a la tarea de poner fin al culto
politeísta, lo que supuso una absoluta revolución religiosa. Esto, en
consecuencia, ayudó a centralizar el poder en su persona, dejando de lado el
poder de los sacerdotes.

Otra característica y herencia del reinado de Akenatón radica en las


representaciones artísticas, donde lo humano estaba por encima de lo divino.
Indudablemente, su idea de que el faraón debía mostrarse ante el pueblo
como alguien más humano que etéreo no caló del todo bien entre su séquito
de confianza. El ejemplo más claro está representado en el busto de Nefertiti,
su esposa. Como era de esperarse, las cosas no terminaron bien en su reinado.
Pero, no obstante, Akenatón sigue siendo una figura que inspira mucho
respeto, especialmente entre quienes estudian cada detalle, evolución y
socavamiento de los períodos faraónicos en el antiguo Egipto.
Ramsés II

Llamado por muchos como el hermanastro malvado de Moisés, Ramsés II


fue un faraón que priorizó por encima de todas las cosas la diplomacia en la
toma de decisiones.

Tal como lo refiere ni más ni menos que ‘National Geographic’ como


resultado de sus investigaciones en las que podemos confiarnos, establece
que Ramsés II asumió que la diplomacia y una campaña de relaciones
públicas podría generar un equilibrio en cualquier deficiencia militar, fue así
como se centró en generar célebres logros constructivos, y de allí surgen las
maravillas de Abu Simbel y Karnak, las cuales son el reflejo de su ideal de
una gran nación, y de su visión sobre sí mismo como gobernante de
gobernantes.

Erigió innumerables estatuas y fue el faraón que tuvo más hijos.

Es por ello por lo que los egipcios todavía siguen reconociéndolo como
Ramsés el Grande, y hasta la fecha su reinado de 66 años es considerado
como la cumbre de la gloria y el poder de Egipto.

Ciertamente, la edificación de inverosímiles ―y maravillosos― monumentos


ha provisto, a historiadores e interesados, de grandes e incuestionables
evidencias de su visión como rey máximo de Egipto. De este período
faraónico, destaca el primer tratado de paz cuyo texto se ha conservado en el
devenir de los años.
Amosis I

Amosis I ascendió al trono en tiempos convulsos. Tiempos donde el caos era


el denominador común, lo que le da mucha mayor resonancia a su historia. A
pesar de este inicio tan tremebundo, este faraón consiguió consolidar una de
las eras más prósperas de la historia del antiguo Egipto. Pero, ¿Cómo? ¿Qué
hizo de especial? El contexto, aquí, lo es todo. Imagina una nación temerosa
de los gobernantes extranjeros ―intrusos provenientes del Oriente
próximo― que, incluso, habían tomado posesión del delta del Nilo, diezmado
al ejército y asesinado al vigente faraón, padre de Amosis I.

En estas condiciones, Amosis tuvo a bien reunir lo que quedaba de su fuerza


militar. Se dedicaron, pues, a utilizar la propia tecnología que los hicsos
introdujeron al país: carros de caballos, armas de bronce. Fue así como logró
expulsar a los extranjeros de su tierra.

Esta victoria fue la piedra fundacional para lo que posteriormente se


conocería como los 500 años de poder y prosperidad en Egipto.

No cabe dudas de que Amosis, quien emergiera en medio del caos, consiguió
consolidar un Egipto próspero y seguro, razón por la cual se le considera uno
de los dos faraones unificadores de la nación, junto a Narmer.
Kefrén

Kefrén fue el cuarto hijo de Keops, otro de los faraones más célebres. En
cuanto a su reinado, aún no está del todo claro, pero algunos historiadores se
mueven por la idea de que su período habría estado entre el año 2518 hasta el
2492.

Aunque no se tenga demasiada evidencia arqueológica sobre el período


faraónico de Kefrén, se estima que este fue un reinado de poco más de dos
décadas en los que la nación no atravesó mayores embates, ni por cuestiones
climáticas ni por conflictos bélicos con invasores foráneos. Sea cual fuere el
caso, vaya que hay claras demostraciones de su paso en un reinado exitoso.

Muestra de ello, la construcción de una enorme pirámide en Gizeh ―solo


superada en tamaño por la de su padre―, la Gran Esfinge, y una avenida que
comunicaba la pirámide con un complejo religioso asociado a ella.
Capítulo 6
Momificación y vida futura

¿Crees que hay vida después de la muerte? ¿Eres de los que comparte la
opinión práctica de que, cuando alguien pierde la vida, simplemente ha
llegado al final y nada más? O, por el contrario, influido por alguna creencia
religiosa o espiritual, te nutres con la idea de que el más allá es un lugar al
que todos estamos destinados a ir una vez que finalice nuestro tiempo en este
plano terrenal. Sea cual fuere tu creencia, el conjunto de ideas con las que te
hayas nutrido a lo largo de tu vida, desde tiempos inmemoriales el ser
humano se ha aferrado a la idea del más allá por razones tan diversas como
asombrosas.

En la actualidad prácticamente no hay cabida para alimentar la creencia de


que existe vida después de la muerte. A pesar de que las tres religiones
abrahámicas (judaísmo, islam y cristianismo) representan una apabullante
mayoría entre las sociedades occidentales, la verdad es que no está tan
arraigada en nosotros la idea de que la existencia no cesa por completo con la
muerte física del individuo. Ciertamente, la vida después de la muerte es leída
en el mundo occidental moderno como una especie de simbolismo. A
diferencia de esto, en el antiguo Egipto la vida futura era considerada tanto o
más importante que lo hecho en la vida presente. ¿Por qué alguien sería
enterrado con pertenencias y joyas de las más valiosas? ¿Qué aspiraban los
vivos con sus rituales funerarios? Estas son solo dos de las muchas preguntas
que responderé para ti a continuación.

Este es un capítulo muy interesante, desde luego, porque supone un


reencuentro con creencias que han perdido fuerza en la actualidad,
independientemente de la mayoría cristiana con la que hoy convivimos en
sociedad. Para analizar este tema desde una perspectiva histórica, nos
concentraremos en las creencias sobre la muerte que había entre los seres
humanos que habitaron en el antiguo Egipto. Lo más importante es que en las
próximas páginas encontrarás, prácticamente de forma involuntaria, grandes
coincidencias entre aquellos años lejanos y el rabioso presente. Si eres de las
personas que considera que no hay ningún cable comunicante entre el hoy y
el ayer, es probable que al término de esta lectura te permitas replantearte
algunas cosas.

En primer lugar, conocerás qué creían en el antiguo Egipto sobre la muerte y


qué entendían por la vida futura. En el siguiente subcapítulo, siendo este el
ecuador del capítulo, responderé para ti a las 3 preguntas más frecuentes
sobre el más allá, desde un punto de vista del antiguo Egipto. El capítulo no
podría cerrar de mejor manera: he dispuesto de unas páginas adicionales para
explicarte, pormenorizadamente, cómo los egipcios llevaban a cabo la
momificación de sus muertos.
Te advierto que este capítulo es uno de los más divertidos del libro. Por lo
tanto, al tiempo que aprendes disfrutarás de una reconexión con el pasado
representado en el antiguo Egipto y en sus creencias.
¿Qué creían en el antiguo Egipto sobre la muerte?

Desde tiempos inmemoriales, el ser humano ha alimentado la necesidad de


buscar y encontrar respuestas a aquellas preguntas existenciales que parecen
estar en nuestro código genético. Sobre la muerte, el choque cultural parece
no tener fin, en función al lugar en el que cada uno de nosotros nació y en las
creencias donde fue formado. Para los egipcios, la muerte va mucho más allá
del fin de una existencia. Tan en serio se tomaban este tema, que los rituales
inherentes y posteriores al fallecimiento de un individuo eran de una
diversidad asombrosa. Desde la modificación del cuerpo hasta la
construcción de sarcófagos especiales, pasando por grabar textos en las
tumbas como en la inclusión de objetos valiosos y domésticos dentro del
féretro.

Pero, ¿Por qué? En dicha cultura, este tipo de rituales se llevan a cabo para
mantener intacta la identidad del fallecido, teniendo en cuenta lo que le
espera en la vida futura. Todo esto se puede resumir en una premisa para
ellos imprescindible: la muerte no supone el fin de la vida, sino una
interrupción temporal, especialmente cuando el difunto tiene la posibilidad de
vivir eternamente. Al principio, esta era una característica asociada solo a los
habitantes más ilustres e importantes de la sociedad; no obstante, con el paso
del tiempo, fue extendiéndose a todos los habitantes del país.

En relación a lo antes explicado, Joyce A. Tyldesley lo explica mejor que


nadie; asegura que si el cadáver era destruido entonces los espíritus también
eran destruidos y no había más esperanza de vida para ellos. Sin embargo, en
caso de alguna emergencia o alguna situación inusual se podía instalar un
cuerpo sustito, el cual podría ser una estatua o una ilustración en la pared de
la tumba. Y fue, precisamente, esta creencia arraigada en el imaginario
colectivo la que condujo a desarrollar rituales mortuorios muy elaborados,
como por ejemplo la momificación, rituales diseñados para asegurar que el
cuerpo fuese preservado por toda la eternidad.
Ahora que tienes una idea más clara de qué creencias albergaban las personas
en el antiguo Egipto, ¿Qué te parece si juntos respondemos algunas de las
preguntas más frecuentes sobre esta civilización y su imponderable cultura y
sistema de creencias?
3 preguntas fundamentales la momificación

Quiero presentarte tres preguntas fundamentales relacionadas a la


momificación, que serán suficiente para esclarecer todos los asuntos
alrededor de esta práctica:

¿Qué podemos aprender con el estudio de la momificación egipcia?

Si bien es cierto que las momias han sido ampliamente representadas en


diversas manifestaciones de la cultura popular ―cine, literatura, teatro, y
todas las bellas artes―, la realidad es que el estudio de estas nos sirve para
cuestiones que van mucho más allá del mero espectáculo. Estudiar los
distintos procesos de momificación llevados a cabo por miembros del antiguo
Egipto nos permite tener una perspectiva mucho más clara, en una posición
privilegiada, de una de las civilizaciones más avanzadas que haya tenido
lugar en este hermoso planeta llamado Tierra. Estudiar sobre la momificación
nos enseña sobre la vida, sobre la historia, sobre la enorme diversidad
cultural que ha existido siempre en el mundo.

Cuando un adolescente se interesa por esto, aprende más sobre los tiempos y
lugares en que estos acontecimientos tuvieron lugar; lo que, a su vez, le
permite reencontrarse consigo mismo, con su propia esencia, entendiéndola
como el resultado de una serie de sucesos históricos que fueron moldeando
los constructos culturales y sociales que hoy le impactan de una u otra
manera.

La ciencia moderna nos acerca, desde luego, contándonos hechos científicos


que cada día se robustecen a partir de mejor evidencia palpable. Por ejemplo:
cuánto vivían, en promedio, las personas en el antiguo Egipto. Qué altura
tenían, cuáles eran las principales causas de muerte, el tipo de alimento que
consumían o las heridas que padecían. Hasta en los artefactos personales que
se colocan en el sarcófago de una momia nos arroja información sobre el
estadio y el estilo de vida que esta tuviera en vida.

Estudiar sobre la momificación es, a su vez, aprender sobre los valores y


creencias en que estas personas vivían. De alguna manera, resulta más
sencillo reconocer esto cuando analizamos la evidencia que nos heredaron a
través de las momias y sus sarcófagos. La información y el conocimiento son
los recursos más valiosos, son caminos inexorables hacia la felicidad. En la
medida en que tengamos más información ―y verídica― sobre las formas en
que vivían nuestros antepasados, más claras tendremos las razones por las
que hoy la sociedad vive de determinada manera, sigue determinadas reglas,
se nutre de determinadas creencias.

¿Dónde están las momias del antiguo Egipto?

Es importante destacar el hecho de que no todas las momias de las que hoy
tenemos conocimiento provienen de Egipto o están envueltas o siguen
características de momificación específicas. Prácticamente todas las culturas
ancestrales siguieron rituales más o menos parecidos para conservar el cuerpo
de sus muertos, aunque variaran las razones entre una civilización y otra.

Al sol de hoy, no cabe duda al respecto, puesto que se han hallado momias en
todos los continentes del planeta. En absolutamente todos. Si creías que la
momificación era un proceso exclusivo del antiguo Egipto, te sorprenderás al
saber que la ciencia ha descubierto momias en América del Sur, Europa,
Oceanía y Asia en general.

¿Sabías que en el Museo británico están custodiadas dos momias muiscas


halladas en Colombia? Lo que quiero decir con esto es que la momificación
es un proceso que ha estado presente en prácticamente todas las
civilizaciones prehispánicas y posthispánicas en América, también en el resto
de los continentes del planeta.

Ahora bien, los registros suponen que la primera momificación fue llevada a
cabo en Egipto, al menos en términos cronológicos.

Mientras permanezca le interés de nuestra especie por entender a ciencia


cierta cómo vivieron nuestros antepasados, qué rituales ejecutaron y bajo qué
creencias, seguirán los descubrimientos.

Los enigmas del pasado son parcialmente resueltos en las características de


momificación que identifiquemos en cada nuevo descubrimiento.

Por ahora, la ciencia y sus investigadores han hallado momias ―conservadas


por naturaleza o por implicación de los vivos― en lugares tan variados como
desiertos, cuevas, arena, sótanos, pantanos y criptas.

¿Qué es el libro de los muertos?


Antes de avanzar con la explicación de cómo en el antiguo Egipto realizaban,
paso a paso, una momificación, es importante que comprendas qué significa
el libro de los muertos. A menudo me encuentro con personas interesadas en
esta cultura que, no obstante, desconocen esto.

Empecemos por el principio: si partimos de la idea predominante de que los


fallecidos debían encontrar un camino hacia el más allá, lugar en el que se
encontrarían con Dios, era necesario que desde este plano se echara una mano
al respecto. Aquí es donde entra en juego el libro de los muertos, como se le
conoce a una serie de hechizos funerarios que tienen como propósito orientar
al fallecido en la búsqueda de Osiris, Dios de los muertos.

Originalmente, los hechizos de este libro eran expresados en voz alta,


además de que se añadía el manuscrito con los mismos dentro del sarcófago
para que acompañase al muerto en su camino a Osiris. De esta manera, según
las creencias, sería el propio fallecido quien recitara los hechizos funerarios
con el fin antes mencionado. Ahora bien, según los registros que tenemos y
que siguen estudiándose en la actualidad, existían dos formas clásicas de
redactar estos hechizos: a través de jeroglíficos o mediante una escritura
hierática. Sobra decir que la existencia del libro de los muertos no es un
simple invento por parte de egiptólogos y otros interesados, existe clara
evidencia de ellos.

De hecho, el texto más antiguo del que se tenga conocimiento es un papiro de


la dinastía XVIII ―1450 y 130 a.C. ―, redactado durante el apogeo del
Nuevo Reino de Egipto. En este caso, se trató del conjunto de hechizos de
una mujer llamada Ra-webenes, y su nombre destaca en el hechizo #10. La
existencia del libro de los muertos es una clara demostración de lo honda que
estaba la creencia en las personas del antiguo Egipto sobre el rol que
desempeñan las personas una vez que han perdido la vida en este plano
existencial. De allí el esmero de todos los encargados de ritos funerarios para
prestar el apoyo necesario en aras de que cada fallecido se encontrara con el
dios de los muertos.
Técnica de momificación en el antiguo Egipto

Lo primero que debes saber es que se hacía en Tierra roja, una especie de
zona desértica con la que se tenía fácil acceso a ríos y a las tiendas de
campaña que se empleaban para los siguientes pasos. El primer paso para la
momificación era el lavado del cuerpo en el río Nilo. A continuación,
llevaban el cadáver a Per-Nefer, un funcionario especial, de alto rango.
Posteriormente, se ponía el cadáver en una mesa de madera, extrayendo
cerebro (sí, los egipcios nunca intentaron preservar el cerebro, puesto que le
consideraban innecesario para la vida futura). Para este procedimiento,
extraían el cerebro a través de la raíz, empleando ganchos de bronce.

Lo siguiente era una incisión al lado izquierdo del abdomen para extraer el
intestino, el estómago, el hígado y los pulmones, que luego serían lavados
con vino de palma y cubiertos en resina. Se envolvían en lino para luego
guardarlos en cuatro frascos de cerámica que eran conocidos como canopis.
Increíble, ¿No te parece?

Esto nos lleva a la siguiente conclusión: dentro del cuerpo solo quedaba un
órgano: el corazón. En el antiguo Egipto se creía que el corazón era la sede de
las pasiones, del intelecto y de las facultades humanas.

Razón suficiente para no guardarlo fuera del cadáver. Ahora bien, el cuerpo
era nuevamente lavado, esta vez sumergiéndolo en natrón, una fórmula de sal
con propiedades deshidratantes. El cadáver permanecería 40 días en este
estado, trasladándose a la Casa de Purificación. Para finalizar esta fase del
proceso de momificación, transcurridos los 40 días se cosían las incisiones y
lavaba el cadáver de nuevo en resina.

Con el cuerpo por completo seco, se procedía a llenarlo con paja y tela, lo
que devolvía el cuerpo a su forma original. Como parte del proceso, las
cuencas de los ojos eran cubiertas por piedras preciosas, la nariz era
remodelada y se rociaba el cuerpo en tero con aceites y perfumes.
Recientemente, un grupo de arqueólogos e investigadores de la Universidad
de York llegaron a la conclusión de que esta sustancia era una mezcla de
aceites vegetales, extractos de plantas, goma vegetal y resina.
Conclusión

Ahora que hemos llegado al final de este recorrido, no tengo más que gratitud
por haberme permitido la oportunidad de transmitirte todos estos
conocimientos sobre el antiguo Egipto. No es casualidad que cada vez haya
más egiptólogos especializados en todo lo relacionado a esta civilización que
tanto aportó, en distintas ramas, al desarrollo de la sociedad tal como la
conocemos en la actualidad. La realidad hoy es distinta a la que vivieron las
personas en el antiguo Egipto, pero en nosotros prevalece la necesidad de
mantenernos en sintonía con nuestra esencial, con la espiritualidad que todos
albergamos en lo más profundo de nuestros corazones.

Podemos concluir, una vez terminada la lectura, que todo el misticismo que
rodea a la historia del antiguo Egipto no nos resulta tan esquiva como cabría
suponer. Independientemente de tu condición socioeconómica, ideológica,
política o religiosa, las enseñanzas que se desprenden de esta cultura ha
calado tan hondo en la sociedad moderna que, por mucho que el tiempo pase,
seguimos calurosamente motivados a continuar aprendiendo sobre todo
cualquier detalle relacionado a la forma y la visión compartida por una
sociedad tan apasionante y espiritual como esta de la que hemos conversado a
lo largo de estas páginas.

¿Cuánto te ha sorprendido lo que leíste en este libro? Han sido muchos años
de documentación y preparación, especializándome en el tema para darte
información valiosa, veraz, que puede ser fácilmente comprobada con una
rápida investigación en la red. Hoy el antiguo Egipto y sus enseñanzas
continúan más vigentes que nunca, tanto en el imaginario colectivo como en
la propia visión de quienes día tras día interactúan con la cultura egipcia. Lo
más importante, si se quiere, es que cuando nos permitimos aprender de la
historia de una de las civilizaciones más increíbles de las que se tenga
conocimiento, nos permitimos aprender más sobre nosotros mismos, sobre la
forma en que el ser humano ha evolucionado a lo largo de los años.
No me queda más que agradecer por tu atenta lectura, por acompañarme
durante este recorrido de conocimiento, un viaje en el tiempo hacia otras
culturas, hacia una civilización a la vez espiritual como avanzada. Espero que
lo leído te sea útil para reconciliarte con tu esencia en todo el sentido de la
expresión, tal como me ha servido a mí a lo largo de mi trayectoria.

Y como una solicitud especial, quiero pedirte que te tomes un minuto de tu


tiempo para ir a la página en la que has adquirido este libro y por favor, dejar
una reseña y calificación en base a tu experiencia de lectura y si consideras
que has aprendido nuevos conocimientos sobre esta historia, esto será de
mucha ayuda para nuestro equipo y otros lectores que estén en la búsqueda de
un material como este y puedan aprender del contenido. ¡Gracias de
corazón!

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