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Superficies y equipos compartidos: Si los equipos, utensilios o superficies se utilizan para manejar
diferentes alimentos sin ser limpiados adecuadamente entre usos, los microorganismos y
contaminantes pueden transferirse de un alimento a otro. Por ejemplo, si se corta carne cruda en
una tabla de cortar y luego se usa la misma tabla para picar verduras sin lavarla, podría haber
contaminación cruzada.
Alérgenos: Los alérgenos son sustancias que pueden causar reacciones alérgicas en personas
sensibles. Si se manejan alimentos que contienen alérgenos y luego se tocan alimentos sin
alérgenos sin limpiar las manos, se puede producir contaminación cruzada. Por ejemplo, si se
utiliza un cucharón para servir sopa con nueces y luego se usa el mismo cucharón para servir sopa
sin nueces, podría haber riesgo de contaminación cruzada alérgica.
Bacterias patógenas: Algunas bacterias son capaces de causar enfermedades en los seres humanos
si se ingieren. Ejemplos incluyen Salmonella, Escherichia coli (E. coli), Listeria y Campylobacter.
Estas bacterias pueden multiplicarse en los alimentos y, si no se manejan adecuadamente, pueden
causar enfermedades transmitidas por alimentos.
Manipulación inadecuada: Si los alimentos son manejados por personas con manos no limpias, se
introduce el riesgo de contaminación microbiológica. Además, la exposición prolongada a
temperaturas cálidas puede acelerar la multiplicación de microorganismos en los alimentos.
Evitar la contaminación cruzada separando los alimentos crudos de los cocidos y usando
diferentes utensilios.
Almacenar los alimentos crudos por debajo de 4 °C (40 °F) y cocidos por encima de 60 °C (140 °F).
Deterioro acelerado: Las temperaturas elevadas pueden acelerar el proceso de deterioro en los
alimentos, causando cambios en la textura, el color y el sabor. Esto es especialmente cierto para
las frutas y hortalizas frescas, que pueden volverse marchitas y perder nutrientes a temperaturas
inadecuadas.
Para prevenir los problemas asociados con temperaturas inadecuadas, es fundamental seguir
pautas de seguridad alimentaria. Esto incluye almacenar los alimentos crudos en el refrigerador a
temperaturas por debajo de 4 °C (40 °F), cocinar los alimentos a temperaturas adecuadas para
garantizar la destrucción de patógenos y enfriar y congelar los alimentos de manera rápida para
evitar el crecimiento microbiano.
Higiene del personal: La higiene personal deficiente de los trabajadores puede contribuir a la
contaminación de los alimentos. Si el personal no sigue prácticas adecuadas de higiene, como
lavado de manos frecuente y uso de ropa y equipos limpios, podría introducir contaminantes en
los productos.
Equipos y utensilios sucios: La falta de limpieza y desinfección regular de los equipos y utensilios
utilizados en el procesamiento puede resultar en contaminación microbiológica y química de los
alimentos.