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Los rayos de luz que son reflejados por objetos en el ambiente, continúan un
proceso intrincado y complejo envolviendo energía eléctrica, química, mecánica
y electromagnética. La transformación verdadera de la energía electromagnética
resulta en el cerebro, comienza con los rayos de luz entrando al ojo a través de
la córnea y pasando a través del humor acuoso, la pupila, el cristalino el vítreo
llegando hasta la retina. Las células fotorreceptoras en la retina envían la
información que reciben a través de la vía óptica en forma de impulsos
eléctricos que llegan al lóbulo occipital del cerebro en donde estos reciben un
significado y son interpretados con base en el estado físico, fisiológico y
psicológico particular del individuo; repertorio de experiencias; y su nivel de
atención.
Los ojos, que son llamados globos, aunque no son realmente formalmente
globos, están situados en cavidades de hueso llamadas órbitas Cada órbita se
abre hacia el frente, para que la luz pueda entrar al ojo, y pueda ser cerrado por
los párpados. Con cada parpadeo, los párpados distribuyen lágrimas del sistema
lagrimal a través de la córnea. Las lágrimas también bañan a la conjuntiva, que
cubre la parte blanca del frente de cada ojo y forra la superficie interna de los
párpados.
Las Orbitas
Las dos órbitas con forma de pera se sitúan en cada lado de la nariz y proveen
seguro alojamiento para los globos de los ojos. Las paredes intermedias de las
órbitas son paralelas entre ellas, con la nariz saliendo entre ellas. La pared
lateral de cada órbita forma un ángulo, con su pared intermedia posteriormente
en el ápice. El ángulo se abre casi hasta los 45 grados. Considerados juntos,
estos dos ángulos permiten a los ojos cubrir un campo horizontal de
aproximadamente 160 a 180 grados y un campo vertical de cerca de 120 grados
• El nervio óptico, que emerge de la porción posterior del globo del ojo
• Los seis músculos extrínsecos que están adheridos a la órbita y al globo
y mueven el ojo
PARPADOS Y PESTAÑAS
Los párpados, la piel más delgada del cuerpo, protegen al ojo de cuerpos
extraños, incluyendo el polvo, la tierra, líquidos potencialmente peligrosos, y el
viento. Los párpados también controlan la cantidad de luz que puede entrar en
el ojo. Ya que la piel de los párpados es tan delgada, no obstante, los rayos de
luz del sol pueden quemarlo y pueden hasta penetrarlo causando daños a la
córnea, la estructura que forma la parte frontal del ojo. Quemaduras debido a
calor intenso, radiación ultravioleta, y químicos pueden también dañar los
párpados, así como a los tejidos que estos cubren.
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TERMINOS PARA LA ORIENTACION DE LAS ESTRUCTURAS DEL OJO
CONJUNTIVA
APARATO LAGRIMAL
El globo consiste en una capa externa protectora, una capa vascular intermedia,
y una capa interna sensorial llamada la retina. El nervio óptico emerge de la
parte de atrás del globo y lleva impulsos eléctricos de la retina al lóbulo occipital
del cerebro.
La capa externa protectora del ojo está hecha de esclerótica opaca, algo
elástica, fibrosa y blanca y la más pequeña transparente cornea, a través de la
cual entra la luz al ojo. La esclerótica y la córnea se encuentran en el limbo
corneo escleral, que es donde la conjuntiva termina. La esclerótica ayuda a
mantener la forma del ojo saludable; los músculos externos se adhieren a la
esclerótica y trabajan juntos para voltear los ojos en las diferentes direcciones de
la mirada.
La capa sensorial interna del ojo, llamada la retina, forra las dos terceras partes
posteriores del globo del ojo. Se extiende anteriormente para terminar en un
borde dentado llamado el ora serrata, continuando con la parte plana del cuerpo
ciliar. La retina recibe información del ambiente y transmite información al
cerebro. La retina tiene muchas capas de células diferenciales que se articulan
entre ellas para transmitir información efectivamente hasta el cerebro. La capa
externa de células que yace al lado del coroideo y que es alimentada por este es
llamada el epitelio retinal de pigmento. Las otras capas juntas son denominadas
comúnmente como la retina sensorial. En la separación retinal, la retina o capas
de la retina se rompen o se separan del coroideo.
El lente y las tres cámaras dentro del ojo tienen funciones específicas que
permiten a la luz alcanzar la retina y que mantienen en balance los fluidos
internos del ojo. El lente, una estructura transparente de forma biconvexa de
cada ojo, es el único medio de refracción en el ojo que puede cambiar su poder
refractivo. Mientras el músculo ciliar se contrae y se relaja, cambios ocurren en
la tensión de las fibras zonulares que sostienen al lente en su lugar detrás del
iris. Estos cambios permiten al lente en volverse más o menos esférico, así
incrementando o disminuyendo en poder de doblar los rayos de luz. Este
cambio en la forma del lente permite al lente a dirigir los rayos de luz para
converger en un punto de foco en la retina y es parte del proceso llamado
acomodación.
• El lente se vuelve menos esférico y así tiene menos poder de doblar los
rayos de luz
• Los ojos divergen para mantener visión binocular para permitirle a las
imágenes del blanco visual a aterrizar en la porción correspondiente de la
mácula de cada ojo
• Las pupilas se dilatan.
La cápsula del lente sostiene las fibras del lente. Estas fibras continúan
formándose durante la vida y gradualmente se vuelven más y más
estrechamente empacadas dentro del centro del lente mientras que el lente
madura. En la edad media del individuo, el lente ha perdido usualmente la
mayoría de la elasticidad de su juventud, así disminuyendo su habilidad de
acomodarse. Las fibras del lente continúan formándose, no obstante, y
continúan siendo empujadas dentro del núcleo del lente.
Los rayos de luz emergen del lente para pasar a través de la vítrea y luego para
entrar a las capas de la retina. Ya que los rayos de luz entrando al ojo del
campo visual superior (de más arriba) golpean la porción inferior (más abajo) de
la retina y los rayos del campo inferior aterrizan en la retina superior, la imagen
producida en la retina está al revés. La interpretación de lo que nosotros vemos
como en su posición correcta ocurre en el cerebro, como será discutido luego.
Músculos Extraoculares
Los seis músculos extrínsecos de cada ojo trabajan en cooperación para voltear
y rotar cada globo hacia arriba, abajo, hacia el lado, y hacia la nariz. Los cuatro
músculos rectos se alzan del ápice de la órbita y se adhieren a la esclerótica en
frente del ecuador (el punto medio desde la parte de atrás del globo hasta el
frente del globo). Los dos músculos oblicuos están insertados dentro de la
esclerótica detrás del ecuador
Cada músculo tiene una acción o función primaria en voltear el globo del
ojo en varias direcciones; esta acción está determinada por el punto de inserción
del músculo en la esclerótica, su punto de origen en la órbita, y la dirección hacia
la cual está dirigida el ojo cuando una nueva dirección es necesitada por la
mirada. Los músculos de cada ojo deben trabajar juntos para lograr la dirección
deseada, en algunos casos en contracción y en otros en relajación. Por ejemplo,
el músculo recto lateral (el más cercano a la sien) se contrae y el músculo recto
medio (el más cercano a la nariz) se relaja cuando el ojo derecho voltea hacia la
derecha; el recto medio se contrae y el músculo recto lateral es inhibido cuando
el ojo derecho voltea hacia la izquierda
Para coordinar los movimientos de los dos ojos para que puedan mirar el
mismo blanco al mismo tiempo, los músculos de un ojo son unidos con aquellos
del otro ojo que comparten la misma acción primaria. Por ejemplo, el músculo
rectos lateral derecho y el músculo rectos intermedio izquierdo son atados para
mover ambos ojos hacia la derecha. Para lograr este movimiento con suavidad,
el músculo rectos intermedio derecho y el músculo rectos lateral izquierdo deben
relajarse. Si uno considera las muchas veces que por minuto cambia
típicamente la dirección de la mirada, la importancia y el logro de un movimiento
suave y coordinado son en realidad impresionantes.
Cuando todas las estructuras y las funciones de los ojos trabajan bien, la luz
entrando a los ojos es transformada en impulsos que resultan en la visión. No
obstante, es el cerebro, no los ojos, quien interpreta la información recibida que
resulta en la visión. La transmisión comienza con los rayos de luz, una forma de
energía electromagnética, pasando a través de la córnea hasta la retina. Los
rayos de luz causan cambios químicos en las células de los bastoncillos y los
conos de la retina, como ha sido descrito anteriormente. Estos cambios resultan
en impulsos eléctricos que son llevados a través de los caminos ópticos hasta el
lóbulo occipital en la parte de atrás del cerebro, y las conexiones luego son
realizadas para enlazar las imágenes visuales con otras funciones del cerebro.
En el cerebro, se le da un significado a aquello que ha sido visto
Los ojos de Lou estaban dirigidos hacia el horizonte, así que él podía
observar los cambios graduales de luz en el cielo. Sus pupilas estaban dilatadas
por la luz cada vez más tenue del atardecer. Ya que estaba mirando hacia el
este con la luz brillante del atardecer detrás de él, los rayos de luz reflejados en
el gato blanco localizado en su campo visual derecho entraron a la córnea de
Lou, pasaron a través de la acuosa en la cámara anterior, la pupila, la cámara
posterior, y el lente, de los cuales emergieron un poco más convergidos. Los
rayos de luz continuaron a través de la vítrea y las capas de la retina hasta que
llegaron hasta un punto de foco en una porción nasal de la retina derecha de
Lou y una porción lateral de su retina izquierda.
Los discos fotorreceptores de los bastoncillos de la retina periférica de
cada ojo, sensitivos a la luz y al movimiento, reaccionaron al excitar las células
moduladoras de la retina, los cuales, a su vez, excitaron a las células
ganglionares que yacen al lado de la vítrea. Los axiomas de estas células se
extienden hasta los discos ópticos y forman el nervio óptico (CN II). Los axiomas
de las células ganglionares de Lou enviaron sus impulsos por el nervio óptico a
través de la órbita, fuera del ápice de la órbita, y hacia el quiasma óptico. El
quiasma óptico es la unión donde las fibras que vienen de la porción nasal de la
retina de cada ojo se separan de sus nervios ópticos y cruzan al lado opuesto
para unirse a las fibras que vienen de la porción temporal de cada retina del lado
opuesto.
En una fracción del tiempo que ha tomado leer lo que ha sucedido, Lou
identificó al gato y lo llamó. El gato cruzó el andén que los separaba y se posó
en las piernas de Lou, donde maulló suavemente mientras que Lou volteó su
mirada de nuevo hacia el cada vez más oscuro cielo del este. En cualquier
punto de esta transmisión, una interrupción o una degradación en el impulso
hubiera podido ocurrir que hubiera podido afectar la integridad de la señal que
llegó al cerebro de Lou si, en efecto, una señal llegó.
CAMPOS VISUALES
El campo de visión se refiere al área que uno puede ver sin mover la
mirada. Debido a la localización de los ojos en las órbitas y la posición de las
órbitas en la cabeza, el campo de visión normal es de aproximadamente 160-
180 grados en el horizontal y de 120 grados en el vertical. Los campos nasales
de visión de cada ojo se sobreponen cuando los ojos están mirando
directamente hacia el frente, pero no el temporal. Los defectos de los campos
son denotados como nasales, temporales, superiores, e inferiores, términos que
se refieren al espacio, no al sitio retinal. Por ejemplo, si una persona tiene
perdida en el campo superior derecho en el ojo derecho, algunas de las células
retínales en la retina nasal inferior del ojo derecho no están funcionando
adecuadamente o su mensaje no es transmitido con precisión al lóbulo occipital
apropiado en el cerebro. En otras palabras, una manera de chequear la función
retinal y la integridad de los caminos ópticos es el de chequear los campos
visuales e inferir en la función retinal e integridad de lo que la persona reporta en
cada cuadrante del campo.