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En este orden de ideas, el ambiente donde vive el ser humano conjunta procesos de
diferente naturaleza y temporalidad: físicos, ecológicos, económicos, sociopolíticos,
culturales, psicológicos y éticos. Su complejidad se explica porque a sus componentes
abióticos y bióticos que lo hacen semejante al medio de los demás organismos se le
agrega un entorno transformado y fabricado por la acción social de nuestra especie en
el curso del desarrollo económico, social y político de las sociedades humanas.
La calidad de vida como objetivo fundamental del desarrollo social, consiste en el grado
de satisfacción de las necesidades humanas, objetivas y subjetivas, individuales y
colectivas, en función del ambiente en donde se vive. Es la expresión de las
necesidades materiales, así como la satisfacción de las aspiraciones y los deseos. Un
delicado equilibrio entre el tener, el ser y el hacer3.
Por otro lado, en la sociedad actual se contribuye poco a la búsqueda del bien
colectivo: valores como productividad, eficiencia, competitividad y calidad total entre
otros, tienden a acentuar la acumulación material y el individualismo, enmarcados en
una feroz competencia, en lugar de impulsar y construir vínculos sociales sólidos que
permitan encontrar vías de solución a los problemas.
En resumen, el ritmo actual del deterioro ambiental nos ubica en una peligrosa carrera
de expoliación de los recursos naturales a expensas de su ritmo de recuperación, que
se expresa en la transformación de los ecosistemas, el agotamiento de los recursos y
en un extenso e importante daño ambiental, en suma, en una crisis global ambiental
que forma parte de una crisis mayor, la del desarrollo y de valores.
Por su parte la ecología económica surge como una propuesta para reparar el daño una
vez que este se ha producido, así como para poner límites a las actividades peligrosas.
Este enfoque es conocido como de “remediación” o “al final de la tubería”. Su principal
aporte al concepto de desarrollo sustentable es que reconoce un conjunto de servicios
ambientales que tradicionalmente fueron pasados por alto; asimismo, al deterioro
ambiental como resultado de los procesos productivos.
Otro paradigma importante es el de la Administración de los recursos o Manejo de
Recursos. Sostiene que los países no industrializados basan su economía en el
aprovechamiento de sus ecosistemas, y considera la pérdida de la biodiversidad como
un atentado contra la base material de su desarrollo; además, enfatiza que los recursos
son la base material del desarrollo actual y futuro; ejemplo de esto es la importancia de
los parques y reservas como fuentes de recursos genéticos que tienen además un valor
asociado a la regulación del clima. Asimismo, incluye el principio “el que contamina
paga” como una manera de incorporar a la economía, los costos sociales del deterioro
ambiental, más que imponer tecnologías limpias particulares. La propuesta básica es
incorporar todos los tipos de capital humano, financiero y de infraestructura además de
los recursos biofísicos, en el cálculo de las cuentas nacionales, de inversión y de
productividad, así como en las políticas para la planeación y el desarrollo. Este enfoque
contradice al de “fronteras económicas”: considera que el agotamiento de los recursos
naturales debe ser una preocupación central de la economía y la política.
Todas estas concepciones teóricas nos muestran las tendencias del desarrollo, con
respecto a nuestra relación con la naturaleza, todo esto determinado por el deterioro y
escasez de los recursos naturales. En este sentido es importante hacer notar que el
actual modelo de desarrollo entendido como crecimiento económico, se ha impuesto en
la mayoría de los países con la promesa de disminuir las diferencias sociales y
económicas, lo cual está muy lejos de ser una realidad. Por otra parte, ha cambiado la
concepción original de considerar los bienes naturales como el agua, el aire y los
bosques, como elementos gratuitos cuyo desgaste nadie debería pagar.
* Cada país tendrá que fijar sus propias prioridades ambientales, las cuales diferirán
con frecuencia en los países industrializados y en desarrollo.
educación.
Para darle una mayor congruencia a los planteamientos del desarrollo sustentable es
conveniente otorgar mayor importancia a otras dimensiones asociadas a la calidad de
vida, tales como el acceso a la educación y al empleo, a la salud y la seguridad social, a
la vivienda en espacios libres de riesgos con servicios, infraestructura y equipamiento,
así como a valores como la justicia social, la equidad económica y de género, la
igualdad
racial, étnica y religiosa, la libertad política e ideológica, la democracia, la seguridad, el
respeto a los derechos humanos y la calidad del ambiente.
Se reconoce que las estrategias serán diferentes en cada región y en cada cultura, con
base en orientaciones y directrices propias. El reto es construir el futuro con otros
criterios e indicadores; descender la planificación a la base social, desde el análisis y el
diagnóstico de los problemas, sus planteamientos de solución y operación hasta la
evaluación de los resultados.
Una política del desarrollo sustentable supone la participación social, a partir del
conocimiento empírico de la realidad de los grupos sociales, en un proceso en el cual
los ciudadanos pueden manifestar sus intereses socioculturales y sus prioridades. Para
que ese conocimiento se pueda expresar en una propuesta operativa acorde con la
magnitud de los retos actuales, se requiere alimentarlo con nuevos contenidos
científicos que posibiliten a cada comunidad una mejor comprensión de su
problemática, y ser gestora de su propio desarrollo. En este ámbito, esa es la tarea de
la educación ambiental.
El desarrollo sustentable debe buscar la equidad y una mejor calidad de vida con
protección del ambiente, que incluya transformaciones económicas, culturales y
políticas; para ello se requiere modificar las líneas productivas y la distribución de los
bienes de consumo, en orden a superar el déficit social. Este desarrollo implica un
crecimiento diferente, a partir de un cambio tecnológico, de un ordenamiento
territorial, de un contexto social democrático que asegure la participación pública en la
toma de decisiones, de un sistema económico internacional más justo, así como de un
rediseño de políticas, instituciones, leyes y normas.
Propone una visión integral en la educación y entiende los problemas ambientales como
el resultado de la interacción de procesos económicos, sociales, políticos, culturales y
de desarrollo, en su compleja dimensión. Esta complejidad de la problemática implica
aportar soluciones tomando en cuenta todos estos aspectos y reconocer que las
acciones simples o aisladas son de impacto limitado. En este sentido, considera la
necesidad de promover valores y actitudes favorables al ambiente, así como
información desde un enfoque interdisciplinario y crítico, que no se limite a los
problemas ecológicos, sino que tome en cuenta a los procesos sociales como
constituyentes medulares del desarrollo sustentable. Esta visión compleja de la
problemática ambiental permite pasar de la intencionalidad de la prevención, reducción
o solución de un problema del entorno biofísico, a la búsqueda de una mejor la calidad
de vida para la gente y la promoción del desarrollo sustentable.
En 1997 se inicia un debate por la sustitución del término de educación ambiental por
el de educación para el desarrollo sustentable, para un futuro sustentable o para la
sustentabilidad. Durante la conferencia internacional de Tesalónica, Grecia, y ante la
posible ruptura de los diferentes grupos participantes por no aceptar el nuevo término,
debido a que se consideró que el nombre sólo de educación ambiental estaba ya muy
posesionado por la población y que llevaba implícito la búsqueda de la sustentabilidad,
se decidió usar el de Educación para el ambiente y la sustentabilidad, con la intención
de conciliar los antagonismos.
2. Visión socio-ambiental ambiental. Esta visión rompe con la dicotomía entre sociedad
y naturaleza, para entender el impacto de la sociedad sobre la naturaleza y la influencia
de los grados de deterioro de la naturaleza que afectan a la sociedad como resultado de
la conjunción de procesos de diferente temporalidad y naturaleza.
3. Ética personal y social. Las propuestas de orientación ética se manejan en una doble
dimensión: la personal y la social. Lo principal es eliminar la falsa distinción entre la
necesidad y la pertinencia de operar cambios en los hábitos y costumbres personales
cotidianos en relación con los recursos y con los demás, y la urgencia de incidir en los
procesos de ordenamiento social, que cruzan por temas como la normatividad, la
participación social y política, el desarrollo tecnológico, y la lógica del sistema
económico, entre otros. Los cambios personales y el compromiso social se deben
manejar como dinámicas complementarias, no excluyentes, y siempre necesarias.
6. Educación integral crítica. Este principio sostiene que los procesos educativos no se
deben reducir a la transmisión de información para acrecentar el acervo de
conocimientos, sino que, además, deberán impulsar el mejoramiento y cuidado del
ambiente y la construcción del desarrollo sustentable, como un eje que atraviese cada
una de las esferas del conocimiento. Paralelamente, deberá promover el desarrollo de
habilidades técnicas y de razonamiento, y asumir una actitud crítica frente a los
comportamientos y valores tanto individuales como sociales.
Desde esta óptica no sólo se resuelve la repetida ausencia de los espacios naturales y
rurales en el imaginario colectivo de los habitantes de la Ciudad de México y municipios
conurbados del Estado de México, sino que se promueve la identificación de éstos como
elementos estratégicos en el mantenimiento en el mediano plazo del estilo de vida de
quienes ahí viven y/o trabajan.
La visión metropolitana permite a sí mismo, incluir otro espacio social: los cinturones
semiurbanos que al igual que las zonas rurales comparten altos índices de
marginalidad. Lo anterior impone la necesidad de configurar propuestas educativas
diferencias en términos didácticos para cada uno de estos espacios (urbano,
semiurbano, rural), fundadas a la vez en una noción complementaria (de espacio,
relaciones sociales, naturaleza).
Por otro lado, la vulnerabilidad en las ciudades es diferenciada en cada grupo social
porque están expuestos a diversos riegos, debida al mayor o menor grado de
condiciones de seguridad en el territorio, condicionada a su vez por factores
socioeconómicos y políticos, en donde la destructividad de, por ejemplo, fenómenos
naturales tiene relación con la lógica de los poderes económicos, la distribución
inequitativa de la riqueza, la pobreza, el régimen político, la reducción del gasto
público y social, la ausencia de cultura ciudadana, la urbanización desordenada, entre
otros.
e) Educadores y promotores ambientales. Son todos los agentes que forman e informan
sobre aspectos de educación. Esto incluye grupos o individuos relacionados con la
educación ambiental formal, no formal y de comunicación.16
Esta modalidad educativa es aquella que se realiza desde los medios de comunicación
tradicionales y no tradicionales como la televisión, la radio, los periódicos, las revistas
especializadas, folletos, páginas web, entre los más importantes. La comunicación
educativa incluye el componente ambiental en dichos medios, e implica la formación de
comunicadores y el desarrollo de campañas.
En la Premia estas tres modalidades están concebidas como partes constituyentes del
sistema educación ambiental para la sustentabilidad que se vinculan y complementan
entre sí para cumplir los objetivos propuestos y no como senderos independientes y
aislados.
7. Orientación metodológica
La participación activa y crítica en los procesos educativos resulta ser el método más
adecuado cuando se pretende el reconocimiento de problemas locales y la consecuente
adecuación o modificación de conductas encaminadas a resolverlos. Esto no significa
que el educador o agente externo señale los problemas y disponga los ajustes, por lo
tanto, los caminos de resolución exitosos están basados en aquellos problemas
identificados como necesidades sentidas por el grupo social, llámese comunidad,
colonia o barrio. Con el enfoque participativo se pretende promover el aprendizaje
colectivo y socialmente significativo para que los sujetos generen propuestas de gestión
y resolución de los problemas ambientales que los aquejan, así como para la
construcción de los escenarios deseables del estado del medio ambiente y de su
desarrollo.
La educación ambiental también plantea una nueva relación profesor alumno, que
fomenta una participación más activa y crítica del alumno y un proceso permanente de
formación del docente. En el terreno de la educación no formal y la capacitación
comunitaria, estos principios llevan a plantear estrategias de investigación participativa,
para la valoración de los saberes tradicionales de las comunidades y el rescate de los
valores culturales en los que están insertos, así como para mejorarlos con el concurso
de conocimientos científicos y tecnológicos modernos.
Notas
1
Bansart, Andrés, Fundamentos teóricos para un posgrado en Medio Ambiente y
Desarrollo Integrado, Venezuela, Universidad Simón Bolívar, 1995, págs. 23-35
2
Sunkel, O., “La interacción entre los estilos de desarrollo y el medio ambiente en la
América Latina”, en Estilos de Desarrollo y Medio Ambiente en la América Latina,
Lectura 36, México, Fondo de Cultura Económica, 1980, pág. 25.
3
Palomino, V. Bertha y Gustavo López Pardo, Reflexiones sobre la calidad de vida y el
desarrollo, en Región y Sociedad. Revista de El Colegio de Sonora, vol. IX, no. 17,
enero junio de 1999, págs. 171-187.
4
Esteva, P.J. y J. Reyes, Manual del promotor y educador ambiental para el Desarrollo
Sustentable, México, PNUMA-SEMARNAP, 1998, pág. 174
5
González-Gaudiano, E. et al., Hacia unas bases teóricas de la educación ambiental,
enAntologías de Educación Ambiental, Maestría en Educación Ambiental, México, UPN,
1999, págs. 2-7.
6
Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), 1992
7
González-Gaudiano, E., En busca de la sustentabilidad de la educación ambiental, en
Antología: La educación superior ante los desafíos de la sustentabilidad, vol. 2, En
torno a la educación ambiental, México, ANUIESSEMARNAP- U. de G., 1998, págs. 21-
42.
8
Pérez, Peña Ofelia, Hacia una educación ambiental participativa y autogestionaria,
tesis de maestría, PIMADI Instituto Politécnico Nacional, 1994, págs. 92-94.
9
Dirección General de Educación Ambiental. Secretaría del Medio Ambiente. Gobierno
del Distrito Federal. Manual del paquete básico de educación ambiental para la Ciudad
de México México, México, 1999.
10
Esteva, P.J. y R.J. Reyes, Manual del promotor y educador ambiental para el
desarrollo sustentable, PNUMASEMARNAP, 1998, 174 pp. “Un programa de educación
ambiental puede definirse como la propuesta de un conjunto articulado y coherente de
actividades formativas, en el marco de una estrategia de desarrollo, que busca
contribuir a elevar las capacidades técnicas, de contenido y sensibilización hacia la
formación de una cultura ambiental como alternativa para resolver los problemas
ambientales y la promoción deldesarrollo sustentable, en los individuos y la sociedad.”
11
Op. cit., Dirección General de Educación Ambiental Secretaría del Medio Ambiente,
Gobierno del D.F.
12
Definidos como “los elementos naturales de los ecosistemas que no son explotables
en términos de mercado, pero que contribuyen a mantener el equilibrio ecológico de las
diferentes regiones del planeta”. En memoria talleres participativos PRODERS D.F.,
1998.
13
Palomino, Villavicencio Bertha, Medio ambiente humano, estilo de desarrollo, calidad
de vida y salud, en Medio Ambiente, Desarrollo y Calidad de Vida, Cuaderno 1, 1995,
México, PIMADI-IPN, pág. 42.
14
Rodríguez, Velázquez Daniel, Vulnerabilidad y riesgos en el D.F ,., en Ciudades, no.
38, abril-junio 1998, Puebla, México, págs. 32-36.
15
De acuerdo al INEGI en 1997 había más de 3 millones de vehículos registrados en la
ZMVM, de los cuales 87.5% circulan en el D.F. y sólo 13.5% lo hacen en los municipios
conurbados.
16
En el art. 3º de la LGEEPA, se define a la educación ambiental como el proceso de
formación dirigido a toda la sociedad, tanto en el ámbito escolar como en el ámbito
extraescolar, para facilitar la percepción integrada del medio ambiente a fin de lograr
conductas más racionales a favor del desarrollo social y del medio ambiente. La
educación ambiental comprende la asimilación de conocimientos, la formación de
valores, el desarrollo de competencias y conductas con el propósito de garantizar la
preservación de la vida. La propuesta conceptual del GTEA/CAM define a la educación
ambiental como “el conjunto de acciones educativas orientadas a favorecer la
comprensión de la complejidad socio-ambiental, que a su vez promuevan un cambio de
valores y actitudes para avanzar en la construcción de los escenarios deseables del
estado del medio ambiente y del desarrollo en la ZMVM”.
17
Novo, María, La educación ambiental. Bases éticas, conceptuales y metodológicas,
Madrid, España. Ed. Universitas. Págs. 202-205
18
Leff, Enrique (comp.), Ciencias Sociales y formación ambiental, España, Gedisa-CIIH
UNAM, 1994, págs. 26-28.
19
Leff, Enrique, Saber ambiental, México, Siglo XXI-CIIH-UNAM-PNUMA, 1998, págs.
201-214.