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INTRODUCCIÓN

El principal problema de la tierra comentó con la conquistar quienes fueron los


que movieron la paz que se manifestaba en las culturas antiguas que
mantenían un vivir bien.
En este trabajo de investigación mostramos cómo se hizo la lucha de las
personas indígenas con sangre lograron tener derechos en una pelea
constante y demostración de persistencia.
Sin duda la lucha de la década de los 50 con la reforma agraria fue el cambio
que hizo historia y con los cambio que se tuvieron posteriormente fueron
principalmente para que se tome en cuenta a todos y todas las personas
indígenas originarias campesinas en toda Bolivia.
La lucha de los indígenas para la ley inra y la la reforma agraria fueron los
cambio que trajo a los indígenas iluminando el latifundio en su totalidad y con la
frase de “que la tierra es de quien la trabaja” y así se llevó a cabo el registro
general de las tierras y de los comunarios.
A lo largo de los año se a desarrollado diferentes eventos como ser la elección
del ex presidente Evo Morales Ayma quien fue el que pudo ganar tres
elecciones a la Presidencia y su mayoría de votantes fueron los indígenas
ganando mayormente en las áreas rurales

EL PROBLEMA DE LA TIERRA

El problema de la tierra en la economía en Bolivia


es un tema complejo y multifacético que ha afectado al desarrollo del país . A
lo largo de la historia, Bolivia ha enfrentado desafíos relacionados con la
tenencia de la tierra

, la distribución de la propiedad y la falta de acceso a recursos naturales.


Problemas identificados:
En Bolivia, se han identificado varios problemas relacionados con la tierra que
afectan a la economía del país:
1. Concentración de tierras: Existe una gran concentración de tierras en
manos de un número reducido de propietarios, lo que limita el acceso de
la población a recursos productivos y perpetúa la desigualdad
económica.
2. Tenencia insegura: La falta de seguridad en la tenencia de la tierra es un
problema importante en Bolivia
2. . Muchas comunidades indígenas y campesinas no tienen títulos de
propiedad formales, lo que dificulta su acceso a créditos, inversión y
desarrollo económico.
3. Conflictos por la tierra: Los conflictos relacionados con la tierra son
comunes en Bolivia. Estos conflictos pueden surgir entre comunidades
indígenas y empresas extractivas, o entre pequeños agricultores y
grandes terratenientes. Estos conflictos pueden tener un impacto
negativo en la economía y la estabilidad social del país.
4. Agricultura y desarrollo rural: La falta de acceso a tierras adecuadas y
recursos productivos limita el desarrollo de la agricultura y el sector rural
en Bolivia. Esto afecta la capacidad del país para generar empleo y
mejorar la seguridad alimentaria.
5. Impacto ambiental: La explotación irresponsable de los recursos
naturales y la deforestación han tenido un impacto negativo en el medio
ambiente en Bolivia. Esto afecta la sostenibilidad de las actividades
económicas, como la agricultura y la minería.
Medidas tomadas:
El gobierno boliviano ha implementado diversas medidas para abordar el
problema de la tierra en la economía
. Algunas de estas medidas incluyen:
1. Reforma agraria: Bolivia ha llevado a cabo reformas agrarias para
redistribuir la tierra y mejorar la tenencia de la misma. Estas reformas
han buscado garantizar la seguridad de la tenencia y promover la
equidad en la distribución de la tierra.
2. Políticas de desarrollo rural: El gobierno ha implementado políticas para
promover el desarrollo rural y mejorar las condiciones de vida de las
comunidades campesinas e indígenas. Estas políticas incluyen
programas de apoyo a la agricultura, acceso a crédito y asistencia
técnica.
3. Protección del medio ambiente: Bolivia ha implementado políticas y
regulaciones para proteger el medio ambiente y promover un desarrollo
sostenible. Esto incluye la promoción de prácticas agrícolas sostenibles
y la conservación de áreas naturales.
4. Gestión de conflictos: El gobierno ha trabajado en la gestión de
conflictos relacionados con la tierra, fomentando el diálogo y la
mediación entre las partes involucradas. Se han establecido
mecanismos de resolución de conflictos y se ha fortalecido el sistema de
justicia para abordar estas disputas.
En resumen, el problema de la tierra en la economía en Bolivia ha tenido un
impacto significativo en el desarrollo del país

. Sin embargo, el gobierno ha implementado medidas para abordar estos


desafíos, promoviendo la redistribución de la tierra, el desarrollo rural
sostenible y la protección del medio ambiente

TIERRA ECONOMIA BOLIVIA

El problema de la tierra en la economía en Bolivia es un tema complejo que ha


afectado el desarrollo económico y social del país. La concentración de tierras
en manos de unos pocos propietarios, la falta de seguridad en la tenencia de la
tierra y los conflictos relacionados con la tierra son algunos de los problemas
identificados.
La concentración de tierras en Bolivia ha llevado a una desigualdad económica
, ya que limita el acceso de la población a recursos productivos y perpetúa la
pobreza. Muchas comunidades indígenas y campesinas no tienen títulos de
propiedad formales, lo que dificulta su acceso a créditos, inversión y desarrollo
económico.
Además, los conflictos relacionados con la tierra son comunes en Bolivia. Estos
conflictos pueden surgir entre comunidades indígenas y empresas extractivas,
o entre pequeños agricultores y grandes terratenientes. Estos conflictos pueden
tener un impacto negativo en la economía y la estabilidad social del país.
La falta de acceso a tierras adecuadas y recursos productivos también limita el
desarrollo de la agricultura y el sector rural en Bolivia. Esto afecta la capacidad
del país para generar empleo y mejorar la seguridad alimentaria.
El gobierno boliviano ha implementado medidas para abordar estos problemas,
como reformas agrarias para redistribuir la tierra y mejorar la tenencia de la
misma. También se han implementado políticas de desarrollo rural para
promover el desarrollo económico de las comunidades campesinas e
indígenas. Además, se han establecido mecanismos de gestión de conflictos y
se ha fortalecido el sistema de justicia para abordar las disputas relacionadas
con la tierra.
En resumen, el problema de la tierra en la economía en Bolivia ha tenido un
impacto significativo en el desarrollo del país, pero se han tomado medidas
para abordar estos desafíos y promover un desarrollo más equitativo y
sostenible.

PARA MARX

la forma en que la producción capitalista incipiente se encuentra con la


propiedad territorial no es su forma adecuada. La forma adecuada de
propiedad territorial la crea el propio régimen de producción capitalista al
someter la agricultura al imperio del capital, con lo que la propiedad feudal de la
tierra, la propiedad del clan y la pequeña propiedad campesina
combinada con el régimen comunal se convierten también en la forma
adecuada a este sistema de producción, por mucho que sus formas jurídicas
puedan diferir. Lenin, siguiendo a Marx, consideraba que uno de los errores de
los populistas rusos con relación a la comunidad campesina consistía
justamente en creer que “negar la propiedad privada de la tierra
equivale a negar el capitalismo”. En este sentido y en el marco del debate
sobre el desarrollo del capitalismo en la agricultura declaraba “indiferente” con
respecto “a la propia forma de la posesión campesina de la tierra”, puesto que
consideraba “equivocado pensar que se requiere una forma especial de
posesión de la tierra para que aparezca el capitalismo agrícola”. Por tanto,
señalaba que “ninguna particularidad de la posesión de la tierra puede,
atendida la esencia misma de la cuestión, representar un obstáculo insuperable
para el capitalismo, que adopta formas diversas de acuerdo con las distintas
condiciones agrícolas, jurídicas y los usos particulares”. Investigaciones
recientes relativas a la tenencia de la tierra en Bolivia van confirmando que en
las comunidades campesinas, o territorios indígenas con títulos de propiedad
colectivos de antigua o reciente data, el usufructo privado de la tierra o la
propiedad privada de la misma están generalizados (Morales, 2011), por lo que
la producción colectiva de la tierra es solo recuerdo de un lejano pasado.

En este sentido, la propiedad proindiviso de la tierra se ha con- vertido en los


hechos en una simple formalidad jurídica, pues la gran mayoría de las
comunidades campesinas e indígenas del país ya han transitado el camino de
la propiedad y producción colectivas de la tierra a la aldea o la comunidad
donde predomina el usufructo privado o propiedad privada de aquella y la
producción individualizada; es decir, al régimen “comunitario” de explotaciones
campesinas independientes. Por tanto, estas comunidades, o tierras
comunitarias de origencon títulos colectivos de propiedad de la tierra no se
encaminan ciertamente hacia la perpetuación de un supuesto particular
régimen económico social “campesino” o “indígena”, que se distinguiría por el
igualitarismo y la reciprocidad en sus relaciones sociales con base en la
propiedad y producción colectivas de la tierra. Por el contrario, al haberse
generalizado la propiedad o el usufructo privado de ésta, y en la medida en que
el escenario económico-social en el que se desenvuelve el campesinado está
marcado por un cada vez más amplio desarrollo de las relaciones mercantiles
en el campo (pues es cada vez mayor su supeditación al mercado del que
depende tanto para la producción como para su propio consumo), Como se
sabe, la Ley de Reforma Agraria de 1953 no solo tituló propiedades
individuales dentro de las comunidades campesinas, sobre todo de ex
haciendas, sino que también otorgó títulos de propiedad colectivos que
reconocían como tales a parte o a la totalidad de los territorios comunales.

Títulos de propiedad colectivos emitidos tanto en el marco de la Ley INRA, de


1996, como de la Ley de la Reconducción Comunitaria de la Reforma Agraria,
de 2006. de manera muy lenta en unos casos y vertiginosamente en otros, se
dirigen más bien como señalara Lenin hacia un “régimen de relaciones
económico sociales” que dado el predominio de la economía capitalista en el
país muestra “todas las contradicciones propias de cualquier economía
mercantil y de cualquier capitalismo”, es decir, concurrencia, acaparamiento de
la tierra, concentración de la producción, compra y venta de fuerza de trabajo,
entre otros (Lenin,1974: 169).
En el marco de la expansión de la economía mercantil y del predominio del
modo de producción capitalista en el país, también el ámbito de la
superestructura comunal sufre las consecuencias de los cambios que se vienen
operando en la base material de estas comunidades. En este sentido, la
asamblea comunal encargada de la legislación y administración de la
comunidad “por usos y costumbres” también va sufriendo modificaciones en
sus tradicionales roles o, en los hechos, desaparece, pues si bien persiste
formalmente como instancia colectiva que más bien regula aspectos relativos a
fiestas y ritos, ya no toma ninguna decisión en relación al ámbito productivo. Es
decir, llega un momento en el que como ha ocurrido con el desarrollo
de la economía mercantil y del modo de producción capitalista en la agricultura
en otros países esta institución comunal se torna “económicamente anticuada e
incapaz de perdurar como la organización social prevaleciente en la
agricultura”.

Por ello, y como señalaba machaconamente Lenin, es importante recordar que


“el desarrollo del capitalismo en la agricultura consiste, ante todo, en una
transición de la agricultura natural a la agricultura mercantil”, proceso que da
lugar a “la destrucción radical del viejo régimen patriarcal campesino y la
formación de nuevos tipos de Calva señala que en la economía política “los
términos ‘explotación patriarcal’¨, ‘agricultura patriarcal’, ‘régimen patriarcal
campesino’ han sido utilizados por connotados economistas para referirse a los
pequeños agricultores libres (dueños de sus personas) que producen por sí
mismos la parte predominante de sus medios directos de subsistencia y solo
destinan al mercado una pequeña porción de su producción”. Este autor
también señala que “En lugar del concepto de campesino patriarcal se han
empleado con una connotación parecida los población en el campo”. Es decir,
“por tipos que constituyen la base de la sociedad donde dominan la economía
mercantil y la producción capitalista la burguesía rural (en su mayoría pequeña)
y el proletariado del campo, la clase de los productores de mercancías en la
agricultura y la clase de los obreros agrícolas asalariados”. Se entiende por
economía natural aquel estadio del desarrollo caracterizado por la articulación
entre la agricultura y la industria doméstica campesina. Aquella estaba
constituida por unidades económicas homogéneas que efectuaban “todos los
tipos de trabajo económico, comenzando por la obtención de las diversas
clases de materias primas y terminando por la preparación definitiva de las
mismas para su consumo ”Se trata, entonces, de comunidades campesinas
cerradas, con relaciones muy esporádicas con el mercado, pues destinan a
éste solo una pequeña porción de su producción excedente y adquieren
delnmismo lo estrictamente necesario, ya que llegan a reproducirse con base
en su propia producción agropecuaria e industrial doméstica.

Para Engels, la producción de mercancías es “aquella fase económica en que


los objetos no se producen solamente para el uso del productor, sino también
para los fines del cambio, es decir, como mercancías y no como valores de
uso”, fase que va “desde los albores
de la producción para el cambio hasta los tiempos presentes pero que solo
alcanza su pleno desarrollo bajo la producción capitalista”.
Lenin, por su parte, entendía por producción de mercancías a una
organización de la economía social en la que los productos son elaborados por
productores particulares, aislados, y
en la que cada productor se especializa en la elaboración de un producto
cualquiera, de forma que, para la satisfacción de términos de campesino
tradicional, campesino autosuficiente y agricultor de subsistencia” que, sin
embargo, pueden llevar a equívocos las necesidades sociales, es
imprescindible la compra venta de productos (que a consecuencia de ello, se
convierten en mercancía) en el mercado Y entiende por capitalismo “la fase de
desarrollo de la producción de mercancías en la que se convierten en
mercancías no solo los productos del trabajo humano, sino también la propia
fuerza de trabajo del hombre”. Así pues, en el desarrollo histórico del
capitalismo son importantes dos aspectos:

1transformación de la economía natural de los productores directos en la de


mercado. 2) la transformación de la economía de mercado en capitalista. La
primera transformación se realiza a consecuencia de que aparece la división
del trabajo, la especialización de productores parti- culares aislados (esta es la
condición indispensable para la economía de mercado) La segunda
transformación se realiza en virtud de que los productores particulares,
produciendo cada uno aisladamente mercancías para el mercado, entran en
competencia: cada uno tiende a vender más caro y comprar más barato, y el
resultado inevitable es el fortalecimiento del fuerte y la caída del débil, el
enriquecimiento de la minoría y la ruina de la masa que conduce a la
conversión de productores independientes en obreros asalariados y de muchos
pequeños establecimientos en pocas empresas grandes

Pero además, es importante remarcar, como señala Calva, que aquellos que
“idealizan la pequeña producción mercantil y ocultan sus contradicciones” se
caracterizan “por su estrecho e inexacto concepto de capitalismo”, pues “no
advierten más producción capitalista que la del empresario que opera en
grande o mediana escala y vive del plusvalor arrancado a sus asalariados”,
olvidando “a los pequeños productores mercantiles que trabajan regularmente
como trabajadores manuales y utilizan pequeñas cantidades de fuerza de
trabajo asalariado”, quienes, por tanto, son pequeños capitalistas (1988: 492).

Lenin criticaba justamente la concepción populista de capitalismo que


identificaba a éste únicamente con la industria mecanizada. En este sentido,
señalaba que los populistas nunca podrán concebir que en la pequeña industria
(o la agricultura) campesina con toda su miseria, con las proporciones
relativamente insignificantes de los establecimientos y con la bajísima
productividad del trabajo, con la técnica primitiva y el pequeño número de
obreros asalariados, haya capitalismo. Ellos no están en modo alguno en
condiciones de concebir que el capital es una relación determinada entre los
hombres, que sigue siendo tal con un grado mayor o menor de desarrollo.

Sin embargo, es importante también diferenciar al pequeño capitalista del


capitalista sans phrase5 o capitalista strictu sensu. Como señala Calva, “el
pequeño patrono trabaja con su (o sus) asalariados en el mismo taller, parcela
agraria y con los mismos instrumentos de trabajo y materias primas,
cristalizando su esfuerzo en mercancías producto del trabajo común”, por lo
que “la producción capitalista (producción de mercancías mediante trabajo
asalariado) aparece orgánicamente mezclada con la producción de mercancías
con base en el trabajo directo del pequeño capitalista. Se presenta como una
forma embrionaria del proceso capitalista de producción, como forma
inacabada del mismo”.

En este sentido, plantea que “la especificidad del pequeño capitalista radica en
que, siendo igual que el grande y el mediano un Término utilizado por Marx
para distinguir al capitalista pleno “del pequeño capitalista que aún trabaja
directamente y regularmente como obrero manual.

productor de mercancías que compra fuerza de trabajo asalariada para la


elaboración de éstas es, al mismo tiempo, un trabajador directamente
productivo, un obrero manual que trabaja al lado de su (o sus) asalariado(s)”.
Por ello, los pequeños capitalistas conforman “un grupo
económico-social que ocupa en el proceso social de la producción un
lugar específico distinto de los capitalistas ‘sans phrase’ que no trabajan como
obreros directamente productivos”

En este proceso, el pequeño capitalista “es tanto más capitalista cuanto mayor
es la proporción del trabajo asalariado respecto a la fuerza de trabajo propia
hasta que el trabajo propio deja de aplicarse directamente a la producción y el
pequeño patrono se convierte en capitalista sans phrase”. Deja, por tanto, de
ser un trabajador directo y “trabaja solo como capitalista, como supervisor y
director del proceso”

Con base en este enfoque conceptual, se trata de observar el tránsito de una


agricultura con fuertes rasgos de economía natural(quinua de autoconsumo) a
una agricultura de corte mercantil y capitalista, pues si bien antes del auge de
la producción de quinua los comunarios del Altiplano sur ya habían
experimentado una importante articulación al sistema capitalista por la vía del
mercado de trabajo (venta de fuerza de trabajo temporal y permanente en las
minas o en otras ramas de la economía en el país o fuera de él) habiendo
sufrido por esta vía6 procesos de descampesinización o de diferenciación
social, su articulación al mercado en tanto productores agrícolas no era muy
relevante. Los comunarios de esta región, antes del auge de la producción
mercantil de la quinua, eran fundamentalmente ganaderos, con hatos de
camélidos, ovinos y en menor medida de asnos, y se encontraban articulados
como tales a los restringidos mercados regionales creados por la actividad
minera. En tanto ganaderos mercantiles, en la agricultura el capitalismo penetra
con especial lentitud y a través de formas extraordinariamente diversas”.

ya habían conocido procesos de diferenciación patrimonial y, en algunos casos,


se manifestaban tibios procesos de diferenciación social pues algunos de ellos
ya habían incorporado el trabajo asalariado a la ganadería a través de la
contratación de pastores para
el cuidado de sus hatos.
2. RENTA DEL SUELO, EN EL CAPITALISMO:
Parte de la plusvalía que crean los obreros asalariados en la agricultura y que se
apropian los dueños de la tierra. La renta capitalista del suelo responde o una forma de
relaciones agrarias que presupone: al propietario que da su tierra en arriendo por el
pago de una determinada suma; el arrendatario capitalista que tiene en sus manos una
empresa capitalista y que, por el uso de la tierra, paga arrendamiento al propietario; al
obrero asalariado que vende su fuerza de trabajo al arrendatario capitalista. Por lo
tanto, bajo el capitalismo, la renta del suelo caracteriza las relaciones entre tres clases:
capitalistas terratenientes y obreros asalariados, y expresa las relaciones de
explotación a que someten a los obreros asalariados los capitalistas y los
terratenientes. De la plusvalía creada por los obreros asalariados se apropian el
arrendatario capitalista, en forma de ganancia media sobre el capital, y el
terrateniente, en forma de renta del suelo, renta que constituye el excedente de
plusvalía sobre la ganancia media que se establece en la agricultura. Marx indicaba que
la apropiación de la renta constituye la forma económica en que se realiza la propiedad
de la tierra. El desarrollo de la producción capitalista en la agricultura hace que el
terrateniente se convierta, de hecho, en usurero de la tierra, el cual percibe la renta y
no toma parte alguna en el proceso de la producción agrícola. A medida que el
capitalismo se desarrolla, se eleva el importe de la renta y el precio de la tierra (ver),
con lo que se encarecen los productos agrícolas y empeora la situación de la clase
obrera. Bajo el capitalismo, la renta del suelo presenta dos formas principales: la renta
diferencial (ver) y la renta absoluta (ver). Existe, además, la renta de monopolio (ver).
Los propietarios de la tierra reciben también una renta en la industria extractiva y por
los solares. Bajo el socialismo, se eliminan las condiciones que hacen posible la
existencia de la renta absoluta y la renta de monopolio. En cambio, se dan condiciones
económicas para la formación de la renta diferencial, si bien distinta, por su esencia, de
la renta diferencial en el régimen capitalista (ver Renta diferencial, en el socialismo).

2.1 LA RENTA DE LA TIERRA Y SUS FORMAS


La renta de la tierra se presenta como una masa uniforme de riqueza social que va a
parar a las manos del terrateniente en virtud de su propiedad sobre la tierra. Como es
evidente, el hecho de ser propietario territorial es una condición necesaria pero no
suficiente para la apropiación de la renta de la tierra. Para apropiar una parte de la
riqueza social bajo esta forma particular, el terrateniente tiene que ser propietario de
una tierra en uso, esto es, de una tierra que esté funcionando como medio de
producción en un proceso de trabajo. Y dado que, como hemos visto, todo trabajo está
subsumido –formal y realmente– en el capital, la condición básica para que el
propietario de la tierra apropie una renta es que su tierra esté vinculada con el
movimiento del capital. Para explicarnos la renta de la tierra debemos, por
consiguiente, volver nuestra mirada sobre este movimiento.
Hemos visto que, en su determinación más simple, el movimiento del capital individual
se resuelve en la reproducción ampliada de su valor a la tasa normal de ganancia. Este
movimiento condensa el proceso de igualación de los capitales mediante la formación
de la tasa normal de ganancia a través de la competencia, proceso mediante el cual se
constituye la unidad del capital social global y, con ello, de la producción y el consumo
sociales. En determinadas ramas de la producción social existe, sin embargo, una
fuente de diferenciación entre los capitales que no puede abolirse simplemente
mediante la competencia por la formación de la tasa normal de ganancia. Se trata de
las diferencias en las tasas de ganancia que surgen de la utilización por el capital de
fuerzas naturales de carácter limitado, como puede ser, para tomar el ejemplo que
pone Marx, la utilización de una “caída hidráulica natural” en vez de una “máquina de
vapor” como fuerza propulsora esencial en un proceso de trabajo industrial (Marx
1894c, 824). En la medida en que estas condiciones naturales limitadas están directa e
ineludiblemente ligadas a una porción de la corteza terrestre, la plusganancia que
surge sobre la base de su utilización adopta la forma de renta de la tierra. Como es
evidente, la producción agraria es uno de los casos más característicos de presencia de
estas diferencias en las tasas de ganancia.

2.1.1 RENTA DIFERENCIAL DE TIPO I


En la producción agraria la condición natural limitada más evidente es la fertilidad y
ubicación de la tierra (Marx 1894c, 837; 977-978). La capital choca contra esta
limitación cuando se encuentra con que, dentro de las tierras inmediatamente
utilizables como medio de producción, hay algunas tierras que son más fértiles y/o
están mejor ubicadas que otras. Estas diferencias redundan en diferentes
productividades del trabajo y, dado un nivel de demanda y precio determinados, en
distintas tasas de ganancia para una misma inversión de capital. Dado que estas
distintas tasas de ganancia surgen exclusivamente de la utilización de tierras más
fértiles y/o mejor ubicadas, las plusganancias generadas por encima de la tasa normal
de ganancia no corresponden al movimiento del capital sino al de la propiedad de la
tierra; tales plusganancias son, pues, rentas de la tierra. En la medida que se trata de
una renta que surge de la puesta en acción de una productividad del trabajo mayor a la
que determina la valorización normal del capital, Marx la denomina, siguiendo la
terminología clásica, renta diferencial de la tierra. En sus palabras:
[L]a renta diferencial [es] el resultado de la productividad diferente de iguales
inversiones de capital en iguales superficies de terreno de diferente fertilidad [y/o
ubicación], de tal manera que la renta diferencial resulta […] determinada por la
diferencia entre el rendimiento del capital invertido en el suelo peor […] y el del
capital invertido en el suelo mejor. (Marx 1894c, 865).
Es importante notar que, en este punto, la existencia de propiedad de la tierra, con la
consecuente apropiación de la renta de la tierra, no entorpece la valorización del
capital; al contrario, soluciona la contradicción que implica para ésta la existencia de
diversas tasas de ganancia.

2.1.2 RENTA DIFERENCIAL DE TIPO II


Hasta fines de la década de 1970 las interpretaciones sobre la presentación realizada
por Marx de la renta diferencial de tipo II eran, tanto entre sus seguidores como entre
sus detractores, en esencia coincidentes. Desde entonces, se ha desarrollado una
interpretación alternativa que, aunque con distintas variantes, ha ido cobrando fuerza
hasta instalarse como lo que podría llamarse la nueva ortodoxia de la interpretación de
esta forma de renta.
La interpretación clásica la renta diferencial de tipo II es la que ofrecen muy
tempranamente autores como Kautsky (1899, 79 y ss.) y Lenin (1901, 104 y ss., 1908,
290), seguidos luego en la tradición soviética por Lapidus y Ostrovitianov (1929, 276 y
ss.) y en la trotskista por Mandel (1962, 254 y ss.), por tan sólo nombrar a los autores
más populares.[6] En esta interpretación las plusganancias que constituyen la renta
diferencial de tipo II surgen de las inversiones sucesivas de capital que se aplican sobre
una misma parcela de tierra, cada una de las cuales porta una productividad del
trabajo menor a la anterior, hasta el punto en que la última inversión porta la
productividad del trabajo correspondiente a la que determina el precio de mercado,
esto es, hasta el punto en que la última la inversión alcanza simplemente a arrojar la
tasa normal de ganancia. Un breve y simple ejemplo numérico puede servir para
ilustrar la esencia de esta interpretación.

Costo de Cantidad de Precio de Precio de Renta


producción producto producción mercado diferencial de
individual tipo II
100 10 10 50 400
100 5 20 50 150
100 2 50 50 0

Según esta interpretación, en vez de invertir un nuevo capital en una tierra de fertilidad
o ubicación peor, la ampliación de la producción puede resolverse mediante la
aplicación de una nueva cuota de capital de menor productividad del trabajo en una
tierra ya en actividad. Así, siguiendo este ejemplo, se puede poner una segunda cuota
de capital de $ 100 cuya productividad del trabajo de 5/100 sea menor a la ya existente
de 10/100 pero mayor a la que determina el precio de mercado de 2/100, dado por la
producción en las peores condiciones. De este modo, esa segunda cuota o inversión de
capital aún podrá arrojar una plusganancia de $ 150. Y aún se puede poner una tercera
cuota de capital que iguale la productividad del trabajo que determina el precio de
mercado, en cuyo caso sólo se obtendrá la tasa normal de ganancia.

2.2 LA RENTA ABSOLUTA Y LA RENTA DE MONOPOLIO


Las dos formas de renta que acabamos de examinar surgen de la diferencia entre el
precio de producción que determina el precio de mercado y los precios de producción
individuales dados por las diversas calidades de tierra en las que se aplica el capital. En
consecuencia, aún queda por explicar la renta que surge de la aplicación del capital
sobre la tierra de peor calidad, o sea, sobre aquella tierra donde el precio de
producción alcanzado es el que, hasta aquí, determina el precio de mercado. En efecto,
el hecho de que la tierra no permita una productividad del trabajo diferencial, no
significa que deje de ser portadora de condiciones de producción limitadas y, en
consecuencia, “no es en modo alguno razón para que el terrateniente [la] preste
gratuitamente” (Marx 1894c, 954).
La cuestión de la naturaleza y mecanismo específico de generación de este tipo de
renta ha sido objeto de numerosos debates dentro de la crítica marxiana. Al carácter
de borrador de las únicas dos exposiciones de Marx sobre la cuestión (1894c, 951-981,
1861-63b, 7-96), se sumó el hecho de que, al menos hasta la aparición de la
interpretación moderna de la renta diferencial de tipo II, se consideraba que la
explicación de este tipo de renta era lo que diferenciaba esencialmente a la teoría de la
renta marxiana de la ricardiana. Antes de considerar estas controversias, conviene
adelantar la explicación de Marx que se considerará aquí como la única consistente.
De manera general este tipo particular de renta se basa en “el poder de sustraer la
tierra a la explotación hasta tanto las condiciones económicas permitan una
valorización de la misma que arroje un excedente” (Marx 1894c, 962). Esto es, en vez
de basarse en la capacidad para impedir que un capital particular se valorice utilizando
dicha tierra, como es el caso de la renta diferencial, se basa en la capacidad para
impedir la valorización de todo capital. Esta capacidad, no obstante, no alcanza a
explicar la magnitud precisa que pueda adoptar la renta en cuestión. La respuesta más
evidente es que la magnitud de esta renta depende de las condiciones del mercado,
específicamente de la cantidad y calidad de las tierras ofrecidas y de las demandadas
según la necesidad de mercancías agrarias; en suma, depende de las condiciones
históricas particulares del proceso general de la acumulación de capital. Marx no
descarta esta respuesta evidente (Marx 1894c, 963; 971; 980; 986; 1024), sólo que
precisamente porque es simple y evidente no la pone en el centro de su análisis. Su
preocupación, en cambio, reside en si se puede encontrar una determinación general
para la magnitud de este tipo de renta. Y esta determinación general la encuentra en el
proceso de igualación de las tasas de ganancia. Considerémoslo de modo muy
sintético.

2.3 EL ORIGEN DEL PLUSVALOR QUE CONSTITUYE LA RENTA DE


LA TIERRA
-La primera posición ha sido desarrollada inicialmente por la tradición soviética. Su
argumento básico es que, en la medida en que la renta surge debido a la mayor
productividad del trabajo que produce en las mejores condiciones, la sustancia del
plusvalor que constituye la renta debe ser necesariamente ese mismo trabajo. Esto es,
dejando a un lado la renta absoluta presente en las peores condiciones de producción,
que por definición es el producto del trabajo realizado en tales condiciones, y dejando
a un lado la renta de monopolio, que toda esta tradición la considera circunstancial, la
renta diferencial de tipo I y de tipo II es el producto directo de los trabajadores que
producen en las mejores condiciones porque lo determinante es la mayor
productividad del trabajo que corresponde a éstas. Así, en un apartado dedicado
especialmente a la dilucidación de este punto, Lapidus y Ostrovityanov concluyen: “la
renta de la tierra, que constituye una plusganancia por encima de la ganancia normal,
es creada por la más alta productividad de los trabajadores empleados en el mejor
suelo” (Lapidus y Ostrovitianov 1929, 279). En el mismo sentido, unos años más tarde
en el Manual de economía política del régimen soviético se sostiene, “[e]sta ganancia
adicional, como toda la plusvalía obtenida en la agricultura, la crea el trabajo de los
obreros agrícolas. La diferencia de fertilidad entre las tierras es, simplemente, la
premisa para una productividad más alta del trabajo en las tierras mejores.” (Academia
de Ciencias de la U.R.S.S. 1954, 182)
-La segunda posición ha emergido hacia la década de 1970, especialmente en relación
al análisis de las especificidades de las economías latinoamericanas. El primer autor en
plantearla fue Laclau en un texto que discute la influencia de la renta de la tierra sobre
el conjunto de la economía argentina. Allí, decía este autor, “la renta diferencial –
surgida de los menores costos que benefician a su poseedor con elevadísimas
ganancias– es plusvalía producida por el trabajador extranjero e introducida en el país
en virtud de la amplitud de la demanda de materias primas proveniente del mercado
mundial. De ahí que la Argentina, al absorberla, obtuviera un elevado ingreso per
cápita que no guardaba relación con su esfuerzo productivo.” (Laclau 1969, 294). La
posición, sin embargo, no era presentada por Laclau como original. En efecto, el
argumento surge inmediatamente de un desarrollo que presenta Marx en la sección de
la renta donde trata la cuestión del origen del plusvalor que constituye la renta de la
tierra.
En conclusión, considero que la única explicación válida del origen del plusvalor que
constituye la renta de la tierra es la que sostiene que el valor que compone la renta
diferencial de la tierra es producto del trabajo que se realiza fuera de la producción
agraria. Más adelante veremos que esta conclusión es central para reconocer la
particularidad que toma el proceso nacional argentino de acumulación de capital y, por
ende, de la acumulación de capital en la producción agraria pampeana.

2.4 PRECIO Y TAMAÑO DE LA TIERRA


Hasta aquí hemos visto cómo y de dónde surge la renta de la tierra. En este sentido
hemos considerado sólo “la forma en la cual se realiza económicamente la propiedad
de la tierra, la forma en la cual se valoriza” (Marx 1894c, 796). Nos queda por ver, no
obstante, el “valor” mismo de la propiedad de la tierra o, más precisamente, su precio
de mercado. Como se ha desarrollado más arriba, la tierra no es, en sí y para sí, una
mercancía, de modo que su precio no puede determinarse de la manera habitual. El
hecho de que la propiedad de la tierra aparezca inmediatamente asociada a su
capacidad para “valorizarse”, esto es, a su capacidad para arrojar renta de la tierra, ya
nos pone delante de la pista de la determinación del precio de la tierra. En efecto, lo
que se torna relevante para quien compra una tierra no es su “valor de uso” sino su
capacidad para captar “valor”; “se trata”, por tanto, “del precio de compra no del suelo,
sino de la renta que arroja” (Marx 1894c, 802). Pero, ¿cómo se fija el precio de la
capacidad para captar valor bajo la forma de renta de la tierra? En la medida en que se
trata de un simple ingreso periódico de dinero, su precio se fija como el de todo rédito
dinerario de este tipo: por su capitalización a la tasa de interés vigente.

ESCUELA FICIOCRATICA CLASICA


La fisiocracia o fisiocratismo era una escuela de pensamiento económico del
siglo XVIII fundada por el economista François Quesnay en Francia. Afirmaba la
existencia de una ley natural por la cual el buen funcionamiento del sistema
económico estaría asegurado sin la intervención del Estado. Su doctrina queda
resumida en la expresión laissez faire.
El origen del término fisiocracia proviene del griego y quiere decir "gobierno de
la naturaleza", al considerar los fisiócratas que las leyes humanas debían estar
en armonía con las leyes de la naturaleza. Esto está relacionado con la idea de
que solo en las actividades agrícolas la naturaleza posibilita que el producto
obtenido sea mayor que los insumos utilizados en la producción surgiendo así
un excedente económico.
Los fisiócratas calificaron de estériles las actividades como la manufactura o el
comercio donde la incautación sería insuficiente para reponer los insumos
utilizados.
Teoría fisiocrática
La fisiocracia surge como una reacción de tipo intelectual a la común
concepción de la mente intervencionista del pensamiento mercantilista.
Insistían en que la intervención de intermediarios en varias etapas del proceso
de la producción y distribución de bienes tiende a reducir el nivel total de
prosperidad y producción económica. Ejemplos de estas intervenciones eran
muchas pero los fisiócratas se fijaban en los controles gubernamentales tales
como los monopolios, impuestos excesivos, burgueses parasitarios y el
feudalismo Europeo. Estas prácticas estaban asociadas con el corporativismo
comercial o el énfasis desmesurado en el crecimiento industrial, los cuales
estaban y están basados en el restrictivo interés privado. Y para ahondar más
las diferencias, estudiaron los fondos, por lo que propugnaban el impuesto
único sobre la tierra y sugerían la anulación de todos los establecidos por los
mercantilistas. La tendencia general de los fisiócratas es el Librecambismo. La
tarea del economista se reduce a descubrir el juego de las leyes naturales. La
intervención del Estado es inútil, pues no haría otra cosa que interferir ese
orden esencial. El interés de los fisiócratas se concentraba en gran medida en
la definición de una estrategia macroeconómica de desarrollo que incluyera
políticas coherentes. Es el primer movimiento que adopta un acercamiento
sistemático a la teoría económica. Se creía que si esta ley era estudiada y
enmendada, derivaría en condiciones armoniosas y beneficiosas para toda la
humanidad. Fisiocracia se aplica al concepto total de un gobierno, no
necesariamente a la actividad económica solamente. Porque los padres de
esta teoría política veían el progreso económico como inseparable del progreso
social, argumentando que gracias a la incrementada prosperidad natural, las
rivalidades entre grupos oponentes van a disminuir porque al final del día va a
costar más de lo que vale.
Fisiocracia como ciencia social
Los fisiocráticos son generalmente considerados como los fundadores reales
de las ciencias sociales. Fueron, de hecho, los primeros en emplear el método
científico, en dirigir un movimiento que hizo investigaciones sobre fenómenos
sociales.
Un movimiento comparable con el desarrollo de la química. Es entonces
cuando escritores como Rousseau basan su origen de sociedad en un acuerdo
entre hombres y un contrato social. Encontró el origen de la legislatura, los
caprichos de los hombres y criticó la propiedad individual y la desigualdad entre
hombres. Montesquieu habla de las leyes que gobiernan todo en la tierra como
la materia y la naturaleza, y que el hombre no es diferente en ese sentido. Todo
este pensamiento nació de los descubrimientos fisiocráticos. Ellos propusieron
que las sociedades no nacieron por casualidad, sino que provienen de la
naturaleza del hombre. La sociedad es el proveedor de la libertad, ya que no
podemos sobrevivir como especie sin la ayuda de nuestros hermanos. El deseo
de asociación nos unifica; el interés personal nos mueve. Dos fuerzas
aparentemente antagonistas producen una acción armoniosa. Pero esta
sociedad incluye el principio de que cada derecho involucra una obligación
correlativa y recíproca (Higgs).
Si no se aceptaban estos términos y surgían crímenes o desobediencias, la
autoridad velaba para que se cumpliera la ley. Es importante notar que la
autoridad no puede crear leyes, sino solo administrar su seguimiento. Ellos
recomendaban el uso de un príncipe absoluto que siempre tiene que tener su
interés volcado en los intereses personales de su ciudadanía. Solo debía haber
un impuesto sobre la tierra que se pagaba a las instituciones gubernamentales.
Como una contrapartida a su poder habría un instituto independiente judicial
que aseguraba el seguimiento de las leyes naturales de parte del soberano. Y
también de administrar un sistema de educación suficientemente grande para
dar a cada ciudadano el entendimiento de las leyes sociales y naturales. Es
importante notar que no todos los fundadores fisiocráticos estaban de acuerdo
en este tema. El más notable entre ellos fue Turgot (Higgs).
Crítica a la fisiocrática
La fisiocracia no fue recibida con los brazos abiertos por muchas razones, no
siendo todas intelectuales. Sus oponentes fueron muchos, incluyendo a
los mercantilistas que hasta entonces habían dirigido la política económica de
la corte de Francia, y a los incipientes liberales liderados por Adam Smith,
quien publicaría una respuesta crítica a la fisiocracia. Aunque Smith creía en
muchas de las doctrinas expuestas por los fisiócratas, no aceptaba el
calificativo de las clases mercantiles y artesanales como estériles e
improductivas. Sí reconocía que la agricultura era la más productiva de las
ocupaciones, pero sostenía que las otras ocupaciones deberían ser
denominadas como menos productivas, no como improductivas. Para
demostrar la verdad de su afirmación, Smith observó que incluso la clase social
más baja "produce anualmente el valor de su propio consumo anual, y
perpetúa, al menos, la existencia del capital que le mantiene y emplea."
Otro crítico, Alexander Hamilton, condena la idea de impuestos y renta sobre la
tierra diciendo: "Parece haberse pasado por alto que la tierra es en sí un
capital, anticipado o alquilado por el propietario al arrendatario, y que la renta
que recibe es sólo el beneficio ordinario de un cierto capital en forma de la
tierra, no explotada por el mismo propietario, sino por otro, al que se la presta o
alquila, y el que, de su parte, anticipa un segundo capital, para preparar y
mejorar la tierra, por el que recibe el beneficio usual.
ESCUELA FISIOCRÁTICA MAXISTA
La economía marxista es la escuela de pensamiento económico inspirada en la
obra de Karl Marx. La mayoría de los conceptos más importantes y
fundamentales de esta escuela fueron desarrollados por Marx en su obra
principal capital; entre ellos, fuerza de
trabajo, lumpemproletariado, proletariado y burguesía (en sentido de clase
social), lucha de clases, plusvalía, materialismo histórico, explotación y la teoría
del valor trabajo.
Marx representa un personaje fundamental en la historia del pensamiento
económico. Muchos académicos hacen una distinción entre la economía
marxista y el marxismo, manifestando que hay una separación intelectual clara
entre los principios económicos expuestos por Marx y su apoyo al socialismo
revolucionario y la revolución del proletariado.
Crítica marxista a la economía clásico
cómo la producción de la sociedad se distribuye entre las clases dentro de la
sociedad. La versión más madura de esta teoría, presentada en Principios de
economía política y tributación (1817), se basaba en una teoría del valor del
trabajo en la que el valor de cualquier objeto producido es igual al trabajo
incorporado en el objeto. También es notable en la teoría económica de Ricardo
que el beneficio era una deducción de la producción de la sociedad y que los
salarios y los beneficios estaban inversamente relacionados: un aumento en el
beneficio se producía a expensas de una reducción en los salarios. Marx
construyó gran parte del análisis económico formal que se encuentra en El
capital de la teoría económica de Ricardo.
Metodología: materialismo Histórico
Según el teórico ruso Gueorgui Plejánov —apodado el «Padre del marxismo
ruso»— Marx desarrolló en sus trabajos la concepción materialista de la historia
o materialismo histórico como método de análisis. No debe confundirse con el
término «materialismo dialéctico» que es el sistema filosófico usado por Marx y
profundizado teóricamente por Engels.
Muchos escritores notan que el materialismo histórico representó una
revolución en el pensamiento humano y un quiebre de las formas previas de
entender la base del cambio en varias sociedades humanas. [cita requerida]
Materialista
Esta comprensión contrarresta la noción de que la historia humana es
simplemente una serie de accidentes, ya sea sin causa subyacente o causada
por seres sobrenaturales o fuerzas que ejercen su voluntad en la sociedad. Esto
postula que la historia se hace como resultado de la lucha entre diferentes
clases sociales arraigadas en la base económica subyacente.

John Bellamy Foster afirma que el materialismo histórico es importante para


explicar la historia desde una perspectiva científica, siguiendo el método
científico, a diferencia de las teorías del sistema de creencias como
el creacionismo y el diseño inteligente, que no basan sus creencias en hechos e
hipótesis verificables.[cita requerida]
Historicista
En palabras de Marx, «existe una coherencia en la historia humana» porque
cada generación hereda las fuerzas productivas desarrolladas previamente y, a
su vez, las desarrolla más antes de pasarlas a la siguiente generación. Además,
esta coherencia involucra cada vez más a la humanidad cuanto más desarrollen
y se expandan las fuerzas productivas para unir a las personas en la producción
y el intercambio.

Marx impuso la idea de que la historia no consiste en un desarrollo continuo


sino que se trata de una serie de desarrollos que producen los conflictos, que
representan el motor del movimiento histórico. En estos conflictos se ponen de
manifiesto una de las tesis de Hegel, la transformación de la cantidad en
cualidad, porque el conflicto produce la ruptura que hace posible otra etapa del
desarrollo histórico. En general, la importancia del estudio de la historia reside
en la capacidad de la historia para explicar el presente.
Racional-científico
Para desarrollar sus teorías, además de consultar documentos oficiales, Marx
solicitaba a menudo datos de primera mano sobre economía a su amigo Engels,
quien por su experiencia como industrial podía conseguir datos recientes y
exactos.
El uso de estadísticas oficiales actualizadas, el análisis interdisciplinar y crítico, y
su «pluralismo metodológico»[4] hacen de Marx y su método pioneros en la
sociología como ciencia. [5]
Dialéctica
Usada de manera despareja entre los marxistas la lógica dialéctica, un método
ideado por Georg Wilhelm Friedrich Hegel, fue usada por Marx. La dialéctica se
centra en la relación y el cambio, y percibe al universo como compuestos de
objetos dinámicos, interrelacionados y en constante cambio y movimiento. Un
componente de la dialéctica es la abstracción. Uno puede abstraer objetos, pero
también, y más típicamente, relaciones y procesos de cambio. Una abstracción
puede ser extensa o estrecha, puede centrarse en generalidades o aspectos
específicos, y puede hacerse desde varios puntos de vista. Por ejemplo, una
venta puede extraerse del punto de vista del comprador o vendedor, y se puede
abstraer una venta o venta en particular en general. Otro componente es la
deducción dialéctica de categorías. Marx usa la noción de categorías de Hegel,
que son formas, para la economía: la forma mercantil, la forma monetaria, la
forma capital, etc., deben ser deducidas sistemáticamente en lugar de ser
captadas de manera externa como lo hacen los economistas burgueses. Esto
corresponde a la crítica de Hegel a la filosofía trascendental de Kant.
REFORMA AGRARIA
Bolivia vivió una profunda conmoción social por efecto de las generalizadas
ocupaciones de haciendas en regiones de los valles y del altiplano a principios
de la década de 1950. Cuando, en abril de 1952 tomó el poder por las armas,
el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) no tenía claro su programa
respecto a la cuestión de la tierra, aunque había formulado varios diseños
provisorios que no llegaban a la propuesta explícita de una reforma agraria.
Ésta se realizó como consecuencia de la rebelión indígena y de las tomas de
tierras. Un año después de que entró en funciones el gobierno revolucionario,
se promulgó en Ucureña el decreto que dio legalidad a la liberalización de la
fuerza de trabajo rural-indígena y al reparto de tierras.

La Ley de Reforma Agraria de Bolivia se inspiró en el proceso similar iniciado


35 años antes en México, sólo que a diferencia de la revolución y reforma
agraria mexicana, en Bolivia se generó un neolatifundismo en las tierras del
oriente con la repartición de vastos territorios a supuestos hacendados.

2Dejando momentáneamente de lado la producción dedicada a analizar la


problemática a partir de la Ley INRA de 1996, y sus modificaciones
posteriores, otros dos momentos nodales concentraron la atención de los
investigadores: la Revolución Nacional de 1952 con la consiguiente Reforma
Agraria de 1953 y, más atrás en el tiempo, el período decimonónico de las
reformas liberales desamortizadoras, aceleradas desde 1860.

3Sin duda alguna la Reforma de 1953 es el hito más importante en la historia


agraria y socio-económica boliviana, especialmente para las tierras altas
occidentales. No sólo reconoció los derechos colectivos (comunales) a la
propiedad, sino que también puso fin a la servidumbre rural y al pongueaje
permitiendo a miles de campesinos acceder a la propiedad individual de las
parcelas que ocupaban en las haciendas.

A mediados de década de 1970, la reforma agraria había sido abandonada,


pero se ignora cuándo dejó de ser aplicada. Todos los gobiernos fueron
negligentes en la conducción del proceso reformista. Las dictaduras militares
se destacaron por la distribución gratuita y arbitraria de tierras, especialmente
en el oriente, para pagar apoyos y lealtades políticas.

Ante el escándalo de la apropiación ilícita de 100 000 hectáreas de tierras por


el Ministro de Educación del gobierno de Jaime Paz Zamora, en 1992 el
gobierno decidió intervenir el Consejo Nacional de Reforma Agraria y el
Instituto Nacional de Colonización para frenar la corrupción y poner orden en el
caos administrativo: para ello dio un plazo de tres meses.

Los tres meses se convirtieron en cuatro años de esfuerzos y dificultades para


intentar llegar a un acuerdo acerca de un Programa Nacional de Administración
de Tierras y, simultáneamente, elaborar una nueva ley con una visión jurídica
más moderna de la administración de la reforma agraria.

Entre 1992 y 1996 el país vivió momentos de grandes debates y movilizaciones


campesinas e indígenas, además de protestas empresariales y sociales que
concluyeron con la promulgación -a fines de 1996- de la Ley del Instituto
Nacional de Reforma Agraria (INRA). Esta ley fue aprobada sin un consenso
suficiente, y el esfuerzo de concertación fue extremo. Difícilmente se lograría
una Ley de Reforma Agraria concertada entre terratenientes y campesinos sin
tierra. Los principales impugnadores fueron los grupos de poder del oriente, y
en menor medida las organizaciones sindicales del occidente.

El INRA lleva ya siete años aplicando la ley, y con este fin ha hecho inversiones
por alrededor de 42 millones de dólares EE.UU. otorgados por organismos de
cooperación internacional. Estos recursos se han destinado principalmente al
proceso de saneamiento y titulación de las tierras comunitarias de origen (TCO)
en la región de los llanos y del oriente, sobre todo mediante un proceso de
tercerización de contratos con empresas privadas que llevaron a cabo
evaluaciones técnico-jurídicas de los expedientes agrarios, pericias de campo,
estudios de georreferencia, y registros y catastro de los predios.

Sin embargo, el proceso de saneamiento se realiza ignorando el marco global


de la Ley INRA, que dispone un proceso simultáneo de expropiación,
devolución y redistribución. El saneamiento se aplica como si en Bolivia la
reforma agraria ya hubiese concluido, y como si lo único que faltase para cerrar
el ciclo fuese el fortalecimiento jurídico del derecho propietario. Esa es la mayor
tergiversación del mandato constitucional de la Ley de Reforma Agraria.

EN LA REGIÓN ANDINA YA NO HAY TIERRAS DISPONIBLES

El fenómeno simultáneo de abandono de tierras erosionadas y presión por


nueva tierra no es exclusivo de Bolivia. Ocurre en todos los lugares en los que
las dinámicas poblacionales no están orientadas por políticas públicas de
asentamientos humanos y ordenamiento territorial y en los que se que agudiza
al mismo tiempo el proceso de deterioro de los recursos naturales por efecto de
la sobreexplotación. Las prácticas de desmonte, roza y quema son comunes en
las agriculturas itinerantes de la Amazonía y de los llanos, mientras que en las
tierras de altura, en el altiplano y valles, los ciclos de rotación y descanso se
han interrumpido.

En la región andina del altiplano y valles ya no hay más tierra que distribuir.
Toda o casi toda la tierra ya fue distribuida con la Reforma Agraria de 1953. Y
toda o casi toda la tierra distribuida mediante reparto y devolución a las
comunidades indígenas está siendo sometida a fuerte presión debido al uso
excesivo ejercido por las unidades familiares productoras campesinas
indígenas.

La gran mayoría de las tierras en dotación colectiva se dedican al pastoreo


siguiendo complejas fórmulas de turnos, alquileres, herbajeo y períodos, o se
han distribuido de forma fragmentada para uso familiar. Esto ha complicado las
relaciones intracomunitarias.

1. La reforma agraria debe continuar mediante la recuperación de tierras


ilegales
Las reformas agrarias son momentos de inflexión histórica, debido a la ruptura
de las estructuras prevalecientes de propiedad y tenencia de la tierra y de los
regímenes de trabajo. Así ocurrió con la reforma mexicana, que duró más de
75 años (1917-1992), y la boliviana, que se inició hace medio siglo y que
continúa vigente formalmente pero que está «aletargada», y ha sido
manipulada, corrompida y desvirtuada desde hace más de tres décadas.
Parece que la frustración de las expectativas despertadas con la aprobación de
la Ley INRA y el mantenimiento de la concentración de la propiedad de la tierra
en los llanos y la Amazonía en manos de grupos de poder -situaciones
simultáneas a las demandas de titulación de territorios indígenas y las cada vez
más frecuentes ocupaciones de tierras realizadas por el Movimiento sin Tierra-
están llevando a Bolivia a un nuevo momento de inflexión histórica, en el cual
es indispensable replantear el concepto global de reforma agraria.

No es verdad que la reforma agraria sea cosa del pasado, ni que carezca de
vigencia. La reforma agraria boliviana no ha concluido, y es por eso que la Ley
INRA fue concebida como el instrumento de modernización del proceso de
distribución y redistribución de tierras y fortalecimiento de la seguridad jurídica
de la tierra para todo el que la trabaja. Sin embargo, algunas autoridades
públicas y organismos de cooperación dan al proceso reformista el carácter de
una «contrarreforma agraria» -en el marco de las políticas de ajuste neoliberal-
centrada exclusivamente en el saneamiento de las tierras con el propósito de
legalizar la propiedad. Es necesario dejar en claro, ante los movimientos
sociales y las instituciones públicas del más alto nivel, que la reforma agraria
continúa plenamente vigente en Bolivia.

2. El sistema político debe pronunciarse explícitamente sobre la reforma


agraria

La reforma agraria debiera ser un asunto central del programa de política


nacional. La reforma agraria es un asunto aún no resuelto, que está pendiente
para los gobiernos, la sociedad, las instituciones y principalmente los partidos
políticos. La reforma agraria -en una concepción moderna- implica el uso de
diversos instrumentos y formas de acceder a la propiedad: reparto, arriendo,
alquiler o compra-venta, según las circunstancias y combinando diferentes
modalidades como condición del desarrollo rural sostenible.

Los líderes políticos prefieren las ambigüedades y no reconocen que es


necesaria una nueva fase de la reforma agraria. Pero para que ésta tenga
carácter de reforma debe haber un interlocutor público autorizado y deben
existir unas instituciones y órganos públicos que acompañen este proceso.
Cuanto más claro sea el mensaje de los líderes políticos y más rápido sea el
proceso, mejores serán los resultados. Sin embargo, con la excepción de los
partidos políticos de origen campesino-indígena como el Movimiento al
Socialismo (MAS) y el Movimiento Indígena Pachakuti (MIP), el resto del
sistema político no quiere precisar su posición sobre este tema fundamental
porque de una manera u otra prefiere que las cosas sigan como están. Bolivia
necesita iniciar una nueva etapa en el proceso de la reforma agraria que no
solamente fortalezca la seguridad jurídica sino que cambie la estructura de la
propiedad de la tierra, elimine el latifundio y el minifundio y promueva el uso
sostenible de los recursos naturales.

3. La tierra al que la trabaja

En el pasado, el Consejo Ciudadano, creado para promover la reforma de la


Constitución Política del Estado, propuso la eliminación del principio básico de
que el trabajo es la fuente de derecho propietario sobre la tierra. Esta
propuesta debía transformar por completo la estructura jurídico-agraria. El
principio de que la tierra es de quien la trabaja también está contenido en las
constituciones de muchos otros países de América Latina.

Eliminar este principio agudizaría la inseguridad jurídica y promovería la


reconcentración latifundiaria improductiva de la tierra. Este es un asunto de
orden político pero también económico. En el marco de la proyectada reforma
constitucional, es necesario mantener el principio fundamental de que la tierra
es de quien la trabaja porque existe una estrecha relación entre la construcción
de la democracia y la ciudadanía y el acceso a los recursos naturales. No
puede haber democracia económica si no hay acceso equitativo, jurídicamente
seguro y ambientalmente sostenible a los recursos naturales. No puede haber
inclusión económica si persiste la desigualdad en el acceso a los recursos. El
cumplimiento de la función económico-social a través del trabajo de la tierra -en
las diversas formas establecidas en la Ley INRA- es un elemento clave del
ordenamiento agrario.

4. Promover el ejercicio por la mujer del derecho de propiedad

Otro de los grandes problemas del acceso a la tierra en Bolivia es la


desigualdad de género. Gran parte de los títulos de propiedad otorgados por la
Reforma Agraria de 1953 están a nombre del jefe de familia varón. La sucesión
hereditaria dispone que la tierra se distribuya por igual entre los hijos e hijas
pero, en la práctica, los hombres han acumulado más tierra que las mujeres.
Esta situación se debe a prácticas sociales tradicionales machistas de la
sociedad rural que relegan a la mujer a papeles secundarios.

La Ley INRA contempla mecanismos proactivos para la titulación de las tierras


en favor de la mujer, pero en la realidad esto no ocurre fácilmente. El proceso
de titulación de tierras en favor de la mujer puede ser corregido parcialmente
con la titulación obligatoria a nombre de la pareja y mediante campañas
informativas sistemáticas sobre derechos iguales.

Es necesario encontrar mecanismos que favorezcan el acceso de la mujer a la


propiedad de la tierra en adecuado equilibrio con los usos y las costumbres y
normas consuetudinarias. Éste es un problema todavía irresuelto en Bolivia.

5. Atender las demandas de tierras comunitarias de origen de los pueblos


indígenas

En julio de 2003, para frenar la corriente de tomas de tierras que vive el país, el
Presidente Gonzalo Sánchez de Lozada entregó títulos de propiedad a varios
pueblos indígenas del oriente y del Chaco. Estos títulos habían quedado en
espera de su firma durante casi un año. La Asamblea del Pueblo Guaraní ha
manifestado su frustración porque las superficies tituladas a favor de los
guaraníes eran insuficientes, y así lo han demostrado a las autoridades en
largos años de gestiones. Las superficies entregadas son claramente
insuficientes porque varios hacendados colindantes han logrado que el INRA
acepte como prueba del cumplimiento de la función económica social de sus
haciendas los certificados -emitidos por el Servicio Nacional de Sanidad
Agropecuaria (SENASAG)- de vacunación de 4 000 cabezas de ganado que no
existen. Este ejemplo demuestra cómo la aplicación de la ley -con la
complicidad de las autoridades- se tuerce sistemáticamente en beneficio del
más fuerte.

En la región andina están siguiendo su curso varias demandas de saneamiento


para la titulación de TCO. En algunos casos estas demandas van más allá de
cualquier racionalidad, inclusive en el marco de las más radicales corrientes
indigenistas. Algunas demandas están alentadas por organismos de
cooperación extranjeros, y en ellas se adopta una visión ingenua de la
reconstitución de autonomías jurisdiccionales político-administrativas
precolombinas. Es necesario comprender los nuevos elementos que explican
las particularidades del proceso de relanzamiento de la reforma agraria en
países que, como Bolivia, tienen mayorías indígenas que son extremadamente
pobres y que han accedido a casi toda la tierra disponible en el altiplano y los
valles. Sin embargo, esta tierra es insuficiente, especialmente en la región
montañosa, para permitir un desarrollo sostenible.

No es lo mismo poner en práctica una reforma agraria en un contexto en el que


la identidad étnica está diluida -como en la Argentina- o en países como
Guatemala, Ecuador o Bolivia donde la identidad indígena -más que la
ruralidad- tiene una connotación particular muy fuerte. En Bolivia, la demanda
no es solamente de acceso a la tierra sino al conjunto de los recursos naturales
de los territorios locales, y a la reconstitución de las formas tradicionales de
organización social territorial como los ayllus y capitanías.

En Bolivia, la cuestión indígena no es accesoria ni marginal, sino determinante


y central. La exclusión étnica de la que son víctimas los pueblos indígenas-
campesinos desde hace siglos no ha concluido, y la cuestión indígena debe
estar al centro del debate. Bolivia es un país racista y excluyente en el que en
la práctica los ciudadanos no son iguales. Por lo tanto, el acceso a los recursos
naturales de tierra, agua y bosques por los pueblos indígenas-campesinos
sigue siendo una gran tarea nacional.

6. Regular los mercados de tierras para hacerlos transparentes

Los mercados de tierras son un tema ampliamente debatido en América Latina


a partir de los postulados de organismos multilaterales como el Banco
Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial. A fines de los años
1980, estos organismos lanzaron un planteamiento con una fuerte carga
ideológica que se llamó «Reformas agrarias asistidas por el mercado». Este
eufemismo indica que el acceso a la tierra no debe llevarse a cabo por la vía
administrativa de un órgano público, sino a través del mercado. Sin embargo, el
mercado de tierras es el más imperfecto de todos los mercados, y por lo tanto,
es necesario regularlo. El papel del Estado en la regulación de los mercados de
tierras es central ya que el comportamiento de los sujetos sociales, económicos
y productivos suele favorecer a los más poderosos, que disponen de acceso a
la información y al financiamiento. Pero el principal problema para la puesta en
marcha de un mercado regulado de tierras en Bolivia es el origen ilegal de
muchas propiedades, especialmente en el oriente. Los propietarios no han
accedido a la tierra a través del mercado de tierras: la han recibido gratis del
Estado tras simple pedido, y generalmente por favoritismo político o familiar.
Por eso su derecho propietario es inseguro.

Los grandes latifundios de Bolivia nacieron del reparto, mediante dotación


gratuita. Esas tierras fueron puestas -casi inmediatamente después de
recibidas- en un mercado no transparente que genera utilidades por medio de
las hipotecas, los préstamos bancarios, el «engorde», el loteamiento y la
reventa. Tras una década de comprobar sus limitaciones y haber permitido la
agudización de la pobreza rural y la pérdida de oportunidades para acceder a la
tierra por parte de miles de campesinos e indígenas, los últimos informes del
Banco Mundial (Deininger, 2003) señalan que las reformas agrarias asistidas
por el mercado son sólo una herramienta adicional a la participación del Estado
en la distribución de la tierra.

El mercadeo de tierras entre pobres o entre minifundistas está ampliamente


difundido. Miles de campesinos indígenas compran y venden entre sí muy
pequeñas propiedades de tierras. Generalmente estas transacciones no están
registradas en los Derechos Reales ni en el INRA, pero tienen validez porque
son contratos sociales plenamente aceptados entre las partes y la comunidad.

Sin embargo, en Bolivia no podrá haber mercados de tierras «normales»


mientras no se eliminen las grandes asimetrías en la estructura de la
propiedad, es decir, mientras no se elimine el latifundio improductivo mediante
la acción directa del Estado al amparo de la ley.

7. Involucrar al municipio

Existe una desconexión entre la regulación del ordenamiento de la propiedad


de la tierra, que es impulsado por el Instituto de Reforma Agraria, y la función
que cumple el municipio como órgano público local. A diferencia de otros
países, en Bolivia no hay ninguna relación vinculante entre el proceso de
saneamiento, titulación, registro y catastro (que ejecuta el INRA) y el municipio.
Queda por establecer cuál es la función del municipio en el ordenamiento
territorial, en los planes de uso del suelo, en la administración del catastro y el
cobro del impuesto sobre la tierra, en el reagrupamiento de predios y en los
asentamientos humanos.

Es importante acrecentar el poder local, tanto de autoridades institucionales


como de órganos sociales, no solamente en la solución de conflictos o en la
delimitación de linderos sino en la administración territorial local. Los mejor
capacitados para afrontar y resolver por vía conciliatoria los conflictos de
tenencia son en muchos casos los propios interesados. Solo en los casos en
que no se encuentre solución concertada localmente será necesaria la
intervención de otras instancias. Ni la Ley de Participación Popular ni la Ley
INRA otorgan competencias a los municipios para administrar los recursos
naturales del territorio municipal. Son necesarios ajustes en ambos textos para
fortalecer la capacidad de los agentes sociales locales y de sus instituciones.

El gobierno nacional (2002-2007) ha presentado un programa de relanzamiento


del saneamiento que requiere un financiamiento de 131 millones de dólares
para concluir el proceso de saneamiento en los próximos cuatro años. El plan
de saneamiento está centrado en la tercerización del saneamiento, y en la
reducción de las funciones del INRA a la contratación, regulación, supervisión y
fiscalización de las empresas privadas encargadas de aplicarlo. Se ha
argumentado que el INRA no tiene la capacidad para ejecutar el saneamiento.
De hecho, la casi totalidad del nuevo financiamiento para el saneamiento
provendrá de generosas donaciones externas, condición necesaria ante la
lentitud, politización e indicios de corrupción que había conocido el proceso de
saneamiento.

Las políticas públicas de exclusión del desarrollo rural no han detenido la


tendencia al abandono rural. Es necesario invertir 131 millones de dólares para
relanzar la reforma agraria: devolver y expropiar latifundios, promover
asentamientos humanos, titular, establecer registros y un catastro rural, y
fortalecer el derecho propietario de las tierras que cumplen la función
económica social.

Para amortiguar los efectos de la migración (expulsión) empobrecedora del


campo a la ciudad, es necesario fortalecer un derecho propietario y una
seguridad jurídica que estimulen la inversión en el predio rural. La seguridad
jurídica es un requisito de cualquier plan de desarrollo rural. El proceso de
saneamiento debe ser legitimado socialmente mediante la efectiva participación
ciudadana en las instancias creadas por la ley, por ejemplo las Comisiones
Agrarias Departamentales (CAD) y la Comisión Agraria Nacional (CAN).

9. Promover el «saneamiento interno»

Desde 1996, las modalidades de saneamiento -saneamiento integrado al


catastro (CAT-SAN), saneamiento simple (SAN-SIN) y saneamiento de tierras
comunitarias de rigen (SAN-TCO)- tienen una formulación compleja que debe
simplificarse. Esta simplificación la están llevando a cabo las propias
comunidades a través de lo que han denominado «saneamiento interno». La
comunidad, por la vía de la conciliación y aprobación en asamblea, resuelve
sus problemas de linderos, y actualiza y esclarece el derecho propietario y la
sucesión hereditaria.

El reconocimiento explícito del saneamiento interno en las comunidades es una


herramienta útil y eficaz, más barata, de mayor concertación y con amplia
participación social.

Ley INRA
A diferencia de la Ley de Reforma Agraria de 1953, la Ley INRA establece que
no se puede titular simultáneamente un mismo predio como propiedad colectiva
y propiedad familiar. Las nuevas leyes de tierras que se han promulgado en
América Latina en la última década pretenden en general diferenciar de manera
artificial entre unidades mercantiles (propiedad privada individual) y no
mercantiles (propiedad privada comunal), y por ende reconocen formas de
propiedad excluyentes. Por un lado, la propiedad estrictamente familiar o
individual y, por el otro, la titulación en beneficio de comunidades o de TCO de
propiedad colectiva. Es necesario cambiar esta fórmula.

La realidad está demostrando que desde el inicio de la reforma agraria los


indígenas y campesinos han desarrollado un método combinado, complejo y
flexible, que equilibra sus estrategias de vida según la coyuntura, año agrícola,
condiciones climáticas, enfermedades, crecimiento de la familia, rendimientos
agrícolas y empleo extrapredial (Urioste, 1976). Con un pie en la economía de
mercado y otro en las relaciones de reciprocidad, los indígenas y campesinos
se organizan y acceden a la propiedad de la tierra-territorio combinando el
derecho propietario, la propiedad privada familiar y la propiedad comunitaria.
Esto ocurre especialmente en las comunidades originarias o de ex hacienda, y
mucho menos en las comunidades nuevas en las que las relaciones
mercantiles son dominantes, existe tendencia al monocultivo y la propiedad es
únicamente privada. Es conveniente construir fórmulas jurídicas válidas que
permitan la titulación mixta en beneficio del mismo sujeto. Esta práctica es muy
común en otros continentes.

1. Reagrupar los minifundios

Posiblemente, el mayor problema de la estructura productiva de la región


andina de Bolivia es la enorme fragmentación de la tierra en superficies que
dificultan el manejo de los suelos y las innovaciones tecnológicas. Miles de
propietarios de pequeños fundos rurales ya no viven en el campo, y han dejado
a otros familiares a cargo de sus parcelas. Los campesinos residentes en las
ciudades mantienen, sin embargo, el derecho propietario de sus parcelas: son
propietarios minifundistas ausentes.

Pocos países han encontrado una solución al problema de la fragmentación de


la tierra provocado por la sucesión hereditaria: los pequeños predios no
resultan económicamente viables. Generalmente los países que han puesto
freno a esta tendencia universal tienen instituciones muy sólidas y reglas del
juego claramente respetadas. En algunos casos se beneficia de la herencia
sólo el hijo varón mayor; en otros simplemente se prohíbe la subdivisión del
predio por debajo de una cierta extensión límite, y se deja que los herederos
hagan entre sí los arreglos internos que crean convenientes.

En Bolivia, a pesar de la prohibición expresa de la subdivisión, el Estado está


fomentando el minifundio improductivo al titular predios muy pequeños. En el
colmo de la frivolidad, algún ex presidente se ufanaba de que en su gestión se
tituló más que en la anterior, a sabiendas de que se habían entregado títulos de
hasta 20 ó 30 microparcelas distintas a un mismo propietario, y que cada
parcela tenía un título propio. Hasta hace algunos años organismos
multilaterales como el Banco Mundial y el BID afirmaban que «el mercado es el
único que va a regular los tamaños óptimos de la finca y de las unidades
productivas familiares».

La complejidad de una subdivisión y titulación de minifundios de 500 ó 300 m2


es una irracionalidad económica. Es fundamental promover el reagrupamiento
de los predios y la reconstitución de unidades productivas sostenibles y
rentables mediante conciliaciones entre familiares y vecinos y estímulos
financieros al reagrupamiento. El «saneamiento interno» puede ser una
herramienta que ayude a conseguir este reagrupamiento.

2. Eliminar el latifundio

De manera paralela a la distribución de tierras de ex haciendas a los


comunarios del altiplano y valles, la reforma agraria promovió un nuevo tipo de
latifundismo en el oriente de Bolivia. Según el principio de que las haciendas
ganaderas podían tener hasta un máximo de 50 000 hectáreas, la reforma
agraria boliviana otorgó millones de hectáreas en dotación gratuita a dirigentes
políticos, grupos de poder y cooperativas fantasmas. La boliviana es la única
reforma agraria del mundo que distribuyó gratuitamente superficies de hasta 50
000 ha a simple pedido del interesado. Esta práctica aberrante ha generado
una muy asimétrica estructura dual de la propiedad rural y de los modelos
productivos agropecuarios. A los blancos -mestizos e inmigrantes extranjeros-
se entregó gratuitamente la mejor tierra en zonas enormes que no se trabajan o
se trabajan en forma muy reducida. A los indígenas del occidente, quechuas y
aymaras, se repartieron parcelas en tierras de ex haciendas de muy baja
productividad que han acabado siendo subdivididas al extremo. La reforma
agraria confirmó el carácter racista y excluyente de la sociedad boliviana.

En los llanos y la Amazonía de Bolivia la tierra está concentrada en pocas


manos, especialmente en haciendas ganaderas que reclaman aumentar la
carga animal hasta 25 ha por cabeza de ganado. Estos latifundios -enormes
superficies de tierras no trabajadas en manos de pocas personas o familias-
perjudican el desarrollo y el crecimiento con equidad. A pesar de la Reforma
Agraria de 1953 y de los avances en la titulación de TCO en la región de tierras
bajas tras la aprobación de la Ley INRA, hay miles de indígenas, campesinos y
pequeños productores que no pueden acceder a la tierra.

El latifundio es una rémora del pasado, una estructura de propiedad que frena
la producción, un impedimento para el desarrollo agropecuario, y una forma de
acaparamiento de abundantes recursos naturales. La Constitución Política del
Estado, la Ley de Reforma Agraria y la Ley INRA no reconocen calidad jurídica
al latifundio. Todo latifundio es ilegal. Los latifundios no están permitidos por la
ley; sin embargo existen y no han sido eliminados. Para eliminarlos se debe
aplicar la ley y devolver las tierras que no están cumpliendo la función
económica social. Esto es precisamente lo que no ha hecho el Instituto
Nacional de Reforma Agraria en los últimos siete años. La eliminación del
latifundio -dispuesta en la Ley de Reforma Agraria de 1953 y en la Ley INRA-
es la condición básica para que el proceso agrario recupere credibilidad y
disminuya la presión sobre la tierra. Mientras subsistan latifundios habrá
ocupaciones de tierras.

3. Cobrar el impuesto sobre la tierra a las empresas

La Ley INRA ha establecido una relación compleja entre el impuesto sobre la


tierra y el derecho propietario. Esa fue la principal impugnación que hizo la
Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia
(CSUTCB) en 1996, inmediatamente después de aprobada la ley. Esta
impugnación no ha sido respondida aún. La Ley INRA establece un mecanismo
de mercado para desalentar la tenencia improductiva de la tierra mediante un
impuesto que debe pagar toda persona que reclama un derecho propietario por
encima de la pequeña propiedad, denominado autoevalúo.

Pero en la práctica, el gobierno del General Bánzer ha bajado ese impuesto a


niveles insignificantes y, por lo tanto, quienes poseen veinte, treinta o cincuenta
mil hectáreas de tierra pueden fácilmente pagar dos pesos de impuestos por
hectárea al año sobre tierras que valen 2 000 ó 3 000 dólares la hectárea. El
pago de impuestos exiguos como demostración del cumplimiento de la función
económica social está burlando el proceso de redistribución de tierras y ha
desnaturalizado el proceso reformista. El gobierno del General Bánzer envió,
en 1997, un poderoso mensaje a los grandes propietarios de tierras al indicar
que la Ley INRA no afectaría a sus derechos, que en muchos casos habían
sido adquiridos ilegalmente. En un año de gestión, el gobierno de Sánchez de
Lozada no ha cambiado esta situación. No existe voluntad política para
restablecer el impuesto sobre la tierra, y esta es la demostración de que no
existe un criterio redistributivo en la aplicación de la Ley INRA.

4. Impedir la violencia rural

Históricamente, las fuerzas del orden se han utilizado sólo para reprimir a los
indígenas y campesinos. En los casos recientes de conflictos por el acceso a la
tierra, nunca se ha enviado a policías o soldados para obligar a cumplir la ley a
los grandes propietarios que usurpan la propiedad de indígenas, campesinos o
colonizadores. Con frecuencia, los usurpadores se amparan en documentos,
sellos y firmas, pero sobre todo en la impunidad del ejercicio del poder. La
violencia rural no es generada por los pobres sin tierra sino por los grupos de
poder que cuentan con el apoyo de unas instituciones públicas que tergiversan
las instituciones y las leyes. Cuando éstas fallan, los poderosos no dudan en
usar la fuerza. Para ello contratan a sicarios a quienes encargan asesinar a los
sin tierra. Así ocurrió en Pananti a fines de 2001 (Miranda, 2002). Este caso
sentó un precedente muy grave puesto que los acusados eran los sin tierra, y
los absueltos, los agresores y victimarios de los campesinos.

Es evidente que toda propiedad -familiar o comunitaria- debe ser respetada por
todos, comprendido el Estado, en el marco de las leyes y las normas vigentes.
En teoría, todos los ciudadanos son iguales ante la ley: pequeños productores,
indígenas, empresarios, campesinos, ganaderos, colonizadores, barraqueros,
madereros. Pero lamentablemente en la práctica no son iguales cuando se
aplica la ley.
En Bolivia, a pesar de la existencia de leyes avanzadas, prima la ley del más
fuerte. Hay un «paternalismo de Estado» a favor de los grandes propietarios de
tierras que tiene una connotación regionalista y establece diferencias entre el
oriente y el occidente: esta discriminación oculta un racismo antiindígena
andino. La impunidad de los asesinatos, como en caso de Pananti, está
abriendo la puerta a la generalización de la violencia rural ligada al acceso a la
tierra. En otros países de la región, por ejemplo, Guatemala y Colombia, el
conflicto por el acceso a la tierra ha desatado dolorosas guerras civiles que aún
perduran. Bolivia debe hacer todos los esfuerzos por evitar la violencia rural, y
la ley debe ser cumplida estrictamente.

REFERÉNDUM POR EVO MORALES


En tres elecciones consecutivas, el presidente Evo Morales obtuvo una
votación arrasadora de más del 50% de los votos, llegando a su punto más alto
con más del 64% de los votos en 2009.
Pero años después, Morales, que era el presidente latinoamericano que más
años había estado en el poder (casi 14 años) y el primer presidente indígena
de Bolivia, desafió a la Constitución con una postulación a un cuarto mandato
presidencial, según coinciden varios analistas, que junto a un escándalo de
fraude electoral en 2019 marcaron un punto de quiebre para el dirigente
indígena.
Damián Andrada, investigador de la Universidad Del Salvador y de la Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO, en Argentina, que es experto
en política boliviana, dijo que el problema de Morales fue una falla política por
querer pasar por encima de la Constitución.
"El problema puntual fue centrarse en la reelección, no respetar la constitución
sancionada en 2009 ni el referéndum de 2016 (sobre su reelección) que perdió
y no respetó”, le dijo a CNN Radio Argentina.
“Esos tres errores políticos se activaron junto al freno provisorio del escrutinio.
Esos tres puntos y el freno al escrutinio fue lo que activó todo este
descontento”, dijo el analista.
Juan Negri, docente de la Universidad de San Martín (UNSAM) y la
Universidad Di Tella, dijo también en CNN Radio Argentina que Morales "fue
muy irresponsable y dio señales de que se quería quedar a cualquier costo".
El expresidente Jorge Quiroga, también señaló que la decisión de Morales de
quedarse en el poder "eternamente" fue una violación a la Constitución que
desconoció la voluntad popular.
El referendo de 2016
Este fue el punto de quiebre para Morales, según los analistas. En 2016, el
presidente boliviano perdió un referendo constitucional con el que pretendía
postularse como candidato para un cuarto período en la presidencia. La opción
del No a un cuarto mandato presidencial ganó con el 51,3% de los votos frente
a un 48,7% que obtuvo el sí.
En ese entonces, Morales dijo que "gane el Sí o gane el No, vamos a respetar,
ésa es la democracia”.
Pero en 2018, el Tribunal Supremo Electoral autorizó la inscripción de Morales
como candidato a las elecciones presidenciales de 2019, ignorando el
resultado del referéndum de 2016 que negaba la modificación de la
Constitución para autorizar la reelección indefinida.
Y esa es una de las razones por las que el líder opositor Luis Fernando
Camacho, presidente del Comité Pro Santa Cruz desde 2017, ha librado una
lucha "para defender la democracia" en Bolivia, pues dice que Morales es un
"dictador".
“El único golpe que se le dio a este país fue él, [que] no respeto al voto de
febrero de 2016”.

BOLIVIA
El referendo de 2016, el momento en el que Evo Morales empezó a perder
apoyo
En tres elecciones consecutivas, el presidente Evo Morales obtuvo una
votación arrasadora de más del 50% de los votos, llegando a su punto más alto
con más del 64% de los votos en 2009.
Pero años después, Morales, que era el presidente latinoamericano que más
años había estado en el poder (casi 14 años) y el primer presidente indígena
de Bolivia, desafió a la Constitución con una postulación a un cuarto mandato
presidencial, según coinciden varios analistas, que junto a un escándalo de
fraude electoral en 2019 marcaron un punto de quiebre para el dirigente
indígena.
Damián Andrada, investigador de la Universidad Del Salvador y de la Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO, en Argentina, que es experto
en política boliviana, dijo que el problema de Morales fue una falla política por
querer pasar por encima de la Constitución.
"El problema puntual fue centrarse en la reelección, no respetar la constitución
sancionada en 2009 ni el referéndum de 2016 (sobre su reelección) que perdió
y no respetó”.
“Esos tres errores políticos se activaron junto al freno provisorio del escrutinio.
Esos tres puntos y el freno al escrutinio fue lo que activó todo este
descontento”, dijo el analista.
Juan Negri, docente de la Universidad de San Martín (UNSAM) y la
Universidad Di Tella, dijo también en CNN Radio Argentina que Morales "fue
muy irresponsable y dio señales de que se quería quedar a cualquier costo".
El expresidente Jorge Quiroga, también señaló que la decisión de Morales de
quedarse en el poder "eternamente" fue una violación a la Constitución que
desconoció la voluntad popular.
"Estaba claro que la única forma que podía prevalecer era intentar robarse la
Presidencia, el fraude fue descomunal", dijo el expresidente..
Ese punto de quiebre se vio en los resultados electorales, pues aunque durante
años la diferencia de votos con sus más cercanos contrincantes fue abismal, y
la diferencia de votos entre Morales y Carlos Mesa, fue de poco más de 10
puntos porcentuales, pero la OEA pero la OEA concluyó que es “improbable
estadísticamente” que Morales haya ganada las elecciones en la primera
vuelta.
Tras las elecciones del 20 de octubre miles de bolivianos salieron a las calles a
manifestar su descontento por las irregularidades en el proceso electoral, otros
marcharon a favor de Morales.
Sin embargo, aunque para muchos la postulación es inconstitucional, su
inscripción el Tribunal Electoral de Bolivia autorizó la cuarta inscripción de
Morales a unas presidenciales invocando un derecho humano.
El canciller de Bolivia Diego Pary, dijo en CNN en Español que la Constitución
no fue modificada para esta nueva postulación, pero que el gobierno apeló a
una figura jurídica (la del derecho humano a reelegirse) que se ha aplicado en
otros países.
"El presidente ha sido completamente habilitado al igual que los otros
candidatos y es el pueblo boliviano el que tiene que decidir si continúa o no en
ese nuevo periodo presidencial (2020-2025)", dijo Pary en CNN. El canciller
dijo que la habilitación del presidente está "en el marco de la Constitución".
El referendo de 2016
Este fue el punto de quiebre para Morales, según los analistas. En 2016, el
presidente boliviano perdió un referendo constitucional con el que pretendía
postularse como candidato para un cuarto período en la presidencia. La opción
del No a un cuarto mandato presidencial ganó con el 51,3% de los votos frente
a un 48,7% que obtuvo el sí.
En ese entonces, Morales dijo que "gane el Sí o gane el No, vamos a respetar,
ésa es la democracia”.
Pero en 2018, el Tribunal Supremo Electoral autorizó la inscripción de Morales
como candidato a las elecciones presidenciales de 2019, ignorando el
resultado del referéndum de 2016 que negaba la modificación de la
Constitución para autorizar la reelección indefinida.
Y esa es una de las razones por las que el líder opositor Luis Fernando
Camacho, presidente del Comité Pro Santa Cruz desde 2017, ha librado una
lucha "para defender la democracia" en Bolivia, pues dice que Morales es un
"dictador".
“El único golpe que se le dio a este país fue él, [que] no respeto al voto de
febrero de 2016”, le dijo a CNN en Español Camacho.
“El golpe de Estado lo dio él con el fallo del Tribunal Constitucional", reiteró.
El analista político boliviano Carlos Toranzo señaló que el "punto de quiebre"
de Evo Morales fue el referéndum de febrero de 2016, pues el presidente dijo
que si ganaba el no, se retiraría, pero no lo hizo.
personalidad", pues construyó un Museo en su nombre que costó más de 7
millones de dólares. También señaló que hubo "despilfarro", pues construyó un
nuevo palacio de gobierno, La Casa Grande del Pueblo, un ostentoso edificio
de 36 millones de dólares. El Gobierno dijo era un "símbolo fundamental del
proceso de cambio del presidente Evo Morales”.
Señalamientos de abuso del poder por parte de la oposición
Pero aunque los analistas coinciden en que postularse a un cuarto mandato fue
un error para Morales, lo cierto es que los señalamientos de abuso de poder
por parte de los opositores contra Morales no son nuevos.
Ya para las elecciones de 2013 la oposición había señalado que la decisión del
Tribunal Constitucional, de dejar que Morales se presentara por tercera vez a
una campaña presidencial, era algo abusivo. Esta decisión no tenía
precedentes en Bolivia para ese momento. Morales celebró que "una de las
vías constitucionales planteadas por movimientos sociales" fue reconocida y lo
habilitó para un cuarto mandato.
Al año siguiente, Morales consiguió la reelección con un apoyo del 61,04
%, mientras que el empresario Samuel Doria Medina, del Partido de Unidad
Demócrata, obtuvo un poco más de la tercera parte de los votos de Morales
con un 24,49 %.
Los partidos de oposición pusieron en duda la transparencia del proceso
electoral de Bolivia.
Edwin Herrera, excandidato al movimiento Sin Miedo, dijo que en Bolivia hubo
"un colosal fraude electoral digitado desde el Movimiento Al Socialismo, desde
el gobierno, pero que también ha sido operado por el Tribunal Supremo
Electoral". Morales expresó su preocupación por la tardanza en el cómputo
oficial y dijo que "jamás el gobierno ni manipula, ni da uso de carácter
favoritismo al MAS nunca". El Vocal del Tribunal Electoral, Ramiro Paredes,
defendió el trabajo de esa institución.
Las victorias electorales de Morales
Morales, que fue el primer presidente indígena en liderar Bolivia, tuvo un gran
apoyo popular, alcanzando cifras mayoritarias en las elecciones durante años.
Como otros latinoamericanos de su tiempo, se aferró al socialismo como
respuesta a la desigualdad.
En las elecciones de 2002, cuando era diputado por Cochabamba en el
Congreso Nacional, Morales obtuvo el 20,94% en primera vuelta, muy cerca de
Gonzalo Sanchez de Lozada, que obtuvo el 22,46% de los votos. Este último
fue declarado presidente en segunda vuelta, elegida por el Congreso, según la
Constitución vigente de ese entonces.
Pero en 2005 Morales haría historia no solo ganando la presidencia, sino casi
que duplicando a su más cercano competidor, Jorge Quiroga, que ya había
sido presidente entre agosto de 2001 y 2002. En esas elecciones Morales
obtuvo el 53,7% de los votos sobre un 28,5% de Quiroga.
En 2009, Bolivia celebró elecciones después de un referéndum constitucional
celebrado a principios de ese mismo año y el líder del partido Movimiento Al
Socialismo obtuvo una histórica votación: 64,22% frente al 26,46% de su
principal competidor, Manfred Reyes Villa.
El MAS liderado por Morales, también obtuvo más de dos tercios de senadores
y diputados en esas elecciones, por tanto quedó liderando la Asamblea
Legislativa Plurinacional.
Para 2014, tras ganar las presidenciales, ante una multitud de simpatizantes en
La Paz, Morales, dedicó su triunfo "a todos los pueblos de América Latina y del
mundo que luchan contra el capitalismo y contra el imperialismo”.
Las victorias electorales de Morales
Morales, que fue el primer presidente indígena en liderar Bolivia, tuvo un gran
apoyo popular, alcanzando cifras mayoritarias en las elecciones durante años.
Como otros latinoamericanos de su tiempo, se aferró al socialismo como
respuesta a la desigualdad.
En las elecciones de 2002, cuando era diputado por Cochabamba en el
Congreso Nacional, Morales obtuvo el 20,94% en primera vuelta, muy cerca de
Gonzalo Sanchez de Lozada, que obtuvo el 22,46% de los votos. Este último
fue declarado presidente en segunda vuelta, elegida por el Congreso, según la
Constitución vigente de ese entonces.
Pero en 2005 Morales haría historia no solo ganando la presidencia, sino casi
que duplicando a su más cercano competidor, Jorge Quiroga, que ya había
sido presidente entre agosto de 2001 y 2002. En esas elecciones Morales
obtuvo el 53,7% de los votos sobre un 28,5% de Quiroga.
En 2009, Bolivia celebró elecciones después de un referéndum constitucional
celebrado a principios de ese mismo año y el líder del partido Movimiento Al
Socialismo obtuvo una histórica votación: 64,22% frente al 26,46% de su
principal competidor, Manfred Reyes Villa.
El MAS liderado por Morales, también obtuvo más de dos tercios de senadores
y diputados en esas elecciones, por tanto quedó liderando la Asamblea
Legislativa Plurinacional.
Para 2014, tras ganar las presidenciales, ante una multitud de simpatizantes en
La Paz, Morales, dedicó su triunfo "a todos los pueblos de América Latina y del
mundo que luchan contra el capitalismo y contra el imperialismo ”.
EL PROBLEMA DE LA DISTRIBUCIÓN DE TIERRA EN BOLIVIA

La Ley 1715 del Servicio Nacional de Reforma Agraria (Ley INRA) y también la
Ley 3545 de Reconducción de Comunitaria de la Reforma Agraria, que modifica
a la primera, establecen como objeto, entre otros, garantizar el derecho
propietario de la tierra, regular el proceso de saneamiento de la propiedad
agraria y establecer la estructura y atribuciones del régimen de distribución de
tierras en el país. De manera muy sucinta, y salvando generalizaciones, a
continuación, se describen algunos elementos que intentan aportar a la
consideración del cumplimiento de estos objetivos.
Han pasado 25 años desde la promulgación de la ley INRA y 14 años desde la
Ley de Reconducción y durante buena parte de este tiempo, el mayor esfuerzo
en cuanto a aplicación de estas normas ha estado dirigido al saneamiento de la
propiedad agraria.

Breve descripción del avance del saneamiento de tierras en el país

En los primeros años, esta tarea fue encomendada a empresas privadas de


origen extranjero; el Instituto Nacional de Reforma Agraria se dedicaba en ese
entonces a brindar un control de calidad en el proceso. En esos años se
priorizaron las demandas de Tierras Comunitarias de Origen (TCO) más
grandes en las tierras bajas del país y también el departamento de Chuquisaca,
como territorio piloto para la aplicación del saneamiento integrado al catastro
(CAT-SAN). Este periodo no exhibió grandes resultados por una serie de
razones, entre ellas un presupuesto limitado, la falta de voluntad política e
incluso restricciones de orden tecnológico.

A partir de la llegada del MAS al poder en 2005, se pretendió brindar un


enfoque más comunitario al proceso agrario, especialmente con la
promulgación de la Ley 3545. Por ello, durante la primera gestión de ese
gobierno, el INRA se hizo cargo de llevar adelante el saneamiento de tierras y
se avanzó visiblemente en la titulación de TCO y tierras colectivas e
individuales de comunidades campesinas indígenas originarias en todo el país.

En un escenario político y social tan polarizado como el de esos años, para el


MAS era relevante asimilar la agenda indígena campesina y con ello,
contrarrestar el discurso autonomista de los departamentos de la “media luna”
(Pando, Beni, Santa Cruz, Tarija), en manos de partidos opositores, que, por
detrás, defendían los intereses de terratenientes y grandes agroindustriales de
las tierras bajas del país. En ese marco, el saneamiento de medianas y
grandes propiedades, particularmente en el oriente boliviano, no fue prioritario.

La aprobación de la actual Constitución Política del Estado en 2009, y


posteriormente la promulgación de la Ley Marco de Autonomías y
Descentralización (Ley 031) en 2010 entre otras, implicaron, debido a la
manera en que se negociaron y aprobaron, un rompimiento del denominado
“empate catastrófico” que caracterizó la primera gestión del MAS en el
gobierno.

Este quiebre de las tensiones por el poder a favor del MAS tuvo un correlato en
las políticas públicas y en el saneamiento de tierras. El nuevo rumbo de la
política gubernamental abandona la agenda indígena y plantea ahora una
Bolivia productiva agropecuaria (Ley 144 de 2011, Agenda Patriótica 2020-
2025) mediante un desarrollo del agro articulado a los sectores productivos
relacionados con la producción agrícola no tradicional y la agroexportación, de
la mano de la agroindustria soyera, el uso de transgénicos y agroquímicos y
últimamente, la ganadería de exportación, contrariamente a lo que se había
visto en años anteriores.

En este marco, en los últimos años, el saneamiento de tierras ha llegado a


todas partes del país, incluyendo las zonas de mayor presencia de medianas y
grandes propiedades agrarias, como las zonas agrícolas de Santa Cruz y las
de uso ganadero en el Beni. Sin embargo, dentro de la lógica del nuevo
enfoque del proceso y las nuevas alianzas establecidas, muy pocas tierras han
sido revertidas a terratenientes y además, las demandas restantes de TCO en
favor de pueblos indígenas originarios han sido escasamente atendidas.

Como resultado de todos estos años de saneamiento, que superan


ampliamente los plazos inicialmente establecidos para ello, se tiene lo que
ahora es de conocimiento común. Las cifras del INRA a mayo de este año
muestran que la superficie saneada y titulada en el país alcanza a un 87% de la
superficie objeto de saneamiento. El restante 13% se encuentra pendiente ya
que 5,7 millones de hectáreas están aún en proceso de saneamiento, otros 6,9
millones se hallan en conflicto y queda 1,1 millón que debe mensurarse
todavía.

¿Qué está sucediendo con el proceso de distribución de tierras?

Sin embargo, la dimensión de la aplicación de la ley agraria no acaba con el


saneamiento y la regularización de la tierra. Como se mencionaba al inicio de
este artículo, otro de los objetivos de la ley agraria es distribuir la tierra,
considerando para ello a la población que no tenga tierra o tenga tierra
insuficiente en el lugar donde se haya identificado tierras fiscales (del Estado)
disponibles para su entrega a campesinos e indígenas; y es precisamente en
esta otra atribución donde se encuentra el meollo del debate agrario actual.

De manera reciente, particularmente en las zonas de expansión de la frontera


agrícola en el departamento de Santa Cruz, se evidencia la creación de
comunidades nuevas a partir de la otorgación de autorizaciones de
asentamiento (por el INRA) en tierras fiscales disponibles, como paso
intermedio en el proceso de dotación de tierra, que debiera culminar cuando,
dos años después de la autorización, se demuestre que las familias de estas
comunidades continúen viviendo en el área y hagan un uso sostenible de la
tierra y sus recursos en el marco de lo establecido por el Estado y la vocación
productiva del suelo.

Un estudio de la Fundación TIERRA sostiene que en las zonas tradicionales y


de expansión agrícola de Santa Cruz existen 1.468 comunidades campesinas,
indígenas y de interculturales (colonizadores) que corresponden a cerca de 2,4
millones de hectáreas de extensión. Lo que se desconoce es cuántas de estas
comunidades son de reciente conformación a partir de estos procesos de
entrega de autorizaciones de asentamiento.

Un problema actual con la distribución de tierras es que no se sigue el orden de


preferencia establecido por ley para dotarlas. Muy pocos de estos
asentamientos se autorizan para gente del lugar que no tiene tierra o tiene
tierra insuficiente; al contrario, buena parte de estas nuevas comunidades está
conformada por personas que vienen de antiguas áreas de colonización en el
Oriente, del Chapare e incluso de núcleos urbanos relativamente cercanos; no
se trata de campesinos aymaras y quechuas que no tienen tierra suficiente y
acaban de migrar a la región; tampoco son indígenas originarios del lugar.

Este proceso genera conflicto cuando además, se otorgan permisos de


asentamiento a estas comunidades en espacios en los cuales ya están
asentadas comunidades indígenas o en tierras fiscales donde pueblos
indígenas tienen derechos expectaticios a partir de demandas de titulación de
tierras que no han sido aún atendidas por las instancias estatales
correspondientes.

En las últimas semanas se han dado enfrentamientos violentos entre indígenas


y colonizadores precisamente por esta situación. A ello hay que añadir la
aparición creciente de asentamientos ilegales en territorios indígenas titulados
y en áreas protegidas, con la correspondiente vulneración de derechos de los
pueblos que habitan estos espacios y la afectación del medio ambiente que
debiera preservarse en esas áreas.

El otro asunto es que, en la mayoría de los casos, estas nuevas comunidades


están conformadas por militantes del partido de gobierno, que cuentan con el
aval de organizaciones campesinas e interculturales a nivel nacional, que
acceden a estas tierras bajo formas prebendales de pago político y que, a la
vez, encajan dentro de un proyecto de ocupación política del territorio.

Cuántas de estas comunidades son creadas por una legítima necesidad de


acceder a tierras para brindar mejores condiciones de vida a sus titulares, es
una interrogante que ojalá pueda resolverse pronto. Lamentablemente, lo más
probable es que la mayoría de estos casos esté alentada por el avizoramiento
de una oportunidad de enriquecimiento a partir del acceso gratuito a tierras del
Estado para luego traficar con ellas a partir de la venta o alquiler de las
mismas.
En esta última perspectiva, estos asentamientos estarían en todo caso,
fomentando el modelo de desarrollo agroextractivista, ligado al gran capital, ya
establecido en la región.

Efectos del proceso de distribución

Así, los impactos de un proceso de distribución de tierras encarado de la


manera en que se está ejecutando, son de consideración. En la dimensión
ambiental son cada vez más visibles los constantes procesos de deforestación
de tierras para habilitar tierras agrarias y de ganadería, de la mano de un
incremento alarmante de incendios forestales, todo ello agravado por las
escasas regulaciones estatales al respecto, con el efecto directo en la provisión
de agua del departamento y del país, y en la disminución de espacios vitales
para la fauna y la flora.

Por otro lado, como la tierra es un recurso alrededor del cual se tejen intereses
relacionados con la economía, con la identidad, con la vida cotidiana de la
gente, pero también con el gran capital y con la lucha por el poder, se puede
observar un escalamiento del conflicto por la tierra en Santa Cruz donde todas
estas dimensiones concurren y polarizan. Grupos políticos de distinta
alineación están empleando a la tierra y a la gente que vive de ella para crear
enfrentamientos de manera irresponsable, velando por sus propios intereses
económicos y políticos sin considerar realmente a los indígenas, campesinos y
colonizadores que necesitan de su chaco o su parcela para mantener a su
familia.
Es preciso tomar acciones preventivas para impedir que los conflictos
generados por el actual proceso de distribución de tierras en el oriente crezcan
y se agraven en el tiempo.

Es fundamental identificar claramente a todos los actores relacionados,


comprendiendo cuáles son sus intereses, explícitos y ocultos. Asimismo, es
esencial escuchar a los directos involucrados, a los indígenas y también a los
campesinos, al margen de cualquier discurso político.

Finalmente es preciso que el Estado transparente estos procesos y que toda la


población tenga acceso a información sobre cuáles son estos asentamientos,
qué superficies cubren, qué consideraciones se han tomado en cuenta para su
otorgación, y si se ha establecido salvaguardas sostenibles para un uso
responsable de esos espacios.

El saneamiento de tierras, a pesar de todos los retrasos y problemas en su


ejecución, tiene un importante avance; el reto ahora es asegurar que el proceso
de distribución de tierras se lleve delante de manera técnica, justa y
transparente, al margen de intereses políticos y sectoriales. Los bolivianos
necesitamos confiar en que un recurso tan relevante como la tierra sea
adecuadamente administrado.
Conflictos Sociales
Concepto general de conflictos sociales.- Los conflictos sociales se refieren a las situaciones de
confrontación, tensión o disputa que surgen entre diferentes grupos o sectores de una sociedad,
estos se caracterizan por la existencia de intereses o metas contrapuestas entre los diferentes
actores sociales. Estos actores pueden ser individuos, grupos sociales, instituciones o incluso países.
Los conflictos sociales pueden manifestarse de diversas formas, como protestas, huelgas,
enfrentamientos violentos o incluso guerras civiles.

Los conflictos sociales pueden tener diversas consecuencias, tanto positivas como negativas. Por un
lado, pueden ser una forma de expresión y lucha por los derechos y la justicia social. Por otro lado,
los conflictos sociales también pueden generar tensiones y divisiones en la sociedad, afectando la
convivencia y el bienestar de las personas.

Es importante destacar que la resolución de los conflictos sociales puede requerir la intervención de
diversos actores, como el gobierno, organizaciones de la sociedad civil, mediadores o incluso
organismos internacionales. La búsqueda de soluciones pacíficas y justas es fundamental para
superar los conflictos sociales y promover una sociedad más equitativa e inclusiva.

Conflictos sociales en Bolivia.- Bolivia ha experimentado una larga historia de conflictos sociales.
Estos conflictos han adoptado diversas formas a lo largo del tiempo, como manifestaciones, huelgas
indefinidas y otros tipos de protestas. Estos conflictos han sido responsables de problemas
arraigados en la sociedad boliviana, como el racismo y el centralismo político. Además, estos
conflictos han afectado a diversos sectores de la sociedad, como la educación, la salud y el
bienestar emocional. La niñez y la adolescencia también han sido consideradas como las víctimas
invisibles y más vulnerables en estos conflictos.

Es importante destacar que estos conflictos sociales han sido recurrentes en Bolivia, con informes
que muestran que ha habido un conflicto prácticamente todos los días durante los últimos 40 años.
Estos conflictos sociales han tenido un impacto significativo en la sociedad boliviana y han sido
objeto de estudio y análisis por parte de diferentes investigadores y expertos.

Conflictos Sociales que han afectado a la economía en Bolivia. - Uno de los principales conflictos
económicos en Bolivia ha sido la lucha por el control y la distribución de los recursos naturales.,
como el gas y el petróleo. Este conflicto ha involucrado a diferentes actores, incluyendo empresas
extranjeras, el gobierno y las comunidades indígenas.
Otro conflicto económico importante ha sido la brecha entre el sector urbano y rural. Las áreas
rurales han sido históricamente marginadas y han tenido acceso limitado a oportunidades
económicas.
Conflictos sociales más relevantes que han afectado a la economía de Bolivia incluyen:

1. Crisis política: Bolivia ha experimentado periodos de inestabilidad política que han generado
incertidumbre en la economía. Por ejemplo, en 2019, la renuncia del entonces presidente Evo
Morales desencadenó una crisis política y social que afectó negativamente la inversión y el
crecimiento económico.

2. Protestas sociales: El país ha sido escenario de numerosas protestas y movilizaciones sociales en


los últimos años. Estas manifestaciones han abordado diversas demandas, como mejores
condiciones laborales, acceso a servicios básicos y derechos indígenas. Las protestas a veces han
llevado al bloqueo de carreteras y a la interrupción de actividades económicas, lo que afecta la
producción y el comercio.

3. Conflictos laborales: Los conflictos laborales, como huelgas y demandas salariales, también han
tenido un impacto en la economía boliviana. Estos conflictos pueden interrumpir la producción y
afectar negativamente a las empresas y a los trabajadores.
4. Tensión social y étnica: Bolivia es un país diverso en términos de su población y composición
étnica. Las tensiones sociales y étnicas han contribuido a los conflictos y han afectado la economía.
Los desafíos para garantizar la inclusión y la igualdad de oportunidades para todos los grupos han
sido un factor importante en estos conflictos.

Estos conflictos sociales han generado incertidumbre y han afectado la inversión, el crecimiento
económico y la estabilidad en Bolivia. Para abordar estos desafíos, es necesario promover el
diálogo, la inclusión y buscar soluciones que aborden las demandas y necesidades de la población
boliviana.

CONCLUSIÓN
1.- En Bolivia, el problema de distribución de tierras es un tema complejo y
controvertido. Históricamente, ha existido una gran concentración de tierras en
manos de unos pocos propietarios, mientras que la mayoría de la población rural
tiene un acceso limitado a la tierra. Esto ha generado desigualdad, conflictos
sociales y económicos. A lo largo de los años, se han implementado políticas y
reformas agrarias para abordar este problema, pero persisten desafíos en su
implementación efectiva y equitativa.

2.- El problema de distribución de tierras en Bolivia se caracteriza por una alta


concentración de tierras en manos de grandes propietarios, lo que limita el acceso
a la tierra de la mayoría de la población rural. Esto ha generado desigualdad,
pobreza y conflictos agrarios en el país. A través de reformas agrarias y
programas de redistribución, se han implementado medidas para abordar esta
problemática, aunque persisten desafíos en su aplicación efectiva y equitativa.

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