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Comentario.

La película hizo resonancia de algunos puntos que hemos ido elaborando


durante el taller de clínica psicoanalítica.

⇨ Me pregunto: ¿Qué le hubiese podido ofrecer a Lizzy un análisis?

Un análisis como praxis, en el sentido de una acción que da la posibilidad de


tratar lo real mediante lo simbólico, acotando lo imaginario, sostenida por la
posición del analista. Lo que posteriormente se definió como dispositivo.
De distinto tinte de la terapia dispensada por la Dr. Sterling, que procede
optando por la internación y la prescripción de un antidepresivo.
Esta distinción me remite al escrito de Freud “Sobre psicoterapias” de 1904.
Él siguiendo la diferenciación establecida por Leonardo Davinci sobre las
artes, entre técnicas que proceden por vía di porre y por vía di levare dirá que
el psicoanálisis procede como la escultura, quitando de la piedra todo lo que
recubre las formas de la estatua contenida en ella. No quiere agregar algo
nuevo, sino restar.
En cambio el terapeuta indica tareas, le da al sujeto un material.
Lizzy dice en algún momento algo así como que “Con la medicación se siente
distinta. Es como si todo estuviera enmascarado”.

⇨ Por otro lado, querría hacer referencia al nombre de la película: "Nación


Prozac". Hacia el final de la película se dice que en EEUU se prescribe
más de tanta cantidad de recetas de antidepresivos al año. Algo se está
diciendo de las subjetividades y el malestar que plantea nuestro tiempo.
Lo que nos envía a quienes nos interesamos por ello, a repensar la
dirección de la cura analitica, una cura que se realiza a través de la
palabra, susceptible de tocar aquello que precisamente no está hecho
solo de palabras.

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