Está en la página 1de 7

Fepal - XXIV Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis - Montevideo, Uruguay

“Permanencias y cambios en la experiencia psicoanalítica" – Setiembre 2002

HECHO CLINICO PSICOANALITICO


HECHO SELECCIONADO
INTERPRETACION MUTATIVA

Dra. Delia Faigón °


Dra. Ana Kaplan °°

Intentamos describir en esta presentación los elementos que distinguen al


hecho clínico psicoanalítico del hecho seleccionado y de la interpretación
mutativa, asi como también establecer sus puntos de contacto.

Despues de una somera descripción de las teorías que se refieren a los


términos del epígrafe, presentamos sesiones del análisis de un niño para
considerar en ellas lo que entendemos como hecho clínico psicoanalítico.

Bion (2) describió el vértice como “el punto de vista, ángulo o perspectiva
desde las cuales se trata de comprender y comunicar una determinada
experiencia. Por ejemplo la experiencia psicoanalítica. Dicha experiencia
puede ser descripta de muchas maneras. Sería útil disponer de un método
para exponer con precisión y claridad el vértice utilizado en la misma. …..

Cada uno de los integrantes de la pareja psicoanalítica, analista y paciente


tendrá su propio vértice con respecto a la experiencia que comparten. Estos
vértices deben mantener entre sí una distancia útil sin ser absolutamente
coincidentes ni demasiado alejados entre sí. Cuando esta distancia útil es
lograda, surge una posibilidad de correlación y confrontación entre dichos
vértices otorgando visión binocular al problema que se está tratando. Si la
distancia es mínima existe el riesgo de que el vértice del analista no difiera del
vértice del analizado, fracasando en su intento de detectar y esclarecer el
objeto psicoanalítico. Lo mismo sucede si los puntos de vista son tan distantes
que hacen imposible la correlación entre ellos”.

Desde este concepto de vértice, podemos adentrarnos en la conceptualización


de los hechos clínicos psicoanalíticos, describiendo cómo las teorías
psicoanalíticas operan en la práctica clínica.

Tal como lo manifestó Sélika Acevedo de Mendilaharsu (1) “Hecho no es


fenómeno en el campo filosófico o científico. Hecho implica sistematización e
interpretación del fenómeno”.

Para el analista el hecho clínico adquiere coherencia en el proceso de


conceptualizarlo. Un hecho clínico ocurre en la sesión y se expresa en la
relación entre el paciente y el analista. Un hecho clínico psicoanalítico es la
comprensión teórica que tiene el psicoanalista de los aspectos emocionales de
esa relación en un momento dado, cuando esta comprensión le parece correcta

* Miembro titular con función didáctica de APDEBA deliaf@sinectis.com.ar


Fepal - XXIV Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis - Montevideo, Uruguay
“Permanencias y cambios en la experiencia psicoanalítica" – Setiembre 2002

**Miembro titular con función didáctica de APDEBA adkaplan@fibertel.com.ar

En la vida y en la mente del paciente suceden muchas cosas fuera de la


sesión, pero sólo se hacen accesibles al trabajo analítico, es decir se
transforman en hechos clínicos, cuando aparecen en la sesión como algo vivo
en la relación paciente-analista.

Aclaramos que en nuestra práctica clínica trabajamos con los conceptos de


transferencia y contratransferencia.

Edna O’Shaughnessy (4) nos dice que los hechos clínicos psicoanalíticos
“despiertan inquietud por una serie de motivos. Está por un lado la naturaleza
de las entidades en sí mismas insubstanciales e irrepetibles, hechos
“inmateriales” como adecuadamente los llama Caper (1988). Otro analista
podría ver hechos distintos en una misma sesión. Que se trate de hechos no
es incompatible con distintos puntos de vista clínico psicoanalíticos. Podríamos
decir que una vez que comprendemos qué es un hecho, las características
especiales de pluralidad, subjetividad y la inmaterialidad de los fenómenos
psicológicos, aunque implican problemas inusuales y difíciles no nos alejan de
los hechos empíricos. Estos problemas son comunes a otras ciencias. ….

Un hecho tiene 2 componentes la verdad y su verificación. Cuando


sostenemos que algo es verdadero, no estamos afirmando conocer toda la
verdad sino sólo una. Por otra parte, verdad no es infalible, se puede estar
equivocado. El paciente es la primer persona que chequea la afirmación del
analista . Nuestros pacientes dicen “no” por muchas razones pero el “no” dicho
al analista equivocado es de muchísima ayuda. Los errores son un riesgo
diario para el analista, de aquí la necesidad de una constante observación en
la sesión, de la respuesta del paciente a las interpretaciones. En años recientes
se ha prestado atención al esfuerzo de tolerar el estado de no saber y al
impulso del analista de aferrarse a la certeza para alejar la ansiedad de no
saber. Aquí yo pongo el acento en lo contrario, en la ansiedad de saber con el
riesgo implícito de estar equivocado. …

Una primera sesión es una situación única que por sí sola podría considerarse
un hecho clínico especial, es una situación nueva para cada participante y cada
uno de ellos trae diferentes conjuntos de expectativas tanto concientes como
inconcientes.”

Introducimos ahora la noción de hecho seleccionado tal como Bion (2) lo


describe, “como una emoción o una idea que da coherencia a lo disperso e
introduce un orden en el desorden. El hecho seleccionado es el nombre de
una experiencia emocional, de un sentimiento de descubrimiento, de
Fepal - XXIV Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis - Montevideo, Uruguay
“Permanencias y cambios en la experiencia psicoanalítica" – Setiembre 2002

coherencia, y puede traducirse en la denominación de un elemento que es


utilizado para particularizarlo”.

Y para terminar con las menciones teóricas, Strachey (5) sin desconocer la
existencia de otras clases de interpretaciones describe un tipo particular que
para él constituye el instrumento fundamental de la terapia psicoanalítica, a la
que denomina interpretación mutativa.

La palabra mutativa se refiere a un cambio en la estructura psíquica al producir


una brecha en el círculo vicioso neurótico. El proceso comprende dos fases,
que pueden ser sucesivas o simultáneas, pudiendo ser interpretadas
separadas o al mismo tiempo. Estas fases no son nunca simples pero desde el
punto de vista genético existirán siempre.

En la primera fase el paciente se da cuenta de que dirigió hacia el analista una


cantidad particular de energía del ello, y en la segunda comprende que dicha
energía está dirigida hacia un objeto fantaseado arcaico y no sobre uno real.

La única forma de romper el círculo vicioso neurótico es que la imagen


proyectiva no se confunda del todo con la real. Para que esto sea posible hay
una condición necesaria, el setting analítico, y una suficiente, la interpretación.
Es preciso que las interpretaciones mutativas se den en pequeña escala y en
forma gradual para evitar que se produzca un exceso de angustia. Las
conmociones no son mutaciones y los grandes cambio resultan ser de efecto
sugestivo y poco perdurables.

También se refiere a la necesidad de que la interpretación mutativa sea


“específica”, es decir detallada, concreta e “inmediata” emocionalmente.

LA CLINICA

José Luis de 3 años y medio es enviado por una colega que le hizo
previamente una hora de juego. Presenta una anorexia pertinaz desde hace
un mes y medio. Hijo adoptivo desde el 5°día de vida. Durante la primer
semana lloraba casi sin interrupción con gran desesperación de la madre que
temía tomarlo en sus brazos, sólo lo hacía el padre cuando volvía de su
trabajo. En el relato de los padres llaman la atención una serie de elementos
bizarros en su comportamiento y en su lenguaje que es muy rico para su edad.

Primera sesión.

Llega a la primera sesión, me presento, no me mira, se separa de la madre y


entra al consultorio. Le doy la consigna habitual con la sensación de no ser
escuchada. Mira los juguetes y los toca de a uno nombrándolos correctamente
con un ritmo lento y sin pausa, y sin ningún atisbo de ansiedad. Todo ello sin
mirarme y sin sentarse por lo que intento una interpretación diciéndole

A.- Todo te resulta conocido menos yo.


Fepal - XXIV Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis - Montevideo, Uruguay
“Permanencias y cambios en la experiencia psicoanalítica" – Setiembre 2002

Su actitud no cambia. Más adelante insisto sobre el hecho del no conocerme

A.- No me conocés y lo que yo te doy lo escupís con tus palabras.

Durante las breves intervenciones que hice no deja de hablar mientras yo


hablo, ni siquiera aumenta el volumen de su voz para tapar la mía porque es
evidente que no me escucha. Habiendo transcurrido unos 10 minutos decido
quedarme callada y observar.
Casi al terminar la sesión descubre un cuchillito de plástico y dice

P.- Y esto qué es? (no le contesto, coloca el cuchillo de plano sobre sus ojos
cerrados e insiste) Y esto qué es? (con una leve ansiedad)
A.- El cuchillo que corta te asusta.
P.- (se pone más ansioso, cierra los ojos con fuerza apretando mucho los
párpados y frunciendo el ceño, aprieta el cuchillo de plano sobre
los mismos, al tiempo que dice enérgicamente que “no” con la cabeza)
A.- (con énfasis) Tus ojos cortan!

Abre grande los ojos, me mira por primera vez, se sienta por primera vez en su
sillita, me sigue mirando un rato más como estudiándome y luego dirige su
vista hacia fuera a través de un ventanal, en una actitud muy plácida que sentí
de entrega.

En la segunda sesión ocurrió algo similar. Comenzó a jugar con agua, aunque
en realidad no jugaba, sólo bebía agua. Lo hacía con el juego de cubos de
plástico de distintos tamaños y colores y los llenaba sucesivamente en la pileta
del consultorio. Y seguía con su verborragia:

P.- Y ahora tomo con el azul, y ahora tomo con el amarillo, y ahora tomo con el
verde…..

Y tomaba tal cantidad de agua que me resultaba asombroso. Aventuré alguna


interpretación del tipo

A.- Te sentís muy hambriento y querés llenarte de mi.

que corrió la misma suerte que las similares de la primer sesión. Me limito
entonces a callarme y observarlo. Bebía suavemente, con cuidado, sin avidez.
En un momento se chorrea y me mira por primera vez. Yo lo sigo mirando sin
decirle nada y comienza muy lentamente a tomar el agua tirando la cabeza
hacia atrás, estirando mucho el cuello para que el agua en lugar de caer en su
ropa se deslice por su cuello y luego por su cuerpo por debajo de su ropa. Y
había un evidente placer en ese contacto. Es cuando le digo

A.- El agua te envuelve y te abraza.

Y recibí la misma respuesta de conexión que en la primera sesión. Comprendí


entonces que lo que ocupaba el primer plano en nuestra relación eran sus
sensaciones corporales, que tenía que “enseñarle” cómo funcionaba su cuerpo
Fepal - XXIV Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis - Montevideo, Uruguay
“Permanencias y cambios en la experiencia psicoanalítica" – Setiembre 2002

en su fantasía y qué otras posibilidades de funcionamiento tenía que estaban


anuladas.

Consideraciones acerca del material

En la primera sesión los elementos que más llamaron la atención en el primer


contacto con el chico fueron: a) la forma cómo se despega de la madre sin
ningún atisbo de ansiedad frente a la separación –situación ésta que no es
común a su edad-, b) el hecho de que no me mira, c) la forma cómo se va
introduciendo a través de las puertas abiertas que encuentra hasta llegar al
consultorio. De a) podría decirse que es una actitud contrafóbica pero b) no lo
confirma. Parecen más bien configurar una negación omnipotente frente a la
intensa ansiedad de encontrarse con una situación nueva y desconocida y con
un nuevo objeto que no es ni su madre ni la analista que recientemente le
había tomado una hora de juego.

El elemento c) me resultó el más sorpresivo, las dos puertas que tuvo que
pasar no se enfrentaban, era preciso doblar en ángulo de 90°. El niño pudo ser
atraído por la luz natural con sol en el consultorio en contraste con la luz
artificial del pasillo. Buscaba un camino?, conocía el camino?, negaba también
el desconocimiento del lugar? Pienso que se daba todo esto conjunta y
confusamente. Que la búsqueda de un camino correspondía a la de un
continente adecuado del que carecía, que el camino lo conocía a través de la
hora de juego que se le hizo donde pudo haber experimentado la posibilidad de
obtener un continente en el otro a través de una actitud terapéutica receptiva –
como lo pudo haber sido la figura del padre-. Al mismo tiempo volvía a negar
omnipotentemente que era un lugar nuevo porque reconocerlo era sumirse
nuevamente en la incertidumbre de si había algún continente que lo recibiera y
aceptara. Conectaría estos elementos con las circunstancias de su nacimiento
y ulterior adopción: al nacer es rechazado por la madre y no sabemos qué pasó
durante los cuatro días que transcurrieron hasta su adopción. Podemos inferir
que la situación fue caótica por la descripción que hacen los padres adoptivos
de su comportamiento durante la primer semana.

La respuesta de la madre temerosa de acercarse y hacerle mal, no sólo nos


habla de sus propios temores destructivos hacia un bebé ajeno, sino que
permite conjeturar acerca de las fantasías inconcientes de este niño, que ve
confirmada su propia maldad en el hecho de que no hay un continente externo
que se le acerque –identificación proyectiva- con lo cual no puede crear el
correlato interno del mismo. Entonces no tiene lugar psíquico para guardar sus
objetos y sus relaciones con éstos; la solución es evacuarlos.

Su memoria y el uso del lenguaje en la sesión los utiliza para un fin evacuativo.
Siguiendo un modelo digestivo, todo lo que toca y nombra no tiene dónde
ubicarlo y lo expulsa oralmente en su vómito incoercible de palabras –y de
llanto en la primera semana de vida-. Aunque esto le fue interpretado, no tuvo
efecto porque implicaba un nivel de simbolización que el niño no estaba en
condiciones de captar. La analista le habla de “yo” como diferente y separado
de “él”, “yo” en un cuerpo y con una cara que “él” todavía no ha mirado
negando su existencia separada de “él”, “yo” metiéndole intrusivamente
Fepal - XXIV Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis - Montevideo, Uruguay
“Permanencias y cambios en la experiencia psicoanalítica" – Setiembre 2002

palabras –comida- que lo hacen peligrar, que no tiene dónde ubicarlas y las
anula.

En esta primera parte de la sesión la analista actuó desde su propio vértice y


desde su propia teoría acerca del paciente por lo que aún no existía visión
binocular. La falta de respuesta a las primeras interpretaciones muestran que
se estaba frente a un hecho, pero que aún no se había configurado el hecho
seleccionado –la discriminación yo -no yo- que permitiera captar el hecho
clínico psicoanalítico.

Entonces, la paciente espera y silencio ulterior de la analista parecen haber


sido las condiciones para que José Luis la sintiera un continente confiable para
sus evacuaciones. El mirarlo en silencio y con atención le permite hacer un
primer intento de discriminación entre los ojos-boca-pecho (objeto parcial) que
lo reciben y sus ojos-boca que destruyen y expulsan. Y es cuando hace la
primera pregunta.

Este es el momento en que la analista adquiere visión binocular que le permite


interpretar el hecho seleccionado. Pero la intensa reacción negativa inmediata
del paciente conduce a la corrección de dicha interpretación. Con esto se ha
arribado a la interpretación mutativa considerando la realidad emocional del
momento y dando nuevas posibilidades para el paciente y el analista.

En esta primer sesión José Luis mostró su modo de funcionamiento. Ruth Mc


Brunswick (3) dice que “un aspecto importante es que en la primera sesión se
ha tomado una decisión y ésta implica un compromiso asumido tanto por el
paciente como por el analista -aunque el análisis dure una sola sesión-. Este
compromiso hace que los pacientes, especialmente los limítrofes, se sientan
profundamente involucrados desde el comienzo. Este compromiso hace que
aparezca algo similar a un cuadro en el que se puede ver gran parte del mundo
interno del paciente, ya sea en forma inmediata o en una rápida secuencia,
proporcionando una vívida información sobre la manera que tiene el paciente
de funcionar y de relacionarse”.

En la segunda sesión ocurre algo similar a lo acontecido en la primera.


Comienza con su verborragia, y a beber incansablemente, dando lugar a la
primera interpretación que corrió la misma suerte que las primeras de la sesión
anterior. Cuando el agua le moja la ropa y mira a la analista sin obtener de ella
una respuesta superyoica, modifica el juego con el agua que hace deslizar
sobre su cuerpo.

Hasta que se moja la ropa y mira, hay un hecho. Su mirada al mojarse le


permite al analista poner orden en el caos y dar nombre a una emoción –hecho
seleccionado- aunque todavía no se interpreta. La ulterior respuesta actuada
del paciente posibilita a la analista entender la realidad emocional del
momento y realizar una interpretación mutativa.

Para terminar hacemos nuestras las palabras de Edna O’Shaughnessy


Fepal - XXIV Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis - Montevideo, Uruguay
“Permanencias y cambios en la experiencia psicoanalítica" – Setiembre 2002

“Los hechos clínicos no son puros, los artículos no están ordenados y


etiquetados, datos observados, inferencias, contexto psicoanalítico,
experiencias emocionales del analista, recuerdos del analista acerca del
paciente, hipótesis o teoría invocada, etc. En su mayor parte los hechos
clínicos son una amalgama de algunos de estos puntos. ….

Un hecho seleccionado, la base de una interpretación mutativa es altamente


sensible a la oportunidad; debe provenir de la realidad emocional inmediata
entre paciente y analista……

La distancia entre los hechos clínicos y la teoría relevante no está en el


consultorio, hay que encontrarla en otro lado: en la extrapolación imaginativa, el
salto científico desde los hechos clínicos de una o más parejas de analistas,
hipótesis acerca de la psique, su estructura, su desarrollo, su tratamiento por el
análisis, etc. que forman parte de una teoría psicoanalítica de la mente”.

Insistimos en que estos conceptos trascienden a las teorías psicoanalíticas


que utilicemos.

BIBLIOGRAFIA

(1) Acevedo de Mendilaharsu,Sélika: Hechos en psicoanálisis. Temas de


Psicoanálisis XII, 24, 1996. A.P.U. Montevideo.

(2) Bion, Wilfred: de “Introducción a la obra de Bion” de Grinberg, L. et. al.


Ediciones Nueva Visión. Buenos Aires. 1973

(3) Mc. Brunswick,Ruth: Comunicación personal

(4) O’Shaughnessy: What is a clinical fact? The Contemporary Kleinian of


London. Ed. International University Press. Roy Shafer. 1997.

(5) Strachey, James: “Naturaleza de la acción terapéutica del psicoanálisis”


Revista de Psicoanálisis V,4,1948 A.P.A. Buenos Aires.

También podría gustarte