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Los antecedentes descritos permiten entender por qué en un momento determinado fue emergiendo un concepto de mayor amplitud

que es el de Psicología de la Salud, como una construcción progresiva, que parte de un enfoque diferente, ya no se pretende hacer
rituales ni nada de eso, sino tratar con medicamento.
Actualmente, la medicina puede enorgullecerse de sus sorprendentes avances en el conocimiento cada vez más minucioso de la
estructura y el funcionamiento de las partes que integran el organismo humano, de sus métodos para identificar las disfunciones de
los órganos y determinar su patología y de sus recursos para prevenir y combatir las enfermedades. Sin embargo, con escasas
excepciones, tanto el médico general como el que se dedica a la práctica de alguna de las especialidades tendrían que admitir que hay
una marcada desproporción entre sus conocimientos acerca de la fisiología y la bioquímica del organismo y lo que conocen de ese
organismo como persona que vive en relación recíproca con otros individuos y es parte activa del proceso social y cultural.
A pesar de que el concepto expresado hace ya 130 años por Claude Bernard, "no hay enfermedades sino enfermos", es frecuentemente
repetido y nadie se atrevería a refutarlo, la implicación profunda de este principio, su referencia a la indivisibilidad e individualidad de
la persona, no ha sido aun suficientemente asimilada por muchos médicos y, por lo tanto, no la aplican en su trato diario con los
enfermos.
Esto, a pesar de que su práctica profesional hace sentir a cualquier médico reflexivo que existe una relación estrecha e importante
entre lo que una persona siente, quiere o teme y sus estados de salud o enfermedad, y que la angustia, la frustración, el abatimiento
del humor, la hostilidad y la culpabilidad, etc., son afectos capaces de alterar funciones mentales y corporales.
Una de las causas inmediatas de la relativa incapacidad de muchos médicos para entender problemas psicológicos es la orientación de
la educación médica que recibieron durante sus años formativos. No hace mucho tiempo que en las escuelas de medicina la enseñanza
en el área de la psicología y la salud mental se reducía a una serie de conferencias descriptivas de enfermos burdamente afectados
en su conducta. Si bien es cierto que en los últimos años la situación tiende a cambiar, y que hoy en día muchas escuelas de medicina
han integrado la psicología médica al adiestramiento profesional con distintas estrategias. Otra causa reconocida del descuido de la
psicología por el médico es que la medicina se ha visto inevitablemente impulsada hacia la especialización.
A aquellos médicos que aún ven con escepticismo el papel que se atribuye a la psicología como parte integral de la medicina nos dicen
que algunos tratamientos medicamentosos, dietéticos e intervenciones quirúrgicas que se practican a personas emocionalmente
enfermos, no identificadas como tales, no son, a pesar de su apariencia, más aceptables racionalmente que las "limpias" y las sangrías,
y que además, son tanto más peligrosos cuanto que con frecuencia producen alivios temporales que contribuyen a convencer al médico,
y transitoria mente a los enfermos, de su eficacia. O sea que creen que las limpias son mejores que los medicamentos para estas
personas.
Conclusión: es el producto de la incorporación rápida de una nueva forma de pensamiento en salud, que considera la dimensión
psicosocial en el proceso salud-enfermedad en los niveles conceptual, metodológico y organizativo de los cuidados a la salud de la
población

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