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Señor

Juez Penal Municipal de Bogotá - Reparto.

L. C.

Referencia: Acción de Tutela.

Tutelante: Luisa Fernanda Alfonso Atuesta

Tutelado: Colegio CAS Colombo American School SAS. Nit: 830.013.819-2

Luisa Fernanda Alfonso Atuesta, identificada con la c.c. 52.618.260 de Bogotá, residente en la
ciudad de Bogotá, obrando en causa propia, por medio del presente documento y bajo la gravedad
de juramento que se entiende aquí prestado, presento ante su digno Despacho ACCION DE
TUTELA, contra el Colegio CAS. Colombo American School S.A., NIT:830.013.819-2 con domicilio en
la ciudad de Bogotá, en la Carrera 73 N° 214 - 53 Vía Club Los Arrayanes; con el fin de proteger mis
derechos fundamentales al trabajo, a la estabilidad laboral reforzada, vida digna, al mínimo vital,
a la salud y a la seguridad social, por haber terminado de manera unilateral y sin justa causa mi
contrato de trabajo a término indefinido, a pesar de que me encuentro bajo tratamiento médico,
conforme lo pruebo con la certificación médica Nº 2550164 expedida por mi EPS COLSANITAS., de
conformidad con los siguientes:

HECHOS

1. El 11 junio 2007 comencé a trabajar en el Colegio - CAS Colombo American School,


mediante contrato laboral a término indefinido, en el cargo de Secretaria Recepcionista.
2. Posteriormente fui ascendida al cargo de Tesorera a partir del 01 enero 2009.
3. Todos los años el personal administrativo laborábamos hasta el 20 de diciembre y se
ingresaba el 04 de enero del siguiente año, es decir nos otorgaban ocho (8) días hábiles de
descanso por las festividades de fin y posterior comienzo de año y este periodo de tiempo
nos era remunerado.
4. En fecha 17 de diciembre de 2019, se elevó un Acta donde las directivas del Colegio,
representada por la Sra. Claudia Melo (Directora General) y la Sra. Andrea Leguizamón
(Coordinadora Administrativa – encargada). En dicha Acta que se anexa, concluyen que la
calidad y eficiencia en el desempeño es de excelente gestión y organización., que se
cumple con el tiempo y la calidad de la información. Para finalmente concluir que mi
proceder en el trabajo es ACEPTABLE y por tal razón toman la decisión de “no renovar el
contrato”.
5. En el Acta de Retroalimentación Evaluación desempeño y que yo no firmo porque se hizo
en forma posterior a mi despido avalada por la Directora General y la Coordinadora
Administrativa (encargada) mencionan que me negué a firmar el acta de evaluación de
desempeño, siendo esto debatible ya que- si firmé el Acta General. Luego esto constituye
una falsa información para justificar el despido injusto. (Nótese que en el Acta General no
se registran las acusaciones de irrespeto endilgadas). Además, dicha Acta de
Retroalimentación y las evaluaciones fueron allegadas a mi domicilio en fecha 07 de
enero de 2020.
6. La Directora General utilizó el siguiente término “pida perdón, agache la cabeza y
reconozca; “con eso yo pienso en enero si la vuelvo a llamar”;… a lo cual le respondí que
yo no tenía que pedir perdón por cosas que no son ciertas, lo cual le molestó y su reacción
fue informarme que mi contrato iba hasta el 31 de diciembre, a lo que respondí que mi
contrato ya era Indefinido, lo cual le molestó y solicitó a Recursos Humanos que me
liquidara de inmediato. Por lo que me vi obligada a realizar la entrega de mi puesto de
trabajo a la contadora del Colegio Sra. Tatiana Salazar.

7. Soy una persona que padece en la actualidad:

CARCINOMA DE TIROIDES (no superado y actualmente en tratamiento)


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En el año 2015, mi estado de salud se deterioró de manera significativa con dolores de


cabeza fuerte, mareos, aumento de peso, cambios de humor etc. La EPS SANITAS ordenó
diferentes exámenes, como ecografías y biopsias de tiroides cuya conclusión indicó:
Nódulo derecho asociado a adenopatías en el cuello. Se diagnosticó la glándula tiroides
categoría III bethesda atipica de células foliculares de significado indeterminado.

En fecha 31-05-2017 me practicaron Cirugía histerectomía de tiroides cuyo diagnóstico pre


operatorio es CARCINOMA IN SITU de la glándula tiroides y otras glándulas endocrinas y el
pos operatorio; dice: tumores de comportamiento incierto o desconocido de la glándula
tiroides.

En fecha 29-07-2017 me decretaron bethesda IV y por ende Tratamiento y medicación


respectiva.

En fecha 27-11-2018 me realizaron Ecografía tiroides en la región cervical derecha imagen


hipoecogenica de bordes bien definidos midiendo 11.9 x 3.1 mm con aspecto de
adenomegalia reactiva. Dictamen adenomegalias cervical derecha de aspecto reactivo.

Y en fecha 27-08-2019 me realizaron Ecografía de tiroides en la región cervical derecha


imagen hipoecogénica de bordes bien definidos midiendo 10.7 x 5.3 mm con aspecto de
enomegalia en la región cervical izquierda otra imagen de características ecográficas
similares midiendo 8.2 x3.8 mm Dictamen adenomegalias cervicales bilaterales de
aspecto reactivo, (es decir que se reactivó la enfermedad )

HIPERPROLACTINEMIA (Microadenoma en la Hipófisis) (no superado y actualmente en


tratamiento. Tumor en la hipófisis, no es operable y es medicado puede crecer y afecta
los sentidos si no se controla adecuadamente, afecta la Prolactina (ciclos menstruales), y
cambios hormonales, y cambios en los estados de ánimo).

HIPERTENSION Arterial (generada por el desajuste hormonal ocasionado por la


deficiencia tiroidea y el micro adenoma hipofisario) (no superado y actualmente en
tratamiento)

Desde el 28-03-2017 soy tratada en la EPS como paciente crónica por HIPERTENSION
ARTERIAL, bajo medicación.

Durante estos años he presentado crisis HIPERTENSIVAS tanto en el hogar como en el sitio
de trabajo, teniendo que acudir a urgencias de la EPS, cada 3 meses se debe acudir a citas
de control como paciente crónico para que me sea suministrada la medicina ENALAPRIL
AMLODIPINO LEVOTIROXINA HIDROCLORATIZIDA.

APNEA HIPOPNEA. – (no superado y actualmente en tratamiento)

En fecha 24 AGOSTO 2019, ante los continuos malestares al conciliar el sueño a causa de
la Hipertensión, de las cefaleas agudas se me realiza un estudio o examen de sueño con la
siguiente conclusión:

a. Baja eficiencia de sueño. Sueño fragmentado secundario al SAHS


b. Síndrome de apnea hipopnea obstructivo de sueño severo. (IAH: 89,4 /hora).
c. Desaturación asociada al SAHS.

En estudio de titulación polisomnografico, se obtuvo el siguiente resultado:

Se evidencia baja eficiencia de sueño. Hay disminución en la proporción de sueño MOR y


reducción de sueño profundo.
Sugieren que se me incorpore a un programa de educación y adaptación a la terapia con
presión positiva para lograr adherencia y cumplimiento de las metas terapéuticas
propuestas.
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TUNEL DEL CARPO (no superado y pendiente de cirugía).

En fecha 28 AGOSTO 2018, presenté dolor y debilidad en las manos, por lo cual me
realizaron examen con el siguiente resultado: Neuropatía por atrapamiento del mediano
a nivel del Carpo.
Derecho: SEVERO (compromiso mielinico y axonal)
Izquierdo: LEVE (residual a neurolisis del mediano en el Carpo.

8. En el momento de mi despido injustificado el Colegio no me dio ninguna orden para


realizarme el Examen Médico de retiro.

9. Por mi deterioro de Salud (enfermedad del carcinoma) mi jefe directa la Coordinadora


Contable y Financiera, en varias oportunidades, mostró molestia a la solicitud de mis
permisos para cumplir con citas médicas, y peor aun cuando se le presentaba mis
incapacidades, utilizando términos inapropiados, despectivos como “ no se les olvide que
está prohibido enfermarse“, “sus citas médicas y exámenes deben programarlos los
domingos o en horarios no laborales”, “ no se le olvide que usted es primero empleada
que mamá”, “agradezca que no es mi hija y sino ya la hubiera cogido a cachetadas” “es
necesario ir a su cita?, no se le olvide que hay mucho trabajo”, “agradezca que le están
dando trabajo”.
10. En el momento de recibir la liquidación le solicite a la Coordinadora de Recursos Humanos
Sra. Diana Humanez, que me entregara una copia de la Autorización por parte del
Ministerio de trabajo para mi despido por mi condición de salud, a lo cual me respondió
que no había necesidad.
11. Durante el tiempo que duré en la Institución no presente ningún tipo de descuadre,
faltante de dinero en caja, memorandos, llamados de atención escritos y nunca intervino
el comité de convivencia por las causales alegadas por la dirección del colegio.
12. El día 07 de enero de 2020 tuve cita con el Médico tratante Dr. Jairo Alberto Morantes
Caballero c.c. 85.153.494 y Registro Médico 85153494 quien avaló y certificó que soy
paciente con antecedentes de carcinoma tiroideo manejado con Tiroidectomía,
hiperprolactinemia, además hipertensión arterial y obesidad con complicaciones como
apnea del sueño severa, que me encuentro en seguimiento con programa de crónicos,
por lo que debo continuar con controles médicos por riesgo cardiovascular.

FUNDAMENTOS DE HECHO Y DE DERECHO.

Los anteriores hechos constituyen una violación a mi derecho fundamental, al trabajo, a la


estabilidad laboral reforzada, a la vida digna, al mínimo vital, a la salud y a la seguridad social,
porque fui despedida sin justa causa alegando que mi contrato es a término fijo, sin ser esto cierto,
conforme lo demuestro con las certificaciones emanadas por la misma institución, ya que estas
indican que mi contrato es a término indefinido. Además, se escudan en que mi actitud es
impulsiva y no de respeto, sin reconocer las enfermedades que padezco y que son las causantes de
mis estados de ánimo, debiendo aclarar que en ningún momento fui llamada a descargos por mi
supuesta actitud con los demás compañeros y con el personal externo; ni tampoco hubo mediación
alguna con el comité de convivencia.

También fundamento esta acción en los artículos 2,11,23,25, 47,48,49,53,54,86 y 230 de la


Constitución Política, así mismo de la Ley 100 de 1993, y sus decretos reglamentarios, igualmente
en el artículo 8°de la declaración Universal de los Derechos Humanos y en el art. 39 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, así como el art. 25 de la Convención Americana de
Derechos Humanos, aplicables a nuestro ordenamiento Jurídico, en virtud del art. 93 de Nuestra
Carta Magna.

Requisitos generales de procedencia de la acción de tutela. Reiteración de jurisprudencia.

La Corte Constitucional ha sostenido en múltiples ocasiones que la acción de tutela es un


mecanismo dirigido a la protección y defensa de los derechos fundamentales de las personas
cuando estos están siendo amenazados o vulnerados. El mecanismo judicial de amparo está
gobernado por los principios de inmediatez, residualidad y subsidiariedad.
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En relación con el principio de subsidiariedad, el Artículo 86 de la Constitución indica que “…esta


acción solo procederá cuando el afectado no disponga de otro medio de defensa judicial, salvo que
aquella se utilice como mecanismo transitorio para evitar un perjuicio irremediable”.

De esta manera, la tutela solamente procede cuando no exista otro medio de defensa judicial
idóneo al que una persona pueda acudir. Así, la acción de tutela es un mecanismo de carácter
subsidiario y excepcional, cuya procedencia depende del agotamiento de los recursos judiciales
idóneos a disposición del afectado.

No obstante, el Decreto 2591 de 1991 y la propia Carta Constitucional indican que es procedente
formular una acción de tutela, a pesar de contar con un mecanismo ordinario de defensa judicial,
si el ciudadano utiliza la herramienta de amparo como mecanismo transitorio y pretende evitar la
consumación de un perjuicio irremediable.

“Adicionalmente, el artículo 8º del mismo decreto establece que cuando se está ante esta
situación, la orden del juez de tutela sólo estará vigente durante el “término que la autoridad
judicial competente utilice para decidir de fondo sobre la acción instaurada por el afectado”. Es
decir, que la configuración del perjuicio irremediable es una excepción a la naturaleza
excepcional y subsidiaria de la acción de tutela.”

El concepto de perjuicio irremediable, es aquella condición que permite que la acción de tutela sea
procedente aun cuando exista otro mecanismo de defensa judicial. Se ha definido este concepto
como la amenaza que resulta: (i) inminente, es decir que no basta con que exista una mera
posibilidad de que se produzca el daño, sino que por el contrario la amenaza se consumara en poco
tiempo; (ii) igualmente es necesario que la afectación sea grave, esto es que el daño o menoscabo
material o moral sea de gran intensidad; (iii) se requiere que la vulneración sea enfrentada de
manera urgente, es decir, que la actividad judicial debe desplegarse con rapidez para conjurar la
vulneración.

Por último, es necesario que la acción de tutela sea impostergable, y en el caso de que se demore
el reconocimiento de la protección, se corra el riesgo de que ésta sea ineficaz por inoportuna. Por
lo tanto, el perjuicio irremediable debe ser considerado como un “grave e inminente detrimento de
un derecho fundamental, que deba ser contrarrestado con medidas urgentes, de aplicación
inmediata e impostergables”

Así mismo, la existencia de un medio judicial ordinario no excluye la posibilidad de presentar la


acción de tutela, debido a que es necesario examinar si los mecanismos ordinarios alternativos son
aptos para obtener la protección requerida. Una primera condición que debe reunir un mecanismo
de protección ordinario tiene que ver con su capacidad de producir un efecto protector de los
derechos fundamentales. La jurisprudencia constitucional ha indicado que esta característica se
denomina idoneidad.

En síntesis, la acción de tutela no fue instaurada para reemplazar otros medios idóneos de defensa
de los derechos fundamentales, ni para ser utilizada de forma alterna o paralela, sin embargo esta
se torna procedente en aquellos eventos en que resulte palmario que los mecanismos ordinarios no
son idóneos y/o eficaces para obtener la protección referida, o cuando se utiliza el mecanismo de
amparo con el fin de evitar un perjuicio irremediable.

En relación con la procedencia de la acción de tutela contra personas jurídicas de derecho privado,
el artículo 86 prevé que el mecanismo de amparo puede proteger derechos fundamentales ante
particulares. Precisa el último inciso de la norma constitucional: “La ley establecerá los casos en los
que la acción de tutela procede contra particulares encargados de la prestación de un servicio
público o cuya conducta afecte grave y directamente el interés colectivo, o respecto de quienes el
solicitante se halle en estado de subordinación o indefensión.”

Del mismo modo, el artículo 42 del Decreto 2591 de 1991 establece las hipótesis en que un
ciudadano puede presentar una acción de tutela contra un particular. Puntualmente, el numeral
cuarto señala que el amparo constitucional es procedente cuando quien lo incoa se encuentra en
una relación de subordinación o indefensión en relación con la persona de derecho privada
accionada.
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La relación de indefensión es una situación de hecho en que una persona no cuenta con
mecanismos de defensa contra un particular, es decir, “cuando la persona afectada en sus
derechos por la acción u omisión del particular, se encuentra inerme o desamparada, sin medios
físicos o jurídicos de defensa, o cuenta con medios y elementos insuficientes para resistir o repeler
la vulneración o amenaza de su derecho fundamental.

Por otra parte, la relación de subordinación se caracteriza por la dependencia jurídica entre dos
personas, y que tiene como origen la obligatoriedad en el cumplimiento de un deber legal.
Ejemplos de esta relación son: la situación que se presenta entre los trabajadores frente a sus
empleadores, o con los estudiantes respecto de los profesores o ante los directivos del
establecimiento al que pertenecen.

En relación con la procedencia de la acción de tutela para solicitar la protección de derechos


laborales, la Corte Constitucional ha sostenido que la misma procede de manera excepcional, dado
que para la solución de este tipo de controversias debe acudirse a las acciones laborales
ordinarias. Así, para que la acción de tutela desplace los mecanismos ordinarios de protección de
los derechos laborales, una persona debe encontrarse “en una situación de debilidad, amenaza,
o indefensión, que debe prontamente ser atendida por el juez constitucional. Como es el caso
que me atañe.

Lo anterior teniendo en cuenta que el ordenamiento jurídico colombiano establece acciones


judiciales para la protección de los derechos laborales, cuyo conocimiento corresponde a la
jurisdicción ordinaria laboral y a la de lo contencioso administrativo, dependiendo de la forma de
vinculación de que se trate, de lo contrario se desnaturalizaría el carácter subsidiario y residual de
la acción de tutela.

En este sentido, la jurisprudencia constitucional ha determinado que la acción de tutela es


procedente para reclamar la protección de derechos laborales, siempre y cuando el accionante sea
una persona que se encuentre en “circunstancia de debilidad manifiesta por causa de su condición
económica, física o mental y que formulan pretensiones dirigidas a lograr la tutela del derecho
constitucional a la estabilidad laboral reforzada”.

En efecto, cuando la persona afectada se encuentre en una situación de vulnerabilidad manifiesta


que esté reclamando el amparo de la estabilidad laboral reforzada, la acción de tutela se torna en
el mecanismo más ágil y eficaz para dirimir el conflicto, ya que “ante tales eventos, la acción
constitucional aventaja al mecanismo ordinario de defensa judicial, por resultar eficaz en medida y
oportunidad, frente a las circunstancias particulares del actor para cada caso concreto”.

La Corte ha señalado que a pesar de que existan mecanismos judiciales para proteger los derechos
que el accionante considere vulnerados, la acción de tutela será procedente de forma excepcional
y extraordinaria para garantizar los derechos de personas en situación de debilidad manifiesta o
que gocen del derecho a la estabilidad laboral reforzada. Conforme se indicó en la Sentencia T-
594 de 2015.

Precedente judicial sobre estabilidad laboral reforzada. Reiteración de jurisprudencia.

El artículo 53 de la Constitución Política consagra el derecho a la estabilidad laboral como principio


que rige todas las relaciones laborales y que se manifiesta en “la conservación del cargo por parte
del empleado, sin perjuicio de que el empleador pueda dar por terminada la relación laboral al
verificar que se ha configurado alguna de las causales contempladas en la ley como “justa” para
proceder de tal manera o, que descrito cumplimiento a un procedimiento previo”.

Teniendo en cuenta el estado de debilidad manifiesta en que se pueden encontrar aquellos


trabajadores discapacitados o con afecciones en su salud, y con el objeto de brindarles una
protección especial que les garantice la permanencia en su trabajo, la jurisprudencia constitucional
ha desarrollado a partir del principio de estabilidad en el empleo, el derecho a la estabilidad
laboral reforzada; conforme al cual, el empleador sólo podrá desvincular al trabajador que
presente disminución física o psíquica, cuando medie autorización del inspector del trabajado y por
causa distinta a la de su padecimiento.
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De acuerdo con la jurisprudencia constitucional, el derecho a la estabilidad laboral reforzada


consiste en:
(i) el derecho a conservar el empleo;
(ii) a no ser despedido en razón de la situación de vulnerabilidad;
(iii) a permanecer en el empleo hasta que se requiera y siempre que no se configure una causal
objetiva que conlleve la desvinculación del mismos y;
(iv) a que la autoridad laboral competente autorice el despido, con la previa verificación de la
estructuración de la causal objetiva, no relacionada con la situación de vulnerabilidad del
trabajador, que se aduce para dar por terminado el contrato laboral, so pena que, de no
establecerse, el despido sea declarado ineficaz”.

Así mismo, el artículo 47 constitucional, dispone que el Estado adoptará políticas de previsión,
rehabilitación e integración social de todas las personas con discapacidades físicas, sensoriales y
psíquicas. Estas personas recibirán la atención especializada que requieran para vivir en
condiciones de vida digna. De igual forma, el artículo 54 Superior, le impone el deber a los
empleadores y al Estado de garantizarles a las personas con discapacidad el derecho a trabajar en
condiciones que se ajusten a sus condiciones de salud.

En concordancia con la anterior, el legislador a través del artículo 26 de la Ley 361 de 1997, “Por la
cual se establecen mecanismos de integración social de las personas con limitación y se dictan
otras disposiciones”, dispuso que:

“En ningún caso la limitación de una persona, podrá ser motivo para obstaculizar una
vinculación laboral, a menos que dicha limitación sea claramente demostrada como
incompatible e insuperable en el cargo que se va a desempeñar. Así mismo, ninguna persona
limitada podrá ser despedida o su contrato terminado por razón de su limitación, salvo que
medie autorización de la oficina de Trabajo.

No obstante, quienes fueren despedidos o su contrato terminado por razón de su limitación,


sin el cumplimiento del requisito previsto en el inciso anterior, tendrán derecho a una
indemnización equivalente a ciento ochenta días del salario, sin perjuicio de las demás
prestaciones e indemnizaciones a que hubiere lugar de acuerdo con el Código Sustantivo del
Trabajo y demás normas que lo modifiquen, adicionen, complementen o aclaren.”

De esa manera se creó una protección especial para las personas que por cuestiones de salud se
ven incapacitadas para cumplir con su trabajo en las condiciones que podrían hacerlo de no
padecer los quebrantos a su integridad. Con ello se garantiza la protección de actos
discriminatorios en su contra.

La Corte Constitucional, mediante Sentencia C-531 de 2000, declaró la exequibilidad del Artículo 26
de la Ley 361 de 1997 bajo el entendido que, en virtud de los principios de respeto a la dignidad
humana, solidaridad e igualdad, así como de especial protección constitucional en favor de
personas con habilidades diversas, carece de todo efecto jurídico el despido o la terminación del
contrato de una persona en razón a su discapacidad, sin que exista autorización previa de la
oficina del trabajo que constate la configuración de la existencia de una justa causa para el
despido o terminación del respectivo contrato.

De esta manera, la jurisprudencia constitucional ha aplicado la “presunción de desvinculación


laboral discriminatoria” cuando el despido se hace sin previa autorización del inspector del trabajo.
Ello en razón a que se hace necesario presumir que la terminación del contrato se fundó en la
enfermedad del empleado, en la medida que es una carga desproporcionada para quien se
encuentra en situación de vulnerabilidad.

En efecto, la Corte Constitucional ha entendido que esa protección especial debe ser considerada
como una estabilidad laboral reforzada que conlleva a la reubicación del trabajador afectado en
una posición laboral en la que puede potencializar su capacidad productiva, sin que su enfermedad
o discapacidad sirvan de obstáculo para realizarse profesionalmente. Con ello se logra balancear
los intereses del empleador al maximizar la productividad de sus empleados, mientras que el
trabajador logra conservar su trabajo, garantizándole su vida en condiciones dignas y su mínimo
vital.
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De acuerdo con lo anterior, La Corte ha indicado que la estabilidad laboral reforzada es un


derecho que tienen todas las personas que por el deterioro de su salud se encuentren en una
situación de debilidad manifiesta. Es decir que esta figura opera para cualquier trabajador que
por su condición de salud, se vea afectada su productividad, sin que sea necesario que cuente
con una discapacidad declarada, certificada y cuantificada por una junta de calificación médica,
ni que su origen sea determinado.

Así lo sostuvo la Sala Octava de Revisión de Tutelas, cuando en la Sentencia T-394 de 2014 precisó
que las consecuencias de despedir a una persona en situación de discapacidad y sin autorización
del Ministerio del Trabajo son:

“(i) que el despido sea absolutamente ineficaz;

(ii) que en el evento de haberse presentado éste, corresponde al juez ordenar el


reintegro del afectado y,

(iii) que, sin perjuicio de lo dispuesto, el empleador desconocedor del deber de


solidaridad que le asiste con la población laboral discapacitada, pagará la suma
correspondiente a 180 días de salario, a título de indemnización, sin que ello
signifique la validación del despido”.

Cuando un trabajador sufra de una afectación grave a su salud y por causa de ello se encuentre en
una situación de debilidad manifiesta, no podrá ser despedido ni su contrato terminado hasta que
no se constituya una justa causa, mientras persistan las condiciones que originaron la relación
laboral y mientras que no se solicite la autorización de la autoridad laboral competente.

Adicionalmente, la jurisprudencia constitucional ha establecido que existe una presunción de


violación a los derechos fundamentales al trabajo y a la igualdad, cuando el empleador termina el
contrato de un trabajador que ha sufrido una afectación a su estado de salud, sin que mediara la
autorización del Ministerio del Trabajo.

El derecho a la estabilidad laboral reforzada tiene lugar cuando, el trabajador es sometido a


una variación intempestiva de su salud, o su situación económica y social. En atención a ello, si el
empleador tiene la intención de despedir a una persona en estado de discapacidad, debe solicitar
permiso al Ministerio del Trabajo.

Este procedimiento se fundamenta en la aplicación de los principios del Estado Social de Derecho,
la igualdad material y la solidaridad social, presupuestos supralegales que establecen la obligación
constitucional de adoptar medidas en favor de grupos vulnerables y personas en condición de
debilidad manifiesta por parte del Estado.

La Corte Constitucional ha fijado las reglas jurisprudenciales aplicables a los casos en que se
discute la estabilidad laboral reforzada de personas discapacitadas, bajo tratamiento médico, o en
situación de debilidad manifiesta y fueron compendiadas en la sentencia T-899 de 2014. En la
mencionada providencia se indicó que:

“una persona en situación de debilidad manifiesta por deterioro en su estado de salud, será
titular del derecho a la estabilidad laboral reforzada cuando:

(i) se encuentre demostrado que padece de serios problemas de salud;

(ii) cuando no haya una causal objetiva de desvinculación;

(iii) Subsistan las causas que dieron origen a la relación laboral; y

(iv) El despido se haya hecho sin la autorización previa del inspector de trabajo.”

Finalmente, la jurisprudencia constitucional ha reconocido que el derecho a la estabilidad laboral


reforzada también es aplicable a las relaciones laborales surgidas a partir de la suscripción de un
contrato a término definido, motivo por el cual, el vencimiento de su término de duración no es razón
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suficiente para darlo por terminado cuando el empleado se encuentra en estado de debilidad
manifiesta.

En este sentido, si el trabajador es un sujeto de especial protección constitucional, en los contratos a


término fijo también es imperativo que el empleador acuda ante la oficina del Trabajo con el fin de
obtener la autorización correspondiente para dar por terminado el contrato al vencimiento del plazo
pactado.

Sentencia C-251 de 1997 (M.P. Alejandro Martínez Caballero). En esta ocasión la Corte sostuvo: “El
Estado tiene frente a los particulares no sólo deberes de abstención sino que debe igualmente realizar
prestaciones positivas, sobre todo en materia social, a fin de asegurar las condiciones materiales
mínimas, sin las cuales no es posible vivir una vida digna”. Sobre la dimensión positiva de los derechos
fundamentales consultar además la Sentencia T-595 de 2002 (M.P. Manuel José Cepeda Espinosa).
Sentencias T-680 de 2003 (M.P. Manuel José Cepeda Espinosa); T-259 de 2003 (M.P. Jaime Araujo
Rentería); T-850 de 2002 (M.P. Rodrigo Escobar Gil).

Derecho fundamental al mínimo vital.

El mínimo vital es un derecho que ha servido como herramienta para que proceda la acción de tutela
en diferentes casos relacionados con el trabajador, que por alguna u otra razón se ve imposibilitado
para obtener los recursos mínimos necesarios para subsistir.
La corte constitucional ha definido el mínimo vital en los términos que se exponen a continuación.
El derecho fundamental al mínimo vital ha sido reconocido desde 1992 en forma extendida y reiterada
por la jurisprudencia constitucional de la Corte como un derecho que se deriva de los principios de
Estado Social de derecho, dignidad humana y solidaridad, en concordancia con los derechos
fundamentales a la vida, a la integridad personal y a la igualdad en la modalidad de decisiones de
protección especial a personas en situación de necesidad manifiesta, dado el carácter de derechos
directa e inmediatamente aplicables de los citados derechos.

El objeto del derecho fundamental al mínimo vital abarca todas las medidas positivas o negativas
constitucionalmente ordenadas con el fin de evitar que la persona se vea reducida en su valor
intrínseco como ser humano debido a que no cuenta con las condiciones materiales que le permitan
llevar una existencia digna. Este derecho fundamental busca garantizar que la persona, centro del
ordenamiento jurídico, no se convierta en instrumento de otros fines, objetivos, propósitos, bienes o
intereses, por importantes o valiosos que ellos sean. Tal derecho protege a la persona, en
consecuencia, contra toda forma de degradación que comprometa no sólo su subsistencia física sino
por sobre todo su valor intrínseco.
Es por ello que la jurisprudencia bajo el derecho fundamental al mínimo vital ha ordenado al Estado,
entre otras, reconocer prestaciones positivas a favor de personas inimputables, detenidas, indigentes,
enfermos no cubiertos por el sistema de salud, mujeres embarazadas.
Pero los jueces de tutela también han reprochado las acciones u omisiones, con fundamento en el
derecho fundamental al mínimo vital, bien sea de particulares que presten algún servicio público
como los servicios de salud y educación, o de particulares que atentan contra la subsistencia digna de
una persona, con el fin de asegurar el mencionado derecho, como ha sucedido en materia del no pago
prolongado de salarios o pensiones por empresarios particulares.], y ocasionalmente los particulares,
cuando se reúnen las condiciones de urgencia, están obligados a suministrar a la persona que se
encuentra en una situación en la cual ella misma no se puede desempeñar autónomamente y que
compromete las condiciones materiales de su existencia, las prestaciones necesarias e indispensables
para sobrevivir dignamente y evitar su degradación o aniquilamiento como ser humano. Por su parte,
respecto de la dimensión negativa, el derecho fundamental al mínimo vital se constituye en un límite
o cota inferior que no puede ser traspasado por el Estado, en materia de disposición de los recursos
materiales que la persona necesita para llevar una existencia digna.

El anterior sustento jurídico se basa en las diferentes sentencias de la Corte Suprema de Justicia y de
la Corte Constitucional, tomadas de internet.

PRETENSIONES.

PRIMERO.- Ordenar la protección de mis derechos fundamentales, a la estabilidad en el empleo


(C.P. art. 53) por encontrarme en circunstancias de debilidad manifiesta, al derecho a la igualdad
“Real y Efectiva”, (C.P. art. 13, 93 ); derecho al trabajo “en todas sus modalidades”, que se tiene
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“en condiciones dignas y justas (C.P. Art. 25); a la “Integración Social”, al mínimo vital, entendido
como la posibilidad efectiva de satisfacer necesidades humanas básicas, como la alimentación, el
vestido, el aseo, la vivienda, la educación y la salud, (C.P. art. 1, 53, 93 y 94); el derecho de “obrar
conforme al “principio de la Solidaridad Social” (C.P. art. 1, 48 y 95) que me han sido vulnerados en
las circunstancias de tiempo modo y lugar como se exponen en el conocimiento de los hechos.

SEGUNDO. - Ordenar al Colegio CAS Colombo American School SAS, en aplicación del Principio de
“PROTECCIÓN LABORAL REFORZADA”, se ordene mi reintegro al cargo que desempeñaba al
momento de producirse el despido o a otro de igual o superior jerarquía, sin solución de
continuidad, junto con el pago de los salarios, prestaciones sociales y aportes de Seguridad Social
Integral, beneficios extralegales, desde la fecha de mi despido, hasta la fecha en que se haga
efectivo mi reintegro.

TERCERO.- Que se ordene al Colegio CAS Colombo American School SAS, el pago a mi favor de la
suma de 180 días de salario, por haberme retirado de mi cargo, sin previa autorización del
Ministerio de Trabajo, en cumplimiento de lo normado en el artículo 26 de la Ley 361 de 1997

PRUEBAS.

Solicito Señor Juez, se decreten, practiquen y tengan como pruebas las siguientes:

Documentales:

1.- Dos (2) Certificaciones Laborales referenciadas como: RH.063-2015 y R.H.048-2018, avaladas
por la coordinadora de Recursos Humanos Sra. Diana Patricia Humanez M. (2 folios) (corroboran el
hecho N° 1. sobre la fecha de iniciación y el contrato laboral).

2.- Acta General de fecha 17 de diciembre de 2019 (1 folio). (corrobora el hecho N° 4)

3.- Acta de retroalimentación evaluación desempeño. (1 folio, allegado 07 de enero 2020).


(corrobora el hecho N° 5).

4.- Documentales que acreditan la enfermedad del carcinoma de tiroides (ecografías, imágenes
diagnósticas, historia clínica, biopsias, resultados de laboratorio (21 folios).

5.- Documentales que acreditan la enfermedad de HIPERPROLACTINEMIA (Microadenoma en la


Hipófisis) RM cerebral, resumen de historia clínica (3 folios)

6.- Documentales que acreditan la Hipertensión Arterial – Historias clínicas de la Fundación Clínica
Shaio ( 9 folios), y Control de tensión arterial de Octubre y Noviembre de 2019 efectuados por la
enfermería del Colegio aquí tutelado (2 folios).

7.- Documentales que acreditan la Apnea Hipopnea. - Fundación Neumológica Colombiana (3


folios; informe polisomnografico (4 folios).

8.- Documentales que acreditan Túnel del Carpo – Unidad médica Cecimin – Resultados de
laboratorio de electrofisiología (3 folios).

9.- Certificado Médico Nº 2550164 expedido en fecha siete (07) de enero de 2020 por la EPS
SANITAS, donde se certifica el padecimiento de mis enfermedades. (1 folio) (corrobora los hechos
relativos a las enfermedades y constitutivos del N° 7 y N° 12.

10. Certificado de existencia y representación legal o inscripción de documentos de la Cámara de


Comercio de Bogotá del CAS Colombo American School SAS, de fecha 03-12-2019.(6 folios)

11.- Fotocopia de mi cédula de ciudadanía N° 52.618.260 de Bogotá.(1 folio).

12.- CD que contiene la Historia Clínica entregada por la EPS – Sanitas.

Testimoniales:

Si lo considera pertinente el Señor Juez, favor citar a las personas que relaciono a continuación
con el fin de que declaren sobre los hechos que les conste respecto de la presente Tutela:

Oscar Correa Moreno identificado con c.c. 79.062.524 de La Mesa (Cund).


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Erika Patricia Soto Ángulo. c.c. 52.203.587 de Bogotá.

NOTIFICACIONES

Los Testigos:

Oscar Correa Moreno identificado con c.c. 79.062.524 de La Mesa (Cund). Dirección: Calle 147 N°
93-09 Apto. 307. Cel: 315 405 9343. Bogotá

Erika Patricia Soto Ángulo. c.c. 52.203.587 de Bogotá. Dirección: Calle 145 N° 128 A 40 Casa 141.
Cel. 316 617 64 31.

El tutelado: Colegio CAS Colombo American School S.A.

En la Carrera 73 N° 214 - 53 Vía Club Los Arrayanes.

Correos electrónicos; rcabrera@cas.edu.co

cmelo@cas.edu.co ;

dhumanez@cas.edu.co

Conmutador: 668 50 77

La suscrito recibirá notificaciones en la Calle 147 N° 93-09 Apto. 307 o en La Secretaría de su


Despacho.

e-mail: lufealfonso@gmail.com

Cel: 310 782 2741

Respetuosamente,

Luisa Fernanda Alfonso Atuesta

c.c. 52.618.260 de Bogotá.

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