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Señor
L. C.
Luisa Fernanda Alfonso Atuesta, identificada con la c.c. 52.618.260 de Bogotá, residente en la
ciudad de Bogotá, obrando en causa propia, por medio del presente documento y bajo la gravedad
de juramento que se entiende aquí prestado, presento ante su digno Despacho ACCION DE
TUTELA, contra el Colegio CAS. Colombo American School S.A., NIT:830.013.819-2 con domicilio en
la ciudad de Bogotá, en la Carrera 73 N° 214 - 53 Vía Club Los Arrayanes; con el fin de proteger mis
derechos fundamentales al trabajo, a la estabilidad laboral reforzada, vida digna, al mínimo vital,
a la salud y a la seguridad social, por haber terminado de manera unilateral y sin justa causa mi
contrato de trabajo a término indefinido, a pesar de que me encuentro bajo tratamiento médico,
conforme lo pruebo con la certificación médica Nº 2550164 expedida por mi EPS COLSANITAS., de
conformidad con los siguientes:
HECHOS
Desde el 28-03-2017 soy tratada en la EPS como paciente crónica por HIPERTENSION
ARTERIAL, bajo medicación.
Durante estos años he presentado crisis HIPERTENSIVAS tanto en el hogar como en el sitio
de trabajo, teniendo que acudir a urgencias de la EPS, cada 3 meses se debe acudir a citas
de control como paciente crónico para que me sea suministrada la medicina ENALAPRIL
AMLODIPINO LEVOTIROXINA HIDROCLORATIZIDA.
En fecha 24 AGOSTO 2019, ante los continuos malestares al conciliar el sueño a causa de
la Hipertensión, de las cefaleas agudas se me realiza un estudio o examen de sueño con la
siguiente conclusión:
En fecha 28 AGOSTO 2018, presenté dolor y debilidad en las manos, por lo cual me
realizaron examen con el siguiente resultado: Neuropatía por atrapamiento del mediano
a nivel del Carpo.
Derecho: SEVERO (compromiso mielinico y axonal)
Izquierdo: LEVE (residual a neurolisis del mediano en el Carpo.
De esta manera, la tutela solamente procede cuando no exista otro medio de defensa judicial
idóneo al que una persona pueda acudir. Así, la acción de tutela es un mecanismo de carácter
subsidiario y excepcional, cuya procedencia depende del agotamiento de los recursos judiciales
idóneos a disposición del afectado.
No obstante, el Decreto 2591 de 1991 y la propia Carta Constitucional indican que es procedente
formular una acción de tutela, a pesar de contar con un mecanismo ordinario de defensa judicial,
si el ciudadano utiliza la herramienta de amparo como mecanismo transitorio y pretende evitar la
consumación de un perjuicio irremediable.
“Adicionalmente, el artículo 8º del mismo decreto establece que cuando se está ante esta
situación, la orden del juez de tutela sólo estará vigente durante el “término que la autoridad
judicial competente utilice para decidir de fondo sobre la acción instaurada por el afectado”. Es
decir, que la configuración del perjuicio irremediable es una excepción a la naturaleza
excepcional y subsidiaria de la acción de tutela.”
El concepto de perjuicio irremediable, es aquella condición que permite que la acción de tutela sea
procedente aun cuando exista otro mecanismo de defensa judicial. Se ha definido este concepto
como la amenaza que resulta: (i) inminente, es decir que no basta con que exista una mera
posibilidad de que se produzca el daño, sino que por el contrario la amenaza se consumara en poco
tiempo; (ii) igualmente es necesario que la afectación sea grave, esto es que el daño o menoscabo
material o moral sea de gran intensidad; (iii) se requiere que la vulneración sea enfrentada de
manera urgente, es decir, que la actividad judicial debe desplegarse con rapidez para conjurar la
vulneración.
Por último, es necesario que la acción de tutela sea impostergable, y en el caso de que se demore
el reconocimiento de la protección, se corra el riesgo de que ésta sea ineficaz por inoportuna. Por
lo tanto, el perjuicio irremediable debe ser considerado como un “grave e inminente detrimento de
un derecho fundamental, que deba ser contrarrestado con medidas urgentes, de aplicación
inmediata e impostergables”
En síntesis, la acción de tutela no fue instaurada para reemplazar otros medios idóneos de defensa
de los derechos fundamentales, ni para ser utilizada de forma alterna o paralela, sin embargo esta
se torna procedente en aquellos eventos en que resulte palmario que los mecanismos ordinarios no
son idóneos y/o eficaces para obtener la protección referida, o cuando se utiliza el mecanismo de
amparo con el fin de evitar un perjuicio irremediable.
En relación con la procedencia de la acción de tutela contra personas jurídicas de derecho privado,
el artículo 86 prevé que el mecanismo de amparo puede proteger derechos fundamentales ante
particulares. Precisa el último inciso de la norma constitucional: “La ley establecerá los casos en los
que la acción de tutela procede contra particulares encargados de la prestación de un servicio
público o cuya conducta afecte grave y directamente el interés colectivo, o respecto de quienes el
solicitante se halle en estado de subordinación o indefensión.”
Del mismo modo, el artículo 42 del Decreto 2591 de 1991 establece las hipótesis en que un
ciudadano puede presentar una acción de tutela contra un particular. Puntualmente, el numeral
cuarto señala que el amparo constitucional es procedente cuando quien lo incoa se encuentra en
una relación de subordinación o indefensión en relación con la persona de derecho privada
accionada.
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La relación de indefensión es una situación de hecho en que una persona no cuenta con
mecanismos de defensa contra un particular, es decir, “cuando la persona afectada en sus
derechos por la acción u omisión del particular, se encuentra inerme o desamparada, sin medios
físicos o jurídicos de defensa, o cuenta con medios y elementos insuficientes para resistir o repeler
la vulneración o amenaza de su derecho fundamental.
Por otra parte, la relación de subordinación se caracteriza por la dependencia jurídica entre dos
personas, y que tiene como origen la obligatoriedad en el cumplimiento de un deber legal.
Ejemplos de esta relación son: la situación que se presenta entre los trabajadores frente a sus
empleadores, o con los estudiantes respecto de los profesores o ante los directivos del
establecimiento al que pertenecen.
La Corte ha señalado que a pesar de que existan mecanismos judiciales para proteger los derechos
que el accionante considere vulnerados, la acción de tutela será procedente de forma excepcional
y extraordinaria para garantizar los derechos de personas en situación de debilidad manifiesta o
que gocen del derecho a la estabilidad laboral reforzada. Conforme se indicó en la Sentencia T-
594 de 2015.
Así mismo, el artículo 47 constitucional, dispone que el Estado adoptará políticas de previsión,
rehabilitación e integración social de todas las personas con discapacidades físicas, sensoriales y
psíquicas. Estas personas recibirán la atención especializada que requieran para vivir en
condiciones de vida digna. De igual forma, el artículo 54 Superior, le impone el deber a los
empleadores y al Estado de garantizarles a las personas con discapacidad el derecho a trabajar en
condiciones que se ajusten a sus condiciones de salud.
En concordancia con la anterior, el legislador a través del artículo 26 de la Ley 361 de 1997, “Por la
cual se establecen mecanismos de integración social de las personas con limitación y se dictan
otras disposiciones”, dispuso que:
“En ningún caso la limitación de una persona, podrá ser motivo para obstaculizar una
vinculación laboral, a menos que dicha limitación sea claramente demostrada como
incompatible e insuperable en el cargo que se va a desempeñar. Así mismo, ninguna persona
limitada podrá ser despedida o su contrato terminado por razón de su limitación, salvo que
medie autorización de la oficina de Trabajo.
De esa manera se creó una protección especial para las personas que por cuestiones de salud se
ven incapacitadas para cumplir con su trabajo en las condiciones que podrían hacerlo de no
padecer los quebrantos a su integridad. Con ello se garantiza la protección de actos
discriminatorios en su contra.
La Corte Constitucional, mediante Sentencia C-531 de 2000, declaró la exequibilidad del Artículo 26
de la Ley 361 de 1997 bajo el entendido que, en virtud de los principios de respeto a la dignidad
humana, solidaridad e igualdad, así como de especial protección constitucional en favor de
personas con habilidades diversas, carece de todo efecto jurídico el despido o la terminación del
contrato de una persona en razón a su discapacidad, sin que exista autorización previa de la
oficina del trabajo que constate la configuración de la existencia de una justa causa para el
despido o terminación del respectivo contrato.
En efecto, la Corte Constitucional ha entendido que esa protección especial debe ser considerada
como una estabilidad laboral reforzada que conlleva a la reubicación del trabajador afectado en
una posición laboral en la que puede potencializar su capacidad productiva, sin que su enfermedad
o discapacidad sirvan de obstáculo para realizarse profesionalmente. Con ello se logra balancear
los intereses del empleador al maximizar la productividad de sus empleados, mientras que el
trabajador logra conservar su trabajo, garantizándole su vida en condiciones dignas y su mínimo
vital.
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Así lo sostuvo la Sala Octava de Revisión de Tutelas, cuando en la Sentencia T-394 de 2014 precisó
que las consecuencias de despedir a una persona en situación de discapacidad y sin autorización
del Ministerio del Trabajo son:
Cuando un trabajador sufra de una afectación grave a su salud y por causa de ello se encuentre en
una situación de debilidad manifiesta, no podrá ser despedido ni su contrato terminado hasta que
no se constituya una justa causa, mientras persistan las condiciones que originaron la relación
laboral y mientras que no se solicite la autorización de la autoridad laboral competente.
Este procedimiento se fundamenta en la aplicación de los principios del Estado Social de Derecho,
la igualdad material y la solidaridad social, presupuestos supralegales que establecen la obligación
constitucional de adoptar medidas en favor de grupos vulnerables y personas en condición de
debilidad manifiesta por parte del Estado.
La Corte Constitucional ha fijado las reglas jurisprudenciales aplicables a los casos en que se
discute la estabilidad laboral reforzada de personas discapacitadas, bajo tratamiento médico, o en
situación de debilidad manifiesta y fueron compendiadas en la sentencia T-899 de 2014. En la
mencionada providencia se indicó que:
“una persona en situación de debilidad manifiesta por deterioro en su estado de salud, será
titular del derecho a la estabilidad laboral reforzada cuando:
(iv) El despido se haya hecho sin la autorización previa del inspector de trabajo.”
suficiente para darlo por terminado cuando el empleado se encuentra en estado de debilidad
manifiesta.
Sentencia C-251 de 1997 (M.P. Alejandro Martínez Caballero). En esta ocasión la Corte sostuvo: “El
Estado tiene frente a los particulares no sólo deberes de abstención sino que debe igualmente realizar
prestaciones positivas, sobre todo en materia social, a fin de asegurar las condiciones materiales
mínimas, sin las cuales no es posible vivir una vida digna”. Sobre la dimensión positiva de los derechos
fundamentales consultar además la Sentencia T-595 de 2002 (M.P. Manuel José Cepeda Espinosa).
Sentencias T-680 de 2003 (M.P. Manuel José Cepeda Espinosa); T-259 de 2003 (M.P. Jaime Araujo
Rentería); T-850 de 2002 (M.P. Rodrigo Escobar Gil).
El mínimo vital es un derecho que ha servido como herramienta para que proceda la acción de tutela
en diferentes casos relacionados con el trabajador, que por alguna u otra razón se ve imposibilitado
para obtener los recursos mínimos necesarios para subsistir.
La corte constitucional ha definido el mínimo vital en los términos que se exponen a continuación.
El derecho fundamental al mínimo vital ha sido reconocido desde 1992 en forma extendida y reiterada
por la jurisprudencia constitucional de la Corte como un derecho que se deriva de los principios de
Estado Social de derecho, dignidad humana y solidaridad, en concordancia con los derechos
fundamentales a la vida, a la integridad personal y a la igualdad en la modalidad de decisiones de
protección especial a personas en situación de necesidad manifiesta, dado el carácter de derechos
directa e inmediatamente aplicables de los citados derechos.
El objeto del derecho fundamental al mínimo vital abarca todas las medidas positivas o negativas
constitucionalmente ordenadas con el fin de evitar que la persona se vea reducida en su valor
intrínseco como ser humano debido a que no cuenta con las condiciones materiales que le permitan
llevar una existencia digna. Este derecho fundamental busca garantizar que la persona, centro del
ordenamiento jurídico, no se convierta en instrumento de otros fines, objetivos, propósitos, bienes o
intereses, por importantes o valiosos que ellos sean. Tal derecho protege a la persona, en
consecuencia, contra toda forma de degradación que comprometa no sólo su subsistencia física sino
por sobre todo su valor intrínseco.
Es por ello que la jurisprudencia bajo el derecho fundamental al mínimo vital ha ordenado al Estado,
entre otras, reconocer prestaciones positivas a favor de personas inimputables, detenidas, indigentes,
enfermos no cubiertos por el sistema de salud, mujeres embarazadas.
Pero los jueces de tutela también han reprochado las acciones u omisiones, con fundamento en el
derecho fundamental al mínimo vital, bien sea de particulares que presten algún servicio público
como los servicios de salud y educación, o de particulares que atentan contra la subsistencia digna de
una persona, con el fin de asegurar el mencionado derecho, como ha sucedido en materia del no pago
prolongado de salarios o pensiones por empresarios particulares.], y ocasionalmente los particulares,
cuando se reúnen las condiciones de urgencia, están obligados a suministrar a la persona que se
encuentra en una situación en la cual ella misma no se puede desempeñar autónomamente y que
compromete las condiciones materiales de su existencia, las prestaciones necesarias e indispensables
para sobrevivir dignamente y evitar su degradación o aniquilamiento como ser humano. Por su parte,
respecto de la dimensión negativa, el derecho fundamental al mínimo vital se constituye en un límite
o cota inferior que no puede ser traspasado por el Estado, en materia de disposición de los recursos
materiales que la persona necesita para llevar una existencia digna.
El anterior sustento jurídico se basa en las diferentes sentencias de la Corte Suprema de Justicia y de
la Corte Constitucional, tomadas de internet.
PRETENSIONES.
“en condiciones dignas y justas (C.P. Art. 25); a la “Integración Social”, al mínimo vital, entendido
como la posibilidad efectiva de satisfacer necesidades humanas básicas, como la alimentación, el
vestido, el aseo, la vivienda, la educación y la salud, (C.P. art. 1, 53, 93 y 94); el derecho de “obrar
conforme al “principio de la Solidaridad Social” (C.P. art. 1, 48 y 95) que me han sido vulnerados en
las circunstancias de tiempo modo y lugar como se exponen en el conocimiento de los hechos.
SEGUNDO. - Ordenar al Colegio CAS Colombo American School SAS, en aplicación del Principio de
“PROTECCIÓN LABORAL REFORZADA”, se ordene mi reintegro al cargo que desempeñaba al
momento de producirse el despido o a otro de igual o superior jerarquía, sin solución de
continuidad, junto con el pago de los salarios, prestaciones sociales y aportes de Seguridad Social
Integral, beneficios extralegales, desde la fecha de mi despido, hasta la fecha en que se haga
efectivo mi reintegro.
TERCERO.- Que se ordene al Colegio CAS Colombo American School SAS, el pago a mi favor de la
suma de 180 días de salario, por haberme retirado de mi cargo, sin previa autorización del
Ministerio de Trabajo, en cumplimiento de lo normado en el artículo 26 de la Ley 361 de 1997
PRUEBAS.
Solicito Señor Juez, se decreten, practiquen y tengan como pruebas las siguientes:
Documentales:
1.- Dos (2) Certificaciones Laborales referenciadas como: RH.063-2015 y R.H.048-2018, avaladas
por la coordinadora de Recursos Humanos Sra. Diana Patricia Humanez M. (2 folios) (corroboran el
hecho N° 1. sobre la fecha de iniciación y el contrato laboral).
4.- Documentales que acreditan la enfermedad del carcinoma de tiroides (ecografías, imágenes
diagnósticas, historia clínica, biopsias, resultados de laboratorio (21 folios).
6.- Documentales que acreditan la Hipertensión Arterial – Historias clínicas de la Fundación Clínica
Shaio ( 9 folios), y Control de tensión arterial de Octubre y Noviembre de 2019 efectuados por la
enfermería del Colegio aquí tutelado (2 folios).
8.- Documentales que acreditan Túnel del Carpo – Unidad médica Cecimin – Resultados de
laboratorio de electrofisiología (3 folios).
9.- Certificado Médico Nº 2550164 expedido en fecha siete (07) de enero de 2020 por la EPS
SANITAS, donde se certifica el padecimiento de mis enfermedades. (1 folio) (corrobora los hechos
relativos a las enfermedades y constitutivos del N° 7 y N° 12.
Testimoniales:
Si lo considera pertinente el Señor Juez, favor citar a las personas que relaciono a continuación
con el fin de que declaren sobre los hechos que les conste respecto de la presente Tutela:
NOTIFICACIONES
Los Testigos:
Oscar Correa Moreno identificado con c.c. 79.062.524 de La Mesa (Cund). Dirección: Calle 147 N°
93-09 Apto. 307. Cel: 315 405 9343. Bogotá
Erika Patricia Soto Ángulo. c.c. 52.203.587 de Bogotá. Dirección: Calle 145 N° 128 A 40 Casa 141.
Cel. 316 617 64 31.
cmelo@cas.edu.co ;
dhumanez@cas.edu.co
Conmutador: 668 50 77
e-mail: lufealfonso@gmail.com
Respetuosamente,